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Djense, djense, pacos culiaos, sultame.

No ves que no pude resistirlo le dije


al sargento de la cuarta comisara. No aguant la burla del sujeto ese. No,
seor dispuesto yo a dejar caer los brazos as porque s? Jams. Mreme bien,
soy un emprendedor para que usted sepa. Un cuidador, un nochero del futuro
No cree acaso en el futuro? Mejor vaya maana a preguntarle a su madre
quien, con todo respeto, me imagino vive- o a cualquier amigo si creen en l.
Estos pacos culiaos.
No tengo nada en los bolsillos, oiga, ya, perdn por el garabato. Fjese. Est
bien: lo golpe porque no soport esa mirada, esa confianza desmedida de
quien sabe que ha trazado un plan perfecto en los imperfectos das de hoy.
Sargento, si usted le hubiese visto esa mirada. Esos ojos blanqusimos,
rodeados de color cobre. El cobre, y esto s lo sabemos bien me dijo, es el
paal de la historia: por el momento evita que caguemos como pas.
Vena yo de una entrevista de trabajo cuando llegu a Moneda 511, oficina 325,
o mejor dicho cuando di con la direccin antes de entrar al edificio, una fila de
quince personas esperaba SU turno para poder dejar el currculum. El aviso del
diario, en internet por supuesto, peda gente con experiencia para cargo de
Junior Ejecutivo. As, con apellido y, claro, la necesidad de perseguir el futuro es
lo que lo hace a uno fingir que avanzamos y que los aos anteriores han sido
una preparatoria, una pre-vida, un ensayo superado.

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