una verdadera felicidad es a travs de jesucristo. Debemos encontrarnos con Dios y dialogar con l, para que el agua de vida fluya dentro de nosotros. Al encontrarnos con jesucristo y dialogar todo el tiempo con Dios, y ofrecerle cnticos de gratitud, experimentaremos la verdadera paz y felicidad dada por el Espritu Santo.
jess le dijo a la mujer de la ciudad de Sicar: "Si t bebieres
de esta agua, volvers a tener sed". jess lo dijo en forma simblica. Esta mujer haba tomado de cinco pozos distintos. En otras palabras, se haba casado cinco veces. Pero en las cinco oportunidades, no pudo satisfacerse, y en esos momentos estaba casada con un sexto marido, y an estaba sedienta. jess all nos ense la manera de cmo hallar la felicidad y no tener ms sed, as como se lo ense a la mujer samaritana. jess dice: "El que bebiere del agua que yo le dar, no tendr sed jams" uan 4:14). El agua que nos da jess es de una fuente que nunca deja de fluir.
La felicidad es vital. Sin esto, la vida no tiene sentido. Si usted
no es feliz, difcilmente podr contagiar a otros positivamente de felicidad.
Gracias a esa mujer pude arrepentirme en ese da. A decir
verdad, me arrepent durante toda la noche. Me di cuenta que vivir una vida llena de quejas y de resentimiento estaba mal. A pesar de que predicaba la palabra, me senta avergonzado de no haberla predicado con el poder de contagiar. Esa noche tuve un sueo. So que estaba orando y predicando, contagiado por esa mujer. Contagio! No es algo extraordinario?
Tanto la felicidad como la infelicidad son dos cosas fuertemente
contagiosas. Nosotros debemos ser grandes hombres contagiosos del Reino de Dios. La gente debe encontrarse con Jesucristo al encontrarse con nosotros. No debemos tomarlo como un oficio, tan solo debemos pensar que somos personas contagiosas. A tal punto de que otros digan: "Ese hombre est loco". No debemos tomar esto como un oficio. Si lo hacemos, cometeramos una gran equivocacin.
La verdadera felicidad no proviene de las cosas materiales. La
felicidad llega por medio de Jesucristo y la gracia de Dios. Nosotros debemos testificar de Jess y anunciar la gracia de Dios. Para eso debemos ser "plagas" del Reino de Dios, para luego contagiarla. Todos nosotros somos personas contagiosas, tanto el pastor como los miembros. A travs de nosotros viene un cambio en nuestra sociedad. Por tanto, no lo tome como un oficio. Convirtase en una plaga. Convirtmonos en plagas que contagian el Reino de Dios.