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Introducción
Nos encontramos ante la pirámide de población española de 2008. Una pirámide de
población es un gráfico de barras que representa, en el eje vertical, los grupos de población,
divididos en 5 años y separados por sexos; y en el eje horizontal el porcentaje de habitantes
que corresponde a cada grupo.
En este caso, la pirámide de población nos ofrece una situación claramente regresiva, con
forma de urna, aunque estabilizándose en los primeros dos grupos de edad.
Comentario
Conclusión
Esta distribución de la población traerá una serie de consecuencias en un futuro muy poco
optimistas.
La financiación de pensiones no depende de las cotizaciones efectuadas por los
jubilados durante su época de actividad, sino de las que realizan los activos en cada
momento. Esto provocará una mayor carga impositiva para la población
trabajadora. El incremento del número de ancianos y la reducción de los activos, ya
que la población que se incorpore a trabajar será menor que la que se jubila,
implicará modificaciones importantes en el sistema de pensiones que, incluso,
pueden ponerlo en peligro.
En relación con la salud, los ancianos consumen un elevado número de estancias
hospitalarias, recetas y visitas médicas. Ello exige recursos crecientes y distribuirlos
en relación con la localización geográfica de los ancianos, prestando atención a los
municipios rurales, donde el envejecimiento es importante y los equipos sanitarios
escasos.
Socialmente, el envejecimiento plantea problemas de residencia, pues cada vez son
más los ancianos que no desean ser acogidos por la familia y buscan instalarse en
residencias privadas o públicas, que actualmente son insuficientes. Por otro lado,
está la necesidad de planear para ellos actividades que les permitan distraerse y
sentirse útiles. Además, el aumento de la población anciana crea una tendencia al
conservadurismo y a la permanencia de estructuras políticas y sociales, mentalidad
característica de esas edades.
Otra consecuencia es la necesidad de incorporar trabajadores emigrantes ante la
falta de población joven, algo que se refleja ya en la sociedad española y en la
propia pirámide, con un aumento de población masculina en el grupo de adultos-
jóvenes.
Para evitar estos problemas, los gobiernos están poniendo en práctica políticas pronatalistas
(subvenciones para vivienda e hijos, permisos más largos por parto, ayudas a familias
numerosas, etc) que incentiven la natalidad, aunque es una tendencia muy difícil de cambiar
a corto o medio plazo. El aumento de la natalidad, en relación con la inmigración, de los
últimos años se plantea como algo efímero, como ya hemos comentado anteriormente.