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Vivoras
por @dolartoday -Marzo 15, 2013en Opinin
A Chvez le lleg su hora. Sus cmplices temen que la suya tambin. Y eso explica la
opereta y la furia de las vboras. S, queridos lectores: es de la famosa novela de
Franois Mauriac de donde tomamos prestado el nombre de estas lneas. Porque viene
como anillo al dedo a la opereta con fondo trgico que se representa en Venezuela. No
cabe duda de que el Comandante se la busc.
Pudo conseguir el consuelo de un final digno para su turbulenta carrera de mal
militar y eficiente demagogo. Prefiri llevar al extremo su pasin narcisista por el
mando, ceder ante sus odios y aspirar a la pompa mundana de una apoteosis que lo
semejara a Bolvar.
Pero se va a quedar con los dolores del prcer, sin un pice de su grandeza. Lo que
hay en torno suyo, esa carrera por los restos de la piata que va a romperse, es lo que
tiene merecido su memoria. Los que conspiran en silencio para alzarse con trozos del
poder tienen comprometida su conciencia y justos temores por el examen de su
conducta. Porque saben que se robaron a Venezuela, que la condenaron a cien aos de
abandono y que ha llegado la hora de que respondan ante la Historia.
Ese pas perdi, porque se la robaron, la mayor bonanza que ha tocado a las puertas
de cualquier nacin latinoamericana. Tres millones de barriles de petrleo a cien
dlares, para simplificar cuentas, montan trescientos millones de dlares diarios, ms
de cien mil millones de dlares por ao. De lo que no hay ni especies nufragas.
Despus de 14 aos de producir semejante fortuna, a Venezuela no le ha quedado
nada. Y eso era lo que tapaba Chvez con su agresividad de rufin de barrio y sus