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Cátedra: Jean Pierre Crousse / Cynthia Watmough / Alfredo Sanchez-Griñan / Oscar Malaspina
Una propuesta municipal para la lotización del caserío evidencia la falta de sensibilidad hacia una
zona ecológica característica del norte peruano. El proyecto municipal se sobrepone incluso a la
trama urbana existente y no toma en consideración la preservación de especies de plantas
naturales como el algarrobo o el vichayo. Se plantea un urbanismo abstracto, sin noción de lugar
que se vuelve una amenaza incógnita para la población.
Ante esto, es necesario identificar e interiorizar la manera de habitar de los pobladores del bosque
seco norteño ya que es desde ahí de donde se gestan las pautas para establecer una toma de
partida coherente a la hora de prever una densificación como se pronostica en esta región del
país.
La estrecha relación entre el bosque, el ganado y los habitantes incide en la forma de plantear el
desarrollo de densificación urbana del caserío. El árbol es un elemento vital en el sistema. Por esta
razón, se plantean dos caminos principales, que cuentan con sistema de drenaje de agua de lluvia.
De esta manera el agua penetra en el subsuelo y permite el crecimiento de más árboles.
Entonces, dos franjas de sombra natural y posibilidad de sustento son la columna vertebral del
desarrollo del caserío. Así, cada vivienda tiene dentro de una zona designada un pedazo de bosque
seco que ha de utilizar y mantener para beneficio propio y de la comunidad.
En la franja central que se encuentra desprovista de arboles, y por ello, de sombra. El proyecto se
centra íntegramente en la creación de espacios de uso público, de sombra publica que generan un
tercer eje entre los dos caminos/canales. Estos espacios establecen puntos focales dentro del
caserío y generan relaciones transversales entre las viviendas dentro de un sistema de pueblo
lineal. La cuadricula propuesta por la municipalidad ha sido deformada y adaptada.