"La medida de nuestra identidad, de nuestro ser (ambas cosas son lo mismo), es el monto de nuestro amor por Dios. Cuanto ms amamos las cosas terrenales, la reputacin, la importancia, los placeres, la comodidad y el xito, tanto menos amamos a Dios. Nuestra identidad se disipa entre cosas que no tienen valor, y nos ahogamos y morimos tratando de vivir de las cosas materiales que nos gustara poseer o de los proyectos que nos gustara completar para objetivar la obra de nuestra voluntad. Entonces, cuando llegamos a la muerte, descubrimos que hemos malgastado todo nuestro amor (que es nuestro ser) en naderas y que no somos nada, que somos muerte. Entonces sobre todo, a la terrorfica luz del puro Ser y perfecto Amor, vemos lo detestable que son las naderas, la muerte. Pero si Le amamos y nos perdemos en l, nos encontramos en l y vivimos gozosamente por siempre. Pero la tribulacin nos separa de las naderas en que nos consuminos y morimos. Por lo tanto, la tribulacin nos da la vida y la amamos, no por amor a la muerte, sino por amor a la vida. Permteme, pues, retirar todo mi amor de las cosas dispersas y vanas y situarlo todo en T, donde arraigar y vivir, en lugar de consumirse en la esterilidad. Mi vida se mide por mi amor a Dios, y este, a su vez, se mide por mi amor al ms pequeo de Sus hijos".