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Curso de Imagen y Oratoria

Módulo I – Lección 1

Lección 1
Introducción a la Oratoria

• El poder de las palabras

Las creencias y las ideas se forman con palabras, y se las puede reforzar o cambiar con palabras. Las
palabras determinan también las experiencias, cómo las vivimos, y hasta lo que representan para
nosotros. Pueden transformar la percepción de cualquier persona, y por ende, transformar su realidad.

El famoso escritor Norman Cousins trabajó con más de 2000 pacientes. Muchas veces constató que
cuando un paciente era diagnosticado, empeoraba. Nombres como ‘cáncer', 'esclerosis múltiple' o
'enfermedad coronaria' provocaban pánico en los individuos que sentían depresión e impotencia, y
causaba impacto en la efectividad del sistema inmunológico del cuerpo.

‘Las palabras forman el hilo con el que tejemos nuestras experiencias’, dijo acertadamente Aldous
Huxley

• Oratoria

Oratoria es el arte de hablar con elocuencia, de persuadir y mover el ánimo mediante la palabra.
Timón, un antiguo autor griego, dijo que la elocuencia es la habilidad de conmover y convencer.

Un orador, es aquella persona que posee la capacidad de expresar sus ideas con claridad y exactitud en
forma oral, o sea, la capacidad para poner en funcionamiento la mente y la lengua de forma ordenada,
al tiempo que comunica (también) con su expresión corporal.

Tanto en lo laboral (ventas, reuniones, negociaciones, conferencias, clases) como en las relaciones
interpersonales, es de suma importancia poseer la capacidad de expresarnos en forma clara y exacta.

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De esta manera, logramos que nuestro interlocutor o auditorio entienda lo que decimos, desee oírnos, e
incluso se sienta motivado a actuar en conformidad con lo expuesto.

• Objetivos de la comunicación oral

“Todo el mundo habla por un motivo, un objetivo particular.”

Persuadir, informar, explicar son algunos de los objetivos de un mensaje (ver Figura 1). Con
frecuencia, varios objetivos deben ser abordados en un mismo discurso. Sin embargo, siempre debe
existir cierta prioridad entre ellos. Por ejemplo, pudiéramos explicar un procedimiento, pero con el
objetivo principal de que lo adopten lo más rápido posible. Esta adopción envuelve cierta acción y por
ende requiere de recursos persuasivos para logarlo. De esta manera decimos que nuestro discurso
“busca persuadir al informar o explicar tal o cual procedimiento”.

Figura 1:

• La importancia de la preparación

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Se exige preparación de todos aquellos que poseen la responsabilidad de exponer oralmente. Siempre
que se les notifique por adelantado que va a pronunciar un discurso, nunca trate de hacerlo sin
preparación.

Los discursos y presentaciones son las mejores formas de comunicar algo. A menudo, estos son
aburridos, demasiado largos, desorganizados, y difíciles de seguir. Así, como un buen discurso puede
mejorar su imagen, un mal discurso puede estropearla, convirtiéndose en una oportunidad
desperdiciada con efectos no deseados.

Un buen discurso es una manera excelente de transmitir un mensaje, de expresar los pensamientos
cuidadosamente; una manera de presentar los puntos que le parecen más importantes y lograr un
objetivo determinado. Es una oportunidad para venderse a sí mismo, sus ideas u organización. Es una
oportunidad de crear su propia imagen. Un buen discurso puede darle una reputación de “thinker” -
pensador - (alguien que sabe mucho de lo que habla) o de “doer” – hacedor - (alguien que se encuentra
en acción y que incentiva o motiva a hacer cosas).

Ser un buen orador puede darle acceso a otros públicos y oportunidades. Grandes oradores demandan
y disponen de atención. Un orador muy reconocido y autor de varios libros, Dale Carnegie dice que
los oradores necesitan de tres cosas fundamentales:

1. Haber ganado la autoridad o el derecho para hablar de un tema determinado.


2. Tener profundos sentimientos y convicciones junto con emoción en su voz, que “hagan
brillar” los ojos de quienes los escuchan. También conocido como “pasión”, y demostrado a
través del entusiasmo.
3. Tener innumerables ejemplos, historias, anécdotas y analogías a fin de ilustrar los puntos y el
mensaje que se desea transmitir.

Usted puede ser un destacado, imponente y apasionado orador. Puede impartir entusiasmo, autoridad y
credibilidad. Pero, esto demanda tiempo y buena voluntad para examinar su discurso y sus cualidades
de oratoria, lo suficientemente necesario para practicar nuevas maneras de escribir y de exponer un
discurso.

El primer paso para ser un gran orador es tener presentes las cualidades del estilo oral antes, durante y
después de preparar su discurso. Al igual que en el estilo escrito, la claridad, la concisión, la

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coherencia, la sencillez y la naturalidad, son características muy importantes en toda comunicación;


porque para que el mensaje sea seguido y aprobado por el auditorio, tiene que ser inmediatamente
comprendido.

Recuerde que ha diferencia de un texto escrito, a un oyente no le es permitido hacer lo que un lector no
ha entendido de primera intensión, es decir, volver sobre el mismo texto cuantas veces lo estime
necesario. Examinemos las siguientes cualidades del estilo oral:

• Cualidades del estilo oral

- Claridad

Generalmente se habla de claridad en referencia a una expresión al alcance de un hombre de cultura


media, pero quiere decir además, pensamiento transparente, conceptos bien dirigidos, exposición
limpia, es decir, con sintaxis correcta y vocabulario o léxico al alcance de la mayoría. En este sentido,
un estilo es claro cuando el pensamiento del que emite el mensaje penetra sin esfuerzo en la mente del
receptor.

Cuando se habla sobre un tema que no es familiar, existe la tendencia a creer que las palabras de que
nos servimos son comprendidas por todos. Si bien esto es cierto cuando nos dirigimos a un auditorio
especializado, disertando sobre un tema de su propia especialidad, esta realidad no es aplicable a otros
muchos casos, porque los vocablos técnicos y científicos poseen un sentido preciso y limitado. En este
caso, si fuere necesario utilizar con el máximo rigor un vocabulario adecuado a la receptividad del
oyente (cibernética, finanzas, psicología), debe comenzarse por explicar o definir dichos conceptos, y
si el nivel de cultura general del auditorio lo exige.

Han de evitarse las disonancias (sonidos desagradables, perturbadores, molestos), confusiones y


ambigüedades, empleando la menor cantidad de veces posibles las frases complejas, porque se corre el
riesgo de que el auditorio se vea arrastrado a la necesidad de unir el comienzo con el fin, distrayéndose
en definitiva la atención como resultados de este esfuerzo.
Debe tenerse en cuenta además, que una mayor intensidad de la voz ,siempre que ello se produzca
dentro de límites razonables, sirve a la claridad.

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- Concisión

El estilo conciso resulta de utilizar sólo palabras indispensables, justas y significativas para expresar lo
que se quiere decir. Claro que esto no debe confundirse con un estilo “ultracondensado”, sino que la
concisión es enemiga de la verborrea, de la redundancia, del titubeo expresivo, porque todo esto
obstruye los canales de comunicación y el mensaje no llega adecuadamente –en ocasiones ni siquiera
llega- al receptor o auditorio. La concisión, tampoco significa, “que sea preciso cortar las alas a la
fantasía no a la imaginación, renunciando al color o a la magia de las palabras”.

No hay que expresar sino lo que tiene un valor real de comunicación, eliminándose todo lo que sea
banal y vulgar, todo lo que pueda desagradar al auditorio, por poco exigente que este sea. Es absurdo y
diría hasta inútil, abusar de la atención de un auditorio durante una hora, cuando el tema puede
desarrollarse y agotarse en treinta minutos. (ver Artículo de Lectura “El Poder de la Precisión” de
Anthony Robbins)

- Coherencia.

Siempre que se comunica algo en forma oral, el orden en el que se encuentran las ideas ha de ser tal,
que el oyente se vea precisado a coordinarlas en su cerebro.

Las relaciones entre las ideas expuestas deben ser lógicas y las contradicciones, evitadas. Si se
anuncian paralelismos o antítesis, es necesario que seguidamente se presenten verdaderos paralelismos
y verdaderas antítesis.

Cuando el orador está expresando un punto de vista personal, o bien, si va a exponer seguidamente el
punto de vista de otra persona en la sustentación de una tesis, siempre debe prevenir a quienes le
escuchan, de lo contrario, inducirá a error y perturbará a su auditorio.
Otra regla que guarda estrecha relación con la coherencia, es la de ajustar el vocabulario al nivel que
se presume en los oyentes, porque si no lo hiciéramos estaríamos desatendiendo también el requisito
de la claridad en la exposición, al que nos hemos referido precedentemente.

- Sencillez

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La sencillez es otra condición necesaria del buen estilo en la comunicación oral, que se refiere tanto a
la composición de lo que hablamos, como a las palabras que empleamos. Sencillez es huir de lo
complicado.
Si embargo, ser sencillo no es tan fácil como pudiera creerse, porque cuando nos paramos frente a un
auditorio que está pendiente de nuestras palabras, un sentimiento innato de vanidad o impulso hasta
natural de egolatría, nos lleva a tratar de distinguirnos de los demás.

- Naturalidad

Un orador será natural cuando se sirve de su propio vocabulario, de su habitual modo expresivo.
Hablar naturalmente es procurar que las palabras y las frases sean las propias, esto es, las que el tema
exige, huyendo siempre de la afectación y del rebuscamiento.

Sin embargo, la naturalidad no nos exime de la elegancia, antes bien, la requiere para no caer en la
plebeyez. El orador podrá alcanzar las más altas cimas de la belleza, si sabe y puede conjugar lo
natural con lo preciso, procurando siempre aunar la sencillez y la exactitud.

• El orador. La cualidad más deseable de un orador

"Hay tres clases de oradores: aquellos a los que se les escucha; aquellos a los que no se les puede
escuchar, y aquellos a los que no se puede dejar de escuchar".

Si no hay entusiasmo por el tema no habrá emoción al expresarse, y tampoco poder de convicción.
Para tener entusiasmo el tema del que hablamos debe ser un tema sentido, importante o conmovedor
para nosotros.

En contraposición se le preguntó a un brillante orador: -¿Puede usted expresar con una palabra, cual es
la cualidad más deseable para hablar en público? La respuesta que dio fue: "vitalidad". Y agregó: "Se
han escrito capítulos enteros sosteniendo la necesidad de que el orador debe tener entusiasmo. Pero
'vitalidad' es una palabra de mucho más alcance que 'entusiasmo'. Encierra entusiasmo, junto con
verdad y otras 'cualidades que dan vida', y que aseguran que el entusiasmo estará debidamente
dirigido.

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Es casi imposible impresionar a un interlocutor o auditorio si el tema del que hablamos no surge
verdaderamente de nuestro interior.

• Espontaneidad versus improvisación

Muchas veces leemos o escuchamos a personas hablar de improvisación. Muchos alegan que es una
cualidad destacable. Pero es importante para nosotros definir claramente cuál es el significado de la
palabra improvisación

Entiéndase improvisar como el acto de actuar o hablar sin reflexión detenida o con desconocimiento
del objeto que se trata. Es así que tenemos personas que hablan y nunca sabe(mos) en dónde terminará.
“Tal como un naufragio en aguas turbulentas, así es la improvisación.”. En la oratoria moderna no hay
lugar para este tipo de habla, la misma demuestra una falta de responsabilidad e interés genuino por el
auditorio quién no tardará en dar cuenta de tal desprolijidad.

Ahora bien, podemos ser espontáneos. Y esto sí podemos aprender. Este tipo de habla implica:
conocimiento sobre el tema, reflexión previa sobre los aspectos a desarrollar, visualización de las
partes y del discurso en su totalidad y clara definición del objetivo de la exposición.

Cómo vemos en ambos casos no existe, de antemano, una selección cuidadosa de palabras o frases.
Sin embargo, la diferencia es abismal.

• Bosquejos

Un bosquejo es un instrumento… “un machete”. Usted puede contar con un bosquejo escrito o uno
mental. Aunque se recomienda utilizar bosquejos escritos para quienes comienzan a entrenarse en este
arte podemos desarrollar ciertas habilidades mentales que faciliten el uso de un bosquejo mental.

Los bosquejos escritos se divide en: bosquejo temático y bosquejo de oraciones. Veamos sus
características:

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- Bosquejo de oraciones

En el bosquejo de oraciones todo el discurso se declara en forma de oraciones completas, tal como
serán expresadas oralmente.

Este bosquejo a diferencia del bosquejo temático, permite, a novatos oradores, poseer mayor confianza
y equilibrio, disminuyendo el miedo oratorio. ¿Por qué? Pues, este tipo de bosquejo tiene un efecto
psicológico en el orador. Este sabe que todo lo que tiene que decir está allí y no omitirá palabras ni
frases claves, al mismo tiempo que cumplirá con el tiempo asignado para su discurso, ya que habrá
preparado de antemano la duración de todo lo que debe decir. Muchos oradores experimentados
utilizan este tipo de bosquejo ya que saben que algunos no logran ordenar sus pensamientos bajo una
exposición oral, a veces producto del miedo o bien, como resultado de la falta de preparación. Aún así,
muchos otros lo utilizan debido a la importancia de que el mensaje sea emitido de manera tal que no
de lugar a dobles entendidos o a frases sacadas de contexto. Así muchos políticos con grandes cargos
utilizan bosquejos de oraciones.

- Bosquejo Temático

Para preparar un bosquejo temático, simplemente anote el tema en la parte superior de la página.
Entonces escriba concisamente los puntos principales debajo del tema, comenzando cada punto
principal desde el margen izquierdo. Los puntos secundarios para cada punto principal se pueden
escribir más hacia dentro, es decir, un poco a la derecha del margen, bajo el punto que apoyan.

Si estos puntos secundarios poseen otros puntos que lo apoyan, éstos se pueden colocar un poco más a
la derecha.

Ahora puede ver con una mirada rápida a su bosquejo cuáles son los puntos sobresalientes que llevan
las ideas principales que usted quiere que el público entienda. Esto es útil al pronunciar un discurso,
porque puede colocar énfasis en éstos, repitiendo las palabras claves mientras habla; al mismo tiempo
permite mayor libertad de expresión, adaptando su material a las circunstancias y al auditorio presente.
Recuerde que este tipo de bosquejo exige un discurso espontáneo, por tanto merece una intensa
preparación.

- Bosquejo Mental

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Si le preguntara como se llega (en auto) a cierta Ciudad que usted conoce muy bien es posible que se
detenga un momento y comience a señalarme (literalmente) rutas, accesos, carteles, y otras referencias
tal como si estuviera realmente allí. Lo mismo ocurre con un bosquejo mental.

El bosquejo mental es una representación imaginaria de los puntos principales y secundarios, la


introducción y la conclusión del discurso tal como si tuviera en su mano un bosquejo escrito. Es la
“visualización mental” del bosquejo temático, del mapa.

Ahora bien, ¿qué modelo elegir?. Pues, en realidad ninguno es mejor o peor que otro. Como dije antes,
existen circunstancias en las que quizás sea más conveniente utilizar un modelo antes que otro. Sin
embargo, cada uno debe utilizar aquel con cuál se sienta mas a gusto, más cómodo en su disertación.
Recuerde que son estilos distintos y dependen en gran manera de factores tales como: habilidades y
experiencia del orador, tipo de disertación, y ámbito o marco de circunstancia en el que se
desenvolverá. Aún así es aconsejable lograr dominar, en primera instancia, el bosquejo de oraciones y
luego, ir reemplazándolo gradualmente por uno temático.

Consideraciones para el desarrollo de discursos escritos:

- El título debe encabezar la primera página del bosquejo. De esta manera podrá saber a simple vista
que tema esta tratando y si posee el bosquejo correcto. De lo contrario puede sucederle como a
uno de nuestros ex presidentes, quien comenzó a hablar ante un numeroso público y a los minutos
dijo: “Perdón, me equivoque de discurso”.

- Marque las pausas. Puede marcar las pausas de su discurso con símbolos o con espacios blancos;
cómo así también utilizar recursos similares para diferencias los puntos principales.

- Escribir con un estilo y tamaño de fuente qué le resulte más cómodo a la vista.

- Destaque las frases claves con negrita o tamaño de fuente especial.

- Utilice colores (excepto amarillos, verdes claros, etc.)

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- Cada página debe estar numerada en el ángulo superior derecho. De esta manera, si su discurso
posee muchas páginas a simple vista podrá saber si esta ordenado o no, y en caso de no estarlo, los
número arriba les permitirán (con mucha habilidad) ordenarlo sin que nadie se percate de ello.

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