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PCOS S SE Seesvssesseseus 2 Las J. Marin Cabré tuna ssign, un paciente, reprochandole una interprevacién No debes hablarme asi, cuando me encuentro mal, por- Gjue me enfado todavia mis. Tienes que deirme algo tuyo, que are ga sentir que no estoy solo. Es entonces cuando puedo son- rele y eanguilsarme Da la impresiGn de que estas palabras de su joven paciente Carl, hubiera sido el motor que hubiers sort Pastdo de este libro. Antonino Ferro nos da algo suyo, Bese o Fy auténtioo y por ello nos hace sentirnos acompatiados origina ddl tarea de hacemos cargo profesionalmente del sufi- ‘mento psiquico de los demés. Lots J. Martin Capri Tee, _ 4 jibadaaciswngbiat ination Vicuices cle ye Loren! (eq CapfruLo PRIMERO Una panordmica sobre los modelos teéricos ‘Son muchos Jos autores (Money-Kyrle, 1968; Meltzer, 1978; De Bianchedi, 1991) que, respectoal psicoandlisis de adultos, proponen, radicalizando, distinguir tres modelos fundamentales: el Fenlano, ai Heeniano, y un modelo inspirado en Bion, Opinan que esta tri- particién también puede ser valida para el andlisis de nifis. ‘Creo ademés que otros autores, aunque sean de lano, en realidad no constituyen un modelo unicari fan aportado contribuciones muy relevantes, que se sitdan como evatiaciones sobre cl temas; tal vez, con arcos evolutivos comple- jos como el de Meluer que, partiendo de posiciones estricta: Imente klenianas, en Jos uftimos afios asume de manera original posiciones radicales del pensamiento de Bion (este recortido no Es diferente al de Rosenfeld). Tampoco pienso que exista una par- ticular especificidad del andlisis de nifios, por lo que deberian existic autores y problemas de psicoanilisis de adultos y autores y problemas de psicoandlisis de nifios: considero que psicoandli sis hay uno, con diferentes situaciones en fas que e trar una «realizaciéne’ con diferentes modclos, y tal vex di scuto las necesrias diferencias de encuadre 0 de mo- ro al hecho de que el funcionamiento mental del Ghalista eso mismo en ls distintas stuaciones. Para profundizar remio a Fle “ Antonino Ferro tes objetos; por otra parte, subrayando las diferencias, cada en- 5 en juego emociones, ome} dos, cuento analiea es Gaico inrepeaible. : que todavia, no Rane £80 a la No existe ninguna pretensién de objetividad ni de ser ex- aided y ue estin a Ja espera de que analsta y pacienie, hhaustivo en los pocos puntos que expondré para caracterizar es- | inning tain INTs na tos modelos: expondré solamente como éstos conviven dentro de 5 permanezcan sumergidos y puedan nasrérselos, raf y cémo los he tecorrido incluso hasta la actualidad. i En realidad, la are anata (yla grupalidad ee activa) est Pero anes de adentratme en este inveneo, quisiers subrayar fundamentalmente 2 la busqueda de comunicar (no solamente cémo tambien Hlegamos a una triparticién si intentamos caracte- siempre radicalizando, los distintos modelos segiin como se consideren los personajes de la sesién o los hechos nasrados en la sesién (Ferro, 1991a; Bezoati, Ferro, 1992). —» ~~ Enun primer modelo de escucha, se verblment) as emocions por ls que eit nvadida oe peo- zajes a menudo se verean» abt, en ef encuentro y del enotena de las mentes: son una de las fo les maneras de compartir, na- trary transformat, gracias a fs funciones psicoanaliteas de fy mente del analista’, estos estados de la mente. Por ejemplo, en el et modelo de esrucha famoso paso de Bion (1962) del ice-cream Ihelado (pero también prdpeente mo, dos une et emociones-heladas) que se transforma endl nuevo deamdtce pec des 3 : | sonaje ef scream» —el grito que de manera visual nos recuerda ¢ al de Munch— es la desesperacién que encuentra expresividad crédito en ae Pk lal oe te 7D Peto regresemos ahora alos tres modelos de los que bablaba __ de la tevolucién de Propper. i al principio, Del modelo de Freud lo que me parece caracteritco “>” En un segundo modelo (que encontramos en su méxima clari- es el alto in frencia, bisifrica atcibuids.a.las.comunics- siones del paciente: todo lo que éstos dicen se considera, si bien con distintas ostilaciones, como un hecho que, de cualquier modo, ha tenido mucha relacién con la realidad vivida por él mismo; se trate de una realidad externa, se trate de realidad ps- uc acivada en medida diferens con la participa de he- 105 externos: como por ejemplo para la célebre cuestién de la seduccidn infant dad en Klein y e5 s8 continuadores) los personajes son nudo de relaciones inerapsiquicas, los hechos narrados, en un disfraz_ que se. puede” comunicar de fa realidad ma, del paciente, considerada, sin embargo, como ya «dada», espera de un intérprete que aclare el funcionamiento, en- contrando Ja rafz de esto en Jas fantasfas inconscientes. De gran interés, pe iplo, es éstudiar en el is de Dick, la manera : hi zi en la que Klein interpreta a los personajes que toman forma en Se puede indagar hechos que mantienen, de cualquier la sesién, 0 los hechos narrados, siempre vinculados en siltima modo, un alto grado de id: se puede reconstruit los instancia a las fantasias inconscientes Pequetio paciente? hhech« En el tercer modelo, Bion {y los desasrollos que se derivarén smos de. jcfensa. ao de dl) ajes son aniidos» de una red nz erper- del analista, que deberd, de alguna ma neta, ovza gar sonal, 6iejorintergaupal, que Haceh como cholograniase de Tt 2.una verdad que sacar a Ia Itz: se trata de una arqueologia, aun- intersslacién emocional actual analista-paciente. 2 Di Chiara (1982) se ha detenido en las funciones pyfcoanaliticas de i sence de anal que dterisina en Ia wid del contac y cel despoge, 7 rendencia y da desarrollo, y dela warencidne a las que se del anafra que lo dota de un srructur del exces an Cambs Hauuman (19770), Calon! 0989) y Gceon (1967) SPSSCFSCSCSSCSESESESEESCSSIUSSESEECSOSSSOSSITITFTECTTCIS 16 Antonino Feo gue de uma rguclegt viene, para deseo de acuerdo con Sees indagar su. fanci Se indagar su furcionamiento y catheree, ‘por ‘un modelo, como dicen los Ba~ ranger (1969) que, sin embargo, ha sido elaborado en tétminos relacionales y d que la mayoria de los concep- tos que forman el pueden ser formulados en tér- minos unipersonales. "Volvamos a algunas notas sobre el modelo. Incuiciones geniales de Freud fueron la introduccién del mé- todo dela asocacién libre en susticucién de la hipnosis y de la su- gestién; el descubrimiento del intenso vinculo que se crea entre acientey analista, la manyerencia, entendida como repeticién de [> que no puede ser recordado y que cortesponde a situaciones de la primera infancia, y la ulizacién de la interpretacién como Ia operacién que hace consciente lo que ha estado reprimido, per- mitiendo por tanto un ensanchamiento de los limites dela con- Gencia Sabemos que Freud retocd continuainente rico, afiadiendo nuevas elaboraciones tedricas completamente los contenidos anterio: “Eno centile el concepeo de ceaumar, de «p xilidad infantil, el desarrollo por «fses» (oral, anal, fica y ge~ nita) cada una de ellas acompaiada de aspectos particulares funcionamiento psiquico y del caréctes. ‘Una teorla genial posterior es aquellarelativa a los suefios: ias ala Traurndeutieng y a la rensuncia de Freud de otros mo- clos de tipo neurofisiolégico ex posible wexplicar lo psiquico con lo psiquicon, Se determinan, por tanto, modalidades espectficas tanto en la formacién del sucfio (eealizaciOn alucinatoria de de- “ Sin embargo se debe subrayae cémo existe una tendencia a encontrar en Freud ia exstencia de distintas tendencias (Chinese, 1988; Muratori, Cargne- elarco de la vida mental de cada individuo, | { i i Uns panorimica sobre los modelos teéricos 7 seos, condensacién, censura, desplazamiento, simbolizacién, res- tos diuznos) como en la operacién posterior de intexpretacién, en la que el suefio seré descodificado con la contribucién de quien suefia, esto permitird volver a encontrar el significado latente es- condido tras el texto manifesto del suo; texto del suefio que necesitard bien ser descompuesto para permitir las asociaciones libres a cada subunidad, bien ser referido a la vida actual y a las experiencias infantiles. ‘Sigue siendo central en el modelo de Freud el concepro de-re= revidn® que apermanece inaccesible-y-al-misme-ciempo eniiserva Aig epslguien,-» (Freud, 1906) con la idea de algunos sucesos Gav debe destncerrer, como la cluded de Pornpeya —recucrda siempre Freud— incluso si este trabajo de excavacién transita pot el momento acualemocional def teapia, gue permite conver- hechos sepulzados en ematetiales vivos de la narraciéno (Pe- trella, 1988). De cualquier modo, se conserva Ia idea de un nticleo hists- rico verdadero que pertenece al paciente, y que puede ser cono- dor esto mismp se piensa como un factor de ceracién. Tmprescindibles son las descripciones del aparato psiquico con la primera tépica (inconsciente-preconsciente-inconsciente) y la segunda (las inscanc por Ello, Yo, Supery6) ‘Naturalmence, estos indicios sélo son huells y serla intere- sante ver las implicaciones de este modelo respecto al simbo- lismo, a las defensas, a la interpretacion, a la transferencia, a la contratransferencia, etc., pero éste no es el lugar para hacerlo. ‘No podemos, sin embargo, dejar a Freud sin hacer referencia, a-uno de sus casos clinicos, que para dl (y para quien se ocupa del andlisis infantil) ha sido de méxima importancia, Me reficro, dud desputs con Keine conepeo de dsociaion, operacon seer pra te lea ht pimeras operaciones tentaes de dxriminacin, pero qu, se Si peta an determi i % (C2) que implica la importancia de Ia eacion con el otro como lugar en el ‘que cobra vids el mismo eparsto para pensar los pensamientos, operaidn que {inp une lograa itroyecion de aelacibo com a ona race que abre as ‘puertae ala propia pensabilidad: esto eavés dela repeida experiencia com: Ricatina del juego ente ideniicaciones proyectivas y operaciones de reverie 18 naturalmente, al Caso Juanito (1908) de gran relevancia para Freud, puesto que le permitfa wer» directamente todas las teo- fas sobte el desarrollo, sobre la sexualidad infancil, sobre el edipo, etoécera, que se habfan deducido del andlisis de los adultos y que podian ser estudiadss ahora statu nascenti, proporcionando una confirmacién directa de las propias teorlas; de gran importancia past msouts, porgue nos proporciona el primer modo deand- isis infso, con Ia posbiidad que abre de acceder al enguaje araverbal de un nifio (parecido a las asociaciones li - jo, 2 fs suc, alas aasls que sicnean fas bases de una té- nica de psicoandlisis infantil. Como es sabido, se trata de la fobia por los caballos, que se habia desarrollado de repente en Juanito, que, sin embargo, no ser4 analizado directamente por Freud, sino a través de su gu hace con Freud Jo que hoy lamarfamos, ura supers reud encuentra en Juanito la confirmacién de la existencia de una neurosis infantil, y estigmatiza como acontecimientos trau- miticos la angustia de’ castracién (las amenazas de la madre res- pecto al hecho de que el médico le cortatia los genitales si conti- ftuaba tocdndeselod) el nacimiento dela hermang Hana (o mejor los engafios a los que se sometié a Juanito en contradiccién con ) las difcultades ligadas a la evacuacién y, ign inexacta de las diferencias sexvales, ‘Aberastury (1981) subraya de manera incensa también el trauma de la amigdalotomta, a lz que remonta Ja particular fobia al color del caballo «blanco», conectado a la bata del doctor, como el miedo a que le mordiesen los dedos («las dedos del doc- tor que le oper; los adedos de la mascurbacién») y afitma que aclaraciones sexuales adecuadas quiza hubiesen ahotrado la fobia «a Juanito; mientras las angustias de castracién recibieron confir- macién por la amigdalotomia, que inducia a pensar que eran sibles las mutilaciones reales en el cuerpo. Progtesivamente, Freud:pone en evidencia los nexos entre la fobia, el proceso-edi- 20, la realidad de los impulsos sexiiales, el comp! ee de castra- én, y asi sucesivamente. Resulta genial el recurso de Juanito de pi juedarse él con la madre, ofreciendo a cambio que su padre se quedase con la abuela, con la esperanza de encontrar de esta manera la solucién ideal para todos. ‘A medida que los aspectos conflictivos y los temores de Jua- sacueatran explicacidn y aclaracién se Hlega a la desaparicién le la fobia, ‘Una panordmica sobre los modelos tebricos tura de este caso clinico nunca deja de sorpre ein es lca ome ied arene y traordinaria delicadeza, en el tinico encuentro di con el pequefio paci M&s papi lirecto deseri que el Papa aparece el padre, también Freud, a considera impertinente e incluso intrusivo, cuencia invade al pequefio Juanito con preguntas e investiga nes hasta tal punto que una vez, durante uno de estos toi, la enéina pregunta sobre qué estaba pensando, ce de f sciones que se le » © Ho captar cémo aturdide pox alaraciones que a mendderse Babe Padi ‘debemos olvidar que estamos en 1908, en los comicn ae psicoanilsi gue ya es sorprendente que se diese sen restase atencién a las pala Bes, de vn ‘ale de cino ace ne at, Fambién es verdad que en el caso descrito, a menudo se fue: rando encontrar en las palabras de Juenito une goalie luc se buscabas por otra parte era una ocasién Unica nar los fundamentos teéricos de la nueva cien «Pero si ya sabe las cosas sin que yo se las di uta a au padre Juanito, asombrado después a con isan que le ilumina sobre algunos aspectos del complejo edi. Meltzer (1978) naturalmente dice que hoy no se podria pen sas sn corer graves resgs, ni en una exploracion tn dict de lavida mental de un nifio, ni en la esti in de sus Fantasias inconscientes, y subraya la diferencia entre el srabaio reconstruc fgg destinado a encontrar confirmacién de la neurosis infant ‘ho con el pequefio Juanito, y el de Klein con sus pequetios Pacience, que desde el'principio tiene caries mba tees sada como esté por el desarrollo del nino. Obviamente han sido infinitos los ejercicios que se han he- de los hechos mentales que debe "Est en peligro, aunque dispuesto a ir precisamente (estar al unfsono») donde esté su paciente, segin una mo- dilidad de encuentro grupal de las dos mentes en la sesién: lo {que en un grupo es una persona o un carécter «dist espacio» (Bion, 1983) en una mente es la condensacién de una spupalidad espacionemporl, Yan, st en jusgo 1a curcion, Como punto de llegada, sino la conciencia, también para el ana~ lista, de ser a su vez tin «mal asuinto», de «no poder ser comple- tamente analizado», y del hecho de que un dia el and Saban, y desputs slo se podrd intentar hacerlo elo ble con lo que se es» (Bion, 1980) primero de los dos modelos el paciente proyecta, dis- ataca 0 se adhiere, acria sutilmente en la transferencia... en 3 consciente de todo esto, en parte dis- 10 tampoco es responsable de lo que el paciente dice © hace (siempre que el analista se atenga a les lineas evolutivas de xdoxia técnico-clinica). lo, en cambio, es ales de los Se ica una revolu- i j t i 4 | : ‘Una panorémica sobre los modelos teéricos 31 se ha vuelto mentalmente ausentes, Si el paciente dice: «Usted se hia iday Sentiremos una gran tentacién de dar una interpretacin racional, que remita a las angustias de separacién por el fin de se- nana, ol final del andlisis, porque seria mucho més dificil cons- tatar simplemente: «Usted siente que yo no estoy prestando aten- cién» Exo pl cantidad de verdad s ticle mente del pii- lista» con este” pa TEl analigta se cansa porque esta constantemente bajo obser- vvacién por el propio paciente, en la calidad y autenticidad del propio fancionamicnto mental, y éste es vel tibuto que page. pot el hecho de ser un analistay (Bion, 1983). El paciente funciona, de esta manera, como un espejo del ale- jamiento del analista, que le permite no sélo recuperar la rela- Gién, sino también observar cuales son las cosas que no «ha que~ fido escuchar» o no haa «tolcrado escuchar, les emociones que no ha sido capaz de soportar y sus zonas oscuras, protegidas 0 con desenlaces cicatrizantes demasiado dolorosos, en esto no dife- rente a un suefio de contratransferencia del analista (Barale, Fe- rro, 1987). "En realidad, en el primer modelo, el kleniano, permanece una especie de miedo a la transgresién (Gabutti, 1982) y predomina Ia necesidad de una teorfa sélida para desa linealmente, a aque se debe permanecer sfieleso; en cam! cl inspirado en Bion, estd la conciencia.del riesgo,.cambién men: tal.de una biisqueda que debe continuar siendo un. modelo dé Una manera exttemadamente enrarecida, precisamente p: determinar.encasillamientos tedricos; también estd la conc de que el sab sock cn opi eco determinaun jen cal ‘egpesor, con el ri én si 13 ee ion fe i ‘correspondiente de la teoria an Pld, yen realidad, de una identificact iva, por un lado respecto_al.snadelo.-y-por.orsa, respect al paciente, En ef modelo bioniano me parece que no hay un énfasis so- bre una hermenéutica, por muy profunda y precoz que pudiera ser, sino la importancia que se-da al campo bipersonal (0 grupal: grupo de doer de Melizeiy deanalisis, etal que To que cuenta 1s, las modalidades de ésta, y «8 que dos mentes estdn rel treeeerrerrprrereerrreerrererrcrcerree SECC SCSCCUY SOT VUTTWTWW WW TT Wwe 32 Antonino Perro tio, lnalabetizacion de fos elementos beta no i 1s verbalizadas, sino tambi wocionales “d ‘bos implicados én defenderse de fa eviden- ‘atisforme én terror sin nombre, ambos ito de la pins mi Crecimiento Gue no se pucde medir por la cantidad in sino pot Ti disposicidn aumentada para acogerles (Gaburri, Ferro, 1988). ‘Se constituye una relacién nueva que en parte transforma las ‘modalidades anteriores, en parte se yuxtapone a éstas: ¢s el fun- modal as areal del anaista af en la felacign con su pa tu manera de interpretar 0 no interpreta, Su capa- car el propio dispositivo mental e interpretativo, jexpretaciones que saturen y reconocer una plena title colmar de signifi- ‘actividad al paciente (por cjemplo, permit Scie propige una tana abirta, como la de ls sinter case eevass!? 0 de tipo grupal) que determinan la posiblidad de un auevo funcionamiento mental para el pacicnte. “co! habré una nueva perspectiva res- ic ‘alos fantasmas aencién.a la por ¢ fat See oe serdcn jeego el tipo de apazeariento que las dos mentes en sesion: homosexual si es improduc~ @-c, como un analista que fuerza interpretaciones en tun paciente que no est preparado 0 no estd dispuesto a acoget- Jas-0 un paciente que habla a un analista que no es receptivo; 0 bien de tipo ¢ @ fusional, hacia la indiferenciacién sin Ia pene- traci6n de las palabras (y de las identificaciones proyectivas del tino hacia el otro) sin que por tanto en la relacién suceda nada constructivo, transformativo, sin que nazcan pensamientos (0 ni fios de la escena primaria) precisamente porque el Tunciona-

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