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La nueva monarquía de los Reyes Católicos sentó las bases para la creación de una
monarquía autoritaria. Aunque la unión de Isabel y Fernando fue sólo dinástica y no territorial,
los Reyes Católicos intentaron crear unos órganos de poder que dependieran de la monarquía y,
además, intentaron someter a las fuerzas que durante la Edad Media se habían opuesto a la
consolidación del poder de los reyes: la nobleza y el clero.
La unión de las dos coronas, Castilla y Aragón, fue personal, no institucional, según lo
establecido entre ellos en la Concordia de Segovia, tras proclamarse reina Isabel, y nunca se
constituyó una unidad política y administrativa común a ambas, ya que las instituciones propias
de la Corona de Aragón se mantuvieron en su práctica totalidad.
Las fronteras entre reinos obligaban al pago de derechos sobre las mercancías, y las
Cortes de los diferentes reinos siguieron reuniéndose con independencia unas de otras. La
moneda era también distinta y las leyes e instituciones propias de cada reino permanecieron
diferenciadas. Los Reyes Católicos no se propusieron unificar la organización institucional de la
Corona de Aragón con la de Castilla, cuyo peso demográfico y económico era superior, pero el
proceso de consolidación de una monarquía unificada bajo la supremacía de Castilla conllevó
una creciente castellanización de todo el territorio.
Aunque con limitaciones, el reinado de los Reyes Católicos supuso una serie de cambios
importantes en la ampliación efectiva del poder de la Corona. La justicia se dispensaba
conjuntamente, las leyes y disposiciones reales eran firmadas por ambos y las instituciones de
los diferentes reinos juraron lealtad a los dos. El lema que adoptaron, “tanto monta, monta tanto
Isabel como Fernando” subraya el equilibrio de poder entre ambos soberanos.
Una figura importante en este progresivo aumento del poder real en Castilla fueron los
corregidores, encargados de trasladar a las autoridades locales las órdenes de la Corte. Los
corregidores concentraban un gran poder ya que, al mismo tiempo, ostentaban la comandancia
militar del corregimiento, es decir, del territorio bajo su jurisdicción, y la presidencia del
ayuntamiento cabeza de partido; además ejercían las funciones judiciales y recaudaban tributos.
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TEMA 1.- RAÍCES HISTÓRICAS DE LA ESPAÑA
CONTEMPORÁNEA P.A.U. 2009/2010
En la Corona de Aragón se instituyó el cargo de virrey en cada uno de sus territorios, como
representante del monarca que, en su nombre, ejercía la plenitud de los atributos reales.
Para paliar las dificultades en la articulación de una administración moderna, los Reyes
Católicos se desplazaban de manera prácticamente continua por el territorio para impartir
justicia y reforzar su autoridad. Pero, tanto el Consejo Real como los restantes Consejos poco a
poco iban asumiendo funciones legislativas, mientras las Cortes iban perdiendo su función y
cada vez se reunían menos.
La voluntad de construir una monarquía autoritaria comportó que los Reyes Católicos se
propusiesen imponer su potestad sobre las Cortes y los Concejos municipales, órganos que
mediatizaban el poder de los monarcas.
Las Cortes representaban a los grupos sociales más privilegiados y su atribución más
importante era tomar juramento al rey y aceptar nuevos impuestos, a lo que se añadía, en el caso
de Aragón, Cataluña y Valencia, el aprobar nuevas leyes y velar por los fueros. Las Cortes
mantuvieron sus prerrogativas tradicionales, pero los reyes prácticamente no las reunían, tan
sólo cuando necesitaban nuevos recursos financieros.
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TEMA 1.- RAÍCES HISTÓRICAS DE LA ESPAÑA
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del señorío. Éste consistía en que la monarquía delegaba el ejercicio del poder real sobre los
habitantes de un territorio a favor de una persona privada, a cambio de una contraprestación
monetaria o como recompensa de servicios prestados. El poder de los señoríos consiguió, no
pocas ocasiones, limitar el poder municipal.