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A veces la lengua se vuelve loca. O al menos eso crea Derrida. Salvo que la locura de esa loca est desde siempre all, como un agente que actuar tarde o temprano en el momento menos pensado, y tambin y sobre todo, en todos los momentos. La regularidad de los versos, su recursividad regulada parece lo contrario de la locura, pero justamente, los esquemas de la razn esconden monstruos. Una vez interrogu a Nstor Perlongher acerca de un diferendo, una polmica intelectual de la que haba participado, y me respondi: No hagas caso. Es cosa de locas.