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La leyenda cuenta la historia de una mujer que perdió su vaquita lechera mientras pastaba cerca de la Olla del Panecillo. Al buscar a su vaquita, la mujer encontró la entrada a un palacio encantado dentro de la olla, donde una princesa le regaló un choclo y un ladrillo de oro para consolarla. La princesa aseguró que la vaquita estaba sana y salva, y cuando la mujer salió del palacio, su vaquita apareció y ambas regresaron a casa felices.
La leyenda cuenta la historia de una mujer que perdió su vaquita lechera mientras pastaba cerca de la Olla del Panecillo. Al buscar a su vaquita, la mujer encontró la entrada a un palacio encantado dentro de la olla, donde una princesa le regaló un choclo y un ladrillo de oro para consolarla. La princesa aseguró que la vaquita estaba sana y salva, y cuando la mujer salió del palacio, su vaquita apareció y ambas regresaron a casa felices.
La leyenda cuenta la historia de una mujer que perdió su vaquita lechera mientras pastaba cerca de la Olla del Panecillo. Al buscar a su vaquita, la mujer encontró la entrada a un palacio encantado dentro de la olla, donde una princesa le regaló un choclo y un ladrillo de oro para consolarla. La princesa aseguró que la vaquita estaba sana y salva, y cuando la mujer salió del palacio, su vaquita apareció y ambas regresaron a casa felices.
Haba una mujer que llevaba su vaquita al Panecillo.
All la pastaba siempre porque no tena potrero propio. Un buen da, mientras recoga un poco de lea, dej al animal cerca de la olla que todava hay en la cima de la colina. A su regreso ya no lo encontr en ese lugar. Llena de susto se puso a buscarlo por los alrededores. Algunas horas pasaron y la vaquita no asom. Baj hasta el fondo de la enorme olla y dio ms bien con la entrada de un inmenso palacio encantado. Sentada en el trono estaba una bella princesa. Al ver ah a la humilde seora, la Princesa le pregunt sonriendo acerca del motivo, de su visita. Llorando le cont lo sucedido esa tarde. Tambin le dijo que, de no hallar a su vaquita lechera se quedara en la mayor miseria del mundo. Para calmar un tanto el sufrimiento que padeca, la Princesa le regal un choclo y un ladrillo de oro. Tambin la consol asegurndole que su querida vaquita estaba sana y salva en el prado. La pobre mujer no tuvo sino lgrimas de gratitud por semejante generosidad. Y sali contenta del palacio, sujetando bien contra su pecho el maravilloso obsequio. Apenas lleg a la puerta de la olla mgica tuvo otra gran sorpresa. La vaquita le lanz un mugido y movi con cario su cola. La duea y su animal se dirigieron al hogar, en donde vivieron felices por el resto de sus das.