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Este documento describe la historia detrás del nombre del cerro Pusiri Collo en el pueblo andino de Socoroma La Vieja en el norte de Chile. Según la leyenda, un día durante la celebración del festival Pachallampe, un anciano harapiento llegó al pueblo buscando comida. La gente lo rechazó excepto los músicos, quienes lo alimentaron. Antes de irse, el anciano advirtió a los músicos que algo terrible sucedería, dando origen al nombre Pusiri Collo que significa "l
Este documento describe la historia detrás del nombre del cerro Pusiri Collo en el pueblo andino de Socoroma La Vieja en el norte de Chile. Según la leyenda, un día durante la celebración del festival Pachallampe, un anciano harapiento llegó al pueblo buscando comida. La gente lo rechazó excepto los músicos, quienes lo alimentaron. Antes de irse, el anciano advirtió a los músicos que algo terrible sucedería, dando origen al nombre Pusiri Collo que significa "l
Este documento describe la historia detrás del nombre del cerro Pusiri Collo en el pueblo andino de Socoroma La Vieja en el norte de Chile. Según la leyenda, un día durante la celebración del festival Pachallampe, un anciano harapiento llegó al pueblo buscando comida. La gente lo rechazó excepto los músicos, quienes lo alimentaron. Antes de irse, el anciano advirtió a los músicos que algo terrible sucedería, dando origen al nombre Pusiri Collo que significa "l
Socoroma La Vieja es un antiqusimo pueblo andino, de esos que todava
abundan en el altiplano del norte de Chile. Socoroma es hoy un poblado situado en las cercanas de Putre, que se asienta en una explanada a 3200 metros sobre el nivel de mar desde la cual se domina un sugestivo valle con tierras de cultivo. Tiene alrededor de doscientas casas comunes de piedra y barro y techos de paja brava. Las viviendas han sido construidas manteniendo la usanza prehispnica consistente en una gran habitacin en la cual se habita: duerme, cocina y se come. No obstante, una que otra residencia ha sido levantada alrededor de dos patios. Al de servicio llegan las carretas, rebaos y vendedores, en cuyas dependencias habita- si es que la hay- la servidumbre, y en la cual se encuentra la cocina y las bodegas. El patio principal, al cual se accede desde la calle mediante en zagun, est rodeado por las habitaciones, salones y comedores de los patrones. Unas cien casa se mantienen hoy habitadas en forma estable y en ellas viven no ms de quinientas personas. Si alguna vez t viajas desde Anca, por la carretera que se dirige hasta Putre, debes tomas un desvi que te llevara hasta Socoroma La Vieja- son noventa kilmetros-. Al llegar podrs ver en las afueras del pueblo, un cerro, el pusiri collo. Si lo subes, te encontrars en una altiplanicie en la que apenas si crecen algunos pastos y una que otra flor de alta montaa, pero lo que s te llamar la atencin sern unas formaciones rocosas muy extraas. Al verlas te parecer como si alguien- o algo- hubiera colado esas piedras que, obviamente, nada tienen que ver con el cerro mismo. Cuentan, dicen que hace mucho tiempo, antes que dichas piedras estuvieran all, antes incluso que llegaran los espaoles, el pueblo aymara- que habitaba toda esa zona- celebraba en esa meseta el Pachallampe, que en su lengua significa tierra blanda. Esta festividad se llevaba a cabo durante la primavera con el objeto de que toda la comunidad diera comienza a la siembra de papas. Hasta hace algunos aos, los abuelos suban a ese cerro que era del todo el pueblo, aunque todava no se llamaba Pusiri Collo sino que tena otro nombre que ya se ha olvidado, para realizar ceremonias. Una era la de la lluvia, otra para mejorar la salud de la gente y los animales y tambin para que todo
estuviera preparado para lograr una buena produccin de papa y de maz.
Entonces todos suban, nadie se quedaba en el pueblo.
Dicen que el nombre de Pusiri Collo tuvo su origen un da en que se
celebraba la fiesta del Pachallampe en el pueblo. La cosa sucedi as: Es medioda. En la casa del vecino principal de la aldea, los msicos zampoeros que acompaaran la procesin, estn almorzando. En el pueblo todos disfrutan de la comida o se engalanan para la procesin que se llevar a cabo durante la tarde. Dicen que entonces que aparece caminando, apoyado en su viejo bastn, un viejito harapiento, derrengado, con cara de hambre y enfermo. Llega, pero ninguno de los habitante de la aldea se da vuelta, siquiera, para mirarlo. Que decir de ayudarlo! Por el contrario, cuando l se les acerca, ellos, o bien se hacen aun lado, o bien lo rechazan. Entonces el viajecito se dirige a la mansin del seor, la que, la vivienda ms grande del pueblo, y entra por atrs, por el patio de los animales que condice luego la patio principal. Dicen que antes de entrar a esa casa se encuentra en el corral con una seora que carga una guagita mientras ribetea un hermoso pao dorado. La seora, al verlo, le dice: -Ay, tata! Kunat jumax akam, tant apachas sarnaqtasa. Kawkit purjtasa. Kunara pasjtamsti tata?( Ay, tata seor Por qu andas as t tan harapiento, tan perdido, qu te pasa, de dnde vienes?..) Luego le ofrece un chalsito para que se cubra. -Para que no pase mucho fro, mejor ser que se abrigue- le dice Dicen que el viejito le dio muchas gracias pero le dijo que no se molestara ya que no tena frio, y sin agregar palabra, entr en la casa. Una vez que estuvo adentro pidi: -Dame algo de tu comida, seor, tengo hambre. Mas al presentarse en medio de la habitacin, unos invitados lo insultaron: -
ndate, viejo rooso! Nada tienes que hacer en este lugar.
El mismo dueo de casa, el que ms tarde encabezara la fiesta, lo
increp: -Qu quiere usted, viejo asqueroso? Vyase ahorita. Pero los msicos intervinieron: -Todos, algn da- dijeron-, vamos a llegar a viejos. Dejemos que este viejito se quede. -Ven- le dijeron- , sintate con nosotros a la mesa y por favor, come algo. Despus subirs con todo el pueblo al cerro. Nosotros danzaremos y tocaremos nuestros instrumentos toda la tarde y tu cantars y bailars con nosotros Luego, los zampoeros lo lavaron y lo limpiaron. Despus, dicen, lo sentaron en medio de ellos para que almorzara tranquilo. Le pasaron un plato y una copa y lo llenaron de manjares y bebidas. El dueo de casa, sin embargo, no qued conforme. Estaba molesto y mirando al viejito como echndolo. Por eso el anciano, una vez que termin de almorzar, se dirigi a los msicos y, esgrimiendo su aosa vara, le dijo: -Ya me voy, ya me voy, pero ustedes, zampoeros, es mejor que se vayan muy lejos. Vyanse sin mirar para atrs porque me temo que algo terrible va pesar aqu. EXTRAIDO Y ADAPTADO DE QUIEREN SABER POR QU LES CUENTO CUENTOS AYMARAS?, SAUL SCHKOLNIK