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y compr un papagayo y metilo en una jaula y psolo en su casa y mandle que le dijese todo cuanto viese hacer a su mujer y que no le encubriese nada de aquello; y despus se fue por su camino a llevar a cabo un mandado, y entr su amigo de ella en su casa donde estaba. El papagayo vio cuanto ellos hicieron, y cuando el hombre vino de su mandado, entrse en casa de manera que no le viese la mujer y mand traer el papagayo y preguntle todo lo que viera hacer a la mujer con su amigo; y el hombre se llen de saa contra su mujer y no entr ms donde ella estaba; y la mujer crey verdaderamente que la moza de servicio la descubriera y llamla entonces y dijo: -T dijiste a mi marido todo cuanto yo hice. Y la moza jur que no lo dijera: -Ms sabed que lo dijo el papagayo. Y cuando vino la noche, fue la mujer al papagayo y puslo en el suelo y comenzle a echar agua desde arriba como que era lluvia; y tom un espejo en la mano y psoselo sobre la jaula y en otra mano una luz y ponaselo encima; y crey el papagayo que era un relmpago; y la mujer comenz a mover una muela y el papagayo crey que eran truenos; y ella estuvo toda la noche haciendo as hasta que amaneci. Y despus que fue la maana, vino el marido y pregunt al papagayo: -Viste anoche alguna cosa? Y el papagayo dijo: -No pude ver ninguna cosa con la gran lluvia y truenos y relmpagos que esta noche hizo. Y el hombre dijo: -Si en cuanto me has dicho es verdad, de mi mujer, como esto, no hay cosa ms mentirosa que t y te mandar matar. Y envi a su mujer y perdonla e hicieron paz. Y yo, seor, no te di este ejemplo sino porque sepas el engao de las mujeres, que son muy fuertes en sus artes y son muchos, que no tiene cabo ni fin. El libro de los engaos, ed. De J. E. Keller. Valencia, Castalia, 1959, 15-16.