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CARGS AsTRASA (4943) TEMPORALIDAD | dd eee yu 3 Br Dew Autor ‘Su Paouanea Frisremotécieo xv ia Prosoris Actua osm Hace ¥ ey Paasmee os x Prosovia Livenaruma Be Jomo Besrmvcist ase), ‘Gornm ¥ wz Parris Sruorsx0 x0) esuasnco Pavearsxordeiog ¥ Mararisca Hoastaxci, cas) ‘ta Enos Foancan ¥ vos Vauonss 0s) : ‘ix Jonoo Mararisico ‘one Giada prohibida Ta veproduecin Total 9 parcial Proétoce ara ones ‘periplo, ain abierto, de una probiemética que, en la preceupar ‘iin del autor ya lo largo de mds de veinticinco ‘els, se ha senido devplazando de planoe y hasta fe puntos de enfoque @ medida que apuoaba sus frist y concretabe sus aporios. Por su earécter ¥ por su continuidad de desarrollo. a través de las etapas de le labor personal, ela esté dos veces facripia em le estructura exenciaimente procera e ta tomporalidad, dimensién de mucsira existen- ia y, 0 1a vez, rumbo de Ta inguistud ftoetea. Su titulo, Tenmoraziman, trasunta, pues, no ‘obstante la diversidad de eus temas —mejor dira- ‘mos, aspectos de um solo problema, 1a unided spiritual, el estto especulativo de este conjunto ide ensayos. Desde el primero haste tor attmos, late on distintar ectratae y con diversas motion: clones la misma tematica, y siempre bajo el signo ‘det Fugit Tempus. En “La Noluntad de Obermann”, el problema det destino dal alma individual toma et cornino ‘el ideal moral y devemboca en la antinomia dz a (Camas Astana, ccién y contemplacién, decidiéndoss, ex ta vide det personaje del poema flcedjco de Sénancour, por una aciitud contemplaitea Uena de dooroea incertidumbre. #1 mismo problema, la antinomia Ge to general y la singularidad individu, en fon in det tiempo, se hace presente en las’ consde ‘raciones sobre lo estético y lo vital; se remplantea, temporatieindose en una proyesctin metafisea fundamental, en tas refleciones acerca de la ecit- tencia humana y et significado de tas estructura: ‘objetivas (ideas, valores, etc,); en los ensayas re- latinos a la cosmovision postin, reaparece deter minando el nicleo de wna apetencia ontalégica ‘sur Guivms; para, finalmente, en las luetdacio- nes sobre ei mistiismo tetiten rilteano, definir ei amado de una posibiidad ‘nsodrepacable, et fimperatio de fidelidad a wn destino terreno con Substanciado con nuestra finifud, avatar, gate ile ‘imo, que no supone cierlamente un excalmarse e te inquistud metafsice que aguilonca eb expi- itu, yo que ésta nos leva a un retterad> plantea- ‘miento det problema, al constante haseree ¥ des- Dracerse de las respuestas que le damos. as aspiraciones de la vida mora, vidas de tun orden permanente, el teal de ta blaze, apne fondo a wna intemporatidad indesplazabl; et im ‘Pulso de las ereactones del pensamiento y del arte 4 1a congoja de la vivencia mistica, urpidae de eternidad, todas estas direcciones del ajén espiri tual, tan’ pronto traten’ de lograr conersciin 2e Pasoco ° Sienton vutnerados, en et propio despliegue det es: fuerz0 que los lieve @ $4 move, por ta mewlabitised ¥ ceabamiento del tiempo de ta existenciz huma- yna, quedan apresados en 3% drt finita. Y ast suige Ta antinomia, que’ se transforma en lucha ‘agoniosa en la intimidad del expirits, el que a pe- sar dz su anhelo de permanencia no consigue tras. eender ia estructura méoll y tronsitora en que ‘a implicado, Bete es su sino en tanto os expiritu Tumano, en tanto estd adveripto al destino del hombre, para recordarle que es el junco pasealia- no florsetondo desde la ress dee fragiidd misma. ‘Est, sin duda, en lo exencia de las aspiracio. nes morales, del anhelo relilose, del sdzal de la Detlera gue vor ells, aleneéndoos ex su exis el hombre siempre srate de traxcender ou finiud, at limits de su propia existmncia. Asi, @ 20, en 1a idea, mis alld d2 su. fin, se proyecta hacia et més remota futuro y, ada por exoime del tiempo, {ia eternigad; pero esto no eipmifioe que pues Yravoender recimente su axirustura eittenctet ‘como totaldad concluse dz duraciin. Suzoneclo er irnorar 0 exvamotver log termsnoe del problems, considerar que ot fin, la muerte, ex une mara re: ‘presentacién que cabe sobrepasar, superar, abo- endo at tiempo existoncial, el que de hecho se temporaliza como finito. Hay que distinguty, para no caer en samejante error, entre una totalidad rool de duracién y wna totalidad ideal. Previsa- rents, de esta antinomia, agueada en wna situa 1 ccamos asmans clin limite como sneuperabla posblided exten Cat, se engendea en como del expiritw det hom bre un combate, una escisién agonal, De exte com- Date, de ew substancta expiritual, de sus draméti- cas tensiones y peripecas tenemos que oir y mo fr. Solo mereed « a podemot totaliear en ena instante nuestra exstencia y, axi, defenderte de as stuactonee y posiilidades eistadas que, al des- perdigar y desintograr sus momentos en un mero franscurrs, omenezon su uidad, 1 totalidad coneluse. CARLOS ASTRADA TEMPORALIDAD CULTURA VIVA EL FUGIT TEMPUS a | (aaa) LA NOLUNTAD DE OBERMANN’ EX 1A Bormmcnexis ne ues Caneros Bens Ran eel, ae spa por ‘mandato divino, en un momento de prc- iby para su vida y su fe le dice a su alma: “La vieto- ia de las victorias es perderio todo. Peederio todo cs ta gananela. No se posee eternamente més que Jo que se ha perdido” (2). H5 un instante de doloro- a exaltacién en que el exeyente, que Iucha por conquistarlo todo para su Dies, concibe que tam- bién es humano y verdadero perderlo todo. ‘Las palabras del Brand theeniano nos abocan. 4 ese largo naufregio de Ia yoluntad que es la v= a de Obermann, Este perdié esa tranqullided pro ple dela vida que ain oe igmara;y fuk el vag sent Imlento de misterio, coneretindose en desa2én, lo que le reveld su espiitu, le deseubris su mundo, Entonces supo de otras realidades y alentd Simi tadas aspiraciones de perfeceién. Tormentee antes Jgmorados le suseltaron el deseo de remontar la 6 (canvas Asraana corrente, y quiso poseer lo que habia perdido: 1s vide simp, exenta del dolor de Ia sncertidumbre ‘Brandy Obermann eonsttuyen una antinomie viviente, y por lo mismo comprendemos una rida por la otra. Se nos hacen senaihies tna y otra fo ma de vida por el divorelo abeoluto entre et volun ‘arismo det mistico noruege —voluntariemy. que en él es rigida norma de accién— y la ausencia de voluntad determinante de Oberinann; entre la afirmacion de fe y vida del uno y la. postracién ‘ral que reduce a la inacelon la vida del ot, ‘stamos en el punto en que se bifurcan tos camlnos; por éste dspero de la fe combativa, sexi a de sf misma, se aleja Brand practicando su “> do 0 nada” (1); por aguel tartuoso, Usno de la becuriiad ae tos enigmas no resuetss, marcha Obermann —otro Hamlet y monoiogende nos ‘lee: “ser 0 n0 ser", Tao, con su pensamiento fio Dio, se estuerza por naoer partcipes a los oss Des de la verdad absoluta de que es poseedor, ‘asi, por un rapto de fo, Hevarice al seno de tna ida de beattud, Hl otro siguiendo las inflexones fe Te duda decemboca en el estepticismo; crise 1a Nowown4o oe Osemeane: ” rxido por entre los hombres, ¥ ¥8 solo, El, que slo alere certiumbres, no tiene ninguna verdad que comunicarles; ni sigulera una palabra de allento pera ellos, ¥-menos para si mismo, Su existencia toda esta problematizada. Sabe, como et principe, que “en el cielo y en la tera hay més casas que 12s que ha sofado Ia Motia” (1), mas, envuelto or las sombra det cleo y de in tierra, noha eneon- ‘ado €1sendero que torte menes sncierto su 7820; ni ain ha Jogrado, penetrando las tinieblas do su propio ver, dar con un sentimiento que lo lber:e {el mundo aparenclal y fantasmatico en que vive. {Qe exirafia atinidad agocla en nuestro esp situ los contrarios?, ef yoluntarismo de Brand y Ja noluntad de Obermann? Hs quizd por la antino- ‘mia ireductse que se verfiea'la comprensién tn ‘uma del esprit, Su actividad se alimenta, ex ot timo andiisie, ¢e a luena que Mbran los trminas sntinémicos en su fondo permanente © indefine= ble. Esto del vaior del contraste ya lo expresé S5- ren Kierkegaard en forme harto sugestiva en una Ge sus “diapeaimatas": "ES proplo de las imper- feceiones de musstzo eer que norotrod sHlo a través del eontraste podemos lograr lo que nes propo- nemos. Fara el psicélogo conecedor ello se mani ‘esta en diversas formas: el melancstico patee luna fuerte inelinacién por To eémico, el sensual or lo idiic, et lberting por lo moral y et esoép- ny Casas Aarau Heo pot 10 rligose, A ml me basta hacer nota: que nosoties slo através dal pecado contamglamas Ja beatitud” (1), Bs més que Ia enuneiaciin de una ‘era hipétesis esta comprensién por mecio-de! con traste; ss, tenlendo en cuenta la Tealldad de a vida signa, comprobaremos que la alegiia muy a ioe uo ve sents merced wimn fondo de fiseas, Elo 30 ‘implica una impositilided porque la contraciccion slo puramente login gue no correspond ala reat sad de nuestrs sentimientos. Por esta razin se in curre en un peralogismo al levar esa categoria del ‘orden tigi sla vida zstelégiea y conserva cor ‘mo propia deésta; mediante este procedimienta sim lementé lo que se hace e9 substitu ala realidad ennerete 7 vivente su sxpliesron inistectiva, is sauy probable yuo 1 ceuncuente empeder nido, y a quien partee estar vedado todo sent ‘lento noble —por detinieiin— experimente, en su carrera de crimines, acrobos misticos, ast tam bin el santo, en el transcursp de eu vida de bea tifies contemplacién, se sion:> asaltado por ter Des tentaciones, lace que le tiende el demonio do la came y conta fos cuales time que aficmar en ‘momentos angustiosos su castidad. Bs como at at Jhombre sc. ls hublese depurado una inalidad se- cereia y contra Ia cual deba ejeritar eu volunted e dominio para ser Ihre; 22 mepiraeién to seria otra cosa que Te negaeion Inconsciente de esa fi a pelo eee srbiacmnpiaiioesinins 1a Nowvnnap ot Oazanine 3 hlided, Hs'en lucha abierta con la fatalidad que ypesa sobre éf que #1 hombre aspira a realisarse a 5H mismo en su paso por la vida, Sin incurrir en pparadoja se puede desir que en todo eriminal fluerme un santo capa de vivir puros momentos ssiegmne tn foto canto alienta un co sminal eapat de mater. ¥ si no fuese de este modo (que ieroisme realizaria et hombre con ser santo? Yai asi no fuese, ise condenaria el erimen? No = senso gue los hombres condonan al criminal porque, ante todo, es tm deseriar del bion que leva fn at mismao?... Tal ver sta el santo el que puede snber del peeado, jel pecador de Ja santicad.(1) Proguntad a Brand por el dessilento de Ober mene P vine de fhe encene ton la vida de aqui, Mevandole hasta el sacrifico. ‘Brand, el ereyenta, el fandtico, orienta el con- tenido moral de eu Vida hacia une finalidad que hha de jograrse en el combate que so empeba en rmettio de lot hombres que viven 18 vida de todos les dias tal cual se de en eus Impurezas y vrios ‘qweclencias. Hl quiere redimitles, se interese por fue almas y tata ce haeerios participar de Tn aus tera religiosdad de su ideal, Mass estuerzo Les rmojesta y elles vengan dejéndolo sclo; aban » CCamsos Astana onsdo de los hombres sigue impertusbabe st ru ta evado por su Ze que es dspers como las mon jas porque peregrina ‘Brand descubve lat misarias y bajesas humae ‘has pero no las comprende, y por eso no las tolere Con sv Jeme “todo 0 nada", leva at reno de ia sccién la realidad esptisual de su fe ¥ la afirma contra Ia realided de los hombres que, afrrados & ss manifestaciones de su vide material, son Inca aces de perseguir una finlidad que esté fuera del orden de les Bienes terrence Obermann no es el ereyente, sino el expiritu torturado por la duca y te inquietue, que, a fuerse de ser constantes, han eoleresdo con su tnte rom Tria todos sus etaae 0, que no trasciende dal émbito de la concien- cia, haste Is impress tugas que #2 origina del ‘contacto con les cosas exteriors. Su espist=, des- fbriundo 2n todas partes el misterio de la vida, ¥ palpando la fugacidad de lat caine, se incline Srido sobre ef abismo de la nada. Mas n> sali tes, eade enionces {46 eu existenela un yetsigo entre 1 ansia de permarencia y el sentimiento de sa mortalidad. Diviase que sentia la verded de ia sentencia det Kempls: “todas las cosis pasan y ‘8 también con ellas" (1); ¥ en a roea de eta yo2 dad queria echar raices su voiuntad de no mori. Poseia en aitc grado esa sereta agpivaciin que 1a Nowowrio oe Omemanix a {induce al spirit « busear més alld det necho pa sajero, del aoeidente efimero de las cosas lop ‘manente, lo que no pase; esa aspiractén vehemen- temonte tnigiea que lo lleva a tratar de percibir en ln vos de los hombres y de las cosas —y hasta en su alleneio mismo— algo asi como los ucentos de ‘una lengua elena, Obermann siente las miseras humanes y 32 sloja de elas; huye de los hombres porgue tos comprende y los perdona. Incapaz de la vida acti- vv, no eonoes lot alicientet de la tucks que amor tiguando la inquietue de los hombres les torna Ue vaderos sus dolores. No fucka porque ha sentido a Insilidad de todo estusrzo, y as, sin quereric, f= ceatima el rico costsaid eqicit='? ¢- mda; tampeco sate de Isa aoleltaclones del ideal que, viviticando tedo esperansa, da un signieado & Ia ‘ra de lo’ demia hombres. Buscando el zepeco pera su feuigedo corasin quisers ahogar eu an belo fundamental 7 dislverse en al nirvana bie ico, EI deseo de Merarse de fa angustia le hace mairar la nada, que l tanto tame, como uns = ‘prema piedad. ‘Sin facrsa pars afirmar los valores de su eon clenela moral no busca acer et bien, que so fs in ebjetive de esce valores en ol terena de le seelén, sino que tata Unicamenie de no neurtr fe ef mal, Es conte “et entusiesme de las vir tudes aitietes” (1); mas perdida la usin que 22 Cantos Asrmaoy Jo hacia posible nos dice: “Desde este momento yo re prelendo emplear mi vida, trato solamente de Tenacla; no quiero gozarla sino tnlearente tole- ratla; mo exijo que alla sea virtuosa sino que a0 ‘ee jomds culpable” (2), Esta actiind negaiiva os lo que lo separard derintivamente de loo. demis hombres que lo verdn paser 2 su Indo como som- bre anénima, sin sospechar siquera el drama. de sw alma Porque Obermann he perdido 1a vida sencta, bee de toda trascendente preceupecién, 23 que Ja suya se ha precipitedo en desesperscién hnuma- ra. “Qulen hallare su vida Ia perders", nos dice Js sentancia evangélia, Obermann perdié sa vida, Y¥ al perderia estaba Inj de esa fe que do at yyenta la seguridad de aleanzar la vida & que asp +a, Hl Ia perdié sin le esperansa de encontrar ctre; 1a que buscaba no era objeto de ereencis, sino de sonotimiento; por eso su péndida es irreparable. 2p camblo el ereyente —Brand— lo que ha pers do en el tiempo espera pesserlo eternaments Y¥ esto de la posestén después dei presente del es pita es algo que no puede menos que intetesar no silo al peleslogo, sino también a aquellos que, a rmargen de Ia Ze, no esperan posoer nada en Ia eter- hidag; y que por lo mismo se sienten marcher 2 Jo pot Ia Vida a Hevar en et alma el vacio de io que se ha frustrado, Antes que las cosas sean las posee- 1a Nocuxtio np Onemaasx 2 ‘gs temporalmente enheléndoles; por el anbelo se ‘yerition a posesién espiritua, Ja sola verdaders. Es del que perfilando nuestros. suefios y_ dando formas tangibies a ia imaginacion hace que ellos ren en nuestro espiitu, es decir, que sean una sealidad en . Una ver que las cotas hen sido, y feuando se han idontifieado con nuestro ser por el ‘amor, comenzamos & poseerias por el dolor de ha- berlas perdido. He ahi Io parte de verdad de la sparente paradoja sbveniana [Ln vide del ser que se manifesta en el tiem- po coresponderia, ni més ni menos, que a las r= ‘mas y-hojas de ua planta que hunde su raigam- “fe ea une realidad que esti fusra dol tempo. HL Tmaomento: presente no =: p ‘un punto de resistencia sobre el cual gravitan Ia ‘wistera de todo su pasado y la nostalgia do lo esoonocido, que es le inversién de est tistera hacia el porvenir, También al esté triste por todo Jo que no ha sido. Cuando ese punto de resistencia ‘cede ante el bmpulso de Is vide interior es que ha ferujido Ja norma del tiempo, y must esprit, libre de lo finito que lo aprisionaba, se verte ba cia la eternidad, que no seria mas que Ia espira- cian iomanente por colocarnos més alla de mues- ‘wo ser peracedero y cadues, —Es ese instante en que eulimina la experiencia pelolégice, instante ée abeointo silencio en que et espiritu, Uertado de la senstcian y de la idea y recogida en si mie- Ccanioe Asraoa mo, se alimenta de su propia esancia y no se sien te durar. —Es la savia de la vida que pugna por volver @ias races de la planta, es el ser que busca, su fuente, su origen. En el canato por romper ‘aguelia norms esté toda la grandesa del hombre 4 también todo su infortanio, Bw na Monae pe 24 SoumpAs Obermann, como todo hombre que empieza a Vivir, no sospechaba que la flusién de sa. perma. nencia individual iba 2 desvanecerse en presenola el curso de las cosas, ka a ser desmentice cate- Blricamenie por el expecticulo de lee fenémencs ftimeros; viendo que personas y cosas se estumay tan en danza de somiras, desperté a eta realidad ‘cuyas manizestaclones todas dicen al hombre, 2 Ja Iengua de las consocuencine Iegteas, que, tam Dizm pasar. Desde ef momento en que descubre acionslmente su mortalidad se adentra en. ou a> pista el terror de la nada; no te preoeupa ningin Problema sino es el de su fin dltimo, y eando se ‘ye solletado por las cuestiones morales las, de su preferencia— las aborda siempre en vista de ‘aquél. Hl time misterio ba proyestado su som. bra a todas las ideas, a todos Ioe eentimientos que erminan en su concioncia. Nada puede satista. er sus necesidades Mimitadss. rrerponde entre las diversas concepelones ela vida; y sobre todo mortraremas et aleance y siz fseacion espiitual de Ia suya propia, ‘Ba gu fuentug, al dar los primeros pasos que debian introduclsio en et mundo, se le impone Ia 8 amos Agreane leccion, y ante ella vaclla, y vasilando se descu: hee a si mismo: "Yo interrogaba a ml ser, consi- deraba répidamente todo Io que me zodeaba; pro- ‘funtaba a los Bombres sf ellos sentian como’ ¥o Dpreguntabe a las cosas s elias eran segsin mis ine Stinaciones, y v{ que no habla aeuerdo nl entre mi 4 18 sociedad, nl entre mis necesidades, 7 las casas que ella he hecho”... "Este dla de ‘erecolueiin 16 por lo menes un dia de tur: me iso recon cer en mi lo que yo no vela distintamente, En la mayor ansiodad en que hublese jamds estado, he ‘gerade por Is primera vez de la coneiencis de mi ser. Persoguido hasta en el triste repaso de ml apa- ‘ia habitual, forzado de ser algo, yo fu, en fin, yo ‘mismo” (1). Como vemas, en ol eapicita de Ober mann exisia algo primordial e irreduetibie, y en su vida toda un sentimiento tan peculiar, tan die ferente del de los demés hombres, que mereed a el habla de ahondarse el abisma que, al separerio fe ells, necosariamente debia hacerle seeonocer como sjenos © su realided psicoligion lot senti- Inlentes que informen la moral soval. ¥ ese eistru- ‘@ doloroso de la conciencis del propio ser no es ‘mis que la comprobacién intelectiva del sent- rmiento a que nos referimos; ahora no silo se slen- ‘a sino que también se sabe distinto de los demis Thorabres y casi del todo ajeno a la sociedad. Mas Overman en ver de evar adelante Ia pugna, se ea'Wowna oe Osman » aleja del choque en dizeosién a su ser intimo, y se fencierra en si mismo, Ningin halago logra traer- Jo hacia fuera; no agpira a la fama que otorgan las letras; su alma no se siente agitada por Ia as- plracion del renombre ni de la gloria, Sobre todas ‘star finalidades que Hevan al combate 2 los hom bret, y @ las cuales aplican sus afanes, &1 entona el “wanidad de vanidades y todo vanidad” det “Enledastés: “Busear Ia glotia sin aleanzarla es de ‘masiado fumillante; merecorla y perderla es triste qulzé, y obtonerla no os al primer fin del hom- bbme..; en cuanto a nosotrs, busquemos solemen- te hacer lo que deberia dar la gloria, y seamos in- Aierentes ante estas fantasias det destino, que la farserdan feeewentemente 2 Ja dicha, Io raausen veces al heroismo, y la dan tan rafamente a la ‘pureza de intenciones" (1). Obermann no podie hallar satistaccién alguna ‘en el nec de haberse deseublerto @ si mismo; an- ‘tis, por el contrario, con su hallazgo no hlao'més ‘que eseubrir las ralces de esa Inguletud que lo habia de hibir en 12 aocién, dsjéndolo perpiejo ante los hombres e indeciso en frente de las cir- comstancias que se otiginan on las necesidades pri ‘ortisles de la vida, Por olra parte no ctela que afirmar la propia personalidad fuese un ‘in en que fl hombre encontrase su satistacclén’ “Se habla 8 hombret que se hastan a si mismos y se alimen- 0 ‘Cames AsrmaDa tan de ou propia sablduria; si ellos tenen ln eter- nidad ante si, yo lot admio ¥ los envidi; st ellos rho Ia tienen yo no los comprendo” (1). Cuando ‘Obermana re los hombres complacarse en sus ‘esles, sin saber algo respecte @ las euestiones fan- Gamentnle, pensa de ellos que on, xi mis ni me thos, que Joe monjes de Blzancio... aquellos & lebres monjes de la leyenda que no sinteron acer arse la muerte mereed al rumor de sus sutileras fasuistiees, El trufo que eonquistan los hombres fon la vida social tendria, en la mayoria de los c2- ‘0s, el mismo fundamento que la celebridad de los ‘monjes bizantines ‘Dejemat en este punto que mismo not in- torme Ge au indeeison; asi eonerearemos mnejor sa pesien expintual: “Hay un camino que me place seguir; deseribe un cireulo como la forests ‘mlema, de modo que no va mi a la Hanura ni a la cluded; no sigue ninguna direccion ordinaria; nc testi ni en los valley ni sobre las atures; parece no fener fn; pasa a través de toda y no legs nada. ‘yo erso que marcharé por él toda mi vida" 2). “La ‘rurte, que na me ba dado nl mer, 8 hijos, mi pe fria; yo no 86 qué inguletud me a alslado, me ha {mpedido siempre atu un papel en la escena det mundo, esi como hacen lee otros hombres; mi des- tino, en fin, parece retenerme, 6 me deja en Ia 1a Notusio 2b Oarmeno a cspera, y no me permité salle de ea; €1 no aispone ‘de mi, pero me impide aisponer de ini mismo” (2). Overmann nos dice que no ha pedido “renunciar a fer hombre para ser hombre de negocios” (2): en dad, al renunelé @ ser elgo porque queria serio ‘eco: su vide honda ¥ dolorosa, siempre fuctuante, (Que Jamis eristalid en et simpliciomo de ln zes0- Iueion fell, representa al intanto mis arrisgado ‘or realizar al hombre en st integralidad, AL comptobar su estado de sndeciiin 3, como ‘conseouencie de dl, ol Granscurso de su existencia fen ef alslamiento y la esterlidad, sospecha cual pueda ger et remedio de gu mal: "Yo tengo neoe Sided de un excoip que me arrangue da mi apatia ita y que trastome un poco arta rani divi na cuya Yerdad tortura nuestra imaginacion y no ena nuestros coracones” (8). Mas ot también aa bbe que cuando ol espinita se escruta a si mismo, no ¢s una verdad halagadora y util para in exis: tenele lo que encuentra: "El vac ¥ la abruma- Gore verdad estén en el torazén que se busca a si mismo: le Musién arrebatadora no puede veokr masque de aquello que uno ama” (4). Preeeupado constantemente del origen y fin ultimo del ae, bordeando siempre el abismo en que et hombre susie ver reflejada su propia nada; sélo en madic 32 Ccanuos Asraana Ge tanta negacién, como acogiéndese a un refugio, ‘into toda le fuerza ereadora de es losin: (1). “Alla esta ek poder del bombrefisien; als esta 1a grandes det hombre mora; ald el alma toda en- taraj y quien no he plenamenta amado no ha po- seido fu vida” (2). Obermann, con a penetracion, que le es natural, comprendié la influencla reden: {ora del amor sobre la vida del espiitu y la parte ‘que dl tiene en las grandes empresas dat hombre. ‘En ese sentimiento hace residir el ideal mis alto ‘de Ie vida moral, ¥ su exaltacién es la exaltacion ‘el hombre en lo que tiene de més noble, hersico y bello: “Aquel que es neapaz de amar es necesa- iamente Ineapaz de un sentimiento magndnimo, dde una afeccién subiime, Puede ser probe, bueno, industrioeo, prudenta; puede tener cualidades dul- cea y alin virtudes por reflexén; pero no es bom bre, no tlene ni alma mi genio: ye qulero conocer- Jo, tendr mi confianza y hasta ml estima, pero @ tio ser mi amigo”... (@). "Es bello ser mis fuerte que sus pasiones, pero es estupider aplau- i el clancio de loe sentids y del corazén; e treerse mie perfecto por lo mismo que se es me- ‘nos eapaz de serio" (4). No de otra cosa que de festa fortaleza est hecha Ia serenidad y hasta la La Noewtap 92 Osemanne = ‘ndvfereneta ante les dolores que nagen de las as- piraciones contrarlades y luchas de Tos hombres; de ella se nutre ia resignacion Hloséfica con que fl hombre ee arma ante la vida. Es dominando su atin combstivo 7 acallando et rumor de sus pa- ‘ones como el hombre Lega a su soledad, y.mer feed a ella lente la gravitacion dol propio eng “ma —2s el momento mis flostico de. su Wide = “8 opermana no podia aceptar el. silesela tae), ‘corazén porque él implicaria 1a mueftevdel stor 4 de todo sentimienta gonerador éel herolsto; mas “lampoco podie otorgar su consentimlento. a fus = fmpulsos desmedidos porque ellos evan. tngenst- blemente at tlunfo dal instinto, donde jambién osde la muerte del amor porgue se 16 desvista fen au signitieado ideal. No hay que apresurarse por levar a plenitud todo lo que pide la pasion, ¥¥ menos todo lo que suefia el corazin; e5 nevesario ‘jar algo o mucho de lo que se ankeia sin tratar de realizarle; asi podremos destacar de nuestro propio espizitu, como un centinela avanzado ha- fia el mundo el azar, nuestra extella, pequeiia oe grance Piatonizanda un poco nuestros sentimientos ros podemes defender de la llamada realidad, que sempre esi en acecho para materializar Io’ me- jor de nosotros. Pero es el fracaso de nuestras as Dirgciones 10 que, freeuentemente, nos torna ean templatives, Cuando nes sentimes defraudados on ‘uestras mis justfiesdas esperanzas; cuando ” canoe Asrani Inuestras mejores aspiraciones se quicbran en Ja farista de Ia dure realidad, volvemos spore not ‘ottes mismos y eontemplames el propio anbelo: Jo sentimos vivir eon una vida més rea y lo per cibimes hasta en sus matices mas ténues; no Dor ‘rustrado ha dejado de pertenecernos. Bs asi como cl ecpirtt, replegindose en sn subjetividad, se nutte de todo aquelio que, consrefiida por al sino adverse, no plldo realizave. A través del duro aprendizaje de la decepeién sleensamos ose esta- éo do elma en que cantemplamos desinieresada- mente las cosas, embellecéndelas con muestra 1a Astsoeirca Ingutrrea Bn medio de la apatia y aparente calma en que transeure Ja vida de Obermann —y quiz Imeroed ellss— se perewe netamente una neta constants. idéntica & i misma en #2 amplitud © ‘ntensidad, que lo trabaja an todos los momentos Bs una inquisted, sun ania que pugna por cua jar en una certidumbee acabada, atsoluta. Tal una lengua de fuego que, luehand contra la tniebia, duisiese esculpir en lo ignoto la eterna verdad que ‘hale el destino de todar los seret y todas Ine Hay en mi una inguietud que no me aban onari; es tna neossidad que yo Ro cononia, que 1a Nounnap ve Ozamsaasee 38 ‘me ordena, que me absorbe, que me Heve: més alls de las seres perecaderos” (1). Obermann en su etogimlento escucha deste lo més hondo una vor fque le fopia a #4 conciencla lo terrible de Ia nae dla; y he aqui que al sortilegio de esa voz su espi- itu se desiga de lo que pasa, para reposar en el sontimiento de permmencie. Mas aqui comienea In accién digolvente del andlsi, plantedndose en ‘oda su erudera la antinomia fundamental entre Ja raxén y el sentimiento. Obermann no puede pactar con ninguna dlusion 7 mence acogerse al refuglo de una ereencia; no he renunelado a pen- fat, y quiere saber; busea su verdad, y la busca 8 costa de su tranguiided y hasta de su vida. Bs ta actitud de absoluta sinestidad pata consign mis mo, ennoblece su trstesa ¢ Infunde a su espiita ‘uns trégica grandes, EI temor de ia muerte, a yisn de} anonada- rmiento de quo ecté posido provionsn do su i potencla para veriicar su propia concepeiin de Ja vida; verificacién que, por olra parte, consti tye el imperativo de su canciencia. Segin Ober ‘ann, la vida, en virtud de sus mis altos atribu tee, dobe implica la altmacién de principe ete: not: La moralidad del hombre y si entsiasme, la inquletud de sus anhelos, la necesidad de ex. ppansién que le es habitual, parecen anunciar que su fin no esté en las cosas fugitives; que su acesén 6 Ccaszos Astana ‘no estd lmitada los espectros visiles; que st ppensamiento tiene por objeto las conceptes ece- sazlos ¥ eterngs” (1). Ante el especticuio de las ‘empresas y del esfuerza humans no se puede me- nog que concsbir la vida da acuerdo con Is exi- fgencits de la afectividad, 1 hombre con sus an- Jhelos, sus dolores, y hasté con sus dudas, se siente solldanio del mundo moral que sl esfuerzs de las ‘generaciones ha ido plasmando segtin las normas ‘deaies. Su sontimiento como pesida ancia se ad Iere & esta realidad y 2e reslste a dejaro zarpar Qué, mucho entonces que él se inquiete por su [propio destino parsonal, cuando todas Ins reallda ‘ee de eoe mundo ereado por sue sentimientes lo Jnnbian de ciarnidad? {qué mucho, pues que & ‘ema virimente a la muerte, e ressta al peree- ‘miento, cuando ia vida de la idea y del arte, com ‘up fperioes aliclentes, prende en su esprita ct fuego de los grandes afanes y de las sublimes an- sas? p todas los tempos ha habide hombres que laméndose fuertes 0 creyéndose tales, que 25 10 ‘mismo, han rdicallzado el temor que invade al ‘hombre ante el problema de le muerte; se han bur- Jado del calofvio que experimenta el expiita at Imaginar el aletazo del misterio. Tales “borbres, desde Epicure hasta los bidlogas modernos, sos ‘ka Nouunraa oe Oxrmaasx m tienen que no existe tal problema de la mueste (1); si, enize estes ultimos, hay quien afirma que di- feno problema no ¢9 tal, dasde que la muerte es fl fenemeno més nabural porque deben pasar to- os fos seres que viven. La repeticidn. indetinida fel fendmeno se Jes antoja una expicaciin, Ya GGuyau, con Ia penetracion que te es pecullar, re futo acabadamente al estudiar Ie moral dep ceuto las argucias sofstieas de cate: shay des. temores de muerte muy diferentes que no ba dis ‘inguido Epicuro: un temor pueril y cobande, en que la imaginacién tiene un papel principal; un temor intelectual y-virll donde la vazén: jucga principal papel, y-que es’ mas bien el horror des- fnteresado de 1a muerte que un terror verdadero, ‘Bpicuro ha democirado ia vanidad del primero, no Ja del segundo’ (2). ¥ Guyau, agrega: “Tomer sar astigado por un poder exterior e puedl; pedir ‘una Fecomponsa mercenaria poco digno; pero, por ‘otra parte, se puede pedir el no perecer; se pusde 38 ‘cantos AarRADs esear, sin contar con ello en abtolute, une eis tancia’ que sea un progreso sobre ésta; se unde pensar que la muerte es un paso hacia adelante, rho una brusea deteneién en el desacrolo de mcs ‘0 ser; se puede esperar, por titime, no perder lf, como en un naufragio, todas las riqueras in- teriores que se han acumvlado, sino atravesar la muerte levando gloriosamente el mundo de pen- samlentos y de deseos generosos que se ha creado dentro de st" (1). Digamos que en Obermann no Siempre encontramos el horror desintaresado de la muerte; éste ee el resuiado de una conviceién ‘Mositiea,es Ia protesta racionel del hombre ante Ja Idea de que pueda moric lo que es grence ¥ be Mo, lo que deberfa: ser norma eterna, arquetipo viviente. En cambio, en Obermann ee horror et up guilo de 1a afectvidad; por eso algunas notas ‘de su desesperacion Io Heran a identisearse com tedo'lo que debe mor; entonss es et sentimiento el anigulamiento absolute e que lo invade, 7 su gueja esté jlena de una Infinite desotectén: “c.-pars qué siglo © nusitra eiperansa? La re- volucién de un astro més, una kara mas de su urseién, y todo Jo que sois no seré mis; todo 1o que sois estar perdido, mAs anigquilado, ms impo- ‘ble que si:no hubiese jamds sido. Aquel cuya des- fracia os abruma habri muerto; aqualla que 05 Della habré muerto. HI hijo que os sobrevivira ha “ta Nowowrap pu Omsmaans Ey Dbré muerto” (1), Hates palabras mos dicen bien claro que cuando Ia inguletad de fa vida cuaia en Yémpancs el entusiasmo que ere a la acelin no puede vivir, porque &1 necesita, en vee de. estas Sombrias antieipaciones, et ealor de una sencilla Imoomprensién © una firme voluntad que diga al ‘pensamiento; no ms allé, que en tu asada em- Dress tos llevas a donde imperan tas sombras y muerte, Ya dijo Amici, que para vivir ne- ‘esario “velar el abisma”. Obermann siente el €u- jo del tiempo y pugna por substraerse a €l; mas pronto compructa que sa ser es constrefido por 4 tinledla que le precedio y por aquella que le ‘seguir; entoncee ss lament e una elegia: “Ac- ‘dente efimero o init, yo no existia yo no exis. {é: yo eneventzo con sombre ii idea mis vas ta que mi ser; y si considera que mi vide ee ci cela a ls propice ojee, me pierdo en tineblas fmpenetiables. Mis ‘oli, sin dade, aquel que cor ta maders, hace carbén, y toma agua bendita fenando el trueno ruge! El vive como el Braio. Not pero él eanta trabajando. Yo mo conoceré s% pas, paseré como 6H tempo habra hecho corre su vida; la agitacion, 1e inquietad, tos fantasmas fie una grandesa deconocida eetzavian y prec pitas 2 mia” (2). Come se ve, Obermann admira Ja dicha y tranquilidad en que se desiza la vida del hombre simple: vida sin mavores a‘anes, que tno conoeis el acbol de ta elenein del bien y de! «0 ‘oases Astana ial gu waning mines ae i rndade for tangdtt tangent Bs at hoes ge a0 Trent Set 2 ne in des yor oo Sian pes Costar ano fanart 812g ara on Crh fin aur lt gy tent un ester por sonia s MT jenmcn goe igo ‘iaon py et lo tani a senescent at Se Gita St tor tc tno in fifo ne 9 uno npr cot rosie sal lace 800 cant yaaa oe home Tre ose na ane pe sere etn Oe ae Ie eve a “Som, nono gue Hsp ai amet oe ao Ss ums 8g et man eto Soot? pun sade bln ud Tomb t= pr pre prerae ‘ong baa fo aid retry no agamon Soa una festa”) fon. tc gued Osan y toot cn ot we suit 8 Staats de jstita eet eo 7 su, ule abso de eign. Eo rejoc de ett ano ef 10 nico que digmamenia poison {© 280 sapenane Seno nde te amano 2,9 taper De tl smi ‘ere als" nan mo gs pos 1a Nozesrap oe Osman. a en Ia rslided conoclda no ve mis alld de sus 1 ‘ites. Elle podria expresarse por estas palabras: ya que es pecbable que las catas sean io que a mves ‘ros ojos parecer ser, es decir cosas perecederas; ya ‘que ex posible que Ia Vida humans sea el trnsitofa- fez de une sombra, es bueno que el hombre, para ‘Merraria con el peneariento, la eleve haste al ple hho de su més Iiexda inleloocion, y le dé el laste nobles sentimlentos. eee af pera. ‘a duraelén de su ser y cree doscubrir an lla et ‘yabolo det misterlao principio da Ia vida; enton- ‘es, al sentir que algo muere en lo profundo de fu conciencia, ae cerora que lo mismo que las feoiae exteriors, también pata la malted te ‘or, euya tujo leva otro ritmo, “xo siento, es 1a ola palabra del hombre que no quiere mas que verdades. ¥ lo que hace le cartidumbre demi ser 5 también su suplicia, Yo lento, yo existo.para feonsumirme ex dessos sndomables, pare abrevar- re de 1a eedueetén de un mundo fentistico, para (quodar atarrado do su veluptuoso error" (1): Es lo que Guyzu ha exresdo Londamente en su pee sia I Toes 2 canoe Asraana Senile €1 tiempo es Mentifiearse eon el Tento ‘desgranacoe del ser. Es como si el alma con la e- nit de sus estadcs tendicse hacia le muerte; Wi vir es ir muriendo, es ir reintegréndose al mlsteio fn al répido curso de tes fendmenos; e8 Io que le ‘dice al hombre ei dato ultimo de s coneiencia feuando en tomo a su espiritu logra el sllenco de Jas cosas exterioes, La etemnidad no seria mis que el resultado de tna pesadifia en que el hom bre intenta vanamente prolongar lo efimero, Siar Jp camblante, inmaviizar lo fugitivo. De esta. pe saulila esti esha la trama de eeae alman tag fas que vivieran encendidas en sed de infinity: Pascal, Spinoda, Beethoven, Sierkegaard ‘¥esa Guetuianit "sido" debe eer sinénimo de sternided; su alma, stormentada y triste, base, ‘como ninguna qulzé, Ia esencla indestructible del ser, Por eso, tapgitislends su: diss en constante sobresalto y dolor, Hane el santimiento de que so vida es una baldig. palptacién; esta henehido de su propia negacion J eree que na ha verido: “Que tuna dia, sublendo el Grimsel 0 el Titi, solo con ol hombre de las montafas, yo escuché sobre el ‘dsped, eetea de Tas nieves, Ios mugides zoménti- os, bien canoeides, de las yacas de Underwateen yy de Hasty; y que af, uma ver antes de la muerta, Yy pueda decir a un hombre que me eseuche: Si Inublésemos vida!” (1). La Nocona oe Onsnoanner © Desespersdo ya de lograr Ia certidumbre an- hhelada, Obermenn formula un deseo part los dias Dolaes, y espera apresar la sombra de aquel sue- ‘Bo que en todos los momentos lo obsediera: “Si Tego a la veje, si, un dia, pleno de pensemien- ts todavia, pero renunciando a hablar a os bom bres, yo tengo corse de mi un amigo para recibir sis adioses a la Herva, que se coloque ‘i alla s0- bre el eésped, y que tranguilas margaritas estén All ante mi, bajo et soi, balo et clelo Inmenso, a fin de que dejando la vida que pasa, yo encuenire algo de la stusién infnita” C1) Acex6x, Cownmn ‘Bstando ya en posesién de 1a reaceién expir- tual y temperamental de Obermann averigllemot J causa, el por qué de est disposiciin de alma constante que se acuse por la indeisién; debemes buscar las raices mismas del eentimiento. quo 10 Iinhibe en Ia secién, llevindolo @ exe renunela. rmiento total que lace de €l un inadaptado a lav aque viven los demis hombres. ante todo. I= ida de Obermann se nos aparece como una afi rmacién del esprit, cuya vida ee hace més ‘ntensa ‘a medida que so aleja del plano de le aceién; mien tran éste mas se estrecha, la experiencia interna exon Novonraa “4 ccantos Aeraana se toina més compleja, enriqueclindose con es fedas cada vor mas profundos. La luz de cada dia Je aporta una nueva angustia, un muevo dolor y su rida expirtual eneventra ablerta para su provi fxperieneia una perspectiva indefinida; en lonta- hansa se perflan, cual faniasmas legsdos de un mundo desconocide, extrafas sentimiontos que viven st hora, ¥ pasen éejando un misterio que 1a Inteligencia inienta disipar proyectando en vane su clariad. ‘Un penelrante téeofo de nuestros dias, al sn vestgar la teacidn det cuerpo con el espirit, ha coneiderade, desde su punta do. vista, Ia compli ‘eacién de la vida pecoldgiea como “una mayor Tataclén de muestra pertonalidad toda entere que, ‘nommalmente estrechada por la accién, so extien- de tanto més cuanto se afloja més el iornllo con fque se deja comprimir 7, siempre indivi, 28 os ‘tanta sobre ana superficle tanto. mis. cpsidera- blo" 2). ¥, Mevando mis iejos sus apreciacinnes, ‘al mismo fldsoto considers a lo que se ba llamado ‘nun desorden interlor”, una enfermedad dels per sonalidad, “eomo una alteracon una smn tn da st stencién a Ia vida exterior". En Ober- ‘nan, esta deminucién ae mnifiesta de modo in- canlestable; 6 ha forjado sa propia realidad, ea- eee de presente, y no conote esa “setualidad” propia del hombre de aeckin, Sa testimenio a este Teepecto et altamente sugestive: “Yo no puedo 1a Nowenerag pe Ossie 6 buscar algo on mi sin encontrar el fantasina de 10 ‘gue no me seré jamés dado” (1). ¥ este fantasma no f§ otra cola que el sentimlento magnénimo que rho se continu por la acolén bella, ia eancepesén profunda que no euajé en sistema; la Idea Ini Rosa, en fit que siendd igo Polen to buse6 otro spirit para germinar. Hs el espiritu trimnfando sobre la materia y negéndece a acoptar, para acu- far su existenela, lag formas tangibles que esa ‘materia le ofrece para airaparlo y desvirtuarlo (2) ‘Teniendo en cuenta esta carioteristica nos es ‘ermilido ereer que Obermanh sha Fefugiado en fl mundo del recuerdo purd,'ya"que a éste se.10 ‘ba considerado 1a manifestacion genuina del os pirta? Su tnlsma vida se encarge de desechar tal Soportctin; els mb' tend padi at presente: “In ‘eternidad de que esti henchids, en sa atin de ex presién, en su vano afin de encalae en lo tempo- aly perecedero Ie ses conflar en el instante pré- ziiio; mes, cuando llega el momento en que va. a esbordar su plenitud, se le brinda por todo eon- tinente el efimero vaso del minute que idego 10- ard ala nada, al no ser; y he aqui que Obermann. 6 canis Astana renuneia a volcar su esptsitu ene! molde tinita Gel presenta 7 queda indeciso y vaclante,... By que A queria obrar en Ja conciencia de que sus, ‘acs debian poseer valor pars siempre; de acuerdo fon las exigencias de su corazén todo ip habia, feoncebido “sub specie aeternitatis"; en tanto. su vazin le decia que todo era rentivo y perecedero; buscando lo esencial y permanente séto_encon- ‘raba To fenoménico y pasajero. En estas eondicio hes no puido entregarse a la accion, y so imitd a anhelasla, eanvencida de que silo par ella podia reallarse el contenide moral de Ia existeneia; ud lun contemplative porque no supo ‘velar el able ‘mo; no estuvo en él poser esta cienela porgue Ja mirada dela Ksfinge se clavo muy hondg. en © Quit eC hombre aude siempre; ae tube que 2 as intents yr ing na _ el mundo y de sa peopl “Sempre ee insinie a sG esprit et enigma qug ellos “encerran; y of que tal ver la naturalera humana “pa esté hecna para soportar la certidumbre, favo- able o adversa, de su destino ultimo, Enearado problema desde este punto de vista, y en la ig- norancia de tada tinalidad, podriamos conetulr en festa formule comprensiva: vivir es dudar. La éa- da, ganando plancs cada vex mis elevades y sie ‘wurando un mayor mimero de elementos psicol- ‘cos, constituye el reste Intimo de la vida espt- rifual, tomando a ésta mais riea y compleja, 1a NonunaD oe Onsmosasor a Hiomos notado en Obvermann si inespesidad para ta vida de In accién y anslizedo, en la medida fen que nos ha sido posible, su renunciamiento y las probables causas que hen podido criginarlo; no hemos de enjulciar, en modo alguno, su vida por haberse desviado de los fines mas © menos comu- ret que 80 propone la mayoria de los hombres, [No la podremos juzgar por este hecho desde 1 memento que ignaramos la existencia de un de- terminado fin en la vida del hombre: verdad flo- rice, moral o religiesa a cuyo servicio deba po- ner este sus ideas y voliciones; mas si podemes vomprovar gue Obermann, a pesar del desconten- to de si mismo, vivio su vide de acuerdo con Jos Gictadas de su. concieneia. EI puede decir lo que ‘Amiel, ya prosimo a morir, al eontemplar retros- _) pectivamente mt vida: "Wo 'ereo haber equivoeado © la rata, puesto que he estado de acuerdo eonmi- he fo mismo” (1). No hedra fandado une nueva re- Son lig, nk echo de apéetal ni plaamade un aie tema Mossi; pero por las modalidades fntimas ‘de gu espirtu; por st facultad —desarollada en grado miximo— de tener presente todor Jos a2- Bectas y postbilidades de las cosas; por su afin de Tievar uz pensamiento basta sus dima conse fencias pertenece —ain pertenecer del tofo— al ‘mundo de las fllosofias; es decir, se cuenta entre Jos hombres que no se ian rendida a la asin de tone fe fill, nt han eaido en el dogmatism de Ia 2 ‘csmog Astana negacién. Fué un fidsofo demasiado sensible para hho ser infortunado y que con las csadias y com plejidades de ea pensamiento nos dié también las Yiestudes de sus sontimientos Si, coma ha dicho Remy de Gourmont, a die rencia existente entre el hombre y la honnlge eon iste en que “la hormiga a encontrado” y “el ombre todavia busca"; si tal diferencia se apro- sxima a In verdad tendremos que la vida de Ober- mann Ia caracteriza mejor que cuaiqulera otra. [Ea constante bisglieds, excluyendo todo dogma- ‘amo, upone una elevada actifud espoculativa an- te lee eczncales problemas; es esta actitud Ja que ‘Obermann certeramente exprosa con estas pala bras que pocrian ser el lema de une intréplda f- iowoila: "En quanto w mi no 38 ands que dudar, y 1 digo positivamente: Todo ¢5 necesario, o bien: Hay una fucrea eecreta que se propone un tin que feces podemes presmntir, ono empleo estas ex presiones afiemativas mis que para evitar repe- fir sin cesar: Me pace, Yo supongo, yo imag ‘no (1). Enearada le investigacian de la verdad fon el espiritu que supone esta actitud, eompren- eremot que cada sistema flositleo —ain aque! iar afirmattvo— no es mas que la eristaiacién fn prineipiot y conelusiones de una duda que no Lega a ser abollda y que, al incidir de nuevo sobre fl pensamiento, oftece 2 éta una posbiidad de Superare: ef asf como el espiritu, siempre curioso “La Nowunraa oe Osemaaane 49 fen lo que atefe'a su propia esencla, abre desde nuevos puntes de vista ¥ can nusvos datos las mis- ‘mas emotionantes intezogaciones sobre el destino fe Jas cosas humans, ‘Desde que 18 constante interrogadién noes jena a Ja naturalesa mine del espnitu human, ‘comprendemos perfectamente Ia duda de Ober. ‘mannjel ansia de certiumbre que su desazén sux pone ¥-la necesidad, para obrar en la vida moral, de verdades fires y claras nos explican sa larga ¥y doloresa jnhibicién, Su duda ‘no ee tna simple fclitud racjonal; el esepticismo que se manifies- ‘mas de la raién prictiea ban perdido sa sentido ssubordinéndose a las necesidades de Ia razin espe- culativa, HL limite que Kant establece —haciendo margen @ Ia fe y a los postulados de la moral— entre Jes dos actividades de la rasin, ha desapal recido; Ins relidades egpirituales, especulativas ent 1 més alto sentido, ban invadido la esfera de Ia Vida moral neutralizando la iusién y haciendo im- posible el entusiasmo que son el principio de Ia ida activa. Esto quiere decir que To duda, una du- a vital, matizando basta Jos sentimientas mora- les més’ simples, normas hésieas de toda seein, tha problematizado In vida en sa confunta, El im erative de “saber” que gravita sobre eu esptitay Jo leva inovitablemente a progumtarse por la fina Nidad, et para qué de sut esfuersos, Obermann Te 50 Ccamtos Agraaoe lama dele vide une adocuada respuesta a sus in- ‘quietudes mis intimas; en esto estriba lo trAgioo Gil problema, La vida parece no tolerar que se la Interrogue, sobre sos realidadea tims, de um rao- do tan porsistnte F ten hondo; ella so reslama aque se la viva intogralmente en lo que tne de irra. onal, incesante e Imprevista ereacién. Pero Ober mann, es decir, el superhombre, la desafia para arrancarle la Palabra de sicenigms;s6 coloca al ‘angen de Ia corriente para verla pasar sténito y abismado. La interrogaciin=persistente lo ha in- ‘movilzago en la eontemplacién del gran fujo de Jas cosas. Aunque parezca, no ha renunelado @ la vida, puesto que esti tocado de su mister; y es por ello tuna reatidad insospechada que enclerrs en sf to- ‘es Ice pessles. Entre estos Posbles se cunnta, 00. ‘zo 3 natural, la tabibilén de. Overman #1 o2 Fabia dicho: ye que ignoramos el destino de le ide, estemos eieros, por 16 menos, de las eases que se Telaclonan eon gus afanes Y agitactones, ‘Mas esta era también ardua tarea, 3 no eolamente ara Obermann; Ja certeza que éto exizia en lo ‘que atase @ las eomas del orden moral samipeco © ‘petrimonio —como suele suponerse— de los hem- bres de aceién. ;Acaso étos saben, al fn de cuen- ‘as, por qué se afanan y por qué iehan?; alguna vez, déndose una tregua en su eonstante afanarse {no han sentido la inutiidad de su propio eafuer- La Nossneran os Osemesne 3 0, 8 vanidad de us propos? Bridentemento, fos han tenico momeniot de dessllento en que, merced a una sibita ituminacién intelectiva, han centrevist Ja Yanidad de sus ieates, han sentido el fbguro del Vivir. Ast Don Quijote, el tipo de ac fién por excelencia, que s fuerm de rudos golnes fe eu fe inquebrantable modelars la realidad al tunisono de Sus suefoe de caballero andante. Zn ‘un momenio de eomprension, el caballo site la Yvanidad de sus hazafosas empresas y nos dice ‘nagta agora no sé lo que eonquisto fuerm= de mis trabajos” (1), Estas palabras tan umanas o& ‘excapan de la boca de Don Quijote casi en las pos- ‘wimerfas de sus andanaes; ya muchas veces ha- ‘bia eruzado su magra figure por les senderes de Ja Manena tmponiendo-a las gentas roacias los po ‘oe Idesles de la eaballeria; habia padeciee y= mu hos “oncantamentos", yenganses de Ja aviesa ralldad vencida. por sus gonermsns suetos; habian enfin, cao sobre é] muchas dasrenturas que fr ris Jograron hacerlo cejar en sus emprses, aun ne el entrstecero. ¥ todo por su ideal ecballe- Feese que, en rerumiéas cuentas, no fu mds qua s2 protaxta para las andancaa de eu vide trigica. ‘Der Quijote no sabia que conguistabe @ fuerza e sot trabajos; ¥ gacaso lo sabe alguien? sabe f% hombre, en titima instancia, lo que conguista fn las eteras balatolas de la vida? Qué signi fa tan Inogo en Den Guijete, et hombre simple y 82 Cantos Astmans e fe tnalterable, esta ignorancia de Ja finalidad el esfuerao? Bs que el pensemiento tenido tan en vido, por la propanderaneia de la yoluntad y de Jas ferzas instntivas, ee vengaba brindéndole, Junto con al desaliente, la més profunda deoep. ‘ién de la vida...; aunque decepeién moments. zea porgue el hidalgo, deseeperado ante le nada entrevista, quiere afurdirse y emprende nuevas fventurss,.. Asi el omabre que oe crea afanes para poder vivir. Mas el pensaimiento 26 vengara siempre; y es que no basta vivir, es necesatio tam ‘ign comprender 1a vida. La espiritualizacién pro- gresira de Ja vida consiste en una mayor y mis ‘intima comprensién de la vida misma Para el Ihombre que tiene que Mosofar para vivi, aida fs unis grave, mis contradietora, quizé més belo, quizs también mis dolorosa; ma dolorota tal vex Dor aquelio de Boutrous, de que "un dolor anali- ado cs tun doble dolor”. En esta sentido, Obermann represenia, dentro de las pesbles direeciones det expinitu y concreciones de Is concieneia moral, luna experiencia maxima; e2 el pensamiento, Sempre sobresaltado ¢ inguicto, constantemente vuelto sobre ef dolor de ta vida n este punto se Insinia a nuestra reflexén, ‘tro tipo representativo de Ia moral humana: Hamlet, el principe absiieo e indecio. Se ha. sos- ‘anido que Hamlet os un Quijote superado (2). {Ea Nouuwran ne Onna 53 Bstimamos que no es posble establocer con tal eriterio una comparaeidn entre ambos tipos.Ham- Jet y Don Quljote se nos imponen como zealdaces ccualitativamente dlstintas, Indudeblemente Ham- Jet es més fdsofo: que Don Quijote, na sutiizado ‘ds sus sentimlentas a fuerza de mirar dentro de si por lo mismo el prineipe sufre més que et ca. baller. Adomés Hamlet canoce Ia ironie, une iro. hia triste, retinamiento que Don Quijete ignara fen absoluto, Por lo tanto Hamlet edz haberse levado mis que Don Quijote en ciertas aspectos, fundamentales por lo demis; pero no podri set Jmunea un Quijote superado porgue- tendria que poser los mismos earacteres intrinseeos de ste fn un grado miximo, tal enta no soeete, Her let es, simplemante, distinto de Don @uijte; son reefprocamente ireductibes uno al otro; ambos son dos momentos de la peiquis humana, scm dot ‘spectos —erayerados naturalmente— de lo que eberia ser el hombre integral. En fn, Hamlet y Don Quijote son dos momentos del drama hme no, Es que ambes son hondamente humanos Hamlet, porque no se contenté con aslo raaonar sus sentimientas y permanecer conslantemente [perpejo e indeciso; Don Quijote, porgue no logr3 mantenerse en la perpetua tlusiin det extuetoo afirmar sin desfaleetmientes las normas simples de Is acelin. Por medio de una enéryiea decision con el sacrineio de su vida, Hamlet relvindica los eternos fuetos de Ia votuntad; Don Quijote, des- cs canoe Asmmans ppertando a Is decepeién y renegendo de su ideal ‘de caballero andante afirma Ios furs no menos ternos de la raxén. Ahora bien, dentro de tas al ‘emnativas de la pugna entre la volunted y Ja ra- zim, Obermann representa el intento por Tealizar fl hombre intogral. En 6 parece afirmarse la ne cesidad de une naturel y plena expansién de to ag las fuerzas del ser: desde los sentimiontos pro- fundes y las vollciones més pujantes haste las {ideas simples y las concepciones mis ambiiosas y razonadas. Obermann platonizs demasiado sus ansias porque lat quiso mis poras; razoné también e- ‘masiado su ideal porque sofiéreallzarto en su per- feelin yplenitad. Asi, percibiendo atontamenta 1s voees do su yo profundo, torturado slemore por ‘un imperativo de verdad, contenia sus ansias, am pliteaba cesmesuradamente su pensamientce, Drolongaba indetinidamente su espera: es quo, tor ado del misterio de la existancia, desatlaba todas sus vanidades y acumulabe tesoros pera la muerte ‘enaustern contemplacion. Susdudas, sus perple= $idades, sus nestalgias de algo indetinble son qui 14 ol preanuncio de la posibilldad de wna sintests ‘eménica de las fuerzas aparentemente antagé- nicas del espiitu, ¥ st esta intento quo es la vida {de Obermann e= séla una tnigica especulacion, ceabe preguntar si existe alguna ofra manera de vivir que no lo sea. Inspirado por Ia prearia ver- ad humana, Walt Whitman nee dice en uno de 1a Noxowzap oe Omemearee 5 ‘58 cantos, que Ja esperanza y 1a fe no som mis ‘que especulaciones; y efectivamente Ia esperanza Fla fe —maneras de cerrar deliberadamente los jee en la mayoria de los Rorbres— son modos de specular, de eludir tas sibuaclones eruciales, que respenden @ una minima profundizacién de a vie a, 7 Ue por lo mismo no impliean rieegee ni an. jgustias. La ereencia en el tipo del hombre comin, Ja difundida fo del carbonero, esti en funcion @e un contenido espirtiaal pobre y rudimenta- io; en él Ia intaligoncla ba sufrdo una verdade- ra disminucién, casi una amputacion; Ia prepon Gerancia de lo puramente sensitivo es en detr- ‘mento del desarrollo arménien de tadas las ten denctas det espirta. KI estado de equlibrio se ha rolo en fayer de tne de estes y entonces el hom- bre, sin saberlo, remimela a realisarse de tin modo Integral. 2s por esto que Obermena repressnia ‘una actitud més comprensiva ante la vida y #13 [Peoblames, 7 que Hens © sha mayor sloranén 2st ‘ima individual; pues esta agpira a afiemarse ea Ja plenitud de sus posbiidades esenctates, Obermann y sus hermanos de la vida y de la creocign spiritual constituyen exe extrafo linaje de ospiritus que en ef mundo do las cosas inests- bes y fugaces, en medio de la relatvidad e incons- tancla de todes los fenémenos, busean en Yano Ua asidero, suetian desplertoe con Ja verdad absolut, "Hoe quieren ver # Dios aunque tengan que mo: "Hr como reas la sentencia biibliea, Bs que el hom- 36 Cantos Asreapa bre siempre interrogard sobre las cuestiones le ‘mas, las que atafien a su destino, Loe probiemas ‘que lo atormentan y Io atormentarin siempre, han ido planteades por la vida misma; Ios ha engen- ado su fuerza expansiva que no reconoce en la ‘muerte un limile @ su accién y menos una nesa- cién de sts atributos ereadores, St es legitino J vital el problema, ses tal la magnitad de lo que 1 hombre ignore, ;qué de extrafio que ante ellos su espictu tome el camino solitario do In contem- Plseién? Dentro de le ignorancia de tod tinalidad, son més 0 menos lgitimas todas las hipétesis, ca ben todas Jes oscllaciones del espivitu, tadas les fexperiencias que la conciencta mors) pueda tns- ‘utulr; en una palabra, fos mls reinatee varincio- ‘es cel nomurs, sguicnda is ruta ce 5 castine Estas diversas experiencias son olvos tantcr ef Tueraos por dar un significado a la vida humana; fl homate no se sonsenta ni ge contantaré semaz ‘con vivir en Vano, con que st vida sea una vibra- feign gue el encio de Ja musta apage; por e20 ‘ota de justitioar en une u otra forma a breve ‘insite por le tora ‘AI ado do I acelin, d6 ta concepelsn volin- tarista de la vie, que implican, ante todo, afi- ‘acidn de valors# morales, debemes hecer ioga & Ja contemplacién, a Ie noluntad, qus tamain entrafan wna coneepeiin de la vida ¥ una mane ‘a de viitia. Obermann repverenta la posiblda, smtendemas decir tamblén legitimidad, de esta ex: 1a Nozownaa ot Onemaasor fo perienela humana, de esta manera de vivir y con- ‘ebir la vide, Bn él se nos manifests Senancour mismo (1), su cresdor, 0 por lo menos encarné en 1 su {eal contemplative y su peculiar flosofia 'y, con ellos, su dolor umano que es el fondo he- rico de todo ideal que aspira a realizarse, HI pro fens do este ideal y las alterativas e intensifica- én do ese dolor, constituyen la realidad espii- tual de Obermann, la que hemos intentado desen- frafiar en este eneago, Tl imperativo de verdad defraudado’ constan- temente e& el aicate de la ceeepeién de Obder- mann, el antecedent de su dolar. La ineertidum- bre lp ha tamado profundamente triste, ensom- Drevidaduie au viaiin de ios Bombres 7 de das vo 58 (canoe Atma 25, Por eso su queja es um grito agorero que per- Sistiendo legs a ser imponente monodie. Mas no hhay que ver en esta reaceién de su sensibildad Sno une protesta viril por Ia impotencia de mues- ‘ras feoultades para conocer 7 decidir acerca de fagnello que sobrepasa Ja experiencia homans. 918) (4422) LA ESPINGE Y LA SOMBRA Bajo un portico en ruinas, iuminado por enue clara, y que no se hubiera 2a- Dido decir sf era del alba, 1a que precede at dia, 0 aqua postrara del ceaso, ova Go el sol ya ha ocultado su disco de fuego, a Betinge, encadenada a una metéfora, y tune Sombra peregrina dialogaron ast: ee a ee ‘mpero envueta por la luz de panoramas ae alogria y serenidad constantes. Jamis opacidad figma empeSé mi risiin de loe gers y las coca" 7 alter Ia armonia de mi alma que, én su diarani ad, atesora gozos ain no sentidas, como la cuer. da tensa de la lira posbidades de nuevos sont dos, HL mundo, en su multiforme esplenior, 9e ha rendido a ml contamplacién y lo he gusinéo como ‘una primavera eterna. Ea Soneaza. — Yo no sé si gunaré mi vida, A pesar de la meloncolia que ensombrecs un poco ai eamine y del dolor que subraya todas mis eta- [pas ereo que la ganaré. Fara eso Iusho; hasta aho- Fao me he rencide, A veces he pagaco ln susign Ge la victoria con la “lusién” del venelmienta, ‘Asi, muchas tardes me he sentido declinar en Ia- ‘i, viendo destizarse mi vida, en ondas de stil triste, rumbo haela el ocaso. Otas veees —que 0 (camos Asmana hhan sido blenveni4as— con le primera luz de eiar- tos diss earence, be visto renacer todas mis vile experanzas. Entonces, folificado mi pulso itl, fempujaba, ansioso de plenitud, el bajel de mis ‘sues hacia el incendio del mediodla, Estas ale temativas de vida y muerte aguijonean’ mi paso por la senda desconocida, y, mientras mis cam!- rho, més ampllas son las petspectivas poro tambien ‘mis arduas las nuevas jomadas. Marenando siem- pre, he atcavesado colinas sluminadas y valles sombre ‘Aunque el azar espotea mis pasos, no mareho in norte, Une tarde, venclenda la falige, legué 44 uns colina baSada en suave lus. Bn ella me so- ‘recogié una inguletud hasta entonces ao exer mentads; con paso ligero descends a un valle en- ‘yun en Ia penumbra, A medida que me internaba on 4 sentia mds viva Ta nostalgia de Ia claridad que Dbabia dejado a mis espaldes. De pronto un estreme- cimlento agi mi ser; més ald ds los vales en som- bra y de las aitas eumbres, adiviné el sol tnvisble ‘euya faz brllaba en la colina y también en mi nos- ‘algla. Habla presentido Ia inefable belieza. Hote presentimiento ha enoendido una estrella en mt Pua, Gulado por ella voy al encuentro de mi suerte con la esperanaa de Uegar a la contemplactin de Ja belleza plena antes de que se clere la curva de si destino, a Rermaz. — Me repugna el estuerzo que se debate en la sombra, Mis ojos eatin hechos $610 ‘La Borer ¥ 1a Sonaaa a para Ie tus, y mi alma templada para que vibre fn alia la alegria de vivir, Bio que ta amas vida nno €5 mis que un estado de semiconcioncia en et limbo del ser, Interrumpido apenas por fulgores qua hacen mais densa su lobregues. Arrastrando ‘ea vide subterrinea no presientes lo que es la vyerdadere vida. En medio de tu ambito de som- bras ignoras los palsajes soleados donde Ja natu- ralesa triunfa en el canto det péjaro, en la verdu- va de les drboles y en ol agua evistalina. ¥ st un reldmpago te les rovela, un instante, atentas con- tra su belieza ponlendo en ellos un poco de la bru- ‘ma en que se Vela tu alma. Porque la vida carece ée una finalidad a aleanzar a través de contine ‘mos de que es belleza, suprema belle es nece- sari, de toda mecesidad, que se nos brinde eomo ‘pura sctualisacién erttica, Esto es ella para mi, 5 como tal Is dstrutaré en la gloria de un peren- hne mediodia hasta. que el Tiempo clerre mis ojas fon un suefio més profundo; suefio que no puede ser sino In nostalgia, exenta de dolor, de una ra ‘Giant vigia — I posasién por el recuerdo puro e toda Ia betloza temporaiizada, ‘Yo también marcho pero como peregrine del sol y Ja armonia. Mi viaje terminara en la vista cexidtica del camino reoorrido, Atravieto Ia vida fomo una selva, en primavera, ablerta al cielo y ona de la misiea de sus fuentes. Sin esfuereo e cams Arana reeojo el sazonado fruto, pereibo el trino det are {y asplzo et perfume de 1a far. Ea Sonaea. — Hl lenguaje que habias no me es desconocido, me parece escuchar mi propia as- Pimaciin, Te me presentas como una esperanza plosamente lograda, pero sin ese estuersn que, arrancando desde al fondo ebscuro del dolor y 1a fnguletad, precede a toda realizacién, y no te com rend Cima en tus cuerdas, sempre tensas, puede vi- brar la alegvia si alguna ves Ia tristeza o 12 com ole no ha sonado en elas su sllenclo total? y deseruyenéo sobre una quimérice ruta ce sundae. 2 Cantos asreapa iBlenvenide, entonces, esta wistera por cuyo rmilageo dejo, por un momento de resbalar en el tiempo y, alefindome do la petifera, me imbuyo fen esa soplo, me identifica con el supremo sear on el azar de que estd tocada toda vida, y por fl cual es frat y contingente todo ser — azar que es luz en et astro més remoto y pene iamo- tivada en el elma més humildet Inmereo en Ie corrinte del tiempo, quiero sentirme pasar, al acaso, en el elido de cada ple- nitud, en tanto mi fantasia, obstinado arquitecto, se compldce en levantar itusoriae castillos —obras de un dia sobre Ia arena del eterno fie Como Astipo, de Clrene, prociame ia “sobe- rani del instante"; pero a condicién de mo en- fadenamas, por vanos desees, los sucesives ine- antes ¥ terminar destizindonos en la superficie el tempo. Es para mi soterae el instante porgue Jo ‘vo en su transttoria medularidad; porque shon- do en él a fin de rotamar la fuente de Ia vida ori inal Si en cada emecién apuro, hasta el dolor det sanhelo frusteado, el vaso de la vida es para que de nuevo vuelva a llenarse; y si en cada riesgo dels suerte hago gravitar integro mi ser es porque e>- ‘La Avneuna Fonma n pero neencontrarme, enriqueeido, en un nuevo albur, : ‘¥ ya que aqui abajo, y hasta en ef més lejano onfin de Jo que emerge y fluye, todo es azar y ‘mudansa, me acolo al renovado espejismo de ta Atusién todopoderose; y pldo a Ia potencia prateica yy ereadora, me deje_goaar, una ves mis, de la ple- nnitud def instante y aptifar, en Is cérdena copa de un ocaso, a voluptuosidad de sentirme rodar a la nada a través de la constante bellesa, 924) PRESENTISMO Y FUTURISMO al acveniinento de un nuevo cla: AQT "Sscmo, on io que ata nln forma ene tha de moldearve Ia vida misma, La sensibiidad ya ‘nos anus Ia presencia, en nuestro ambito es- piritual, del conguistecor invisible que ajustaré Inuestros pasos —hasta agul apresurades y vaci- lantes por Ia seduesién de uns engafiose lejar nfa— al ritmo ereador del instanto plenamente vivo, Hasta ahora, aia vida so a a supeditado ex clusivemenie @ Ia bisqueda penosa de la belles {de las norms, de lot scales. Y no obstante et Ingente afam, puesto al servicio de Ia empresa, 52 ‘ye condenada a ls inssifacoldn que necesaris- ‘monte resulta de un logro rlativo, de le obra im perfecta, Entonces se refugia en la esperansa “Sempre incumplids— de una belle futur, de tun mafana gue treri consigo le obra acabada: roma lograda 0 mundo estético perfecto y con tus, que venéra © sumarse a las formas ebarnas lia vida, trabajada asi por un hondo futurismo, se pproyecta en detrimento de su interna etaboracién, eu flu inquieto, por encima de un tiempo ain no transourride, 6 Ccansos Asana Fronts 4 este eupoditacién, casi absoluta, de Ja vida a lo ideal al ciaon de Ja bellza, el nuevo Glasicismo, que, sin sospecharlo, trae cculto af aguiién de la inguisted roméntica, afirma que la ida misma es susceptible de una elaboraciin es- \étiea, de reetbir el sullo de una forma. Se trata de una “estética y une pragmética vital” que nos invita a vivir en fu plenitud emotiva el momento presente; a pull, aflnar, sutlizar los sentimien- tes primarios y durables, intensifier las fugiti- vs emociones. Su exigoncla central parece decir- ros: EL presente no ha de ser un trénsito hacia ‘un instante futuro, sino una morada en 1a que ia vida, cada vida individual, e exalte a sf misma en Ja armonia de sus rslaclones y postbiidedes in- 1 nuevo clascisme nos exige que, permane- tfendo fetes al tiempo —esencia de 10 vital—, vie vamos el presenta tnicamente coma presente. Pe- ro, em esta pretension reside une difieulted que pperece nsalvable, Sila vida griega supo de la em- briaguer de una gozosa perfeccién fué, precisa- rmenie, porgue paca ella el presente tenia, en de- finitiva, un sentido extratemporal. En cambio, para el alma occidental —et alma fducdion que Spengler analiza y define en su dimensién histé- lea ol presents es fugacidad, inquletud del 2u- tro; exquife en el que sureamos, en pos de nue- vas realidades, de quiméricas conquistas, le ripi- a comiente del tiempo, Orientados hacia el ma- Passmmisnto ¥ FUTURISNo 7 fhana, esperamos del instante préximo un goce iis plono, ima mayor perfecldn. Bl futuro e Ia irecoldn en que se mueve nuestro atin, déel al ‘mperativo de un vital dinamismo, ‘La actited y concepeién de ia vide, implici- tas en lo que sb ha llamado futuriemo nos plen tean un problema que nos enfrenta con la fuen- cia misma de la vida histérica, Cabe, pus, su Drayar lo que’ el futurismo tiene de actitud per- manente, de medalidad esencial de la existencia humana. "Hl hombre —nos advierte un flésofo— es producto de su pasado, pero también de sa por- yenir’. Solo que en su impaciencia por apurar nuevas vivenclas, por forjar meres’ realidades —indectinabie actitud futurista— me fusién de su inquleta vitalided lo induce a hacer tabla rase del pasado, Por ello “en toda activi dad espirtual verdaderamente productiva re mais Ia adverlencla—, se eoloca frente a su ob- jeto, cuyo ereador se recanoce, casi como st no ‘existiese pasado alguno” (Natorp) i futurismo no se limita a negar {6rmulae de las cuales se ha evaporado toda realidad hu- ‘mans, esas formulas vacias o habitéculos inertes fen los que el arcaista pretende apresar lo inesta- bi, detener o tetardar el devenir y aveenso de la vids) se esfuerg también —y en esto consiste 1o pecullar de su actiiud— por produeir un aero lima social 9 estético 0 religioso para el mejor ™ Ccamzos Asana ‘orecimiento de las actividades especiicamente drumanas. HI futurlmo (mo nos referimos a la esousla literaria del mismo nombre y lee alardes de Ma- neti), tal como debemos entenderio, no implica ‘nooorariamente descanocimiento y negacion de va- lores pereibidos 7 reallzados por épocas fenecidss, de pastes vitales alln operantes. Distinguese el futurist, como deseubridar de nuevos valores 0 renovador de volores humance permanentes, del ‘médien progresista, que miega lo bueno y lo ma- Jo del pasado por pertenecer sbio al pasado. Este Ultimo @ slempre, 7 en sentido peyorativo, un postin geo, que en in apenas cezae no paca de su coriesa, siando ineapaz de Susullar el laiéo profunde Ge una époon do taminada. Por eco s2 aliene en todas sus valo- rasiones, siempre epidérmieas, a le menos vis) de Ja vide: up formas externas, cas medios instru: mentale, Debemos zecanceer, por otra parie, que 12 vor cacién futurista, por entrafar un sentido dini- tico de la existenela, acorde con la temporalidad fe cate, propende a depurar Jos contenidcs de la vida y entiquecerla eon otree nuevos, e inclusive a ‘galvanisar las aspiraciones, los Ideales, otorgin- flies plasticigad espeitual 7 continuldad histo- ‘Het Nietarche, aentuando én sentido ersador 1a ‘yeacién futurists, solia oponer a la terra de tos padres —dar Vaterland—, la terra de los jos Punsersento x Furomsaco ° das Kindertand—. 8u Zarathustra, tocado pot fel amer a lo lejano, proclama: “No amo ya més que ol pais de mis hijos, la terra tnebgnila entre mares Iejanos: esa es 1s que mi vela debe buscar ‘ncecantemente" 1B resorte del futurisma no es otto gue la ine fquletud roméntica, pulsacién profunda de nues- tra vitalidad spiritual, La inguietud roméntica no silo mos orienta, como comiinmente se cree, daca el ayer. Se mueve entre dos polot: pasado futuro. Q nos impulsa a incursionar a través é ‘realidedes extinias, que asi reviven histériea y 2 téticamente en la fugacidad de nuestra activa re Iiniscencia; 0, moviéndoce en el sentido del de- venir, estimula muestro afin ereador, nos hace apurar Is emocién dal futuro, nos Jo antieipa en luna perspective usoria, en los billantes relieves de ta esperanza, El futurista, es en cierto aspecto Ge su vooasién, un dicttente, que va en pot de lo uovo; su actitad puede ofrecer, en este cago, Un oentuado matic esttico. Atento a la ginesie de futuras reatidades, al sdvenimiento de muevas formas, algo de lo que va surgiendo a la vida ha brillado ya en st expectativa, ha pilsado en su presentimiento, No se limita @ postalar formas de ida 7 valores alin no ensayados, sino que quiere Intorls, adivinarlos, preguitarios en sus posibies concreciones. Esta obsesién cast voluptuota de 10 que todavia no ha sido es expresada por Guyau, 80 Ccamtos Asrmann cuando canta el porvenir, en estos versos de st poema “Lz Teas Le inquistud roméntiga —este factor impon- ‘erable del sentir hisérioo que anima al horabre ‘cecidental— tora nusstra vida un eonstante di- ‘nemiemo, Ie eomunica un perenne temblor. Ya, fn trence de palingenesia, la proyecta hacia el ‘pasado inerta; ya, gravida de nuevas posibilidades, fe polarza hacia ‘el futuro incierio. De modo que para nogotres no existe, en la fide realidad tem poral, une actualidad capaz de concontrar el azs- unto mas o mencs filo, en el cual el esprit, fubetrayindese al scuclaio sentimionto del cam bio, de Io transtario, a la impeclencla por et ma- ‘ana, pueda Ineiéir con serenidad cldsica y afir- ‘arse en goee pleno. No podemos, ciertamente, vivir el presente eon 1a trangulla penitud con que 1 viviron los grie- gs. Un sentimiento de transitoriadad, engendra- fe por le atracelin de motns que so yorzuen en muestro decurso temporal, nos embarga. ¥ este fo rnémeno esti en consonancia con las. peculiar ades de nuestra alma esencialmente histérica lay épocas —eomo la que comenz6 a docinar en Jos sltimes afios de Ia pasada centurls, haciendo ugar a nuevos pensamlentos— en que el prurito Paesuvmsno ¥ Feroasno a por lo nuevo imprime a devenir humano snusita- a aoeetaclén. Como lo hizo notar Simmel, “es tspecifico de la vida modema un tempo impacien- fel cual indica no séio el ansia de rapida muta tn en Ios eontenides cualitativos de 1a vids, sino © vigor eobrado por el atractvo formal de cuanto fs imite, del camlenzo y del fin, del Hegar y del fnse”, Pero esta aneia de mutaclén, aparte de jas ma- nifestaciones extremadas, cas morbesas, que pue- fda ofrecer en determinades épocss, implica una fetitud detinitiva, Traduce Ja esencial modalidad finémica del alma féusice, que no concibe limi tes temporaies insmovibles —y sf metas que siem- pre se noe transforman cuando ereemos haberlas Aleansado— porgue, para ela, la vida es ineremen- to, process, dssaratle que no tiene téemino, "Bstamos, pes, eondenados a marchar en pos ie una plenitud animiea que en la apaciencla se nos ofreee come objetivo temporaimente cereano pero que, conforme tendemes hacia él, se nes tora ‘necceatte, 7 « dejarnos, asi, sedueir por esns me tar que noe pareeen prézimas, pero que consten- ftemente se desplazan on la dlinensién de) porve- nr —y en esta reside nuestro inevitable futursme, Pero, si Remos de ser los artifices de la propia vie a, tenemos que regular nuestra mareha, profun- fazar nuestra, progresién en el tempo, darle un ritmo: el del momento que pasa, y no asi només, fino con Ja implicita exigencia de ser viviéo ex Insustivamente, Ht ahondando en sl presente qu: i Ccamzos Asrasna ros sori dable conqulstar el supreme arte de vi vir. Sin abandonar Ia ondeante trayectoria del tarno desarrale, podemes y debemos propenernes elaborar con sentido estético, © imponeries una forma, nusstros contenides vitales, em una pala- bra, edifear arménicamente nuestra intimidad. ‘A los sentimientos, ideas, tonsiones emecio- rales que integran esta pauta de vide, remansa- da en ef momento que pase, hemos de imprimirles inamismo y brindarles el incentivo de lo nueva SSabremos, pues, aventuramnos un poco; azae, Ja aventura, infundiendo dramaticidad a muostres fertados anlmicos, a todas nucstras dileelones, tm- redirin que estes se mecanicen y vuelvan tedio- ‘Randelaire dice, en uno de sus versas, que gers No tendzemes pot lo nuevo, desde luego, esta obsestén que se acuse en el rerso del poeta genial; pero sf lo buscaremos en la medida en que es n= ccomrio para que el tedio no muerda en la obra Ge arte de la vida. Viajoros a través de Ia propia fntimidad —al viaje més difel— fremce a la con- quista de nusvos contanidos, de vivencias nuevas que, al darles troguel y estilo, se iran moldeando con’ puleritud elésiea en id onda henchida de Precermeo x Porimisneo 2 ‘nuestro dscurso temporal. Sin descuidar el equl- rio y armonfa de In interna creacién, sabremes, ‘pues, complacemes en lo inéaito, que polariza la Inquisted de le vids, on la originalidad personal, (que define una de las finalidades implicitas del ‘sme cecidental, ges) (420 EL RESLABON DEL RETORNG ‘porarmap RT See san te Tuna, Zarathustra slnti6 el retomo etamo, ‘Todo ye habia sido antes: el portico y la misma Jus de luna y hasta ol arafia que perezosa hacia ‘su nocturma correria. BSCISION ‘Mientras Zarathustra estaba de vuelta, y se exlasiaba, belo la claridad lunar, en liica’remi- hlscencla, la pobre srafs, que precsmenta 20 Insbia pasedo por el portico, recién realiaba. su viaje de Ida, arrastréndose — expresin minima del “sentido de Ia terra” — por “la larga y gue bre cae” de un eternidad. CATASTROFE ‘Bntee el retomo de lat cosas y In concieneia ‘gaz del retamno, Ia idea del ser —estilzada en pértico— se abre el abismo que tragaré a todas Ja allmafias, inclusive las “demasiado humana” a (camtos Asrana SOMBRA Rola la cadena que un suefio eésmico habia sunudado con un tenue ayo de tuna, el eslabin fusente es una eteridad ligubre y sin retorno, cuaRIDAD Del hombre al araGa y demés slimafias con forma humana media la diferencia —abismo in- franqueable— de que a éstas lee ests vodada por tuna elemidad, o sea, el tiempo necesavio para retorer —pleniud Itiea dei instante lunar— ia ‘térea del ansia mefisies, que precieamente Gel pértco, estado on anet, 1928 DE LA VIDA ALA EXISTENCIA i 4925 SONAMBULISMO VITAL soa vez que patin les gitanos —acampan- ‘do la sbigarrada tribu en las afueras de lauded: breve paréntesis de quietud en au exis- tencia erranio— dejan en muestro espsitu una ex frada sugection,.. Ee como sl Ia misma vide, en ‘mu nuda fuencia, —tal es Ia impresion— se os- Dlegase wn instante ante nuestros ojos, primige- ‘ig, grivida ée posibllidades insospectiadas y aje- ‘pa a toda finaidad que la trascienda, ‘Tanto nos an 12 corienta aimocen y combiant Jos afanes wtravitales, la empeosa bisqueda de as ormas! : De abi que la presencia, slempre imprevists 4 fagae, de esis hombres exétiens, con su pecalia- sima manera de vivir, reavive en mosoios tna ccuriceidad indefinible que en varo quisera estu- rare en la impresién huldiz. Es eomo st 10s gi- ‘anos fossen vajeros procedentes de un pals que ‘gnorames; pero de cuya existencia tenemos, a rales, merced a una rara lucides, vago presenti- ‘mento. Viajeros que logan hasta nowotros tra- yéndonos la particula de un misterio remoto: men- Enje verdaceramente indetestrable, pero que no cbstante pide una respuesta 90 (cams Astana ‘como punto de partda de este intento de pes qulsicion acerea de la extravagante indole e 1a ‘ide gilana, sefslaremos tan silo el hecho que f+ impone a la simple observacién: Los gtanos conetituyen tribus némadas, antipodas de toda ‘coletividad eivilzada que tiene vida hlstlea, ba fereado valares, persigue, en los distntos érdenes de au actividad, fines més 0 menos trascendentes y lleva una existencia labors. ‘Toda averlguaciin de eardater histéico so- tbe la procedenela do los gltanos ha sido infrue- toes, Su origen se plorde en confuses leyendas. {EI denso tisterio que envuelve los comlensos de sm peregcinaje y todas sus erréticas andanaas co- bra ya, para noiolre, ol valor do un sfmbolo, Des cariando, ples, los interrogantes sobre su origen y particularcades éinieas, tremor do imaginar, Jorméndonos de ella idea aprozimsda, ta esencia animica, ef instinto vill de esta raza que, soném- bola y en perpetua aventura, hace sus corres por el planeta. {Cémo es of alma gitana? Ya que no pedemas preguntar por st éoneepeién da la vida, por su r#s- puesta ifclectiva a la realidad eésmica, deste que fas suponen elaboracién mental, y, en cierto feotide, istematizacion de Sdeas, disposiciones de (que eazeee, zeudl eg, por lo mencs, el suntimiento vital que enima a esta raza, hermana del azar y ccultora det ocio por el ocio mismo? Soxanesuuiinso Vat ot EI gitano rechaza el pesado yugo del trabajo © ignora le tensién del anhelo y el estuerzo, cast siempre doloroso, que definen 1a vida ascendente, Viajero etemo,lo vemos pasar en bandas, indolent y alucinado, a impulso de un ciego ase como ni beeilas polleromas on pos del rumbo, variable, det ‘wento, ‘Slo sabe da In simple vide, en el regazo de la naturalera, y sin embargo entre su manera de vivir y el primitivisimo det salvaje hay un ablsmo, CConoce las maravilas que enciervan laa grandes ‘urbes, Ha visto de crea el brillo de la etizaes pero éste no lo seduce, 7 su hechizo'no sbria des- Warlo de sa eaprichoca ruta. Atrariesa las rezio- znes donde tienen su asiento las coleotividades mae activas e industlosas, insensible 8 los alieientes fe 1a vide sedentaria y a la flebre del atin cone tructivo. Parece que io defendiase de todas estas ‘tmntaciones In inquebrantable eartidumbre €e 4 sélo su peresoso ¢ incierto discuretr bajo Ie 1 ‘el sok y el brill do loe astros es fa verdadera. i= a, y de que su oso, su inactividad —floracién det suave panteismo de que est saturade— vale mie ‘gue la vida artitctal de las eludades, que todo ese fesfuerzo agostador, que toda esa fobrl actividad, ‘Sin diosts, sin dogmas, sin idoies, ingenua- mente inerédulos y privados asimismo de tods in- dquictad ecpiritual que lee haga mizar mas alld de su despreceupado vivir, djérase que los gitanoe stan penetradas de lo que Nietzche llama ef sen- Py (camos Asraapa da de la tera, poro sin la complicaciin dimémi- ‘ea dela voluntad de podorfo, que en el fuerte —el fcombetiente por excelencia— tiende a ser cada sez més vida. Es que el gitano se contenta con sa- Yorear voluptuocainente Ia simple vida, de cuyo furbio fluir & emerge como particula fostores conte : {Los que se han arenturado en los meandros el alma gitana han encontrado como wltimos in- ‘gedientes de au esenela, alueinacién y volupluo- Sidad: inquietente elaresbscuro on Ta Dellante te- a de los Suefios de que esta hecha, segin Shakes- ‘pear, la vida del hombre. ‘A este respect reparemas en algunas de 188 ~intaresantes observaciones que nos transnite Jor- fe Borrow, el ilustre autor de La Bibic en Espata, ‘Quien ha estado, en diversas ceastones, en contac- ‘to intima y prolangado con les gitanos. Son eon- ‘yersaciones con étos, diilogos msy sugestives. que flumbran fugesmente ia escureidiza rama de una cexislenela tan enigmética, ‘Borrow ge encuentra con el gitano Jasper Pe tulengro, a quien no ha visto durante varios aos, lapoo en que el gitano ha perdido sus padres, Con este motivo el autor le pregunta qué piensa de la Iuerte,y la respuesta de Jasper Fetulengro es, en Sintesis, que si alguion muere se le entierra, y eon. testo "se aeab6 Ia historia”. ¥ aqui viene Jo mis ignifieativo del ddlogo: Sosanenuussaeo Vita a2 (fe i tgurarda”. —\iPiguriemelo! Hay e diay le noche, coms ‘lets, Rermano; el aol la luna, y las eels, co. “as Gules, hermano; y sin queda el vento en et bresal La vida es muy dulce, hermano, yguién “quisiera morse? 2 "Fo quisers morirme" abies como un gorgic, que es hablar com® un loco. S18 fueras tm Romany Chal (otto gh. ‘ano, quisés um tipo sepresentativo de Ie raza) Ma arias ms euerd. (Merirse! {Un Rommeny Chal leseaa vivir siempre!” —*yBatermo, Petulengro?” —Quedan el sol yt estas; hermano’ Chego, Patsengr0>" requ el ldo det viento en el brezal,her= ‘mano; con slo poder sentir viviria com gusto stemamente" Pera ol gitan, la vida es una due voluptuo- ‘dad; leorexpetoso que, ih prise, paladea go- fs a gota: También Ins cosas del mundo le saben 8 dulzur, y ajéase que, para €, aslo en sa vital fembriagues enen existencia, As) dels, la Tana, Jas eszellas y ce los elementos que dinamiaan el feuadro universal no dice que sean cosas blis, Sino que son cova dudoes Ys exit: starado de * cams Aernama nneturalezs, su existencla sonambiice es un de- ace io en arbla onda de sensual césmico. ‘Adentrado en la simple vida, no experimenta fl temor de la muerte, aunque reconote que €= tuna Idstima éta venga a interrumpir su volup- ‘uneso pasar, No so slente turbado, pues, por Ia inquietud de un més alld. Nada hay, por otra porte, en el alma laberine tiea del gitano que, deliberadamente, por volun ted consclente, traseienda Ia desnuda realidad tn- mediate, duyente e inapresable, de la vida misma; rhage que implique una gupeditacién de la vida a ‘una finalidad objetiva, colocada por encima de lia. Por es, el gitano se ofreee a nuestra mirada feomo tn artista espontsneo del puro viv. Rese tite asi el pensamiento de Goethe, de que “la vida existe simplemente para ser vivida”. Pensamiento ‘que pds erigire en postulado eentral y iema del Ins reciente vitalimo, que agpira a instourar “la ‘rida” en sf mlsma, co proseindencia de sus eon- tenldoe coneretog —los ots yalores— como un valor. Si Ia vida, de seuerdo a esta nueva actibud ‘ositiea, ex el valor por excelencia, en tomo del feual 96 jeranquizan los emés valores, ef guano fencarna, par droit de naissance y fidelidad ineons- lente al propio destino, ese valor. ‘ra vida es, por sf misma, vation, afema et moderna vitaista, contemplande la riquezs del Soxanenvtssneo Viral 5 ‘Mujo vital desde 1a tierra rme de 1a meitacién, ‘ia vida es dulce, dice, 0 mejor, siente el gitano, ‘nmerso en su corente, saturada de et mistriosa fsencla. El valor pereiido y el valor virido, Lo primero supono la. conelencia alerta del téaof0, ue Jo sitéa en uns lejanta fel, al margen del hecho viviente. Lo sogundo, el sentimiento de lo vital que, primario y seguro, entrogado a et pro- pia germinacion, se repliega en si mismo, se reco: se en célida penumbra, Sintiéndese arvastrado en un pasar sin sen ‘ido y sin finalidad, no es extraFo gue el panora ‘ma edsmico Je parezca al gitano pura alueinaein, tun eaos de formas tlusvas que él no atina a dis: criminar en su peculiar individuatided, ma fi- jarias en el pensamiento. Es como si is coeas y os seres, descarnadce de realidad, co ofzeciesen ‘ante sus ofos en quirsérico despliegue de colores J fen caprichoso entrecrusarse de gombras inestabes, ‘tectivamente, ol alma gitana en eus momen tas de lucides —bion essasoe por clerto— parece estar poseida por la croeneia de que, en detintiva, naa existe, €o que todo es pura Dusién. Borrow consigna este, que lo dijo a gitano Antonio Lépex, ge Badajor, refiriindces a los de ea zara: “Age hos hay que no erver. en nada, nt sigulera ex que viven. Hace mucho tiempo conoe! yo a un Calord (gitan0) viejo, muy vio; tania mis de len aos, una ver le of decir que tade lo que ereemos ver fs mentira; que no hay mundo, mi ombres, ni 96 Ccamos Astana mujeres, nl cobelloe, nl mulas, ni olivos". Al gh fang, en $a eterno ambular, lo scompafia sin dU da, ef sentimlento de que visja a través de un mundo fantasmagérico, marafa inextricable en ‘Que se extravian ss sensaciones, plvadas del 18s- ‘re ce lo real, Tal una corrients rigragueante ¥ vagarosa que, al eapejar en su onda la naturalesa y ins figuras que sniman el palsije, las tora Tfveales, proyectindolas en un miraje de ensueto, ‘Allado del azar e hijo de la aventura, et gh tano, es supertiooso por naturalera y cree en la acelén de obseuras potencias. Por eio contis en fs aruletos, a Jos que atrivuye propiedades ma- arilosas, virhides eaotéricas ¢ lnfalbles. Provis- to de su bar laché (talisman), Ia “pledrs buena” e poder sobrenaturti, se siente a cublerto de la fala fortuna, de las asechansas de ls enemigos ¥ fe los acontecimientos que podrian serle adverscs. ‘Esta superstiein Je Infunde une seguridad que to toms audas en el peligro, ¢ indiferente ente sus es, las complieaciones y ultrajes de Ia suerte, [Porgue expera, con fe ciega, que le piedrs de poder ‘misterioo, obre, despuds de todo, su sulvackon. ‘De esta modalidad gitanesca da clara cuenta la superstiiose eonfesién del gitane Antonio 16 pen, fil intérprete de la psieologia de sa raza SS" Ug noche obscure ee para mi igual que al dia ciao, y el earrasa! aivestre Jo mismo que la plaza Sonansiuasaeo Viraz * el mereado 6 que el chardt (feria); llevo en el pe- cho el bar Jacki, la piedra preciosa que se pega J agua’. ‘as éste es ung de ls tantos hile que cape ‘ehosamente se entrecruzan en Ia obseura 7 contra: ‘ictoria undimbre de este alma, Asi, a 1a dispos- ion apuntada ce aduna, en ella, un hondo fate lismo, que tiie desu eoloracién toda Ia existencia et gitano ‘La poderosa gravitactin del fatum en la vide eta raza trashilmante esté admirablemente des- entrafada en Carmen, la novela gitana de amblen- te espafiol de Prispero Merimée. Aqui lo pereibi- ‘mos en toda su fuerza, seforeando el earictar 5 todos tos pasos del personaje central, trazado com mano maestra por et novelista. Carmen, la prota- gonisia det relato, enearna, con relieves de pasiém Y¥ de tragedia, ese fatalismo que pera come una ‘maldicin sobre et alma gitane. ‘Todo, en este ama nebulosa ¥ extraviada, ex contraste y enigma, Audaz e indolente, fatalista ‘supersticioss, slueinado y sensual, oividado del ayer y despreocupado del hoy, el gitano eamina, ‘eon ta sequridad del sonémbulo, sobre Ia tniebla sbismétiea de su propia existencia, fluminada. a ‘rechos por repentinor lampos, Paul de Saint-Vietor, en la bella semblanza lteraria que les ha consagrado (Les bohemiens), ‘ice que “el aia que elios desaparerean, el mundo erderi, no una virtud, sino una posse” Pero 98 (cums Asraana ts el caso —tal lo pensamos— que los gitanos no ‘poeden desapareser. a caravana pintoresca y franie e um simbolo viviete, henchido do sig nifleacén. Bajo sus tiendas, la vida, Ia simple vie dda —soberana vontrt de postbilidades— rinde sa palpitacién més espontines, a afirma en sus mis obscures y primigenios impulses. (Con le abigerrade y vagabunda trues 1a vide misme la que pass, despreccupada, en el tran- qullo despliegue de sus potencias, soberbia, en su abcoluta earencia de finaliéad, imquietandonos con la promese de su proteice y fugltiva belleza y de tados sus secretes inmanentes. De vee en ver el hombre eivilizado, ¥ ms to- dayie el refinadamente enito sentir. la imperiosa fe mexpocaoie necesad de substraerse, momenti- ‘eamenta, 2 su laborioss vigila y, cual otro An to, toma: contacto con esta realidad primaria, ‘ssencla indéell y fuyente. Seré, en él Signo de vielidat mis o menos alerta su aptitud pars per- bir el Hamado magico de la yor milenaria y de- Jerse arrebetar por un ritmo més profundo. Ni ‘mds ni menos que un abgardo deseo, que nos pax set tanto mia absurdo cuanto més hondamente seraiza en muestra aor, do abrevarnos en densa corente soterrafia o de sentimoe pacar, aligera- os de toco lastre utittarto de toda preneupaciin ‘Snalista, en la alta nube peregrina. a suma, ¢s por imperativa vilalidad, que en scasiones, nos sentimce un poco gitancs. Estas en Soanescisssao Vara %° carnan, con instintiva genisidad, lo que la vide tiene de contradictorio y enigmatico, de inesta bie y mudadizo, y, por lo mismo, son io represen tantes mis conspicuos de sus valores intrinseeos, e sa indémita libertad, de su sabia Sndiferencia, Impulsado por misteriosa fuerza telirica y ‘gulado por un certoro instinta vital, el gitano os sondmbulo del suefo eéamico de In vide. Quien ‘Bo haya sido, por instantes, sonémbulo do este ‘mismo sue8o, el que no se haya sentido, alguna ‘yea, gitano, ése tal no comprenderd jamés In al- ‘quimia maravilloga quo realiza el intoleta crea- dor en la forja de las normas, ni eémo éstas, desde 1 dmbito luminaso del espiritu, imperan Ta tra ‘yeetoria de la humanided superior 1325) NARTESCHR, TILOSORO DR LA VIDA 2 Q. ssricm es un mee ‘inc IN "ator ats pate co tates ics Vnventw de hombre contmpernee port Tt en la pled def gery hace or se fear aay las rter que se sben a sis pa Gedes vials con ote tants incentte para Sa stun ascndent year, Toayia hy Yr Ye pensamleno de Nits nos Vga eo diz arta pare que Gecntomos Ges grander Falebras qe via a agian u destin ut coy tama de alas tas con ques eta inet tanta raed Gel pent en, ncubrndo lo interssy apetoe que tue ‘els grap sie aay, confedmne,Nada Imi inna, poss eo a trbulenta acai ae vive gee reer a Mare que bat 8 Sh pansamiento reader. Para comprender a Nietssche, tenemos que re Inierpretario vertcalmente, Su imagen ha sido falzeada por las exposiciones al uso de los manua es, por los flisteos do la cultura que ham mellago 1 Mo dl pensamiento nietascheano, Asi estas mo 02 Ccamsoe ASTD ices interpretaciones mos han preseniado un ‘Nietzsche darwinsta, pragmatista, al estilo anglo- tajen, oa un Nietzsche liberal, individualsta, anar+ gusta, y hasta han visto en él & un inofensivo frie de la moral eristians, de la solidaridad bur- (gutsa, Hs decir, nos han dado un Nietzsche medi- fo por dogmas y posiciones hechas. De este modo ‘han confundido tas Ideas que movilizd el pense Iiento del autor de "La Yours of Porescia” ‘Zire fueron muchas y de variada indole— con la Intencién central de este pensumiento, la que no fre ofra que ser una precursién, un redescubri= tmlento del hombre, de este ente multiple y pro “rico, que las eonetpelones ¢ ideologiss dominan- tes hablan redueldo a une enisiequls, & una pro yeeeién fantasmatien, 4 el centro el ideario nictzschesno est 1a ‘vida como poteneia y exaiteclén del hombre con- fersta y.etistente, que se yergue como una posi Dildad en marsha, como principio y meta de tor Go devenir hlstérieo. EL Bdeoto es ues, abo $s bofo de Ia vida: “Imaginemos el ojo del Mtsoto puesto sobre la exstencia; 61 quiere aventar de fhuevo su valot”. Se trats aqu{ nada menos que Gel valor de la vida ¥ de tedos sus impulsos as feendentes, Nietzsche esti presente como reactivo Poderoso y espiritu precursor y tutelar en todos tos Zasayos de tna moderna Mlsotia de Ia vida. Fub Nuzrascms, Fussoro pe ua Vion 102 Wictzsche quien, mereed a le fuerza poétioa de ‘pensamiento y 2 la potencia idiomética ereadora de su vorbo, infunaio en la palabra “vida” una sugeston alucinante y un prestiglo magico que fantas no tenia, Desde Ia palabra vida se ha en= iquecido, como por ensilmo, con un profundo ‘imbre éureo, Aun hoy en pleno prosoismo tecnt- tlsta y utiltario, ela suena, cada ver que se la ‘pronunels, como una campana matinal en prima vera. Hn la Europa de la preguerra (pre-guerra el 14) no sb la flosofia, sino incluso arte y Ute ratura y cast todas Ins formas expresivas det pen- Jtamionto estén aguijoncadas por ela, Lo que en- tes de Nietzsche ae llamaba vide eran pot exe: Jenela, como lo hace notar Max Scher. los “ne ocios, "les affaires”. Asi, ae opania la “vida” a Ja clendia o al arte o estaba vinculada eon ella la representarién aecesoria de animales 0 plantas ero una cosa es “le vida", on gunaral, ¥ ofa la ‘acepelén que, mediante ei aporte coctrinario, asi ze la vida en la “fllocat de Ja vida". En el len- ‘guaje de usp corrienta al téemino vida poste 1a nds vagn y fuetuante ambigiedad. Ast, por elem plo, ante una desgraciada ‘aventura pasional © Grama amoros, et francis de tipo medio no tiene feo frecuencia ‘mas explicacién —harto sintétien y para él satisfctorin— que un “est la ie”, Lo ‘mismo reacclona ante el caso de un hombre que por un desis de Juogo o apetancia sensual arras- ‘a por el suelo su honor y reputacion, Todas estas 10 (cansos Astana sirounstanciss, y otras por ol estilo, se Ios explica 5 hasta justice apelando a un recindlto azar que fe supone inherente a la vida, el hado, ete. Agu 1a vida 68 todo y e§ nada, es lo improciao ¥ vago, ¥ Jo fortuito, También e dictamina con un’ “soa cases de Ja vida", trenie a cualquier albur de r= den prictco, a cualquier incidencia o suceso ort fgiado por las relaciones utitaras entre los om ‘res, No podemos, elertamente, negar que algunos de estas maties de la acepclin general de la pa- Jabra vida esuenan en el cancepto Mlosético de “vida”, delatando el innominable indiserimina- ble fonda reméntica de dieha idea, Pero la vida” on la floeotia de la vida, tal como viene troquela- fa por Federico Nietzsche, tiene otro sentido punta en oira dimension. 1a “vida” se ha ido precisando, he ido depa- zando y potancializands on impulso que Je es in- ‘que Ja lleva a trascender To utditario Ge carieter meramente material, el azar menudo ¥ A voces baladi de la vida prictice. Entonces ella ta vida— es el peta, el contenido y Ja finale ad alos que las doetrinas aserea de Ia vida, las tendencias de a fioofla de Ia vida traten no so de defnir y conerstar, sino, incluso, de exaltar ‘No otra faé la tarea de Nietzeche, en la que trabajé eomo precursor, como apasionado descubridor y propupnador de la idea de una flosotia de Ia vida Para Niotzsche, “vida” es un proceso, una accion que se verte en lo inconmecurable y que en sa Suir Nersour, Fuéeoro oe 2a Vink 108 continlaniente se eleva y gana en valor y en nue-.\ ‘Ys Eaenidos, acvién en cuya-ascensiin todo ser es fostiade plasmado, y én eyo deseenso y declive todo ser cristliza on leyes, en formulas, en algo Inerte, De aqui el sentido de la afirmacién nietas- cheana: *36lo donde Ia vida eristaliza, la ley 22 fava como una torre” Hs decir, onde la vide hase lune detoncién, una pausa de muerte, all surgen Jas leyes, las ormas canstretvas, las consignas ¥ con ésias, los moralistas, los faisees, lo fii ‘eos, los metcaderes,o sea, los que prescriben, mi en, caleulan y adulteran ideas y signoe. 4a Vida no es mis, para Nietzsche, un mero” © proceso que desemboea termina en los organis- ‘mes como formas espaciatmente delimitadas, ean enadas a un eterno desplazamiento sin sentido; no es um pequefio movimiento sobre este pequeto planeta que habitamos. La vida se asienta en lo ‘profando; es una tendencia continua a la estruc- furaciin, formacién e incorperaclin de un mate- lal; es contenido © mpetu ereador, sustancia plist y vibréate que rebasa y quiehra todo mol- 4, toda forma espacialmente conclusa. Vida, en sentido nictuscheano, es una empresa. temeracia, ‘une aventura metaficca, més osado impulio en Jas posbiidades dal ser, una de las euales, la més grande y deciiva, y por lo mismo la més procaria, fs precisamente, el hombre con la tensién de ‘drama, desu querer, do sus sngustias. Enel hombre Jn vida sleanza su mis alta concentmactin, en € | | \ | 106 Cantos Asrasna ua desplioga su mixima potencla, tocada de esen- ‘lal fragidad, “La mds time erenela del ser es voluntad de poderio". En consecuenela, 1a vida {Ps ammento de potencia no pueden ser mba. ‘das a simples medios sea para la conciencia o a ‘mundo espirtual, sea para el placer o la espirtua lida, postuiados como fim. A la inverse, todo esto, ¢ deci, Ia eonclencia, 1a expiritualidad, el placer, Je uiiidad, ele, son meios para la vida, que tiene su fin en si mismo, ‘Nietzache ha experimentado y sentido de mo o protundo y original la problematics de la exis- tencia, y nos ha expuesto y proclamado magisiral ¥ apssionndamente las posibilidades del hombre. Jin ningin momento se deja seducir por.ese n= aonte histérico infinito, inferido por Hegel para J progresisn de In razén dialéetien y del ser cel hombre, traducide y esfumado en el exquoma de Ja ratio ¢ del exprita Contra esto pensamisnto, firma que lo que interesa ag la vida de Ja indive ‘dualidad, Is existencia singular ¢ ireiterabe. En fate sentido, y por haber inferdo asta problems tiea ee tambidn precurtor de Ia fosatia de Ia exie- tenis, Esti an la linea especulative de Klerkognard, continuada en otra aireecién por Heldeager y Jas. pers. El filésofo es, para Nietusche, Mlésofo de 1a Gxistoncia, pero Jo es en una instancia decisria: “Tenamos que’ responder de nuestra exstencia ‘ante nosotros mismos; por eso quereros también Novraseur, Faéeoeo oe ua Vina 107 ser log Mdsofos de este existencia”. Las condicio- neo de existencia del individuo yacen también, para Nietasche, en el sprite, pero no considera ‘I hombre como un ser puremente espirtual, Gestinado @ moverse come fantasma en el plano foveal de la raza dlaiéetica frente al infinto hhorizonte histécieo hegeliano. EL hombre que con cee Nietzsche no e5 una progresién raclonal des ppontccislizada, inane, sino Una progresiéa Te ‘al eneaminada a ta plenitud del propio ser y al [oderio; es, en la corrento del acontecer, un ¢2n- ‘ro de fueraa en el que tiene lugar una exaltacién ‘yerullacion dela vida. Esta —in vida— como real- ‘dad valosa es una eancrecion de la rluntad de po- Gerla “Bn lo que se refiere a su valor, lz ida es ‘uz caso partlonlar. Se debe justificer ta existe ‘la, ¥ no solamente la vida; el principio jutition: {or es tn principio por ef cual se desarrlla la er que el hombre puede arvogarse". De aqul que Wetasche afiime en el dominio de la exstencla Imumana al hombre tolal, zeal y tenga que afir- ratio contra el hombre reramente ecnseente, el hombre falsitead por el espiita y ia ratio. Para dar sentido a su afimacién del hombre Integral, hace 1a critica do las “usiones trasesn- ‘entalec". EL hombre —nos dice— no ha querido reconecerse a si mismo en sus momentos més fuer- tes, se hn canesbide como pasivo. Concibe todo lo 108 Ccamos Asveana ‘grande y fuerte como sobrenstural, como extratio & 6), Aqui esteria Ia rais de lz antinomia de “ver: dadera vida" y “falsn vide", concebide erxénea- ‘mente como oposiin de “vida futura” (0 celes- lial) y vida presente (0 terrena). Consecuente- ‘ments, Is partioipaién en Ja vida utura e2 eon xbida’ como ingresp en lnverdadera vide, 1o que Aconiece después de la muerte, siendo ésta con- sderada como un transite, como un epitedio que se desplose de Ia existencia, y no como un mo mento que clerra, acaba ¥ pleniiea ie vida, La ‘logotla no ace’ més que secularizar tal oposi- idn establecida por el ideal religigo. Viene lo ‘ue Nietzsche Hama la sobrostimacion de la con- clenea, et expiitu, A) resultado de esta infunda da evaluacién es que la conciencia et afizmada ‘como In mis elovada especie de ser. “Se considera fl verdadero mundo como mundo espirtual, y 4sélo accesible mediante los hechos de eoneiencia, Ep consecuencia, so hace surgir al hombre en el. espintu, vale deci, que se lo diviniza”. sta es otra posiilidad do adulterscién do la Imagen del hombre, Pero Nietzsche, el denunclar ol error de tal valoraclin, en la que In eoneiencia hha sido hipostasinda, diviniaeda, vuelve por ls de- rechos del hombre verdadero y'afirma: “I hom bre verdadero representa un valor muy superar al dol hombre que podria desear cualquier idest e tos que so han eanoeido hasta ahora”. Narrescue, Fuudsoro oe 24 Vioa 109 i coneepto det “otro mundo” es, pues, la fuen- te de las ifusiones trascendentoles! La idea del “otro mundo”, en oposiciin a éste en qué vivimos, ‘que es consideraco como mundo epazente, tiene, segiin Nletwscho una triple rai: 3) el fl6sofo in- venta un mundo de 1a rozin 0 “mundo yerdade 10" (por ejemplo, latén y el mundo de las ideas); 2) el hombre religiosa inventa ‘un mundo divine, — ‘que es el origen dal mundo. desnaturalizado; 3) fl hombre moral inventa un mtndo del bre ar- Ditrio, del que se origina el “mundo bueno”, “per- ecto". Ast et otro mundo, es decir ése en quo vi ‘vimos, se presenta coma sinénimo del no ser) de Jano vida, “del deseo de no vivir". KL autor de “a Vouvsrso oe Porexcia” da un agudo alerta contra peligro que corre el hombre emo hombre, eo ‘mo ser vital y existente al tranamigrar hacia e503 tres mundos 0 trasmundes, perdiendo contacto fone! mundo resl, nico que pusde otargar sen ido a todas sus peripecas, incluso la de si avers fra metatisiea en toono de lo absolut, 1B ser, para Nietzsche, ¢s una generalizactén, ‘de la idea de vida; no so opone al er el no ser, tamn- poco la muerte: "sélo lo que puede vivir, puede ‘Rorie". Entances ge impone la tarea de "Vet, pes cir, interpretar ef mundo de modo que la’ vida ongénica se conserve en esta perspectiva de inter. pretaciin”. Vale decir que en esta perspectiva, en uno came sven, 1a que Is vide es y ae acrecienta, la muerte es una ppsibided inmanente de Ja vida misma, Nieto the denineia eon tods energia la fusion que im pllea transfer el valor de la vide 2 une ‘vida Gespués de la muerte’ 0 a la evolucién progresiva Ge ins ideas 0 de la humenidad o del pusblo 0 a ‘un més allé del hombre. sto es, para él, un Mu Sorio “progresus in infinitum”, Io que equivale a ‘un process baci la nada, hacia In total anihlacion fe todo Jo humano viviente exstente, Al sentido trascendente de tun ultramando, al “sentido del elo” de todas las eaneepclones religiosas, Witzs- fene opone el “sentido de la terra”, en el que Ia fxislenela humana surge como paricula eésmica ‘expansiva, plena de sugestions vitales La conereta existencia humana, como punto ‘de arrangue y dieccién de wn dasarzoile, como des- pllegue de tuna posibiidad immanenta, es un fac- hum sobre el planeta, tun fortum que so da una vex yoo més. EL hombre, atemio al decpliegue y erect Tiento de su propio_germen, de sus poculiarss ¢ Snlransferibles posblidades, hs de centrarse en ‘su existencia terrena, la que, para alcansar mu Flenitud, ie ordena erear, inerementarse y perecer. Precisamente, su estunrzo wtal, enderezado a la fexpansin y €l poderfo, da sentido & su declinar Yy fenecer, Se trata, entoness, pars Niotasche, de Teeonguistar el tentido de este mundo, de inuma- nizarlo, de saturario de wluntad e_potencia: “umaniear el mundo significa santirse mis due- Numscur, Frsore oe 1A Va 11 ‘Ro del mundo”, Usa tavea, esta inétauraciin o re- ceuperacién del “sentido da Ja tierra”, la fdelidad 2 este sentido, no esta exenta de doior, de sutn- ‘lento, de dio estuersa de superaclén. Niet che est lejos de negar el dolor y su significcién, ‘quizds como inabollbe resistencia al tmpulso he- el el podero, pero para éi el dolor no es lo time, Jo decisvo en Ia vide humana, sino que al sul: ‘miento sempre se puede transformar en fuerza ‘itl, la que, en Ja progrestin de su propio {mpeta, Teva al supreme placer. EI acento de la apasionada firmciin nislcheana reeae en el devenir vital Yy eistenclal del hombre interior, del hombre res- ‘taurado en la totaidad de su sar. Pero este proceso s@ desarralla sin relscién alguna con un orden lraseendenia ya estatuido, metatisioo o religcso, sin referencia a um mundo o trasmundo'de ideas teres. Hl oculto acieate de tal deventr e3, sin diuda, ol suirimiento, poo ei sufrimiento que, tas fcendléndose en direceson a un “mAs vida”, deter ‘boca en la alegria, éxtaca del podero logrado, del romeuantro del hombre con =u propio sr. Ee ema alegria a que canta en "Zarathustra", alegria fqve ba superade un dolor, anterior, ol dolor dei undo, anegéadolo en su desborante impuls: 10, hombre! jAtencién! 2QU6 dice 1 profunda medianoche? “fo dormia, dormia. De profund suefo he despertado: 12 Cantos strana [BI mundo es profundo. '¥ mis profundo de lo que ha pensado ol ia Profundo es su dolor. Pero el placer ex més profundo que el sufi: ‘miento del corazén’ 1B dolor dice: pasa! Pues todo placer quiere eteridad—, quiere profunds, profunda eternidad”, nae. RUPTURA CON BL PLATONISMO Fh eatin inte drenminao, cont explo de un mundo objetivo ¥ trascenden- ‘al, problematica de la Alosotia de Occider- ‘te, polarizindola de modo que se considers det Siti. Hstablecis un reino de ideas, de objetas reales y stems que no son el produeto de Ia rell- dad histories: singular, sino que, al contrario, dan ~euenta del sentido y posibilidades de esta realidad fen todas sus manifestaciones, tanto de las del Aconizeer nalural como histério, Bn el decurso de la historia de la tlostla, fn algunos de sus momentos 7 posilones ulmi: nantes, se sefialan intentos por romper con los postulados de la trascendoncia y objettvidad abso. utes ¥, por eonsiguiente, con las categorias der vadas directa 0 indirectamente dal platonismo, pe ro tales intentos resultaron infructuoeas. No abe tante, comenzé a abrirse pazo, en el dominio espe- fulative, a idea de que los peinciplos Hloséfieos Fundamentales no son la expresién de vercades 7 eategerias ctammas, sino que poseen cardeter hist eo pussto que han surgido de sitasciones y nece- sidades temporales del pensamienio lumano, yale Gecir condicionadas por cambio y evalucion. Asi, tanto Hoge! enmo Fiehte se propuseron, sin conse a ‘camsos Asrauna iglrlo radicalmente, quebrar las formas de 1a flo Sofia burguesa, es decir, las catagorias del pense. riento de la época de Ia Tiustracin, 2 tas que se habian transvasado, a través de los avatares eepe- calativos de la teologiacristiana, los prineipias det platonieme, ‘Sblo con Nietzsche acontece et primer intento radical de raptura eon el platonlsmo ¥ los prine\- ‘ps espeoulaives informadae en este, que oe fa Dian Introdueidoen Ja filosatia y orlentado subrep- ticlamente su problomitica. Nietzsche, frente al sentido de un mundo trascendental, afirmado por fl platonismo, y frente al postulado religiago de una ‘ida ultrarena de bested eterna, afirma el “sen- {ido do tn tierra”, es decz, ia histérien existencia dnumana, enraizada en este mundo y proyectada, fen su desarrollo, hacia las postilidades de cate ‘mundo. Nietzsche, como Miésofo de Ja vida, signi. fea el advenimiento de una fllootia revlvelo- parla, ta que hoy se conersta en et existenciais- zo: posicién que afirma las estructuras inma- nentes de la exstencla humana y su concret espiegue en Ia historiidaa En sintesis, 1a po- selon actual se propane destacer Ja siteaciin tic. tiea de In exstencla humana, despojada de toda ‘tusién trascendental, de toda enajenacién y ex frafiamlento en sedlcentes enferas objetivas 1a huseada ruptura con el platonisme reek se produce de verdad, y con un enorme alcance, ‘merced a la Sasofia existencial tal como ésta en ‘Ruprons net PuarosisMo us ‘euentra eonereeién original en la obra del foto fgermano Martin Heidegger. Hoy ye sabemos que ‘a afirmacién de que hay “verdades y eateporias eternas", lo mismo que ia confuslin de la ideal ac de lo existeneia Humana, idealidad fundada fen el eanicter fenoménico de ésta, con un sujeto Abcoluto ¢ idealzado, pertensoen a los restos to- ‘ayia no eliminados radicalmente de postuladas platénicns ¥ toolégicos en ia problematica de 1a Mlosofia. La Mlosofia existencial parte de la. muda facteidad de Ia existencia humana en este mun- o, Quier estableeer puleramente su situacion, tal como ésta se presenta més aqui de toda hipétess, fe tode veloracién o conespelon religiose y tras. fendental, A este respecto es necesario hacer no- zl bostl ata tarea ‘una teologia erpectlatira desde que Tecancco ex piletemente lee derechot de una metatisiea de bre racional o mistiea como deetrina de la croen~ fia. Aquelia postura y orientacién tan ablo nos (een que esta Hlosotia se propone fijar ls imagen Gel hombre sobre esta tierra tal como ella surge yy ropoca en sf misma, Se opers, asi, in secular Jacién de una serie de conceptos 7 valoraciones (gee habian sido Yeciados en et molde de una intor- Fretaclén religcea del hombre y de sus proyecsio- ‘bes terrenaa. Lo que intoresa aqui es el sentico de Ja exiscencia humana como tal, en su extisiva gre witseién de mera presencia en este mundo. Se ta ta de deteribitia determinando sus posibilidades, ns (cazsos Asteann con prescindencla de todos Jos motivas religions ‘nsuflados en ella por Is exégesisantropelégica ta icional, de toda trasoendentalizaion ¢ idealiza- 1a autintioa imagen del hombre, tal como féste de hecho se encuentra en esta tierra, na de fer fjads comenzando por ‘seculaiear el mundo ‘mismo, tan transformado ¢ Ideallzado por los sue- ‘Ros mlstions de ioe hombres, tan Ueno de Ite Bue Tas de los grandes y magnifieos buscadores de ics. A este mundo insta de coneebirio a nuera Desicién sin un mds alld y sin la aetuacién de una Drovidencia divina, es decir, que se atiene extrie- tamente a describir su facticidad, La existencia humana se Tomita a si misma y tiene su fin en si ‘misma; reposa en su propia y preceria realidad. Vale decir que Holdegger daspoja a la existneia ‘wumana de la usual austaneia o significado ro ligioso que se le habie atribuido, La describe vyalora cn su comportamiento telco eon com: plete indopendencia de todos loc signoe o simbo- Jos con que se habia realizado su sransertpeién, smu transporte a ofzo plano de pura trascendenta. aneién @ Sdealizacién ‘Ya tenemos al hombre solo, ta cual fué armo- Jado 0 vino al mundo, sin la compatia 7 aderezo e los motives religosas y trascondentales. Desde sta soledad ha de comenzar a gesterse su nuera posiciin y las tareas que de ésta surgen, proyec: fadas isola nuevas posibilidades. La exitencia ‘Rurruna omy Puaromseo at GRR gigs sonar mis 0 mise inn en sare eno os "Gsitindad nies sire Tana dl Sor {ins i qo te in ae» tba a 6L— ‘Sean tn log able oo us clei c fotaires de putnicne dene neonates {sna etc dominio ea esr y snes tone genet E'penmnio que hy oe tceno oe ‘ig rotenla' ar taocoes inane do ‘Saigon Ri) un endo cone tha nose qua a niaa cnn cons oo ‘6 ei lg tanitas Sl amd ao qos Ser te ection voici fo cn ar tenon opin Hasyn fo gue sade in C———™ Mics by sa ons “aan cons cera afta nt i else Yor In Sconce ch gem, por cap Stan meats Ge a a gue hie Sea Sh pide oles 0 aie come SS pace pod tnt snare sn porn rear fates lr comes marine nie, Sloe gee, pr cnr, sien od ee ar esau meds a sctindmopmaon Snail hon fab, tebe or, tae cae a Lrr——™~— ssinado'y a te deus nea de 0. Single Za anpind aes tna us CCamos Astana rmiento central no pueden ser reducidos preten- ‘endo vocortarlo conforme a fos nteresss de una (eterminada clase, como mezquina y falsamente lo hizo el mardamo con su hérrida ramplonerin flesética. Hoy nadie pondré en duda que las leyes fsconémiess no son eategorias permanentes, sino aque su génesis y vigencia estén condicionadas por 4a evolucién scelal, por las sibuactones histéreas de In existoncia Iumana deniro del marco de la Vida colectiva ‘De vuelta de los trasmundes objetivs, el hom- bre siente Ia necesidad de centrarse en 54 propio sr, de proyeetarse, con renovado afin ereador, en 1 mundo amano’ de las posibllidades existencia- Jes, Bl sentido de lo existeneia humana habri que Dbusearlo en ella misma, en las tronsformaciones Y despliegue det hombre en Ia temporalidad, en fl concreto acontecer histrice. Quizis vaya ¢ una rmucra comunién eon lo Absciuto, bajo otra sino, en una dimensién que imptique tne plenitud para ‘Buesira exstencia abendonada en este mundo, ‘Talee portilicades extn abiertas porque el hom ‘bre, camo eniz activo, no agota su actividad, on ‘tanto homo Jaber, con fabricar cosa, titles, ins ‘rumentes, sino gue, como lo hace notar Maurice Blondel, atento él a trensformar su mundo, tam- bien Sabrica (crea) ates, mites, misteas. Quizis cn esta alta y difie tarea logze pleniicar su exis. fia 7, @ través de la historiedad y sa inalienable substancia,aleansar para la misma un sentido hu- manamente integral, 94a) A224 ‘PARA LA GENESIS EXISTENCIAL DE 198 VALORES sorla de la vida y Hlosotia de los valores se impusieron et nuestra época como las es grandes direeciones ablertas al atin inquisit voy @ ls progresiin del espiitu. La primera linea de pensamlentas va tras ef desartoll, formacion y signiticade de Ia vida eomo vide, y la segunda fen pos de le determinacién del posite sentido de Ja vida en funelin del valor, de au riveneta y de su realizaciin, Pero mientras la fosolia de is vida se reaciation 3 ood ‘osotia de 1a exstencla, y_( e Nietzsche, de Dilthey, de Bergson) se interroga por primera ver sobre th modo de ser de la vile misma y desde dénde fate es comprensible pare ‘Hosoi, Ia Msofia de lo valores, en cambio, le- 8 2 un estancamienta, desemboca en une ver- ‘dadera impasse. Tal estado no e= une sinple pate ‘3, Impuesta por nevesidades de depuracién y sis. ‘tematizaelén de resultados, sito que él es ya claro sigue de bancarrota, Fara aclararnos esta situa, refomemos ta punta inicial del hilo conductor de la doetina el_valor. Hermann Lotze aeuio el coneepto fi. lesétieo de valor, el que surge de la diferencia, fen un acto peiguico enalguiera, entre lo psico ral 120 Cantos Arman sujeto a duraclén y el contenido puramente pes- ado, que es algo objetivo, eubetraldo a la ten oralidad del acto yaiguicn, El valer do éste trat- Slende au duraciin vital y objesivdndose oe trant- forma en valor. Bn el sentimiento de que una cosa vale poseemos, sun Lote, la reveaclén del valor. Viene después Nietzsche, qulen ineaepora 1a pala ‘bra “valor” al acerva iaiomético, 7 desde la cima ‘de su “Zarathustra” proclame que “el mundo gira fatrededor de los inventores de nuevas valores”. EL ‘lor no es, para él, algo objetivo, erascendente a Ja vida, sito una Rormona x la corrente vital; ‘un aguijén que urge ela vida en su movimiento ‘ela lg ascension y el poderio. Con. Nietzsche, Valor queda, puss, lastrado de sensoralidad, vita- " jevded. L te el valor y con ella la pugna entre los aistintes pun- ‘es de vista relatives a so fundamentacién: pel cologismo, logic, ealismo; posiciones que que an relogadas a la sombra, reducidas a meron atis- ‘os, cuando la mente poderoea de Max Seheler we ‘apodera del valor, lo mpia de todo contenido eon- ‘gente, ce toda adhereneia vital 9, afirmanco su obeftivided y absolutividad, To eleva a la mais eswarpada allitad. Hl valor no es nada més'ni nat fa menoe que pura substan valiosa, un objeto ‘deal que, al igual que les demés abjetos ideaes, es Intemporal. El hombre no “inventa los valores, sino que és imperan desde siempre en un tras. ‘mundo objetivo. Podemos deseubriros 0 no, pero foe esti ai, indemnes del deagaste y caduci. Pina 14 Givesis Exisresci, pe 105 VatoRes 121 ad. que acompafian a todo devenir, a todo acon- ‘woer en el tlempo, Sélo. merced a los valores, 2 sn inedencia en la realidad Bistros singular, unde la vida humana tener un sentido, es decir ‘aler. 31 hombre, supeditado asi al valor, no et casi nade, 7 las egencias axiol6gicas lo sot todo, ‘Nuestra vida no es més que una sombra cuya subs- tancla es silo una mera y deficiente participacién fn ln substancia valioes de esas exencias intempo rales; una sombra que ja su rumbo sobre. ia ‘erra segin la constelacton perenne de los valores, Como vemos, gl hombre queda. enieraments ‘mediatizado por el:valor. Los valores apelan y Ula- son al hombre para reelizarseen él y por #. Be no es més que un simple medio para Ia resizecie. aquellos; vale decir que no es més que un reali- ‘zador, un portador de valores. Es, pues, un hom- ‘bre volioeo lo en Ia medida en que alberga en si valores; y 80 espiritualiea, no porque el espiine see una pestbiidad inmanente de la existencla ha mana, un impulso antolégico suyo, sino porque 41 thene acoesién a fos valores espieituales, que son Jos mis alts. Scheler nos dice que no es su inten ‘ign postular tna eanstlacion de ideas 7 valores ‘completamente independiente del hombre ¥ de ia fsencia y actuacién de un espiritu viviente, ni fampoco cortar el enlace del mundo objetivo de Jos valores con el Kairos, es decir, con Iss exigen- clas octuales de nuestra existenla humana e hie ‘orice. Cleriamente, st la constelaeén de lot va a2 (camce Astana lores no e8 aqui independiente del hombre, es sen- CGlamente, porque éete depende de ella y ha sido por ella mediatizade; y en cuanto a la exigencia o Tperatico de la hora, ésto se reduce a tomar con tcto con el mando de los valores, a fin de que el Ieairos, onda henebida y fuga de nunstro devenir femporai, pusda. permitar su propia substancia por substarcia objeticamente vatiosa ¥ contrbulr, Est ln relizacién de los valores. Hste enlace en- fre la istorcidad conereta de io humano y el valor —aunque se resueive en Ia diluclin de la primera en el segundo eonservado por Scheler, esaparece del todo en la posicién de Nicolal Hart- ann, quien, en el lero de la ética, corta todo Taso entre el valor y el earicter histoico dsl ethos Yiviente, ¢ inemuso emancipa ia él de las (or ‘mas histrieas en que ob efhos alcanza eonerecién, olocéndose en el punto de vista de Sirs, bosque je um onfoiogiamo resista, un objetiviamo exer lalate. del valor, verdadero logue de “toateria” fderal ex gran parte deeconocida ¢ tncogmcssble, Ha legedo, asi, @ Eablarnos de un “espacio axils ‘lod inteligibie”, poblado de valores, algunos de tos cuales —grupes aisladee— son actesiles 2 nues- fa visiin emecional, mientrag Jos otros, los mas, fen gran eantidad quiaés, eseapan y escaparin a nuestra intieion, Abora bien, Ia sxiologia contempia en su for- rmulscién teérlea la posiblidad de que ef bombre falla,fracage en la realizacién del valor, ast con- Pana ta Giiasts Hosraseran ov 10s Vatons 123 exbido; posthitidad que ¢s un hecho, una realidad Sintométiea que se Fuelvo contra Ie tocia misma. FResulta que el hombre no silo puede realizar va. Jores positives, sino también valoras nogativas, es ecir, que su esiuerso puede tender a un distor. [Es que el proceso de Ie realiacion del valor est acechado constantamente por una negatividad que Je es intrineses. Tanto ef valor como el disvalor [Pueden ser fines de la voluntad humana. Ademés, ‘cuanto més altos son los valores menos realiza- ‘les son ellos por et eafuerzo y la volunted. En este cago ecldn todos los Valores esprituales. Para al eanaar, por ejemplo, el canocimienta, que ¢s un valor, 9 realizar et de 1a santidad, no basta ia vor Tuntad, No es santo (@1 mis alto tipo personal va- ogo ef Ia tabla scheleriana) quien sto se propane irl, HI valor de lo divin esta siempre boréeando ‘3 correspondiente disvalor, 1o demeniace, Cua=- o Soheler aflrma ia personalidad da Dios, se ve aecesartamente oblizaco = asentar también ia Der ‘sopalldad del Diablo, como modelo de pendant a fo diving dado en la’ vivencia de Ia fo. EI Distio, ‘en la eacala objetiva de lee correspondientes di valores, e6, ples, Un Personaje de alta jerarquia (al Diablo tiene sx mato propio de pervecsin, ‘Hla que Ste es perfectamente maligno"), De mae ‘era que tampoco e2 Diablo quien quiere. & ectas ‘paradojas —que no pueden tener desenlace en una Sera trensexiatencial—, a ecle juego de antino- mlas eonduce la teoria de la objetividad absoluta de la eseain aztolégiea, Antinomias que se macani- 1% canoe asreana ats; juego que se toma estéil y tedioso, precisa: “fuente porgue le falta ol suelo mutriio y eandente de le contradicelon viva, de la polémica intercr ‘que te dualidad y erama exstencal, sino del hom- bbe escindida y angustiado ante toda encrusiaa, mite", cue tebota se ‘8 como Io quiere la dectrina abiotutista det valor, el sentido de Ja vida Humana yace en la sealincién de valores, entancee ei Sracaso de! hom bre en esta tares cardinal afsctarie fundamental ‘mente a ese sentide, Pero, aparte de esta diicultad, hay otva de relevancia que tambiin ve en contra de la teorl, No existe la supuesta inmutablidad 2 ba valores, Motes no son eacs astres Mos te ‘variables eon que ice axislogos har poblads = “Gilo, ta alte. Les valores experimentan, en al de- ‘curso histérico, una variacén, un aumento o dis- ‘minuelon de at substancia, Ejemplo de ello es 3a ‘studciin de los valores religices, considerados en tas distintas épeose (en la Edad Modia, Ranasi- rmiento, Duminismo, nuestres dias); la de los va lores morales (sige XVII y el preeente); ta de Jos utiitarios (con su enorme inoremento en la sctualidad, en relsckén 2 époeas anteriores); la e log valores esttics, que acusan en 1a época ssctual cn crecimiento en su subeioneia (nan sur ido nuevas artes, 39 ha Gado forma pldstiea al ‘movimiento, con lo que se ha troguelado um mue- ‘yo momento de la tarsa etélica, eseneiaimente Pata 14 Ginass Bessraxciat pe Los VALORES 125 formative); 1a. de lot valores vilales, ten casos a = Nietzsche, que hoy ecusan un enorme: (et bins conjugado, on le elastcidad del Se con Ie Weniea ¥ las potencias mendnicas) ‘Las diticaltades apuntadas —objecicnes tun ‘amenicles contra la teor‘a en su formlacién ab solutista —no han sido superadas por los poste- ‘ores spories y elucideciones axioligieas, ino que on éstos, ellas se han tornado més patentes (tal. - his sido ei easo con le posieién de Hartmann). realidad, desde a aparicién (hace veintieinea ace) de la gran obra de Scheler, "RE, FORMADI=NEO Ex LA ‘Erica Y 14 Erica Manama pp 108 VaLonne”, la inca fgacién axiolgica no ha dado un paso hacia ade- Janie, sb exzeptuames (lo que 0 imp! vance) algunos interesantes ans complemen: {aris de Hartmann, 9 los serias y muy sutles die- criminaclones de Hildebrand. Las axiolges se han ‘mostrado impotentes para elimingr Is flagrante fualidad disyuntiva entre Ia reaiided conersta del Yalor, encammada en el ethos y el pathoe individual, y la eceneia intorporal valiosa, Por otra parte, ni fn mismo Scholar se enlazan onginicamente el Intuicionismo emocional, exrsisado en Ia. persona J sus vivenctas conerelas, y ol pastulado aprio- rista que remata en al “Teino objetivo y etermo e tos vatores” Se ha hablado, por alguno de los epigonos de la deetrine general det valor, de una “antropologia de los valores", es decir que toda la ‘uestion se reduce, pare ellos, saber eémmo debe 138 ‘Canios Asraas ser el hombre y qué disposiclones esenelates deben. arse en dl para que los valores sean realiables ‘Esta tarea es posible, se nes dice, porque el hom- ‘prs es un ser esplritasl eapaz de aprehender esas sencias objetivas, Y, en efocie, en ef espiritu del ‘Rerbre hay, Sdepwedients de la ratio, una estera femovional eujeta a propia legalidad (el relevante Geseubrimlento de Sobeler, sguiondo Jes huellas Ge San Agustin 7 Pascal), que es asiento de un feonccimiento a prior! de tos valores; el drgsno do (ale conocimiento ee ek sentir intancional 9 intuh én emovionel, A todo esto ro hay nea que ob- jeter, 1a Infereneia de un dominic emecional del fempiita eg, sin daca, una de las grandes conguis. fae cn te Chesat'e sonte~perines, Pero, ¢ pesar Ge poseer in Grgano gaueuiigen adecusco, un pox bullar sentido exioogico, ef bocibre corre el aD de trcater, y de hesso fracuenterente tracasa ex a realizcidn de tos Flores Entre el estuerwo apre- hensive, tendiente hacia el valor, y 1p realsacwn Ge iste puede abcime un Miaius qua, cuando se ‘bre, o lena sempre y necesariamenta el disvaior, ‘puesto que, camo Jo selatuye uno de los axiomas Eciolégieas exunclades por Scheler, la no exstencia ide an salen povitioe an elle mira won oalor nage ‘hoo, Deade que no ee sseanocs Ia neviralidad o in Giferencia axiolégica de las inclinaciones (sepuee ‘a por Kant), cuando éetas no ve dirgen a un va tor positio, van faialmente hacia uno negative. ‘Todo lo cual noe dice que no ha bastado con det nlr una “antrapologia de los valores”, sino que hoy Pina ta Glroms Eerivet, oe wos Yasomss 127 2 impone con urgencia establecer una “axilogia el hombre", es deci, ndagar cdma deben ser con eebidos fos valores pare que el hombre, sin renun- ‘lat a 90 peoullar esencia, sin Yogular ia iamanes- fia conezeta de eu dovenir temporal, pueda apre- Tenders y realzares. © To que es lo mismo, elu- fldar el papel que representan los valores en la ‘femacién 7 estructurscién del sentido de la vida ‘numane. Esta necesaria inversion del problema ‘Fens inclusive impoesta por el protundo giro exie- ‘tumala! que han tomado el pensamiento ‘lose 7 las proplas inquietudes det hombrs actual. Re omamos a ls existencia y a Ia Inmanencia viva ‘de sus estructura temporales en busca de uz sentido rie risno pera nuestra vida y sos aianes ‘que toraa intsigibte nuestra vita, e¢ =) carietar ‘ecstenclal on que s= mantiene y se artiewa Ja comprensién de ncsctvos mises) de netic ser 4 hacer H) sntico de ia vida no ee algo que ex detris de ésta ni tampoce en una desvanceide Ie Jania, abeclutamanta cbjetira y trascendente, sino ue ¢ le mtaligilidad 5 comprensién de Toe ines Somanentas de la vida misma y, por derivacén, de ‘sup produetos v oajetivaclones prog-amaiens ln 1s existencia Humana puede tener primaziaments smntide, 7 alo ella cartoer del mimo; y fuera de fis ada més, Todo lo demis, eosus, cores, pro- actos cultural, etc, toman Ge ella su sentido. Cuando im hombre hace consisir et eentice de 5 vida e5 la reatigatén de una obra, en ia daeen- 123 (amos Asznans laid de un producto espiritual que Ie trasciende fs que el entido que a aqua habita se‘he prolon- tao, ha transmigrado a ésta, que estd y queda en fmnelén de tinalidades humanas. oy, preisamenta, que pugna por aflorsr, tras un atageamiento de “objetividades”, el verdadero fentido de 1a existencia humana, no tiene sentido Deregrinar hacia sedicentes valores intemporales Y abeciutos, desestando del ahora y aqui, de nos- ‘tor mismoe, pera marar en estado fantasmAtien fen un plano de inane objetividad. La flosofia de Jog valores ha hecho bancarrota en su pretensiin ide que toda concepeién de Ia vida a de estrac- ‘turarse sobre el valor. Bs ya evidente su desvario al aostener que s6lo en la reallzclon de valores riside el sentido de la viea humana y tambien cl sentido y 1a més intima esencia de toda cultura, por euanto ésta, como obra de Ia estirpe humana, come proceso temporal séio seria un vinico y enor- ve eafterze orientado Bacia el valor. Toda esta ‘magnifies escenifieacién, obra de una intlecsién ances, de una gran téeniea conceptual, con prime- at 7 tltimos planos, eon un casi magico telén de fondo, que deja tracueir asizon sjoe y brilantes, s# tambalea y cae, arrastrando consigo alterida- es y entelequias (ia escaia objetiva de tos valores, lente ariclogiea de Ia cultura, ete), cuando avan- 1 hacia el prosconio el verdadero parsonaje de ‘un drama verdadero: et hombre, sole, can su ar igustia y su finitud; el hombre, que no quiere se Pina ta Gisests Exsreveiat De Los Vavomrs 129 ir slendo el magunisia eito¥ meatsndo que ‘matefa la tramya-de ta ‘mise en seine” y 9 re sueve a muni su-jerargia. iBtransfer¢ tn- conmesurable por cualquier esala, objetiva ‘a comensado, pues, el derocamiento de los valores, Se los hace descender deta altura vert inom 2 que los habla encurbrado une concep- ‘hin eora de “objet” “abeoltividad” para incorporaios a la tatalidad de sentido de muss ccisiencin es cir jerarqulstls, dindles et 0- far que les coresponde en una estructuacion in- tera! de a vida. Hllos jugarén un papel, in duds, ris o menos importante en equalla taea. Poco Jn concepeion de ta vida, impellda por primarias egencias existenciaies, no giraré en torno de los Yalores (al de ningun producto objeuvo, sito gue feiea, coma ingreaenis, como mers estusiaras esprendicns de ia inmanencia temporal de la tistenca humana, s subordinarin 2! sentido tr fal de éia, el que no ae agota, ni mocho menos, con postular valores. Temblén este sentido, mav- 0 por ia preocupacion solicit que embargs al ente Dsumeno por sbtar de facto en el mune, asinta puncte, lees, normas e fnfinided de objetce ‘deals, Y todos eos adguieren bjetiided, peo tuna bjetvdad funcional 3 no onteligica. Son Pro uctas ojetves,originades en la movida misma Ge as estracturas temportes del homo exrans, ro dectas que extén en fencién de una actividad ee. ‘lua envaizada en el seni primero de aoaste 130 Canes Aareana fexistenela. Bo un libro reelente (1) hemos ensayado ‘mostrar que le ética no puede fundamentarse ni centrarse en al valor como en una estructura si Dussia absoluiamente objetiva; que foe valores mo- les representan ye algo secundarlo con respecto una ley moral que es objetivamente vidida pre- fisamente en virtud de una estructura corxisten- lal, Ia que, © su vez, supone el sentido primario de Um hacer moral motivado en Ia proocupecién solieita del ente humano, La ginesis existencial de ios valores es todo un capitulo que no tardard fen escribir el pensamientn actual Cuando lo baya feseriio sabremes en virtud de qué necesidad, de ‘qué intimas resorts, Ia existencla, que es lo inma- rnente temporal, despliega de su seno valores que ell desde fuera. Hs quisis una de las mis entre ‘adas posibiidades de Ja existencia ciidar Ia ex- ‘racclén de gus proplos productos, ctorgindetes in- udable objetividad; ain més: tender a alpjarse fn éetos, olvidndase de misma, Esta postslidad bien auténtioa— nos dlee ya que los valores son luvelativos a a vida y sus continids peiguices, pero relatives a la primaria estructura antoligica 2e muestra existencia. Haber moctrade de modo Indubitable lo primero ka sido, después de Ia ore adore distincién do Lotze, el mériia de Max Sehe- Jer, haciendo lugar al verdadero postulado de una smvologia, En camblo, 4 e1ror haber srascenden- Pa ta Givens Eingrivenas ne tos Vatomss 181 “talizado, ontologlaado los valores. Para poder st- Derar este objetiviame axlolégico eauncialiste. bs Sido neverarlo que se abra camino una més radical problemética oso; ba sido indispensable ir de da vida a 18 existanela, aelarando la modalidad on- toldgica de Ja vida misma. Ahora, en un cauce shondado y delimitado e impelida por el mov ‘miento misao de Ia vida, la estructure exisancial ‘pode acoger, imponiéndles pauta y rumnbo, aque- as contenids 0 momentos vitales lamados & hen- chirla ¥ darle concrecién. Ast haremos un nuevo amino —ana de las priximas etapas del existen- cialisme, el que va, o, major vuelve de la exis tancia a la vida. Vendré quis un nuevo auge de flosotia de la vida (toda Hlosotia posible ser sem- pre Howffa de fu vids}, de una vida do eaya no ‘e16n podrd exetuirse, con derecho, cualquier cor tenido particular, pero no el sentido de la exs- tenia, que es Jo’ dnteo que puede dar ala vida irecién y seutiao, Lo vial, en su impets ereador, fiversfedndcee, se afanaré hacia formas y modes Ge ser en lot que esté presente y operante cada ‘rez con més fuersa 7 nitides al total sentido exs- teneial de la vida hlmana, de esta finitad exoén- ‘lea que baje al spo de una Ubertad terrible —a cemneia arrane— ra ala deriva en el cosmos 920) 1425 LIRICIDAD EB HISTORICIDAD DEL ARTE (ACERCA DE LA ESTETICA DE CROCE, [is coma tice de cro connate on el sistema que ella integra, sistema, ‘gue, como ee sabido, se resuelve en una metatiica el espiitu en que loreal y Io no real estan en una rolacién dislectica, De esta caterencia proeeden Jas virtudes y, también las difieltades de Ia este tea erociana, Si para Hegel la belleza es le “manifestaciin ansible de le idee", en cambio Croce In eoncibe como conoeimiento én sa primera maniectacién “EL ate es, nos dlee-ia forma auroral de cancel miento". ‘Yeamos lop elemntos do le sundementacién ‘ereslana, De Kant toma la siniesis a prion esti ties; que le permite evar a unidad —superendo viejo e incperante anteganismo— forma y con ‘tenido, en el arte. De Hegel, el métoco, el plantea- rmiento del problema y,,en clerto sentido, su dei titseién sistemétiea, En la filosotia de Croce, el arte es funcidn de J actividad teorétea del espiritu, Laetitia, “2 ‘mo cleneia de Ia expresién", es un conocimiento Ge primer grado, conccimienio intultvo. La intul- tien, ef decir, el arte es el presupueeto neceeario 138 (Cantos Aste, et conocimiento conceptual, que en su forma per- teeta, es la Sleeotia misma, La léglea, en el es aquema etoclano, e2, pues, la “ciencia del soncopto Puro”, Zeta segunda forma de canocimiento no Duede daree sin la primera, que, euperada, queda fotuida en at concepto. Ciencia y arte coinciden por el lado estético,siordo comin a ambas Ia ex- Dresién, De aqui también que el arte se identi ‘que con el lenguaie ‘Pero mientras el conecimlento conceptual ie ‘ne por objeto lo real, el intutivo 0 estético se dis. fingue por su idealidad, por serie indiferente, en. atvoluta y extrafo a st naturalera Io real como problema, “Intuleién quiere decir procisamente in- fistinetin de realidad e irealided, 1a imegen en ‘3 alor de mera imagen, la pura idealidad do la Imagen. Al contraponer el conceimiento intuitive fo sensible al conceptual o inteligible, Ia estética & Ja noética, 2 trata de revindicar ia suicnomia de festa forma de conecimiento, mis sencilla y cle mental, que he sido comparada al ensuefio —al ensue y 0 al suefo— de la vida teérica, res ecto de Ia cual Ia Mosotia ha sido comparada a Ia villa”, (Breotarlo de tdtica, pd. 33), [BL arle es, pues, iudcién. Para Croce, nbul- idm vale tanto como expresién: “La intulclén o& Ia expresién” porque al exprita slo es activo —7 ‘gut trata de su actividad estétiea— en la me- lida en que expresa, Bn esta identifieactin de in- feién y exprestén radiea quizis una de las ei Lamcmap x Histomcmis nex Ana 187 cultades’ dé la estétion croclana, Intueién y ex: presién son dos actividades que, referidas ao sub- Jetiv so diferencian perfoctamenta. Reduelda, a, a infuleion a Is expreaién, cabe preguntarse no quedaré inexpresado un residuo del estado subje- tivo carscteristion del sentimiento esiético. Y se fexpllea desde que pera Croce Ia intuielén €8 o- ‘ocimienta, “La intucién —atima— vale tanto ‘como teotia en el sentido originario de contampla- clin” (Brevario, pg. 26) “Intwiién, victim, contemplociém, ote... son palabras sindnimas”, (Brevario, pig. 28).-Se trata aqui de una intuicién que es conacimiento sensi bie, conceimiento de Jo “individual univetsaliza- opto, BstaIdealidad os “Ia virtud intima del arts" Puro Croce no se detiene aqui, Prasguiendo ®u anailsls, estrecha ei micieo de su docirina estéti- a, ¥ define més estrictamente la intueldn artis. tea como intulelén Iirea, “La intuicién artistes fs intuleion rca, palabra esta time que no est como adjetivo ni determinante dela intullon, ‘ino como sinénime, camo ot7o de los muchos si: ninimos que pueden afadirse @ los que se ba recordado que designan todos ellos la inlesén” GBreviario, pag. 54). La lriidad det arte es, sin uda, el sporte original de Ia estéticn eroetana ‘Tal f06 ta tesa que sostave Croce en at conteren- 138 canoe Asean cla initulads: La infuictén pura y et eardeter the ico del arte, que leyé en el TT Congreso de Tio Sati, do Heidelberg, en 1908 Para fundamentar ss deduesién del Ursmo, que considera intrinseco 42 la intulcién artistica, el eutor del Breviario eo ‘menza por descartar dos projuicios que obscure- fen esta pecuilaridad esencial det fenémeno esté- ‘ico, EL primero consistira en la errOnea indistin~ ci6n de Imapinacion y fantasia, Croce, apoyandose en la opinién de De Sanetis,dstingue imaginacién de fantasia, y atrbuye a la actividad de ésta, yn la primera, In creacion artistica, La misiin de la fantasia co traducir “valores prictices en ¥ lores tedreos", “estados de alma en imagenes", De aqui extrae Croce 1a conelusién de que una ‘mogen arbitraria que no expres un estado do ima, no es uns imagen, porque careceria de valor teorstico; pues es de notar que, para Croce, Jp imaginacién, ex la acepeién riguroea en que Ja toms, concorde eon el papel qua dlscierna a la Zaxtasia, og extrasa al arte, pero no at espiritu teo- I clzo prejuisio consisiia en que una Sntai- ién de un objelo externo seria, en et comtin sen- tir, atistiea, desde que el arte se, define por st catieter intuitive, Pero tal consecuencia ervinea se disipa of distinguimes ta intuiciOn pura de Ja ‘percepciin da um objeto natural, que no eonstituye ‘un hecho artistico, Esta tltima —la simple pereep- cién— entrafia 1a aplicaciin de un concenta abs “Lamerpao x Fasroieman pet, ARTE 190 travto, y e8 un’ “julio perceptive”. De mado que Croce no admite dos formas de Sntuleén, una sub Jetiva y tistics, et decir, linia, otra objetiva y sia, 0 sea aprohensiva de la naturalesa exterior, Otorgar realidad a estes dos formas de intuicién Iimpliea la afirmacién del dualismo y, tomo nece- saria eonseeueneia, el fracaso de In teoria del arte como intuiclén pura, como liricidad. Croce reco- rece que este segundo prejuicio es de mis ditiell fellminacién porque esté respaldado por su corres- ppondiente metafiscs; per, «au ver, con su exttien ¥ con su propia metalisiea eree haber superado dualizme, ‘Al exponer las razones que, en su concepto, onan le afirmacién del carioier Ueice del ste, (Croce aduce 1a opinién de Walter Pater, que, dee: losada del texto y erigida en sentencia, reea qoe “todas las artes slenden a la condiee de Ta m Sioa". HI famoto erities inglés, prenewpedo pot el ‘probleme de ta distinein de’ materia y cunelé el etado principio en vista de Ie én de este dualismo, tomanto, para ello, ‘penta In misica, porque “a milslea es ef arta th leo, ideal y completa, el qbjeto del gran Andere. fraten (de la ofa tancenclay de todas las arte, de todo lo que atafe al arie y participa de las cua lidades artistas”, Walter Pater tiene principal: ‘mente en cuenta la nececdad d= superar el anta- sgonismo de materia ¥ forms, y, lejos de atribuir, e modo absoluto, earicter lirieo a todo ate, air. 10 canoe Asr=ama rma que “cada arte posee como propio un orden de tmpresiones eepeciicas y un encanto intradu- ble” ‘i todo arte axpira constontemente a las con- iciones de la misica, et Unieamente en ol sen- tido de lograr Ia petecida sintess y eompenetr clin de contenido y forma, Porque “en todas las bras de las otras artes ee puede distinguir In materia de la forms, y el entendimlento resiza Siempre sin trabajo ia dlistincién; pero también fl ecuerso constanve de cada arte tiende a atenvar feta distinciSn”.,. “Y et Ja mbsioa la que realiza ‘mis completamente esta perfecta Identifiarién Ge ie forma 7 la matecia” Ye, 908, 8 12 ‘zum Ice momentos pevtectos de 1a. misica, que Jag aries pareeen siempre tender y aspirar” (1) ‘Avera bien, ingpitandese en 1a sentencia de ater —suyo sleance cabanas de ver— Croce ‘concluye resueltemente: “Se podria decir lo mis. ro, coh mayor exacitud, afizmands que todas Iss artes sn mses, {2 que quiere Eacorse rosaltar igineni sentimental de las imagenes artistieas, eityendo de go zona las ecnsiruidas mecinica sente y Jas que se utillzan en la realidad” (Zre- ‘ori, pag. 52). Notamoe aqui claraments que (Crocs, con su teoria de la Hricidad del arte, trata de reivindear para eto el carietar sentimental | | | | ‘Lanieap 2 Hisromicmas om Anre 141 que en principio su posiciin orlginarla no Je per- mitiera recanceere del todo ‘Detinides los elementos bésicos de su estétca, ‘eroce pasa a determinar, de acuerdo a estas pre- ‘mises, “el puesto dat arto en el espiritu”, que es ‘objeto de la tarcara lescién de) Breviero. Desde el momento que al arte se Io ha dlstin- guido del mundo fisico por su espritualidad, y fe Ia actividad préetiea moral y de la conceptual ‘por si caricter infuitiv, Crave entlende que se Jha demestrado su indgpencencia. Pero esta inde- ‘pendencia, considerada desde el punto de vista fe Ia actividad total det esprit, es un concepto relative. “Cada forma y concepto particular es independiente vax un lado y devenuicute nor ott, 6, lo que es igual, dependiente e independiente a 1a ves" (Breviaro, pig. 88). Entonces la euestién, reduelda a estos términos, consiste en esiableeer de qué manera, ol arte, ain deponer su axtanomals, 5 ipearpora, aldndese con elias, a las damés 2c. lividades del esptitu, En este punto, Croce se ns. pre, una ver més, en Hegel, quien le indicaré ef famino con su concopeién de “las determinacio- pet y loe grades del exptsita, que, en el proceso e sa unidad viva, s¢ dan “s6lo como momentos © fstados" (Pulovofia del Zrpirity, Intzoduecién). Ea Ja Mlosotia de Hegel, ls cistintas Yormes del es plrfia —tos grados— al esiructurarse todas en un fSstama, sb suporen reciproeamenta, “Son como Jog aztioe de una cadena que da la vuelta y for- SRL RE He nasa 182 ccamos Asmapa sma un cheno” (Estétice, Introduccion). ste me- téfora del efrelo, como expresién de Ie unidad Gel expiritu deearallindose trevés do sus diver- 308 momentos o estados, aparece, por idéntica ne- cetidad satemétien, en la estética crociana. inte fo made, gin Croce, de Densar la actonomia y Ja dependencla, 2 la vet, de una cualquiera de Jas diferentes setiidades, de uno de los términes dde In serie gradualmente concatenada, es “hs. fiend que la serle se consibe en accién reciproea 9, para decirio mejor, abandonando tods fraselo- gia naturalisa, esme cielo” (Breviarn, pig. 91). ‘Mas, en ol eirewio erociano loe termina: de le se. $e, que st supe reipeeanente, xo gustan ‘tiea. Vien, eon sa ides del corso y ricorsa, pro porclona a Croce af motive que he de imprimivies 3 perpetuo éinamismo, “De esta modo el téemi ro extrema dela serie te suelda con ol trina px sero, y el eiwoalo ee clerra y el recorico torna a ‘comenzar;,¢l rearrdo que es un recurso de! eurs0 48 echo, de donde procede el eoncrsts de Vico, ‘exprecado con ia palabra que é mismo hizo oi Sea de reflujo” (Brecario, pag. 107). Pero agzi ‘mp a= trata de una simple repeticién indeninida de tn sera, sine que, por ser para Croce Mosotia, f historia una misma cosa, el acontzcer histrieo ‘ye enriguociento, dindole ‘incremento a esta re carride ideal. “Nuestro pensamiento es pens ‘lento historieo de un mundo histirien, yrooese Limcmio 2 Hisnomenin oat Ame 143 1 desarrolo de un desarrollo, y apenas ae ba promunsiaéo la cualided de una reelidad, cuando ala custidad no vale, pergue ella misma ha pro ucido una nuove realidad, a la que correspende ‘una cuslidad nueva” (Breolario, pag. 106). Asi, Is diversas actividades —ios momentos de este deve nix celico—, que solo cobran reslided en la unl. dad del esprit, “Ia sintesis de las sintess”, “el verdadero Absolute", se van acrecentando y de purando. “E) pensammlento no es Ia estéil repe- {icin del fio en el reffuo, sino el eontince ent fquectmiento del flujo en el reftyjo y en las zelu Jes de los reflujes. 81 término ultimo, que pasa al Ingar del primero, no es el primero de antes, por. que ya ee presenta con multipicitar y pracén e conceptos, eon una experienela ce vida viviéa y de obras contompladas que no tenia antes al pr mer término, sirviendo de materia para un arte ‘mas alto, més anado, mis complejo y mas ma ar. De modo que en Iugar de tun girar score si ‘mismo, slempee igual, 1a idea del cireulo 0.65 fotra casa que Ia vardadera idea floeéiia dal pro- sto, cal asrocertamiento peryetuo de la zeall- ed y del esprita en sf mimo, done nada 9 zo lie, suv ia idea de: acreeentamiento” (Erect, ig. 115), Concebide de este modo la vida del espinte, como un progeeso cietico en el que cada morsento, fea forma, ai ser imptieada por la siguiente, e: ‘superada por Sta, y asl hasta eleazea’ todas la Ma casos Astmaps plena reatided de 1a unidad dol espirtu, que es 10 Tinico verdaderamente real, y que Czoce la he de> ‘nla como actus purus; ante esta concepeién, ecimos, cabe proguntar por is sutonomia de las féstintes formas, y particularmente por la dal ar te "Contundi, por un impetu mal entendido de uunidad, lat distinias fases dal desarrollo, y pre tender qua la moral domaine al ar, en el acto en que, por ef contario, ésta domins 2 aquélls, 0 aque el acte domine a la cioncia, en el acto en. que ste domina o supera a aguél, o que ha sido ya flominada por la vida, he aqt lo quo la bien eo- tendida unidad, que es a la vee rigorose distineién, debe evitar e tmpediz a toda trance” (Srocario, pig. 110) ‘Remale de In teorla estétien eroceana y de Jas considerccionee del Brevirio ton las elucida- tones sobre Ia eritica de arte, que forma la cua fay tims tecein, ‘croce, fel a su método expostive, exemina previamente las ideas falsas que clrvilan sobre 4a naturaleta de la ort litersria y ertistca pa- ra, luego de deseactaris, decimes lo que e3, en fv conegpio, la Fercadera critica y la tarea que le ncumbe 1a eritien —entondide cabalmente— implica Ja concurenein de tres condiciones que aisiadas, ceada una por ai inducen a error porque la defi- ‘pen de modo incompieto, desviriudndoa. “Sin el ‘momento del arte... faltaria a In eritea materia JLamemap = Hisromicroan om Ame 145 sobre que ejeritaze’. (Beagerada con exiusv- ad, esta primera conden leva. a la false eth fea Usmada productos, eaneepeién que Croce, lento de detenico anal, rechaza enérgicamer” te). "Sin gusto —ertea Jiugadora— fataria al eric Ia experiencia el ace... faltria, en fis, eta experiencia sin la exigesis, in qUe auiten los obsticuios de la fantasia reproductra, ando al espiritu aqutios supuestes previos de onccimiento hisérico que necesia....”(Brevia- 1, pig. 182. Sin duds, una de las concepeiones mis dt tunéidas acerea de la enitica et la susndieha crt tea protutora, ia que bace eet ertco un artist. CCorresone « Oscar Wilde, especialmente. la D8 ternidad de este concepto, expuesto en uno de sur ensyos dlalogadoe- Wilde define le critica “como una eras sobre otra erecién”. Ain mds, tega a deciacs gue “la critica superior, por eet Ja forma ais pura de impresiéa personales, shi manera, mds creadore que la ereacin, por- gue tiene menos stlsciin con tn modo’ cial {ulera exterior a ella misma." (Bl erico como artista, 7% pate). Esta manera de cone lc tie, al priar a éta de bu objeto propio, entrada ua radial negaeién de su cuzin’ de sr. Wide, por quire elavara tanto, la hiere de muerte, “El erlteo ceupa la misma posictén frente a obra 4p aro que exten, qua hartista frente al mundo ‘sble dela forma ¥ dat color, © frente al mundo 148 Cantos Asreans visible de fa pasion y del pensamiento” (BY ort 0 como artiséa, 18 parte). SI fuese asi, el ertice pel artista esté de més, porque, daide el punto de vista dela ereacién, al primero es una relveractén al ultimo, y vieeversa —tal ee la identidad de ambos. Croce impugns decididemente esta intundada ssuperposicin do arte y critica. Hl eritieo, el repre: sentante de la verdadera crftica, no be de ser rtifer additus artfcs, con lo que se nulifesria toda activided erica, sino phlosophus aditus ar- ‘Hfei. Para Croce, la ertiea et une funeién emt rentemente intelectual, Bn esta sentido, que faye de su posicién sistamétice,atirma que la ériten es superior al mismo arte. Aqul acentia el giro en Glerig sentido tnteleetualista de sue reflecones, Lp obra del eritice “no se realise sino euando 72 tiene y sobrepase at mismo tierape la (magn roel ida, porque 1s erties pertenece al pencamienta, que hemas visto que aupers y que ak fantasia con nueva. tur, termando percepelsn Ja {nfulclén, catlficando Ja reslited y_dlstingus ola, por end, de lo srreal” (Breviario, pig. 138) Por lo demds, para &, no existe diferencia, sonclal entre critica © historia det arte, y la die tincién que se hare entre elias es puramente ex Pires, con un fin didictice, Conseeuente can Su Aoctrina, que identifica esata ¢ historia, extabuye que "critica verdadera y completa et Ia narra ‘én hlstorlea de lo que fa sueadido,y la historia, i Tamroman & Hisrosicimay set Army 14 cf la nica y verdadera critica que puede ejerei- arse sobre los heches de la Humanidad, que no pueden ser no-hechos, porque se han ‘realizado, y ‘ dominan con al espiritu desde que se les com: rende” (Ereviario, pég. 150) 9253 silane 4938 ONTOLOGTA*Y°POERSIA cums, qulzd impresionado por ta audacta aginatira de mithas‘epeculoet Teasdendentes, he dicho 43 this que poo delanias‘Bt dames ehamrto por verdadero, eabe pregunter gentonees, los poetas ‘qué son? Sin hecer violencia al eancepta, podersos ortuncas de un éxtass ortal que, transidos de ela- Fidad —en plena lucider dela fantasia, se en- frentan a su modo con el ser oculto de las cosas, con el ser ya perdido, que ells rescatan de la en. ‘oitura eaediza y contingente, en que pasa ante inestros ojos atinitos, para hacemos donaeién de ff —magnifiea donacién verbal, 8, lo povtas som Joe reersadores del ser mediante ia magia de las pelabras— de los palabras, que en la arquitectura Gel poema, del verso, surgen como umas transpa- rentes en gue se nos presenta el ontos “quimica- 150 Ccamos Astmapa rents puro”, sin aderezas eonceptules mi proten: siones cognoseitivas absolutas. Mos estén satura ios de una peculiar embriaguer ontolégia, pero, por la indole misma de ou teres, ignoran el ger. ‘men de verdad que en s{ leva Ia dus. No sin ra- uin més de una concepeién fllosGtiea iia aprox rato el arte y la motafisica, buscando un comin Aenominador para ambas, ‘La poesia, soiin Klerkogeard, ea ilusion an- 1s del eonosimionto, pero, sin duda, susién que ‘enticipa adivinatoriaments el eonocimiento, y ar pirs a erlgir en medio de la mutacién y el cambio ‘una morada permanente para la rebelde esencia do los cosas, um continente indestructinie y did ano para el ser que ella podticamente instaura, Ya Unamuno ba reparado magistralmente en Ta funeién ereadora, y, por ende, postica de la nuda rnominacién do las cosas, vale decir, en el poder instaurador del lenguaje: Retiere (en uno de sas feuentos poométioes, nos parece) un espectécuto, e que fué feliz tactgo; al de un nifio de corta ‘edad, que, frente a un eaballo, gritaba, fuera: de ‘{-eome én um rapto: “jun eaballo, un caballo, ‘UA caballo!”. Unamuno nos dice que asistia a um ‘puro acto de ereaclén. Hsp nifo era mi ms mi me- _nos que un posta expontineo, una especie de de- ‘miurgo que estaba ereando, al asi nominavio, el cetballo. [¥ qué otra cosa e¢ la possia que un éx- ‘asi, un “saltar fuera de si"... en el habitdeulo sonoro de Ia palabra, del nombre, gue aspira a ine sabia nvorocia ¥ Parsi 181 ‘tole un ser para slempre! Para Unamuno, nom brar Iss ensas implica 1a funeién trastendente de crearlas ms allé de su apariencia vaciable y ea ues, Tal fu6 Ia tazea instauredora del primer hombre, que aetud ya —joh milagro de su hums nicad!—- en el dominio det anguaje (al prinepio ra la palabra”). Nombrar les cosas por primera ver fué, sagin Unamuno, el canto adamico, en el alba del genesis. ¥ Rilke, cuya poesia se caracte- aa precisamente por la fuersa Instauradors. que conflere alas palabras, lo que le permite salvar la ‘coenela poéties de Jas cosas, de por ai inelinadas al alvda y eadeeidad, nos dee, en la novena Flegia: “Wosoises estamos aqui pare decir: Casa, puenta, mente, jatra, portén, azbol frutal, ventana, a 10 ‘mas columa, torse... pero decirlo, comprendes, ‘o para deeiro ast como las cosa jamés intimamer- te pensaron see" 1a poesia es siempre tarea ontoligies crea- ora, siempre tuncién genesises traspasada de inal inz de alba. Hl poeta siempre esté abocado 2 un camicnso; la rovelecién ontolégien del coe- ‘mes comienza precisamente cuando él legs, Pero todo comienze a2 historia, a refers al tiempo, De squl que el poeta tenga una funeidn esencialmente histiriea; que hage historia y que él mismo sea historia en su proplo ule temporal. Hl es quien ‘nos cuenta del astro, del mar, del bosque, de Ia montafia, de las entts todas; de las hazafas de Jo Dioees y de In trama que teje el hao; de los he- 52 cantae Asrmans hos y aconteser del hombre y det Rombee mismo, Puestos sobre el declive del tiempo, atentat a to que pasa para no relterarse més, inclinaos, con finimo elegiaco, sobre el surgir y perecer de las cosas, sobre el ascens ¥ decadenela de Ia vida, Jos poetas quieren —en Un esfunrzo instaurador— ssustraer el ser de la fugeeidad de sua manifesta: cones. Con hondo sentido pregunta Juan de Mai- ena: “..,,cantaria el poeta sin la angustia del tiempo, sin esa fatalided de que las cosas no sean ‘para nosotros, como para Dio, todas ala par, sino ‘ispuestas en serie y encartachadas como balas de rifle, para dsparadas unas tras otras?” (1). Pero el poeta no se entroga inerme al tiempo, sino que larmado del lenguaje lucha contra éi, dlaloga eon ‘su fHuencia inexorable, Mediante este didlogo él presta un ritmo puro ala cazcoma que lo r0e, 8° adenira en st propia temporalidad, 7 en su eaiia- ramp mévil y precario mstituye al Ser, recog? en Js sonoridad dei verbo Ins cosas que han sido di ‘Paradas sucestvamente por el vile del conocien- to, las quo asi, en el orbe postico, ecexisten y re posan en su propia esenela, Es que la poesia es lo contrario del conceimiento diseursivo 9 relative ‘zado, arma profana y despiadada que det pijaro que canta sélo canoes et despojo inane. 4a el poeta, en tanto que instaurador del ser, hhay sin duds, una Wesensschou suf generis (in Owrosoata x Possta 158 ficlon categorial 0 de. esencia).anticipatorla. de tuna Wesensversirkliching (eeallzalén de. exer fia o encamacién esencal), Loe postas han cate gorizado, dindoles dimension ontoldgica, cuslida- es Ideales, estados césmicos, momentos animicns, cxpresonss vitales, Asi por ejemplo, disde al li. plo eristal del famso verso de Gutierre de Cotine viene @ nuestro encuentro le mirada de nse of laros: “ojas claros, serenos.., de dulce mira", Jes que, en ef dominio de Ia apariencia esttica ¥ de Ia expresiin vital, puede adosarse et mostra Sontingente de una mujer... que, poieedara de ‘unos belles ojos claves, realiza una aproximactin ‘odtica —reactualizacién ontologica o reereacién— de lo esencia del “dulce mirar’, eategorizado en el vaso, Heidegger nos ha brindado, en sw magnitieo ensayo "HOLDEN 1a Bsevew be 14 Porsia”, una fexégesis de extraordinaria acuidad scsrea de 13 apetencia ontolégica que impuisa a la auténtiea poesia, Ve la concreciin de la egeneia de ésta en Ja poética de Hélderlin, de quien afirma que ex @l "posta dat poots". Lo mismo que Unamun, Hiekdegger destaca la poteneia nstauradora y eoen- slalmente poctica del lenguale. A éte, sogin el le esti asignado tornar evidentes las eosis en eua= to cosas operantes ¥ conservatias. En el lenguaje puede adquitir wa lo més puro y lo més coulto, Ta esencia de las cosas se rovela en la palabra, “El Jlngusje es mo slo un instrumento que el hombre 154 casas Asreams al lado de muchos otros también posse, sino que et lenguafe otorga en general, ante todo, la postht- lidad de estar en medio de la deenudes de las co sus" (1). Tnterpretando ol verso de Hélderlin, que reza: "Zo que persis lo instauran ios poetas Heldegger nos dice que la poesia es fundacién por Is palabra y en le palabra, y que lo que la poesia Instituye as lo permanente. Pero esl caso que 10 que permanece, lo persistente, tiene que ser traido ‘una presenels, a na deteneién, porque ello ee pre cisamante lo fugaz, lo que huye en las apariencias {los fendmenos. Hl eer tiene que ser inferido para Sue ins comms aparezean, se presenten. “El poeta ‘nombra los Dioses y nombre todas las cosas en lo que elles son. Este nominar no consiste en que algo ya antes conocico os provisto de un nombie, sino en que, en tanto el posta pronuncia Ia pala. bra etenclal, solo mediante esta nominselén oF sesignada Ta eosa en To que ella es, y eonocida co- ‘mo cosa. Poesia es tnstituelin verbal del sex” (2) Por lo tanto hemos de comprender 1a poesia como Ja mominacién fundadors de tos Dioses y de la exencia de Jas cosas. Y porque el ser y la esencia Ge las cosas jamés pueden derivarse de las eoses materials presenlas,tlanen ellos que ser Ibremen- te ereados y donades, sta Uhre donacién no 08 ‘tra ensa que fundecién. Pero en tanto accntece Ia ‘owrotosia x Porsta 185 primaria nominsclén de los Dice, y la esencia de Jas eoess scqulere voz, la existerca del hombre cs tralda © uns firme relacén y asentade en £0 fandamento, “La palabra del poeta es insitucién tno solo en el sentido de la bre donacién, sino, & Javea, en el sentido de la firme instauraciin de la cexistencin humana sobre su fundamento” (2). Par ra Heidegger, pues, la existencia humana es poé- fica on su fundamento mismo. Hn consecueneia, Ja poesia no es una joya para adoro de la exis. tencia, ni tampoco un entuslasmo o fervor elr- cunstanclal y menos una mera diversién, sino que = nada menos que él fundamento sustentador de la historia. De donde 1a. historia es una creas ‘2 Ja que lo Impulse al hombre el fondo esencial- ‘mania postice de sa propia exstencia. Tambien pare Unamiuno la historia es una tarea o fumeién primariamente podtes. BI verdadero historader, el que imbuye su sopio ereador a 19s acontecimen- tus e incvidualidades histrieas del pasado, tiene riucho de posta, La médula d= su yoosclon ert determinsda por ls poesia, “La poesia parece tn juego J, sin embargo, no lo es" (2), escribe Heldegger plasendo las profs fas eonsideraciones que, ea una de sus carias, ba fee Héldarin acerea de la esencia de aquélia, Tce ic, éta, aul: "Se la toma (ala poesia) por jue 0 porgue se presenta en a forme disereta del jue- 136 camios dsrasca go y asl no podia tampoco razonablemente derivar- 58 els otro efecto que el del juego, 0 sea, dlsper- ‘6n, cast jostamente lo contraria de io que la poesia fpera cuando aparece en su verdadera naturaleza, Pues entonces se recoge ef hombre en ella, y alla le da eerenidad, mo la vari, sine ‘o viviente sere rldad en la que todas lag fusrzas estén activas ¥ sélo a causa de #2 intima armonia no son cono- clas como tales. La poesia aproxima a los hom- bres y los rein, pero no eomo el juego, en el que files estén unides porque cada uno se clvida de i mismo y no ee manifesta ls pecullaridad vi ent de ninguna" (I). ¥ Hélderlin, reforzando coneretando ain més estos eoneepias bécios, gre ede elas, oa fs talens carta: "No somo 1 Juego mancomuna 1a poesia a los Hombres, de ia; ella los une, cuando es auténtica y obra eutén- ‘eamente, con todo al miltple sutrimiento 7 € cha y aspirar y esperar y temer, con todas sus opiniones 7 errores tadas sus virtudos ¢ ideas, con ogo lo grande y lo pequefio que entre ellos ay; Jog une siempre’ mis en un todo intimo, vivienta, ‘il vates articulado, porque grecissmente esto de ‘be ses la poesia misma, tal como es la eausa, asi es e efecto” @) ‘Serenidad terrible sin dude, sta a que se re flere Hoideriin, en medio dela eval el Rombre —ya reeegido por la poesia en el fundamento de sa Owrarocia' + Possts ist cexistencla—, ablerto a le revelaclon ontoligica del fosmos y de af mismo, instituye, por la fuerza del ‘yerbo, las cosas y erea los Dieses, dosencadenan~ {do al proceso productive y siempre recomensante Ge ie historia. Segiin Heidegger, Holderin be ins taurago de nuevo Ia egencia de la poasia, ba de ferminado, ante todo, una nueva época. Bs una fspoeca neeeitada, menesterasa, de 1a que huyeron tos Dieses, y @ 1a que atin no han legado los Dio- ses venideros, Epoca que aiin dura y en le que, cleriamente, todavia estamos, Hl Rombre sigue os- fperando @ toe Dioses, oe que slo pueden llegar for Ia senda clara —de clarided estremecida— de 1s poesia eseneial e instauradora. ‘Los hombtes espersn, por la poesia ¥ en la poe- ia sm aol ogee tisieo © nistico, eaperan Is Fuelta de las Dios; Ia pri rbicla de la poresién ontoldgiea del hombre mismo {Fe Ias cosas: de la esencia de la escella, que da ‘ltitud y alméstera a la palabra, de la dal basque, ¥y so clfusa voz, que le da dimension y la prolon- be; en fin, de In del hombre, en su exisir, que Je insufla plenitad de sentido y Ia empuja dik fana de bellem— aoore el mundo para que pro lame a trénito breve y glorioso. Aspiran tos ‘hombres a que te les dé, en la sintasis ereadara det logos postien, lo vésmico, lo humane y lo ciico, 1H] porta capar de poetizar la exencia de la poesia 2 al tnioo ser capan también de esta suprema irtua dadivess, deseubierta, 7 deseripta en park ‘ola livia, por Nictzche 1988} | | | | 44939 LAMITES DE LA POESIA Y DE LA METAFISICA J a de Mairana os el poeta gue agusé dit ogo con al tiempo y, sin delatar sobre- Galt, alueinande qulai su angustia, forjé en soe tenigo eafuerz> creador puros entes de fantasia, crinturas poiticas que allentan ya en nuestra len- zu, isyuinerabies In cadueldad y al fur a que fmucumbe todo lo inesencial. También Mairena dia- logs con su tiempo, scogiendo en su espiritu, a 1a [per que les problemas que aquél le plantesba, to- Gos les nobles J grades anieos det asumdiy tas cruciales Inquletudes de ta vida hlstériea A su excepcional labor de artista se sumé en 41 ia Mieiea meditacion sore el eardctar de Ja creatién poética ¥ sus rectndltos resertes. Al poe: ta antonio Machado i completé el meditader Joan de Biairena, thésofo cordial, tolerant, leno de Smpatia por hombres y coms, Sus penetrantes stiles reflexiones sobre la labor poética y lo que la cleerencia ce la actividad metasisiea podrian constituir un sintético y fino tratado acerca “de og limites de la poosia ¥ de lo metafsia ‘Para Mairena “la possi ea el dilogo del nom- bore, de un hombre con su tiempo. Bp es Jo que ‘al pools pretande elerlaar, saedndolo tera del 160 (Cantos Asraana tempo". Husira perfectamente esta definiciin el simi del nifio en penitencla en una pieza obscurs, veminiscenola infantil del mismo airena LB ilo esté en el ouarto obscure, donde su maése lo, encerré: es el poets, el Yoota miro que canta: el Hempo, et tiempo ¥ 4. I poeta, adulto ius, sigue en el encierra frente a una obscurided que st inguietud metatl- sica ha espesado y agrandado infnitaments, so que 6 posse ta rara facultad de evadirse, de elu- dlr Ip tiniebla escudado en el ala transpacente de Ja metifora, en el juego precio de las imigencs focultad de velar con una presencia. Ingrévida, Iuminesa J persistente el “agujero egro", ese ano de la nada que obsediera a um Fiaubert ‘mientras se entregabe a la orfebreria de st pro sa, Prente a la nada, la misién del poeta ha que- dado sintotizada en este verso de Hélderlin “Lo que perdure lo instauran los poeta”, Incum- bbe, pues, al poeta rescatar el ser de ia apariencia (que lo envuelve 3 vela, en su evasion a Ia nada, y ‘wansformario en presincin permanente y did‘ana. 21 mismo Juan de Mairena he explicado con ean- flsa claridad este juego antinémico entre la nada, potencia anuladora, y Ia voluntad creadora det poeta, que, angustiads, extrafado y ssombrado ‘ante le nada, le opone eseneias ¥ formas perdura- ‘esas xa Bossa ¥ 8 xa Merarisica 161 bles, clatidades supratamporates, Atento siempre fa proximidaa y tmites de metafisioa y possi, fice Mairena; "El poeta tiene su metaficica para fandar por ease, quiero decir el poema inevitable de sus eroenelas Uitimas, todo él de raices y de ‘asombros. El ser postlen —on poietikée— no te Plantea problema alguno; {ls vela o se revela; Dero alli donde aparece, es”. Frente al nitit de la fuerea anuladora, el poeta, en trance de visin di recta, aslenta el sex, el ontor poftico; Jo asienta fen Hicha con la speriencia en que ae ocults, més allé de la brama de relaclones y de todo lo fan- tasmitieo en que se enreda y queda preso e! pen samiento discursive, En este sentido, la poesia es, como lo queria Novalis, “Io real absoluto", objeto fratcendente de una experiencia sut generis que zo seria otra que la magia de que s6lo es eapar el poets. “Mientras més poética es une eos —st ‘raya Novalis, mis real es ella". Pero aqui se ‘rata de lo real esoncia! y no de Is realided rele- tava que las estegorias ldgco-cognosctivas captan en su malla. Bs, ni mis, mi menos, lo que viene = fsostener Mairena al decimmos que le poesia. es “siempre tun acto vidente, do efirmacion de una realidad abcotuta’... “poeta logra escapar de 1a tona dialésties de sa expiitu, irremediablemen- te excéptiea, com I convieeion de que ha estado pensindo en la nada, entrelanide con ese hueso ‘que Te ié a roer la divinidad para que padiers pasar el rato y engafar su hambre metatisica. Pa- 162 came Ammann 13 ol poeta sélo hay ver y eapar, un ver que se ve, ‘pura evidencia, que es el ser mismo, y un acto crea dot, necesartamente negativo, que ee la mista ‘na 4". Bs que el posta es un demiurge cuyo operar 4 It Vision ereadora, imstauradors. Podetoe némieo. Le unidad no le es dada a nuestra exls- ‘mela, noes gu remate etatico, ino que ella tiene que ser conguistada mediante el eonstante aden ‘rare en la muerte propia, ‘En el fondo, para Rilke, la Unies manera do cexistir auténticamente, 0 268, de un modo perso- nal, intransferible, es ahandar en Ta muerte propia, 12 Ta que = plioga la vida propia como el vestido sf euorpo, adoptando su forma, HL cusrpo ova el ‘estido, y éste delata en cada plegue la recéndita ‘inamica de lo que eubre ¥ vela, Vivimas y exis- ‘mos deste nuestra muerte propia, y ta late y ‘rece en nosotros, Ba nos pide que Je seampos zle- Jes, que con la pulpa y la sangre de muestra vida ‘pulps csediza en virtad de su kueso mismo— le emos plena realidad en cada uno de los instants e vigla telirica de nuestra existencla. La muerte propia implica una maduraetén, un crecimiento, 1a Drogresién inguieta y angusticsa de un desarrollo (sino, gpor qué serfa pequetita Ia muerte de los a Mozare Prov 15 nifos?). Madurémosla, viene a decimos Rilke, 20- ‘bre nuostre parcela de destino, prop, inalienable, parcela que se Inbra tna sola vez y slo sabe de fos jugs de la tierra y de un sol que sobre ella race ¥ dentro de sus broves limites se pone. EL Jabriego, consignado a la tarea de hacer afloat la muerte propia, ¢5, para Rilke, un ser de exelusivo festino tetreo, idea que constituye el meolle mis: mo de la mistice rilkeana, Precisamente, en Ia no- vena do las Dunvises Etsom, Rilke coneveta ei mensaje de la Tierra, uno de cuyos términos no of que el de la muerte intima, eonfdenetal, Hi poeta le dice a la Tierra: “Desde lejos e innomi nadamente estoy deidido por ti —Siempre tuviste ‘asin y tu santa inspiracién os la muerte enntiden- lal”; 0 se8 Ia muerte que a los hombres incumbe ‘haverla saya, propia, sta muerte propia da a la exstensia humana ‘unitaria totalldad. No s6lo existimos desde nuestra muerte ¥ por ela, sito que también existimos pa- 13 ella. Somos, como nos ensefia Heidegger (ue ha arido Miosdtieamente en st raise problema de Ja muerta), un ser para et fin; fin que, porque ests presente en cada momento de muestra darscién fssteneisd, Mene Ia virid de determinar la inte gilidad de nuestro ser, haciendo de él un todo ‘Tal muerte, su vivencia plena, recoge nuestra exs- ‘encia de su posible dispersin, y Is unica y to- falisa. Este ser, al plegarse a a cxigencia de Ja xmueria propia, existe, como si cada instante Tuese 118 canios Asrnape timo, eondictin indispensable para que nues- fhe exisencla oea, en cada Instanta, unldad y to- ‘elidad conelass; ménada inedtume, lanzada 3o- bre Ja ruta de la nada, obediente a su propio im- ple, fnito y solar, Ahora bien, ia muetig propia, preconizads por ke, es lo que, como posibilidad auténtica in- sobrepasable de nuestra existencia, da plenitud y, ‘acabamiento a Ja vide propia, De aquf que, para ‘Rilke, la muerte no sea, d2 acuerdo a su sentido cristiano, tn fin, que ef a la ver comlenzo, ea ion de Srdnsito a otra vide, sino totaliracién de Jn esstencla, sn la spconelusién quo Uevarfa aun exist Gistinto det tervene, proyectnda sobre na perspectiva de beatitud. La muerte propia no tm: piles, pues el fina de la vida terrena, como prin- ‘lpi de una vida Infinit final que dejaria © nues- fra existeneia moompleta y trunca, sino que ésta sie por la muerte se sce plena,totalizindose £0, tro exstencia, Ast el existir humano cobra el sen- ‘ido definitive de un todo conclu, En una de sus sme sugestivas carts de Muzot, a que dirge a W- {old von Hulewics, Rilke, al explicar el entraflado sentido de las Euzciss oe Dutwo, afirma que 1a vyerdadera forma de la viéa abarca vida y muerte; (que no hey ni un més aed, ni un més alld, ino 1a gran unidad” (1), umidad que el hombre ha de La MuEnrE Paoria wm esforsarse por realizar, tendiendo siempre hacia fella con misma y tensa coneieneia. Pero esta existent, de tal modo. plenificada, arababa, es, para el pocts, finite ¢ ireterable; es una Unica impermuteble oportunidad terrena, que hay que agotar en tods su posibilidad inmanente ingo- brepasabio: Iz muerte propia, e! morir que se des- prende de muestra vida. A la vivencia de esta opor- funidad nica da Rilke, en 1p novena elegia, for. ma y vor: “Porque ser aguf (en la terra) significa ‘ya mucho, ¥, en apariencla, a nosotras —tedo to terreno nos nocssits, éta marchitarse singular- mente nes conclerne, A nosotros, los mis perecs ‘eros. na ves cada uno, y sélo una ves. Una ves, no mt fste ido una ver, aun que s6lo una ves: haber sido de esta Tiere, parece ‘nvevocable”. ‘Esta vadieal irelteabllidad de 1a existencia Jmumana esti en funcién de la Tierra y de su “san- ‘2 inspiracin’, In muerte confidencte!, propia, que 5 desvelo humano por ta vinica plenitud sin deli ve nl cadueldad. Pero, eon este afin transido de desazén y angustia, no ae agota la tarea del nom- bre sobre su parcela soitaria de destino, sino que @Lesté Hamado a cumplir una misiin indectinable, Ja do scoger ala Tierra en Ia intimidad de sw ‘ar, absorbiendo las esencias telirieas para dacies Ja consistencia de la verdad y la diatanidad de ta belles. Hl earicter de este mandato y sa realiza- va Cantos aenaa cién —gu0 sogiin Rilke, et el “premioso encaryo”” fe 1a Terra misma—, eonstituye el eapitlo tan damental de la mistiea rlkeana, su vivencia me lar, (0403 EL ENCARGO DE LA TIERRA + exevnimos, con lo grandes tise de Gi perce ie gee mii 2 sated sary srl ray flamers unto Abeduto en viztde pabace Toga un rol asc cognate ESky intended y tas clin Ge ‘te su miso de eee Th avor de "Lam oe Hons, sla ewe’ "lw Sonos & ONO not, pss Besta que expres 7 arcs poesrante adn nision yCommovenle doo que tm. Suro an mise tye ni near J pte dune ere ea i Posy ao, Lier cu sete 4 sbi soptema fenuh fdtcn rn 6 yous 7 sien eo Pes Sr cup a miso mubant, soncainon gue Seofure aura so zeta, ia lama plead cine au sect ible y ommpetns Soin tay contmpaca en dbo del er at cartcano ce kee, 180 (camos Astaspe Bscritura. Bn uno de sus aspectos en su punto de arrangue qulzis— a intulcién mistiea de Rake fentronca con el espiritu del mistcisme cristiano, tal como éste, enralzando en suelo abonado por Ja fermentaeién dovtrnaria del neoplatonismo, se formula inicisimente en le obra del Pretdo Dio. ‘nysios Aroopagita, piodra.anguler de la mistica cristiana. 82 trata, en dicha obra, de wn Dios que feseapa a todas las determinaciones eanceptuaies y que, por To mismo, es inefable e inintaligble. Fs 1 Dis de las tinieblas, de que nos habla Dionysios, ¥ cuyo conecimiento consiste en un “acto do su bhume ignorancia”, por et que et mistco adquiere Ja certeza de que Dios no es absolutamente nada e lo que existe, y que slo es dable “eontemplar ‘2 nuestros ojos por lo que encontramos de lumi noso en el resto de los seres” (Taotools Misrica, 1). Pero esto Dice, presente en la contemlacin, s entrafiado por la vivencia y lega e ser, en la fusién mistica eon @, Iamanente a al concienca “aqui, sin duda, tlene eu remoto origen et “Dios ‘eeind”, “cereano", que invoea Rilke. Bs el Dios fal que el posta, en persistente extuero de deve- 1sclén, clova Ia magnifica sinfonia de su “Lao te Hons”. A través de las imigones y nominacio- nes de Dios, & quiere egar hasta Dios mismo: "36lo un delgado muro nos separa (Nur eine soh- sale Wand ist evischen uns...), por azar; mas podria sueeder que por un Hamado de tu boea 0 BL Bncanoo oe ua Ti=aaa zat de a'r ae derrumbe sin ruldo, en silencio", S-porque este muro “esta construido por tus imige. =" nee’, y “tus Imagenes estan ante come nambres Pero no basta nombrar enfitieamente 4 Dios, acu. ‘iendo a las grandes palabras, para_acarcarse & fu presonela: "TW tienes, pues, una mancra tan Gelieada do ser (Du hast so ene else Art zu fein...) que aquellos que te consagran sonores Aombres, extn ja olvidedos de ta vecindad’. (Aqui pereibimos tma nota de la mistea de Meister Rok hat, para el que "Dios ¢s un idioma sin idioma y ‘una palabra sin palabra”) sto nas dice quo la intuicién del poeta as- pla a atravesar la corteza de imégenes y las co- respondientes mominueiones conceptuales en que los es explictado, para sentirse en su entera y viviente cercania. “Yo giro en toro de Dios, en tomo a la antiquisime torre (Ieh kreise um Gott, tum den uralten Turm...), y, giro malenios; y to- via no sé si soy un halcén, una tempestad o un gran eanto”, Pero es aqui precisamente donde co- ‘mionza Ia fucka por 18 apraximacion, por Uegar sin interposiciones a la real vecindad divina, em- Delo que ae remueive y acendra en lacerante com- bate interior. Mas el sentimiento de vecindad no ¢s todavia el de 1a presencia divina; falta ol signo revelador, al golpe do lus en la penumbra de la ‘bdsqueda: “Yo te esoueho siempre’ (eh horehe im- mer...), Hazme una pequeta sea, Estoy muy 182 cams Asraann 4H posta percibe tn palpitaciin y el sentido de su propia vida, de sus angustias y temores inno- ‘minados; desoubre que 80 pequetis, aunque trae ssunto de Jo més frigil y elimero, algo debe sig- nifear por cuanto desde ella busea a Dicey, a tra- ‘és de dudas, obecuridades y derrotas, se encam- za hacia él: "Say en el muido demasiado insign’- ‘teante 7 sin embargo no lo bastante pequefio (Teh bin auf der Welt zu geting und doen nicht Wein fenug), pare ser ante t como une casa obscure y fvisada”... "Zo quiero siempre eepejerte en forma total y no ser jamas ciego o demasiado viejo para soportar tu grivida y vaelante imagen”, Pero esta ‘atea tnlea preseribe al ser del poeta. (aL Bombre fon una dlmenstén total), a sa alma aparentemen- te inerme, un erecimiento, un cevenir, un volun farfoso engulrse en su tragsida nihiidad, S610 asi ‘ede sentirse ménada vivente, capas de espejar F soportar sobre el Rilo de Tus de bige, sin que brerse, el peso de ta enorme y vacitanis imagen el Dies anhelado, buscado y frente al cual el ser ‘fimere ha de advenir a sn Teeéndita sentido, Por 80 1 eania: “Quero desszvollarme (ieh will ‘mich entisiten,..). Bn ninguna parte quiero per- manecar doblogado, pues conde estoy deblegada, IM estoy falseado, ¥ quiero que mi sentido sea verdadaro anto Wi”. Peo el senda det ser effero silo puede verticarse ante Dios cuando tal sr so Gesenruelve, crece ¥ deviene porque la dirtnided, ‘que no es estticn, también deviene y erece, en Ia ‘yecindad del hombre: “También, aungue no que- ‘BL xcanco ae ua Tisama 188 rams, Dios madura” (Auch wenn wir nicht wo- len; Gott relft), Vale deci, si ese sontido ha de ser vivienle, tiene que adecuarse, estar alerta al devenis y maduracion de la divinidad. Abn més, tal sentido, para afirmerse on si mismo, tiene que ser reengido, implicado, vivido por el ser de Dios: 'Si tu eres el sofader, yo soy tu ensueno (Wenn au der Triumer bist, bin ich doin ‘Traum...) Paes ai tu quieres velar, yo soy tu voluntad”. Mas scontece que el aneleso ensuetio del ser tinito susfia a Dios, lo construye, lo vivflea enaofindo- Jo, baciendo verdadero, con su propio y cefilents fntido, el sentido total e inefable de le divinidad: “Obreroe somos nosotros (Werkleute sind wir...) aprendiees, diseipulee, messes, 7 $2 eonstruimas fi alta nave contra!” No obstaaie, cuando ei poe ta quiere medir go vida desde la sltura de la die Vinidad y cet proyectar sobre ésta una Iumbre fe intelecclén, ta debi luz de su inteligencia, sen te su anihilacign frente al sumo ser: a eres tan grande que yo ya no sy mis (Du bist so gross, ass ich schon nicht mehr bin) euando séio en ba eereania me extoo” ‘Bs dando wm paso mis en esta dirseclén, es eneaminindose al encuentro del Dios veeino qe ‘Bike inflere wna reciproca dependencia entre su propia existencla, due de su sentido inslions- bile, ¥ el ser de i divinidad: “Qué hards ti, Dios, si yo muero (Was wirst du tun Gott; wenn ich Setbe?...) »..S9¥ ta hibito y tu oft, conmigo a Cantos Asreane pilerdes tu sentido". Resuona aqui un eco bien per: ceptible de la mistica de Angelus Slesiue: “Yo rho soy fuera de Dios, ¥ Dios no ee fuera dem, soy su brio y sa luz, 6 es ml omsamento”” (Fok bin nicht eusser Gott, und Gott nicht ausser iin, {eh bin coin Glanz und Mek, und er ist tneine Zier). Rilke vuelve eonstantemente, mediante ‘niue- ‘yes transcripclones metafériess, a una de sus in- ftulclones medulares, Ia de Ia eomespondencia en- ‘re el sentido del ser finito y 1a maduracién de la Givinidad, es delr, la de que concebir a Dios es d= later se Telnn en’ nosotros, para que é! abarque {odo lo terreno ¥ transitorio, Valorindolo, sneorpo- rindolo @ nuestra invisible eireterable evenela ta- Tisiea: “Pero yo quiero concebirts, como la. terra ‘te conciie (Ech aine wi dich bogreien, wie alien Ge Krde begreift...); con mi madurar madura ‘a rein’ ‘Aqui, con notas bien acusadas, la vivencia ‘mista de Rilke se yuelve hacia lo tereno, “Nada e esperar un'mis allé y nada de mirar hacia el otro lado (Kein Jenseitewarten und kein Sehaun ‘nach dritben.:.), sélo anhelo de no escapar a 1a muerte, y serviciaimente ejeritarse en lo tere no", Todo lo de aqui abajo, todas las coeas que ‘nos son familiares, en sintess, todo lo telco, eon su mensaje todavia no deseitrado, debe surgi fen nosotros como vocacién esenelat y detinitira, na novena de las Buxcias ner Domo, el poeta ean- ta: “Tiers, no es esto lo que ti quieres: Surgir Barca eme ere ‘Br Rcanco ne ua Tisama 115, fnrise en/nosotres? (Ride, Ist niet les, as wills Hasiehtbar so uns erstenn?...). No et fut guefo, se fisiie una yes? Qué es fu Demon’ encerg, sino transiomacsn?”. Es que Ja terra ca no Solo nuestra morada y nuestro hit ito ialtrado, el nico rumbo de nuestro destino huniano, sino también Ia esencla table que en nosotros coidianamente cree hasta absorbernos ‘ransmutarnes en feles depostarios de sa encar 40, desu fécto mandsto,conforme al pindic: ‘logs a ser lo que ers! Tan epegndoo, ontals- gleaments, estamos a ella, tan humus de su ser {netable cencisimentesomas que, como lo expe ‘sa en “le primer elogia”: “Sin duda es extra, 2 habia mas la Gora (Prelieh att sels, ie Rete ont mk no be tttar mas los soe apenas aprendides, las rosas 4 otras cosas proplamente promisorias no éerles ‘humana signtcacton tutus”. En sus doe famosas cartas “Sobre Dice” (1), ‘Ries explittepoitica y conceptualmente el en” tido de lo terreno, que habia aprsionado y decan- tado a través ge sus metdfores mitias. La dex Yaloraeion de lo terreno, eontinuada sstemitica- mente través de centias, Heng, para él, como consecuencia un ereciente saqueo ge la vida, en- tenaiendo por éeta todo lo de agus bajo con ss areas y afanes metus ese, para ls petas, re. erable presente e las ross, inseriplo nek re 106 (camos Astmana sente bumano y sin signifieaciin futura més al Ge sf mismo, “(Qué locura —nos dice— dlstracr- hnos Basia un ms allé, cusndo nosotros aqui es- amos rodeados de tarese y espectativas y futures! {Que traude, surtraer imigenes del encanto de gui abajo para venderlas en el clelo detris de nnuestras espaldas!” (1). Tan es una unkdad ines Cindible la vida del hombre, en tanto plenitud que fravita hacia lo tereno, que, para Rilke, no eabe fperar una dlcotomia en el amor de los seres en virtud de la supuesta bipolaridad de lo de aqui fabajo y de un més alld: "Los amantes no vie ‘ven meroed una segrtgadn existencia terrena; co- mo si jam4s iubiora sido realimda una division files echan mano al inmenso acervo de sus cora- ‘ones; a su respecto se puede decir que para ellos Dies e2 verdadero y que la mucrte no los dafa; pues estén Hlencs de muerte porque estén not fe vida" (2) De la tnidad teen y totalisadora que es Ja vida humana so ha creido que es posible, por ‘una especie de redecén, mantener alejadce © Dios y Ja muerte, pero, piensa Bike, ellos estin aden- teados em aquélla, nuendo e impuisando el mo- vimlento ofbital que ese unidad deseribe silo aqui ‘abajo, Tan pronto crsemos que Dics y la muerte, ‘exiraiadoe de lo terreno, soa algo ulterior, Jo otro, te tardio que no eabe impliear en lo da agui abajo, 1 Beans og 1a Tusa et ‘en la conetusa maduraolin de Ja existencia, desde fe momento ao acelera cada ver mis nuestro De- (quefio movimiento orbital, exclusizamente terre. hho, y ae sofoea ¥ ania su germinal plenitud, que queda tremisbiemente transterida, bpjo el Signo Ge un munca mis, a Jo ulterior, a lo otro, a lo far fio, Se ri en esto Un progreso y, en tal suposcion, fe lo erigo en el sooptectmlento de un mundo in- timidado y en si perplejo; mundo que, asi esein- ido de lo divino y mirando allende la muerte, flvidd con demasiada ligerean que 4, cualquiera sea a posiién que adopte, “estaba desde el co- Tlenao sobrepasado por le muerte y por Dies". A to humano silo ee le otorguba sign‘leacién merced f tal disyonelén, a la proyeccién extraterrena de Die y a In exiernidad do la muerte, como a ésta forse una mera sombra ‘ncidente en el espirita Yy por encima de la cual se pudiora saliar en die Teocién a un més alld. BL nédulo dindmion y con ‘liso de It vida humane tendria su sentido y es- crbiria sa pardbola aquf abajo a condieiin de ‘quedar medistizdo por un Dice remot y por una ‘uarte que not lega de Tuer, arojando su som- ‘bra sobre nazstro dia terreno para acortatlo 7 ha- fer de ol un simple triisto, infertriendo. proc samente una érbita que comiensa y se cles en sa Jus, breve pauta de tiempo, sin duda, pero el e- ‘cemario para que la Tierra ‘surja invisible en noe ‘tras. Sélo cuando esto timo ia seantecido, com ‘bove el nombre el étasis de lo ereiterable y emer- geen sa eepiitn ot cuerpo mist de la Tierra. 188 (Cantos Asrasca ‘pero —se pregunta et posta— gqué quiere sigaitiear 1p ote, sino que nuestro semblante ja faz dria, que man hacia fuera en Ja mismg dtreceén, son uno?...” (1). Romper esta unidad fs crear dualldades aparentes, ya que, para Rilke, nno cate sfirmar el sentido de la exstancis terre ‘na, limitada por él ahora Y agul, mediante uns ze ferencia a lo otro extraio y remoto, eonsiderando no s5lo a Dies, sino incluso a 1a muerte extrinsecos, ‘8 nosoites, Ks préelsamente lo que hizo ese mundo [perpejo, empenado en Duscat el sentido de lo a ‘ano, de lo evencialmente telirico, donde no po- ‘ig hallarlo, so pena de sustraerlo @ st destino: “Dios y la muerte eran, pues, externos, eran lo ‘ot, ¥ lo propio (lo intvansforibo) era nuestra vida, ja que ahora al precio de esta excision pa- ecid ser bumana, paretié ger, en un sentido eon- lute, 1a nuestra, intima, posible, realizable” (2). ‘Uno de los temas fundamentsles de las “Eur iss pez Domo" es el eumplimlento del encargo e la Terra 7 los camines que a esta meta condi ‘een, Asistimes agui a Ia sutil alquimia mistico- police por 1a que se opera la transformacién de Jo Visible, familiar y cotidiano en lo invisible, ta- ree preside por el Angel —simbolo de la trans- ‘mutacin que Rilke, segin 1o contiesa, no lo ba ‘omado del ciclo crstiane, sino que procede mis Dien de las formas angéicss del Islam, En la no- Ex Brcanco or ua Tota 290 __vena elégia eulmina el misticimo teldrico del poe- © ta. Br a Tierra, morada y misiin do lo humana, denuesira exstancia impermutable eireterable, 1a ‘ue pide y suede ger mnseripta totalmente en nuss- fo destino, ser instaurada, en nosottes, en si fsencia invisible, transformada en el nico rumbo ¥y punto de referencia inteseco de nuestra trayac- fora finite: “Tlerea,.. ¢No es tu suafio sar invi- sie es Nex? (Tierra invisibie!" Lateran: © dal éual nuestra evistencia, en trance de consubs- “ faneiagin. con @, describe una sola vez su érbita, Ja que arrancando de la Tierra visible y palpable, : on sue eneae ¥ sus uss, rotorna 8 olin para aie 4 Tule bn su euerpo mistieo En el altimo alo de su vids, Rilke adquiere : Plena conclencia del giro pecullar de su vivencia | ‘mistico-poétia, cuyo éelos no es otro que totallzar el cumplimlento de la tarea del hombre como mic ‘sn exclusivamente terena. En carta, con sella postal de fecha 13 de Noviembre de 1925, al ert tea y eatedrético polaco Witold von Halewicz, res ondiendo a unas preguntas que éste le formula, el poeta dice que i no es quizis el més indicado para dar una previa expliltaclin a las "Runcias” ‘porque éstas lo sobrepasan intinitamente; pero, no obetante, con eatogériea concisiém, nos comunica | ‘algo fundamental acerea det intimo sentido del 390 Cantos Ascnana poems y también del que anima a la intuici exen- ial de su vivencia artistica, de Io que podemos Hamar su mundividencia. Ante todo percibe que to transitoro, lo perecedero, lo que va esdueando fen ai declie propio de todo lo terreno es absor- pido en un protundo ser, el que, en iitima ins fancia, es el ser con que, a través de cads uno de Jos momentos de su devenir, se identifica 1o te- reno J teniporal por su transioriedad misma, co- to el proyeeti que esté ya aprisionado por Is fuerma atractiva de la tierra en. todos tos puntos Ge la trayectoria de su curva. “La caducléad 2° precipita por doquiera en un profundo ser. De faqui que a tadas las formas de ara abajo hay que tomarias no solo como mporsimente limiladas, Sino que, en la medida en que nos sea posible, !n- uirlas en aguellas signiticaclones superiores de (que petticipamos. Pero xo en sentido cristiano (Ge! gor siempre més apasionadamente me ale, sino que, con una coneioneia puramente texrens, profundamente terrens, beaificamente terrens, fs necesario intratueir tado lo contemplaco y pal- pedo en este mando en el mis ampllo ambito. No fen un mis alld, cuyas sombras entenebrocen 1a tierra, sino en un todo, en el todo, La naturales, las cosas de muestra convivencia ¥ uso son provi- sorias y caduess, pero, mientras permanecemos e (eta terre, ells son ‘uesira powesion y nuestra Amistad, consabedoras de nuestras penas y mUes- {Be Exeanco oe La Toma 19 “tras blegrist; como ya fueron tas confdentes de nuestros antepasados. Por esto no sélo no ay que ccalumniar y rebajar todo lo de aqui abajo, sino ‘que justamente a causa de si provisoriedad, que flies comparten con nosotros, estas manifesiacio- nes y cosas debon ser concebldas y transtormadas por Mosofros con una comprenstén muy intima, ((Transformadas? Si, pues muestra tarea misional <5 grabatnos esta Tierra provioria y caduea tan fprofunds, tan dolorosa y npasionadamente, que ‘Sh ger resurja “invisible” en nosotros" (2). ‘A nosotroe, eres Vemporales, :se nos ofrece, caso, otra posibiidad de plenifiear nuestra vida fque no sea abordando el surco, sbierto ya por Iaestzo deetino impermutabie en la blandura de ‘cuerpo tatireo? Y a la Tierra, que nos aié su hu- tus 7 con este molded ¢ Imprimié sa signo en nuestra pulpe eaediza, cqué otra salida le queda que Hacerse presente en la llama existoncial de Ritstro culdedo, de nuestro espirtu transido de finitud? “La Tierra no tions otra escepatoria que legar a ser invisible: en nosotras, que, eon una parte de nuestro fer, partiipamos en lo invisible, ‘que tenemos biletes (per Jo menos) de participe- cién en @, y podemos aumentar nuestra posesién fn lo invisibie durante nuestra residéncia aqui bajo, Solo en nosotros se puede realizar esta in- 92 Ccanzoe Asraana time y constante transmutaclén de lo visible en 1 invisible, ¥ no dependiente, por mis tlempo (que fal de esta retidencla), de lo que es visible y asl- ie, como nuestra propio destino lega a ser, con- tintamente en nosetros, a la vez, realmente pre sents e invisible” (1). Ba segura y plena posesin: del fntimo sentido de st “Euroias” y “Soweros Onrro, Rilke nos prevene contr2 toda posible frronea interpretacién: “Si se comete al errar de ttenerse,en la “Exaciae” o "Sowzvos", al concepto catblleg de la muerte, del mis allé y de la oter- ‘nldad, tno oe aleja completamente de su punto de patida y se eae en la més radical Incomprensiin e tos ssismos” (2) Entrafar Ja te ‘hombre Ia tniea manera de aduafarse de In subs- tancia y de In expresion irriterables de su dee tino finite, Habltar wna sola ver la teers, nutri se de gut Jugos, transformarla, adentrindola en auestro Set, Wentitiearse con lo transtorio, pulsar en et “ahora y aqul”, enhebrar, dindoles unidad, fn la “muerte propia” los sucesives instantes. de ‘nuestro decursd telco para reeogerios en el ilk timo, cerrando af el elzculo de le Unica plenitud ‘que not es accesible, todo esto es... humane des- tino, es grabar, en la eaducidad de nuestra exis- tencla, el ser milenario de Telus y, ala ver, ins- 183 (fp 8i/e alentar, con definitiva interini- Gad, efJa yibracln de su arcills y, a la ves, tran- subctanciamos en su plasticidad, que es olvido de ‘toda hella, de toda destrera de ertesania. De este ota “eh el que apiramos el irrevocable “una yer y m0 ‘més’, ctimpliéndose asi el misterlo da nuestra ccxistencia; ef hombre ha de paladear ef sabor de a. arela,primigenia. Es quisés lo que ha pre: © gustado 7 senlido Rilke en la plena Tucdes de su ~agonia: En su itima carta, las brees lineas que Girge a Supervielle e! 21 de Diciembre, ocho dia © anles de'monr, dice: “...je pense encore le man "Ge, pauvre débris dun vase gui se souvient eetre ‘de la terre" (2), Rilke, después de ta intulcién nietascheana ae “et sentido do Ia tierra”, explictada en parte ‘Moséticaments, y de otras adivinaciones del Za- rathustra, es el primer vate y ofelante del cuto ristieo, def misterlo de nuestra transubstancis- clén, al que se accede mediante un éxtasis sui ge- neris. Ht trance se cumple en la virencia det posta, 1a que, asida en su medularidad, decantada en sa substancia lien, se vuelca en ef émbito del vero, ttima morada de Ta via mistica, eno de le dit 198 canoe Asrmane cit transparencia de una belleea que es pura ex preaion de ete mistero, BI posta, como iniclado y revelador det miste- rio tele, del resurgir invisible ée Telus, se yer- (gue, con su canta, en medio de Ia eaducidad de la fxistenei, prestando Yor a la intarinidad de Ins owas humanas, Is que, asl, advienen & su proplo ‘Ser para. convivir confidencialmente con nosotros. [Liberado de deseos y do ansias, el poeta las reerea en m2 esencia transitoria y efimera y, como lo Droclama en uno de “Las Somsras a Onvr” (18 par- te, TZ), el canto ¢5 supremo testimonio det exis- tir “Canto, como tu lo ensefias, no es deseo ni ‘ansie de algo finalmente ya aleansado; cantar es cexstir...” (Gesang, wie du hn Iehest ist nicht Begeht, —nicht Werbung um ein endlich noch Brrelehtes—; Gesang ist Dasein...) AGL MISTICA Y CLIMA EXISTENCTAL mis ling, oma mate ssid Ur" Sess conta & ges = Lain nee pcs anak Say ns ora eae ina to Seta den cmap ct cSt y cali age ay pe tha ent fee nn args ore mis'0 mena ae hors tn, cma eal gu ct ta vgensia 7 m de wa determines doc frine fllesitiea no est. echo sélo de postulados Hiitos de una sensibiidad, sino que a la forma: ‘ide det mismo concurren otras factores: 1a. lite ‘tara con sus vivencias, el arte, Ia poesia, la re hip y la especutacién religiosa animada por un sentiga mlsten Ya antes de que la posickin existencial sur- lose con in fuerza y le bandura com que Heidegger Jha fundamentado, habie un clima existencial d- ‘usp, en el cual ef hombre —sobre toda et de la cul: ura’ europea comenzaba a vivir inmerso, Y la fexistencia de este clima, de este cambio, de esta radical mutacién en la. sensblidad especulati tstétia e histrica tiene une de gus primera ma. 308 ccanzee Asrasne nifestaciones en un gran pensador de nuestro So. ima, den Migdel de Unamuno. Su obre, sobre todo ‘Deb Sereramnvto Teicico oe iA Vina, est en Ia te Sstura anima de lo que oy, en aeepelén Ista, Po- demos amar “‘Slogotia existenclal”. Desde sus Dprimeros ensayos, y em todas sus obras, Unamuno hha sido uno Ge los primerés, ¥ cestamente el mis ‘yebemente, en protestar contra la eoneepeién det hombre que hace de éste un ente anénimo, un hombre que no ee de esta époes mi de Ja otra, A ie hombre abetracto, a esa entelequis, perfeocio- nade y sublimeda por Hegel, Unsmuno contra- ‘pone el hombre de came y husso; este hombre que abe que ha de morir y quo, en pugns con esta Cerdumbre, se eneiende en snbelo de inmortall- (ad personal 1B pensamiento de Unamuno es el grto de ese entimiento trégico de la va, por él emorional- ‘mente develado y al que traia de dar expresion Iiteraria, Unamuno no fundamenta esta posiién. ‘Antes que un Pensador, podemos decir que es sentidor, un intuitive, ¥ Unerauno no plantea —a Desar de Ia gravitacin de ese espiria incontrasta- ‘hie del indivicuatismo expatel— el problema so- lamente desde el punto de vista Individual, La fobra 2 que nos Teferimos se ttula realmente Da ‘Shrassro Tadereo i La Vina 2x 103 Hones © ‘ay 105 Puzatog, y en l iltimo espitulo Unamuno, al afirmar el hombre conereto, trata de soldar su posiclin existencial, vital, con una conespeidn re- Mienéa x Gund Bmerencas 107 oe ees rratigo nos tombreabstract, oat omer Jager ARETE ash ee on, « Tn intrnacin hspana oe cataemo. oe operative copmitico era esureestn de a ca fay cuando Vaasa nor haba der snl ‘elgg. de tr ratte dela nerpretacones tue aie eas ns ade Cn, a ela ‘Ee prtorenas por ee Cento qo sein sar Eins malo en Tanger, Son lw "Cray" sang Teloiceemsiade himanoe 7 sufsertes det cccaltoresy_pintoresexpafles cristo de Ver \Eequr mos et rao fl emo poten eonedio trpnior eesuilor non gues Sano © tan, sh oe Crat que contantrente ago fms en cry sgn Una, gonan para pesto epatt “Tones una pres manta exsen cial en pensamlenta de Unamina. No nos de fas, eer, Hove por #egevsn qo pee Tin at abuse Unnsuno, tonto, Soa uae peri na led eno or ein, Getaminar anwsn el comprtarenta dei mi tony tre muy dance moar os fundaenr th gue repr eon said, dec, poner a ee cubs ts ¥ eno sian Unareno nolo fo nostorsateos uf Mono 02 € Nme ime qun por tocstn, emp a enctnon ale Stas sibsttente oe arco, #0 fundamen, ‘Et'como cna mahleio ain eno ito 198 Cantos Aeraana de La RavOnuice cuando del fésofo nos dlee qua se el bombre que sale en busce del ser primero, dal fundamento, de lo que esié al comienzo, de todo Jo que es realidad para el pensamiento, i echamos una mirsda & la vida cultural eu- ropes en general, veremos que en sus capes os plrituales se abre camino la mueva, sensibiidad Iistorieo-especulative. Antes de que Heidegger elt ‘ldase los fundamentos flosélece de Ja. poste ‘existencial, habia en los pueblos eurpecs, sabre to- 0 néreiees, Alemania, Anstria, una preferencia bien pronunciada por las obras de Kietkegaard, el Imistico danés, precursor det axistancilismo en’ su expresion relgiose. La lecture de Kierkegaard, po- ems deci, estaba de moda, Y 10 que uh hombre Jee, o un efzeulo lee, 9 un pueblo lee, es un indicio seguro de To que eso pueblo, ete eirculo, ese hom bre plensa o dasea pensar y sentir y valorar. Ade- ‘mas, en ol arte mismo, en la pores, también habia ‘manifescelones de este cambio, de esta mutacién el cima histérieo. Sélo que tratindose de pootas, 4e artistas, de grandes esritores, acontocs lo mis: mo que con clertas estralas muy remotas, que, espuds de haber hecho un largo trayeeto de st, Grbita,reelén sabemos de ellas cuando Tegan. eon su Tur haste nosotros. Raelén abora, por ejemsio, se Jeo a Rilke, buscando orlentacién en eus aden ‘vada vivencias;reciin so doscubre que lo que eats posta dice es lo que el hombre contemporineo Siento on su hondén existencial. Estos poctas, et Mismca y Cunea Brusremens 199 toe egetitores son presnuncios gunisles de la ine- tauracién de une nueva concepeién de la vida, de clr cllma emocional, de una atméstera conden- ‘ada cast exelusivamente en tomo al hombre ¥ eu destino terreno. Ellos mismes ignoraron los fun- damentes de sus intuiciones y anticipaciones y no sap detuvieron a reflexionar en su contenido ¥ al- feance. Ahora, tenlendo todo elo en cuenta, no es tun azar que estos ‘prodromes” de Ta Mosofiaexls- tencial hayan sido comiensos un tanto difusos y rapobdiens, ¥ gue so scusason, antes quo en el te- reno doctrinario puro, en Ia iteraturs, en Is. poe sis, en Ia rlipiin, Antes de que lograse conezecion Ja losofia exstencial, habia un existeneialismo re- ligiose latenta p hasa insta, ongn repre tante en Yopafia fue Unamuno; en los paises nér- ‘Sent, Kievkogzard, y en Prancia, un pensador 7 lberato de bastante jerarquis, Gabriel Maree. quien traté de concientizar esta vuelta del hombre hacia ‘si mismo, de explicaria en términce entre ‘esé tees ¥ provenientes de la experiencia mista. Por ser Mares un diseipulo de Josiah Royce, no es var0 que su meditactin tenga un tinte religioeo, Hsté fnfluldo divectamente por aquella fiosofia de la “igelidad” preeoniaada por Royee, sofia de ins- pireciin mistco-ristiane. Antes de que se eer Diesen libros sobre filosotfa exstencial, después de Werkegaard, Gabriel Mareel formulé al sentido de Ja nueva actitad en un ensayo titulade Zristencia 1 Objetioldad. EI no logra tampoco fundamentar 200 Cantos Astana fen sus estructuras pevuliaras Ja posicén exten: flat, sanque barruté su ragin de ser. Sostlene que 4a elevacién del hombre, en tanto esplsta eognar- ccenta, ¢ las glides alfuras do la objetivided ha ‘ido posible porque 41 ha perdido et lastre de su personalidad eonereta, asentade en la existencia; pero este nombre exisente siente In necesidad de Yenunelar a vivir alojado en el espirite objetivo, ‘para retomar a su propio ser. Con todo, le palabra @risfencia no cobra todavia, on su avepelén filo- sitiea el pleno significado que va a tener después fen Heidegger, De acuerdo a las proferencias do estos eseri- tores © posias, el exstencialismo religoso asume rmanifesiacones distmiles, pero apuntando todas lias al mismo fin Asi, ef misticiamo de Unamuno, ‘5 reaeiGn exstancial, eel de la congoja mistica esesperade, pasional, volenta. En el plano ya de 4a vida histica, civil, sofé Unamuno con una restauraclin integral de un culto erica; soss con la vuelta de Don Quijote. En camblo, Marea, de temperamento netamente gelo, inspado en Jes cinones do claidad ¥ medida, proplos det pen- samiento francés, se desi a una mistica pura, ‘Trala, asi, de gar, sin discontinuldades braseas, al Hombre concreto. Hl testimanio de esta mistiea ln fe; la fe que da al hombre la certeza de ser lun hombre existente, y no abstracto. Esta es la Postetin de Marcel, quo ha dasembocado en et ca- ‘olclsmo, donde su inguietad inieial parece encal- Misrica ¥ Cima Brigrenem, 201 ‘marse y heber encontrado su meta Y-los que en. ‘Alemania, en el Norte, se inspiran en el apasions- o pensainiento kerkegaardiano toman los ear les conocidos de una determinada direceién del cvistianismo, la protastente. Es as{ que, influidos por Kierkagard, tslogos y pensadores eminentes ‘stan do renovar, en el sentido existenis silo 1a dogmtiea ‘protestante, sino de galvantzar fl sentimiento bisioo del alms protastante ‘Todos estos signos confguran Ja realidad de lun elima espoculativo que hace tempo —entes de que hubiese encontrado formulacién. la oeotia existencil— eomena) a ser el medio vital del e#- plrita europeo. ¥ todas aquellos precursores eoinei fen en una idéntica actitud; todos dan Ia espalda & ese gran polo que durante centurias ha trabedo la Iinquietud especulativa de Europa, de Occidente, ea- nalizindola en una sola y exeluyente airecelin; ‘todos dan la espalda a la objetividad, y tralan de relornar a la exstencia para centrazse en sus exi- igencias concretas, en sus estructuras bésicas, ‘Ahora, st reparames en un posta como Rilke, hoy tan leido, desgractadamente tan de moda, no- taremos que en su podtica esti en germen toda tuna temitica exstencial; y hasta podriamos «5: tablecer cieios pendants entre conceptae heideg- gerianos ¢ intulciones poétieas rfkeanas. Tn la fexigencia de Rilke de una “muerte propia”, es de cir, que el hombre ia de tener una maverts propia, 4 que éta es un coronamiento de una “rida propia”, 02 amos semana esta itima se comesponde on el concepts de Heidegger do le “existencia propia”, o s2a Ia exit tencia que se centra en si misma ¥ que, una: vez fsentada en sus estructures peculiares, trata de aprehenderse en su totaidad y encuentra que oil0 1o puede lograr cuando, anticipéndose, se apedera de su fin, de su muerte. Lo que Heidegger lama “ol fn", el ser para In muerte, no es, pues, otra sa que el postalado poético de Rilke de la “muerte propia” Hasta Ing conseouencios existenciales (que todavia no se hen sacedo) que se derivan de un mistcisme terrano, sugestivamente insinuado en Jas vivencias pogticas rilkeanas, el que ce aparta {ae Ins grandes vies det tistics erstain: asta se posible mistessmo ¥ sus conseouenciae ined tas estén implicitas en Rilke, Si el hombes sabe, i descubre en su mas intima viveneia qu la miser- te-no es tn trinatto a otra axstancla ulire-trrena, Yy que si ha de vivir auténticamente ene que ‘orlr también auténticemente como hombre con erelo, rotogiendo on el épice de una muerte pro- pia el transcurso inallenable de su exist, enton- 25 ello quiere dectr que en Ruke ee presenta la ‘evstencia humana clreunserita por su desting 2e- repo, como una drbita conelusa, eerrada, pleni Heada en el Stasis de to irreiterable. Insoribirse fen esta Grblta es, para Rilke, un imperativo te- Iieleo, y en su obra EuaGlas nex Dusso alumbra de ‘recho en trecho, en clertas inbulelones muy pum nMiomca ¥ Cuma Rumen, 208, ‘antes este mlstclzmo terreno, Bn el hombre actual, fodavia agobiedo por el peso de conseptos mente ros, quizis suena a maraville (9 a ereiia) esto de ‘dentticarse con el oculto sentido de a ters, mi ‘rire esplzitualmente de gus Juges y cetrar sa tea- yeclorla con una muerte propia, como acto de st [prema devociin a Pelus, Totaliza ertas vivencias es ‘eumpltr un destino, que ef el io dao al hombre como posible de realizar. Pero en Ja medida en que fellbombre se entroga a este destino, que ae exsten- ial, tiene que renunelar a mucha llusones, con- cebidas por encima de su verdadera etencia, Si el Thombre llega a tener esta intuletén de que sa des- ‘ino es alumbrar un minuto sobre la terra y des parecer; y que en intuir plenaments esta realt- ad, y plegarw a ella, exist la nica recompensa, Yau ésta es muy alta y maraviios, entonces esta Viyencia es suficients para poner en el espirta de os hombres de esta dpoea tin geemen de potente Tliticismo, de an giro hasta Hoy insospechado, ‘Ciertamente, tel misticismo no ¢: avoesible a {odo el mundo. Que no es une experiencia que ‘cualquiera puede tantar, es evidente, Pero, ain di a, en lo cue concierne a la minora, ex una tan tacién may fuerte para ese espiita selectiro que hha earacterizado al Occidenta, desde Grocia. Seria ‘pedir demasiado suponer que tal misticismo, ini- lado por los poctas y explicado por los fideo, ‘peda ser en un momento dado un estado de aii- ‘mo casi religioso para el mayor nimero. Content 208 (caazos AsrmaDa pando este clima y estado de alma difuso en que originariamente ena la flosofia existencial, (que hoy es ya tn atméefera en que respira el hom bre contemporinso, eabe inguitir por los earacle- res generales de la vida, vista deste las estructu- ras indesplazables de la exisencia, y preguntarse si los hombres pueden vivir orientdndose en este rumbo, que no conduce a Ia objtividad, que 20 punta mis al mundo de las ideas platénieas, nt ‘tampoco al mundo sembinerte de presuntos alo- es absolutes y eternos. Les misimos pensadores fecertores que hemos cltado nos dan la respuesta No se trata de una vida desproblematizada ¥ fae sino que, por el contrario, el vivir surge y se devela como una tarea existencia; una tarea presidida por el euidado, © preceupacién aleria, y sobresal- fada constantemente por la angustia. Sélo que de- Demos evitar diluir esta angustia en féell t6pleo Iterario, euaiendo la pinzada de su aguifin. Re condemos que, pare Klerlogaard, la angustia, Ia verdadera ¥ no la lterara, es et maesiro perfoto ela te. Cuando, sogiin Kierkegaard, el hombre eoeubre que es tna sintels —y aqui estamos en ‘una posicién intermedia entre la pura existencia- lidad y la pura objetiidad— cuando deseubre que no es del todo finito porque también ea intnito; fuando se concibe como na sintesis de fnitad ‘nfinitud, sintesis que se eliza, para et mistico ddanés, en el hombre conereto, entonces empieza el hombre a angustiarse, Pero hay que hacer de esta | | Misrica y Clima EESTENCIL 205 ‘evesidad virtud, Ney que aprender a angustiarse [porque por este camino renace en el hombre 1a fe. Klerkegaard toma esta direectin, la de la fe esesperada, que se expresa por la paradoja ab- soluta. Ta posiciin de Kierkegaard os la de un existencalismo mistico, de santida neta 7 exciast- vamiente cristiano, En otras érdenes, en el cotidiano de ta vida sfvll y polities, también se scusan exigencias 66. ‘ejantes. Ser hoy ciudadano en un pueblo, de una ‘determinada comunided es tna tarea que esta le- {os de ese caricter pasivo ¢ impersonal qu, como Teiteracion de un andaimo molde racional, 1e asi 16 la Sdeologia del siglo XIX. Por el contrario, Thome pereibe cada vez més su propia existencia eoncreta, en tanto referida a la comunidad, como ‘una tarea de la que no puede desentenderce, trans- firiéndola a los dietadce de una supuesta volundod genera [19423 rinogo BL Pugit Tempus Bh a Bltreaian de tae Cami ‘En ia Morais aos Solatad 1a Vor del Scieustie ys del Amor ‘cei, Contmplacion Nohintad 1a Eatinge y a Sombra Aa Aventers Waite, Prevenarmo y Futasomo De ta Vida a la Eeistencio ‘Baptura con ef Poni Dal arte y ef Onion Postico moa Pe Fi a Vivencia Mistca en Ia Poosia de Ritke 1a atria Prope augesssene i

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