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Un breve relato sobre la conciencia y todo aquello que nos aqueja en un viaje especialmente cuando se realiza de noche y en silencio. Escrito por José Daniel Valle.
Un breve relato sobre la conciencia y todo aquello que nos aqueja en un viaje especialmente cuando se realiza de noche y en silencio. Escrito por José Daniel Valle.
Un breve relato sobre la conciencia y todo aquello que nos aqueja en un viaje especialmente cuando se realiza de noche y en silencio. Escrito por José Daniel Valle.
Llevo en mi memoria el recuerdo de aquellos viajes familiares de mi infancia.
Recuerdo perfectamente el llegar a la casa de mi abuela y la posterior espera en
alguna banqueta, junto con otras veinte o treinta personas desconocidas para m y su equipaje, del autobs: la arribada de este y la prisa de las personas por meter sus maletas en el compartimiento del equipaje, y despus dentro del bus, a mi abuela asignado su lugar a cada persona. Siempre me tocaba compartir asiento con mi madre o mi abuela, pero en otras ocasiones y quiz las ms emocionantes, fue cuando me sentaban a lado de mis primos. Despus de que nos dieran nuestra torta fra de carnitas (muy buena por cierto) y las oraciones que lideraba mi abuela para que Dios nos protegiera en nuestro camino, era cuando realmente se comenzaba a disfrutar el viaje. Rara
vez
permanecamos
despiertos
hasta
tan
tarde
todos
juntos,
aprovechamos la noche para contar historias de terror. Contbamos ancdotas
que nunca sucedieron o que haban sido modificadas ligeramente para el propsito, o en el mejor de los casos, mi pap o alguno de mis tos se unan a nuestra charla y nos aterrorizaban con sus relatos ms expertos y leyendas desconocidas para nosotros. Nos sugestionbamos y aterrorizbamos. Pero despus, la pesadez de la noche y el arrullo del camin terminaban por sucumbirnos, y quedbamos dormidos chuecos sobre los asientos. Con excepcin del chofer y quiz de mi abuela, siempre era el ltimo en dormirme. Y lo nico que tenia para distraerme en lo que el sueo llegaba era contemplar el paisaje ventana.