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LACUCARACHITA MARTINA Y EL RATONCITO PÉREZ

Adaptada de la folclórica puertorriqueña, "La Cucarachita Martina", por


Rosario Ferré

Narrador: Había una vez una cucarachita muy bonita que vivía en el campo.
Sus ojos eran negros y su piel morena. Todo el mundo la llamaba la Cucarachita
Martina. La cucarachita era muy buena ama de casa, y la suya brillaba como
una tacita de oro. Un día mientras barría el patio de su casa se encontró un
objeto redondo.

Cucarachita: ¿Qué será esta cosa redonda? ¡Ah es una moneda! ¿Qué voy
hacer con esta moneda? ¡Ah, ya sé lo que voy hacer! Me compraré un traje
nuevo. No, no, un traje vale más que esta moneda. ¿Qué voy a comprar con
esta moneda? Compraré un par de zapatos. ¡Ah, no, no! Un par de zapatos vale
más que esta moneda. Ya sé, compraré una caja de polvo. Eso si que me hace
falta. (La cucarachita va al pueblo a comprar el polvo)

Narrador: Esa tarde cuando la Cucarachita regresó a su casa, se bañó, se


empolvó toda, y se puso su mejor vestido. Martina se veía lindísima. Tenía una
amapola en el pelo y la cara bien empolvada. Entonces se sentó a tomar el
fresco en el balcón de su casa.

Cucarachita: ¡Si ratoncito Pérez pasara y me viera, estoy segura que me


invitaría a bailar con él esta noche!

Narrador: Al rato atravesó la calle muy elegante el Señor Gato, todo vestido de
negro porque iba camino de unas bodas. Cuando la vio tan bonita, el Señor Gato
se acercó al balcón, y recostándose en los balaustres, se atusó los bigotes con
un gesto muy aristocrático y dijo:

Gato: Buenas tardes, Martina. ¡Qué bonita estás hoy! Esta noche hay baile.
¿Quieres bailar conmigo?

Cucarachita: Tal vez, Gato Pardo, tal vez. Pero, ¿cómo me hablarás mientras
bailemos?

Gato: Yo maullaré "¡MIAOU, MARRAOUMAUMIAOUU, MIAOUUMIAOUU! Yo


mando aquí, y arroz con melao".

Cucarachita: ¡Ay no, por favor, Señor Gato! Eso si que no, porque me asusta.
¡Váyase lejos de aquí, antes de que llame a los guardias!

Narrador: Y el Señor Gato salió corriendo lo más rápido que pudo. Al rato cruzó
la calle el Señor Perro, con su abrigo acabadito de cepillar porque iba camino de
una boda. Viéndola tan bonita, se arrimó al balcón y se rascó el lomo contra los
balaustres varias veces. Irguió entonces las orejas como si fuese un perro de
casta y dijo:

Perro: ¡Muy buenas tardes, Martina! ¡Pero que reguapa está usted hoy! Esta
noche hay baile. ¿Quieres bailar conmigo?

Cucarachita: Puede ser. Pero primero tiene que decirme, ¿cómo me hablarás
mientras bailemos?

Perro: ¡Cómo no, Cucarachita! Enseguida le enseño. Yo ladraré:


"¡JAUJAUJAUJAU! !JAUJAUJAUJAU! Yo mando aquí y arroz mamposteao".

Cucarachita: ¡Ay no, por favor, Señor Perro! Aléjese de mi lado. Es usted muy
chabacano y con tanto escándalo me va a asustar a los invitados.

Narrador: Y el Señor Perro se fue muy triste. Al rato pasó el Señor Gallo, con su
plumaje muy limpio y vestido muy elegante, se arrimó al balcón y dijo:

Gallo: ¡Buenas tardes, Martina! ¡Pero qué preciosa está usted hoy! Te invito a
bailar conmigo esta noche.

Cucarachita: Puede ser, pero primero dígame, ¿cómo me hablarás mientras


bailemos?

Gallo: Mi voz será como una caja de música, Maritna. Yo cantaré: "KIKIRIKII, yo
mando aquííí, KOKOROKOOO, aquí mando yo!"

Cucarachita: ¡Ay no, por favor! ¡Apártese de mi lado!

Narrador: Señor Gallo tristemente se alejó . Y en un santiamén apareció el grillo


saltarín al lado del balcón de la casa.

Grillo: Muy buenas tardes, Martina. ¡Qué bella estás hoy! Te invito a bailar esta
noche.

Cucarachita: Todo depende, Grillo Saltador, ¿sabes? ¿Cómo me hablarás


mientras bailemos?

Grillo: Eso es muy fácil. Yo te diré: "CHIRRÍ , CHIRRÍ. Soy dulce como un pirulí.
CHIRRÍ, CHIRRÍ, CHIRRÍÍÍÍ".

Cucarachita: ¡Ay no por favor! Apártese de mi Señor Grillo, es usted muy


chillón.

Narrador: Al Señor Grillo se le bajaron las antenas de la pena. Poco después


apareció el Señor Chivo con sus cuernos muy brillosos y su barba muy peinada.
Chivo: Buenas tardes, Cucarachita. ¡Qué Hermosa estás hoy! Esta noche hay
baile: ¿Quieres bailar conmigo?

Cucarachita: Todo depende Chivo. ¿Cómo me hablarás cuando bailemos?

Chivo: No es difícil yo te diré: "BE, BEEE, BEEEEEEEE hay que benbé BE


BEEEEEE, ¡Qué bueno es!".

Cucarachita: ¡Ay, no, no Señor Chivo, usted está muy equivocado! Salga de
aquí, con usted no quiero bailar.

Narrador: El Chivo se alejó muy triste. A lo lejos, se oía coqui, coqui, quiquíquí.
Era un coquí pequeño y pálido que se acercaba al balcón.

Coqui: Buenas tardes, cucarachita que linda estás hoy ¿Quieres bailar conmigo
en el baile está noche?

Cucarachita: Quizás…..Pero dime ¿cómo me hablarás mientras bailemos?

Coqui: Yo te cantaré, "COQUI-I-I, COQUI-I-I, COQUI-QUI-QUI-QUI".

Cucarachita: Hay no, no, creo que sí me hablas así, me desmayaré allí.

Narrador: El coqui salió de allí cantando bajito qui-qui. En eso apareció en el


balcón de la casa muy elegante y vistoso un cerdito primoroso.

Cerdito: Buenas tarde Martina que preciosa estás hoy. ¿Quieres ir al baile
conmigo?

Cucarachita: No sé. Pero dime antes, ¿cómo me hablarás mientras bailemos?

Cerdito: "OINC, OINC, OINC, que alegre me ponga cuando te veo a ti, OINC,
OINC, OINC."

Cucarachita: Hay no, hay no con ese oinc, oinc me asustaré. Y salga de aquí
antes que el lodo me salpique los pies.

Narrador: El cerdito salió con su rabito entorchado. En eso se vio una lucecita
azul. Era el cucubano que impresionado con la belleza de la cucarachita y se
acercó a ella.

Cucubano: Buenas tardes Cucarachita. ¡Qué brillante está! ¿Quieres ir al baile


conmigo?

Cucarachita: Bueno, Bueno ¿Cómo me hablarás mientras bailemos?


Cucubano: No te diré nada, solo te alumbraré con mi lucero.

Cucarachita: Ay no, Ay no que me cegarás con esa luz.

Narrador: Al cucubano se le apagó su lucecita. Inesperadamente apareció un


elegante y apuesto águila que viajó desde el norte al enterarse del grandioso
baile. Se había enterado que Martina había rechazado a todos sus
pretendientes. Pensó que con su maravilloso plumaje la conquistaría.

Águila: Good evening, Martina. What a tropical beauty I see in front of me!
Would you make me the happiest eagle and go with me to the Fiesta?

Cucarachita: ¿Qué, qué? No pik inglés! ¿Cómo U pik mi español cuando bailes
conmigo?

Águila: We don’t need words. I will sweep you off your feet and show you the
fifty shinning stars.

Cucarachita: Ay no, Ay no, no me barra los pies o haga un show con estrellas
chinas! ¡Por favor, salga tan rápido como sus grandísimas alas puedan llevarle!

Narrador: El águila se fue volando bajito. A lo lejos se escuchaba…

Ratón(cantando): Cucarachita Martina, Cucarachita Martina, quieres bailar,


quieres bailar. El ratoncito Pérez te viene a invitar, te viene a invitar.

Narrador: La Cucarachita lo vio acercarse, se arregló sus antenitas y se sentó


derechita. El Ratoncito Pérez estaba vestido con una camisa blanca y mahones
recién planchados, y en la cabeza llevaba puesto un sombrero de paja,
adornado con una hermosa pluma roja.

Ratón: ¡Buenas tardes, bella dama! Qué elegante y bella está usted hoy. ¿Me
haría el honor de acompañarme al baile esta noche?

Cucarachita: A lo mejor: ¿Cómo me hablarás mientras bailemos?

Ratón: Te diré muy despacito: "¡CHUI CHUI CHUI ! ¡Así te quiero yo a ti!"

Cucarachita: ¡Ay, qué lindo y qué fino! ¡Me gusta cómo haces, Ratoncito Pérez!
Sí, quiero ir al baile contigo.

Narrador: La Cucarachita Martina y El Ratoncito Pérez bailaban juntos toda la


noche. La vida de Martina cambió el día que descubrió la moneda cuando
estaba barriendo. Su descubrimiento no fue solamente de una moneda sino un
hallazgo del amor puro. Ella se dio cuenta que el ratón le gustó a ella por si
misma y no solamente porque llevaba polvo en su cara. El ratón siempre
prestaba atención a la cucarachita Martina pero los demás animales solamente
se aceraron después de puso el polvo en su cara. La moraleja que aprendimos
en el cuento es que nuestros amigos son los que nos aprecian por quienes
somos.

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