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El Periodismo Internacional en Brasíl en el Siglo XIX

AGUIAR, Pedro
periodista y alumno de Maestría en Comunicación y Cultura
asistente de cátedra de Periodismo Internacional
Escola de Comunicação, Universidade Federal do Rio de Janeiro (Escuela de
Comunicación, Universidad Federal de Río de Janeiro)
Río de Janeiro, Brasíl

CASTRO, Renata
periodista y alumna de postgrado en Gestión Estratégica de la Comunicación
Faculdades Integradas Helio Alonso (Facultades Integradas Helio Alonso)
Río de Janeiro, Brasíl

Resumen:
Este artículo pretende constituirse un guía preliminar para eventuales
investigaciones que tengan como tema la historia de la cobertura internacional
en Brasíl en el siglo XIX – con sus particularidades productivas, tecnológicas,
socioeconómicas, culturales y discursivas – y propone una división entre dos
grandes ciclos, desde el nacimiento de la prensa brasileña (1808) hacia la
llegada del telégrafo transatlántico (1874) y, desde ahí, hasta el inicio de la
radio en el país (1922). Además de ofrecer parámetros de análisis, indicar
fuentes primarias y secundarias, realizar un levantamiento bibliográfico
preliminar, traza un perfil de la evolución técnica y profesional del noticiero
internacional brasileño en su primer siglo.

Palabras-clave: Brasíl; historia del periodismo; periodismo internacional;


metodología de investigación

Abstract:
This paper intends to be a preliminary guide to eventual researches which may
have as subject the history of international news in Brazil in the 19th century –
with its particularities due to production, technological, socio-economic, cultural
and discourse conditions – and proposes a structure between two major cycles,
since the beginning of the Brazilian press (1808) to the installment of trans-
Atlantic telegraph (1874) and, thence, until the emergence of local radio (1922).
Besides offering analysys parameters, indicating primary and secondary
sources, and outlining a preliminary bibliographical survey, this paper draws an
outlook of the technical and professional evolution of international news in Brazil
in its first century.

Keywords: Brazil; history of journalism; international journalism; research

Así como en Venezuela, la prensa brasileña cumple 200 años de Historia


en 2008, en virtud del bicentenario de los dos primeros periódicos de Brasíl,
ambos fundados en 1808. Pero en un aspecto esa prensa ya no hace justicia a
sus orígenes: lo que tiene respecto a la dedicación cuantitativa y cualitativa al

1
resto del mundo en el espacio de noticiero. Tanto la Gazeta do Rio de Janeiro,
fundada para dar voz a la corte portuguesa recién-instalada en la sede de la
administración colonial1, como el Correio Braziliense, primer órgano de prensa
publicado por un brasileño y enteramente producido en el exterior,
prioritariamente se dedicaban a informaciones sobre sucesos pasados fuera de
Brasíl. Aquella, por ser en esencia el vehículo de expresión de una elite todavía
más preocupada con el curso de la guerra en Europa – cuyo desenlace
determinaría cuando (y si) podría regresar a Portugal. Este, por partir de los
acontecimientos europeos para señalar paradigmas de relaciones entre
Estado, sociedad e instituciones que se pudieran aplicar al proyecto nacional
de Brasíl. Por lo tanto, cualquiera que sea el órgano tomado como marco para
el nacimiento de la prensa brasileña, el hecho es que ella ha nacido en 1808
con los ojos volvidos hacia fuera.

1. “El periodismo nació internacional”


Tal constatación no hace de Brasíl una excepción, tampoco debería de
ser novedad. Por cierto, la tónica de la comparación entre soluciones políticas
europeas y norteamericanas con la realidad brasileña marcó profundamente la
cobertura internacional de la prensa ochocentista brasileña, caracterizada por
el enrolamiento en campañas. Así es que la Revolución de Julio de 1830 en
Francia será evocada en abril del siguiente año, en el movimiento que culmina
con la abdicación del emperador Pedro I; la “Primavera de los Pueblos” de
1848 repercute en la “Revolução Praieira” de Pernambuco, el mismo año; y la
derribada del Segundo Imperio francés y su subsiguiente Comuna de París son
inspiradores para los republicanos de la generación de 1870, particularmente
los radicales apodados de “jacobinos”.
Sin embargo, todavía es fuerte en el sentido común la creencia de que el
periodismo en el mundo tendría nacido volvido hacia la información local, y
solamente después expandido allá de las fronteras, a partir de recursos
tecnológicos derivados de la Revolución Industrial.
Casi no había noticiero internacional en los primeros periódicos
brasileños, en el principio del siglo XIX. Las noticias, cuando llegaban,
llegaban de navío, con muchas semanas de dilación, y las ‘nuestras’
elites, los únicos alfabetizados y politizados del país en esa época,
preferían subscribir a publicaciones extranjeras, principalmente
francesas.2

2
Esta concepción ubica los orígenes del noticiero sobre hechos extranjeros
en un estagio secundario del desarrollo de la prensa, como desdoblamiento del
proceso de industrialización capitalista. De acuerdo con esta visión, “el
periodismo internacional es un fenómeno de la actividad intelectual y económica
que data del segundo cuarto del siglo XIX”, porque su historia estaría “ligada al
desarrollo de la escritura, la imprenta, la industria editorial, las tecnologías de
comunicación y transporte” (Espinosa, 1998).
Los acontecimientos sobre el extranjero entraron a las páginas de los
diarios con dilación, porque no había formas de recopilación de
sucesos o porque el interés no trascendía fronteras. Así ha sido la
generalidad de la historia de la prensa en el mundo. El periodismo
nació como una actividad de comunicación local, con una vocación
comunitaria. La primera agencia de noticias internacionales se
organiza hasta el segundo cuarto del siglo XIX. Las noticias sobre el
extranjero ganan su espacio en la prensa diaria, casi un siglo después
de la Revolución industrial.3

Contrariando tal concepción, Natali (2004) afirma que el propio


periodismo “ha nacido internacional”, en la medida en que los primeros órganos
dichos periodísticos de la modernidad eran los newsletters, boletines noticiosos
mercantiles de la burguesía neerlandesa en comercio con otras naciones, en el
siglo XVII. Así, de las hojas noticiosas de distribución interna entre los grupos
mercantiles surgieron los primeros impresos con noticias para circulación
pública, con énfasis no en las informaciones locales, pero en los hechos
sucedidos en el extranjero.
Podríamos suponer que el periodismo hubiera surgido como actividad
que hiciera circular informaciones de interés local o paroquial, ya que el
campo de interés común de los mortales, en comunidades
compartimentadas, sufría los efectos de una precaria infraestructura de
comunicaciones. Pues supondríamos incorrectamente. El periodismo
nació, eso sí, bajo la forma de periodismo internacional, con el formato
de colecta y difusión de noticias producidas en tierras lejanas.4

Según el autor, la génesis de los primeros periódicos, creados en el


contexto de la ascensión de la burguesía en Europa en los siglos XVII y XVIII,
está ligada a la necesidad de obtener noticias sobre el extranjero, a fin de
gerenciar los negocios domésticos. El periodismo, afirma, nace con la newsletter
de circulación interna de la Casa Függer (del banquero alemán Jacob Függer,
1459-1525), con informaciones externas relevantes para orientar sus negocios.

3
Estas hojas noticiosas, producidas por una “red de agentes de la casa bancaria”
de Függer, informaban sobre “la cotación de determinadas mercancías en las
ferias” comerciales urbanas, bien como “conflictos regionales” y sus efectos
sobre “el riesgo de tráfego por las carreteras, las cotaciones de los peajes en las
aduanas feudales o el precio de las pólizas de seguro”. Según Natali, “allí estaba
de una forma inequívoca el embrión del periodismo económico y político, volvido
hacia asuntos internacionales” (2004; 21).
Así, prosigue el autor, de las newsletters surgieron las semillas de los
primeros impresos con noticias para circulación pública – lo que vendrían a ser
los periódicos pero, en esa época, eran conocidos por el nombre de “corantos”.
Cita, como pioneros, la newsletter de la Casa Függer, Nieuwe Tijudinger,
publicado por Abraham Verhoeven en Amberes a partir de 1605; el Courante
uyt Italien, Duytslandt, &c.5 de Ámsterdam en 1618, bien como tantos otros
rapidamente diseminados por Europa centro-occidental entre 1610 e 1645.
Paradojalmente, los neerlandeses que ocuparon extensas áreas del
nordeste brasileño en el siglo XVII no trajeron consigo ni tales órganos ni la
tecnología de impresión que ya dominaban. Werneck Sodré (1966; 19) señala
como la modernización mercantil neerlandesa en Pernambuco no se hizo sentir
en el campo de la prensa, aunque resalve “esfuerzos inútiles” del gobernador
Mauricio de Nassau en ese sentido. Atribuye esto a las condiciones de la
estructura económica y social de la colonia de exploración, que “no generaba
las exigencias necesarias a la instalación de la prensa” (idem; 20). Aliada a la
radical política portuguesa de prohibición de imprentas en la colonia, tal
ausencia ha dejado Brasíl en situación de contraste con otros dominios
europeos en las Américas, donde la prensa despuntaba en el paisaje del siglo
XVII para el XVIII (Publick Occurrences Both Forreign and Domestick6, en
Boston, 1690; The Pennsylvania Gazette, Filadelfia, 1723; Gaceta de
Guatemala, 1729; Las Primicias de la Cultura de Quito, 1729; Gaceta de Lima,
1743).
La explicación para la discrepancia en este punto entre las colonias de
Portugal y España (igualmente partícipes de la colonización de exploración,
típica del absolutismo católico ibérico) es dada por el autor en la diferencia
entre las culturas nativas encontradas por cada potencia en su área de
dominación. Las civilizaciones precolombinas complejas con que los españoles

4
se enfrentaron – con organización estatal, vida urbana, ricas culturas
mitológicas y lingüísticas, aunque ágrafas – no tenían equivalente en la franja
tomada por los portugueses, con pueblos que vivían de caza y colecta. Así, la
conquista española sobre incas y aztecas por el control de la exploración de
metales preciosos se ha dado no solo por medio de las armas, pero incluyó un
fuerte esfuerzo de dominación cultural y consolidación de hegemonía, que se
dio por la introducción precoz de la universidad y de la prensa. Por eso, en el
período colonial llegaban a Brasíl tanto noticias de Hispanoamérica, allá de
“correos de Europa, gacetas inglesas y otros papeles de esta naturaleza”, que
corrían “sin prohibición y son remetidos de esa Corte y diferentes personas”, de
tal forma que, cuando finalmente se ha tomado la iniciativa de crear una prensa
endógena, en 1808, ya era hábito de la elite brasileña leer periódicos extranjero
en busca de sucesos del mundo lejano (Werneck Sodré, 1966: 16).
Por lo tanto, sería un equívoco creer que el Periodismo Internacional
tendría nacido apenas en el siglo XIX, cuando “en Londres los periódicos
impresos ampliaban su área geográfica de interés y de cobertura en razón de
la expansión del imperio colonial británico” y, en los EEUU, el noticiero
internacional tomaba cuerpo porque “inmigrantes enriquecidos tenían una
visión más metropolitana del mundo y creaban una demanda específica por
informaciones, sobretodo las que tenían origen en Europa” (Natali, 2004; 19).
El periodismo impreso – y el periodismo internacional, que en las
primicias del periodismo era el único tipo de periodismo conocido – no
ha nacido con el capitalismo. El mercantilismo ya lo necesitaba y por
eso lo creó. Se pasó, en la época mercantil, el rápido florecimiento de
esas hojas de noticias impresas que eran vendidas a quienes las
quisieran comprar y no más circulaban dentro de un mismo
conglomerado comercial y financiero (...).7

A pesar de toda relevancia de esta especialización en los orígenes y en


la actualidad de nuestra prensa, es hecho público y notorio que la bibliografia
disponible sobre Periodismo Internacional producido en Brasíl es escasa.
Cuando uno excluye los relatos testimoniales, las recopilaciones de crónicas y
los libros-reportaje de ex-corresponsales y enviados especiales, restan pocos
títulos de foco específico en la área y del modo brasileño de se cubrir el
exterior. Los libros catalogados como “periodismo internacional” son, en amplia
mayoría, análises sobre los medios en otros países o traducciones de literatura
especializada extranjera que aborda la realidad de los profesionales de la

5
sección Inter (como es conocida en la jerga periodística brasileña), sean
redactores, editores, o corresponsales en el exterior – una realidad que, casi
siempre, es muy diferente de las condiciones de trabajo en las salas de
redacción latinoamericanas.

2. Problemas y particularidades para la investigación


El campo de estudio del Periodismo Internacional – no solo en el mundo
genericamente, pero sobretodo en Brasíl – presenta determinadas
particularidades y ciertos problemas intrínsecos que imprimen al eventual
investigador una metodología heterodoja. El más visible de estos,
externamente, es la distancia física en relación al objeto de la noticia. El
redactor depende de mediaciones tecnológicas para tener aceso a las
informaciones o a las fuentes primarias, e incluso el corresponsal que haga
contacto directo con las fuentes in loco tendrá que transmitir su reportaje hasta
la sala de redacción por algún aparato – desde el teletipo, en el inicio del siglo
XX, hasta el actual e-mail. Esta condicionante técnica (inexistente, por ejemplo,
en la cobertura local) imprime marcas sobre el texto, tanto formales-sintáticas
como discursivas, pues,
al trabajar con ‘investigación a distancia’, el Periodismo Internacional
presenta una tendencia ‘natural’ a premediatizar el trabajo periodístico
(a través de investigación por otros medios), realizando una
permanente polifonía y reproduciendo discursos sobre discursos
ajenos. En este proceso, corre permanente riesgo de negligenciar
contextos, desplazar declaraciones y perenizar visiones
preconcebidas.8

También se debe resaltar la característica intrínseca de la Inter de


describir la alteridad, lo diferente, lo extranjero, y cuán distanciado está el
objeto de la noticia internacional, muchas veces, para un público en gran
escala iletrado y sin aceso a cargas culturales e informativas que
contextualicen los hechos – algo que la prensa debe, pero ni siempre puede,
suprir. Es una área en que la construcción de la noticia recurrentemente es
dependiente de material suministrado por agentes externos al periódico, casi
siempre extranjeros – agencias de prensa, diarios y TVs europeos y
norteamericanos – que no tienen preocupación alguna en suplementar el texto,
contextualizando la información para el público tercermundista, o en crear

6
comparaciones con nuestra realidad. Cabe este trabajo a los redactores y
editores.
En las salas de redacción de Brasíl, la Internacional ha sido una sección
de constitución tardía: solamente a partir del final de los años 1950, con la
modernización de las técnicas y de los procesos periodísticos, es que se
destacan equipos especializados en esta cobertura (aunque el noticiero exterior
estuviera presente desde el principio).
Otro aspecto es la localización de la producción del noticiero internacional,
también determinada por factores económicos de los medios. Aunque también lo
haya en otras especializaciones, la concentración en el eje Río-São Paulo (el
más populoso y desarrollado del país) es notablemente más intensa en la Inter,
una vez que diarios de pequeño y medio tamaño no tienen como sostener una
estructura de corresponsales expatriados y acaban por reproducir materiales de
agencias (nacionales y transnacionales) y de otros diarios más grandes. Pocos
son los diarios del interior (o mismo de capitales) que mantienen secciones de
Internacional, en general sometendo sus noticias a la sección de Política o
General y dedicando a la Inter espacios “bajo demanda” para noticias
esporádicas y grandes eventos. Lo mismo vale para emisoras de TV y radio. En
internet, el cuadro podría ser distinto, ya que el aceso sería virtualmente el
mismo de los grandes diarios online, pero la mayoría de los portales en centros
urbanos menores en Brasíl es extremamente concentrada en informaciones
locales, cultura y servicios. Esto hace con que un investigador en este tema sea
forzado a casi siempre limitar su universo a los medios de las metrópoles del
país, en particular de la llamada “grande mídia” (prensa corporativa), que tiene
poder económico para mantener corresponsales y subscribirse por servicios de
agencias y periódicos extranjeros.
Sin embargo, hubo y aún hay en Brasíl órganos rotulados como “medios
alternativos” y dedicados exclusivamente a la cobertura internacional. Ejemplo
pasado ha sido la revista Cadernos do Terceiro Mundo (Cuadernos del Tercer
Mundo), publicada de 1974 a 2005 y editada por Beatriz Bissio y Neiva Moreira,
mientras ejemplo presente es la agencia/portal Carta Maior, publicada desde 2001
en São Paulo y editada por Flavio de Aguíar y Marco Aurélio Weisheimer.
Por lo tanto, es fundamental mantener atención no apenas en el
contenido que tuvo espacio en las páginas de Internacional de los diarios,

7
revistas, telenoticieros, radionoticieros y portales, constituído por los sucesos
que pasaron la criba del gatekeeping de los medios corporativos, pero también
en los que tuvieron “paso cerrado” por ese filtro. En otras palabras, es
importante analisar tanto lo que ha sido publicado como lo que se ha dejado de
fuera – lo que demanda un conocimiento concomitante de Historia mundial
específico de cada período, particularmente en los grandes espacios que
frecuentan el noticiero internacional brasileño, como Europa, Sudamérica y
Medio Oriente. Al final, como señala Natali,
ni todo que es noticia aparece en el noticiero internacional. El
noticiero no construye un retrato del mundo con determinado grado
de exactitud. Mucha cosa que será vista en futuro como de capital
importancia histórica es diariamente dejada de lado. Y, al mismo
tiempo, ciertos temas sin ninguna importancia histórica se acaban
tornando noticia porque interpelan la mitología de nuestro mundo
cotidiano.9

Aquí se interrumpe para un alerta fundamental: no se puede


menoscabar el papel que la censura estatal jugó en la prensa brasileña y sus
consecuencias en el noticiero internacional, no apenas por la agenda
prohibidas en la Inter, sino más por las prohibidas en otras secciones temáticas
y que tuvieron en aquella su válvula de escape. En distintas veces, las
limitaciones para noticiar asuntos domésticos han impulsionado la cobertura
internacional, en planos frecuentemente metafóricos o proyectivos de las
situaciones internas. Son indicativos de que el Periodismo Internacional
brasileño sirvió durante largo tiempo para contornar la censura o metaforizar
los problemas nacionales, tradición heredada desde las “Cartas Chilenas” de
Tomás Antonio Gonzaga10. De paso, trágica coincidencia histórica ha sido el
uso del mismo artificio en un conocido caso de la primera página sin titulares
en el Jornal do Brasil el 12/9/1973, que informaba el golpe militar de la víspera
en mismo Chile.
De hecho, la censura estuvo presente en el periodismo brasileño ya de
inicio, estimulando la cobertura internacional con el mismo movimiento en que
cerceaba la agenda del noticiero interno. Werneck Sodré (1966: 23) describe la
Gazeta de Rio de Janeiro como periódico “preocupado casi que tan solamente
con lo que se pasaba en Europa”, dando impresión – por silenciamiento del
discurso – de que la realidad local era próxima a la de un “paraíso terrestre”.

8
Hay un paralelo directo de esto con un célebre comentario hecho por el
general-presidente Emílio Garrastazú Medici (1969-1974) sobre los
telenoticieros nocturnos, publicado en el diario Folha de S.Paulo en 22 de
marzo de 1973:
Los noticieros que acompaño, regularmente, al fin de la noche, son
verdaderos tranquilizantes para mí. Veo tanta noticia desagradable
sobre Irlanda, Vietnam, los indios americanos y, en lo que respecta a
Brasíl, todo está en paz.11

La producción bibliográfica sobre el tema todavía es circunscripta a la


academia, con varios trabajos abordando la cobertura internacional de los
medios nacionales, pero pocos títulos lanzados editorialmente, mismo por los
editorales universitarios. Incluso entre autores de manuales consagrados de
periodismo y sus especializaciones – como los clásicos de Mário Erbolato,
Técnicas de Codificação em Jornalismo (Vozes, 1979) y Jornalismo
Especializado (Atlas, 1981) – ocurre una significativa exclusión del tema, hasta
en listados de las diversas secciones de un diario12.
La situación se refleja en los estudios de historia de prensa. Al contrário
de otros campos de especialización periodística, la cobertura internacional no
cuenta con ninguna obra que aborde su trayectoria, transformaciones y
especificidades históricas, aunque estea omnipresente en nuestros medios
desde su propia génesis. Más aún, pocas son las antologías de historia de la
prensa brasileña que dedican tramos específicos a las particularidades del
noticiero nacional sobre hechos en el exterior13. Hay, hasta hoy día, una única
obra dedicada exclusivamente al tema, aunque de forma sucinta – Jornalismo
Internacional, del periodista João Batista Natali (São Paulo: Contexto, 2004) –
que dedica un capítulo a la perspectiva histórica. No por casualidad, el propio
autor se queja de la aridez en el terreno de los estudios sobre la historia de la
cobertura internacional.
Todo eso hace parte de un período que aún hoy es objeto de un
inmenso vacío bibliográfico. No hay investigaciones que nos digan de
qué manera han sido noticiados por aquí sucesos europeos o
norteamericanos relevantes. (...) El noticiero internacional no es
objeto de estudios editados o disponibles en bases de datos de
monografías de maestría o teses de doctorado de las universidades
públicas que he consultado. Que se quede la sugerencia para quien
esté a procura de un tema para investigación académica. Lo que
tenemos son indicios, pescados casualmente en la bibliografía.14

9
Entre los trabajos tópicos, se pueden destacar A História dos
Correspondentes Brasileiros de Guerra e sua Relação com o Poder Estatal e
Militar, artículo de Adriana S. Kuhn presentado al tercer encuentro de la Rede
Alfredo de Carvalho de Historia de los Medios, en 2005; O Mundo por Aqui:
notas sobre jornalismo internacional no Brasil, artículo de Andréa C. S. Peres
con base en capítulo de la disertación de maestría en Antropología de la autora
(Unicamp-SP), que incluye una análisis histórico-crítica bajo la perspectiva de
la antropología; y la monografía de graduación Jornalismo Internacional: a
mudança na editoria Inter nos últimos 50 anos, de Renata Castro, presentada a
la Escuela de Comunicación de la Universidad de Río de Janeiro (UFRJ) en
2006, que reconstituye la trayectoria tecnológica de la área desde hace medio
siglo hasta los días de hoy.
En el caso de este presente estudio, centrado en el siglo XIX, el universo
de las fuentes primarias para reconstituciones históricas del Periodismo
Internacional en Brasíl es compuesto primordialmente de reproducciones de
páginas de diarios, donde – como ya visto – esta especialización empezó a
manifestarse antes de todas las demás. Para el caso de los impresos, se ha
tomado como referencia las colecciones microfilmadas en el acervo de la
Biblioteca Nacional, en Río de Janeiro, en los catálogos de periódicos y de obras
raras (que engloba el siglo XIX hasta cerca de 1870).

3. Propuesta de periodización
A fin de facilitar el trabajo de eventuales investigadores, es propuesta
aquí una división del primer siglo de la historia del Periodismo Internacional en
Brasíl en períodos, constituídos por dos grandes ciclos caracterizados por
determinados paradigmas que perduran hasta que sean quebrados. Aunque el
reparto temporal tienda a imponer el generalismo, los ciclos no son de forma
alguna homogéneos del inicio al fin, pero procesos contínuos de transformación
delimitados por momentos de rotura. La metodología de periodización se ha
hecho obedeciendo a criterios de análisis que llevan en consideración
primordialmente las transformaciones de la vida política nacional – ya que en
Brasíl los medios guardan relación intrínseca con el Estado desde sus orígenes
– pero también aspectos de la propia prensa, como los eventos en el exterior

10
que tengan recibido cobertura, la economía de las empresas de comunicación
y los paradigmas tecnológicos.
Un primer grande ciclo es el que empieza con el nacimiento de la propia
prensa brasileña, en 1808, y dura hasta mediados de la década de 1870,
cuando convergen factores tecnológicos y políticos: la instalación del cable
telegráfico entre Brasíl y Europa, el fin de la Guerra de la Triple Alianza (1865-
1870), de la Guerra Franco-Prusiana, y la génese del republicanismo.
En este período, el investigador deberá siempre atentar para la grande
diferencia temporal entre la fecha del hecho y la posibilidad de su publicación en
Brasíl: en 1808, este retraso llegaba la trés meses, y en mediados del siglo
oscilaba entre un més y un més y medio. Con el telégrafo, pasó a ser
despreciable. Núcleos regionales importantes en esta época son Recife, en el
nordeste brasileño, por la posición privilegiada como primer puerto en la ruta de
los navíos que llegaban de Europa, y el Río Grande del Sur como área de
frontera en una época en que las relaciones de Brasíl con sus vecinos en el
Cone Sur eran particularmente conturbadas. Son órganos de referencia en este
período el Jornal do Commercio de Río de Janeiro (desde 1827), el Diário do
Rio de Janeiro (1821-1876; aunque se dedicara poco a noticias políticas, fueran
nacionales o internacionales) y, por motivos ya explicitados, el Diario de
Pernambuco (desde 1825), el Diario de Porto Alegre (1827-1828) y los
numerosos periódicos de colonias de inmigrantes en el Río Grande del Sur.
El segundo grande ciclo comienza con la llegada del telégrafo
transatlántico, por cable submarino en 1874 (Ferreira, 1980: 5). Varios diarios,
principalmente en la Corte Imperial, pasaron a publicar el noticiero internacional
con prominencia: en la primera columna de la primera página, a la izquierda.
Era la íntegra traducida de los telegramas internacionales, insertada en el
principio porque, en esa época, la paginación era linearmente compuesta y los
telegramas eran el primer material a quedarse listo para el cierre (Aguiar, 2007:
21). Son órganos de referencia en este período los diarios Gazeta de Noticias
(1875-1942), O Paiz (1884-1934), O Estado de S.Paulo (desde 1875), y la
Gazeta da Tarde (1880-1901).

4. El noticiero internacional en Brasíl en el siglo XIX


Así como en el resto del mundo, el periodismo en Brasíl también ha

11
nacido internacional. Tanto el primer periódico creado en el que hoy es territorio
brasileño (Gazeta do Rio de Janeiro, fundado por la Imprensa Régia, o Prensa
Real, en Río de Janeiro bajo los órdenes del Conde de la Barca y del futuro
Conde de Linhares15) como el primer periódico privado fundado por un
brasileño (Correio Braziliense, publicado por Hipólito José da Costa en exilio en
Londres) traían el propósito de noticiar hechos del exterior —
fundamentalmente de Europa — y a estos conferían considerable prominencia.
La Gazeta do Rio de Janeiro ha sido un periódico bi-semanal, no oficial
pero oficioso, fundado para dar voz a la corte portuguesa recién-instalada en la
sede de la administración colonial con el Príncipe-Regente Don Juan (futuro
Juan VI de Portugal). Publicaba regularmente textos de los diarios europeos
(no solamente portugueses, pero principalmente ingleses) y otras noticias que
llegaban por carta, en los navíos que aportaban en Rio de Janeiro. Juarez
Bahia, en el volumen 1 de su Jornal: História e Técnica (1990: 13), describe
como ese periódico trajo, “en los primeros números, las noticias de la Gazeta
[de Lisboa] sobre la invasión y ocupación de Portugal y España por los ejércitos
de Napoleón, la resistencia de portugueses y españoles”, entre otros temas de
interés inmediato para la metrópole. El ton de las noticias, prosigue el autor,
“rivaliza en interés con las informaciones internacionales del Correio
Braziliense, unas y otras siempre con mucho atraso – cuatro, seis meses –
porque dependen del correo marítimo”16.
Para Nelson Werneck Sodré, en su História da Imprensa no Brasil (1966:
23), la Gazeta do Rio de Janeiro era de hecho ocupada “casi que tan
solamente con lo que se pasaba en Europa”. Un comerciante británico basado
en Brasíl en esa época, John Armitage, llegó a reducir el periódico juanino
como limitado la actualizar sus lectores con el “estado de salud de todos los
príncipes de Europa”. Esto, con todo, estaba lejos de ser diletantismo o lo que
hoy se conoce como columnismo social: bajo el absolutismo, en que los nobres
eran el propio Estado, la salud de los príncipes era inequivocamente un factor
político, y la muerte o insanidad de un u otro podría determinar el futuro de una
nación. Por lo tanto, la preocupación con el noticiero de los otros países era de
extrema importancia para estos lectores. Es necesario tener en cuenta,
además, que en aquél momento a Brasíl no se trataba como “país”, sino como
posesión ultramarina de la Corona portuguesa (a partir de 1815, territorio

12
integrante del Reino Unido de Portugal, Brasíl y Algarves), motivo por lo cual
los asuntos portugueses no son considerados “internacionales”, pero
domésticos, aunque geograficamente lejanos.
En cuanto al Correio Braziliense, este ha sido el primer órgano de
prensa publicado por un brasileño e enteramente producido en el exterior, y se
dedicaba prioritariamente a informaciones sobre sucesos pasados fora de
Brasíl. La publicación tenía periodicidad mensal y llegaba a Brasíl
contrabandeado, por ser oficialmente prohibido – aunque hoy se sepa que el
propio rey Juan VI era lector asiduo (Werneck Sodré, idem). También
reproducía, fundamentalmente, noticias y artículos de diarios holandeses,
alemanes e ingleses, incluso el oficial The London Gazette. Toda la producción,
redacción y edición se quedaba al encargo de Hipólito da Costa — apenas los
impresores gráficos eran ingleses, y debían de ser supervisados en la oficina a
la hora de componer los tipos, por no comprenderen portugués. El propio
periodista, en editorial de su primer número, justificaba la edición del periódico
en tierras extranjeras:
He resuelto lanzar esta publicación en la capital inglesa dada la difi-
cultad de publicar obras periódicas en Brasíl, ya por la censura previa,
ya por los peligros a que los redactores se exponerían hablando libre-
mente de las acciones de los hombres poderosos.17

En esa época, el sistema de comunicación transatlántica dependía de la


navegación a vela, que hacía el percurso de ida y vuelta de una noticia entre el
Brasíl y Inglaterra por mínimo en cinco meses. Esto hacía inútil la publicación
de noticias nacionales para un público que ya las conocía. Además de la
distancia, el proyecto editorial del Correio era menos ser un informativo
inmediatista, y mucho más una colección de hechos del “mundo civilizado”,
comentados y analisados, inserida dentro de una visión de construcción de
nación ideal, típica de la Ilustración. La publicación mensal recopilaba los
sucesos europeos con el fin de señalar modelos de relaciones entre Estado,
sociedad e instituciones que se pudieran ejecutar dentro de lo que se planeaba
crear como proyecto de Brasíl como Estado-nación – constitucionalismo,
parlamentarismo, liberalismo económico, entre otros. Según Werneck Sodré
(1966: 26-28), el Correio Braziliense miraba el Brasíl “mucho más según las
condiciones internacionales de que de las nacionales” y “reunía cuestiones que

13
afetaban a Inglaterra, Portugal y al Brasíl”. No parece exagerado afirmar que,
por cuenta de su trabajo de cubrir en Londres lo que juzgaba pertinente a la
información del público brasileño, Hipólito da Costa ha sido no apenas el primer
periodista y editor, pero antes el primer corresponsal de la prensa brasileña.
Otro pionero, el Diário do Rio de Janeiro (1º/6/1821-1878), primer
periódico diario de Brasíl, “se ocupaba casi tan solamente de las cuestiones
locales” (Werneck Sodré, 1966; 58-59). En verdad, se alejaba de cuestiones
políticas independientemente de la procedencia, tanto que solo informó sobre
la proclamación de la independencia el 24 de septiembre de 1822, pasadas
trés semanas del hecho. Mientras el Revérbero Constitucional Fluminense
(15/9/1821-8/10/1822) “publicaba extratos de los diarios de Lisboa, París y
Londres”, incluso el censurado Correio Braziliense (Werneck Sodré, 1966: 62),
el Auxiliador da Indústria Nacional traducía artículos de publicaciones
extranjeras (idem; 147), y así por delante. Ejemplos no faltarán de esta práctica
en órganos de los principios de la prensa brasileña, lo que ha marcado su
forma de cubrir el exterior como particularmente dependiente de fuentes
externas.
Es pertinente recordar que el nacimiento de la prensa brasileña
coincide18 con la abertura de los puertos de la colonia, o sea, de la
inauguración de las relaciones comerciales directas entre el Brasíl y el mundo
que rumpe el monopolio portugués de comercio. Como percibido por Natali
(2004, 22), la relación comercial demanda flujo informativo, como se pasa
hasta hoy día en la asimetría informacional global Norte-Sur.
Con la independencia, el periodismo desarrollado en Brasíl pasó a ser
formado basicamente por pasquines, una concentración de lo que hoy sería
llamado de prensa amarilla, basicamente con notas personales, cambio de
provocaciones y acusaciones entre las corrientes ideológicas que los
orientaban. El noticiero doméstico constituía la principal fuente de noticias: la
separación política de la Corona Portuguesa, las crises del Primer Reinado y
las nuevas relaciones diplomáticas y financieras del país.
Aunque haya nacido esencialmente europocéntrica, como verificado, la
prensa brasileña luego se vuelve para los problemas internos. Enseguida a la
independencia, la realidad de las páginas espeja una preocupación cada vez
más pequeña con sucesos externos, a la misma medida que el fin de la

14
censura (aún en el Primer Reinado) permite la formación de los diarios como
libelos. El periodismo de los pasquines, combativo, efémero y despudorado,
tenía como marca el enrolamiento en campañas, no la preocupación prioritária
con la información.
De acuerdo con Natali, dos razones explicarían la ausencia de un
periodismo internacional fortalecido en Brasíl del inicio del siglo XIX. Según el
periodista, problemas “técnicos” y de las propias elites contribuyeron para que
el noticiero exterior estuviera poco presente en nuestros diarios:
Las noticias llegaban por navío. Hasta poco después de 1850 no exis-
tia aún navegación a vapor. Las travesías del Atlántico eran demora-
das y de duración incerta. Las “atualidades” llegaban siempre con
algo en torno de seis semanas de dilación entre el momiento en que
ocurrian y el momiento en que saían impresas en Brasíl. Hay en se-
guida el hecho de que las oligarquías nacionales de la primera mitad
del siglo XIX eran bilíngües. Se hablaba también el francés y se subs-
cribían a publicaciones que llegaban de Francia. No sería, por eso,
exagerado suponer que un determinado ciudadano integrante de la
pequeña minoría alfabetizada y politizada, supiera del noticiero inter-
nacional bien más por medio de periódicos importados con los cuales
los pasquines no podrían hacer concurrencia.19

Debido a la dificultad en el recibimiento de noticias sobre


acontecimientos recientes, una práctica común de los primeros “periodistas”
brasileños era irse hacia los muelles y esperar que algún navío venido de
Europa atracara para “charlar” con tripulantes y pasajeros, o mismo para
adquirir maletines de mensajería con reportajes enviadas por agencias o
corresponsales de Lisboa, Londres y París. Según Nilson Lage, los contatos en
el exterior eran fundamentales para “llenar” los periódicos de la época:
Hasta la mitad del siglo XX, a los reporteros se los ponían en los
puertos, aeropuertos y estaciones ferroviarias para entrevistar a pasa-
jeros que venían de Europa, de Norteamérica, de países vecinos o,
hasta mismo, de otras regiones brasileñas.20

Werneck Sodré (1996: 16-17) también registra la busca por noticias


extranjeras (y “gacetas y correos”) aún antes, en la época de las inconfidencias
(1789 la 1798). Llama atención hoy, todavía, percibir cómo se comentaba en
las calles la marcha de la política europea. No es nada absurda la aserción de
que el lector brasileño (o sea, el ciudadano alfabetizado, a no confundirse con
el individuo mediano en la populación, mayoritariamente analfabeta y
esclavizada) de las primeras décadas del siglo XIX estuviera mucho más

15
informado acerca de los asuntos exteriores que su equivalente en cualquier
otro período histórico posterior – por simple inequación de proporciones entre
los contenidos Inter en las páginas de los diarios de entonces y los de los
actuales.
Un núcleo regional de mucha importancia en esta época era
Pernambuco, pues particularmente privilegiada era la posición de Recife como
primer puerto de parada en la ruta de los navíos que llegaban de Europa,
cuando las comunicaciones transatlánticas aún viajaban solamente por
navegación. Antes de la instalación del cable telegráfico submarino, esto faría
de la capital pernambucana un núcleo pionero de producción de Inter en
“primer mano”, como subraya Natali:
La Universidad Federal de Pernambuco publicó en 1966 un pequeño
folleto sobre la historia de la prensa local, escrita por Luiz Nascimento.
El autor se refiere sumariamente a un periódico llamado Gazeta Uni-
versal, que empezó a ser publicado en 1836. Y constata que él publica-
ba noticias del exterior, pero solo ‘cuando llegaban navíos’. Si los naví-
os no llegaran, no habería noticias. (...) En su Diario de Pernambuco -
História e jornal de 15 décadas (1975), Arnaldo Jambo relata que ha
sido por medio de noticia obtenida con el abordaje de un navío que aún
no había atracado al muelle de Recife que aquél diario publicó en su
primer número, en 1825, la información de que hubiera salido de los
puertos de Francia una escuadra de cincuenta buques de guerra con
destino a la Isla de Cuba.21

También se destaca el Río Grande del Sur como área de frontera en una
época en que las relaciones de Brasíl con sus vecinos en el Cone Sur eran
particularmente conturbadas, en las campañas contra Oribe, Rosas y las
tensiones regionales previas a la Guerra de la Triple Alianza (Brasíl, Argentina y
Uruguay en contra de Paraguay). El periodismo de frontera, por cierto, se
constituye un tipo peculiar de Periodismo Internacional y al mismo tiempo
local22. Más aún, con la llegada de las primeras llevas de imigrantes europeos,
surgem diarios de colonias que, naturalmente, expresan gran interés en los
asuntos de su tierra natal (como los alemanes Der Kolonist, Der Deutsche
Einwanderer y Deutsche Zeitung).
Durante la segunda mitad del siglo XIX, el periodismo internacional
brasileño tiene dos grandes marcos. El primer de ellos se pasa en 1868, cuando
el Jornal do Commercio — fundado en 1827 — se tornó el primer periódico
publicado en Brasíl a enviar un corresponsal para el extranjero: José Carlos
Rodrigues se emplazó en Nueva York y enviaba sus reportajes por correo.

16
El otro divisor de aguas ha sido el año de 1874, sin embargo, que inició
una “nueva era” en el cambio internacional de mensajes, con la instalación del
primer cable telegráfico submarino, ligando el país a Europa (Werneck Sodré,
1966). El proyecto se hizo por iniciativa del Barón de Mauá, más importante
industrial brasileño del siglo XIX. En 22 de junio de aquél año, según João
Batista Natali, el emperador Don Pedro II se instaló con un grupo de técnicos y
cambió mensajes por telégrafo con el italiano Guiglelmo Marconi, uno de los
inventores del radio, con el papa Pio IX, con la reina Victoria de Inglaterra y con
el rey Victor Emanuel de Italia, además del presidente de Francia, general Mac
Mahon. “Un cable estendido en el lecho del Atlántico conectaba por telégrafo
Brasíl a Europa. No era más necesario esperar por demorados 28 días para
que un barco a vapor llegara a Río de Janeiro con noticias de Europa,
provenientes de puertos británicos”23.
Varios diarios, principalmente en la Corte Imperial, pasaron a publicar el
noticiero internacional con prominencia: en la primera columna de la primera
página, a la izquierda. Era, entonces, la íntegra traducida de los telegramas
internacionales, insertada en el principio porque, en esa época, la paginación
era linearmente compuesta y los telegramas eran el primer material a quedarse
listo para el cierre.
Trés años después, en 1877, la agencia Reuter-Havas (una empresa
que entonces reunía las atuales Reuters y France-Presse) abría una
oficina en Río de Janeiro. En la edición de 1 de agosto de aquél año,
el Jornal do Commercio traía impresas las dos primeras noticias inter-
nacionales que Brasíl publicaba simultaneamente con los diarios eu-
ropeos. El primer telegrama informaba que en los astilleros ingleses
de Mi1lwal fracasara la tentativa de lanzar al mar una fragata, la Inde-
pendência, encomendada por la Armada brasileña. El segundo tele-
grama informaba la muerte de un ex-embajador británico en Brasíl.24

El periodista Argemiro Ferreira (1982) cita investigación del venezolano


Eleazar Díaz Rangel realizada en la Biblioteca Nacional en 1982 que contesta y
desmiente la fecha de 1 de agosto de 1877 apuntada por Natali y Werneck
Sodré (1966; 247) como inicio de la publicación de telegramas del sistema
Havas-Reuter en Brasíl. El investigador apunta nota del mismo Jornal do
Commercio que ubica esta fecha en 14 de julio de 1874, apenas trés semanas
después de la instalación del cable.
Es casi simultáneo un cambio paradigmático en el universo de los

17
asuntos cubiertos: en 1871 terminara la Guerra de la Triple Alianza, el último
conflicto armado entre el Brasíl y un estado vecino, y la Guerra Franco-
Prusiana – con la caída del Segundo Imperio, de Napoleón III, y la Comuna de
París por ella ocasionadas – con su intensa repercusión entre los republicanos
brasileños. De los años 1870 en delante, la opinión pública se vuelve más
hacia dentro y, por primera vez de hecho, el perfil de la cobertura internacional
se hace en face de la realidad brasileña, no más el opuesto.
Asimismo, Bahia (1990: 40) registra la intensa francofilía del Jornal do
Commercio, en plena sintonia con hechos y modas de Francia (por mucho
tiempo, considerada modelo cultural en Brasíl) por tener como proprietaria la
familia Villeneuve. Otros diarios guardaban con prominencia sus secciones de
noticias “marítimas”, traídas a los puertos brasileños exclusivamente por los
“paquetes” (cargueros) que ancoraban, antes de la instalación de los cables
telegráficos.
En el final del siglo XIX, diarios brasileños invierten en el servicio ex-
clusivo de corresponsales, como ya es común en Europa y en EEUU,
no solamente por prestigio sino para compensar el ‘insuficiente servi-
cio’ de agencias, como la Havas.25

Creado en 1891, el Jornal do Brasil ha sido uno de los que más invertió
en la sección Internacional y en la manutención de corresponsales en el
exterior. Al nacer, contaba con siete reporteros expatriados: “Paul Leroy
Beaulieu, en París; Edmundo de Amicis, en Roma; [Joaquim] Nabuco y barón
del Rosário, en Londres; Oliveira Martins, Teófilo Braga y Fialho de Almeida, en
Portugal” (Werneck Sodré, 1966). A pesar de continuarem las asinaturas de
agencias, las fuentes de informaciones más valorizadas en las matérias
internacionales, mismo para el poco espacio obtido en el produto final, pasaron
la ser los corresponsales propios. Más tarde, el diario llegó a tener al menos un
profesional en diversos países, como Estados Unidos, Francia, Inglaterra,
Bélgica, Italia, Portugal y Alemania.
Por volta de 1889, el noticiero internacional ya era bien limitado, pues
venía por telégrafo y mantenía este formato en la edición. Había una sección
especial, ahora generalmente en la segunda página (no más en la primera),
listando todos los telegramas, indicando la ciudad y el día de origen de la
información (como “París, 29”). Cuando se pasaban más de dos días, se incluía

18
una observación: “retardado” (un grande cambio para quienes hasta 15 años
antes aguardaban semanas). Allí, se mezclaban noticias de inundaciones,
elecciones, bodas, “paquetes” que llegaban y zarpaban, frivolidades sobre
hidalgos. Y el trabajo era hecho sin mucho esmero: por ejemplo,
probablemente por má legibilidad de la transcripción telegráfica, el nombre del
sah de Persia en 1889, Nasr-ed-Din, en la Gazeta de Notícias ha sido grafado
como “Vasr Eddio”.
El fin del siglo sería acompañado por cambios para la prensa brasileña.
Después de la fuerte inmigración extranjera (sobretodo italiana y alemana) para
trabajar en las plantaciones de café, hubo ebulición de publicaciones
direccionadas a los inmigrantes. Entre todas las vertentes, la prensa militante
obrera apareció como una de las más activas, influenciada por ideales
socialistas y anarquistas. Solamente entre 1890 y 1920, surgieron más de 343
diarios volvidos para los trabajadores, divulgando, igualmente, episodios
ocurridos por el mundo que reforzaran sus ideales políticos.
Entre 1914-1918, la cobertura brasileña de la Primera Guerra Mundial ha
sido basada en los despachos que llegaban de las agencias noticiosas,
cargados de doctrina ideológica pues, oficialmente, ningún periódico envió
reporteros para acompañar las batallas (Kuhn, 2005). El cenário geopolítico
mundial sería alterado drasticamente con la eclosión de la Revolución Rusa, en
1917. Las agencias noticiosas, responsables por la transmisión de
informaciones del conflicto, reforzarían su bies ideológico a través de los
despachos que aquí llegaban. Defensores del aceso más livre y sin
conotaciones interpretativas, algunos membros de la prensa, notadamente de
la prensa operária, protestaban. Gilberto Amado, que escribia para la Gaceta
protestó en un de sus artículos: “La United Press y la Havas siguen en nos
juzgar indignos de la verdad, pobres bugres que conviene mantener en
ajenamiento completo de lo que se pasa en el mundo”26.
En 1920, según Bahia, “una terceira agencia noticiosa, la United Pres,
comeza la fornecer la clientes brasileños el servicio telegráfico internacional.” Y,
en la misma época, diarios brasileños pueden ser encontrados en las bancas
de periódico “de París, Lisboa o Nueva York y Buenos Aires”. Data aún de esta
época la introdución del teletipo, con el cual las agencias agilizaron
significativamente el envio de noticias, en texto decodificado (Natali, 2004; 34).

19
Y esas configuraciones caracterizarían el trabajo de la cobertura internacional
en Brasíl hasta el fín del siglo XX – con lo que salimos de nuestro período
delimitado. Desde entonces, la situación se ha cambiado mucho y se ha
tornado, en la mayor parte de los casos, desfavorable para la cobertura
internacional. En los siglos que se siguieron, el periodismo internacional tuvo
que luchar para preservar su espacio.
No hay duda de que diversos otros aspectos, como la marcada distinción
entre discurso periodístico y construcción de la narrativa histórica, o un
abordaje más aprofundado del papel de la censura, se quedan fuera de este
breve compendio. Pero no pudieron ser inclusos dadas las limitaciones
metodológicas de este trabajo. Se trata tan solamente de una tentativa inicial
de constituir un esbozo para una narrativa historiográfica acerca del noticiero
brasileño sobre el exterior en el siglo XIX, motivada por la convicción de que la
historia del Periodismo Internacional en Brasíl, ahora que cumple 200 años,
puede finalmente empezar a ser escrita.

20
BIBLIOGRAFÍA
Aguiar, P. Jornalismo Internacional em Redes: de como usar NTICs para
concretizar a NOMIC (2007). monografía de conclusión de graduación en
Periodismo, presentada a la Escuela de Comunicación de la Universidad
Federal de Río de Janeiro. Orientador: Mohammed ElHajji. Río de Janeiro:
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(1990). São Paulo: Ática. 4ª ed.
Castro, R. Jornalismo Internacional: a mudança na editoria Inter nos últimos 50
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________________. Jornalismo Especializado (1981). São Paulo: Atlas.
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Ciudad de México: Hemeroteca Virtual/UNAM.
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de los Periodistas Profesionales del Ayuntamiento de Río de Janeiro
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Campinas: UNICAMP.
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Passos. São Paulo: Brasiliense.
Werneck Sodré, N. História da Imprensa no Brasil (1966). Río de Janeiro:
Civilização Brasileira.

21
REFERENCIAS

22
1
En 1808, la Familia Real de Portugal, acompañada de todo un séquito de nobres, huye de Europa y se instala en Brasíl,
haciendo de Río de Janeiro la única ciudad fuera del viejo continente a ser capital de un país europeo. Los monarcas
portugueses, bajo María I (hasta 1816) y su hijo Juan VI, se quedan hasta 1821. El año siguiente, el príncipe portugués
Don Pedro proclama la independencia de Brasíl como un imperio, y se hace coronar emperador. La monarquía brasileña
se convierte en república en 1889.
2
Peres, A. C. Schvartz. Enviado especial a...: uma análise antropológica da cobertura da imprensa brasileira das
guerras na ex-Iugoslávia (anos 90). Disertación de maestría en Antropología Social. Universidad Estadual de
Campinas. Campinas: UNICAMP, 2005. p.31
3
Espinosa de los Monteros, Guillermo G.. “Periodismo Internacional, Corresponsales y Testimonios sobre el
Extranjero”. Foro Internacional nº 152-153, Ciudad de México: Hemeroteca Virtual/UNAM, 1998.
4
Natali, J. B.. Jornalismo Internacional. São Paulo: Contexto, 2004, p.23
5
Es digno de se resaltar que este título era dedicado exclusivamente al noticiero internacional. La primera edición
contenía noticias originarias de Veneza y de Praga. El único ejemplar remaneciente del número 1 está en el acervo de la
Biblioteca Nacional de Suecia, en Estocolmo.
6
Una vez más, se resalte en el propio título la intención explícita de publicar “sucesos tanto extranjeros como
domésticos”.
7
Natali, J.B.. op.cit., p.22
8
Aguiar, P.. Jornalismo Internacional em Redes: de como usar NTICs para concretizar a NOMIC. Río de Janeiro:
ECO/UFRJ, 2007, p.16
9
Natali, J.B.. op.cit., p.12
10
Libro de poesía satírica del siglo XVIII, ejemplo del estilo ‘arcadista’ en la literatura brasileña, que se usaba
metaforicamente de Chile y ficticios personajes españoles y chilenos para criticar, respectivamente, la administración
colonial portuguesa y su relación con los ‘criollos’ brasileños.
11
Folha de S.Paulo, 22/03/1973. p.3 (sección Nacional)
12
En Técnicas de Codificación en Periodismo, Erbolato dedica un único párrafo, con 102 palabras que ocupan 10
lineas, al trabajo en el noticiero internacional (pp.201-202). En Periodismo Especializado, no hay ninguna linea, aunque
en el posfacio se haga una observación de que la distinción nacional/internacional se trata “de procedencia de
información, no de asunto” (p.155).
13
Otra resalva importante es la preocupación de Juarez Bahia, que en el volumen I de su Periódico: Historia y Técnica
reserva capítulo a parte para la cobertura internacional brasileña, los primeros corresponsales y los servicios prestados
por agencias extranjeras a la prensa nacional. También Nelson Werneck Sodré se ocupa del noticiero internacional en el
periodismo brasileño, pero en menciones esparsas al largo de su Historia de la Prensa en Brasíl.
14
Natali, J.B.. op.cit., pp.37-38
15
Además, la Imprensa Régia y su Gazeta do Rio de Janeiro son administrados por un concejo sometido a la Secretaría
de Estado de los Negocios Extranjeros y de la Guerra, embrión de los actuales Itamaraty (Ministerio de las Relaciones
Exteriores) y Ministerio de la Defensa. De esta forma, la prensa en Brasíl surge oficialmente sobordinada al sector
gobernamental responsable por la administración diplomática y militar.
16
Hasta la década de 1850, la tecnología de navegación predominante aún es la vela, que lleva hasta seis semanas para
cruzar el Atlántico. El advento de la navegación a vapor acorta ese tiempo por lo menos a la mitad.
17
Correio Braziliense, p. 423, v. I, apud Werneck Sodré, op.cit, 1977, p.29
18
No por casualidad, pero por simultaneidad, dentro del proyecto político juanino.
19
Natali, 2004, op.cit.. p.37
20
Lage, N. Ideologia e técnica da notícia. Florianópolis: Insular-Edufsc, 2001, p.24
21
Natali, op.cit.. p.38
22
Cf. variados trabajos de la profesora Ada C. Machado, de la Universidad Federal de Santa Maria.
23
Costella, A. Comunicação: do grito ao satélite. 3ª ed. São Paulo: Mantiqueira, 2002 (1984). p.61
24
Natali, J.B.. op.cit., p.40
25
Bahia, J.. op.cit., p. 115
26
Werneck Sodré, 1978, op.cit.. p.406

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