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SARAH B. POMEROY STANLEY M. BURSTEIN WALTER DONLAN JENNIFER TOLBERT ROBERTS LA ANTIGUA GRECIA Historia politica, social y cultural ‘Traduccién castellana de Teéfilo de Lozoya CRITICA BARCELONA Primera ediclon: enero de 2002 Primera edicin en rstica: enero de 2011 [No se permite la reproduccién total o parcial de est libro, ni su incorporacin aun sistema informéico, ai au tenamisiGn en cualquier forma por cualquier medio, ea éte electrénico, imecinico, por fotocopie, por erabacién u ots métodos, sia el pemiso previo y por excrito “gol edlion La intraccign de los derechos mancionados puede ser constintiva de delito ‘conta la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Cédigo Penal) Dirtjase a CEDRO (Centro Eepaiiol de Decechos Reprogréficos) si necesita fotocopiar co escanear algda fragmento de esta obra Plede contactat con CEDRO a través de Ia web ‘warw:conlicenela.com 0 por telefono en el 91 702 19 70/93 272.04 47 DDiseio de ta cubiert: Jaime Femindez Tustracin de cubierta: © Getty Images. Fotografia da Richard Novatz ‘Composicién: Pacmer, S.A © 1999 Oxford University Press, Ine, ANCIENT GREECE: A POLITICAL, SOCIAL, AND CULTURAL HISTORY, 'FIRST EDITION was originally published in English in 1999. “This tcanslaton is published by arrangement widh Oxford University Press © 2010, de ta tadncci6o: Tesfilo de Lozaya. (©2011 de la presente edicion para Espatia y América: CRITICA, 8. L., Diagonal 662-664, 08034 Barcelona ‘ditoral@ed-critoa.es ‘wurwed-citicaes ISBN: 978-84-9892-170.0 ‘Depésit legal: M. 50304 -2010 ‘2011, Impreso y encusdemado en Espaia por Huerta Industias Gréficas Para Bob, Dorothy, Gail y Jordana PREFACIO El objeto del presente volumen es compartir con el lector una rica y compleja vi- ‘én de la Grecia antigua forjada gracias a la colaboracién de cuatro especialistas que Henen una formacién y unos intereses muy distintos. Emprendimos la tarea debido a la Srustracién que sentimos al no encontrar una obra en un solo volumen que proporcio- ‘nara al lector una historia global de la civilizactén griega desde sus comlenzos en el ‘Segundo mnilenio a. C. hasta el pertodo helentstico, Ha pasado més de un cuarto de si- glo desde que se produjo el tltimo intento de contar esa historia en profundidad; todos Jos manuales recientes 0 bien se centran en los acontecimientos politicos y militares 0 bien omiten el pertodo helentstice. Esperamos que Ia obra que hemos escrito resulte ‘iil y satisfaga tanto al lector profano como al estudiante que tenga que wilizarla en su facultad. Hemos intentado darle un ritmo y una extensién adecuadas « la duracién de ‘un semestre 0 un cuatrimestre dedicado al estudio de la historia y la civilizacién grie- «20s, es decir inna extensién suficiente para un estudio pormenorizado y en profundidad, ¥ al mismo tiempo una brevedad que permita al profesor asignar al estudiante la con. ‘sulta de las fuentes primarias que le permitan entender mejor un mundo a la vez cono- cido y extrari. Al incorporar los frutos de las investigaciones mds recientes hemos in- tentado alcanzar un equilibrio entre lo que es un estudio de historia politica, militar social, cultural y econémica. El legislador ateniense Sol6n, que intenté conciliar las ri. validades de los partidos polticos de su época, se lamentaba de que, al querer com- placer a todos, parecia que no habia complacido a ninguno. Esperamos que los retos {que hemos tenido que arrostrar.en nuestro afén por integrar los diversos aspectos de la clvilizacién griega no nos obliguen también a nosotros a lamentarnos de esa forma. La cultura griega se forjé en el crisol de las civilizactones de la Edad del Bronce ‘que surgieron en unos mundos tan dispares como el Egipto unificado o Mesopotamia, caracterigada por su enorme fragmentacién. Tras absorber los conocimientos claves que tentan aquellos vecinos tan desarrollades —por ejemplo la metalurgia o la exert. tura—, los griegos crearon una cultura peculiar caractericada por una creatividad, versatilidad y una flextbilidad asombrosas, Al final ese mundo se disolvié en la civili- zacin griega, que Hegarta por el oeste hasta Francia ¢ Italia, y por el este hasta Paks tn, y que se mezcl6 con muchas otras culturas, por ejemplo'ta macedonta, la siri, la frania, la egipcia, la romana y finalmente la bicantina. El griego se comvirtié en la len- gua comtin de todo el Oriente Préximo, y en la que se escribieron los textos recogidos 10 LA ANTIGUA GRECIA eno que llamamos Nuevo Testamento. Tras su incorporacién al Imperio Romano y la usin de los elementos helénicos e itdlicos exstentes en la mitologta y el arte, surgié la cultura hirida Hamada wcldsicas, destinada a ocupar un lugar importanttsimo en las tradiciones de Europa y América. Enire el declive dela Edad del Bronce y la difusion de la cultura griega por el Me- diterrineo, la civilizacién helénica lleg6 a tener una riqueza extraordinaria, caracteri- ‘ada por la diversidad dentro de la unidad. El mundo de los poemas homéricos, la ada y la Odises, era radicalmente distinto del de los siglos Vy wv, pero ambas obras “siguieron siendo los textos mds estudiades habitualmante en las escuelas, y se dice que ‘Alejandro Wevé consigo en sus desplazamientos una copia de las obras de Homero ,y ‘que se lamentaba de no tener un gran poeta que lo inmortalizara, como Homero hicie- ra con Aquiles. Aunque la religidn inspirara buena parte de la arguitectura, la literate 1ra@ incluso las competiciones atléticas, clebradas en honor de los dioses, parece que las gobiernos y la sociedad de Grecia fncionaron a menudo de un modo absolutamen- te secular. El matrimonio, por ejemplo, era un asunto puramente secular, y nose crefa ‘que el divorco disgustara en absoluto a los diases. Los diases estaban en todas partes Yen ninguna, Las ideales de igualdad fueron propugnados a menudo por hombres que 4ollan tener esclavos y cre(an en la inferioridad de la mujer. Esparta y Atenas, cerrada y marcial la una, culta ¢ intelectual la otra, se consideraban a sf mismas las polos ‘puestas; Tuctdides expresa muchas de esas diferencias, desde el punto de vista ate- lense, en la oracién fnebre por las caldos en la guerra que pone en labios del esta- distaateniense Pericles. Sin embargo, las poblaciones de uno y otro estado vivian de la ‘agricultura, adoraban a Zeus ya los demds dioses oltmpicos, tenfan a las mujeres s0- metidas los hombres, cr(an firmemente en la esclaviad (jsiempre y cuando no fue- ran ellos los esclaves!), sacrileaban animales, consideraban la guerra una constante de la vida humana, predicaban una ética de igualdad entre los ciudadanos de sexo ‘masculino, cultivaban el deporte y se divertian en los Juegos Olimpicos otros certé- ‘menes, no dudaban en alabar el imperio de la ley, consideraban a los griegos superio- ras alos no griegos, y admittan como dogma de fe la primacta del estado sobre el indi- viduo. La historia de los griegos antiguas es uno de los cuentos con final fellc més tnespe- rado de la historia universal. Un pueblo pequefo que habitaba en un pats pobre situa- do en la pertferia de las chilizaciones de Egipto, el Oriente Prdximo, el griego, cred una de las culturas mds notables del mundo. Las griegos realizaron contribuciones funda- ‘mentales en casi todos los terrenos de las artes y las clencias, y su legado sigue estan- do vivo en la civilizaclén occidental y en la isldmica, Durante'el Renacimiento y el siglo xvm, Esparta fue admirada como modelo de constitucin mixta », por Io tanto, ‘stable, Durante lazsiglos x0 y xx el mayor interés se centré en Atenas, donde pode- ‘mos apreciar la paulatina erosién de los privilegios basados en la riqueea y la cuna y eldesarrollo de unos mecanismos democréticos: cddigos de leyes y tibunales de just- ia, procedimlentos para seleccionar a los funcionarios y garantizar su responsabii- dad) y debates y votaciones pblicas de las asuxtosinternosy politica exterior. Esparia ‘y Atenas se enfrentaron en varias guerras ruinosas para las dos, y la propensién de los ‘stados griegos a enzararse en luchas constiiyS uno de los rasgos caracteriticos de ‘su historia. El conflieto bélico que devasté el mundo helénico entre 431 y 403, lala- mada Guerra del Peloponeso (debido a que a Esparta estésituada en la peninsula del ‘mismo nombre), frend la extraordinaria oleada de creatividad que caracterizb el si- PRERACIO u {glo v, cuando se produjeron las tragedias de Esquilo, Séfocles y Eurlpides, las come- dias de Arist6fanes, la construccién del Partendn de Atenas y del templo de Zeus en (Olimpia. Durante esta lamentable etapa y las décadas sucesivas, los pensadores conti- ‘nuaron explorando las éuestiones que ventan intrigando a los intelectuales griegos por Tomenos desde el siglo vi: las origenes del universo,y los mecanismos que rigen su fun- cionamlento; la relacién existente entre physis, «naturaleza», y nomot, écostumbre> 0 ‘cleys; qué saben los moriales de los diases y cémo pueden obtener ese conocimiento; (qué podrtan desear los dioses de los hombres; si era posible para los humatios tener un ‘conocimiento verdadero 0 no; cudles eran las mejores normas que permitieran a los Ihombres vivir en sociedad; cudl era la mejor forma de educacién, quién estaba mds ‘capacitado para impartirla y cémo padia aprovecharse de ella la gente; 0 en qué clr- unstancias el gobierno de un solo hombre sablo podia resultar en itimo términa lo ‘major. Se plantearon ademAs nuevas cuestiones: sila intervencidn en la politica deba Ser efectivamente el principal interés de la vida del hombre o no; si el individus podta descubrir una identidad al margen del estado o no; sila guerra merecia los sacrificios, ‘que comportaba o no; e incluso si la esclavitud y la emancipacién de la mujer eran ne- ‘Cesarias 0 no (aunque todas estas especulaciones radicales no trajeron consiga ningtin. ‘cambio social) Iremediablemente las conguistas de Alejandro, las matrimonio en masa ‘celebrados entre los soldados macedonios y las mujeres persas y medas en 324 a. C., y {a cultura hfbrida que se creé en toda el Asia occidental y Europa pusieron en entredi- cho las ideas convencionales de los griegos en torno a la clara linea divisoria que se- ‘paraba a los griegos de los no griegos, los lamados «bérbaros», esto es los pueblos ‘que, al hablar, parectan decir ebar, bar, bars. En algunas de las tierras incorporadas a, Tos muevos imperios macedénicos, a mujer gozaba de una condicién mds etevada que la ‘que tenta en la mayor parte del mundo griego, hecho que a veces influyd mucho en {a aristocracia colonial macedonia y que cambié unas tradiciones profundamente arrajgadas. ‘El pats que el poeta lord Byron Ilamé la etierra de los dioses pendidos» sigue vivo ‘ena imaginacién moderna. Lo que esperamos de este libro es que rellene esas tmdge- nes roménticas con realidades hist6ricas. Durante las iltimas décadas nuestro cono- cimiento de la Grecia antigua se ha ampliado muchisimo. Gracias a la labor de una generacién de especialistas de gran talento, nuestros conocimientos sobre numerosot daspectos de la historia y la vida de los griegos se han transformado y siguen haciéndo- to en la actuatidad. La arqueologta ha revelado la importancia crucial de la Epoca Os- ‘cura, mientras que la antropologta comparada ha arrojado bastante luz sobre el ca- rdcter de la sociedad arcaica y ha puesto de relieve la naturaleza oral de la primitiva ‘cultura griega. Al mismo tiempo, los estudiosos de la historia social han abandonado el interds que tradicionalmente habfan demostrado por la elite, esto es el estrato social ‘que dejé testimonio escrito de sus actos, y se han esforzado incansablemente en descu- brir testimontos que arrojen luz sobre la vida de aquellos que normalmente no hablar. ‘porst mimos, como, por ejemplo, las mujeres o los esclavos. La labor de sintetizar los frutos de todos estos estudios espectalicados ha constinui- do una tarea apasionante y un auténtico reto, posible sdlo gracias a la ayuda de mu- ‘has personas. Naturalmente hemos sacado un partido enorme de la labor de innuene- rables eruditos cuyos nombres nunca aparecerén citados en este volumen; tal es la yaturaleza de los estudios historicos. Tenemos asimismo una deuda impagable con Ro- bert Miller, de la Oxford University Press, y todo su valloso equipo, qué nos permitie- 2 LA ANTIGUA GRECIA r0n salir de lo que aparentemente eran unas lineas muertas interminables, y también a 0s numerosos lectores que sacaron tiempo de donde no lo habla para revisar nuestra ‘obra y que nos ofrecieron ertticas y sugerencias tan abundantes como titiles. Beth Co- ‘hen y HL. Alan Shapiro examinaron atentamente las imdgenes visuales presentadas en este libro, aunque por supuesto no son responsables de los errores de juicio en que ha- yan podido incurrir sus autores, Agradecemos asimismo a Jorgen Mejer el asesora- Imiento que nos dio sobre los Presocrdticos, y a Margaret Miles por actualizar el plano del dgora de Atenas durante la época arcaica. ._,, Por tltimo, debemos expresar nuestro agradecimiento a Gail Davis, cuya sagaci- ‘dad de editora suavizd las aristas que contentan algunos capttulos; a Robert Lejeune, que nos proporcioné ayuda informética cuando mds la necesitdbamos y que aguan- 46 con infintta paciencia nuestros constantes fallos téenicos; y a Miriam Burstein, que tno sélo se encargd de conseguirnos los permisos necesarios de las distintas editoria- les, sito que ademas ejecut6 con simpatta y firmeza a un tiempo la dificil tarea de re- cordaras que extébamos escriblendo para simples mortales, y no para divinidades omniscientes. ‘Nos gustaria ademds lamar Ja atencién del lector sobre el amplio glosario inclui- do al final del volumen, que le proporciona definiciones breves de muchos de los tér- ‘mines utlizados en el texto, Sounifer Roberts, Now York City ‘Walter Donlan, Irvine, California _— Stanley Burstein, Los Alamitos, California ‘Sarah Pomeroy, New York City AGRADECIMIENTOS ‘Los autores desean expresar su agradecimiento a las siguientes editoriales por auto- rizamos amablemente a incluir en nuestra publicacién materiales pertenecientes a las suyas. American Histotical Association: The Hellenistic Period in World History, de Stanley M, Burstein, Copyright © 1996. Ais & Philips, Lid: Plato: Phaedrus, edici6n y traducci6n de C. J. Rowe. Copycight © 1988. Cambridge University Press: The Hellenistic Age from the Baste of Ipsos to the Death of Kleopatra Vit, ediciGn y traduccién de Stanley M. Burstein, Copyright © 1985. Columbia University Press: Zenon Papyri. Business Papers ofthe Third Century B.C. Dealing with Palestine and Egypt, vol. 2, edicién de W. L. Westermann, C. W. Keyes, yH. Liebesny. Copyright © 1940. Harvard University Press y Locb Classical Library: Fsocrates, vol. 1, traduccion de George Norlin. Copyright © 1928. Johns Hopkins University Press: Hesiod: Works and Days, waducci6n de Apostolos N. ‘Athanassakis. Copyright © 1983; y Pindar’s Victory Songs, taduccién de Frank. [isetich. Copyright © 1980. Oxford University Press: The Republic of Plato, traduccién de Francis MacDonald ‘Comford. Copyright © 1945; The Polities of Aristotle, taduceién de Emost Barket. Copyright © 1946; y Xenophon: Oeconomicus: A social and historical commen- tary, ediciGn y traduceién de Sarah B. Pomeroy. Copyright © 1994. Penguin Books: Plutarch: The Age of Alexander, wraduccién de Tan Scott Kilvect. Copyright © 1973; y Plutarch on Sparta, traducci6n de Richard Talbert. Copyright © 1988. Schocken Books: Greek Lyrie Poetry, waducciéa de Willis Barustone, Copytight © 1972, University of California Press: Sappho's Lyre, eaduccién de Diane 1, Rayor. Copyright © 1991, University of Chicago Press: Aeschylus: The Persians, taduccién de S. Bemardete, y Aeschylus: The Oresteia, traduccién de R. Lattimore, en The Complete Greek Tra- sgedies, vol. 1, edicién de D. Grene y R. Lattimore. Copyright © 1959; Antigone, “4 LA ANTIGUA GRECIA ‘uaducciGn de Elizabeth Wyckoff, en Greek Tragedies, vo. 1, edicién de David Gre- ne y Richmond Lattimore; The History of Herodotus, traduccién de David Grene. Copyright © 1987; y The Miad of Homer, traduccién de R. Lattimore. Copyright © 1951. University of Oltlahoma Pres Copyright © 1980. W. W. Norton and Company, Inc.: Herodomus: The Histories, edicién de Walter Blanco y Tennifer Tolbert Roberts, traducciGn de Walter Blanco, Copyright © 1992; y ‘Thucydides: The Peloponnesian War, edicién de Walter Blanco y Jennifer Tolbert Roberts, traduccién de Walter Blanco. Copyright © 1998. ‘Yale University Press: Royal Correspondence in the Hellenistic Period: A Study in Greek Epigraphy, edici6n y traduceiéa de C. B. Welles. Copyright © 1934. Jlexander the Great and the Greeks, de A.J. Heisserer. ESQUEMA CRONOLOGICO Perfodo ‘Acontecimlentes Acontecimientos Desarrollo. militares Politcos y soctales cultural «500-3000 ‘Ascntamientos Domesticacén de Nealtico agreolas plantas y animales; permanentes cxxdmica ——— — —————oaoOOFDS 3000-2100 ‘Aparece la Bronce Antiguo Jerargaizacicn socia (Geico Antiguo ppoblados y comarcas 2800-1900) {Bobemados por ‘candies 2500 Uso everalizado det bronce y otros metales en el Egeo ——_— 2100-1600 72100-1900 72100-1900 2400-1900 Bronce Medio _-—Destraccin de Lema * Incursiones en Tinroduceiéa en Gciisico Medio _-yottorpoblados Grecia de pueblos Grecin de lo doses 1900-1580) Dablantes de indocuropens indocuropeo 2000 Primeros Palacios eretensos 1900 Contactos ene 1a Grecia peninsular y Creta y ol Oriente Préximo 4900 Desarrollo dea ceseritura Lineal A. pporlos eretenses EE ee ‘ons 16 LA ANTIGUA GRECIA BSQUEMA CRONOLSGICO "7 Perfodo Acontecimlentos Acontecimientos_ Desarrollo militares Politicos y sociales cultural $$ ere 41600-11150-Bronce 1600 Micenas y oes 1600 Tumbas do fora Reciente (laaico ssentamlentos 32 Reclente 1580-1150) ‘onvitten en centros e poder paricion 4s pequetes reinos 1500-1450 Los 1300 Tumbas en rmicénios x. forma ds thélor poderan de Cretan 1450 Becrtura Lineal B 1975 Destmceién de 1400-1200 Apogeo 1400 Nuovos Cnozos dsl pocero la" palace en Greta ‘guera dos ‘mlcénicos 1250-1225 «Gera de Toye 1200 Unos vaso 1200-1110 1200 Decadencia ean eincendien —Hundimiento del cultural Jos palacios sistema do palecios EEE 1150-800 fpoca 1050 Esubied- 1050 Tesgologa del seura Primitiva Imionos de pequsios hero. (Gubmicénico cnudilajes; 1125-1050) ‘migmciondelos @rotageomeico fiegos dela 1050-900) Peninsula 3 Jonia 1000 Los dovis se 1000 aificio establecen ena monumental do Peninsula yen tas Lefandh, iss ee ‘900-750 época 900 Incremento de ta ‘Oscura Reciente poblacién; ‘Protogeométtico establecimiento de 900-850) ‘muevas colonies; ‘(Geométrico Medio cexpansién del 1850-750) comercio y Ia manufactira 800 Rapido £800 Desarrollo det crecimiento dela alfabto griogo: poblacién cereccin de los primeros templos Perfodo Acontecimientos Acontecimlentos Desarrollo nllitares Politicos y sociales cultural ‘776 Fecha tradicional de los primeros Juegos Otimpieos —_——_—— OE 1750-490 fipoca "730-700 Primera 750-700 Aparicién 750-720 ‘Areaiea Guerra Moseni de las cludadee- ‘Composicisn dela (Geomético guerradeLelanto estado Miada y la Odisea Reciente 750-700) 750 Comienza la 720 Comienzo colonizaeiéa en del epertodo Oceidente ‘ofienlalizante» encl ane 700-650 Bvolucién "700 Hestodo, dea armadira y Ia comienza la época de ‘étiea hopltica 1a possta ti (669 Batalle de Hisias 670-500 Gobiemos tirénicos en rmumerosas cindades- estado 650 Segunda Guerra 650 Comienzala__——_—650 FrecciGn de Mesenia ccolonizacion dela tempos de picdea y rogiGn del Mar sdrmol;téeniea de "Negro; primera Jas figuras nogras en inscripeién lapidaria Corinto conocida do una ley; ‘Reformas de Licurgo en Esparta»; [a «Gran Retr (7) (632 Fracaso de Cité {su intento de festablecer la tiranta enAtenas 620 Coiligo de Dracéa en Atenas 600 Los tiaios (600 Comienzos dela ‘emplezan aacufiar —cienciay Ia filosofin moneda (os «Presocrticos») 18 LA ANTIGUA GRECIA Periodo ‘Acontecimientos Acontecimientos Desarrollo militares politicos y sociales cultural 582-573 Creaciéa de los Juegos Patios, {sumicos y Nemeos 560-514 Tinta de Pistatratoincrementa Pisitrato y sus ijos Ins festas religioses en Atenas ‘en Atenas 550 Hegemonta de ‘Esparta en el Peloponeso 530 Téenlea de las figuras rojas en ‘Atenas 507 Clistenes inicia ‘us reforms polftcas en Atenas 499 Rebelign de las cdludades grogas de ‘Tonia contra los eras 494 Derrota do Argos Los cientiicos y porla Liga del raclonalistas dels. v Peloponeso en Ia Hipderaes; progres batalla de Sepea ola medicine; Sncremento del ‘conocimiento de la ‘seria —— 490-323 paca "490 Batalla de 489 Proceso de ati csico en la Chisiea Maratén Milfades cescoltara {486 Decision de ‘egir slo arcomtes dde Atenas por sorteo 1483 Osaciamo de Astatides BSQUEMA cRONOLSGICO 19 Periodo Acantecimientos Acontecimlentos Desarrollo nallitares ppolfticas y sociales cultural 480-479 Ballas de las Termépilas, ‘Astemisio, Salamina, Platea y Mfcale: Jerjeses expulsado ‘de Grecia 477 Pundaciéa dela Liga de Delos 470-456 ‘Construceién det templo de Zeus en ‘Olimpia Desarrollo de la democracia ateniense; ‘Temiaoeles es desterrado de Atenas 1 se refugia en Persia Rebelida delosilows ca. 460 Hegemoata ‘en Esparta de Cimén 461 Reformss do ‘Baltes en Atenas; ccomicnza la begemonfa de Pericles 460-445 «Primera» Guerra det Peloponeso ‘458 Orestlada de Esquilo 454 Los atenlenses tratladan el tes0r0 de Delos a Atenas 451 Pericles hace ‘aprobar una ley que _grogas jmita la efudadanta en Atenas “Auge del comercio y ‘Connds 20 LA ANTIGUA GRECIA BSQUEMA CRONOLOGICO 2 Perfodo Acontecimentos Acontecimientos Desarrollo Perfodo Acontecimientos Acontecimientos Desarrollo allitares politicos y sociales cultural mullitares oliticos y sociales cultural “Heréidoto escribe sas 395.387 Guerra de Historias Corinto 497-432 sgoncralizacién de tas, Construceén del Aesigualdades Pantenén de Atenas evonGimicasy 1a stdsi socal eu ‘Actividad de los Grecia sofiatas en Atenas 377 Creaclén dela 431.404 Guerra del ‘Tucfdides empieza a Segunda Peloponeso serie su Historia Confederacién Alteniense 429 Muerte de 428 Eaipo Rey de Pericles Séfoctes 377-371 Hegemonta e Atenas 425 Los acarsienses de Arit6fanes 3171 Vietoria de Tobas sobre los espartanos en Leuctra 371-362 Hogemonta 422, Muertes de de Teas Brésidas y Cleén Grave descenso 421 Paz de Niclas ‘demogréfico en sparta; 415-413 Bxpedicién 415 Las treyanas do cempobreciiiento de Sicilia Euripides lnclaso de los -cinferioress en A1LA10Golpe de 411 Listtrata do Exparta cada ver sstado oligérquico en Ardatfance ‘con mas frecuencia ‘Atenas; creacién del. Ja propiedad recee en consejo de Los ‘manos de las ujeres ‘Coutrocientos; en Esparta ‘égimen de Ios Quinientos 359 Derrota de 359 Asconsi¢n de erdicas I Filipo tt 407 Ascension de Dionisio Ede 357 Asedio de 357 Boda de Filipo I. Siraouse ‘Antipolis y Olimpade 403-377 Hegemonia 404.403 Gobiemo de 357-355 Guerra de Esparta Jos Treintaen Atenas Social 1399 Proceso y 399-347 Didlogos de oon ‘elecucign de’ Plat6n; fundactén ‘Séerates dela Academia ESQUEMA CRONOLOGICO 23 Acontechmientos Acontecimientos | Desarrollo Perfodo ‘Acontecimientos Acontecimientes Desarrollo militares politices ysoelales cultural rmalitares politicos y sociales cultural 356Nacimiento de 356 Victoria do 331 Batala de 331 Pundaciéa de 331 Visita de Magno, Flipo Hen Olimpia Gavgamela ‘Alejandeia ‘Alejandro al calidad la santuario de Sieh ‘Tercera Guea Sagrada 330-327 Guerraen 380 Destrucein de Bactia y Sogdiana Perséoli; muerte de 355 Primer dscarso ” Filous de Deméstenes 329 Asesinato de 352 Balla dl Darfo IT ‘Campo Croco 328 Asesnato de 348 Toma de Olinto ‘Cito 347 Muerte de Pltéa 327-325 Alejandro 327 Boda do fade ls India ‘Alejandro y Roxana 346 Fin dela Tercera 346 Flipo de Guerra Sagrada; Paz Iserates 326 Batata det de Flécrates Hldaspes 340 Gueen entre 324 Decreto de tos ‘Atenas y Macedonia Desterados 338 Balla de 388 Asesinsto de 338 Muerte de 323-30 poca 323 Muerte do Qusronea ‘Arajedes I; Iscerates Htenitiea ‘Alejandro TH; fondacién dela Liga scons de Fipo de Corinto; My AlejndroIV ‘matrimonio de Filipo Ty Cleopatra 323322Guerm «322 Disoluclén dela 322 Mueres de Lamfsea Ligade Corinto Asisdeleay 338-325 Goblemno de Deméstenes ‘Licugo en Atenas 321 Invasléndo «321. Muerte de 321-292 Carrera de 336 Invasign do Asia Ezipto Perdicas:rogencia de Menandro por lipo Aatipatro 318316 Rebelién ‘contr Polipercons 335 Rebelién de 335 Aristéeles 317 Tirana de ‘Tebas rogresaa Atenas; Demettio de Faleco fundacign del Liceo euAlenas 334 Batalla de 315-311 Guermde 315 Antigono Grinico ‘cuato afos conta = Monofulmo ‘Anuigon0 ‘roclama la Ubertad 383 Ratllade so 383 Aljandro.en feos griegos Goxdion cami 24 LA ANTIGUA GRECIA Perfodo Acontecimientos mailitares 307 Demetio invade Grecia 306 Batalla de Salamina 05.304 Sitio de Rods 301 Batalla de ipso 281 Batalla de Corupedtio 279 Invasién de Jos alatas 222 Batalla de Selasia 200-197 Segunda ‘Guerra Macedénica Acontecimientos Desarrollo politicos y sociales cultural ei rsoictes colina 311 Paz entre ‘Antigono y sus fivales| 307 Fin de ta tirana 4e Demetio de Féleroen Atenas 306 Antigono y Demetrio son proclamados reyes 305 Prolomeo, Seleuco, Lisfmaco y Cacandro se proclaman feyes 301 Muerte de “Antigono; division ‘desu imperio 283 Muerte do Prolomeo I; asoonsién de Prolomeo It 281 Muortes de Lisimaeo y Seleuco 237-222 Reinado de Cleémenes en Espana 222 Desterro de (Clesmenes 1; fin de sus reformas en sparta 307-283 Fundacién ‘del Museo 306 Bpicuro funda et Sardin 301 Zenda funda Ia Stoa’ 300.246 ‘Construceién det Cons ESQUEMA CRONOLOGICO Perfodo Acontecimientos militares Acontecimientos politicos y sociales Desarrollo altura 25 i ee 171-168 Tercera ‘Guerra Macedénica 146 Destruceisa de Corinto 31 Batala do Accio 196 Flaminino proclama ia ibertad Ao los griegos en los Juegos fstmnicos 167 Fin dota monarguia smavedénica 146 Roma oe suexiona Macedonia y Grevs 30 Suicidio de ‘Cleopatra VI Roma se ansxiona Egipto 167 Liegada de Polibio a Roma i Capitulo 1 LA GRECIA PRIMITIVA Y LA EDAD DEL BRONCE Uno de los principales héroes culturales de Grecia fue Odiseo, un «varén ... que += conocié tas ciudades y el genio de inniimeras gentos. Muchos males pasé por las rrutas marinas ...» (Odisea, I, 3-4). Al igual que este héroe legendario, los griegos se sintieron atrafdos de manera inresistible por las tierras lejanas. Desde los primeros ‘momentos de su historia y durante toda Ia Antigiiedad se aventuraron a surcar los ma- res en busca de tierras extraflas, gandndose la vida como mercaderes, colonizadores y soldados mercenarios. El cardcter limitado de los recursos naturales de su pafs oblig6 ‘alos griegos a mirar al exterior, y tuvieron la suerte inconmensurable de vivir cerca de las riberas mediterréneas de Asia, Aftica y Europa. En el siglo v a. C. ya habian fundado colonias en toda Ia cuenca mediterranea, desde Espafia a Ia costa occidental de Asia, y desde el norte de Africa al mar Negro. El fl6sofo Platén (ca. 429-347 a. C.) comparaba los centenares de ciudades y colonias griogas que bordeaban las costas, del Mediterréneo y del mar Negro con un coro de «ranas alrededor de un estanque> (Fedén, 109b). Aquellos gricgos que Ilegaron a extenderse por tierras tan lejanas de~ Jaron un legado extraordinario de grandes logros en los terrenos del arte, la literatura, 4a politica, Ia filosofia, las mateméticas, a ciencia y Ia guerra, Su historia es tan lar~ ‘gacomo fascinante. BL Pals GRizco Una historia de los griegos ({éilenes) debe empezar por la descripcin del pas, pues el medio natural de un pueblo —el paisa, el clima y los recursos naturales— ‘constituye un factor fundamental para determinar cudl es eu modo de vida y c6mo se secundario «doa comida principal. A los griegos notes gustaba la mantequillay tomaban poca leche, Sus bebidas eran el agua o el vino (normalmente aguado). La miel se utilizaba como eeduleorante, y se empleaban diversas especias para realzar el sabor de los alimentos. ‘Aunque pueda parecer mondtona para los gustos actuales, la diet griega era muy sana ative. YE pasioreo de pequetios animales no inefefa en la agicltura. Loe rebatios de ovejas y cabras pastaban en los terrenos escarpados que no podian utilzarse como campos de cultivo en los baxbechos, y de paso proporcionabanestiécol. Al eras en- 32. LA ANTIGUA GRECIA ‘cargadas de suministrar lana, queso, carne y picles, ambas especies tenfan tna gran isn Portancia econdmica. Los griegos criaban asimismo cerdos, muy apreciados por su car 1e, y aves de corral. Los dos animales domésticos de mas talla, eaballos y vacas, oct aban ua nicho especial en la economfa y Ia sociedad heléaicas. Los bueyes (toros ccastrados) y las mulas (hibrido de caballo y asno) eran necesarios para arat los campos, -¥ Como animales de carge. Un agricultor que no dispusiera de una yunta de bueyes oun Par de mulas podia ser calificado de pobre. Los rebafios de vacas y los caballos supo- ‘fan una seria competencia a la agricultura, pues Jas grandes extensiones de prados que Aecesitan eran también buenas tierras de Cultivo. Hablando en términos précticos, Ia ‘fa de ganado vacuno y equino a gran escala (si exceptuamos las llanuras dl norte del pals) s6lo era posible én épocas de baja densidad de poblaciGn. Al ser unos bienes tan ‘euros, vacas y caballos constitufan un sfmbolo de riqueza. El ganado vacuno se eriaba, fandamentelmente por su came y su piel. Los eaballos eran Ja principal marca de con- dicién social elevada: animales hermosos, caros de sostener, yttiles s6lo para la monta ¥ como tiro de carros ligeros, Esta vida agricola y pastoral permaneci bésicamente inelterable durante toda Ja his- ‘toria de Grecia. Elhecho fundamental desde el punto de vista econémico de que Ia Gro- cla antigua fue ante todo un pais de agricultores a pequefia escala (la mayorfa de 1a poblacin vivfa en aldeas y pequefias ciudades) determinarfa todos los aspectos de a sociedad griega, desde 1a politica a la guerra o la religién. Se ha calculado que inclu- s0 entre los sigios V y ina. C., el perfodo en el que las cotas de poblaciGn fucron mds al- 'as, casi el 90% de los habitantes de una ciudad-estado se dedicaba a la agricultura, Una de Tas grandes fuerzas de cobesiGn de las cindades-cstado griegas era la devociéa que sentfan 1os labradores-ciudadanos por sus pequefios campos de labranza y las colinas que los circundaban, y su disposicién a morir defendiendo la «tierra de sus antepasados, ‘como la llamaba el poeta Homero. ¥ la principal fuerza de disgregacién que podemos sapreciar a lo largo de toda la historia de Grecia fue la constante tensién existente entre Jos ciudadanos que posefan muchas tlerras y los que posefan pocas © ninguna. [FUENTES PARA LA HISTORIA DE LA GRETA PRIMTEIVA La verdadera historia de Grecia, en el sentido de los acontecimientos especificos que afeciaron a una serie de individuos concretos, no empezarfa hasta el siglo Vi, cuan- do a esctitura permitis registrar lo que sucedia en el mundo griego. El conocimiento de 10 que habfa ocorrido anteriormente leg6 en forma de los antiguos myth! (etelatos>), teansmitidos oralmente de generacién en generacién durante siglos. Los historiadores de Ia antigua Grecia aceptaron esos mitos, muchos de los cuales habian sido fijados por escrito, como hechos histéricos y los utilizaron para reconstruir la historia primitiva de su pueblo, Los historiadores modems, en cambio, al darse cuenta de culinto pue- ‘den cambiar los viejos relatos a medida que van contdndose tna y otra vez, se muestran ‘en general bastante escépticos respecto a su valor histérico, aunque es posible que al ‘gunos contengan elementos verfdicos. La principal leyenda del pasado griego era el mito de In Guerra de Troya, el asedio ‘al que fue sometida durante diez ailos Ia gran ciudad fortficada de Troya, situada al no roeste de Anatolia (Ja actual Turquia), por un gran ejército de griegos al mando de Aga ‘men6n, rey de Miconas, importante ciudad del Peloponeso. Si realmente existié esa LA GRECIA FRIMITIVA ¥ LA EDAD DEL BRONCE 3 ‘guerra (entre los historiadores modemos reina una gran divisién de opiniones al res- Pcto), hubrfa tenido lugar durante el siglo xin a. C., en el punto culminans dela pros ppetidad y el poderio militar de ia Edad del Bronce. Para los griegos de época posterior, Jos principales depOsitos de conocimiento en toro al mundo de la Guerra de Troya xan la Mada y la Odisea, dos largos poemas narrativos atsbuidos a Hiomero, al que consideraban el poeta més grande de su historia. Esos poemas fueron compuestos, sin ‘embargo, cinco siglos después de Ia Guerra de Toya, on toro a 750-700 a. C. Ambas ‘obras aciertan al presentar la época de 1a Guerra de ‘Troya como tn perfodo de gran 4queza y esplendor arquitecténico, pero en el largo proceso de transmisién oral la so- ‘ledad real del Bronce Reciente habfa sido olvidada por completo. El tipo de sociedad teflejado en los poemas se halla de hecho cronolégicamente mucho mas cerca de Ia del Propio poeta. Las discrepancias entre el modo en que los griegos del siglo vin imaginaban el ‘mundo de la Bdad del Bronce y cémo fue éste en realidad, han sido puestas de manifics- to por los descubrimientos arqueol6gicos. Casi todo Jo que sabemos de la Grecia pric itiva se basa en el estudio de los restos arqueol6gicos. La arqucologia (el estudio de los ‘archata, de las «cosas antiguas») cientifica o sistemitica tiene apenas un siglo de anti- ‘liedad. Hasta finales del siglo xrx los anticuaristas habfan exeavado los viejos entert3- ientos y poblados interes4ndose baésicamente sélo por el descubrimicnto de objetos de arto més 0 menos preciosos, sin utilizar los artefactos encontrados y los dems la- azgos para reconstruir la naturaleza y Ia historia del yacimiento excavado. Bn Ia ac~ ‘twalidad, 1a arqueologia es una cicncia que utiliza métodos y equipos muy sofisticados Para extracr Ja més mfnima informacién de los restos materiales. Ha pasado mnucho tiem po desde las primeras expediciones organizadas, cuyas técuicas resultan muy toscas se ‘in Jos eritcrios habituales hoy dfa. Pero debemos admirar los logros de aquellos pri- ‘meros arqueélogos que, inventando Ia disciplina a medida que iban trabajando, fueron 10s primeros en descubrir y describic las civilizaciones antiguas del Oriente Préximo, de Egipto y do Grecia, Gracias a Ia ciencin de la arqueologfa, los estudiosos saben en Ia actualidad muchas ‘mis cosas acerca de la sociedad y la cultura de 1a Grecia primitiva que los propios grieyos tiguos, quo s6lo las conocfan a través de los mitos y Ja leyenda. Pese a todo, siguon, siendo muchas las preguntas sin respuesta y aquéllas @ Jas que se ha dado una respues~ ta parcial. La arqueologia de Ia prehistoria posee tinicamente fragmentos silonciosos de las civilizaciones antiguas. Los distintos escenarios de la historia se hallan enterrados ‘uy Iejos de la superficie, cada nivel de habitacién se ha visto aplastado por la enorme fucrza de los estratos sucesivas y ha sido erosionado por el tiempo y las fuerzas de la na ‘mraleza, Eneajando (a veces literalmente) los distintos testimonios, los arquedlogos poe den reconstruir con bastante exacttad los aspectos materiales de la vida y de la sociedad Mucho més dificil resulta, sin embargo, extraer de los restos arqueol6gicos conclusiones acerca del comportamiento o las creencias de Ia sociedad. En este sentido, los arqueé- Jogos del Egeo son muy afortunados, pues poseen no s6lo una gran cantidad, sino tam- ‘bién una gran variodad de materiales para reconstruit a partir de ellos la sociedad: esos ‘materiales van desde Ia cerémica pintada o la pintura mural a los relieves, Ia escultura y, lo que es més importante, la documentaciGn escrita, conservada en tablllas de acilla ‘Todos esos testimonios han contribuido a mejorar infinitamente nuestro conocimiento de la cultura griega primitiva. 4 LA ANTIGUA ORECIA (GRECIA DURANTE LA EDAD DE PIEDRA Durante este siglo, la arqueologfa de la Grecia primitiva ha dado patos de gigante; en cambio, por lo que reapecta ala Fdad de Piedra, al estar el pais tan poco poblado en fetta época, sigue reinando una gran oscuridad. Los humanos vivieron en Grecia por lo ‘menos desde él Paleolitico Medio (ca. 55000-30000 a. C.) sos primeros habitantes ‘vivian principalmente de la caza y la ecoleccién de plants silvestre, flizaban herra- ‘aientasfinamente tllsidas y armas de pledra, madera y hueso. A finales de la Era Gla- cial, cuando empezaron a retroceder los hielos que habfan cubierto 1a mayor parte de Buropa (ca. 12000 a. C.), el clima de Grecia se calenté considerablemente; lo largo de este proceso, el paisa y su flora y fauna fueron modificdndose hasta aleanzar us ‘formas actuales, Los testimonios procedentes de una cueva del sur de Grecia, en el ugar TMamado Franchiti, emestran que los hombres e finales dela Era Glacial cazaban clec- vos y otros animales més pequefios, pescaban en as aguas costeras, y ecolectaban ce- reales, gulsantes y habas slveatres, asf como frutos secos, Probablemente tenfan tam- bien alguna experiencia en la navegacién marftimaa en pequefios brcos construidos con cats y piles. ‘A comienzos del Neoltico (ca. 6500-3000 a. C.), ias hombres aprendieron a culti- varlos ceeales y otras planta silvestes y a domesticar animales, inaugurando la eco- nomia agricola y ganadera que constituira el principal pilar dela vida griega hasta Los tiempos mds recientes, Este nuevo modo de vide, que reproducia un proceso iniciado cen el Oriente Préximo cast dos mil afios antes, quiz4 fuera introducido en el pais por ‘evos pobladoresHlegados de 1a Anatolia occidental. El cutivo de las plantas constta- yeun acontecimiento crucial en la vida del hombre. Permite el incremento de la pobla- ‘iga y abliga ala prctica del sedentarismo. El Neoltico fue testigo de Ia aparcién de Jos primeros poblados agricoles permanentes, formados por casas de una sola hebita- cién, similares por su construcci6n a las del Oriente Préximo. Las casas sehacfan de ‘adabe sobre cimientos de piedra, con pavimeatos de tierra apisonada y tejados planos 0 dos aguas hechos de paja o maleza. El tipo de casa neolitice y la costumbre de con- ‘entrar casas en pequefis comunidades permanecerfan inalterables durante milenios ten Grecia y en el Oriente Préximo, Dadaé las favorables condiciones climéticas de 1a Edad de la Piedra Nueva, los poblados fueron creciendo y se formaron otros nuevos. ‘La organizacién social de los pequetios poblados de Ia Edad de Piedra probablo- mente fuera muy sencilla, Las familias cooperaban y compartian las cosas con sus ‘mayoria de los cuales eran ademds parientes. Debemos suponer que por en- ‘establecerfa la divisi6n del abajo por sexos y edades y el dominio de los varones sobre as mujeres, y aunque ningin individuo o ninguna familia ocupara una posiciGn de predominio, probablemenis unas Veces un hombre y otras otto anumieran Ja jfatura con carécter temporal, sequin las necesidades del momento. Sin embargo, en 1mm punto determinado del proceso de crecimiento de Ia poblacién aparecieron los pa- peles dirigentes con ua earfeter més formal y duradero. Esa posiciGn de jefatura se- ‘ipermanente fue ecupada por un tipo de persona que los antropélogos llaman «gran _ hombre» u «hombre principal», por alguien que sepa «amandar». Su caricter fuerte, su sentido de Ja responsabilidad, su sabiduria a la hora de resolver las disputas, ou valor ante el peligro, otras cualidades por el estilo Io sitdan en primer plano y fo mantienen ten coe lugar, Con el tiempo, esa posicion se converte en una especie de «cargo> al que tccede otro hombre que demuestre ser mds idéneo para él que otros aspirantes, cuando LA GRECIA PRIMITIVA ¥ LA EDAD DBL BRONCE 35 ¢l Viejo hombre principal se retira o muere (o es derrocado). Bs casi seguro que duran- teel Neolitico se produjo este tipo de «jerarquizacién» politica y social. Més tarde, la di- vVisi6n en dos grapos, el pequefio colectivo de los que dirigtan y el mas grande do los. irigidos, se convertirfa en on rasgo permanente de la vida politica de Grecia. LAS ANTIGUAS CIVILIZACIONES DEL. ORIENTE PROXIMO Mientras en Grecia y en otros rincones del continente europeo iban evolucionando Jas sociedades jerarquizadas, en el Asia occidental y en el norte de Africe se formaba ‘un nuevo tipo de sociedad: el estado» y la ecivilizaci6n». Cuando los griegos aleanza- zon una civilizacin elevada (en tomo al 1600 a. C.), las culturascivilizadas del Orien- te Préximo y Eipto tenfan ya 1500 afios de antigedad, Los maestros directos de los ‘stiegos habrfan sido los cretense, que alcanzaron ese nivel en tomo al 2000 a. C., pero incluso en Creta el desarrollo de ia evilizaciéa fue fruto también del contacto con las civilizaciones ms antiguas. La historia de la cvilizacién griega antigua enlza con Jas cl- vilizaciones de Oriente, Laregi6n en la que surgi la civilizaciGn ms antigua fue Uamada més tare por os ‘griegos Mesopotamia, «el pats entre los rfos» Tigris y Bufrates. En esta extensa y fértil TManura fluvial, la capacidad de organizar y dominar el medio natural y social habfa le~ ‘gado aun nivel bastante alto hacia el 3500 a C. Por primera vez en ia historia universal * aparecicron el regadio a gran escala, la tecnologfa de los metales, las grandes ciudades, ln admninistracién burocrdtica, unas redes comerciales complejas, y Ia escritura. rmayoria de estos mievos elementos hunden sus rafces en la cultura mesopotémica ‘primitiva. El camino hacia la civilizaciGn fue fruto del progreso compettivo y de la inte- raccidn de algunos elementos que crearoa un efecto de espiral. Los avances en la tecno- Jogfa del regadio incrementaron la produccién de alimentos, que a su vez permité un ul- terior incremento de Ia poblacién, La responsabilidad de los gobernantes y su capacidad de movilizar la mano de obra y los recursos neceserios pera unos proyectos do regadio cada vez més ambiciosos les deron mds poder y les permitieron convertirse en una clase dirigente privilegiada, netamente diferenciada de la masa del pueblo. El apetito cada vez, ‘mayor de objetos suntuarios en consonancia con la elevada condiciéa que mostraron las, lites gobemantes, increment6 la cantidad y a calidad de la mamufactura nacional y pro- ‘Yoos la répida expansin de un comercio de materia primas y productos exéticos con pai ses Iejanos. Esos bienes se pagaban con los excedentes cada vez mayores producidos por Ia terra, que pas6 en tna proporcién cada vez mayor a ser controlada por los dirigentes. La civilizacin egipcia, surgida hacia 3200 a C. alo largo del estrecho y largo valle ‘del Nilo, sigui6 la misma trayestoria que las civlizaciones del Oriente Préximo, comla diferencia de que Egipto se conviti6 muy pronto en un reino unido a las 6rdenes de un ‘inico feraén (ry). Las civilizaciones del Egeo, Creta y Grecia seguifan el modelo del Oriente Préximo, caracterizado por la existencia de ciudades-estado y reinos distntos. (Cludades-estado y reinos ‘En Mesopotamia, a medida que fue progresando la producoi6n agricola, los pobla- dos habitados por cientos de personas se convirtieron en ciudades con millares inclu- 36 LA ANTIGUA GRECIA 50 decenas de millares de habitantes, En las fértiles zonas de regadio, Ja ciudad més ‘zande y més poderosa dominaba alas mas pequefias y a las aldoas de Jos alrededores, aglutinéndolas en una sola entidad politica, administrada desde la capital, El teritorio de esas primeras ciudades-estado, como stele lamérselas, era bastante pequelio, pot regia general no mis de unos pocos centenares de quilémetios cuadrados; sin embargo, el avanee que supuso el paso de la comunidad més o menos vaga de ciudades y aldeas ‘Ta creacién de un estado centralizado cambis el curso de Ia historia de Ia humanidad. Con la civilizacién, 1a sociedad se estratficé en gran medida. El principe y sus su ‘bordinados inmediatos tomaban todas las decisfones, que eran puestas en vigor por los oficiales de rango inferior y sus ayudantes. La amplia base de lapirémide social estaba. compuesta por los productores primarios, lbradores y ganaderos de condicin libre, a Jos que se exigfa que entregaran al estado (i.e. l palacio) una parte de la produccién anual, que contribayeran con su fucrza de trabajo los proyectos de regadio y de cons- truccién, y que prestaran servicio en el ejéeito, Muchos dependian de la clase dirigen- te, tabajando en calidad de arrendatarios en tierras que pertenecfan al palacio o a los templos de los dioses. También algunos artesanos trabajaban directamente para el esta- do. Al final de Ia escala, por debajo de la poblacin libre, aunque dependicnt, esta Jos eselavos. Aunque la esclavitud ya exista antes que Ia civilizacin, sélo ce convirtio en una préctica importante desde el punto de vista esonémico y se conoci6 a gran esca- Ja después de Ie formacién del estado, ‘La formacién de los estados modificé ia sociedad mesopotimica de mil maneras Sistintas. El arte y Ia artesania dieron pasos de gigante, se invent6 la escritua, y la ar- ‘quitectura alcanz6 unas proporciones monumentales. Todos estos refinamientos cults ‘ales fueron utilizados por las elites como instrumentos de control social. Los reyes y 1a alta nobleza, aprovechando una grandisima parte del excedente generado por Ia agri- cultura, Ja manufactara y el comercio, ¥ millones de horas de trabajo humano, constu- Yyoron gigantescas murals defensivas y templos, asf como suntuosos palacios y com- pilejas tumbos para sf mismos y para au familia. En particular, la arquitectura se puso al servicio de la religiGn, que en se convirti6 en el medio de control més importante, pues ‘dentificaba Ia voluntad del gobernante con la de los dioses. Las grandes riquezas y el jncremento de la poblacién permitieron que unos ejércitos bien organizados libraran batallas a gron escala; y la guerra, que en un principio no era més que un conjunto de ‘ciones esponténeas inspiradas por el deseo de venganza o ef afin de botin, pas6 & ‘convertiree en una setie de camnpafias de castigo o de conquista organizadas deliberada- ‘mente por un gobernante contra oto. ‘La tendencia natural de dos estados limftrofes es intentar dominar al vecino. En la ‘Mesopotamia primitiva, una ciudad-estado paderosa podfa intimidar y conguistar a sus vvecinas mas débiles erigiéndose en capital. Su soberano se convertia entonces en gran rey de una serio de estados vasallos. Esos reinos cran inestables por naturaleza, pucs In propia cludad-estado que lo encabezaba era victima continuamente de tuchas intestinas por el poder y, ademés, las ciudades sometidas intentaban una y ofra vez reafirmar su independencia, Por otra parte existfa la amenaza constante de incursiones de pueblos {que vivian en los aledatios de la civilizactén. En ocasiones, grandes gropos de guerre- ‘os salfan en masa de las montaias 0 de los desiertos en los que vivian y se apoderaban ‘eciudadesy reinos. Esc era cl mondo geopoliico en el que durante el segundo milenio a. C. aparecieron las civilizaciones de Creta primero y de Grecia después. LA GRECIA PRIMITIVA ¥ LA EDAD DEL BRONCE ey ‘GRECIA DURANTE EL BRONCE ANTIGUO (ca, 3000-2100 a. C.) La tecnologfa de la fundiciGn y elaboraciGn del cobro se origin6, al parecer, in- , porque 10s caddveres eran depositados en unos pozos rectangulares bastante hondos tallados en. laroca. El primer efroulo contenfa numerosas armas de bronce (espadas, pu‘iales, pun- tas de lanza, y cuchillos) y gran cantidad de cersémica local, pero pocos objetos de oro y joyas. En comparaci6n, solamente en una de las tumbas del otro recinto, que contenfa, {os cuerpos de tres hombres y dos mujeres, haba no s6lo todo un arsenal de armas (por ejemplo 43 espadas), sino también centenares de otros objetos preciosos, entre ellos ‘exquisitas joyas de oro que adomaban los cuerpos de Ias mujeres, Los ajuares finebres demuestran la existencia de una artesanfa soberbia, y el uso do materiales preciosos, ‘como el oro, Ia plata, el bronce, el marfil, el alabastro, la porcelana y el émbar, im- portados de Creta, Chipre, Egipto, Mesopotamia, Siria, Anatolia, y 1a Buropa acci- ‘ental, Los estilos y las téenicas dejan ver una mezcla ecléctica de elementos helddicos tradicionales y fordneos. ‘La riqueza cada vez mayor de las tumbas de fosa pone de manifiesto el desarrollo del poder de la clase dirigente de Micenas durante mas 0 menos 150 afios. Los ajuares ‘inebres demuestran que durante el Helddico Medio Ios caudillos-guerreros y sus se- ‘guidores més préximos dominaban ya Ia economfa local y estaban en contacto con las fizactones més consolidadas. Sus nietos y biznietos se convertirfan en grandes se- fiores de la guerra que, con Ia ayuda de sus subordinados inmediatos, establecertan una organizaciGn férrea de su economia local, y de paso contribuirfan a su expansién, de~ ‘semperfando un papel importante en Ia economia de todo el Mediterraneo. ‘Poco antes de 1500, las elites micénicas adoptaron un nuevo tipo de tumbes, ama- das de thdlos, que nos proporcionan més pruebas del incremento de su poder y de ¢us recursos. Los théloi (plural) encontrados por toda Grecia constituyen la méxima reali- zaci6n de la arquitectura micéaica, Eran grandes cdmaras de piedra en forma de col- ‘mena, excavadas en horizontal en el seno de un talud. Se accedfa ala sepultura above~ ‘dada y a la edmara ritual a través de un largo pasillo de piedras apiladas y de una gran puerta de bronce, todo ello cubierto con un timulo de tierra. El hélos representa la ma- Yor prucha de ostentacién de la clase alta micénica, Podemos considerarlo una afirma- ‘ion visible de su «entrada» en la escena del Mediterréneo en general. Por desgracia, Ia sited enttnntnte i | 4 4 [LA GRECIA PRIMITIVA ¥ LA EDAD DEL BRONCE st Flour 1.38, Pull de bronce con Jnerostaciones qué representan la caza de um leén, procedente de una tumba de fosa posterior de Micenas. Figura 1.3b, Planta y veosiGn: Jongitudinal de una tumba en forma de thdlos de Micenas, Fauna 1.30. BOveda, dona tumba en forma de thdlos de ‘Micenas(¢ lamado Tesoro de Atre0). Frouna 1.34. Miacara de oo ‘de una las primeras turbas de fosa dé Micenas, LA GRECIA ANTIGUA 52. ‘mayorfa de estas tumbas fueron saqueadas hace muchos siglos, pero las pocas que han egado intactas nos han suministrado unos ajuares Finebres incluso més numerosos y blos que los de Ias tumbas de fosa. Los reyes y aristéoratas propictarios de estos thé- Jol eran, al parecer, tan belicosos como sus antepasados, pero mucho més ricos y ins ‘minoicizados, Muchos de los enterramientos mas recientes de los shéloi coinciden ero- ‘nolégicamente con la construccién de los grandes palacios de los siglos XIV ym, cu- ‘yas ruinas todavia podemos admirar hoy dia. BL Micéauco Recimnrs (ca. 1400-1200 a. C.) ‘Con Jos nuevos palacios, los micénicos entraron en la fase final de su poderfo y su riqueza, La arguitectoray In decoracin de los palacios micénicos siguen de cerea los ‘pasos del estilo minoico, aunque-con algunas diferencias notables, En primer lugar, 10s centros micénicos eran mucho més pequetios, y por gla general estaban situados eno alto de una colina y forificados por alas y giuesas murallas, Los palacios minoi- os tenfan una funciGn defensiva muy escasa, mientras que ésta era, aparentementc, 1a principal finalided de los palacis del continents, Las poderosisimas murallas de Mico- has y Tdinte,exigidas con enormes blogues de piedra, constituyen un espectéculo im. Presionante incluso en su actual estado ruinoso. Los griegos de época posterior las lla- ‘aban ciclpeas, pues eran tan gigantescas que s6lo podfan haber sido levantadas por Jaraza mitica de los Ciclopes. Las fortificaciones estaban muy bien constuidas, pro: ‘echiando perfectamento las ventajas ofiecidas por el terreno en pendiente tenn ref zamiontos que permitan « los defensores disparar desde dos flancos @ los aversarios qe stacaran las puertas. La construccién, mantenimionto y reparacién de las fortificaciones requctian un ‘svonne gasto de recursos materiales y Ia movilizacién de la fuerza de trabajo de cente- nares de hombres. La ciudadela amurallads proporcionaba no a6lo una defensa al pala- cio, sino también un refupio a los habitantes de la cindad desprotegida que habia & sus Pies. Pero exasforificaciones micénicas eran una mest de jactancia de la riquczay el ppoderfo militar del rey, y al mismo tiempo una defensa para su palacio y para su pueblo. Aquellas murallas de seis metros de espesor en algunos puntos eran mucho més de 1o ve se necestaba para frenar el ataque del enemigo. Las de la cludades de Spocas pos- teriores no serfan ni raucho menos tan gigantescas,y, sin embargo, serianinexpugnables hasta la aparcion de la maquinasia de asedio en el tglo Va. C- Los micénicos uilizaron, ademas, cl espacio sithado en el interior de los palacios do una manera notablemente distina a fos minofcos. En lager del patio abiertoy pa mentado de Tos complejos palacales cretenses, el principal centro de interés de los mai 26aicos era el mégaron, una ampliaestancia rectangular, provsta de una pequetia antes. Jay un péstico al fente, ue daba a un patio. En medio de esa enorme sala se levantaba ‘un gran hogar de forma cirevla, flanqueado por cuatro columnas que sostenfan una es. pecie de baloonads; encima del hopar habia una éspecie de chimenea abierta en el te. ‘ho para permit a salida del humo. Es evidente que para los micenicos el mégaron era Leentro ceremonial del palaco; Io utlizaban para la celebraciéa de banquetesy jun 1s, y para recibir alas visits. Bl mégavon pervivsfa en la forma de casa de jfe du~ zante la larga Edad Oscura que vino a continoaci6n, y como planta basic del Futuro tex. plo griego, la casa del dios, a partir del siglo vm. LA GRECIA PRIMITIVA Y LA EDAD DEL. BRONCE 33 Los sitios palacios micénicos proporcionaban a sus habitantes unos niveles de Iujo,refinamiento y belleza casi tan elevados como los de 1os minoicos. Aunque tuvie~ ‘an menos estancias y carecieran de los omamentos arquitectGnicos de sus modelos, los palacios micénicos posefan algunos refinamientos eretenses, como por ejemplo un sis toma de tuberfas en su interior y hermosas pinturas murales, Los frescos son de un es {ilo completamente mincico, aunque su ejecucién es més formalista, y muestran una referencia por los motivos marciales, como, por ejemplo, los combates singulares, los asedios 0 las escenas de oacerfa. En las pinturas murales suelen aparecer hombres y ‘mujeres vestidos con el traje tradicional minoloo, pero en otras representaciones, come li cerémnica pintada, podemos apreciar que los hombres llevaban habitualmente ina ti nica amplia de lana o lino, ceftida por un cinturén, y que las mujeres utilizaban una ver- siGn mds larga de ese mismo tipo de tinica Relaciones entre los centros palaciales Los especialistas ya no creen en la existencia de un exeino de Grecia» unido, enca- Dezado por el rey de Micenas. A lo més que Hog6 Ia expansién politica o militar eu Gre cia fue a la formacién de pequelios reinos regionales bajo la égida de tina sola ciudad; lreino de Pilos, en Mesenia, constituye un buen ejemplo de esta situacién. La imagen resulta menos clara en las regiones en Jas que los grandes centros estaban més cerca, ‘unos de otros, como en Ia Argélide, donde habia diez ciudades importantes, entre ellas Jas inexpugnables fortalezas de Micenas y Tirinte, a pocos quilémetros una de otra. Es posible que el rey de Micenas fuera el tinico monarca absoluto de la regi6n, como el de Pilos lo era de Mesenia. En tal caso, deberfamos considerar el palacio de Tiinte una es pecie de avanzadilia del de Micenas. No obstante, no tenemos por qué supouer que {odos los reinos micénicos tavieran la misma estructura. Es igualmente posible que Ts. inte y las otras fortalezas fueran poblados semi-independientes, cuyos soberanos reco nocieran al rey de Micenas como su superior y le rindieran pleitesia. Las cindades- Palacio de Atenas y Tebas quiza ostentaran una posicién de dominio andloga en las rogiones de Atica y Beocia. En cualquier caso, parece que de 1600 a 1200 las selaciones entre las distintas ro- siones y dentro de cada una de elias fueron por lo general estables. No cabe duda de ‘que se produjeron enfientamientos entre las ciudades-palacio rivales por a hegemonfa ‘de su regi6n, pero la arqueotogfa ha revelado muy pocos ejemplos de guerra abit, El incendio de Tebas a comienzos del siglo xa quizé fuera obra de algiin centro vecino, probablemente Orcémeno, que era una ciudad rica y populosa y durante Ia época eli a serfa la perpetua rival de Tebas. Influencia micénica en el Mediterrdnco En su momento de mayor apogeo, en tomo al 1300, los reinos micénicos maatuvie- ron unas relaciones comerciales muy activas con todo el Mediterraneo, desde Cerdetia, lsurde Italia y Sicilia porel oeste, hasta Troya y Egipto por el este, y Macedonia por el notte. Se establecieron colonias y puestos comerciales micénicos a lo largo del literal asidtico y en muchas islas del Egeo, entre ellas Rodas y Chipre, Por todas pattes la cul~ 55 LA GRECIA PRIMITIVA ¥ LA EDAD DEL BRONCE LA ANTIQUA ORECIA Fiouna 1.4b, Vista de las ruinas del méparon del palacto micénico de Pilos. Figura Ie, La «Puerta de los Leones» de Ia cindadela de Micenas. 56 LA ANTIGUA GRECIA ture micéaica muestra una notable uniformidad; incluso a los expertos es resulta dif- cil determinar si un vaso oun pufal encontrado, por ejemplo, en Mileto, en Anatoli, es {de faeicacién local o si procede de los talleres de un palacio de Grecia ode Creta, La inmengargueza de os reyes y la nobleza micénicn no procedia 6g del comer- io pacific, sino tambin del pratrfa a eacala internacional. Los gueeros eniecrados Jas turns y sepulturascargndas de armas del Helidico Reciene ran isos merodoa- dores capaces de organiza con sume faciidad grandes expediciones marfiman con el Snico fin de hacerse con un botin. Aunque fueran pocos en timero, comparados con lat enorme poblaciones de Oriente, y estuvieran divididos en pequetios osados, low gre. 808 micénicos llegaron a ser la tercera potencia del Mediterrdneo, por detras del imperio hitita, que ocupaba casi toda Anatolia y Siria, y el espléndido 'y agresivo Egipto del Im- perio Nuevo. Los archivos hittas de los sigos sa y xam hablan de on pueblo al quella. tan Ahtiyan, que segtin muchos serfa la versién cuneiforme de los akhaivor micénk Go, 8 deci, los «aqueos> tino genérico ntlizad en los poenasépicos de siglo Vil 4. pare designat alos «griegos». En una cart, el soberano hilt slude a su chermas no, el rey de Ahhiyawa (Acaya)y. Otros documentos hablan del intercambio de ogales nite el rey de Hat el de Abhiyawer los ahiyawa eran envindos a Hatta prendes a combatir en caro; y se cita aun dios de los ahliyaw para que care a un fey ita, Las relaciones, sin embargo, no siempre eran pactieas; durante el siglo xa un shiombre do Altuiyarea invadi6 ol tector hittaen In Anatolia occidental. Estas alusiones pro. bablementeno se rfieran ala Grecia continental, sino a uno o vaos do ls reinos mi e€nicos més préximos, situados en las islas 0 en Ia costa de Asia Menor. No obstante, las alusiones a los griegos en los documentos hititas (y posiblemente también en Jos egip- io) vienen a complementar fs testimonios arqueoldgicos, seg los cuales lor mice. ‘nicos constitufan una presencia significativa en el mundo de los siglos xrv y 2m, La administracién de un reino micénico ‘Uno de Jos caudillos més importantes de 1a Guerra de Troya, segtin Ia Mada y Ia Odisea, fue Néstor, que al decir de Homero, vivia en una espléndida mansiGn de inna ‘merables habitaciones en una ciudad Hamada Pilos, desde la que gobernaba un gran rel- no situado en Mesenia. El descubrimiento del «palacio de Néstor» por el arquedlogo americano Carl Blegen en 1939 fue tan trascendental como los de Troya, Micenas y Cao 505, No s6lo venfa a confirmar que una ciudad de Ia Edad de Bronce conocida exclusi- vamente por el mito habfa existido en realidad, sino que revelaba también que un cen- tro alejado de los grandes palacios de la Grecia central y oriental podfa set tan rico y tan importante como ellos. La fértil regién de Mesenia, regada por numerosos rfos, se encuentra en el extremo sudoccidental del Peloponeso, y era una de las mis pobladas de la Grecia micéniea, Se ‘gin un estudio reciento, su poblacién pasé de Jos 4,000 habitantes durante ol Helédico Antiguo a los 10.000 durante el Helédico Medio y a los més de 50.000 durante el He- lédico Recionte, Algunos eélculos hacen ascender esa cifra hasta log 100000. Pilos (es tito Pu-ro en el silabario lineal B) se convirti6 en centro regional de poder més o menos ‘al mismo tiempo que Micenas y otros lugares, llegando a su punto culminante durante Jas fases HUA y HIB del Helddico Reciente (aproximadamente 1400-1200 a. C:). El pa. Jacio, situado en Ia cima de una colina a unos siete quilémetros del mar, se construy6 LA GRECIA PRIMITIVA ¥ LA EDAD DBL BRONCE 7 say i) bir A Pore hacia 1300 a. C. sobre las ruinas de otro complejo de edificios anterior, bastante més equetio. ‘La moticulosa excavacién Hlevada a acabo por Blogea en este lugar, que habia per manecido intacto desde su destruccién en tomo al 1200 a. C., y la gran eantidad de ta- Dlillas en lineal B descubiertas en sus archivos, nos proporcionan la imagen més clara ‘que poseemos de la organizacién y el funcionamiento de ua reino micénico. Las tabli- as de Pilos, junto con las de la Cnosos micénica, nos revelan muchos detalles de Ja gestiGn cotidiana de los sistemas sumamente roglamentados de produceiGn y distibu- cién de los palacios mieénicos. Las tablillas secadas al sol de Pilos y Cnosos eran inventarios provisionales, destina- ‘dos a durar s6lo hasta que la informacién contenida en ellos fuera paseda a otto sepistro ‘mayor con carfcter permanente. Se conservaron porque se cocieron durante los incem. dios que destrayeron los palacios. En otras palabras, lo que tenemos son las notas toma das por los escribas del palacio acerca del personal y la producciGn, correspondientes “inicamente a una pequefia parte del dltimo afio de vida de los palacios en los que han Sido encontradas. No obstante, son bastante representativas de la administraciGn pala- ‘clega correspondiente a tod el ttimo perfodo de vida del palacio. ‘Las tablilas nos dan una idea de lo que era la jerarquta micénica. En lo alto de la pi mide se hallaba el wdnax, palabra que quiza signifique , y que, segin se exee, designaba al comandante supremo del ejército, Habfa ademés un gropo de personas de alto rango Harnadas felésai, que re. cibfan la misma cantidad de tierras que el lawagétas. Se desconoce su funcién, peso al- _gumos creen que eran sacerdotes. Otros personajes, que ostentaban el titulo de hequétas (probablemente «miembros del séquito») quizd fueran altos oficiales del ejército, Por debajo de este estrato superior venfan otros funcionarios de rango inferior quo, al arecer, estaban al frente de las zonas periféricas. El reino de Pilos tenfa tna extensiGn 58 LA ANTIQUA GRECIA ‘de unos 2.200 quilémetros cusdrados y contenfa més de doscientas aldeas y ciudades. Desde el punto de vista administrative, estaba dividido en dos «provincias», cada una subdividida a su vez en varias «comarcase, que recibfan el nombre de la principal ciudad de cada tna de ellas, Los titulos Korete y prokorete que aparecen en las tablillas quiz correspondan al gobemador de la comarca y a su ayudante. Por ditimo, parece que ha- ba un grupo bastante grande de oficiales que ostentaban el titulo de pasireu, que se en- cargaban de la administracién de las ciudades y las aldeas. Los funcionarios y los ofi- clales del ejéreito mencionados en las tablillas representan Gnicamente el nivel superior ‘de una numerosa burocracia, Subordinados a ellos habfa otros de rango inferior, que de~ pendian de ellos lo mismo que ellos dependian del wénax. Las tablillas revelan que los oficiales de rango superior recibfan del wdnax tierras a cambio de los servicios pres- tados al palacio, asf como una parte de las cosechas; indudablemente existian tnas re- laciones anslogas entre estos oficiales y sus subordinados. ‘Los oficiales de rango superior, y quiza una parte de los de rango inferior, vivian en domicilios particulares bastante grandes, algunos de proporciones considerables, que se han descubierto en las ciudadelas, en las cindades, y también en las pequefias poblacio- nes rurales. S6lo las familias de rango més elevado podian permitirse el lujo de ser en- terradas en Ios ostentosos thdlo! (0 quizé recibfan autorizacién para ello). Las familias de In elite de rango inferior eran éepultadas en tumbas més sencillas de menores propor- clones, criptas rectangulares excavadas en la roca. Al igual que los thdlo, algunas de esas sctumbas de ofmare» eran més grandes que otras, y contenfan unos ajuares finebres mis ‘6 menos abundantes y ricos. Es posible que los ocupantes de las casas més ricas y de Jas tubes de cémara fueran mercaderes y comerciantes particulares, que actuaban como ‘agentes del palacio. ‘No obstante, la inmensa mayorfa del pueblo, como es habitual, vivia en casas pe- ‘quefias, provistas de un mobillario escaso, y con pocas comodidades, y eran enterrados en tumbas sencillas con unas cuantas vasijas u otros objetos pequefios. Su nivel de vida no ema muy distinto del de sus antepasados, ni mejor ni peor. De hecho, durante casi toda Ia Antigiedad, In mayorfa de los griegos tendrfan fandamentalmente el mismo ni- ‘vel de vida material que los hombres de la Edad del Bronce y, como ellos, se dedica- fan a la agriculture, Ia ganaderfa y la artesanfa. En la época micénica, como ocurritia después, la mayorfa de los labradores y de los ganaderos vivian en aldeas rurales, mica- tas que casi todos los especialistas en cualquier tipo de artesanta se concentraban en. Tas capitales comarcales y en las poblaciones de mayor tamafio. Las tablillas dan a enten- der que muchas farailias trabajaban como arrendaterios de tierras pertenecientes a 1a nobleza, algunas de cuyas posesiones podian ser bastante grandes. Otras familias sea- cillas posefan parcelas a su nombre; los artesanos y los ganaderos aparecen registrados ‘entre los «propietarios» de tierras privadas, Da la impresi6n de que las cincnenta o's ‘tenta y cinco familias que formaban la t{pica aldea micénica o bien posefan parcelas las tierras del poblado, o bien arrendaban las tierras que eran asignadas a los funciona- rios de rango superior. ‘La supervisién que hacia el palacio de las personas dependientes de él era muy ‘exhaustiva. Se enviaban regularmente funcionarios a las zonas rurales para que realiza- tran inspecciones, y los tributos sobre la producciéa y los ganados cobrados a los indi- vviduos y a las aldeas eran meticulosamente registrados, incluso los errores de calculo, ‘Una tablilla de Cnosos informa de lo sigaiente: son muy {ngeguros, parece que los labradores de esos lugares no tenfan que pagar unos tribatos demasiado elevados. En cualquier caso, los testimonios de las tablllas no respaldan Ta teorfa, en ot tiempo muy en boge, de que Iainmensa mayorfa de Is poblacién eran campesinos oprimidos, que trabajaban miserablemente en las fincas de sus amos no- bes. Los hombres de Tas aldeas labraban sus tierras y culdaban sus frboles, vidos y ‘gunades; pagaban sus tibutos, contribufan con su trabajo al funcionamiento del pa~ lacfo,y servfan en el ejército, Las mujeres probablements les ayudaran en las tareas dol campo y realizaran las labores domésticas, tales como hilar, tjer, preparar la co~ mide, y culdar de los hijos. Algunas mujeres del campo realizaban también trabajos para el palacio en el ramo text, tarea para la cual recibfan raciones de lana y Sino. Como en la sociedad minoica los esclavos ocupaban el lugar ms bajo. Las alusio- nes a personas «cautivas» y «compradas» demuestran que los aristGcratas-guerreros ‘micénicos participaban en el negocio de la esclavitud, El némero de fos esclavos era bastante alto, y muchos de ellos eran de sexo femenino. Las tblillas de Pilos, por ejem- plo, hablan de més de seiscientasesclavas, y de un mémero ms 0 menos igual de nifoe Ge condicién servi. Las mujeres mencionadas en las tablills trabajaban moliendo gra- no, srviendo en el bafo, en la elaboracién del lino, como tejedoras, etc. La mayorta de las mujeres de las que ae habla estaban vincaladas al palacio; algunas vivfan en otras ciudades del reino y recibfan del palacio raciones de comida. Los personajes de rango superior también posefan esclavos, aunque muchos menos que el wdnax. Los esclavos fern propiedades muy valiosus, tanto como productores como en su calidad de bienes ‘estinados a ser vendidos y producir un rendimiento. Algunos eran empleados también ‘como servidores domésticos, de modo que liberaban a sus propletarios de los trabajos mds humildes. Durante toda la Antigledad, los griegos consideraron muy interesante testa combinacién de beneficios. De hecho, susle decise que la civilizaciGn griega se ‘cbas6 en el esclavismo>. Aunque se tate de una simplificaciGn exagerade, no dejacde ser cierto que la esclavitud foe una insinciGn fundamental y, salvo raras excepclones, su moralidad no fue puesta nunca en tela de uicio. Se practicé en toda el mando grio- {g0 durante todas lat 6pocas. Sin embargo, ia préctica de Ie esclavitud a tuna escalare- lmente masiva no egacia hasta el sigo via. C. Es posible tambicn que algunos trabajadores de condiciGn inferior mencionados ‘en las fablillas no fueran verdaderos esclavos —esto es, extranjeros hechos prisione~ 10s 0 comprados en el mercado— sino natives reducidos a un estado de dependencia pormanente respecto del palacio, Ea tal caso, se les habefa reconocido la condicién de personas, y no seefan pura mercancfa, aunque en la préctica su situacién no fuera ‘muy distinta de Ia de los exclavos. En la Grecia posterior, esos «semiesclavos» no se~ rfan raros,y los mAs famosos serfan los «lotas» de Laconia y Mesenia, propiedad del estado de Esparta. Manufactura y comercio Las tablillas en lineal B demuestran, por otra parte, In magniuud y 1a complejidad de 18 actividades fabriles de los reinos micénicos, Se cita una coleccién impresionante de ar- tesanos especializados que trabajaban para los palacios y otros centros. Se contrataban ‘ourpinteros, albatiles, broncistas, orfebres, fabricantes de arcos, de armaduras, guarai- 60 LA ANTIGUA GRCIA cioneros, pecfumistas, y otros, En una tabilla se menciona a un méiico. Las mujeres tra- ‘ajaban sobre todo en cl sector textil, como cardadoras, hilanderas,tejedoras y bordado- ‘as, Las zonas del palacio dedicadas a talleres debfan de ser lugares raidosos y enos de ‘jetteo y de olores a cual més interesante. El wénax vigilaba atentamente los taller, y ‘us esoribas anotaban de forma escrupulosa Ja cantidad de materias primas entrogadas a Jos artesanos especializados, los objetos que fabricaban,y las raciones de comida que re- ‘ibfan a cambio de su trabajo. Las tablillas dan testimonio tanto de las habilidades de los ‘especialistas como de la cuidadosa contabilidad que llevaban los eseribas, Se mencionan docenas de articulos distintos, como por ejemplo: «un escabel de ébano con incrustacio- ‘es de marfil en forma de hombres y leones». La mayarfa de los objetos como el que aca- ‘bamos de citar, que requerfan muchas horas de dedicacién y trabajo y estaban hechos de ‘materiales caros de importaci6a, Jos conocemos tinicamente por la descripcién que de ellos ‘hacen las tablillas; 10s objetos propiamente dichos se perdicron con el paso del tiempo. ‘Los inventatios Hegan a ser exhaustivos. Por ejemplo, se enumeran una por una las ruedas de Jos carros,y se toma nota del estado en el que se encuentran («en condiciones», «inser- viblo»). Se inventariaban incluso los calderos de bronco rotos, ‘Algunas actividades industriales se desarrollaban a gran escala. Casi un tercio de Jas tablillas de Cnosos tienen que ver con las ovejas y Ia Jana. Las cantidades de ovejas ‘mencionadas son impresionantes; s6lo en una comarca se habla de 19,000. En Cnosos yen Jas ciudades circundantes estaban empleadas grandes cantidades de mujeres como ‘cardadoras, hilanderas y decoradoras de prendas de lana. También el weénax de Pilos controlaba una importante industria text, tanto de Jana como de lino. La metalurgia era otra de las manufacturas mnds destacadas de este reino; el nfimero de los broncistas men- ionados (se calculan unos 400 individuos) y las cantidades de bronce que recibfa cada luno nos demuestran que la produccién de la industria del bronce, por ejemplo ta fabri- caciGn de armas, superaba con creces las necesidades del consumo local. La magnitud de estas actividades industrisles pone de manifiesto que el sector textil ‘y la metalurpia eran las dos grandes exportaciones de la economia palaciega, A ellas po- ‘riamos afiadir Ia del aceite de oliva (natural y perfwmado), el vino, las pieles, el cuero, {¥ sus productos derivados. Las manufacturas de alta calidad, como por ejemplo la cert ‘ica pintada, 1a orfebrerfa, y otros objetos suntuatios (come el escabel decorado citado ‘nteriorments) competfan en el comercio internacional de artfcalos de Injo. Sobre todo son las vasijas de cerdmica (précticamente indestructibles) Ios objetos que schan encon- trado en lugares distantes, Pero la presencia de esos aticulos indica que otros bienes més pperecoderos flegaban también a los centros comerciales de todo el Mediterrénco. En Ccontrapartide, Jos palacios importaban otras cosas de las que carecfa Grecia, como por ejemplo el cobre,e! estatio, cl oro, el marfil, el Ambar, los tintes, y Tas especias, asf como vvariedades extranjeras de productos que existian on el pais, por ejemplo vinos, tejidos, ce- mica, orfebreris, y otros articulos de Iujo 0 exéticos. Ni qué decir tiene que a las casas ‘yas tumbas de la gente sencilla legaban muy pocos de esos productos exsticos. Religién La creencia en fuerzas.y seres sobrenaturales que controlan Ia naturaleza probable- ‘mente sea tan antigua como la humanidad. Y casi tan antigua como la ereencia en Jos dioses s0n las précticas de la religiGn: el culto y el rito, es decir, la adoracién y los ac~ LA GRECIA PRIMITIVA Y LA EDAD DEL BRONCE 6 tos de devocién ejecutados por los adoradores, y los mitos religiosos, las ideas acerca de los dioses contadas en forma de relato como parte de la actividad ritual. El conteni- 46 espectfico del culto y de los ritos evoluciona y se modifica a lo Iargo del tiempo, pero su esencia y gus objetivos siguen siendo Ios mismos: mantener las relaciones ar ‘mnicas entre Ia sociedad humana y los doses. Entre los pueblos agricolas, las rclaciones de los mortales con los inmortales giran fen tomo @ Ja perpetuacién de la fecundidad de Ia tierra y de los animales. Para aplacar ‘los dioses, que pueden conceder o quitar a su antojo las bendiciones de la naturaleza, 10s hombres hacen manifestaciones colectivas de respeto, por ejemplo la oftenda deal ‘mentos y el sacrificio de animales y, en algunas culturas, incluso de seres humanos, ‘Canto més grande y més compleja es una sociedad, més elaboradas son esas manifes~ taciones. La arqueoiogia revela que los habitantes de Creta, las demés isla, y la Grecia Continental durante la Edad del Bronce no se diferenciaban de las demés cultaras agrico- Jas. Honraban a sus djoses con procesiones, misicas y danza, y procuraban propicisr- selos con offendas y sacrificios. La matanza de animales en altares al aire libre consti- ‘turf el rito ms solemne. Bs posible que entre los minoicos de la ¢poca més primitiva se realizaran sacrificios humanos. El primer objeto de veneraci6n, tal como refleja el arte minoico, ¢s una diosa, re- resentada como una mujer vestida a la manera cretense y colocada en exteriores que ‘muestran drboles y otros vegetales y animales. El mismo tipo de escenas de culto son rTepresentadas en Jos frescos micénicos y en los anillos de oro y plata. Los simbolos re- ligiosos minoicos (cuyo significado no se comprende del todo) aparecen también eo el arte del continente y de las islas: serpientes, pdjaros, toros, cuernos de toro estlizados, ¥ dobles hachas. Aungue esas semejanzas muestran la influencia minoica sobre la tel. .16n micénica, habia diferencias muy significativas en las ceremonias y en las prcticns ‘tuales. Por ejemplo, 1a mayor parte de los cultos minoicos tenfan lugar en cuevas y en. -santuarios situados en Jas cimas de las montafias, mientras que los micénicos del conti- ‘ents no construfan saniuarios fucta de Jos centros do poblacién, Ademés, los pala fos cretenses contenfan santuarios mAs numerosos y elaborados que los micéni- cos, donde parece que el complejo del mégaron constitofa el principal escenario de Jas ceremonias religiosas.. Las figuras de diosas representadas por doquier en el arte minoico micénico fueron {dentficadas inicialmente con representaciones de una tinioa diosa madre pan egea, que reinaba sobre toda Ja naturaleza. Ahora parece més probable que fueran reptesentacio- nos de diferentes diosas, algunas de carécter local. Puede que desempetiaran funciones especiales relacionadas con la fertlidad dentro de la comunidad de adoradores, 0 que Dresidieran otros aspectos de la vida aparte dela fertiidad. Las tablillas asignan a las di- vinidades femeninas el ttulo de pdmia (asefiora» o.«ama»), Demuestran ademas que los {ioses masculinos eran tan numerosos y tan importantes como las diosa, aungue sean representados artisticamente con menos frecuencia. No existe explicacién de este hecho tan curioso, ‘Se han reconocido con seguridad o de forma provisional los nombres de cerca de treinta dioses y diosas en las tablillas de la Cnosos y Ja Pilos micénicas. Muchos de ellos serfan desconocidos en épocas posteriores, pero unos cuantos son los nombres {de los principales dioses de Ia religin griega que todos conocemos: Zeus, Here, Posi- d6n, Hermes, Atenea, Artemis, y probablemente Apolo, Ares y Dioniso, asi como algu- nas divinidades menores. Zeus, el dios supremo de la religin griega postetion, es e a LA ANTIQUA GRECIA oun 1,60, Batanuilla de una dlosa procedente de ‘Cnosos, Creta. FiauRa 1.60. Anillo de oro -procedente de Cnosos en el que aparecen unas iminjeres sdorando a une diosa. LA GRECIA PRIMITIVA Y LA EDAD DEL BRONCE 6 dentemente el «padre cielo» indoeuropeo, y fue introducido por los primeros hablantes de griego. Zeis patér («Zeus padre») es el mismo dios que el indio Dyaus pltar, el 10- mano Juppiter, 0 el germénico Tiew (que aparece en el nombre del martes en inglés, -«Tues-dayn). Los nombres de Hera, Posidén y Ares estén formados también sobre raf- ces indoeuropeas. ‘Suele creerse que algunos de los dioses adorados por los micénicos, y en particular Jas diosas «sefloras», son de origen pregriego (I. e. no indoeuropeo), ¥ que las divini- . Las leyen- ‘as de los griegos de époce posterior de Jonta y ol Atica aladifan nuevos elementos de trédto a In teoria de Ia invasiGn dori. Segdn esos mitos, el desco de escapar al «Re- ‘1220 de los Heraclidas» hizo que algunos antepasados suyos se reeolocaran en deter- Tinndas zonasapartades del continente (por ejemplo en Acaya, que conser’ sa nor- tre), mientras que otros grupos —por ejemplo los fugtvos del reino de Pilos— se refugiaron en Atenas, quo se haba librado de Ia destraccin, y de all emigraron a la ‘ota ribera del Egeo, eatableciéndose en i costa central de Anatolia, regién que llama- ton Jonia. Ests migraciones comesponden a 1a divisién dialectal, que sitfa a los a- blantes del dialectojénico en el Atta, las islas del Egeo y la costa de Anatolia, en la franja que va de Esmima n Mileio. La arqueolog confirma que las migraciones a Jo- 1a 30 produjeron en toro al aff 1050 a. C. Pero los arqueslogos han descubierto que los elomentos que en oto tiempo se con- siderabaninttoducidos po los invasores dorios (por ejemplo el hier, I eremacién y algunos nuevos tipos de arms) en realidad no fueron trafdos por un pueblo nuevo du- ante tun tnico perfodo de tiempo claramente define; y Ios nicos signos materiales de los doros se datan en la actualidad mucho después do la época de as destrucciones, en tormo al 1000 a, Co incluso mis tarde. Se han presentado otras teorfas para explicar Ta destrucein de las cfudades micénicas:tarremotes dovastadores, bandas de merodea- dores del estilo de los que formaban parte de los Pueblos del Mar, guerrasferoces entre Jos diatintos reinos que provocaron sn matua destruccién, orebelines de los campesi- nos y esclavos micénicos, que se sublevacon contra la opresién de sus amos. ‘Una explicacién mds plausible es la que dice que los mioénicos, lo mismo que otras civilizaciones mediterraneas,sufderon on shundimiento del sistema>, un colapso de sus estructuras econdmicas y sociales, Esa stuacién vino determinada, segtn se dice, or problemas tales como sequtas prolongadas, excesos de poblacién, agotamicnto del fuclo,fomento de un nimero demasiado escaco de cutivos, y ottas dificultades inter- nas andlogss, qe las pesadas burocracias de Ios palacios no fron capaces de coreg. ‘Cuando wn sector del sistema gubernamenal fal6, otros sectores se vieron afectados, hasta que toda Ia estructra de gobierno se vino abajo y ls fortaleza se conviriron en ‘presafécil para divesostipos de iavasores. La solucin de ls problemas internos su- ‘puso Ia casi total interrapcion del comercio mediterrneo durante los disturbios de f- ‘ales del siglo xy el pefodo inmediatamente posterior. cese del comercio exterior "7 de las lcrativas oportinidades de conseguir botfa que comportaba— podria jus- ttlcar por sf solo Ta incapacidad de recuperacién de que dio muestras la econo mi- cénica, y quid explque también por qué los centros Tos eubeentros que no suieron datos fais entaron en una fase de decadenciao de estancamiento, igual que los que foeron incendiados o arasados. 6 LA ANTIGUA GRECIA [La Hegada de los dorios, pues, quizé no fuera en realidad una invasién, sino una ‘mera intrusiGn en el vacto politico creado por la eliminacién de los reinos micénicos. 1Los grupos de hablantes de dotio procedentes del norte probablemente fueran infiltrdn- dose en el Peloponeso durante un largo perfodo de tiempo, y quiz4 tomaran Ia penfnsu- In algunas islas, por ejemplo Creta, utilizando Ja fuerza para subyugar a lo que que- ddaba de Ias antiguas poblaciones micénicas. Desde el Neolitico hasta el Bronce Reciente, Grecia fue una sociedad sin estado de lnbradores y ganaderos dirigida por caudillos locales, mientras que las civilizaciones de Oriente fueron surgiendo y haciéadose poderosas. impulsada por sus contactos con Creta, Grecia dio un salto repentino y entré en la civilizacién en tomo al 1600 a. C. Los ‘estados micénicos legaron a la cima de su poder y sofisticaci6n hacia 1300, Durante un breve perfodo, constituyeron una presencia importante en el Mediterraneo oriental yal- ‘canzaron unos niveles de refinamiento cultural cercanos a 1os de las civilizaciones ms antiguas. Pero en tomo al 1200, Ja civilizacién micénica se desintegr6 por completo. Con ia destruccién de los palacios, el tipo de organizacién social y econémica propio del Oriente Préximo desaparecerfa para siempre de Grecia, En cambio, en Egipto y en el Oriente Préximo, que también sufrieron graves reveses finales del siglo xau a. C., el an- tiguo modelo de estados monérquicos sumamente centralizados y rigidamente jerarqui- zados siguié vivo. Se trata de un buen indicio de que, por debajo de la capa de riqueza y estabilidad, Ia economfa y el gobierno micénicos tenfan unas rafces muy poco profun- das, y eran unos sistemas esencialmente frgiles. Brobablemente nunca sepamos con seguridad por qué la civilizacién micénica tuvo ‘un inal tan brusco y tan rotundo. Lo que sabemos es lo signiente: con el fin de la pri- ‘mera etapa de Ja civilizaciGn griega lleg6 el comienzo de una nueva era, tan diferente de aquélla que, cuando los griegos querfan remontarse a su pasado del Bronce Reciente, s6lo podian imaginarlo como una especie de mundo mitico de ensvefio, como una épo- ccaen la que los dioses y los hombres vivian mezelados. Capitulo 2 LA «EDAD OSCURA» DE GRECIA Y EL «RENACIMIENTO» DEL SIGLO VIII (ca. 1150-700 A. C.) Los restos arqueolégicos de finales del siglo x dan la impresién de que la mano de ‘un gignnte bubiera barrido Ja espléndida civilizacién micénica dejando tras de sf nada ‘més que soledad y pobreza. Hacia 1100 a. C., los centros palaciales se hallaban en rui- ‘nas o estaban deshabitados; y To mismo ocuzria con la poblacién de las otrora animadas cludades y aldeas de todo el mundo griego. Las pérdidas culturales fueron catastroficas y permanentes. Durante los cuatrocientos cincuenta afios siguientes no se construltfa en Grecia ningsin edificio monumental de piedra. Fl arte de Ia escritura se olvid6 y no vol- ‘verfa a aparecer hasta el siglo vin. El aprovisionamiento de bronce y otros metales se ‘tedujo a la mfnima expresin cuando sc rompieron los lazos comerciales. Pasarian dos- Cientos afios hasta que los artesanos griegos volvieran a producir objetos y joyas de oro, plata y marfil, Comparada con cl esplendor de la brillante época anterior, Grecia se jnmersa en una verdadera edad oscura. Pero durante esos siglos de oscutidad surgitfa, ‘una nueva Grecia, radicalmente distinta de Ia antigua y de las demés sociedades del Mediterrénco. Los modelos de integracién social y politica surgidos de la destrucciGn de os palacios-estado abrieron el camino a un nuevo tipo de gobierno estatal en Grecia, Ja cindad-estado (pds), surgido en el siglo vut. Las rafces de la cindad-estado griega, cconsiderada por muchos la cuna de Ia democracia occidental y de la igualdad ante la ley, se plantaron en la Edad Oscura. ‘Grecia tardé muchos afios en recuperarse plenamente del shock de las destrucciones ‘y de sus consecuencias. Durante la primera parte de la Edad Oscura, desde aproxima- ‘damente 1150 hasta més 0 menos 900 a. C., Grecia fue victima de incursiones y ottos ‘movimientos de poblacién esporidicos. Pero es en esta etapa de dislocacién y tusbu- Jencias cuando aparecen los primeros testimonios de recuperacidn y progreso material La titima fase de ta Edad Oscura, desde més o menos 900 hasta ca. 750 a. C. fue tosti- 70 LA ANTIGUA ORECIA {go de una lenta aceleracién que culminé con él notable salto cultural que supuso el «re- ‘nacimiento del siglo vit» (ca. 750-700). Furnres Pana LA Eoap Oscura El motivo principal de lamar a esta época «Edad Oscura» no tiene que ver tanto ‘con la decadencia cultural como con la oscuridad en el terreno arqueol6gico. Los ricos testimonios materiales del Bronce Reciente se convierten précticamente en nada duran- te los siglos x1 y x. ¥ aunque los hallazgos materiales aumentan a partir de 900 a. C., si- .guen siendo relativamente escasos hasta casi el afo 700 més o menos. No obstante, la arqucologfa de la Edad Oscura ha conocido unos progresos significativos desde los affos sesenta. Se han descubierto varios poblados mevos de esta época. La nueva técni- cea llamada arqueologfa de reconocimiento, consistente en que un equipo de investiga- ores recorren a pie sisteméticamente terrenos muy extensos, nos da una ides de las 20- ‘nas rurales escasamente pobladas de la Edad Oscura, Ademés, el empleo cada vez mayor de métodos comparatives en el campo de Ia antropologfa y la sociologia a la hhora de analizar los testimonios materiales ha permitide mejorar nuestro conocimiento de cémo funcionaban estas sociedades. ‘Una fuente de informacién muy rica de la éltima etapa de Ia Edad Oscura son los, poemas homéricos, la ada y la Odisea (ca. 750-720 a. C.). Como vefamos en el Ca- pitalo 1, aungue narran hechos acontecidos en los dias gloriosos del periodo micénico, Jos poemas no deseriben la sociedad revelada por los restos materiales de esta Spoca 0 ‘por las tablillas en lineal B. Antes bien, el trasfondo social de los relatos homéricos en- ‘caja con Ia imagen que nos ofrece Ia arqueologta de 1a Edad Oscura. La cuestién de en ‘qué momento preciso del perfodo comprendido entre 1100 y 700 a. C. debemos situar Ia sociedad «homérica dista mucho de haber sido zanjads, pero se impone cada vez con ‘més fuerza a idea de que refleja en buena parte la sociedad de finales del siglo rx y co- ‘mienzos del vara. C. ‘Los dos poemas de Hesfodo nos ofrecen una rica informacién acerca de In vida y el ‘pensamiento griegos en tomo al affo 700 a. C., época de su composicién. La Teogonfa ‘ios presenta, junto con los poemas homéricos, un cuadro global de Jas primitivas ‘creencias religiosas de los griegos. El otro poema de Hesfodo, Los trabajos y los dias, {que reflea las relaciones sociales y econémicas de su época, serén una fuente importan- te para el préximo capftulo. ‘DECABENGIA Y RECUPARACION (Ea. 1150-9004: C:y ‘La ausencia casi total de objetos de artesanfa caros y de hermosa factura constituye 1a prueba mas evidente de la decadencia de la civitizacién griega a parti de 1200. Pero la ccerdmica pintada, bastante abundante, nos permite rastrear el curso general seguido por Ia decadencia y Ia recuperaci6n. De hecho, las distintas fases de la Edad Oscura reciben su nombre de Jos perfodos atribuidos a Ias diversas formas y decoraciones de la cerémni- ‘ca, Por fortuna para los historiadores, los griegos siguieron tomdndose muy en serio el arte de fabricar y decorar objetos de cerimica, de modo que sus Vasijs de barro nos pro- porcionan una gufa muy fiable del estado general de su cultura. LA «EDAD OSCURAD, DE GRECIA Y EL «RENACIMIENTO» DEL SIGLO VI. 71 ‘La cerdimica que data aproximadamente de 1125 2 1050 (el punto de méxima deca- dencia después de las destrucciones) se denomina submicénica, pues todavia tiene un carécter claramente micénico, aunque su calidad es muy inferior. Se ba dicho con acier- to que es un «estilo de agotamienta>. Los ceramistas se contentan con repetir un pufa- do de formas y elementos decorativos del amplio repertoro del que dispontan sus abue- fos. A menudo el barro estd muy poco preparado. Las vasijas son de dimensiones més ‘pequefias, estén peor modeladss, y poco cocidas. La ejecucién de los motivos y deco- raciones tradicionales es torpe e irregular. Pero estos vas0s, de calidad inferior compa- rados can los del siglo xi ¢ incluso segtin los criterias de la época de las destrucciones, ‘constituyen la principal riqueza de las tumbas submicénicas en las que han aperecido, No se enterraba en ellas nada de valor excepto ocasionalmente un anillo de oro y una fi- ‘bala de bronce,e incluso la cermica es poco abundante. (Por ejemplo, en 220 turnbas de Atenas y Salamina, lugares que no fueron destruidos ni abandonados, sélo se han ‘encontrado 160 vasos.) Los testimonios hallados en las tumbas y en la superficie reve- Jan Ia existencia de une sociedad sumida en Ia depresiGn econ6mica y cultural. En todo el mundo griego, los niveles de poblacién habfan descendido estrepitosa- mente. Los eéleulos de esa disminucién varfan segtin las regiones entre el 60 y€l 90%, de modo que el cuadco resultante es el de una despoblacin casi inconcebible. La ila 46 ‘Melos, por ejemplo, muy poblada durante e! Bronce Reciente, parece que qued6 préc- ticamente vacfa durante doscientos affos. Incluso en el Atlca, que no Hlegé a ser lava- dida, el nimero de los asentamientos disminuy6 en casi un 50%. La poblacién de Gre- ina finale del siglo x probablemente fuera a ms baja que hab tendo el pas en mil afos. Las eausas de ese drstico descenso de la poblacién no se entienden muy biea, pero, al parecer, tendrfan que ver con el humdimiento del sistema redistributive y con el letar- ‘20 econémico generalizado que afect6 a Grecia a comienzos de la Edad Oscuri Otro factor importante quizé fuera la insegutidad provocada por los grandes movimienios de ppoblacién, scompafiados a menudo de violencia. Pero al mismo tiempo, los movimien- tos de pobiacién y su recolocaciGn pueden dar a veces una impresién exagerada de des- poblacién generalizada. Fl abandono de algunos de los asentamientos més pequefios de Ja Edad del Bronce fue fruto del traslado de sus habitantes a otro poblado mis seguro. ‘Las excavaciones levadas a cabo recientemente en Tirinte, por ejemplo, han revelado ‘que su poblacién se increments de hecho después de 1200, Ademés, mucha gente sere- fugis en Acaya, Arcadia y otras regiones poco pobladas hasta entonces, mientras que ‘otros se recolocaron en uitramar. ‘Qué se conserwé del mundo del siglo xm en el del siglo x1 y qué se perdis? Evi- ‘dentemente, con los palacios desaparecié la organizacién econémica y politica central ada. El poderoso wdnax (eteys) y sus pequefios ejércitos de oficiales, excribas y ope- rarios que hablan sostenido el complejo sistema redistributive desaparecieron para siempre. Al cabo de unas cuantas generaciones, el conacimiento de todo aguello se per- id, dejando sélo el recuerdo de tnos caudillos-guerreros logendarios, que en otro tiem- po habfan gobemnado unos reinos grandes y présperos, y considerados en la imagina- ci6n mejores que sus descendientes en todos los aspectos. ‘La desaparicién de los sistemas politicos y econémicos y de Ta alta cultura que los acompatiaban no significa, sin embargo, que Grecia cayera en un estado de primitivis- ‘mo. Pese al hundimiento de la organizacién palacal, todo lo que revestia importancia para la vida cotidiana de las familias y las aldeas continué ininterrumpidamente. Al n LA ANTIGUA GRECIA {gual que los de la Spoca micénica, los priogos dela Edad Osourasiguieroncultivando trgo y cebada, aeitias,higos y vas; fabricando vino y queso, curiendo pices, esqu- Lando ovejas, hilando y tejiendo lana y lino, y empleando los mismo métodos y equipos que antes. Igualmente se conservaron las artes y técnicas basicas de los alfareros, los te- Jedores, los herrerosy los egpiteros, aunque anos niveles genicosy de refinamiento Inferiotes. Con toda seguridad, desaparecié la demanda de incrostaciones de metal, © de pasia de vidrio azul, ode pnturas alfresco, que dejar de exist nto con los pa- lacios, lo mismo que el arte dela esritura, Ye que el sistema contralizado de fabrica- cida, almaconaimiento y dsteSbacin habfa sido eliminado, y con los objetes de Inj, el coiercio y la recaudacién de impuests. Pero el ritmo y ls actividades intomporales de ati agricola y ol poblado de labradores sigoieron su curso inalteable,y permane ‘cerfanconstantes durante fe siglos venideros. Andlogamente, en el tereno dela religi6n, la Bdad Oscora fue una épocs de cont ‘nuda y discontinaldad, En as tablills en lineal B apazecen los nombres de seis o se- te de los futuros doce dioses«olimpicos». Por otto lado, no sobrevivieron los de otras ‘muchas divinidades mencionadas en ls tabla, como, po ejemplo, «Drimio, hijo de Zeus», 0 DEL SIGLO vm 81 preténdolo, Ello era posible porque el contenido narrative era tradicional y lo cantaban con un estilo sumamente formalizado, Panty legs ala concusicn de que los poemas hométicos fueron creados de forma s- ilar. En su opinign, Homero habia sido el mayor de una lag serie de posts cares, «que abfan aprendido el dificil arte do la composicién oral de varia genoracionce de oetas anteriores, que asa vez la habfan aprendido de gus anteparedos.A la iora de vol, ‘era contar los vigjos relatos, perfectamente conocidos dest pablic, Homero se bae6 enum acervo de «férmulas (frases estereoripadas, versosy bloques de vers Bj) ye ‘mas» (escenas tfpicas, esquemas narratives) tradicionales que habia memorizado pct ‘mente y que podavariar a media que lo exigiera la ocastn, A fuerza de paerse a vida realizindo ensayos a sola, «escribiendo» mentalmente ou poesfa,y realizando inter. pretaciones en pdbico, Homerohabriaconfeccionado y porfeccionado nos poctas ac Hevaban su firma personal, En la actualidad, la «teorfa de In dicciénfoxmolar», como hua sido Hamada, es aceptaia por todo el monde y, de hecho, ha inflaido poderowsment on el estudio de otras literaturas rales» del pasado y del presente en todo el mundo. Respecto aa esti de cusndo fueron fijads por escito y, por tant, foslizas, por as decir, los poemas hométices, la tesis predominants hey dia dice que lo facton en una fecha muy préxima a la desu compostién, Precisamente por esa miama époce, el arte de a esertura habria vaelo a Grecia, Lord ostenfa qu, at eoranallabeto, Ho, mero habrfa dictado sus obras a alguien que supiera escribir Otros especiaistes, ca cambio, creen que los poemas que hoy tenemos fueron memorizados yramsmniides coralmente por unos reetadores profesionaes Ilemados «rapeodas» durante vatias gone. raciones antes de ser fijados por escrito, quid incluso en a siglo v1 aC, Otros llevan afirmar que Homero, experto conocedor do In tradicion eral, habrfaaprondigo t 2ocd, Diry por lo tanto seria un poeta de papel y puma. Fuera cual foese en fltimo tania el papel desempetiado por la escrtora en la composicén final de los dos granes poerses, {odo el mondo reconoce que representan la culminacion de una lag tadiclncle pos, sfa oral, a cuya evoluciém puso fin a llega do fa escrito, Segtn uno de esos cantores bosnos, Ia poesia pica es el canto de los tempos ant sguos, do las hazafas de los grandes heroes de antafoy de los héroes que han exsidon sos versoshabrian sido cantados una y ota vez en Grecia desde la Edad dl Bronce, cor ¢l paso de Jos siglos, los relatos y Tas temas de las litoraturs heroisas del auigue Oriente PrSximo se abrieron camino en la lentaevolucicn de a tradieidn de le chica oral gricga. Para los griegos de la Edad Oscura y de épocas posteriores, los eicmspes de antaio> habfan sido una Edad Heroiea, in perlodo relatvamente breve catreshor, Aiente a una o dos generaciones antes y ott después dela Guerra de Toya; eso te siglo xm aC, més o menos, egtn nuestra cronclogta. El mito de a Guerra de ‘Troya es una saga popolar de una sencillez absoluamente clésiea. Pars, hijo del rey Priamo de Troye, seduce y se lleva a esta ciudad ala bella Helena, esposa de Menelao, rey de los expartanos. Para vengar ln ofenisa, Meuelac yea hermano, Agamensa, dna (wax) de Micenas,retnen uta gran hues de guarcee aqueos, que se trasladan a Troya y desiruyen la ciudad tras una azedio de dics aos, Si Jn expedicion tivo logar en realidad o no carece por completo de importance en eval ‘quier caso, para los griegos la Guerra de Troya constitula ol scomlacimicnte ce tone al que giraba toda su historia primitiva, ‘La Mlada y la Odisea no eventan toda la Guetta do Troya. La Mada concent su scciGn en unos euarenta dias del tltimo afo de la guerra, y la Odisea celta cl regreso 22 LA ANTIGUA ORECIA de uno de los caudillos, Odiseo, a su patria. Los poemas dan por supuesto que el pé- blico de! siglo vm conocta el resto de Ja trama y de la accién. Durante el siglo vi, ¢ in- cluso durante el vi, se ered en tomo a las dos grandes epopeyas un «ciclo épico» de diversos poemas breves, que completaban el mito de Troya. Esos poomas menores, ‘atribuidos a veces al propio Homero, narraban los acontecimientos que condujeron al estallido del conflicto, los sucesos de la guerra propiamente dicha, incluida la «toma de ‘Troya», y los «regresoe de los distintos héroes griegos. LA SOCHEDAD Dee FINALES DE LA EDAD OSCURA (HOMERICA) ‘Teniendo en cuenta la enorme cantidad de tiempo transcurrido, no es de extrafiar aque los poemas homéricos no conserven précticamente nada de Ia sociedad del Bronce Reciente; aunque tampoco dicen gran cosa de la época del propio poeta, esto es, la se- ‘gunda mitad del siglo van. Rn cambio, contienen tna gran riqueza de detalles relativos {tla sociedad de la Edad Oscura de unas ciantas generaciones antes, comespondiente ‘ms 0 menos al affo 800 a, C. Este paso atrds en el tempo no tiene nada de extrafio, En tiempos del poeta, se produjeron una serie de cambios fundamentales en la sociedad, {que no encajeban de ninguna manera con el escenario narrativo tradicional que se habia Gesarrollado durante siglos y siglos de composicién oral. La sociedad descrita en los textos, por tanto, debe de ser anterior a la del momento de su composicién, pero sin dude segufa viva en la memoria del poeta y de su piblico. La sociedad homética se p rece mucho, tanto en su estructura general como en gran parte de sus detalles, al tipo de “organizacién social que los antropélogos Tlaman «caudillaje». Esas sociedades guerre- ras han existido en todo el mundo y en todos los perfodos de Ia historia. La sociedad homérica es naturalmente una deformacién de Ia de finales de fa Bdad ‘Oscura, en la que se basaba. Los poetas orales recreaban un mundo pretéito imagina- ro que era, en todos los aspectos, mejor y mis grandioso que el de su época. Por ejem- plo, en un momento dado, el héroe troyano Héctor blande, como si fuera un arma, un peilasco, que 10s dos hombres mejores de su pucblo no lo aban ‘evantado con facilidad del suelo para cargaio en una carrera ‘como son ahora Loe morales, mas él To blandi solo féeiimente?? [No obstante, niuchos aspectos de ese mundo imaginario, sobre todo sus institucio~ nes sociales y sus ideales, enfan que basarse en la experiencia real del pablico, para ‘que Ia acciga le resulta coherente y pudiera iJentificarse con los personajes y sus mo= fGvaciones, Una analogia modems secfa la ciencia fictiGn, que debe reflejar hasta cierto ‘Panto el mundo del lector, independientemente de lo fantésticos o surealistas que sean Eleacenario y el argumento del relato. De modo parecido, los poemas homéricos es- tn llenos de puras fantasias y exageraciones, aungue también de inicios reveladores de a realidad cotidiana. Ast, por ejemplo, l patio delantero de la cespléndida morada> de (Odiseo tiene un gran mont6n de estircol, y en él se rednen los gansos dela familia y las fvejas que han de ser ordefiadae. En el interior, el suelo es de tera apisonada, y la gran 2, Mada, XM, 445-49. LA GEDAD OSCURA® DE GRECIA Y Rl «RENACIMIENTO» DEL staLo vit 83 sala (el mégaron) esté negro del hollfn producido por el gran hogar situado en medio de ella. De hecho, el «palacian do Odiseo se parece més a Ia casa del basileds de 1a Ni- ‘choria de la Edad del Bronce que al palacio del rey de Pilos de esa misma época desen- bierto por los arqueslogos. —* El caudillaje'en los textos homéricos El mapa geogrifico y politico del mundo homérico est formado por un conjumto de regiones y pueblos distintos. Por ejemplo, en el «catslogo de las naves» de la Mada (Ef, 484-759), en el que se enumeran los contingentes que formaban el ejército griego en ‘Troya, el pasaje correspondiente a la extensa regién de Etolia dice ast: “Toate, hijo de Andremén, iba al frente de lo etolios, ‘que administraban Pleurén, Oleno y también Pilene, Ta marfima Cileide y Ia rocosa Calidén, ccusrenta nograsnaves le acompaiaban > ‘Toante es el jefe «supremo» de Etolia, con usia autoridad superior a la de los jefes locales de las aldeas enumeradas aqut, y el caudillo reconocido de todos tos que se Ia- ‘man etolios. En otzo pasaje del poema se dice de Toante que «era soberano de Pleurén ‘entera y de Ia escarpada Calidén de Ios etolios y que como wn dios era honrado entre su pueblo» (Ilfada, XII, 216-218). El pueblo es el démos (rafz de muchas palabras de ‘nuestro idioma como «demo-cracia>, «demo-grafia», o

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