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Copia del original mecanografiado por el autor. El reconocido escritor argentino Julio Cortázar pronunció, en 1981, el discurso "Negación del olvido" en la apertura del Coloquio de Abogados de Paris, realizado en el senado francés, el cual fue fundamental en la lucha por los derechos humanos y un antecedente importante de la aprobación, en 2006, de la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas por parte de la Asamblea de Naciones Unidas (ONU), iniciativa que fue fuertemente impulsada por el gobierno del entonces presidente Néstor Kirchner. La participación del autor de Rayuela fue decisiva para llevar a cabo un coloquio que sufrió muchas dificultades debido a la ofensiva de la diplomacia de la dictadura argentina que intentaba bloquear todos los intentos que se efectuaban en el exterior para denunciar sus crímenes.
Copia del original mecanografiado por el autor. El reconocido escritor argentino Julio Cortázar pronunció, en 1981, el discurso "Negación del olvido" en la apertura del Coloquio de Abogados de Paris, realizado en el senado francés, el cual fue fundamental en la lucha por los derechos humanos y un antecedente importante de la aprobación, en 2006, de la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas por parte de la Asamblea de Naciones Unidas (ONU), iniciativa que fue fuertemente impulsada por el gobierno del entonces presidente Néstor Kirchner. La participación del autor de Rayuela fue decisiva para llevar a cabo un coloquio que sufrió muchas dificultades debido a la ofensiva de la diplomacia de la dictadura argentina que intentaba bloquear todos los intentos que se efectuaban en el exterior para denunciar sus crímenes.
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Copia del original mecanografiado por el autor. El reconocido escritor argentino Julio Cortázar pronunció, en 1981, el discurso "Negación del olvido" en la apertura del Coloquio de Abogados de Paris, realizado en el senado francés, el cual fue fundamental en la lucha por los derechos humanos y un antecedente importante de la aprobación, en 2006, de la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas por parte de la Asamblea de Naciones Unidas (ONU), iniciativa que fue fuertemente impulsada por el gobierno del entonces presidente Néstor Kirchner. La participación del autor de Rayuela fue decisiva para llevar a cabo un coloquio que sufrió muchas dificultades debido a la ofensiva de la diplomacia de la dictadura argentina que intentaba bloquear todos los intentos que se efectuaban en el exterior para denunciar sus crímenes.
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Fienso que to Jos 103 aqu reuni d08 coincidirn en que cada
vez que a t ravs de person?l cs o de documentos tomamos
contacto con l a cuestin de 103 dcsap:L( ':l cidos en la Arf entina o er. otros pases sudamericanos, el sentiQiento que se manifiesta casi de inmediato es el de lo diablico. Desde luero, vivimos en poc a en la que referirs e al diablo parece cada vaz ms ingenuo o ms tonto; y sin embarr o es enfrent ar el hecho de las desapariciones sin que a1, 0 en si ent a la presencia de un elemento infrahumal' o, de fU3rza que parece venir de l as de eS03 abismos donrie la imaginacin termina por situar a todos aquell03 que han desaparecido. Si las cosas parecen relativamente eXl'licables el. la superficie -los propsitos, los mtodos y las consecuencias de las desapariciones-, queda sin embargo un trasfondo irreductible a toda razn) ' a toda justificacin humana 1 y es entpnces que el sentimi.entp de lo diablico se abre paso como si por un momento hubiramos vuelto a las vivencias medievales del bien y del mal, cornos si a pesar de todas nuestras defensas intelectuales lo demonfaco estuviera. una vez mas ah "Ves? Existo. Ah! tienes la prueba." Pero lo por des f racia. es en este caso humano, humano; quienes han orquestado una tcnica para aplicarla mucho m s all de casos aislados y convertirla en una prctica de cuya multiplicacin sistemtica han dado idea las cifras publicadas a rafz de la reciente encuesta de la OEA. saben perfect amente que ese procedimiento tiene para ellos una doble ventaja. la de eliminar a un adversario real 0 potencial (sin hablar de los que no lo son pero que caen en la trampa por juegos rlel azar, de brutalidad o del sadismo). y a la vez injer;tar, mediante la ms monstruosa de las cirujfas. la doble presencia del y de la esperanza en a quellos a quienes les toca vivir la desaparicin de seres queridos. Por un lado se Q.. un ant a[ onista ''' '''l'virtual o r iJa l; por el. otrl) se crean 138 coro cli.cl onE'.s p" ra que los parient E>s o ami r-os de ) ." ... L::t i'19S se Ve?ll 01:1i ; :JCl 08 en ClSOS a fUardar silencio como nica posibilida d de salvaguardar la vida de aquellos que su corazn se niega a admitir como muertos. Si basndose en una estimacin que parece estar muy por debajo de la realidad, se habl a. de ocho o diez mil des aparecidos en la Argentina, es fcil imaf inar el nmero de quienes conservan t o d a ~ a la esperanza de volver a verlos con vida. La extorsin moral que ello sif nifica para estos ltimos, extorsin muchas veces acompaada de la estafa lisa y llana que consiste en prometer averi f uaciones positivas a cambio de dinero. es la prolonicin abominable de ese estado de cosas donde nada tiene definicin. donde promesas y medias palabras multiplican al infinito un panorama cotidiano MMRHp lleno de siluetas crepusculares que nadie tiene la fuerza de sepultar definitivamente ' uchos de nosotros poseemos testimonios insoportables de este estado de cosas, que puede llegar incluso al nivel de los mensaj e s indlrectos. de las llamadas tel efnicas en las que se cree reconocer una voz querida que slo pronuncia unas pocas frases para asegurar que todava est de este lado, mientras quienes escuchan tienen que callar las preFUntas ms elementales por temor de que se vuelvan inmediatamente en contra del supuesto prisio- .,,;,,'u. UH "i,.:i.ogo l:eal o fral'llado entre el infierIlo y la i;ierr" es el nico alimento de esa esperanza que no quiere admitir lo que tantas evidencias negativas le estn dando desde hace meses. desde hace aos. y si toda muerte humana entraa una ausencia irrevocable, qu decir' de esta ausencia ' que se sigue dando como presencia abstracta, como la obstinada ne" a'cin de la ausencia final? Ese crculo faltaba{en el infierno dantesco, y los supuestos fobernant f s de mi pas) entre otros" se han encarr ado de la siniestra tarea de crearlo y de poblarlo. De esa poblacin fantasmal, a la vez tan prxima y tan lejana, se trata en esta reunin. Por encima y por debajo de las consideraciones turdicas , los anlisis y las bsquedas normativas en el terreno del derecho interno e int erna ci ona l, es de ese pueblo de l as sombras que estamos hablando. en esta de estudio y de reflexin, destina da a crear instrumen tos ms eflcaces en defensa de l as libertades y los derechos pisoteados por las dictaduras , la presencia invisible de miles y miles de desaparecidos y rebasa y contina todo el trabajo intelectual que poda!llos en estas jornadas. Aqu j en esta sala donde ellos no se los evoca como una de trabajo, aqu hay que sentirlos y prximos, senta dos entre nosotros, mirndonos, hablndonos . I techo mismo de que entre los participantes y el pblico haya tantos parientes y amiros de desaparecidos vuelve todava ms perceptible esa innumerable muchedumbre conf ret' ada en un silencioso testi!llonio, en una impl a cable acusacin. fero tambin las voces vivas de los sobrevivientes y de los testir,os, y todos los que hayan ledo informes como el de la Comisin de Derec!.os HU!Ilanos de la OEA en su con letras de fueFO, los casos presantados como tpicos, las muestras aisladas de un exterminio que ni siquiera se at-reve a decir su nO'1lbre y que abarca 41( miles y miles de casos no tan bien documentados pero ipualmente As, mirando tan slo hechos aislados, quin pOdra olvidar la desaparicin de la pequea Clara Anah entre la de tantos otros y adolescentes que v1van 11era de la historia y de la poltica, sin la menor responsabilidad frente a los ahora pretenden ra zones de orden y de soberana nacional para justificar sus crmenes? ,Juin olvida el destino de Jilvia Cora zza di? 3nchez, la joven obrera cuya nia na ci en la y a la que llevaron meses despus para que entre, ara la criatura a su abuela antes de hacerla desaparecer defini tivamen"te'( .,uin olvida el alucinante testimonio sobre el campo militar "La Perla" escrito por una sobreviviente, Craciela Susana y publicado por la Comisin Ar,entina de human03? Cito nombres al azar del recu erdo , aisladas de unas pocas lpi das en un cementer io de sepultados en vida. }ero vale por cien, por C930 3 que s lo 9 9 diferencian por los grados de la crueldad, del de esa monstruosa voluntad de exterminacin que ya nada tiene que ver con la lucha abierta y s en cambio con el aprovechamiento de la fuerza bruta, del anonimato y de las peores tendencias humanas convertidas en el placer de la tortura y de l a vejacin a seres indefensos. 3i de algo siento verfdenza frente a este fratricidio que se cumple en el ms profundo secreto para poder '. , ., negarlo despus cnicamente, es qu.e sus -responsables y ejecutores son argentinos o uruFUayos o chilenos, son los mismos que antes y despus de cumplir su sucio trabajo salen a la superficie y se sientan en los mismos cafs, en los mismos cines donde , aquellos que se reunen hoy. " .. manana pueden ser sus vctimas. Lo digo sin nimo de paradoja. Ms felices son aquellos pueblos que pudieron o pueden luchar contra el terror de U!1.a ocupaci n extran jera. felices, s, porque al menos sus verdugos vienen de otro lado, hablan ptro idioma, responden a otras de ser. Cuando la desaparicin y tortura son por quienes hablan como nosotros, tienen nuestros mismos nombres y nuestras mismds escuelas, comparten costumbres y gestos, provienen del mlsmp suelo y. de la misma historia, el abismo que se abre en nuestra conciencia y en
nuestro corazn es infinitamente ms hondo que cualquier palabra que pretendiera describirlo. Pero precisamente por eso, porq le en este momento tocamos fondo como jams lo toc nuestra historia, llena sin embargo de etapas sombras, precisamente por eso hay que asumir de frente y sin tapujos esa realidad que muchos pretenden dar ya por terminada, mantener en un . 1 obstinado presente, con toda su sangre y su i[nominia, algo que ya se , 1 esta queriendo hacer entrar en el cmodo pas del olvidO; hay que seguir considerando como vivos a los que a aso ya no lo estn pero que tenemos la obligacin de reclamar, uno por Ino, finalmente verdad que hoy se pre ende 11 hasta que la respuesta muestre escamotear. Por eso este coloquio, y todo lo que podamos hac r en el plano nacional e internaclo- nal, tiene un sentido que va mucho ms all de su inmediata; I el ej emplo admirable de las "adres de la Plaza de est ah! como algo que se llama dignidad, se llama libertad, y sobre todo se llara3 futuro. Julio Cortzar, enero 1981.