GRANDES HECHOS
rE
LA HISTORIA UNIVERSAL,
ANALES [LUSTRADOS.
PRIMERA SERIE.
HISTORIA SAGRADA,
VERSION CASTELLANA, HECHA CON PRESENCIA DE LAS MEJORES
OBNAS WISTORICAS NAGIONALES Y EXTRANJERAS,
POR
D. ILDEFONSO A. BERMEJO.
MADRID: 1868,
IMPRENTA DEL BANCO INDUSTRIAL ¥ MERCANTIL,
A CARGO DE D. 3. BERNAT.
Costantila de Santa Teresa,namero 3.PREFACIO.
Ante omnia opera verbum
procedat te, et ante ommem ac-
tum consilium stabile.
Ante todas tus obras la pala-
bra veraz vaya delante de ti, y
ante toda accion un consejo
firme.
(El Ectesidstico, cap. 37, v. 20.)
Los hombres necesitan estudiar ta historia,
sean cualesquiera su edad y su posicion; pero pa-
ra que estas narraciones histéricas sean utiles, es
indispensable que lleven impresas un sello de
verdad. Gonocemos muchos autores que intencio-
nalmente, por miras expeciales, han extraviado 4
sus lectores; otros, de pluma elocuente, al escribir
la historia, no han podido hacerse superiores al
espiritu dle la pasion. Lo mismo estos que aque-u PREFACLO.
Ilos, han lisonjeado nuestras inelinaciones y nos
han sumergido en un abismo de adversidades.
El historiador, para cumplir dignamente su
deber, es decir, pare formar ciudadanos virluo-
sos y para ilustrar 4 los hombres acerca de su fe-
licidad, tiene forzosamente que enajenarse de todo
espiritu de partido: las facciones se debilitan y
fenecen con el tiempo; pero la justicia y la ver-
dad pertenecen 4 todos los lugares y 4 lodos los
siglos.
Toda la energia de un escritor serd poca cuan-
do tome por norma de su trabajo admirar la vir-
tud en medio de las persecuciones que ha experi-
mentado, 6 cuando se proponga Inspivar horror
hacia el crimen, 4 pesar de! triunfo precario con
que algunas veces le corona el destino, 6 cuando
intente imprimir en nuestro corazon un justo des-
precio hacia el vicio, por seductora que sea la for-
ma bajo Ja cual aparezca revestido.
Nosotros, al describir los grandes hechos de la
historia universal, desenvolyeremos con mucho
cuidado el vasto cuadro de las edades primitiva,
antigua, media y moderna, presentando 4 nues-
tros lectores los ejemplos dignos de imitarse y los
que merecen la universal reprobacion del géneroPREEAGIO. UI
humano. Los hombres célebres que pinta Ja his-
toria procecentes de todos los: paises, hijos de sus
respectives siglos, vendran en apoyo de nuestros
preceptos, presentdndonos un conjunto informe y
perpétuo de virtudes y vicios, de talentos emi-
nentes y debilidades vergonzosas, de victorias in-
justas y de infortunios no merecidos.
Los hombres y los acontecimientos estardn
sometidos 4 una clasificacion equitativa, de mane-
ra que impriman en nuestra alma el respeto hacia
la vejez, el entusiasmo hdcia la patria, la venera-
cion hacia Ia justicia, el amor hacia Ja libertad
bien entendida, y cl desprecio mas absoluto hacia
todo lo que lastime al honor y 4 la virtud. Estos
serdn nuestros principios.
Al describir los sucesos mds memorables que
se han cumplido en el globo, pintaremos cl largo
encadenamiento de las causas particulares que
han engrandecido los imperios mas florecientes, y
que insensiblemente los han condueido 4 su ruina.
La Providencia tiene las riendas de todas las
monarquias; ha sometido 4 sus yoluntades supre-
mas todos los corazones humanos. Ora detiene las
pasiones, ora las deja correr; de este modo se
agita todo el género humano. 4Se propone HacerW PREFACIO,
conquistadores? Entonces alemoriza 4 los que
quiere abatir, y concede una audacia invencible
4 los que desea ver victoriosos. Todo esté sometido
aqui abajo 4 sus decretos impenetrables. ;Se pro-
pone hacer legisladores? Entoaces envia su espi-
ritu de sabiduria y de prevision; indica los males
que amenazan 4 los Estados, y establece los fun-
damentos de la tranquilidad publica. Sabe que la
prudencia de los mortales esta sujeta 4 la aberra-
cion; alumbra al mundo, despues le abandona 4
su propia ceguedad y & sus decepciones; le preci-
pita y le infunde en sus futiles presunciones. Le
vemos enredarse en sus propias sutilezas, Ilegando
4 serle funestas sus combinaciones mas calcu-
ladas.
Asi es cémo el Altisimo ejerce sus decretos
impenetrables, segun las reglas de su suprema
justicia, para siempre inalterables. Prepara los
efectos on las vausas mas lejanas, y descarga en
ocasiones aquellos golpes terribles que estremecen
al universo. Cuando su divino poder ha resuelto
la destruccion de grandes imperios, estos parece
que marchan embriagados, aturdidos, porque el
yérligo preside 4 sus consejos, quedando reduci-
dos 4 una especie de demencia.PREFACIO. ¥
jNo se envanezcan Jos humildes mortalest.,.
-E] espiritu divyino levanta, cuando le place, al sen-
tido extraviado. Para extraviar el sentido comun
no se necesita una larga série de prosperidades.
De este modo reina Dios algunas veces sobre
todos lvs pueblos. No atribuyamos 4 la casualidad
64 la fortuna efectos que superan 4 nuestra débil
estructura humana. Si queremos emplear los tér-
minos casualidad y fortuna, que sea wnicamente
paraencubrir nuestra ignorancia: esa casualidad,
con relacion d nuestros inciertos consejos, es un
designio concertado en el espiritu divino que for-
ma todas las causas y todos los efectos en un mis-
mo érden. De esta manera todo lo que respira con-
curre 4 las mismas tendencias. Si observamos
casualidad é irregularidad en los encuentros par-
ticulares, es porque nuesira inteligencia es-dema.-
siado Itmitada para discernir lo general.
Los que dirigen las riendas del poder supremo
se sienten sometidos 4 una fuerza mayor: hacen
mas 6 ménos de lo que piensan;. sus consejos han
tenido siempre efectos imprevistos.
Alejandro el Grande, ese poderoso conqui-sta
dor, estaba lejos de figurarse que dando 4 sus
yastas posesiones una estension tan dilatada, traba-vw PREFACIO.
jaba para sus capitanes y minaba seeretamente la
autoridad de su casa. Cuando Bruto inspiraba al-
‘pueblo romano aquel amor ian grande 4 la liber-
tad, estaba lejos de pensar que infundia en Ins
dnimos el gérmen de aquella licencia desenfrenada
que debia proporcionar nuevo alimento dla opre-
sion que pretendia extinguir.
Una carrera impetuosa que no se detiene, Io ar-
rastra todo 4los abismos dela eternidad. Las edades
se renuevan, la figura del mundo cambta incesan-
temente, los muertos y los vivos se reemplazan;
nada es estable, todo se desvanece... El Altisime
queda siempre siendo el mismo: el torrente de los
siglos que arrastra 4 todos los hombres, corre de-
lante de su vista, y observa con una mirada com-
pasiva las debilidades mortales, que empujadas
por este curso rdpido, le insultan al atravesar este
mundo fugitivo; y queriendo hacer de este solo
instante toda su felicidad, se ven obligades 4 so-
meterse dsu omnipotencia suprema.GRANDES HECHOS
DBE
LA HISTORIA UNIVERSAL.
—ANALES ILUSTRADOS.—
PRIMERA SERIE.
HISTORIA SAGRADA.
CAPITULO PRIMERO.
Desde la creacion hasta el dilnvio (4963-3308 an-
tea de J. C.)
LA CREACION.
En el principio crié Dios el cielo y la tierra.
La tierra estaba desnuda y vacia, y las tinieblas
estaban sobre la haz del abismo, y el espiritu de
Dios era levado sobre las aguas.
Dijo Dios: Sea hechala luz; y fué heclia
la luz.
Vio Dios la luz que era buena, y separé la
juz de las tinieblas.2 HISTORIA SAGRADA.
Liam6 & la luz dia, y 4 las tinieblas noche; y
fué la tarde y la mafiana un dia.
Dijo tambien Dios: Sea hecho el firmamento
en medio de las aguas, y divida aguade aguas, é
hizo Dios el firmamento, y dividid las aguas que
estaban debajo del firmamento de aquellas que
estaban sobre el firmamento. Y fué hecho asi.
Y¥ lamé Dios al firmamento cielo, y fué la tar-
de y la mariana del dia segundo.
Dijo tambien Dios: Siéntense las aguas que
estén debajo del cielo, en un lugar; y descubrase
la seca. Y fué hecho asi.
Y Hamo Dios d la seca tierra, y d las congre-
gaciones de las aguas !lamé mares. Y vid Dios
que era bueno.
Y¥ dijo: Produzca la tierra yerba verde, y que
haya simiente, y drbol de fruta que dé fruto se-
gun su género, cuya simiente esté en él mismo
sobre la tierra. Y faé hecho asi.
Y produjo la tierra yerba verde, y que hace
simiente segun su género, y drbol que da fruto,
¥ que cada uno tiene simiente segun su especie.
Y vid Dios que era bueno. :
¥ fuéla tarde y la mafiana del dia tercero.
¥ dijo tambien Dios: Sean hechas lumbreras
en el firmamento del cielo, y separen el diay
la noche, ¥ sean para seflales, y tiempos, y dias,
y afios: para que Inzcan en el firmamento del
cielo, y alumbren la tierra. Y fué hecho asi.