LA DIVISIÓN ENTRE BOEING Y EMBRAER
La medida fue dura, el escenario es pésimo, la pelea judicial que se avecina tendrá un resultado incierto, pero lo principal se mantiene intacto. A pesar de la atmosfera enrarecida, el mundo va a volver a volar, Embraer precisará articularse nuevamente y Boeing tendrá la difícil tarea de superar la mayor crisis de su historia. El fin de la asociación estratégica entre ambas, desecha antes de comenzar, ocurre como consecuencia de la paralización de las compañías por causa de la pandemia del nuevo coronavirus. A pesar del fuerte impacto, el episodio no coloca a la empresa brasileña necesariamente en una situación insostenible, ni ameniza el enorme desequilibrio financiero que aflige al conglomerado norteamericano.
El mundo corporativo actúa fundamentándose en escenarios y balances. Los negocios que involucran industrias estratégicas, y movilizan cifras de miles de millones e intereses nacionales, las decisiones tienden a ser pragmáticas. Fue lo que sucedió el 25 de abril último, cuando Boeing anunció que desistía de la con Embraer. El cierre de la asociación todavía dependía de algunos pareceres jurídicos sobre aspectos antitrust, pero todo parecía ir bien. Boeing había concordado en comprar 80% de la división de aeronaves comerciales, cuyas líneas E-Jet y E-Jet E2 son las más competitivas del segmento. Sería
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