EL ÚLTIMO TEMPLARIO
La historia de los templarios a lo largo de su existencia, se ha ido fraguando y fortificando gracias a la fuerza de las diferentes bulas papales que les fueron concedidas en función de sus hazañas y compromisos. Ya papas como Alejandro III, Lucio III y Urbano III, concedieron facultad a la milicia del Templo, para construir y edificar iglesias en los lugares que conquistasen del poder de los moros, menos en aquellos donde hubiere Sede Episcopal; las cuales iglesias dispuso: que no estuviesen sujetas a ningún otro prelado, sino al Sumo Pontífice.
El 20 de enero del año 1221, el pontífice , desde el emplazamiento de Letrán en Roma, promulgó un privilegio y dispensa dirigida a arzobispos, obispos, abades, priores, deanes, arcedianos y demás prelados eclesiásticos, donde se les ordenaba, en favor de los templarios, que no procediesen en
