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Pluralismo ético

C
Copyright :

Adelmi A. Lantigua
Mat: 2006-0239
El pluralismo

El pluralismo es un dato
característico de la vida humana.
Siempre se han encontrado y se
encontrarán distintos puntos de
vista, opiniones opuestas,
banderas diferentes. En la familia,
mientras mamá propone comer
temprano, papá dice que es mejor
comer más tarde, y cada uno de
los niños tiene una opinión
diferente.
El pluralismo, ¿valor o defecto?

Vivimos en un mundo pluralista.


Vestimos de modos diferentes y
comemos según los gustos de cada
uno. Discutimos acaloradamente de
política o de fútbol, de cine o de
economía, porque no todos
pensamos lo mismo. La pregunta que
podemos hacernos es esta: ¿es lícito
todo pluralismo? ¿O hay pluralismos
aceptables y otros inaceptables?
Pluralismo ético

El pluralismo es consustancial con la democracia,


según el parecer de todos. Porque (el tejido
social de los pueblos democráticos es tan distinto
que para lograr una convivencia social resulta
necesario el reconocimiento del pluralismo en
todos los órdenes), como se ha escrito. Quien
dice democracia, pues, dice pluralismo. También
en el orden ético o moral existe siempre un cierto
pluralismo en todas las democracias. Lo cual no
es malo si se sabe encontrar el núcleo
fundamental de la ética social. Y si se asumen los
valores básicos de la auténtica convivencia
Pluralismo ético
Lo peor es que muchos confunden el pluralismo
ético con el vacío moral. Y están convencidos de
que en una democracia (todo vale). La verdad, el
bien y la misma vida humana se (relativizan). Se
desprecian y hasta se ridiculizan las (convicciones
morales). Se aceptan acríticamente los prejuicios y
las (modas morales). Y ese pluralismo que lleva al
relativismo que caracteriza el (vacío moral) conduce
necesariamente a que triunfe la ley del más fuerte e
incluso a que se presenten como (modelos) a
quienes han triunfado en la vida, aunque haya sido
(a costa de los demás).
Pluralismo ético

Da la impresión de que nuestra democracia ha


perdido el norte en el plano de la ética. Todo vale
para enriquecerse, aunque sea por procedimientos
injustos y hasta violentos. Y las consecuencias las
están lamentando todos, cuando se han propiciado
esas conductas desaprensivas que están
resquebrajando los mismos vínculos de la
convivencia social. Ese vacío moral es un cáncer
para la misma democracia que ha de asentarse en el
reconocimiento y respeto mutuos, en la defensa de
la dignidad de las personas y en el respeto a los
derechos de los demás. O sea, en valores éticos.
El pluralismo es una consecuencia de la libertad y de la
responsabilidad personal. Por eso es una exigencia del
régimen democrático que se funda en la
corresponsabilidad de todos los ciudadanos y en la
libertad de actuación dentro de unos parámetros que
son indispensables para que la convivencia sea posible.
Es necesario llenar ese vacío que es demoledor. Los
valores éticos fundamentales han de ser (aceptados) y
(respetados) por todos y han de ser (defendidos) por la
autoridad. Tan sólo entonces la sociedad estará
justamente ordenada y podremos convivir
solidariamente asegurando la paz.
Fin
Gracias Por Su Atención…

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