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4. Por ello, nos parece muy deseable que el sostenedor de un conjunto de escuelas
públicas cuente con dedicación exclusiva a la educación (giro único), con
recursos, con directivos de buen nivel, adecuadamente remunerados y con la
estabilidad necesaria para lograr un proyecto educativo.
6. Para que esto sea posible, urgimos a los legisladores a ver el proyecto desde la
óptica de la escuela o liceo, de los padres y apoderados y de los niños y jóvenes
estudiantes, de abajo hacia arriba, como corresponde.
7. Nos parece necesario que el proyecto de ley se modifique para considerar grados
crecientes de autonomía y atribuciones para los establecimientos públicos y sus
directivos. Lo único que se indica es que el Director de la Corporación Local
tiene atribuciones para “delegar en funcionarios de la Corporación, así como en
los directores de los establecimientos de su dependencia, las funciones y
atribuciones que estime conveniente, en conformidad a la ley, previa aprobación
del Consejo” y “Aprobar, a propuesta del respectivo director del
establecimiento, el proyecto educativo de cada uno de los establecimientos de
dependencia de la Corporación.”
8. Hacemos notar que la escuela deberá interactuar con su Corporación Local, con
el o los Municipios - pues persistirán innumerables vínculos en cualquier
escenario -, con la futura Superintendencia de Educación, con la Agencia de
Calidad y, eventualmente, con el Servicio Nacional de Educación para la
implementación de diversos programas. Son muchos interlocutores.
9. Si no se establecen con claridad roles, responsabilidades, atribuciones y canales
de comunicación para cada una de estas entidades, así como mecanismos
adecuados de coordinación, esto puede hacer muy difícil la vida de la escuela
pública. Por ello, creemos que más allá de lo que el Director de cada
Corporación “estime conveniente”, los directivos de los establecimientos
públicos, por cierto que de buena formación, experiencia y liderazgo, deberían
contar con reales atribuciones para dirigir sus escuelas en lo pedagógico,
motivacional y administrativo.
10. Así como el sostenedor público podría establecer convenios con el Servicio
Nacional de Educación, nos parece imprescindible entonces disponer de un
mecanismo similar para los directores de las escuelas con respecto a su
sostenedor público.
11. Este trámite legislativo nos parecería una excelente ocasión para otorgarle a los
municipios los recursos necesarios para jubilar de una vez por todas a los
numerosos directores vitalicios que persisten en el sistema. No se saca nada con
tener excelentes Corporaciones Locales... a las cuales los directores vitalicios ni
siquiera van a escuchar.
13. Los ritmos del debate legislativo claramente no son los que demanda la solución
de los urgentes problemas de la educación. Es necesario legislar con
responsabilidad…pero es necesario tomar conciencia de que cada año que
transcurre, cientos de miles de niños y jóvenes se caen en la grieta ideológica
que frena los avances y soluciones. La Ley General de Educación va para dos
años en el Parlamento; algunos dan al proyecto de Ley de Fortalecimiento de la
Educación Pública al menos otros dos años. Llamamos al Ejecutivo y al
Congreso a que este proceso se conduzca con celeridad y eficiencia, y se avance
prontamente en el conjunto de los temas.