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SOBRE J

LL
i: 4
. . . . . .EDITORIAL
t
...........

VENTANA . . . . . . .PRACTICAS
. .CENTRAL: . . . . . . . .JUVENILES
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .6 .
6. . . . . .TIJUANA TRC
l REFOS EN TORNO A LA RELAC16N DE LA CIUDADANIA ENTRE JOVENES DE LA
FRONTERA NOROESTEDE MÉXICO
ALEJANDRO
MONSIVAIS CARRILLO

COMPRENSI~N
. . . DE
. LA
. .JUVENTUD.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .26.
EL OCASO DEL CONCEKO DE MORATORIA P~ICOSOC~A~
DINAKRAUSKOPF

. . . . . . . .PURO
40 . . . DESMADRE!
. . . . DESORDEN
Y VIOLENCIA ENTRE J6VENES DE UN
CLUB DE FUTBOL EN LA CIUDAD DE MÉXICO
ROGERMAGAZINE

IDENTIDADES JUVENILES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
. .
PROLEG~MENO
DE UN MODELO HEURlSTlCO
JUAN MACHIN

. . . . . ROCKEROS
76 . . .Y.GRUPEROS
PRESENTACI~NA PARTIR DE LA ENCUESTANACIONAL
DE JUVENTUD2000
A. GUERRERO
ANTONIO

MUERTE Y FUTURO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
EL MOVIMIENTO OSCURO' EN EL TIANGUIS DEL CHOPO
CULTURAL
ROSARIOCASTILLO ALMA&

110
... . . .SEXUALIDAD ADOLESCENTE
EL~ O M ~ O ~ A M ~ E N ~ O ' S E XRE'~P' ARODUCTIVO
L'Y EN LOS PAISES DESARROLLADOS
ALANGU~MACHER
INSTITUTO

VENTANA INTERIOR: RESEÑAS


. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
. . .
130
. . . . . . LAS
. . .NOVEDADES
.........
VALDEZ
M~NIC A
Ventana Central: Practicas juveniles
Autor: Juan Machín
Título: Identidades juveniles. Prolegómeno de un modelo heuristico

E JOVEN- Revista de Estudios sobre Juventud


Edición: año 8, núm. 21

e
Mbxico, DF, julio-diciembre 2004
pp. 54-75

Juan Machin*

ldentidades juveniles
Prolegómeno de un
modelo heuristito

Resumen
'El autor es director En este artículo se propone el esbozo de un modelo matemático para las
del Centro Cáritas identidadesjuveniles, caracterizado por el intento de integrar diferentes
de Formación para aproximaciones teóricas, que respete la complejidad del tema y estimule la
la Atencidn de las investigación.La hipótesis que se propone es la siguiente: las identidades
Farmacodependencias
y Situaciones Criticas juveniles se pueden describir como trayectorias fractales de procesos complejos
Asociadas A. c., en un campo tensorial n-dimensionalgeneralizado.
presidente y
fundador de Cultura Abstract
Joven A. C. e This article proposes an outline of a mathematical model for the identities of
integrante del young people. it tries to integrate different theorical approachesthat respect
Consejo directivo del
Centro Juvenil
the complexity of the topic and stimulate investigation.'[he proposed hipothesis
Promoción Integral is as foilows: The identities of young people can be described as fractal
A. C. trajectories of complex processes in a generaiized n-dimensional, tensor field.
rimera aproximación.

La identidad como nudo de confluencia de la


Permanencia y el Cambio

Plus ca change, plus c'est la meme chose

El que nace, ¿permaneceel mismo o se transforma en otro?, pregunta el rey


Milinda. Ni el mismo ni otro, le responde el sabio Nagasena y le plantea a su
vez: Tú eras una vez un niño, una cosa tierna, pequeña que descansaba
plana sobre su espalda. 'Eres tú Pse, ahora que has crecido? No, soy otro,
responde Milinda. Nagasena concluye entonces: Si no eres ese niño, se
sigue que tú no has tenido madre ni padre ... Y le pone un ejemplo más: es
como la leche, que una vez tomada de la vaca se transforma con el tiempo
en cuajada, y de cuajada en mantequilla. ¿Es correcto decir que la leche era
la misma cosa que la cuajada o la mantequilla? Así se mantiene la
continuidad de una persona o cosa. Una nace y otra se extingue; y el
renacer es simultáneo. De este modo ni como el mismo, ni como otro va el
hombre a la última fase de su autoconocimiento.'
La identidad, como lo expresa Nagasena, tiene que ver con la compleja
relación entre cambio y permanencia, con la continuidad de la persona a
pesar de las diversas transformaciones que sufre,2 con los sucesivos cambios
que, sin embargo, permiten invariancias significativas, como las que
afirman, en forma paradójica, el dicho francPs que sirve de epígrafe a esta
sección: cuanto más cambia algo, más permanece lo mismo; o en la lógica
gatopardiana donde todo debe cambiar para que todo siga igual.
Existen innumerables posicionamientos teóricos frente al tema de la
identidad. Sin embargo, existen dos corrientes ontolilgicas básicas derivadas
del pensamiento griego pre~ocrático.~Heráclito de Éfeso planteó el
la identidad, a partir de su negación: "nunca nos bañamos dos
mismo rio", "en los mismos ríos nos bañamos y no nos
;bahamos; somos y no sor no^",^ es decir, la identidad material no existe. Si
hoy nos bañamos en el río que pensamos es el mismo de ayer y resulta que
s otro río, no existe identidad entre el río de hoy y el de ayer pero, además,
mpoco entre el yo que era cuando me bañP en un río y el otro yo que se
ha en otro río hoy. Para Heráclito,? todo fluye y la esencia del universo es

'Adaptado de Alfredo Lbpez Austin, Los mitos del tlacuache, Alianza Editorial, Mexico, 1990,
, ~~107-108.
: 'Problema que se plantea a menudo en la literatura: por ejemplo, Rip Van Winkle (al
preguntarle alguien quién era y c6mo se llamaba): "iS6l0 Dios sabe! -exclam6
desconcertado- Yo no soy yo mismo, yo debo ser otro... ¡YOera yo mismo anoche, pero me
quede dormido en la montarla y allí me cambiaron la escopeta y me han cambiado todo y no
puedo decir cuál es mi nombre ni quien soy!". Washington Iwing, "Rip Van Winkle",
Barcelona, España, 1987, p. 94. "¿Quien eres tú?, -pregunt6 la Oruga. Alicia, un poco
intimidada, contest6: Pues yo ..., yo ahora mismo, seiiora, ni lo se ... Si se quien era cuando esta
matiana me levante, pero he debido cambiar varias veces desde entonces". Lewis Caroll, Alicia
en el país de las maravillas, Plaza y Janes, Barcelona, Espaiia, 1986, p. 57. Elsa la lista, de los
hermanos Grimm; El hombre duplicado, de Saramago; Metamorfosis, de Kafka, etcetera.
'Casi podrla decirse que toda la historia de la filosofla de la identidad no son sino paráfrasis y
comentarios a Parmenides y Heráclito.
* Heráclito, Parmenides, Emptidocles, La sabiduría presocrdtica, Sarpe, Madrid, 1985, pp. 36,43,
53. Cfr. Karl Popper, Conjeturas y refutaciones, Paid6s. Barcelona, 1983. pp. 175. 181, 183-185,
200-207.
el devenir, el cambio, materializado en su elemento: el fuego.5 Así,
como para Hegel o Sartre, no somos, sino que nos vamos haciendo,
nuestra identidad no nos es dada, sino que es mudable, deviene, se
construye.
Parmenides de Elea, por el contrario, planteó el problema en los
términos de que únicamente existe el ser inmutable y, por
consecuencia, el cambio es tan sólo una ilusión. A partir de una
revelación que tuvo en su juventud, se pregunta: "¿Cómo podría el
ente dejar de ser y cómo podría hacerse? Pues si era, no es, y tampoco
si debe ser en el f ~ t u r o " . Pero
~ es Zenón de Elea, discípulo de
Parménides, quien nos dotó de los ejemplos más ilustres de
argumentación dialéctica contra el cambio, principalmente, a través de
56 Estamos en el
una de las más famosas paradojas: la de Aquiles,' el corredor helénico
universo recursivo más veloz, que nunca puede alcanzar lógicamente a la tortuga y que
. .

de Escher, de los
nos habla de un espacio y tiempo impensables.
Nos saltamos la filosofía aristotélica de las potencialidades y su
bucles extraños, reali~ación,~las ideas platónicas inmutables y perfectas, el eterno
donde una mano retorno nietszcheano y muchas otras, que aportan elementos a favor o
en contra en esta discusión, para tocar, de paso, a Whiteheadg que
dlbuja la mano que
creía que la tarea de la filosofía iba a ser precisamente reconciliar
k dibuja permanencia y cambio, abarcar en un solo sistema las cosas y los
procesos, el ayudarnos a concebir el devenir como formador de
entidades identificables. Whitehead adelantó en ese sentido al señalar
que ningún elemento puede ser un soporte permanente para las
relaciones cambiantes ya que cada uno recibe su identidad,
precisamente, de sus relaciones con los otros. Mencionaremos,
también de paso, a Prigogine, que tal vez sea quien ha planteado más
insistentemente la cuestión de la permanencia y el cambio en las
reflexiones que derivan de los descubrimientos de la física. Prigogine
insiste en señalar el aspecto de la irreversibilidad del tiempo y cómo la
física actual mantiene tanto la distinción como la interdependencia
entre unidades y relaciones y reconoce que, para que una interacción
sea real, la "naturaleza de las cosas relacionadas debe derivar de estas
relaciones y, a la vez, también las relaciones deben derivar de la
naturaleza de las cosas" .lo Estamos en el universo recursivo de Escher,
de los bucles extraños, donde una mano dibuja la mano que la
dibuja."
Para terminar, nos referimos a los aportes de Morin y Luhmann:
desde
. . . .el. pensamiento
. . . . . . . .complejo,
. . . . . para
. . . Morin,
. . . . la. .identidad
. . . . . implica
. . . . la. .
Idem., p. 52.
a Idem., p. 82.
'Jorge Luis Borges, Prosa completa 1, Bruguera, Barcelona, 1985, pp. 189-194, 201-206;
Edward Kasner y James Newman, Matemdticase imaginación, crcsn, M6xico. 1981, pp. 42-
61; Douglas Hofsadter, Godel, Escher, Bach: una eterna trenza dorada, CONACYT, México,
1982, P P .32-54.
Cfr. Karl Popper, Teoría cudntica y el cisma en física (post scriptum a la lógica de la
investigación científica, vol. iii), Tecnos, Madrid. 1985. pp. 178-181.
A.Whitehead, Process and Reality. An Essay in Cosmology, Free Press, Nueva York, 1969.
llya Prigogine y lsabelle Stengers, La nueva alianza. metamorfosis de la ciencia, Alianza,
Madrid, 1983, p. 135.
Douglas Hofsadter, op. cit., pp. 12-17, Bruno Ernst. El espejo mdgico de M . C. Escher,
Taschen, Greven, Alemania, 1994 p. 26; M . C. Escher, M . C. Escher, the Graphic Work,
Taschen, Berlín, 1990, p. 69.
unidad,12 paradójicamente, de la identidad y de la no identidad;13 en
cambio, para Luhmann, la identidad de los sistemas autorreferenciales
implica la diferencia entre identidad y diferencia,14 así como la unidad
de algo que es una multiplicidad, la multiplicidad de algo que es
único.15

Segunda aproximación.
La identidad como nudo de confluencia de la diferencia y la
individualidad
Y yo, para mi desgracia, no soy yo n i otro ni nadie.
Fernado Pessoa

La identidad se le atribuye a una unidad distinguible: por su medio


distinguimos una cosa, como tal, de las demás de su misma especie.16
Cuando se trata de una persona o un actor social y no de una cosa, la

Unidad que es producida por la lógica ilógica (cfr. Edgar Morin, El método, Cátedra,
Madrid, vol. 2. 1992, pp. 446) de lo viviente (pp. 438-442) en la auto-(geno-feno-ego)-
eco-reorganización en un complejo constructor complejo (pp. 443-444).
o Idem, p. 443.
Y Niklas Luhmann. Sistemas sociales: lineamientos para una teoría general, Anthropos,
Barcelona, 1998, p. 33; Niklas Luhmann. Complejidad y modernidad: de la unidad a la
diferencia, Trotta, Madrid, 1998, p. 11.
Niklas Luhmann. Complejidad y modernidad..., op. cit., pp. 219-220.
Para toda esta sección consideramos muy importante la sistematización de Giménez
(Gilberto Gimbnez, Paradigmas de identidad, en Aquiles Chihu (coord.), Sociología de la
Identidad, UAM-lztapalapa,Porrúa, México, 2002).
identidad se manifiesta, construye, mantiene y modifica en
y por procesos/contextos sociales de acciónlinteracci6n~
comunicación.'7 Es decir, la posibilidad de que una
persona, grupo o colectividad se distinga de los demás
debe ser reconocida por su red (ya sea como
heterorreconocimiento-reconocimiento social de la
identidad de la personalactor social o como
heterodiferenciación, reconocimiento social de la
diferencia), incluso para poder autoidentificarse (tanto
como autorreconocimiento, capacidad de afirmar la propia
identidad frente a otro, otros; como autodiferenciaci6n
capacidad de distinguirse de otros). Este reconocimiento1
58 diferenciación intersubjetivo de las características, los rasgos o atributos
distintivos son los que definen la unicidad, especificidad, irrepetibilidad
o no sustituibilidad de la persona, grupo, colectividad en un contexto
social. Pero la identidad se encuentra en una relación recursiva con el
sistema sociedad: las identidades son construidas, mantenidas,
modificadas por procesos de los sistemas sociales que son construidos,
mantenidos, modificados, a su vez, por el complejo rejuego de las
identidades.l8
Aunque la percepción de que somos sujetos únicos, irremplazables
e irrepetibles es en gran medida una construcción social de Occidentelg
a partir del cogito20 cartesiano y su sujeto racional, autónomo y
soberano, poseedor de una esencia inmutable, irreductible, coherente :
y ubicada en el centro mismo de cada individuo. La idea de una esencia
humana sienta los fundamentos para que las personas se identifiquen 1
entre sí como iguales, suprimiendo las diferencias. Pero, no por
casualidad, las diferencias que se ignoran son las de quienes ocupan
posiciones de poder (incluyendo el poderlautoridad de definir el
conocimiento). Así, sólo pueden aspirar a esta igualdad quienes son
indistinguibles de los autores de esta perspectiva liberal: hombres
adultos blancos, occidentales, burgueses. Se crean de esta manera,
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Jürgen Habermas, Teoría de la accidn comunicativa, vol. 2, Taurus, Madrid, pp. 151-153.
* Cfr. Peter Berger y Thomas Luckmann, La construccidn social de la realidad, Amorrortu.
Buenos Aires, 1991, p. 216.
Moscovici lo considera el invento más importante de los tiempos modernos (cfr. Serge
Moscovici, La era de las multitudes. Un tratado histórico de psicología de las masas, FCE,
Mbxico, 1993, p. 25) y es lo que Michael Foucault denomina la transformación de seres
humanos en sujetos, por medio de tres modos de objetivación: a) los modos de
investigación que tratan de darse a sí mismos el status de ciencia: la objetivación del
sujeto hablante en la grammaire générale, la filología, la lingüística; del sujeto
productivo en la economía; del sujeto vivo en la historia natural y la biología (cfr.
Michel Foucault, Las palabras y las cosas, Siglo xxi, M6xic0, 1986); b) los de las prácticas
divisorias, que separan entre el loco y el cuerdo, el enfermo y el sano, los criminales y
los "buenos muchachos", etc. (cfr. Michel Foucault, La vida de los hombres infames, La
Piqueta, Madrid, 1990; Michel Foucault, Historia de la locura, dos volúmenes, FCE,
M6xico. 1999; Michel Foucault, El nacimiento de la clínica, Siglo xxi, M6xico. 1985;
Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo xxi, Mbxico, 1990), y c) los modos en que un ser
humano se convierte a sí mismo en sujeto (Michel Foucault, Historia de la sexdalidad,
tres tomos, Siglo xxi, Mbxico, 1990). La transformaci6n de individuos en sujetos es una
forma del poder que clasifica a los individuos en categorías, los designa por su propia
individualidad, los ata a su propia identidad. La deconstrucción posestructuralista del
sujeto como actor permitió su comprensión como una posición dentro de una ficción,
un discurso. "Sujeto", entonces, ya no designa a un individuo, sino las relaciones de
poder-saber que producen una posición al interior del discurso.
m Ren6 Descartes, El discurso del método, Porrúa, M6xico. 1981, p. 21.

JOUElm
simultáneamente, los que no son iguale^,^' los que son diferentesZ2y,
por lo tanto, excluidos. Tanto Freud, como Marx han cuestionado de
raíz esta concepción del ser humano al insistir en la fuerza imperiosa
de procesos que operan más allá de todo control consciente de los
actores individuales: las relaciones de clase y producción, los procesos
psíquicos inconscientes. El sujeto individual no es y no puede ser sino
un ser dividido, alienado de sus productos y de sí mismo,23
radicalmente incapaz de conocerse a sí mismo. Sin embargo, ambos
cometen errores complementarios entre sí y que los acercan a la
postura liberal, dejando fuera a las mujeres de una política
emancipatoria. 24
El cogito ergo sum cartesiano expulsa la corporeidad, separa la
máquina viviente25de la subjetividad del "pienso", por lo que Morin
propone la fórmula computo ergo sumZ6que lleva en sí una espiral
recursiva donde el sujeto "se autoproduce en y por el ego-bucle, en y
por el juego de computación en primera persona que permuta, asocia,
disocia sin cesar al 'yo' y al 'mí"',27 que implica, nuevamente, un sujeto
radicalmente dividido.28

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
"Ya que, como decía el mandamiento definitivo de la Granja Animal: todos los animales
son iguales pero algunos animales son más iguales que otros, cfr. George Orwell, La
rebelión en la granja, Col. literatura inglesa, vol. 11, Gallimard-Promexa, Mkxico, 1982,
pp. 419, 466.
Recordemos a Aristóteles que consideraba que unos seres se destinan a ser mandados
(los diferentes, los otros) y otros a mandar (los iguales, los ciudadanos), ya que por
naturaleza el macho es superior a la hembra, así como el adulto lo es respecto al joven y
al niño, el hombre libre al esclavo. Esto es debido a la desigual distribución de la
facultad deliberativa: el esclavo no la tiene en absoluto; la hembra la tiene, pero es
ineficaz; el nilio y el joven la tienen pero imperfecta.
a La revolución de Freud, según Lacan, que al igual que la de Copkrnico (y Darwin)
descolocaba al sujeto como centro del Universo consistió en demostrar que la fórmula
cartesiana del "Pienso, luego existo" (Cogito ergo sum) debía transformarse en "Pienso
donde no soy, luego soy donde no pienso", cfr. Jacques Lacan, Escritos (l), Siglo mi,
Mbxico, pp. 496-498; "El sujeto cartesiano es el presupuesto del inconsciente, el
inconsciente es el discurso del Otro", cfr. "La subversión del sujeto y dialkctica del deseo
en el inconsciente freudiano" y "Posición del inconsciente", en Jacques Lacan, Escritos
(2). Siglo mi, Mbxico, pp. 773-807, 808-829; El seminario de Jacques Lacan. Libro 2. El Yo
en la teoría de Freudy en la técnica psicoanalltica. 1954-7955, Paidós, Argentina, 1997.
*Freud al no cuestionar el sistema social y Marx al considerar, implícitamente, al sujeto
proletario como masculino. Liza Bondi, "Ubicar las políticas de identidad", Debate
Feminista, año 7, vol. 14, Mkxico, octubre de 1996, pp. 19-25.
La unicidad del sujeto ignora las multiplicidades del ser vivo: nuestros dos cerebros (cfr.
entre otros Paul Watzlawick, El lenguaje del cambio, Herder, Barcelona, 1992, pp. 23-
39), la multiplicidad de "cerebros" que perviven en nuestro sistema nervioso (cfr. entre
otros Carl Sagan, Cosmos, Planeta, Esparía, 1999, pp. 276-283), la multiplicidad de
nuestros órganos, tejidos y cklulas.
*Y, más adelante, propone la fórmula recursiva cogito ergo computo ergo sum ergo
cogito. Edgar Morin, El método, vol. 3, op. cit.. p. 135.
nEdgar Morin, Elmétodo, vol. 2, op. cit., pp. 171-236.
"Idem., pp. 318.
Koestler planteaba el absurdo contrario al individualismo liberal
ingenuo cuando describió a Nicolás, su compañero de prisión, como
unidad matemática y abstracción social absoluta: Nicolás no era sino el
resultado de dividir 10 000 hombres entre 10 OO0.29Absurdo simétrico
que podría ser llamado el modelo social de Robinson Cru~oe,~O es el
que supone que podemos obtener el comportamiento social de un
conjunto humano multiplicando el comportamiento de uno de sus
elementos por la cardinalidad del conjunto.
Wittgenstein, por su parte, problematizaba la identidad individual
analizando expresiones como las siguientes:

"Otro no puede tener mis dolores". ¿Qué son mis dolores? ¿Qué cuenta aqui
I] En el trabajo como criterio de identidad? Considera lo que hace posible, en el caso de objetos
físicos, hablar de "dos exactamente iguales". Por ejemplo, decir: "esta silla no es
psicoanalítico de la misma que viste ayer aquí, pero es una exactamente igual". Hasta donde
tenga sentido decir que mi dolor es el mismo que el suyo, hasta ahí podremos
también tener ambos el mismo dolor. He visto cómo, en una discusión sobre este
tema, alguien se golpeaba el pecho y decía: "iPero otro no puede, sin embargo,
1 interacclonirmo tener este dolor! " . 3 1
rlmbólico, hay una

confluencia de lar El énfasis puesto en "este" manifiesta que, si bien son iguales, no son
idénticos, aunque sea por un mero aspecto subjetivo, pero es
precisamente este aspecto en el que residiría el núcleo de la identidad
jl la identldad en personal. En el caso de la identidad social32de un actor colectivo, el 1
) relación tanto con la
aspecto se podría referir a la existencia de una cultura común de 1
referencia y el autorreconocerse como "nosotros". i
En el trabajo psicoanalítico de Erikson y en el interaccionismo
!!
!I cambio, como con la simbólico, hay una confluencia de las consideraciones de la identidad
en relación tanto con la permanencia y el cambio, como con la
diferencia e individualidad; para ambos, la identidad se construye por la
Indivldualldad; para interacción con los otros. Erikson propuso referirse a la identidad como
ambos, la identldad una continuidad genética de la representación de sí mismo, debida al
trabajo del ego: gradual integración de imágenes de sí mismo,
se construye por la
selección de identificaciones significativa^.^^ Mead, a semejanza de
interacción con los Whitehead, define a la identidad en términos de relaciones y distingue
otros
entre el "yo", que asocia con la innovación, lo impredecible, la
creatividad, y el sí mismo (self) que refiere a la adopción del otro

m Arthur Koestler, La escritura invisible. Relato autobiogrdfico, Emece, Buenos Aires,


1955.
Basado en el modelo económico del mismo nombre. Cfr. Paul Watzlawick, John
Weakland, Richard Frisch, Cambio: formación y solución de los problemas humanos,
Herder, Barcelona, 1976, p. 26.
Ludwig Wittgenstein, Investigaciones filosóficas, UNAM, Editorial Crítica. Barcelona,
1988, PP. 223-225.
Berger y Luckmann aconsejan no hablar de "identidad colectiva" por el peligro de
hipóstasis reificadora; cfr. Peter Berger y Luckmann, idem. Sin embargo, fácilmente
podemos superar ese peligro cuando afirmamos que la identidad no es una cosa sino
una forma de describir procesos complejos y que, por lo tanto, la podemos aplicar tanto
a individuos como a grupos o colectividades.
Erik Erikson, Identidad. Juventud y crisis, Taurus, Madrid, 1992, pp. 180 - 191.
Y Joas Hans, "Interaccionismo simbólico", en Anthony Giddens, Jonathan Turner et al., La
teoría social, hoy, Alianza, México, p. 123; G. H. Mead, Espíritu, persona y sociedad,
Piados, México, 1993.
-

Una aproximación desde la matemática y la Iógica


En términos matemáticos, la identidad es una aplicación35 que
transforma un conjunto en sí mismo, de forma que a cada elemento se
hace corresponder a sí mismo como imagen. Corresponde a la relación
de analogía36más estricta, absoluta, la total igualdad entre dos cosas.
Posee las siguientes propiedades: transitividad por transferencia y
equiparación, simetría, reflexividad, circularidad, isodinamia,

La identidad se formula, también, con uno de los tres principios i .,


ldgicos supremos: "a es a", 37 principio que sólo es aplicable a un :')

1
objeto que es tan singular que constituye el único espécimen de su
, clase o cuando existen varios especímenes, pero cada uno I

indistinguible de los otros.38 61 :


Fichte consideró que la formulación de la Iógica clásica no se
justifica por sí misma y está condicionada, o sea que "a es a si es que, .... .............
;~
si no es, ni es a ni es nada" y propuso una fórmula alternativa para el
principio de identidad: "yo soy yo", ya que no se puede condicionar:
"yo soy yo, si soy", ya que el yo se afirma a sí mismo como existente.
Otros filósofos y poetas, a su vez, introdujeron nuevos elementos: así,
Ortega y Gasset propuso la formula: "yo soy yo y mi circunstancia", y
Schopenhauer: "yo soy los otros, cualquier hombre es todos los
hombres", Rimbaud: "yo es un otro", Ricoeur: "sí mismo como otro".
Morin ha hecho aportaciones importantes para formular principios
de identidad complejos alternativos, por ejemplo, al considerar que un
sistema deja de ser igual en función de los elementos que lo
constituyen, aunque siga siendo el mismo. Los procesos de ¡
construcción y reflexión del "yo soy mí" modifican y hacen aú
complejo el principio de identidad:

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
i
Una aplicación es una ley, regla o criterio que asigna a todo eleme
elemento de B. Función, mapeo, transformación, operador, corresp
sinónimos o ejemplos de aplicación. Cfr. Juan Machín y Hugo Moli
metageofísica, UNAM, México, 1987, pp. 6-21.
i 1

I
se Es decir, aplicaciones que dejan invariantes ciertos elementos, relaciones o ,\

propiedades. La analogía de esta manera forma un abanico que va de la identidad (la


analogía más estricta) a la metáfora o la metonimia (analogías muy poco estrictas),
pasando por la igualdad, congruencia, semejanza, equivalencia, isometría,
homomorfismo, isomorfismo, etc. Cada aplicación tiene definiciones técnicas precisas,
por ejemplo, la congruencia en geometría es una transformación puntual del plano n o
ilimitado sobre si mismo que transporta a cada par de puntos A, B un par de puntos A', E'
de modo que A,B=A'E'. La semejanza, por ejemplo, se define de la misma manera pero
A,B=~A' 8'. Para una revisión del concepto de analogía y sus usos cfr. Juan Machín y Hugo
Molina, op. cit., pp. 22-50; Mauricio Beuchot, Tratado de hermeneutica analógica. Hacia
un nuevo modelo de interpretación, Itaca-UNAM, México, 1997.
A la formulación lógica, corresponde la forma gramatical: "Todo sujeto puede, en un
juicio, ser predicado de sí mismo", y asume la forma ontológica: "todo ente es igual a sí
mismo". En la lógica simbólica se formula como las leyes: pfi p y p=p. Cfr. José Ferrater y
Hugues Leblanc, L6gica matemática, fce, México, 1980, pp. 41 - 42, Para u n análisis
desde la ontología. cfr. Martin Heideger, Identidad y diferencia, Anthropos, Barcelona,
1990.
'Como todos los electrones, a tal grado indistinguibles que, según una teoría de la
mecánica cuántica, se ha considerado que se trata en realidad de un solo electrón.
7. A (reflexivo) desdobla la identidad, de tal manera que A=A+A'
2. A (constructivo) introduce la no identidad en la identidad
A= A+A.~'

El principio de identidad, en la lógica clásica, se relaciona con el


principio del tercero excluido, basado en el paradigma dominante de la
disyunción/reducción que impone la alternativa: de dos proposiciones
contradictorias entre sí, es necesario que una sea verdadera y la otra
falsa. Pero ya Aristóteles admitió que, en relación con el futuro,40 se
producía una suspensión del principio al permitir proposiciones que no
son ni verdaderas ni falsas, sino potencialmente una y otra cosa.
Asimismo, el principio del tertium excluii queda en suspenso en todas
las proposiciones inciertas, por ejemplo, claramente en la mecánica
~uántica,~' y en donde el pensamiento se encuentre en la necesidad
vital de sostener dos proposiciones contrarias, paradójicas, que no es
tan extraño como podría pensarse: principio de bisociación de
K o e ~ t l e r , la
~ ~disonancia cognitiva de Festinger, la teoría del doble
vínculo de B a t e ~ o n ,las ~ ~lógicas polivalentes y modales,44 los
Según Morin, cuando BroweF6 replantea el tertium non datur como
producido a posterior;, reintroduce el sujeto-conceptuador que había
sido expulsado por la lógica clásica de un pensamiento disyuntivo-
simplificante.
La identidad puede representarse en terminos del principio del
tercero excluido de la siguiente manera: un yo en relación conjuntiva
con un tú (un nosotros), en disyunción con otro (otros, otro).47

Edgar Morin, El método, vol. 2, op. cit., p. 173 y SS. Sin embargo, en ambas
formulaciones, el principio de identidad es conservado y, al ser superado, queda
incluido.
" En cuanto contingente, es decir, no necesario.
M En busca del gato de SchrSrindger, R. l. G. Hughes. "Lógica cuántica", Investigacióny
Ciencia, núm. 63, diciembre 1981, pp. 80-94.
U Paul Watzlawick, John Weakland y Richard Frisch, Cambio..., op. cit., p. 43.
Gregory Bateson, "Pasos hacia una ecolog~iade la mente", Carlos Lohle, Buenos Aires,
1976, PP. 231-256.
-Jose Ferrater y Hugues Leblanc, op. cit., pp. 59-66.
U Según Levi-Strauss la finalidad de los mitos es precisamente proporcionar un modelo
capaz de superar una contradicción lógica.
U Edgar Morin, El método, vol. 4, op. cit., pp. 204-207.
U Cfr. Fernando Villafuerte, "El proceso de la calle a la nación. Investigacióncon bandas

juveniles", JOVEN= Revista de Estudios sobre Juventud, cuarta epoca, año 1, núm. 3, SEP-
Causa JOV~~/CIEJ, Mexico, enero-marzo, 1997, pp. 80-82.
Primer esbozo de un modelo heurístico de las identidades

Propongo tomar algunos elementos de las matemáticas


contemporáneas4* para formular un modelo tentativo para las
identidades juveniles. Es un primer esbozo.del que queremos destacar
tres aspectos: está pensado desde la complejidad, apunta en dirección
a la búsqueda de unidad49 que caracteriza a la ciencia50 y tiene un
carácter heurístico. Existen, como hemos visto, numerosos
posicionamientos teóricos frente al tema de la identidad y es un tema
central en la "ju~enología",~~ por lo que pienso que es oportuno
trabajar en un modelo matemático52 que integre, respete la
complejidad del tema53y que estimule la investigación.
En síntesis, la hipótesis que propongo es la siguiente: las
identidades juveniles se pueden describir como trayectorias fractales de
procesos complejos en un campo tensorial n-dimensional
generalizad^.^^ A continuación desarrollaremos esta hipótesis.

Campos tensoriales generalizados


En matemáticas, un espacio es simplemente un conjunto55y los puntos
del espacio son los elementos del conjunto. Existen muchos tipos de
espacios; a nosotros nos interesa que nuestro espacio sea métrico y
topológi~o,~~es decir, que acepte conceptos como distancia, clausura,
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El uso de modelos matemáticos o físicos en las ciencias humanas no es nuevo,
recordemos a Lewin y Bourdieu con la teoría de campos; Freud con la termodinámica y
la hidráulica; Lacan con la óptica; Piaget y Lévi-Strauss con la teoría matemática de
grupos; por citar algunos. Sin caer, por supuesto, en lo que Bourdieu denomina el
"efecto Gerschenkron" que consiste en utilizar el modelo de las ciencias más avanzadas
para simular cientificidad (cfr. Pierre Bourdieu, Cosas dichas, Gedisa, Barcelona, 1996, p.

UAunque me refiero a la unitas multiplex, la unidad compleja, cfr. Edgar Morin, El


método, vol. 1, op. cit., pp. 171-179.
i Jacobo Bronowski, El sentido común de la ciencia, Península, Madrid, 1978, pp. 144-

"Prácticamente no hay artículo sobre juventud que no toque el tema de muy variadas
formas: identidad, identidades juveniles, identidades emergentes, identidades
fragmentarias, construcción social de la identidad, identidad y género, etcétera.
=Al hablar de un modelo matemhtico podría pensarse que debe expresarse en términos
cuantitativos, pero se olvida que existen desarrollos muy importantes dentro de la
matemática cualitativa como es la topología, la teoría de catástrofes de Thom, los
coeficientes de Lyapunov y, por supuesto, la geometría fractal.
m Superando el pensamiento simplificador. disyuntivo del "o esto o esto". Tratamos, sin
embargo, de no caer en un eclecticismo fhcil, en la suma aritmética de conceptos. Como
afirma Morin, "la complejidad salva a la lógica como higiene del pensamiento y la
trasgrede como mutilación del pensamiento", Edgar Morin, op. cit., p. 207.
Y Puede ser útil pensar este modelo como una generalización de los conceptos de lugar

de De Certau (cfr. Michel de Certau, "La escritura de la historia", UIA, M6xico. 1993, pp.
59-81), y de campo social de Bourdieu (cfr. Pierre Bourdieu, Cosas dichas, op. cit., Pierre
Bourdieu, La distinción. Criterio y bases sociales del gusto, Taurus, Mbxico, 2002), como
este lo fue del campo de Kurt Lewin (Kurt Lewin, La teoría del campo social, Paidós,
Barcelona, 1988) quien lo tomó del campo electromagn6tico de James Clerk Maxwell
(Albert Eisntein, El significado de la relatividad, Planeta Agostini, Mexico, 1985, p. 209).
Es similar, asimismo, a los paisajes morfogen6ticos desarrollados por René Thom y C. H.
Waddingnton, cfr. René Thom, Estabilidad estructural y morfog6nesis. Ensayo de una
teoria general de modelos, Gedisa, Barcelona, 1987; C. H. Waddington, Hacia una
biología teórica, Alianza, Madrid, 1976.
'Los espacios euclidianos y newtonianos son casos particulares. Durante mucho tiempo
se pensó que eran "reales". es decir, que no eran sólo modelos. Cfr. Emanuel Kant,
Crítica de la razón pura, Porrúa, M6xico. 1972.
m Cfr. Juan Machín y Hugo Molina. op. cit., pp. 36-37, para una definición de espacio
métrico, métrica, espacio topológico y una topologia.
i
de la bola de nieve bergsoniana). Un espacio se puede representar en
un sistema de coordenadas, y en matemáticas y física se han
desarrollado entes abstractos denominados tensores, que se utilizan
por tener la propiedad de ser invariantes a transformaciones de
coordenada^.^^ Como la identidad es un proceso que se conforma de
manera compleja, como confluencia de lógicas distintas y simetrías1
equilibrios precarios e inestables de elementos muy diversos en
interacción, y que, al mismo tiempo, permite la invariancia relativa de
ciertas propiedades y características, propongo que para describirlo se
emplee un campo tensorial generalizad^.^^
Para entender mejor lo que es un campo tensorial, pondré algunos
ejemplos: en una habitación podemos, en principio, medir la
temperatura para cada "punto" en un instante determinado. Al
conjunto resultante de todos los puntos lo llamamos campo escalar60
de temperatura. Necesitamos, para definir cada punto, cinco números
reales: tres para ubicarlo en un espacio newtoniano tridimen~ional,~'
otro para el instante de tiempo en que hicimos la medición y un quinto
para indicar la temperatura. Si, en lugar de querer medir la
temperatura, queremos medir la velocidad promedio del aire en cada
punto necesitamos siete números reales para definirla en cada punto y
el conjunto resultante es un campo ~ e c t o r i a l .Necesitamos,
~~ para
definir cada punto, siete números reales: tres para ubicarlo en un
espacio newtoniano, otro para el instante de tiempo en que hicimos la
medición y otros tres para indicar la velocidad, ya que tiene una
magnitud o tamaño (celeridad o rapidez), pero también una dirección y
un sentido. Existen otras entidades físicas, como la deformación, que
requieren 13 números reales para definirlas en cada punto de un
espacio newtoniano y cada instante de tiempo y el conjunto resultante
se denomina, campo t e n ~ o r i a l . ~ ~
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Mapeo, como mencionamos antes, es sinónimo de aplicación, función. transformación,
etc. Cfr. Juan Machin y Hugo Molina, op. cit.
Y El análisis tensorial se debe fundamentalmente a C. Ricci (1889). A. Einstein (1916). H.
Weyl (1926) y 0. Veblen (1927). Cfr. l. S. Sokolnikoff, Análisis tensorial, Limusa, México,
1982.
Para una teoría de campos generalizada, cfr. Juan Machin y Hugo Molina, op. cit., pp.
122-131.
"Un escalar es un tensor isótropo de orden O; en un espacio-tiempo cuatridimensional se
necesitan 4+30= 5 números reales para definirlo en cada punto.
Para un esbozo de la teoría de la dimensión, cfr. Juan Machin y Hugo Molina, op. cit.,
pp. 12-13; Howard Eves, Estudios de las geometrías, UTEHA, México, 1969. vol. 2, pp. 48-55.
Sobre geometrías n-dimensionales, cfr. Edward Kasner, y James Newman, op. cit., pp. 99-
129; Howard Eves, op. cit., pp. 405-411; Benoit Mandelbrot, La geometría fractal de la
naturaleza, Tusquets, Barcelona, 1997, pp. 31-36, 62-67.
Un vector es un tensor isótropo de orden 1; en un espacio-tiempo cuatridimensional se
necesitan 4+31= 7 números reales para definirlo en cada punto.
U En general, un tensor de orden n en un espacio-tiempo cuatridimensional necesita 4+3n

números reales para definirlo en cada punto. Para n=O. tenemos un escalar; n=l,
tenemos un vector; n=2, tenemos un afinor que necesita de 13 (o sea, 4+9) números
reales para definirlo en cada punto.
ensorial generalizado,
que necesitamos para la identidad, lo
definimos en un espacio matemático
diferente del espacio y tiempo
newtoniano-euclídeo, incluso diferente
del espacio-tiempo einsteniano-
minkow~kiano.~~En el espacio
tridimensional newtoniano absoluto
cada punto se representa por tres
números reales (en coordenadas
se representan
convencionalmente como las variables reales x, y, z) y se emplea otro
para representar un instante de tiempo (convencionalmente t) absoluto
(es decir, independiente de x, y, z y del movimiento). En el espacio de la
relatividad general cada punto del continuo espacio-tiempo se
representa por cuatro númeroP (x, y, z, t, ligados entre sí por las
transformaciones de Lorentz). En principio, en ambos casos los
procesos son simétricos tanto en el tiempo como en el espacio, son
reversibles, homogéneos e isótropos: nada cambia si alteramos en sus
ecuaciones el signo del tiempo (t por -t), no distinguen pasado y
futuro,66 ni admiten direcciones privilegiadas. En el espacio para
nuestro campo tensorial generalizado, un punto implica funciones
complejas, en lugar de números,67y no existe simetría, homogeneidad
ni isotropismo, presenta diferentes "densidades", rupturas. La
identidad se representa en un espacio de este tipo, compuesto por la
aplicación de un operador complejo68sobre los siguientes v e c t o r e ~ . ~ ~
Primero, el vector tridimensional referido al tiempo
antropocéntri~o~~ y que se construye mediante dinámicas, lógicas,
interacciones, equilibrios/simetrías, rupturas de simetrías/equilibrios,
continuidades, discontinuidades referidas a: a) la dimensión genética7'/
dia~rónica~~ articulada por el pasado, el recuerdo, los antepasados y

U El tiempo pierde su independencia del espacio al depender de las transformaciones de


Lorentz. Minkowski descubrió que el continuo de espacio-tiempo de cuatro
dimensiones muestra un isomorfismo con el continuo de tres dimensiones del espacio
geométrico euclidiano. Cfr. Albert Einstein, La relatividad, Grijalbo, México. 1979, pp.
77-79 y 165-166.
=Aunque en las teorías de supercuerdas se trabaja con espacio-tiempos de 11
dimensiones. Cfr., por ejemplo, Creen, El universo elegante. Supercuerdas, dimensiones
ocultas y la búsqueda de una teoría final, Crítica-Planeta, Bogotá, 2002.
-Richard Morris, Las flechas del tiempo, Salvat, Barcelona, 1987. p. 130.
"Como veremos más adelante, la ubicación en una de las dimensiones (la genético-
diacrónica de la memoria histórica, por ejemplo) no se puede representar mediante un
número, sino mediante funciones.
"Podría ser análogo a una convolución n-dimensional. Cfr. A. N. Kolmogórov y S. V.
Fomin, Elementos de la teoría de funciones y del análisis funcional, Mir, Moscú, 1975,
pp. 497-498; B. P. Lathi, Signals, Systems and Controls. lnter Text, Nueva York, 1974, pp.
64-76.
-Vectores en un sentido generalizado.
m Es decir. que en gran medida no nos interesan los tiempos cosmológico y geológico,
por ejemplo.
En el sentido de origen, no referido a la ciencia biológica de la genética.
Diacrónico, sincrónico son categorías que Saussure aportó a las disciplinas sociales; cfr.
Ferdinand de Saussure. Curso de lingüística general, Planeta-Agostini, México, 1993, pp.
130-141. Jean Piaget, Estudios sociológicos, Ariel, Barcelona, 1983. pp. 43-56.
antecesores (la familia, los muertos, las raíces como pueblos), la
memoria histórica como narrativa biográfica73 (historias de vida,74
trayectoria social) y10 memoria colectiva, como microhi~toria,~~
tradición oral o incluso como meros (historia social,
trayectoria como grupo, colectividad), como tiempo mítico fundacional
(in illo t e r n p ~ r e ) y~ ~que incluye la categoría bergsoniana de la
duración;7a 6) la segunda dimensión, que denominamos ucrónica o
meta~rónica,~~ está conformada por los sueños, las esperanzas, los
temores, los objetivos personales-colectivos que remiten y apuntana0a
la apropiación de un futuro deseado, imaginad^,^' posible o no,
potencial, latente o emergente, impredecible e incierto,82 al horizonte
de sentido de la acción, utopíaa3(mejor dicho, ucronía), heterotopíaU
(o heterocronía o alterocronía) o distopía (o discronía), proyecto de vida
y10 histórico, que incluye la categoría bergsoniana de la invención,85y,
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Autonarrativa de una historia de vida, a menudo filtrada por las representaciones
sociales y víctima de la "ilusión retórica" de considerar la vida como un relato coherente
de una secuencia (con sentido y orientada a un cierto final) de acontecimientos. Sobre
la identidad narrativa, cfr. Paul Ricoeur, Sí mismo como otro, Siglo KXI, México, 1996; y
Paul Ricoeur, Tiempo y narración, tomo III, Siglo mi, México, 1999, Pierre Bourdieu.
Razonesprdcticas sobre la teoría de la acción, Anagrama, Barcelona, 1997, pp. 74-83.
Michel de Certau, La toma de la palabra y otros escritos políticos, UIA, ITESO, México,
1995.
Como la desarrollada por Luis González (cfr. Luis González, Pueblo en vilo, FCE, México,
1999).
m Carlo Ginzburg, Mitos, emblemas, indicios. Morfología e historia, Gedisa. Barcelona,
1999, pp. 138-164; Carlo Ginzburg. El queso y los gusanos, Muchnik, Barcelona, 1997,
PP. 9. 11-12, 18, 24.
Mircea Eliade, Tratado de historia de las religiones, Era. México, 1972, pp. 390-408.
m Henri Bergson, La evolución creadora. Espasa-Calpe, Madrid, 1973, pp. 18-19, 52.
m La categoría ucrónica o metacrónica (u- como negación [no hay tal tiempo] y meta-
como más allá) la propongo ante la hipótesis de que no todo está dado y que, por lo
tanto, el futuro no existe en el tiempo y los proyectos, sueiios, etc.. se refieren a una
dimensión que está más allá del tiempo. Es como el horizonte que, como dice Galeano.
si me acerco un paso o dos se aleja otro tanto. pero que sirve precisamente, para eso,
para caminar.
-La metáfora de la flecha del tiempo implica una dirección a la que apunta un objetivo
que se quiere alcanzar. Richard Morris, op. cit., 1987.
Fran~oisLaplantine, Mesianismo, posesión y utopía. Tres voces de la imaginación
colectiva, Gedisa. España, 1977.
Karl Popper. El universo abierto, Tecnos, Madrid, 1984; Paulette Février, Determinismo
e indeterminismo, UNAM, México, 1957; Niklas Luhmann, Complejidad y modernidad...,
op. cit., Niklas Luhmann, Sociología del riesgo, Universidad Iberoamericana, Universidad
de Guadalajara, México. 1992, pp. 72, 77-93.
"Conceptualizada en términos de lo dándose del momento dado, lo no acabado, lo
virtual y potencial de la realidad, como ruptura de una identidad impuesta por una
historia oficial, como horizonte de futuro que orienta la construcción de opciones. Cfr.
Hugo Zemmelman, De la historia a la política, Siglo KXI. Universidad de las Naciones
Unidas, México, 1989, pp. 50-64; cfr. también Martin Buber, Caminos de utopía, FCE,
México, 1978, pp. 17-27; Franz Hinkelammert, Crítica a la razón utópica, DEI. San José,
Costa Rica. 1984; Jürgen Moltmann y Laenec Hurbo, Utopía yesperanza. Diálogo con
Ernst Bloch, Agora, Salamanca, 1980; Horacio Cerutti, "¿Crítica a la razón utópica?",
Revista Mexicana de Ciencias Sociales y Políticas, UNAM, núm. 119, año xxxi, nueva época,
enero-marzo 1985, México, pp. 13-24; Carlos Núñez e t al., Vigencia de las utopías en
América Latina, IMDEC, Guadalajara, México, 1993. La palabra utopía proviene de la
novela de Tomás Moro, cfr. Tomás Moro. Utopía, en Utopías del Renacimiento, FCE,
México, 1975, pp. 39-140.
Es decir, no un lugar único, sino diversos lugares conformando un pluriverso. un
mundo donde quepan muchos mundos, abierto a la diversidad.
En el trabajo psicoanalítico de Erikson y en el interaccionismo simbólico, hay una
confluencia de las consideraciones de la identidad en relación tanto con la permanencia
y el cambio, como con la diferencia e individualidad; para ambos, la identidad se
construye por la interacción con los otros
Henri Bergson, op. cit., pp. 292-299; Cornelius Castoriadis, Los dominios del hombre.
Las encrucijadas del laberinto 11, Gedisa, España, 1998, p. 64.
por último, c) la tercera dimensión (sincrónica) que articula y da sentido
al flujo del presente, a la forma actual de ser en el mundo, el ahora de
-. bs redes sociales concretas en interacción, el tiempo de la vida
cotidiana86del ~omprender,~~ del encontrarse, del habla, de la caída:88
tiempo (biológico-circadiano, psicológico e institu~ional)~~ de cada
personalgrupo, distintog0 pero acoplado al de los demás en una
estructura dinámica en equilibrio de ritmos, pausas y lógicas
socioculturales que se hace evidente, por ejemplo, en la sinergia del
tiempo cultural de las fiestas tradicionales (predominantemente
religioso-litúrgicas)o del trabajo comunitario o en el hacerle frente a la

Este vector tridimensional se caracteriza por varios aspectos: su


relatividad-subjetividad, presentarse en diversas escalas (ayer, una vida,
una generación, siglos, etc.), autosimilitud, trayectoria única,
irrepetibilidad, irreversibilidad, limitación, mensurabilidad, divisibilidad,
el tener ritmos, momentos (en el sentido de momento justo), el ser
antr6pic0.~' Este vector configura en gran medida la identidad
biográfica (personal)/histórica (colectiva) y se vincula a preguntas como
las siguientes: jde dónde vengo (venimos)?, jquién(es) he (hemos)
'
sido?, j a dónde voy (vamos)? jquién(es) seré (seremos)?, iquién(es)
soy (somos)?
Segundo, en el vector tridimensional referido al espacio físico-topo-
geográfico antropocéntrico que se construye a sí mismo mediante
procesos, lógicas, interacciones, equilibrios/simetrías, rupturas de
simetrías/equilibrios, continuidades, discontinuidades referidas a: a) la
dimensión del aquí (de un punto fijotg2del centro del mundo,93 del
cerca, lo local, el espacio físico-topo-geográfico estructurado
socialmenteg4 como lugar topÓnimog5 de la vida cotidianag6 como

"La vida cotidiana es el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de


hombres y mujeres particulares, quienes, recursivamente a su vez, crean la posibilidad
de la reproducción social. Agnes Heller, Sociología de /a vida cotidiana, Península,
Barcelona, 1987, pp. 19, 385-393 (tiempo de la vida cotidiana).
-Jacques Lacan, op. cit., pp. 187-203.
Martin Heidegger, El ser y el tiempo, FCE, México, 1983, PP. 363-379.
m Definido por las instituciones: laboral, escolar, etcbtera.
'OEl tiempo cronológico. el tiempo medido por los relojes, es el mismo; pero, en muchos
sentidos, es el menos importante.
mCfr. George Gale, "The Anthropic Principle". Scientific America, núm. 6, diciembre de
1981, pp. 114-122.
Que corresponde, en una cierta escala, a la casa; cfr. Agnes Heller, op. cit., pp. 384-385.
El centro, ombligo (omfalV) del mundo. Mircea Eliade. Lo sagrado y l o profano. Paidós,
Barcelona, 1998, pp. 25-61.
Y A SU vez, recursivamente, lo espacial es estructurante de lo social.
Es decir, con nombre propio.
'OCon sus categorfas de izquierda-derecha, los cuatro puntos cardinales, arriba-abajo,
Agnes Heller. op. cit., pp. 382-383.
territorio vital y espacio local íntimo,97punto cero del mundo de vida,98
dotado de sentido desde la mirada como proxemia, en distintas
escalas: mi habitación, mi hogar, mi esquina, mi barda, mi barrio, mi
pueblo, mi región, mi nación (donde se nace), con diferentes
densidades (por ejemplo, asociada a rupturas del espacio profano por
el espacio sagrado), con diferentes sentidos (por ejemplo, como
espacio urbano o rural, como espacio abstracto, convertido en valor de
cambio, espacio-mercancíag9del homo economicus, o como espacio
concreto del homo comunitariens, ámbito de una comunidad local con
valor de uso, valor sagrado),'OO con diferentes categorizaciones
(residencia, zona residencial, ciudad perdida), con diferentes formas de
uso (áreas verdes y de descanso, zonas de tránsito, intercambio,
abasto, congregación y autoservicio), de relación con él (como nativo o
inmigrante, como recluso, huésped, inquilino o propietario, por
ejemplo), de significación (tierra de nadie, terreno en disputa, territorio
de mujeres, jóvenes, etc.), de relaciones socioeconómicas, de
negociación, de poder. b) La dimensión del allá, del lejos, lo global, lo
gl~cal,'~l el espacio físico-topo-geográfico estructurado desde lo social
como espacio público y entorno, como un mundo sin centro en
diversas escalas (totalizaciones sucesi~as)'~~ y siguiendo el principio del
tertium excluii. c) La dimensión de los márgenes,lo3las fronteras, los
bordes y contornos, el espacio físico-topo-geográfico estructurado

Cfr. Medardo Tapia, Mujer campesina y apropiación cultural, CRIM-UNAM, Cuernavaca,


México, 1992, pp. 24-26.
=Jürgen Habermas, op. cit,. p. 174.
Según el planteamiento de Henri Lefebvre citado por José Luis Lezama, "Hacia una
revaloración del espacio en la teoría social", Sociológica, año 5, núm. 12, UAM-
Azcapotzalco, México, enero-abril, 1990, pp. 36-37.
Cfr. "La carta del jefe indio Seathl", América Indígena, vol. 40-1, Instituto lndigenista
Interamericano, México, 1980, pp. 13-16.
Según la definición de Gaytán, la glocalidad "es lo uno y lo múltiple en los procesos
complejamente antroposociales que atraviesan a los individuos allá en sus territorios
espaciales e imaginarios... una especie de hiperrealidad vivida desde lo local", cfr. Pablo
Gaytán, "Submetropolitano forever 11". JOVEN~S, Revista de Estudios sobre Juventud,
cuarta época, año 1, núm. 3, SEP-Causa J O V ~ ~ ~ I México,
EJ, enero-marzo, 1997, p. 54.
Fernando Villafuerte, op. cit., p. 74.
m' Para un recuento de las principales definiciones de marginado y su diferencia y
relación con pobre, cfr. Larissa Lomnitz, Cómo sobreviven los marginados, Siglo mi,
México, 1989, pp. 15-19, Asimismo, cfr. los resultados del 11 Encuentro de Instituciones
de Promoción Juvenil y Redes Sociales realizado en 1990, bajo el auspicio de Cejuv y el
Grupo Abele.
desde lo social como espacio liminal en varias escalas (la barranca, las
afueras de la colonia o de la ciudad, las fronteras nortelsur, la costa),
con diversos grados de permeabilidad (sistemas cerrados, aislados,
abiertos, semiabiertos), cargados de sentido (la mitología del cruce de
la frontera, las ciudades perdidas como lugares peligrosos, por
ejemplo), etcétera.
Este vector tridimensional se caracteriza por varios aspectos: es
ptoloméico (nosotros sí somos el centro del universo), puede o no ser
euclidiano, su relatividad-subjetividad, reversibilidad, su mensurabilidad
física y su inconmensurabilidad social, divisibilidad, fragmentación, el
ser finito pero ilimitado, el tener lugares (en el sentido de lugar
preciso), el darse como cascada de escalas en una intrincada dialéctica
particular-universal, local-global (glocal): cuarto, vivienda, vecindario1 ¿A dónde pertenezco
barrio, comunidad, pueblolciudad, entidad, región, país, (pertenecemos)
subcontinente, mundo-aldea global de Mac Luhan, la sociedad red de
Castells, etc. Este vector configura en gran medida la identidad de (como persona o
pertenencia que se vincula a preguntas como: j a dónde pertenezco como actor social
(pertenecemos)(como persona o como actor social colectivo)?, 'dónde
colectivo)?, ¿dónde
estoy (estamos)?, jcuál es mi (nuestra) posición, mi (nuestra) ubicación,
en una palabra, mi (nuestro) lugar? estoy (estamos)?,
Tercero, el vector cuatridimensional referido al espacio-tiempo- jcuál es mi (nuestra)
cuerpo que se construye mediante procesos, lógicas, interacciones,
posición, mi
equilibrios/simetrías, rupturas de simetríaslequilibrios, continuidades,
discontinuidades referidas a: a) la dimensión referida a los cuerpos (nuestra) ubicación,
como seres vivienteslo4con atributos idiosincrásicos, vinculados con la
en una palabra, mi
maduración, la edad (una fase de la ontogenia, es decir, del desarrollo
psico-fisiológico (en el caso de la juventud, edad que se inicia cuando (nuestro) lugar?
se da la maduración de los órganos sexuales y la capacidad de
procreación, y que termina cuando la rótula se calcifica y, por lo tanto,
no se crece más.'05 Paralelamente al crecimiento biológico
corresponden cambios cognoscitivos y emocionales, correlativos a un
crecimiento o desarrollo psicológico con su propio ritmo y leyes),'06 el
sexo, la raza; 6) la dimensión de la construcción y representación social
del cuerpo (rasgos de la imagen del propio cuerpo que estructuran la
pertenencia a ciertas categorías y que pueden ser de reconocimiento,
apreciativas, legitimantes o, por el contrario, despreciativas, infamantes
y discriminatorias (estigma):lo7fortaleza, belleza, gigantismo-enanismo,
discapacidad, anorexia-bulimia, enfermedad (lepra, cáncer,
tuberculosis, sida)lo8 y la reconstrucción social del cuerpo: género,
operaciones, cirugía plástica, modas, estilos de arreglo corporal

m Edgar Morin, El método, vol. 2, op. cit. Al hablar de seres vivientes no implica vivos,
sino que se incluye la muerte.
-Varios autores, Losjóvenes y los medios de comunicación, Paulinas. Madrid, 1985. pp.
11-14.
-Jean Piaget, La equilibración de las estructuras cognitivas, Siglo xxi, Madrid, 1975; Jean
Piaget, Psicologia y pedagogía, Sarpe, Madrid, 1983; Arnold Gesell e t al., Psicología
evolutiva de 1 a 16años. Paidós, Barcelona. 1993.
m Erving Goffman, Estigma. La identidad deteriorada, Amorrortu, Buenos Aires, 1989.
-Susan Sontag, La enfermedad y sus metáforas y El sida y sus metdforas, Taurus,
Madrid, 1996.
(vestimenta, maquillajes, cortes de cabello, ornamentos, accesorios,
perforaciones, tatuajes,log etc.) como sistema de comunicación no
verbal, el cuerpo como textus, como sistema simbólico que producey
organiza una identidad de grupo social; c) la dimensión del cuerpo
como espacio de conocimiento y poder: biopoder.l1°
Cuarto, en el vector tridimensional del espacio social determinado 1
por la intersección de diferentes conjuntos de los que: a) se es miembro
como algo dado (identidades de pertenencia social), en gran medida
como producto del nacimiento, adscripción a una pluralidad de
espacios sociales en diferentes escalas/sentidos: familia, red social,11' ,
sexo,l12 raza, clase social, lugar de origen (comunidad, pueblo, regi6n, '
estado, nación), como producto del desarrollo, pertenencia a una etapa
cronológica (es decir, en función del tiempo que una persona ha vivido,
situándola en una escala temporal y con Iímites113que marcan un
determinado periodo, por ejemplo, como niño, joven, adulto, anciano)
o un segmento sociodemográfico (por ejemplo, aquel segmento de la
población comprendida entre los 15 y los 29 años, que corresponde
aproximadamente a 24 millones de mexicanos, es decir, el segmento
de los jóvenes); b) se es miembro como algo elegido (identidades de
membresía), adscripción a una pluralidad de grupos que lo reconocen
como miembro (individual o colectivo) y en los cuales desempeña
ciertos roles): grupo de pares, pareja, preferencia sexual, grupos
profesionales, de compadrazgo, etc.; c) se es miembro de una
categoría construida socialmente y en la que sus integrantes pueden
participar en su propia definición:l14 grupos juveniles disonantes o

- Carles Feixa, El reloj de arena. Culturasjuveniles en México, Colección jovenes núm. 4,


sep-Causa Jovenlciej, México, 1997, pp. 68-72; Alfredo Nateras, "Metal y tinta en piel, la
alteración y decoración corporal: perforacionesy tatuajes en jóvenes urbanos", en
Alfredo Nateras (coord.), Jdvenes, culturas e identidades urbanas, uam-lztapalapa,
Porrúa, México, 2002.
La identidad es "el producto de una relación de poder que se ejerce sobre los cuerpos,
las multiplicidades, los movimientos, los deseos, las fuerzas". Michel Foucault,
Microfísica delpoder, La Piqueta, Madrid, 1992, p. 120. Sobre las relaciones de poder-
cuerpo, pp. 103-110, 153-162. Cfr. Michel Foucault, Vigilary castigar, op. cit., pp. 32-7;
Michel Foucault, Historia de la sexualidad, vol. 1, op. cit., pp. 149-159.
m Para una introducción a la teoría de redes sociales, cfr. Efrem Milanese, Roberto Merlo
y Juan Machín, Redes que previenen, s ~ ~ / i ~ ~ / C eden tFormación,
ro Cáritas Arquidiócesis
de México, Hogar Integral de Juventud, Cejuv, Cultura Joven, Colección Cuadernos para
la Acción, núm. 1, México, 2000; John Scott, Social Network Analysis. A Handbook, Sage
Publications, Londres, 1991; José Luis Molina, El andlisis de redes sociales. Una
introducción, Bellaterra, Barcelona, 2001; Katherine Faust, "Redes sociales en las
ciencias sociales y del comportamiento", en Jorge Gil y Samuel Schmidt, Andlisis de
redes sociales. Aplicaciones en ciencias sociales, IIMAS-UNAM, México, 2002.
'Y En estas dimensiones sólo interesa si pertenece a uno u otro conjunto.
Sin embargo, no existe consenso en los límites y, por lo tanto, la duración de cada
etapa: por ejemplo, a la juventud algunos la sitúan entre los 30 y los 45 años (en la
Roma clásica), otros entre los 15 y 24 años, o 15 y 29 (cfr. Luis Leñero, Jóvenes de hoy,
Pax, México, 1990, p. 31). etc. Las variaciones se deben a consideraciones biológicas y
psicológicas, a pautas históricas y culturales, al contexto y a la lógica dispar de los
mecanismos de definición y control social, por lo que en realidad no se puede
considerar simplemente como algo dado. Considérese, por ejemplo, el debate sobre la
reducción de la edad penal. Cfr. Juan Machín, "Nosotros decimos NO!", Caleidoscopio,
núm. 3, época 2, Cuernavaca, Morelos, octubre-noviembre 1996, pp. 10-1 1.
'Y Manuel Castells, La era de la informacidn, vol. 1 1, El poder de la identidad, Siglo mi,
México, 1999, pp. 30-31.
~efractariosll~(por ejemplo, los beatnik,"6 pachucos,l17 jipite~as,"~
punks, cholos,l lg funkeros,120 chavos banda,l2l m a r a ~ , 'graffiteros,
~~
g6tico~,'~~ ~ i c a r i o s ) , género,125
~~~ integrantes de ciertas instituciones
(Iglesia, escuela, partido político u ong, etc.) o que contempla la
definición de derechos y obligaciones jurídicas (por ejemplo, estado
civil, ciudadanía, servicio militar, edad penal, minoría o mayoría de
edad legal), clase social, etcbtera.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Rogelio Marcial, Jóvenes y presencia colectiva, E l Colegio de Jalisco, Zapopan, Jalisco,


1997; Pere-Oriol Costa, et al, Tribus urbanas, Paidós, España, 1996.
a Del término beat, que significa exhausto. madreado, derrotado, engañado (aunque
Ginsberg afirma que proviene de beatífico), y sputnik, primer satélite espacial puesto en
6rbita (José Agustín, La contracultura en México, Grijalbo, México, 1996, pp. 21-29;
Rogelio Marcial, op. cit., pp. 37-39). Las principales obras de este movimiento fueron:
'. William Burroughs, El almuerzo desnudo, Anagrama, Barcelona, 1989 (aunque
Burroughs nunca se consideró parte del movimiento, fue sin duda su gurú); Jack Kerovac,
En el camino, Anagrama, Barcelona, 1989, y Allen Ginsberg, Aullido y otros poemas,
Visor, Madrid, 1993; cfr. Gunther Stent, Las paradojas delprogreso, Salvat, Barcelona,
1987, PP. 5-21 y 51-65.
José Agustín, op. cit., pp. 17-19; Octavio Paz, El laberinto de la soledad, FCE, MBxico,
1981, pp. 16-20.
Jose Agustín, op. cit., pp. 73-90.
uJose M. Valenzuela, A la brava ése: cholos, punks y chavos banda. E l Colegio de la
Frontera Norte, Mexico, 1987.
m José M. Valenzuela, Vida de barro duro, Universidad de Guadalajara, E l Colegio de la
Frontera Norte, Guadalajara, México, 1997, pp. 60-76.
Francisco Gómezjara, et al., Las bandas en tiempos de crisis, Ediciones Nueva Sociología,
México. 1987.
m Marcela Smutt y Jenny Miranda, El fenómeno de las pandillas en El Salvador, Unicef-
~t~cso San
, Salvador, 1998.
"Alfredo Nateras, "Las identificaciones en los agrupamientos juveniles urbanos:
graffiteros y góticos". en Aquiles Chihu (coord.), Sociología de la identidad, UAM-
Iztapalapa, Porrúa, Mexico, 2002.
=Alonso Salazar, No nacimos pa'semilla, Centro de Investigacióny Educación Popular,
Eogotá, 1994; Fernando Vallejo, La virgen de lossicarios, Alfaguara, México, 1994.
m Marta Lamas (comp.), El género: la construcción social de la diferencia sexual, Porrúa-
: UNAM, Mexico, 1996; Gabriela Rodríguez, "Género y cambio: una revisión", JOVE-
Revista de estudios sobre juventud, cuarta época, año 1, núm. 1, Mexico, julio-
septiembre, 1996, pp. 5463. Desde el inicio de la vida social (es decir, incluso antes del
nacimiento) todo está estructurado para preparar destinos divergentes según el sexo y es
precisamente en la juventud donde se institucionaliza la diferencia; cfr. Giovanni Levi y
'
Jean-Claude Schmitt (coord.), dos tomos, Taurus, España, 1996, p. 15.
Este vector se caracteriza por varios aspectos: es descentrado (no
tiene centro), configura en gran medida la identidad caracterológica
(de pertenencia a ciertas categorías sociales) que se vincula a preguntas
como las siguientes: [qué soy (somos)?, ja dónde pertenezco
(pertenecemos) socialmente?, jcuál es mi (nuestra) posición, mi
(nuestra) ubicación, en una palabra, mi (nuestro) lugar social?
Quinto, el vector del espacio-cultura,126como Mundo 3 (Popper),
universo simbólico (Lacan): a) dimensión de los mitos (las creencias,
Weltanshauung, cosmovisiones, metarrelatos), ritos y símbolos
(incluyendo e ~ - n o m b r e ) 'que,
~ ~ mediante procesos de identificación y
pr~yección,'~~ le permiten a las redes verse ante un espejo (ellas
mismas) y "descubrirse" ellas mismas.129 A las preguntas
fundamentales: [quiénes somos?, jde dónde venimos?, ja dónde
vamos?, los mitos, ritos y símbolos130responden una y otra vez: a)

ua La cultura se puede concebir como un espacio-tiempo-comunicación (para una


bibliografía mínima sobre la cultura como sistema y comunicación, cfr. León Maturana,
Comunicación, sistema y cultura, Almagesto, Buenos Aires, 1991, pp. 11-12; para una
bibliografía más extensa y una fundamentación más sistemática, cfr. Edgar Morin, El
método, vol. 4, op. cit.), estructurado como un sistema complejo autopoyetico (cfr.
Niklas Luhmann y Raffaele de Giorgi, Teorcia de la sociedad, Universidad de
Guadalajara, Jalisco, 1993; Niklas Luhmann, Sociedad ysistema: la ambición de la teoría,
Paidós, Barcelona, 1990) y autoorganizador (cfr. Heinz Von Foerster, Las semillas de la
cibernética, Gedisa, Barcelona, 1991, pp. 39-79) de sistemas de relaciones, significaciones
y de producción de sentido que da unidad, identidad, ethos y proyecto a una red de
redes sociales constituida como comunidad, sistema que se manifiesta en lenguajes,
c~sm~visiones e instituciones, que, a su vez, producen, canalizan y condicionan
individual-socialmente su desarrollo, evolución homeostática y homeorrética. Es
importante remarcar el sentido reflexivo autorreferencial (cfr. Douglas Hofsadter. op.
cit.; Francisco Varela, "El círculo creativo. Esbozo historiconatural de la reflexividad", en
Paul Watzlawick et al., La realidad inventada, Gedisa, Barcelona, 1994). recursivo, que
tiene la definición de que la cultura produce el lenguaje, los roles. símbolos. ritos, mitos
e instituciones que producen la cultura. La cultura es definida en terminos de la red
social que es definida en términos de la cultura. Como la sociedad que es "producida"
por el individuo (externalización) que es "producido" por la sociedad (internalización).
Cfr. Peter Berger y Thomas Luckmann, op. cit.
Sobre la importancia cultural del nombre, cfr. Juan Machín, Chamucos, calacas y
chinelos. Cultura Joven A. C., Cuernavaca, Morelos, 1999, pp. 138-139; Ernst Cassirer,
Esencia y efecto del concepto de símbolo, FCE, México, 1975, pp. 118-121.
Jean Laplanche y Jean-Bretrand Pontalis, Diccionario de psicoanálisis, Paidós,
España.1996.
m Juan Machín, Chamucos, calacas y chinelos. op. cit., En gran medida este proceso es el
equivalente a la "fase del espejo" (Jacques Lacan, Escritos 1, Siglo xxi, México, 1990, pp.
86-93) y en relación con el orden imaginario, que es el reino de las imágenes, de los
dobles, de los espejos y de la identificación especular, cfr. Anthony Wilden, Sistema y
estructura, Alianza Universidad, Madrid, 1979, pp. 35-71.
Es fundamental el aporte de Morin a nuestra concepción de la tríada mito-rito-
símbolo. Edgar Morin, El método, vol. 3, op. cit., pp. 167-192; cfr. Alfredo López Austin.
op. cit., pp. 43-53; Claude Lévi-Strauss, Antropología estructural, Paidós, Barcelona,
1992, pp. 229-252; Claude Levi-Strauss, Mitológicas I: Lo crudo y l o cocido, FCE, México.
1986, p. 21; Roland Barthes, Mitologías, Siglo xxi, México, 1994, pp. 201-208. Para un
análisis de las distintas concepciones de los ritos, cfr. Pietro Scarduelli, Dioses, espíritus,
ancestros, FCE, México, D. F., 1988. Sobre los símbolos, cfr. Mircea Eliade, Tratado de
historia ..., op. cit., pp. 390-408; Ernst Cassirer, op. cit.
somos este pueblo, esta comunidad;131 b) la dimensión del lenguaje (la
lengua, el música, expresión visual, gestual, etc.); c) los roles,
apropiación interiorización de un complejo simbólico cultural
(incluyendo el núcleo de representaciones sociales que los caracteriza y
define) que funge como emblema de la colectividad y condiciona
ciertos patrones de conducta;1336 ) como constructo cultural; por
ejemplo, la juventud que se construye como una fase de la vida donde
se verifican procesos de inclusión como "una especie de
moratoria en la cual se permite a los jóvenes prepararse cultural y
emocionalmente, ensayar, buscar y cometer errores; es una etapa de
postergación y de aplazamiento de las obligaciones y compromisos
adultos; un periodo de tolerancia que inicia con la madurez biológica y
culmina con la madurez ya que, al continuar la dependencia
económica de la familia, la madurez social se debe postergar, a pesar
de contar ya con la madurez biológica para la reproducción: el joven
como un ya y un todavía no.136La juventud, considerada de esta
manera, es en gran medida una construcción de las sociedades
modernas,13' a consecuencia de la complejidad creciente del trabajo y
de la racionalización de todo aspecto de la vida que hace imposible la
inserción social de manera sencilla y directa,38 y, por ello, la juventud
en el primer mundo se encuentra ligada al sistema educativo,
identificándose casi siempre joven con estudiante. Por esto tenemos
que la duración del periodo juvenil depende del sector socioeconómico
de pertenencia: suele ser más prolongado en los sectores con ingresos
medios y altos que en los de bajos ingresos, especialmente en el medio
rural
Sexto, el vector multidimensional del espacio discurso, la conciencia,
representación e interpretación de la realidad y la práctica social139
(praxis diferenciadas,140 habitus, disposiciones, actitudes, capacidades),
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
En cierto sentido, esto tiene que ver con lo que Durkheim afirmaba de la religión, como
constituida por la sociedad misma divinizada, proyección de la conciencia que los
individuos tienen de ella misma: cada sociedad aparecería ante sus miembros como un
dios. Cfr. Emile Durkheim, Las formas elementales de la vida religiosa, Shapira, Buenos
Aires, 1962.
"Laura Hernández, "De lenguajes juveniles urbanos. La formación de conceptos en caló",
en Alfredo Nateras, (coord.), Jóvenes, culturas e identidades urbanas, op. cit.
m Juan Machín, "Páaseeele al circo!!! Construcción social de dinámicas de organización
comunitaria en las relaciones de j6venes con otros protagonistas de lo cotidiano en
comunidades urbano populares de la ciudad de México", en Roberto Merlo y Efrem
Milanese (coord.), Miradas en la ciudad. Métodos de intervención juvenil comunitaria,
IEP-IMJ/CIEJ,
Colección 1OVFN- núm. 8, México, 2000.
m Roberto Merlo, Memoria del Primer Encuentro sobre Juventud en Situaciones Críticas,
CEJUV-UIA, México, 1990.
Carlota Guzmán, Juventud estudiantil: temáticas y líneas de investigación. CRIM-UNAM,
Cuernavaca, Morelos, 1991, p. 10.
m Ernst Fischer, Problemas de la generación joven, Editorial Ayuso, Madrid, 1966.
mSven Myrch, "Sobre el desarrollo y los problemas de la juventud", jovenes, Revista de
Estudiossobre Juventud, cuarta época, aiio 1, núm. 1, México, julio-septiembre, 1996, pp.
78-106; Philippe Aries, El niño y la vida familiar en el antiguo régimen, Taurus, Madrid,
1987.
-Jaime Rodríguez, "Ser joven cristiano hoy en América Latina", Informes Pro mundi Vita,
América Latina, núm. 43, 1986, p.3-23.
-A menudo de confrontación, lucha (cfr. la obra de Marx, Foucault, etc.) y resistencia
(JamesScott, Los dominados y el arte de la resistencia. Discursos ocultos, Era, México,
2000).
-Roberto Brito, "Identidades juveniles y praxis divergente: acerca de la conceptualización
de juventud", en Alfredo Nateras (coord.), Jóvenes, culturas e identidades urbanas, op.
cit.
la apropiación concreta del aquí y ahora. Identidad de rol: desempeño
de una serie de roles socialmente reconocidos, universo de sentido.

Proceso fractal
No existe una definición "legalista" de fractal. Su nombre proviene de
fractua, que significa irregular en latín, pero que tambien se asocia a
fragmentario y fracción. Una forma sencilla de aproximarse al concepto
de fractal, es considerar que un punto tiene dimensión cero, una Iínea
dimensión uno; una superficie, dimensión dos; un volumen, dimensión
tres y un fractal tiene una dimensión fraccional, por ejemplo, 1.3333...
Su invención o descubrimiento se debe a Mandelbrot,141 pero ya
Cantor, Peano y Koch habían encontrado fractales (nos referimos al
"polvo de Cantor" que tiene dimensión topológica cero y dimensión
fractal 0.6309 presentado en 1883, la "curva de Peano" que tiene
dimensión topológica 1 y dimensión fractal 2 [es decir, una Iínea que,
paradójicamente, llena el plano] presentada en 1890, la curva triádica
de Koch" o "copo de nieve K" que tiene dimensión topológica 1 y
dimensión fractal 1.2618 presentado en 1904), pero la mayoría de los
matemáticos los consideró parte de una "galería de monstruos" y
trataron de olvidarlos.
Los fractales tienen características muy importantes que los hacen
especialmente útiles para describir fenómenos complejos en espacios
multidimensionales: se caracterizan por poseer infinitos detalles, una
longitud infinita (Mandelbrot demostró, por ejemplo, que la longitud
de una costa depende de la escala empleada),142la no derivabilidad, la
autosimilitud, la recursividad. Las identidades no son esencias
inmutables e irreductibles, sino que se refieren a procesos complejos en
los que posiciones sucesivas se asumen y10 son asignadas en el espacio
generalizado de muchas dimensiones que vimos antes. Cada identidad
se comporta como un fractal: se caracteriza por la infinitud de detalles
(así, por ejemplo, no se puede hablar de "identidad juvenil" sin
referencia al mundo adulto ni se puede hablar de ella como si fuese

Roger Penrose, La nueva mente del emperador, Grijalbo Monddadori, Barcelona, 1991,
pp. 107-135, defiende la idea de que Mandelbrot descubrió algo que ya estaba ahí. Esta
invención/descubrimientose relaciona con las teorías de la relatividad y la mecánica
cuántica, ya que descubren nuevas interdependencias entre el observador y lo
observado.
uaBenoit Mandelbrot, "How Long is the Coast of Britain? Statistical Self Similarity and
Fractional Dimension", Science, núm. 155. 1967, pp. 636-638.
una realidad homogénea y uniforme. Está determinada por la
hipercompleja relación entre todas las dimensiones del espacio
tensorial generalizado: por ejemplo, su edad cronológica, su historia de
vida, la etapa biopsíquica que está viviendo y la estructura
sociocultural: sus grupos de pertenencia, la definición y control social
de la edad joven, de la división social del trabajo, del género, de las
diferentes posiciones sociales143y los criterios para desempeñar los
diversos roles, así como con el marco normativo, explícito u oculto,
irnperante, las representaciones sociales, el lugar que ocupa en el
universo simbólico y de sentido. Incluso depende del modelo de
desarrollo y de la etapa histórica que vive el país), por la autosimilitud
interminable (se presentan múltiples semejanzas para diferentes
dirnensiones14 a muy distintas escalas: la construcción de una
identidad parte de una repetición que pone de manifiesto su
estructura. Sin embargo, en cada repetición hay un ligero cambio, una
pequeña variación: se desarrollan en forma fractal, no circular ni
espiral. El nivel final, a menudo, puede operar de una manera recursiva
autoreflexiva como sucede en diversos grabados de E s ~ h e r l[por ~~
ejemplo, "Escaleras arriba y escaleras abajo", "Metamorfosis"], la cinta
de M o e b i ~ s , lla~ ~botella de Klein14' o, en cierto modo, el teorema de
por ser no irreversible, recursiva y
aut~rreferencial'~~ (la identidad como la masa eisteniana interactúa -
deforma- con su espacio), impredecible a largo plazo, muy susceptible
a las condiciones iniciales, por ser, al contrario del universo de Einstein,
infinita, pero acotada,151 fragmentaria,152 provisional, transitoria,
mudable, en permanencia-cambio, hologramática (el todo está
presente en cada una de las partes), internamente fracturada y
externamente múltiple. La identidad implica entonces, también,
novedad, ruido, desorden, creatividad, aprendizaje, impredecibilidad,
es decir, que es muy parecida a los mismos jóvenes y, por que no, al
amor. 6

"En la división lógica entre jóvenes y viejos está la cuestión del poder, de la división
(en el sentido de repartición) de poderes. Las clasificaciones por edad (y también por
clase o sexo) vienen a ser una forma de imponer límites, de producir un orden en el que
cada quien debe ocupar su lugar". Pierre Bourdieu, Sociología y cultura, Grijalbo-
Conaculta, México, 1990, p. 164.
Cfr. por ejemplo, una explicación del 68 en Edgar Morin, Sociología, Tecnos, Madrid,
1995, PP. 369-378.
UI Douglas Hofsadter, op. cit.
Howard Eves, op. cit., pp. 339, Edward Kasner y James Newman, op. cit., pp. 225-226.
*' Idem., pp. 348-349.
Ernest Nagel y James Newrnan, El teorema de Godel, CONACYT. México, 1981.
En los procesos lineales, causas pequeñas tienen efectos pequeños, y causas grandes,
efectos grandes (se pueden representar como líneas o planos rectos). En los procesos no
lineales, por el contrario, causas pequeñas pueden tener grandes efectos, totalmente
desproporcionados.
lmTierlen un carácter circular autorreferente: las identidades se construyen a partir de las
culturas y éstas se construyen a partir de las identidades.
lm Cfr. ~ e n o iMandelbrot,
t ia fractal de la naturaleza, op. cit., pp. 49-59.
l*Este carácter de fragmentariedad es más evidente en la juventud: nunca es un todo en
si misma. Los conceptos de etapa, segmento poblacional, edad, hacen referencia

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