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La muerte del punga Pinch, se tom el piro qued lo mismo igual como si nunca hubiera sido.

Atrs quedaba mersada la misma vida, la misma cosa, y a l... tanto le daba. Poda llover y un vmito de cielo sacudir el rbol empavurar un perro amasijar una rosa y que el miedo se persignara. Pinch. San Mongo debi esperarlo, chicato como es, el da de la zarpada. Le batan El Flaco y era punga. Cuando lo vieron despus as, de ltima, indiferente, cuando ni haca sombra se dijeron: de qu mierda vali que la supiera lunga. De guacho se meti en el entrevero la fue de cuarta con el Rengo Sola se meti en el escruche, fue piquero, rod, pudo decir, ms que una bola. Siempre fue chorro, nunca fue otra cosa. De cuando en cuando, alguna levantada, tena un recuerdo puro en la piojosa de un burro fiador que dio mancada. La muerte lo pungue en el conventillo qued en el patio de crispada zurda. Vena desde lejos el canto de los grillos y entraba el tano Giacumin en curda. Por dnde es que se va la vida cuando viene y atraca la pelada? Se ir, me bato, por cien callejones de un hielo de negrura flameando la guadaa con su mano huesuda.

Haca tiempo que se amasijaba. Callado y solo, no parlaba a nadie, ni la viola. En la encordada antes cantaba cosas pa su madre. Lo cierto es que pinch, se tom el piro, qued lo mismo igual, como si nunca hubiera sido. Atrs quedaba mersada la misma vida, la misma cosa y a l... tanto le daba. Poda llover y un vmito de cielo sacudir el rbol empavurar un perro amasijar una rosa y que el miedo se persignara. Pinch se tom el piro. Julin Centeya

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