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Acá cabría hablar de otro elemento fundamental más que se entrelazan con todo
lo antes dicho, la experiencia estética. Las experiencias son distinciones que un
observador hace de su vivir como rasgos de su vivir, y ocurren por ello en el fluir
del conversar dentro de una cultura particular, así experiencias diferentes
corresponden a diferentes acontecimientos en el vivir y que vivimos de maneras
particularmente diferentes. Y lo que usualmente se denota en el vivir cotidiano
al referirnos a las experiencias estéticas, es un rasgo de nuestro vivir en una
forma de bien-estar que se origina cuando encontramos que somos coherentes o
resultamos en coherencia con un aspecto particular de nuestro ámbito de
existencia en la matriz que habitamos y que surge con nuestro vivir. En otras
palabras, una experiencia estética ocurre como un comentario reflexivo o
distinción que hacemos sobre nuestro propio vivir al encontrarnos fluyendo en
la armonía de nuestro vivir en la matriz que habitamos, distinción asociada a la
configuración de sentires propia de un sentimiento de plena conectividad en esa
matriz, en un flujo de vivires y convivires sin contradicciones emocionales que
invita a un momento de reposo. El bien-estar natural propio del habitar Homo
Sapiens Amans surge del vivir en la armonía relacional entre el ser vivo y el
medio, y el bien-estar propio de la experiencia estética es parte de este bien-
estar natural. Y como sabemos, el bien-estar natural puede perderse en algunas
de las muchas dimensiones del vivir y convivir humano, ya sea de manera
transitoria o permanente (haciendo con esa permanencia la vida imposible), con
lo cual y mientras esto ocurre la experiencia estética se pierde en esas
dimensiones del habitar en el cual se pierde la armonía del vivir y convivir.
Deseos y emociones incompatibles destruyen la coherencia del flujo del vivir y
convivir, generando con ello la experiencia de fealdad. Anteriormente
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El profesor Carlos A. Jiménez, un estudioso colombiano del tema lúdico en
aprendizaje así como en terapias alternativas da cuenta de una tendencia a ir más
allá de la mirada funcional, como el dice: “La Lúdica no es un estado, es toda la
existencia humana”. Entres sus múltiples libros destacamos: “La inteligencia
Lúdica”. Cooperativa Editorial Magisterio. Colombia 2005. y “Ludoterapias”
Cooperativa Editorial Magisterio. Colombia. 2007. También destacamos el trabajo
concreto que viene realizando hace 14 años El Movimiento Lúdico, colectivo
artístico jugando a poetizar la vida cotidiana.
mencionamos la naturaleza de la mirada poética, que es la que revela las
coherencias de existencia mediante la facultad de captarlas comprensivamente
aún cuando el observador no puede describirlas. Y el bien-estar natural ocurre
en tanto fluimos viviendo en la mirada poética, y se interfiere cuando en la
coincidencia de emociones incompatibles traemos a mano en nuestro habitar
ámbitos de acciones contradictorios. Al ocurrir esto, nuestro habitar pierde su
coherencia estética y se vuelve fragmentado como un mosaico, y no fluido en la
interconectividad sistémica sistémica propia de una matriz, generando,
realizando y conservando dinámicas de dolor y sufrimiento como dinámicas
recurrentes de perdida de las coherencias estéticas, las cuales son vividas en el
sentir del observador como una perdida del sentido intimo del vivir.
Con todo lo dicho aquí queremos invitar a ampliar nuestra conciencia respecto a
la enorme presencia sistémica sistémica que tiene la creación poética en la
constitución de la matriz biológico-cultural del habitar humano, y queremos
invitar a descubrir y constatar cada quien desde si mismo esta naturaleza
poetizante en su propio vivir y convivir, de hecho como una cuestión
fundamental para la realización y conservación del bien-estar propio de una
habitar co-inspiradoramente reflexivo en el respeto mutuo de la convivencia
democrática. Y a la vez invitamos a tomar conciencia desde allí de la centralidad
del cultivo cultural intencional de la praxis poética en la educación de los niños
y en la cotidianidad de los adultos. Así como también a tomar conciencia del
precioso don que los artistas, dedicando su vida a ello, resguardan cual
guardianes para el resto de la humanidad, el imaginario colectivo, el cual
generan, realizan y conservan, no solo inventando sino también memorizando, y
especialmente escuchando y registrando el vivir y convivir del resto de sus
hermanas y hermanos, donde habita la experiencia humana. Aquella y aquel
que quiere vivir el camino del poeta, del artista, es alguien que cultiva un vivir y
convivir que pone al centro enfáticamente el acto y la mirada poética. El camino
de transformación en torno al “saber-como” del arte y ciencia del poetizar por el
mero gusto de curiosear y compartir.
El sueño de los más visionarios poetas fue siempre el de una Era donde todos
serían poetas. Lo que no sabían ellos fue que esa Era siempre se ha conservado
en las profundidades biológico-culturales de nuestro vivir y convivir desde su
origen evolutivamente milenario.
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Tomado del paper: “El acto poético es un acto transformador del mundo” para el festival de
poesía chileno: Poesía a 100 %.