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Chocolate para el corazon de mama: Historias de inspiracion que celebran el espiritu de la maternidad
Chocolate para el corazon de mama: Historias de inspiracion que celebran el espiritu de la maternidad
Chocolate para el corazon de mama: Historias de inspiracion que celebran el espiritu de la maternidad
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Chocolate para el corazon de mama: Historias de inspiracion que celebran el espiritu de la maternidad

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About this ebook

¡A las mamás también les gusta el chocolate!

Las madres hacen de todo -- enseÑan, escuchan, guÍan y protegen. Nos dan refugio durante las inesperadas tormentas de la vida, nos sustentan y cuidan para encami-narnos hacia nuestra vida adulta y conocen el momento preciso para hacernos abandonar el nido. Ahora, la creadora de la exitosa serie Chocolate ofrece para el deleite de toda mujer -- madre, hija, hermana o mejor amiga -- una espléndida y emotiva celebración de la maternidad. He aquÍ más historias de la vida real que capturan la esencia de lo que significa ser mujer y que honran la inolvidable experiencia de la maternidad, desde lo conmovedor y lo divertido hasta lo agridulce: una madre que envÍa a su hijo a la escuela y lo ve alejarse por el corredor hacia su aula; una madre que sabe exactamente qué decir o no decir y el momento para cada cosa; una mamá suplente que pasa por "la de verdad" con enorme éxito; una madre cuya intuición nunca falla. Seguramente te reconocerás a ti misma o reconocerás a tu propia madre en las páginas de Chocolate para el corazón de mamá.
LanguageEnglish
PublisherTouchstone
Release dateMay 11, 2010
ISBN9781439145173
Chocolate para el corazon de mama: Historias de inspiracion que celebran el espiritu de la maternidad
Author

Kay Allenbaugh

Kay Allenbaugh, creator of the Chocolate series, is a writer and speaker who is known as "The Caretaker of Stories for Women of the World." She lives in Lake Oswego, Oregon. Contributors to the Chocolate series include bestselling authors, motivational speakers, newspaper columnists, radio hosts, spiritual leaders, psychotherapists, businesswomen, and teenagers from all over the world.

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    que me gustaria aprender de la vida

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Chocolate para el corazon de mama - Kay Allenbaugh

Chocolate para el corazón de mamá

Historias de inspiración que celebran el espíritu de la maternidad

Kay Allenbaugh

SIMON & SCHUSTER Rockefeller Center 1230 Avenue of the Americas New York, NY 10020

Atheneum Books for Young Readers

An imprint of Simon & Schuster Children’s Publishing Division

1230 Avenue of the Americas, New York, New York 10020

www.SimonandSchuster.com

This book is a work of fiction. Any references to historical events, real people, or real locales are used fictitiously. Other names, characters, places, and incidents are products of the author’s imagination, and any resemblance to actual events or locales or persons, living or dead, is entirely coincidental.

SIMON & SCHUSTER

LIBROS EN ESPAÑOL

Rockefeller Center

1230 Avenue of the Americas

New York, NY 10020

Copyright © 1999 by Kay Allenbaugh

Copyright de la traducción al Español © 2003 por Editorial Diana

Todos los derechos están reservados, incluyendo el derecho de reproducción en todo o en parte en cualquier forma.

Simon & Schuster Libros en Español y su colofón son marcas registradas de Simon & Schuster, Inc.

Para la información con respecto a descuentos para la compra en grandes contidades, por favor ponerse en contacto con Simon & Schuster Special Sales al 1-800-456-6798 ó business@simonandschuster.com

Producido por K&N Bookworks Inc.

Hecho en los Estados Unidos de América

10 9 8 7 6 5 4 3 2 1

Datos de catalogación de la Biblioteca del Congreso: puede solicitarse información.

ISBN 0-7432-3548-7

ISBN-13: 978-0-7432-3548-8

eISBN-13: 978-1-4391-4517-3

Con profundo agradecimiento para nuestra creciente familia, dedico este libro a la generosidad incondicional de David, a la manera de ser sabia y juguetona de Rick, a la esencia bondadosa y considerada de Peter, al espíritu aventurero de Tim, a los magníficos cuidados de Jenn, a la luz radiante de Stephanie, a la adorable inocencia de Amy. Los quiero a todos.

CONTENIDO

Introducción

I Galletas con leche

Una perspectiva diferente Linda Nash

El extraño conejo de Mongolia Maureen Nunn

Mis aventuras como abuela Rev. Mary Omwake

Aromas familiares Debb Janes

Un largo camino a casa Joan Roelke

El bebé Mark Judith McClure

Una cosecha abundante Patricia Kulzer

Thelma salva a Louise Joanne McCall

II Mamá sabe más

Los vínculos que unen Kay Allenbaugh

El designio de Sam Linda Ray

Pequeña amada Joyce M. Saltman

Lucy, Ethel y yo Debra Ayers Brown

Los yo soy Joy Boyd

La sabiduría del tapete Candis Fancher

Adiós, Eddie Marlene R. Jannusch

Abandonar el nido, una perspectiva materna Carole Bellacera

III La frontera intuitiva

La intuición de una madre Anne Spollen

Letras de azul pálido Michele Wallace-Campanelli

La adivina Toni Wood

Cuentos de la lámpara roja Jacquelyn B. Fletcher

Ella es tal como tú Donna Hartley

Oficina de objetos extraviados Tannis Benedict

Otra oportunidad Tag Goulet

Conexiones familiares Mary LoVerde

IV Enviados del cielo

La voz de Dios Renie Szilak Burghardt

Gracias, Joe Lynne Layton Zielinski

Doblemente bendecidas Sarah Newby

El poder de la oración Martha E. Nicholson

¿Tocaste tú, querido? Maggi Boomer

El ángel de Ryan Catherine Lanigan

V Entre mujeres

Cuando menos es mucho más Karin Esterhammer

La reunión Mary Sass

Aquel momento Kodak Lillian Quaschnick

Segunda oportunidad Karen Howells

De pesca con el abuelito Linda G. Engel

Piernas rasuradas Marnette K. Graff

Directo a la cima Marguerite Murer

Maggie Patricia Wilson

VI La huella de una madre

Dos cangrejos Burky Achilles

De regreso a casa Terry Cohen

El legado de Timothy Kathy Adatte Ott

No me importa esperar Susie Troccolo

Homenaje a mamá Carolyn Masters

En el asiento del conductor Peggy Kline

Un final y un principio Lynne Swartzlander

VII Humor de familia

Se les acabó el juego Lola D. Gillebaard

Houston, ¡tenemos un problema! O. C. O’Connell

Palabras necias Jennifer Brown Banks

Polvo al polvo Lillian Quaschnick

Ayuda y especias, a tu hermana la aprecias Debbie Petricek

¿Más historias de chocolate?

Colaboradoras

Reconocimientos

Introducción

Los inspiradores relatos que estás por leer se refieren a la maternidad. Los disfrutarás si eres mamá o si tan sólo necesitas un poco de calor maternal.

Las mamás tienen uno de los más simples pero más pesados requisitos laborales: hacer todo, ¡y un poco más! Somos maestras, amigas, choferes, cocineras, enfermeras, directoras de escena, consejeras vocacionales y sobre todo, un refugio seguro. Es necesario que sepamos cuándo estar y cuándo hacernos a un lado. Debemos cobijar, guiar y proteger y en el momento justo, empujar a nuestro precioso retoño del nido. ¡La maternidad es un trabajo con más variedad que la caja de chocolates más grande que puedas imaginar! Por eso, todos los relatos de Chocolate para el corazón de mamá fueron elegidos pensando en la enorme diversidad de las mujeres.

Por supuesto, no tienes que ser mamá o sentir la necesidad del calor maternal para entender la naturaleza compleja del instinto maternal: las mujeres que tienen una naturaleza maternal siempre parecen ser en quienes otros confían, sea en casa o en la oficina, sea un niño que necesita cierto cuidado, un esposo, la mejor amiga e, incluso, ¡nuestras propias mamás! Y debido a que todas las mamás parecen exigirse tanto, algunas veces necesitan un poco de cuidado extra y mimos también. Por eso, el objetivo de las historias en este nuevo libro de «chocolate» es inspirar, fortalecer y deleitar tu corazón.

Chocolate para el corazón de mamá es una prolongación de mi viaje, luego de haber sido divinamente inspirada para escribir Chocolate para el alma de la mujer. Mi propia madre murió joven, a los cuarenta años, cuando yo tenía quince. La enorme pérdida que he sentido a través de los años es un constante recordatorio de lo insustituible que en verdad es una madre. Aunque extraño a mi mamá, sé que siempre ha estado conmigo en espíritu, protegiéndome a lo largo de mi camino por la vida. Perder a mamá también ha despertado en mí un increíble sentimiento de gratitud por todo el tiempo que se me ha concedido para gozar a mis hijos.

Con la clase de amor incondicional que sólo una madre puede ofrecer, y como recordatorio de la sabiduría materna, te ofrezco una variedad de deliciosos y verdaderos «relatos de chocolate». Así que sigue adelante, entrégate a estas golosinas del alma y escucha las palabras de esta mamá: ¡despertarán mas tu apetito!

UNA PERSPECTIVA DIFERENTE

Cuando mi hija Adrienne tenía doce años ingresó en un curso de fotografía. Cierto día, me informó que los fotógrafos profesionales utilizan película en bianco y negro. Estuve de acuerdo. Compramos la película y ella decidió tomar fotos del Arco de San Luis.

El día estaba nublado. Le recomendé esperar a que saliera el sol, pero ella pensaba que la luz era óptima para la fotografía que tenía en mente. Cuando llegamos al arco, Adrienne caminó hasta una de las enormes bases triangulares, arqueó todo su cuerpo hacia atrás, elevó los brazos y apuntóo la lente directamente hacia un lado.

Cariño, necesitas hacerte hacia atráas para captar el arco entero en la fotografía, le dije con mi voz más cariñosa y maternal. Cualquiera que haya visto una fografía del arco sabe a lo que me refiero. No tendrá sentido si no puedes ver el objeto en su totalidad, añnadi.

Me ignoró y caminó hacia la otra base, repitiendo su postura. Intentée indicarle nuevamente la mejor manera de tomar la foto. Quería que sacara una buena imagen, pero era evidente que no se dejaba impresionar por mi sabio consejo y por los años de experiencia que tenía tomando fotos en fiestas de cumpleaños, recitales de danza y vacaciones.

No, quiero hacerlo de esta manera, dijo.

Está bien, desperdiciaremos un poco de dinero por el rollo y el revelado, pero ella aprenderá su lección.

Resulta que fui yo la que aprendió la lección. Años despuées, Adrienne ganó una beca para el Instituto de Arte de San Francisco, trabajó como interna en el Centro Ansel Adams para Fotografía y presentó una exposición en el Museo de Arte Moderno. La gente compra sus fotografías porque ella tiene una visión única, una visión que la llevó a los doce años de edad a fotografiar el Arco desde un ángulo que yo consideré que sería un fracaso.

La forma en que mi hija concibió esa fotografía enseño a esta mamáa que la mayoría de las soluciones que necesitamos están justamente frente a nosotros, si estamos dispuestos a contemplar una oportunidad desde una perspectiva nueva y diferente.

Gracias a Dios, Adrienne no vio el arco a través de mi lente. Esa foto ha sido adquirida por coleccionistas y ahora se exhibe en varias galerías.

LINDA NASH

EL EXTRAÑO CONEJO DE MONGOLIA

Quizá la frecuencia con la que esto sucede hoy en día hubiera reducido el dolor; después de todo, a la desgracia le agrada la compañía. Sin embargo, escuchar que el empleo de mi esposo sería eliminado fue un golpe inolvidable.

John, mi esposo desde hacía una década, expresó su preocupación acerca de esta pesadilla. Me aseguró que haría todo lo posible por conseguir un empleo para seguir sosteniendo a nuestra familia. Con tres niños de menos de cinco años y otro por nacer en muy poco tiempo, habíamos desarrollado una total dependencia de su ingreso.

La vida continúa, dijo John, aparentemente más optimista que yo con respecto a la situación. Tenemos salud, y despuées de todo, sólo es un trabajo. Además, la compañía continuará pagándome durante tres meses. Con seguridad obtendré un nuevo trabajo para entonces. Relájate y no te preocupes.

Con su excelente currículo universitario y profesional, supuse que estaba en lo correcto. Había sido atleta olímpico y sabía cómo enfrentar los retos. Su padre murií cuando él era joven, así es que había asumido la responsabilidad de mantener a su madre, a su hermana y a su hermano. Mi esposo sabía como trabajar con entrega. Pero a medida que los meses pasaban y ninguna posibilidad laboral se materializaba para él, mi miedo crecía tanto como mi fe disminuía. ¿Qué pasaría si no pudiera encontrar trabajo? En otras circunstancias yo habría retornado a la docencia, pero nuestro cuarto hijo nacería en menos de tres meses.

Con poco dinero en nuestra cuenta de ahorros, un retraso de dos meses en el pago de la hipoteca y sin ninguna otra fuente de ingresos, empecé a gastar poco a poco el dinero previsto para cada día.

Después de un tiempo, nuestro presupuesto alimentario se volvió prácticamente inexistente. Un día, mientras hacía las compras en el supermercado con mis hijos, me fijé en un joven que empacaba fruta excesivamente madura y alimentos caducos en cajas de cartón. Vacilante, le pregunté sobre el destino de la comida.

La vendemos realmente barata, y lo que no se vende se tira, dijo. Les eché un ojo a las zanahorias, al apio y a los tomates viejos. Era comida que podiamos utilizar durante semanas. Me pregunté cuál era la fórmula adecuada para mendigar comida por los hijos de uno. ¡Tenemos un extraño conejo mongol!, me escuché decir bruscamente, mientras miraba a mis tres niños hambrientos. Me interesaría adquirir la comida para el conejo.

El joven contestó sin rodeos: Puesto que sólo es un conejo, no habrá cargo alguno. Ese día metió cinco cajas de vegetales en mi carro. Hablábamos mientras trabajaba. Yo le daba información sobre mi creciente familia y él sobre la suya. Su nombre era Jeff. Supe que provenía de una familia de cinco, en la que el presupuesto era limitado. Este trabajo lo ayudaba a pagar su educación universitaria.

Las semanas pasaron, y Jeff empezó a empacar las cajas con productos caducos o dañados (mantequilla de maní, sopa y queso) que todavía estaban en buenas condiciones, pero que serían desechados.

Seguramente un conejo exótico puede comer todos estos productos, dijo explicando el que los incluyera. A medida que las semanas se convirtieron en meses, descubrimos, ocultos bajo las verduras, detergente, leche, jugo, mantequilla… la lista es interminable. Jeff empezó a telefonearme cada vez que tenía una caja de comida de conejo. De vez en cuando traía las cajas a nuestra casa. Jamás preguntaba por el conejo, satisfecho en cambio con dejar el alimento y seguir su camino.

Cuando nuestra cuarta hija nació, mi júbilo estaba matizado por la preocupación con respecto a nuestro futuro financiero. Ay, Dios, por favor, rogué, prometiste que jamás nos enviarças una prueba superior a nuestras fuerzas. ¿Qué quieres que hagamos? ¡Ayúdanos!

Mi esposo entró en el cuarto del hospital y dijo: Tengo noticias buenas y tristes. La buena noticia es que esta mañana me ofrecieron un trabajo muy estimulante. Cerré los ojos y le di gracias a Dios por sus muchas bendiciones. La noticia triste, continuó, es que el extraño conejo mongol desapareció.

Jeff ya no trabajaba en el supermercado. Mientras mi atención se concentraba exclusivamente en el nacimiento de nuestra nueva bebé, él se había mudado, dijo el gerente, sin dejar una dirección.

Durante los siguientes diez años, cumplí mi silenciosa promesa de compensar la amabilidad de todos los que nos ayudaron a salir adelante en aquella época difícil. Pero mi agradecimiento estaba incompleto. Entonces, un

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