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Shadows

Shadows de Cassavetes es una película que representa un hito cultural, toda vez que
inaugura el llamado “cine independiente norteamericano”, aun cuando exista el consenso de
que no llega a ser una obra de significación artística relevante. De hecho, la película
adolece de vacíos, de relación entre sus partes y de líneas narrativas truncas. En cierto
sentido, estamos ante una película coral, en donde se dan un conjunto de historias que se
articulan en torno a una familia de hermanos: Benny, Hugh y Leila. He aquí una foto de los
tres:

Benny es un trompetista que va por la vida buscando chicas con dos amigos a los
que al final les dan una paliza. Hugh es un cantante tan mediocre como su representante y
Leila, una artista que aparenta mundo sin tenerlo. El mayor conflicto se da cuando Leila
pierde su virginidad a manos de Tony (Anthony Ray). El personaje femenino se presenta
tan autosuficiente que sorprende enterarse de la ausencia de experiencia sexual:
Esta primera experiencia es insatisfactoria, pero se vuelve más dolorosa cuando
Tony nota que Leila es en verdad una mujer con sangre negra. Poco importa eso en un país
como el Perú, pero en los Estados Unidos de los cincuenta, al parecer, las relaciones
interraciales eran toda una catástrofe para ciertos sectores de la sociedad. Este conflicto es
el que mejor articula las partes de la película, pues la sola presencia de Hugh es el
detonante de los prejuicios de Tony. Este sinsabor se trasluce en el posterior estado
psicológico de Leila, produciendo una fiesta en la que ella tendrá una cita con un hombre
de color. Tal cita demostrará un nuevo comportamiento de la joven y traerá consigo una
situación tensa con la reaparición de Tony. En la película corren situaciones paralelas que
quedan truncas como la del primer novio de Leila que es desplazado por Tony. El final deja
un sabor a nada. En lo formal, este cine me recordó a los trabajos primeros de Truffaut y de
Jean Luc Godard en “El pequeño Soldado”.
Una cita importante de Cassavetes es la siguiente: “I’ve never seen an exploding
helicopter. I’ve never seen anybody go and blow somebody’s head off. So why should I
make films about them? But I have seen people destroy themselves in the smallest way. I’ve
seen people withdraw. I’ve seen people hide behind political ideas, behind dope, behind the
sexual revolution, behind fascism, behind hypocrisy, and I’ve myself done all these things.
So I can understand them. What we are saying is so gentle. It’s gentleness. We have
problems, terrible problems, but our problems are human problems.”
Su cine debe ser juzgado a la luz de sus ideas y del tipo de movimiento que produjo,
el cual se aleja del glamour de Hollywood y de sus trabajos en estudio, para dar paso a un
cine de la calle en donde prima la improvisación y la libertad en la expresión.

José Antonio Salas García

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