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Sexo, drogas y rocanrol

Los temas prohibidos

La libertad de cátedra no existe (la libertad no existe).


Hay temas que no se pueden tocar.

El título no agota la lista: hay maestros y profesores que fueron sumariados por
el abordaje (muy somero) de la dictadura militar o el análisis de las multinacionales en
el despojo de los países del 3er mundo. ¿Es imaginable el abordaje de temas como la
tortura en las comisarías, los desaparecidos, el robo de los banqueros, la rapiña de la
deuda externa, la invasión yanqui al planeta? ¿El maestro rural tomará el tema del
latifundio desde su escuelita sumergida en la gran estancia (de donde proviene la carne,
la verdura y las frutas para el comedor)? ¿El liceo en un pueblo donde sólo hay una gran
fábrica de la que todos dependen, abordará el tema de la explotación capitalista? ¿La
escuela de contexto crítico cuestionará las ONGs, cuando de ellas, decenas de alumnos,
reciben la ayuda que no se consigue de las autoridades? ¿Cuántos toman el racismo
como tema de estudio? ¿O la orientación sexual? ¿Cuántos temas fueron y son vetados
por los directores e inspectores? ¿Cuántos temas son “descartados” por la autocensura
de los maestros y profesores; por miedo, por instinto de conservación, por evitar un
enfrentamiento con las autoridades?
¿Se animan?

Sexo y droga entran en la lista anterior. Pero en estos casos, su tratamiento


está expresamente prohibido en las aulas. Curiosa mezcla. Suelen aparecer juntos en
los discursos de las autoridades como símbolo de la “perversidad juvenil”. Sexo: todo
bien. La idea sería propiciarlo, enseñarlo, preparar a la población para ejercerlo y
disfrutarlo. Droga: todo mal. La idea sería desestimularla, proporcionar elementos y
formar a la población para no necesitarla.

Son increíbles los “firuletes” discursivos de las autoridades para “explicar” que
“sí, se está trabajando en estos temas”: desde hace más de 25 años se viene preparando a
los docentes con cursos y cursillos para que se “capaciten” para abordar la educación
sexual. Hoy son miles los “capacitados”. Igual no se puede. Los efectos de esta
“política” represiva (educativa, de gobierno, de estado) están a la vista.

Niñas embarazadas a los catorce, trece, once años. Padres adolescentes.


Muertes por aborto, violaciones, sexo implícito y explícito en la tele. No. No se puede.
Niños psicóticos, apáticos, enfermos por el pegapren, por la pasta base, delirantes,
agresivos patológicos por el cucumelo. No. No se puede.

La realidad está prohibida. No entra en los conventos (perdón, en las


instituciones educativas). Nuevamente aquí opera la clausura como institución
antilibertad: no se puede salir del aula pero tampoco puede entrar la realidad a la
escuela. Pero también operan otras de las “instituciones” arcaicas, subsistentes de la
educación monástica: sexo y droga son estimulantes para el cuerpo. Violan la
normalización de los conventos. La Sanción normalizadora dice que no se “estila”, no
se “acostumbra, que “mejor no” hablar de sexo o de droga.

Resistir es abrir la brecha. Que la realidad que se filtra en las aulas, sea el
objeto de estudio. Es un riesgo. Pero los maestros sabemos que vivimos en peligro.
¿Y el rocanrol? Bien, gracias.

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