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¿Por qué se produce el olvido?

Las personas utilizan expresiones como “me he olvidado” o “no te olvides” con mucha
normalidad. Pero, ¿qué es el olvido?

Según los expertos en memoria, el olvido no existe lo que ocurre es una imposibilidad
temporal en el acceso a la información almacenada en la memoria. Es decir, la
información sigue estando en el cerebro pero no se puede acceder a ella.

Hay muchas razones por las que nos olvidamos de las cosas y éstas se solapan a
menudo:

- Unas veces nos olvidamos porque cuando aprendimos la información no


estábamos prestando la suficiente atención. Por ejemplo, durante una pesada
explicación en el colegio.
- Otras veces, la información llega a nuestro cerebro, pero como no guarda
ninguna relación con otra idea que ya esté en nuestra mente (o no hemos creado
un vínculo que las una) se pierde. Esto suele ocurrir cuando se intenta estudiar
por los apuntes de otra persona.
- A veces, como no utilizamos con frecuencia la información, ésta pierde fuerza y
se desvanece. Un ejemplo claro lo tenemos cuando estudiamos a la fuerza el día
antes de un examen y al día siguiente “vomitamos” el contenido y lo olvidamos
sobre la marcha.
- En algunas ocasiones, fue tan traumático el aprendizaje que el cerebro elimina el
acceso a ésta. No hace falta ser dramáticos, ¿a qué te acuerdas mejor de aquellas
cosas que aprendiste de niño que te gustaban que las que no? Este fenómeno se
conoce como amnesia disociativa.
Sin embargo, podemos utilizar estos elementos facilitadores del olvido como aspectos a
tener en cuenta para inducir el recuerdo, así:

- si la falta de atención condiciona el establecimiento de relaciones entre la


información nueva y la que ya está almacenada en el cerebro, una práctica eficaz
puede ser la realización de ejercicios y juegos que mejoren la atención;
- si el establecimiento de relaciones es un agente facilitador del recuerdo, se
deberá entrenar al cerebro para el establecimiento de relaciones de semejanza
entre la información que se conoce y el nuevo material que se aprende o que se
desea recordar en el futuro;
- si la información que se aprende no va a ser utilizada con frecuencia, habrá que
familiarizar al cerebro con una serie de disparadores que evoquen la información
cuando ésta sea necesaria, como ocurre cuando se aprende el número de
emergencias. En este caso el disparador es el concepto de peligro, que
automáticamente evoca el número del servicio de emergencias;
- por último, si los recuerdos cargados de emociones negativas pueden bloquear el
acceso a la información almacenada, ¿por qué no asociar el elemento a recordar
con emociones positivas? Así ocurre por ejemplo con determinados olores que
evocan momentos felices de la niñez.

Para el desarrollo de estas habilidades algo fundamental es el entrenamiento cerebral.


Para ello, científicos como el Dr, Kawashima han diseñado programas de ejercicios
como el Brain training que realiza un análisis de las destrezas memorísticas,
atencionales, asociativas, espaciales, temporales, deductivas o de vocabulario, entre
otras; y presentan actividades para ejercitarlas cada día. El problema suele ser que
muchas veces se comienza el entrenamiento y se abandona desde que la persona siente
que ha conseguido un nivel “aceptable” de mejoría.

Por ello, es de mucha utilidad compartir los logros obtenidos con un compañero de
entrenamiento. Esto puede hacerse de muchas formas: quedando con amigos para jugar
con juegos de memoria en casa, compartir nuestras experiencias en foros de personas
que realicen entrenamiento cerebral o participando en competiciones amateurs de
entrenamiento mental, como hacen los usuarios de The brain training, una plataforma de
juegos para el entrenamiento cerebral de forma entretenida y amena.

Si estás interesado en mejorar tus habilidades perceptivo-cognitivas y conocer a


personas que compartan tus intereses, visita el siguiente enlace
http://facilmente.thebraintraining.com/

Jenny Guerra Hernández,


Coordinadora del gabinete psicopedagógico Fácilmente.

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