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w w w . m e d i a c i o n e s .

n e t

Los bolivianos en Buenos Aires

Jesús Martín-Barbero

Prólogo
(Relatos de la diferencia y la igualdad, Alejandro
Grimson, Eudeba, Buenos Aires, 1999)

«Fuera de su lugar, la fiesta de los migrantes resulta ser,


en el análisis de Grimson, menos una evocación del
pasado que la construcción de la relación de la historia
con el presente de la migración, lo que implica la puesta
en comunicación de tiempos muy distintos: el
inmemorial de la tierra, la memoria del barrio en que se
vive, y el del presente en el que se hibridan las culturas
y se rehacen las identidades –bolivianos, católicos,
indígenas– que entran en pugna peleándose el sentido de
la fiesta. Distante del nacionalismo estatal elaborado por
las élites para el carnaval boliviano de Oruro, la fiesta de
Nuestra Señora de Copacabana, en el barrio charrúa de
Buenos Aires, reelabora tanto el sentido de la
nacionalidad como el de la religiosidad, al fundirlas en la
creación del “nuevo relato étnico” de la bolivianidad
migrante.»
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Este libro rema contracorriente. Cuando lo que se usa hoy


es hacer de la comunicación lo que hay que mirar, “el obje-
to” de estudio –y no ver ahí sino un asunto de medios y
tecnologías–, Grimson tiene la osadía de hacer de la comu-
nicación un lugar desde el que se mira, para ponernos a mirar
la vida de los migrantes bolivianos en Buenos Aires, la
densidad sociocultural de sus conflictos y sus intercambios.
Su contracorriente se hace aún más visible cuando lo que se
enfoca es la migración en un tiempo en que ésta ha perdido
todo su encanto y, frente al relato nacional-popular –que vio
en las migraciones procedentes de Europa hasta los años
treinta una influencia civilizatoria–, el relato neoliberal aso-
cia la migración actual, proveniente de los países fronteri-
zos, al aumento de la tensión social y la inseguridad urbana.
Ese doble desplazamiento no dejará de remover las tranqui-
las –¿o estancadas?– aguas del mundo académico que se
ocupa del espacio comunicacional. A los que nos importa
tanto o más lo que en la comunicación hay de prácticas so-
ciales y procesos culturales que de desarrollo tecnológico de
los medios, este libro nos propone un precioso conjunto de
pistas para seguir indagando en la trama comunicativa de la
vida y los muy diversos modos en que ella interactúa con el
entorno tecnológico. Éstas son algunas de esas pistas.

Siguiendo la distinción de espacios de comunicación pro-


puesta por el propio autor, voy a referirme primero al espa-
cio de la interculturalidad, y después al de la intraculturalidad.
Ese espacio se halla en primer lugar configurado por los
conflictos y negociaciones identitarias que entretejen el vivir

Relatos de la diferencia y la igualdad - Prólogo


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de los bolivianos en Buenos Aires, sus relaciones con la


“gran ciudad”, el des-hacerse y re-hacerse de sus identida-
des: bolivianos, extranjeros, ilegales, campesinos, obreros,
creyentes, paisanos, compadres, etcétera. El acercamiento
que Grimson nos propone para abordarlo está conformado
por la indagación de lo que sucede en los espacios públicos
–el transporte, la fábrica, la esquina, la policía–, y el análisis
de los procesos de reelaboración de las relaciones culturales.
Quizá sea en el relato analítico del estigma que los migran-
tes bolivianos portan consigo cotidianamente al viajar en el
transporte público donde mejor pueda apreciarse lo que nos
descubre la mirada desde la comunicación. Portada socialmen-
te en el propio cuerpo, la diferencia –la otredad– que una
boliviana introduce en el autobús es traducida por la porte-
ñas en términos de amenaza y, por lo tanto, en el gesto de
aferrar el bolso.

Vivida cotidianamente, esa escena muda es transformada,


por la mujer migrante, desde la percepción de una identidad
nueva en un juego de inversión de sentido: ella aferra a la vez
su propio bolso devolviendo contra las porteñas la descon-
fianza y desconcertando su mirada impugnadora. La densi-
dad comunicativa de la experiencia urbana es desplegada
por Grimson en el análisis de todo lo que –sin palabras– se
dicen los cuerpos: la ambigüedad corporal estableciendo
vínculos de los que el sujeto no puede hacerse cargo del
todo. Y ello tanto en el idioma del estigma con que los por-
teños cargan al otro, como en el de la réplica con que la
migrante boliviana reasume su alteridad y se afirma, trans-
formando el anonimato del autobús en un espacio de inter-
locución de identidades, y aún de emergencia de la subjeti-
vidad en el espacio de su negación: si es en cuanto otra que
la migrante es estigmatizada, es en la asunción de sí misma
que la boliviana interpela a las porteñas. Las estratagemas
de comunicación hacen parte constitutiva de la afirmación
identitaria, tanto étnica como de clase, pues en la negación

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a “seguir agachando la cabeza” se reafirma a la vez la iden-


tidad obrera y la bolivianidad.

Segundo espacio de comunicación, el de la intraculturali-


dad: remite a la multiplicidad de procesos y prácticas media-
nte los cuales sobrevive, transformándose, una “cultura de
origen” en otro país y en la gran ciudad. No puede, enton-
ces, resultar extraño que la mirada desde la comunicación
enfoque dos principales tipos de prácticas: las fiestas y las
apropiaciones de los medios. Fuera de su lugar, la fiesta de
los migrantes resulta ser, en el análisis de Grimson, menos
una evocación del pasado que la construcción de la relación
de la historia con el presente de la migración, lo que implica
la puesta en comunicación de tiempos muy distintos: el
inmemorial de la tierra, la memoria del barrio en que se
vive, y el del presente en el que se hibridan las culturas y se
rehacen las identidades –bolivianos, católicos, indígenas–
que entran en pugna peleándose el sentido de la fiesta. Dis-
tante del nacionalismo estatal elaborado por las élites para
el carnaval boliviano de Oruro, la fiesta de Nuestra Señora
de Copacabana, en el barrio charrúa de Buenos Aires, re-
elabora tanto el sentido de la nacionalidad como el de la
religiosidad, al fundirlas en la creación del “nuevo relato
étnico” de la bolivianidad migrante.

En el análisis de la apropiación de los medios masivos


por los migrantes bolivianos, Grimson avizora las distintas
funciones que los medios cumplen en las diversas etapas por
las que atraviesa la migración. Y si en ese análisis la radio
ocupa un lugar central, ello no remite únicamente a la ma-
triz oral y popular del medio –y a sus más accesibles costos–
sino a la pionera tradición de los mineros bolivianos que
convirtieron la radio ya desde los años cincuenta en un
medio de construcción de comunidad. Lo que desde los
modos de apropiación de la radio por los migrantes interesa
en este libro es, ante todo, la perspectiva de las “negocia-

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ciones de identidad”. Negociación especialmente entre las


músicas –folklórica boliviana, regional, bolichera, etcétera–
con las que los bolivianos se hacen re-conocer por los por-
teños, se comunican entre paisanos de la misma región, se
afirman como migrantes, se abren al mundo argentino glo-
balizado. La negociación de las músicas desborda el espacio
de la radio para dar lugar a pequeñas industrias culturales –
a locales de baile, firmas discográficas, la presencia en fe-
rias–, desde las que entran en disputa los diversos modos de
ser bolivianos –indígena, rural, urbano– y los diversos mo-
dos de relacionarse con los procesos de modernización. Es
también el caso del video, en su capacidad de captar y po-
der trasladar al país de origen las fiestas de los migrantes; y
la extensión al video del vínculo del compadrazgo no puede
ser más expresiva: no hay fiesta en la que falte el “padrino
de video” responsable del registro del acontecimiento.

Mirada ya no desde la producción sino desde la recep-


ción, la televisión introduce en el análisis de la vida de los
migrantes el tema de los usos: la televisión convertida en el
medio que les permite conocer el mundo al que han llegado,
al que se enfrentan y con el que deben convivir. De ahí que
la televisión sea percibida como medio del que pueden
aprender saberes para desenvolverse en la racionalidad y
complejidad de la gran ciudad. Y la televisión también co-
mo espacio en el que se escenifican los conflictos intergene-
racionales sobre la nacionalidad: entre el querer “ser como
los argentinos” (de los padres) y el querer “ser argentinos”
(de los hijos). Alternativa que atraviesa los conflictos en que
se dirime el sentido de una “bolivianidad desde abajo”, que
no es pragmática ni instrumental, sino constitutiva de la
vida migrante y, por lo tanto, hecha ante todo de comuni-
cación y solidaridad. Sacar a flote esa relación –y sus ten-
siones, ambigüedades y conflictividad– es el mayor aporte
de este libro.

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