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IO

HIPERIN

muerte de ste, y en un estado de locura pacfica que no le impedir seguir escribiendo poemas en los que, a menudo, se advierte una cierta incoherencia, pero no exentos en ningn caso de tin fuerte arranque potico. Tambin toca y compone msica al piano y da largos paseos por los parques y los alrededores de la ciudad, con aspecto infantiIoide, de nio grande, con frecuencia perseguido y molestado por los estudiantes. De vez en cuando recibir visitas de viejos amigos o de gentes que acuden por curiosidad al ir extendindose su fana. El les dar tratamiento de alteza serensima, excelencia, majestad, etc., y se dirigir a ellos como Scardanelli, voluntariamente olvidado de su personalidad de Hlderlin, y siempre actuando y hablando cori una mezcla de lucidez y locura que desconcertar a sus visitantes. Permanecer, sin embargo, siempre fiel a su Hiperin, que recitar a menudo en voz alta y del que leer pasajes a sus visitantes. Como Baroja, que en su vejez-preguntaba a quienes le llevaban libros para que se los dedicara: Cmo quiere que le ponga: querido amigo o estimado amigo?, as tambin Scardanelli, que no conseguir coordinar una conversacin bien hilada, pero que asombrar siempre a sus visitantes por algn rasgo de genialidad, preguntar a quienes solicitan de l un poema delicado: Sobre qu quiere que se lo escriba: sobre las estaciones, sobre Grecia, o prefiere un pensamiento potico?. Pronto reivindicaron su obra los romnticos. En 1822 se reeditar su Hiperin; en 1826 aparecen por primera vez en un volumen sus Poesas, que volvern a publicarse en 1843 junto con una biografa del autor. Este mismo ao, sin apenas consciencia de su fama ni del cada vez mayor reconocimiento de su obra, totalmen-

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