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ORACIÓN DE SALVACIÓN

“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).

Le invito a que haga esta oración ahora.


Querido Dios, reconozco que Jesucristo es el Hijo de Dios.
Creo que Él nació de la virgen María.
Creo que Él murió en la cruz, y que Su sangre fue derramada por mis pecados y que se levantó de
entre los muertos. Confieso que he desobedecido Tus mandamientos.
Te pido que me perdones por estos pecados.
Le pido a Jesús que entre en mi corazón.
Se mi Salvador. Se mi Señor. Se mi Rey pronto a venir.
Haré lo mejor que pueda para obedecer Tus enseñanzas tal como están presentadas en la Biblia.
¡Gracias!
En el nombre de Jesús, Amén.

Después que haya orado encuentre a alguien con quien compartir su nueva experiencia de
salvación.
Es importante que tome tiempo para leer la Biblia.
Sugiero que usted comience con el libro de Juan.
La Biblia alimenta el nuevo espíritu dentro de usted.

Jesús no vino al mundo para condenar al mundo sino para salvarlo.


¿De qué? Jesús quiere salvarle de su naturaleza pecaminosa, de la muerte de usted mismo.
Usted puede ser salvo si confiesa y se arrepiente de sus pecados y cree en el Señor Jesucristo
(Romanos 10:9) (Juan 3:16).

Cuando usted acepta a Jesús en su corazón como Señor y Salvador, usted es “salvo”, es “nacido de
nuevo y toma el primer paso hacia el Camino de Salvación.
El Infierno es la recompensa para los que no creen en Jesús; el Cielo es la recompensa para
aquellos que aceptan a Jesucristo como su Señor y Salvador.

Nacido de nuevo
Debemos nacer del Espíritu y tomar el Espíritu o la naturaleza de Dios.
Cuando nacemos en este mundo, somos nacidos de la carne, tal como nuestros padres.
Todas las personas son descendientes de Adán y Eva quienes, pecaron en el Jardín del Edén.
Debido a su pecado nosotros somos nacidos bajo la misma naturaleza pecaminosa y codiciosa que
desea más las cosas de este mundo que las cosas de Dios.

Todos somos pecadores porque hemos desobedecido la Ley de Dios tal como está escrita en la
Santa Biblia. Tratamos de obedecer pero dentro de nosotros no logramos obedecer exitosamente.
El espíritu de Satanás nos influye a desobedecer a Dios. Cuando nos rendimos a Satanás y nos hace
pecar, sentimos culpabilidad, enojo, codicia, odio, orgullo, celos y amargura.
Muy a menudo esto es un recurso para la infelicidad cuando nos decepcionamos de nosotros
mismos y herimos a otros. Muchas veces esto causa depresión y una vida incompleta que escala
mientras perpetuamos el ciclo, buscando felicidad sin encontrar ninguna. El pecado nos destruye y
nos lleva a destrucción en un infierno eterno.

Mientras hablaba con Nicodemo, Jesús declaró: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere
de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:3).

Las Escrituras
Jesús dijo: “...Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas” (Juan 10:10-11).

Jesús quiere que usted tenga una vida de paz.


Paz que viene al permitir que Jesús viva en nuestros corazones.
La desobediencia a la Palabra de Dios destruye esta vida completa y pacífica que Jesús proveyó
para nosotros.

El pecado nos separa de la presencia de Dios


Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha
creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios" (Juan 3:15-18).

El camino de salvación
La salvación no es una experiencia de una sola vez. Es una experiencia que le encamina en el andar
cristiano - el camino de salvación. El aceptar a Jesucristo como su Señor y Salvador es su primer
paso en ese andar. Usted crecerá espiritualmente a medida que lea su Biblia. Busque buenas
personas cristianas con las que se pueda asociar.
Empiece a asistir a una iglesia que crea en la Biblia.
Aprenda a testificar a otros informándoles de su nueva relación con Jesús.
La meta de la vida cristiana no es llegar al cielo; esa es la recompensa.
La meta es continuamente llegar a ser como Jesucristo, y crecer más en su relación con Él.

¡Felicitaciones!
Puede que su decisión para hacer esta oración sea la más importante que usted deba hacer. La
oración cambia las cosas. Cuando Jesús entra en su corazón las cosas son diferentes. A medida que
usted aprende a seguir a Jesús, permita que el Espíritu Santo hable a su corazón.
La Biblia dice que Jesús oye nuestras oraciones. Cualquiera que clame el nombre del Señor será
salvo. Los ángeles y en el cielo se regocijan cuando un alma es salva. La sangre de Cristo cubre
todo pecado.
Como cristianos, nos regocijamos cada vez que alguien hace la oración del pecador y es salvo de
una vida de pecado y de la eternidad en el Infierno. Nos gozamos en extenderle una bienvenida al
Reino de Dios.

Para información acerca de estudios bíblicos y otros materiales útiles para su crecimiento cristiano,
por favor escribe a:

vidanueva@vnpem.org.mx

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