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MULTIPLE INTERES POR EL PSICOANALISIS

Freud, Sigmund: “Múltiple interés por el psicoanálisis”

D. El interés para la psicología evolutiva

No cualquier análisis de fenómenos psicológicos merecerá el nombre de «psicoanálisis». Este último implica
algo más que desagregar unos fenómenos compuestos en sus elementos simples; consiste en reconducir una
formación psíquica a otras que la precedieron en el tiempo y desde las cuales se ha desarrollado. El procedimiento
psicoanalítico médico no podía eliminar síntoma patológico alguno sin rastrear su génesis y su desarrollo: así el
psicoanálisis, desde su mismo comienzo, se vio llevado a perseguir procesos de desarrollo. Primero descubrió la
génesis de ciertos síntomas neuróticos, y en su ulterior progreso se vio precisado a abordar otras formaciones
psíquicas y a realizar con respecto a ellas el trabajo de una psicología genética {genetischen Psychologie}.

El psicoanálisis tuvo que derivar la vida anímica del adulto de la del niño, tomar en serio el aforismo «El niño
es el padre del hombre». Ha rastreado la continuidad entre la psique infantil y la del adulto, pero también notó las
trasmudaciones y los reordenamientos que sobrevienen en ese camino. La mayoría de nosotros tenemos una
laguna en la memoria de nuestros primeros años infantiles, de los que conservamos sólo unos jirones de recuerdo.
Es lícito afirmar que el psicoanálisis ha llenado esa laguna, ha eliminado esa amnesia de la niñez de los seres
humanos. (Cf. AE, 13, «El interés pedagógico» [pág. 191].)

A medida que se profundizaba en la vida anímica infantil se obtenían algunos notabilísimos hallazgos. Así se
corroboró lo que a menudo se había vislumbrado antes: la extraordinaria sígnificatividad que para toda la posterior
orientación de un hombre poseen las impresiones de su niñez, en particular las de su primera infancia. Pero así se
tropezaba con una paradoja psicológica que sólo para la concepción psicoanalítica no es tal, a saber: que
justamente esas impresiones, las más significativas entre todas, no se conservaran en la memoria de los años
posteriores. El psicoanálisis ha podido comprobar con la máxima nitidez para la vida sexual este carácter
paradigmático e imborrable de las vivencias más tempranas. «On revient toujours à ses premiers amours», he ahí
una positiva verdad. Los numerosos enigmas de la vida amorosa de los adultos sólo se solucionan cuando se
ponen de relieve los factores infantiles en el amor. Para la teoría de estos efectos importa el hecho de que las
primeras vivencias infantiles no le sobrevienen al individuo sólo como unas contingencias, sino que también
corresponden a los primeros quehaceres de la disposición constitucional congénita.

Otro descubrimiento, mucho más sorprendente, nos dice que de las formaciones anímicas infantiles nada
sucumbe en el adulto a pesar de todo el desarrollo posterior. Todos los deseos, mociones pulsionales, modos de
reaccionar y actitudes del niño son pesquisables todavía presentes en el hombre maduro, y bajo constelaciones
apropiadas pueden salir a la luz nuevamente. No están destruidos, sino situados bajo unas capas que se les han
superpuesto, como se ve precisada a decirlo la psicología psicoanalítica con su modo de figuración espacial. Así, se
convierte en un carácter del pasado anímico no ser devorado por sus retoños, como lo es el histórico; persiste
junto a lo que devino desde él, sea de una manera sólo virtual o en una simultaneidad real. Prueba de esta
aseveración es que el sueño de los hombres normales revive noche tras noche el carácter infantil de estos y
reconduce su entera vida anímica a un estadio infantil. Este mismo regreso al infantilismo psíquico (regresión) se
pone de relieve en las neurosis y psicosis, cuyas peculiaridades pueden ser descritas en buena parte como
arcaísmos psíquicos. En la intensidad que los restos infantiles hayan conservado en la vida anímica vemos la
medida de la predisposición a enfermar, de suerte que ella pasa a ser para nosotros la expresión de una inhibición
en el desarrollo. Ahora bien, lo que en el material psíquico de un ser humano permaneció infantil, reprimido
Freud, Sigmund: “Múltiple interés por el psicoanálisis”

{desalojado} como inviable, constituye el núcleo de su inconciente, y creemos poder perseguir, en la biografía de
nuestros enfermos, cómo eso inconciente, sofrenado por las fuerzas represoras, está al acecho para pasar al
quehacer práctico y aprovecha las oportunidades cuando las formaciones psíquicas más tardías y elevadas no
consiguen sobreponerse a las dificultades del mundo real.

En estos últimos años los autores psicoanalíticos han reparado en que la tesis «la ontogénesis es una repetición
de la filogénesis» tiene que ser también aplicable a la vida anímica, lo cual dio nacimiento a una nueva ampliación
del interés psicoanalítico.

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