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Ni siquiera la pisquitara nos puede dar una respuesta, qu es la locura? Nos conocimos en el ventanal de la casa de un amigo.

Olvidamos las convenciones y formalismos sociales para aplicarnos en una comunicacin del saber decir por principio: Hola. Casi siempre es tremendamente difcil hablarle a quien no conocemos. Sabemos que el impulso vital de lenguaje mengua en razn de posibilitar la relacin afectiva. Decir hola y adis. Esos dos principios parecan tan lejanos como la misma peripecia de asomar mi mirada a travs del corpio de fuera y la boca carmes de aquella linda mujer. Ella intua mi deseo de hablarle, se supo admirada, sensual, observada y tambin dentro de sus lecturas de inhibicin del siglo veintiuno, desnudada. Haba una mesa con papitas y dos copas de vino a medio tomar, nada ms. Al lado estaba un librero entre sus ttulos cascabeleaba Rayuela de Cortzar, para los amantes del lenguaje espaol en su expresin ms acabada del amor se recomienda leer el capitulo siete, por si fuera poco, tom el ejemplar y le desde la primera pagina. Debo confesar que nada me haba parecido tan fecundo para la creacin de imgenes romnticas del siglo XX como la prosa cortazariana. El sabor de cada expresin conforme transitaba por sus pginas me dejo absorto. No pude hacer nada mejor que dejarlo y acercarme a ti. Saba de antemano que aquella imagen nueva nos traera recuerdos inolvidables y que ms tarde, despus del aburrimiento repetitivo de la imagen, sera chocante. Con el tiempo la prdida de memoria puede traernos motivos de hacer de la experiencia cotidiana un algo clarividente. Hola y adis significaron lo mismo: un pulso para impedir el secreto, la falta de encuentros eternos, la ausencia de palabras cuando no hay nada ms all de la pared, la dislocacin del cuerpo a la hora de meterse en las cobijas.

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