La sociedad
del conocimiento
Icwacio AvaLos
foy elffututo ya no es como era antes,
Fanfarfermulo enorme de evidencias,
rmaretesté en un punto de quiebre,
iguMOFlicen que de quiebre civil
atofifel}cual hace que lo que imagi-
abfmmoRtomo futuro, segin una con-
tinuf{fhis 0 menos conocida veni-
‘da del pasado, no sea ya una hipétesis
factible.
No es cosa de entrar aqui en el detalle
del asunto, el cual empieza a ser, por lo
demas, moneda de uso frecuente entre
nosotros. Me limitaré a decir que, con
diversos detonantes, se estan generan-
do transformaciones profundas en to-
os los planos de la vida, pero que, en-
tre ellos -y que no suene a detetmi-
nismo, por favor-, el detonante del de-
sarrollo de la clencia y la tecnologia es
fundamental.
El capital intelectual
La economia que los economistas de-
nominan “real”, esto es, no la que se
juega en los casinos financieros, sino
aquella integrada por el conjunto de
actividades que crean riqueza, esta ex-
perimentando cambios radicales. Des-
de hace rato han surgido nuevas formas
‘organizativas para la produccién de bie-
nes y servicios, expresién de un mode-
lo que no se puede entender solo, ni
principalmente, a partir de los factores
tradicionales de produccién (capital,
tierra, trabajo), sino de la capacidad con
{que se cuente para generar, acoplar, usar
¥ydifundir conocimientos y tecnologias.
os niimeros no dejan tugar a dudes,
ni siquiera entre los més reacios, a los
que se aferran ala idea de que el mun-
do sigue siendo el que fue durante, di-
gamos, los altimos cincuenta afos
Mediante ia adopcion de nuevos esque-
mas de medicion, la gente del Banco
‘Mundial ha calculado, por ejemplo, que
los 29 pafses que concentran el 80% de
Ja riqueza total del planeta, deben su
bienestar, en un 67%, al capital inte-
lectual (educacion, investigacin cien-
tifica y tecnol6gica, sistemas de infor-
‘maci6n), en un 17 % a su capital natu-
ral (materias primas) y en un 16% a su
capital productivo (maquinari, infa-
estructura). Otras muchas cifras y &
ddencias sealan, en el mismo sentido,
la “desmaterializacion” del proceso pro-