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Ecuador Señas Particulares

Biografía del Autor

Jorge Enrique Adoum

(Ambato 1926) escritor, político, ensayista y diplomático ecuatoriano. Entre sus mayores y más conocidos éxitos se
encuentra la novela "Entre Marx y una mujer desnuda", publicada en 1976. Dicha novela fue llevada al cine en 1996 por el
realizador ecuatoriano Camilo Luzuriaga. Su obra siempre ha tratado temas sociales y por ella fue nominado al Premio
Cervantes.

Hizo sus estudios de Derecho y Filosofía en la Universidad Central del Ecuador y los terminó en la Universidad de Santiago,
Chile. En esa ciudad fue, durante cerca de dos años, secretario privado de Pablo Neruda, quien aseguró alguna vez que
Ecuador tenía al mejor poeta de América Latina, refiriéndose a Adoum, que entonces tenía apenas 26 años.

Personajes

Narrador: Jorge Enrique Adoum, un hombre que devela los rasgos más íntimos de los ecuatorianos, los enfrenta a sus
errores, pero no pierde el optimismo.

El pueblo ecuatoriano: Caracterizado por la pereza, el incumplimiento, la improvisación, y por supuesto la viveza criolla.

Resumen de la obra

Jorge Enrique Adoum, empieza la obra con el tema de la identidad nos cuestiona ¿qué es ser ecuatoriano?, él nos
recuerda que la identidad nos es algo imborrable, sino que se va forjando poco a poco, lo resume en una frase “no todo lo
tradicional es popular, ni todo lo popular merece ser conservado”, por tanto identidad es cultura, el espíritu del pueblo al
que uno pertenece, e inclusive los gestos más simples de la cotidianidad.

Es cierto que Ecuador se ha convertido en sinónimo de vergüenza, y que hay muchos que lo niegan pero, para cambiar el
mundo, para cambiar el país, el primer paso es cambiar uno mismo, continua en un intento de explicar el porque de esa
vergüenza, nombra uno de los males más condenables, el racismo que se aprecia claramente cuando se hacen cosas
como reemplazar a Rumiñaui por Bolivar. Adoum trata sobre el Incario, La conquista y la Independencia, y se detiene al
ver el inicio de la república alarma al lector, revelando que Ecuador fue entregado a Juan José Flores como quien entrega
una hacienda en pago de sus servicios. Nos obliga a preguntarnos ¿por qué Ecuador?, al fin y al cabo ningún país se ha
dado en llamar meridiano de Greenwich.

Ecuador siempre ha sido un país de regionalismos, dividido por la lucha que nos mantiene en la pobreza, tal es evidente en
frases como “Los monos a la jungla, Sixto a Carondelet” o “mas vale presidente peruano, que serrano”. Hay tanta división
hasta el punto en que cada ciudadano sugiere una solución y ningún gobierno la encuentra porque uno y otro la ven desde
su punto de vista. El patriotismo auténtico y colectivo se presenta solamente cuando se derroca a un presidente corrupto,
cuando hay guerras y tal vez en el fútbol. Para hacer patria se necesita valentía, mirar de frente a los errores.

El líder “vivo” se aprovecha de la inmadurez, inocencia, y desidia política, mientras que el pueblo ve pasar los días con
indiferencia, nadie hace nada, nada podemos y todo lo aguantamos, los jóvenes cambian los libros por los puños, y los
puños por el puñal.

Ante esto lo más tonto es considerarse ajeno a la política, pues de igual forma que la sociedad es inherente al hombre, la
política es inherente a la sociedad. Pero ¿cómo evitar caer en esto? si el comentario ideológico más profundo de uno de
nuestros gobernantes fue decir que sus adversarios tenían los testículos más pequeños que los suyos; si la ley no es igual
para todos; si en nuestro Ecuador no hay día sin que alguien injurie a alguien, aquí donde el chisme es moneda corriente,
donde la calumnia queda generalmente sin castigo, y la desaparición gradual de las culturas populares tradicionales y la
imposición de modelos de vida urbanos y extranjeros, agravados por la globalización en marcha acelerada, han hecho que
la exaltación y defensa de la identidad deje de ser necesaria para transformarse en urgente.

El carnaval es el mejor ejemplo de pérdida de identidad, se ha transformado en una fiesta salvaje a pesar de su origen
profundamente religioso relacionado con la purificación. El carnaval de Ambato es la única excepción, donde representa
optimismo frente un catastrófico terremoto y se transformó en la fiesta de las flores y las frutas. Toda indagación acerca
de los rasgos que caracterizan nuestro comportamiento obtendrá como respuesta inevitablemente la pereza, el
incumplimiento, la improvisación, y por supuesto LA VIVEZA CRIOLLA.

Universalmente se conoce que mi derecho termina donde comienza el de los demás, aquí el derecho de los demás termina
donde yo quiero hacer que comience el mío; pruebas de esto el taxista, el bucero ambos dueños de la carretera y de las
aceras; y cómo olvidar los presidentes de la república que huyen antes de terminar sus gobiernos. No nos engañemos, el
ecuatoriano en el extranjero es visto como timador. Sin embargo Jorge Enrique Adoum tiene una versión optimista y
resume la solución en una frase “QUE MAÑANA NO SEA LA PROLONGACIÓN DE HOY, TAL COMO EL PRESENTE HA SIDO LA
PROLONGACIÓN DEL AYER”.

Comentario Personal y Mensaje

Esta obra no es un libro cualquiera merece especial consideración, y más para nosotros como ecuatorianos, no hay un
principio, no hay un final, representa un desafío tanto redactarla como entenderla, en esta obra que tiene que ver con la
relación entre cultura y estado, el modo de hablar para Adoum juega un papel importante en la medida que se usan
términos racistas, malas palabras, y se hace gala de las malas costumbres pero bien o mal esto es cultura. Hacer esta
obra requiere de una investigación inimaginable, pues se inmiscuye en historia desde tiempos de Atahualpa, y hay cosas
que sólo se pueden saber viviendo en Ecuador. El mensaje de la obra es no perder la fe en una mejora a pesar de ser
extranjeros en nuestro propio país, y timadores en el extranjero.

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