Armas estadounidenses están avivando una epidemia de homicidios en México
FILO DE CABALLOS, México — El sol aún no había salido cuando
decenas de hombres armados irrumpieron en la ciudad de Ocotito en el sur de
México y comenzaron a disparar.
Salvador Alanís Trujillo trató de defenderse, pero su
escopeta no era rival para sus rifles de asalto. Así que él y su familia
huyeron.
Este escarpado tramo del estado de Guerrero siempre ha sido
un poco anárquico, albergando a ladrones de ganado y a bandidos de carreteras.
Pero cuando los pistoleros se apoderaron de Ocotito en 2013, la región estaba
invadida por docenas de grupos criminales que luchaban por el territorio.
Hubo otra diferencia clave: los delincuentes ahora cargaban
AR-15, AK-47 y otras armas de guerra.
México se enfrenta a una mortal carrera armamentista.
Comenzó como parte de un conflicto creciente entre los
principales grupos criminales, y se aceleró en 2006 después de que los
militares de México empezaron a combatir a los cárteles.
Hoy, millones de armas están en manos privadas, en violación
directa de las estrictas leyes de armas de México.
Algunas de esas armas de fuego pertenecieron al ejército o
la policía y fueron vendidas al bajo mundo. Pero la gran mayoría fueron
contrabandeadas desde el mercado de armas más grande del mundo: Estados Unidos.
La acumulación de armas ha ayudado a impulsar niveles récord
de violencia. El año pasado, México vio
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