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Borda
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(SOLAPA)
p o e m a s d e ll u v i a p a
r a u n a d i ó s
“solo la lluvia
y el rumor de una
melodía lejana
A MANERA DE PRÓLOGO
María del Carmen Borda como todo poeta busca en este nuevo libro de
poesías crear su mundo, su imaginación en textos capaces de otorgar sentido, y
valor a la escritura. Al mismo tiempo nos brinda instrumentos para la reflexión, y
por consiguiente entender, o contar lo que se registra en su interioridad.
En este nuevo libro de Carmen poesías de lluvia para un adiós la lluvia se
convierte como un símbolo que continúa presente en todo el contexto del
poemario.
esa extraña mujer
en su templo de lluvia
esa que pretende detener un recuerdo
escaparse del camino a casa
Sabemos que los poemas para que sean tales requieren un largo recorrido
sagrado, de madurez y experiencia donde las palabras no se encuentren atadas
solamente a la disciplina de su significado, sino que, estas se abran en exquisitas
pluralidades de sentidos.
Todo eso sentimos cuando leemos estos poemas pues ella se expresa con
claridad, simplicidad en su voz de “poesía mojada” como ella nos dice en uno de
sus versos.
En ocasiones rechaza la grandilocuencia para solo servir de vínculo al
nacimiento de algo y compartir el mito de la creación en el día, y continuar hacia
delante, hacia la utopía desde el sentimiento del amor, las palabras y los adioses.
Nuestra poeta, como todos los poetas, utiliza todos los recursos en la
búsqueda de su yo, el cual está encamado, casi siempre en lo que expresan los
versos y los poemas.
estos poemas que han quedado
entre tú y yo
lleno de burbujas brillantes
que se van apagando
a medida que nos distanciamos
espacios de silencio
que se inundan
de agua oscura
y nos dejan solos
en un
camino incierto
que nos
espera
Julia
Galemire
obsesión
y yo
peregrina del mundo
recogiendo rosas de color té
un paisaje verde
refresca mi memoria
y yo
peregrina del mundo
hipocondríaca de mi lugar
viajera empedernida
resaca marrón
que dejó el agua
y yo
peregrina del mundo
sigo buscando
la noche lejana
paraíso del universo
que fue una vez
noche
jocosa lúdica
mágica única
y hoy vuelves con la lluvia
para aferrarme a mis alucinaciones
antiguas alamedas
lejanas siluetas
que se fueron
yo
la niña que recitaba a Tagore
rezaba el Ave María antes de dormirse
se persignaba frente al pecado
yo
frente a mis confesiones íntimas
yo
desechando escorias
urdiendo mi pobre poesía
lluvias y palabras
la tarde llega a su retiro existencial
llena de lluvia y de silencios
con melodías de nostalgias
algo me acecha en el cuadrilátero
donde escribo
todo se llena de palabras
palabras que
desafían
muerden
desgarran
mienten
desnudan
sufren
ríen
arremeten
se atreven
juegan
y llega mi poesía
lenta
mordiéndome
desde el calado de mis huesos
muerte lenta
ven
acompáñame a este absurdo y disparatado viaje
escribe con agua este poema
lanza a la luz cada palabra
ven
completa este verso
ven
sigamos buscando
ese viejo y polvoriento verso
la palabra con resaca
desechémosla
hagamos el dulce milagro
ámame
ámame ya
el día declina
aún brilla el sol
es hora de encontrar
el último poema
no temas
descarta los miedos
los prejuicios
las amenazas
embriaguémonos de coraje
no hay tiempo
la lluvia arrasa
quítame la muerte
antes de caer en el abismo
la Victoria de Samotracia
es posible
sin máscara
la lluvia se va llevando tu imagen
siento el abrazo helado del pánico
y cierta celebración volátil de serenidad
ese dulce
daño
llueve
y se empapan las tierras de mis campos
arrastra rostros
risas y sueños
y de repente vuelves
al galope atropellando
rompiendo esquemas
como sustancia cósmica
gránulos de arenas milenarias
que se esparcen por el bolsillo
de mi saco
oculta el misterio
no
no te toca el lenguaje
ni la inteligencia
ni la palabra
un interrogante de Fausto
y yo tan débil
tan triste
tan sola
recuerdo a Alfonsina
y lloro
te toco temblando
penetro a la hora cero de la humanidad
y me embriago de eternidad
llena de adioses
de silencios
y de ti
incendio
mi hoguera está encendida
la lluvia se encargará de apagarla
el fuego arde
mi vientre en desenfreno
me heriste
di mi nombre
los ángeles lloran
la nada atropella
el herrumbre oxida la palabra amor
a tu risa
la deslizó en un tobogán al subsuelo
y a tu mirada oscura
no la desprendió del techo
me sigue mirando fija
en las noches frías y solas
como demostrando su poderío
ante la lluvia que no pudo
duelo lento
allí
con esa lluvia
acaba de morir
un gran amor
cuanta pasión imaginada
cuantos besos
cuerpos entrelazados
se llevó todo
los pobres sueños
al rabioso lobo hambriento
y aquí estamos
espectadores de la muerte
espacios de silencios
esos espacios que van quedando
entre tú y yo
llenos de burbujas brillantes
que se van apagando
a medida que nos distanciamos
espacios de silencios
que se inundan de agua oscura
dar a luz
todavía es tiempo
las palabras erectas se articulan
y la poesía inmortal
encuentra la salida a la luz
he parido Dios
he parido
la sujeto con mis antiquísimas manos
con sus gestos milenarios
hoy al recordarte
de pronto
se encendieron las velas
en la casa solitaria
y até la mochila
de mis días tristes
para dejarla para siempre
a la orilla del mar
para que una ola la arrastre
la hunda
no vuelva jamás
aunque sé
que regresará en un barco
y me llamará
golpeando muelles
y yo trataré de despertar
las palabras alicaídas
en una noche de luna tibia
las regaré con el perfume
de este último sueño
que se resiste a morir
huyendo
volando hacia el norte
me reí de la lluvia
quedaba en el sur
no podía alcanzarme
no podía mojarme
y yo en el infinito
volaba y volaba
la sentí tibia
a pesar de la distancia
sitiada
por miles de palabras
que rodean mi cama
mi cuarto
me acechan
con sus miles de ojos
en la mitad de la noche
y desde la ventana
veo la lluvia
que inunda todo
mis niños
sus juegos
sus cantos
sus risas
la mesa servida
sin asientos vacíos
la pasión desenfrenada
mi último sueño
con ella
tengo el mundo
y porque te dejo ir
por ese camino de agua que baja al mar
te dejo en libertad
no más palabras
no
no mires para atrás
ya no te llamaré
el día declina
otra vez
la soledad que me espera
las fotos que me sonríen
el viento
el frío
el silencio
la misma música
los montones de gorriones friolentos
que tratan de reír en la santa rita
mi perro viejo
moviendo la cola
tus libros
resistir
a tu voz que atropella en mi círculo de silencio
justo en el instante que pensaba en ti
y allí estabas tan cerca y tan distante
mis ángeles me ayudaron a no estallar en llanto
eran los mismos que aleteaban en mi infancia
los que hoy me dieron la calma
y la prudencia
mi cuerpo en desenfreno
ansias de filtrarme por el tubo
el pulso que se acelera
el grito atracado en la garganta
mi voz apenas susurrada
la tuya que volvía a mi
regresabas mojado después de mil años
las palabras se escondieron no sé donde
el sonido de voz que se fue de pronto
verás como regreso a tu memoria
una lágrima corrió por mi mejilla
te habías ido
otra vez
hasta el fin
la música la oscuridad y yo
esa música suave tibia liviana triste
yo esa extraña
esa extraña mujer
en su templo de lluvia
esa que pretende detener un recuerdo
escaparse del
camino a casa
borrar el pasado y el futuro
evadir realidades
tener todas las hojas en blanco
despertar juntos
besarte hasta el
cansancio
extraña mujer
no me
reconozco
libérame
perdidos entre círculos concéntricos
por más cerca que estemos
nos perderíamos entre puertas de espejos
sin poder nunca cruzarnos
y yo soñando con compartir tu lecho
hasta despertar en amaneceres de éxtasis
el destino tiró la piedra
y yo ilusa mujer
allí quedé
esperándote
y otra vez me pierdo en esa caja de cristal
entre círculos concéntricos
con el camino marcado
sin poder cambiar de suerte
para encontrar
un camino seco
la distancia infinita tal vez
que algún día me libere
súplica
buscar en el rincón de la conciencia
un lugar donde no llueva
recorrer las veredas de mis inviernos
caminar por los engranillados baldíos de mi alma
buscar las palabras que me identifiquen
no encontrar las palabras para decirlo
estar en soledad en noche helada
extrañándote deseándote
el cimiento me convoca
no me dejes
sigue alimentando mis sueños
y haz posible
el milagro
de poner fin
a este poema
heme aquí
en este cruce de vías
aviones entre nubes blancas
barcos que se alejan del muelle
en este entrevero de viajes
de espacios y silencios
en este trajinar cansado
buscando algo más
muerte súbita
la muerte lenta
es más terrible
las arrugas
el cansancio
los olvidos
la vejez
la lluvia es mi cómplice
la necesito
torrencial y violenta
en un tiempo exacto
ella me salvará
caída al abismo
I
para hacer posible el gran viaje
debo creer ciegamente
en un viaje sin retorno
amaneceres de verano
con mil cielos coloridos
con perfumes sensuales
con paisajes impresionantes
llenos de asombro
con la cabeza siempre en la isla
no temas Altazor
aún falta mucho
no hay apuros
podría visitar muchas ciudades egipcias
eso me da fuerzas
no claudicaremos en el camino
II
sigo a Itaca
no está lejos Altazor
a pesar de todo
del silencio
y de la lluvia que cae
no puede cantar
a esta hora de la noche
pero siempre me canta
es mi soledad que lo llama
está en mis entrañas eternamente
es mi llama viva
es mi aliento
es el mismo pájaro de mi infancia
es ese canto tierno
que vela mis sueños
me ausenta del silencio
de la oscuridad
de la inercia
del miedo
y porque es mío
canta en un árbol
de los montes solitarios
de mis campos
te invito
te desafío
te propongo
a que indagues
el por qué de este
abismo
el por qué de tu
huída
el por qué de tus
miedos
te reto
te provoco
te seduzco
a que me mires a los
ojos
cara a cara
frente a frente
cuerpo a cuerpo
y escuches ese canto
esa lluvia
ese viento
en la noche
yo y tú
solos
no puedes mentir
muy pronto
deberé claudicar
resignarme
someterme
muy pronto
imaginaré
que hago el amor contigo
y lloraré al despertar
y a pesar de todo
seguiré amándote
despacito
en
silencio
suavecito
tiernamente
esperándote
y porque para mi
un recuerdo inolvidable
hoy
adiós
solo la poesía
impera en mi reino
ya no eres ausencia
solo fuiste mi verso
encontré mi paraíso
seguiré el camino
como un designio
buscándome
en cada lugar
el ser se descubre
toma forma
vacila
se ubica
se transforma
se vuelve pequeño
casi invisible
o se agranda
como un gigante
de lluvia
de nieve
y de sol
la naturaleza me invita
los pájaros
que no tienen frío
las ardillas
y hasta los gatos
y acepto la invitación
y comienzo
a buscarme
nómade
recorrí caminos
de lluvias
de nieve
de desiertos y montañas
jardines de violetas extranjeras
de alelíes
rosas
y jazmines
de parques de pinos
y abedules
buscándome
recorrí caminos
de a pie
en barcos
y en aviones
recorrí la humanidad
rostros de emigrantes
soy nómada
sin destino
para dejarte
quien sabe en qué puerto
y en ese recorrido
aturdida de las metrópolis gigantes
renaciste
el día que yo caiga
recorreré continentes
y aún
después de irme
me seguirá
doliendo el mundo
y poniendo luces
de esta tierra
la última lluvia …
confesi
ón …
un amor inexistente
un deseo reprimido
la perfección soñada
un
oasis
un secreto
un
misterio
un adiós
inventar
un lugar en el mundo
un hombre
solo fantasía
adioses
los adioses como trémulos cortocircuitos de la vida
están en cada instante
están los pequeños y los grandes adioses
el adiós a las minúsculas vivencias
a miles de besos que se fueron
a sueños incumplidos
están los grandes adioses Altazor
a la niñez
a la juventud
a seres queridos que no volvieron
están intactas
mis utopías y mi poesía
solo la utopía
… mira Altazor la muerte no existe
todo es posible …
allá en el horizonte opuesto
lejos
caía la última lluvia …
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