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asl OW ie @ Yu Lan sintié de pronto et ronroneo del motor RE Re era ee aoe Rae Be ee a ea ee {a cabina descendia un hombre blanco y rubio! ce ee a aed Rene ae na CM a ae nee nn cumplirse el suefo de su vide. Pearl 8. Buck, Premio Nobel de Literatura, es Peer teen aera ecm entee cee tee cee ee Especialmente por su trilogia La buena tierra, Hijos y Un hogar dividido. La que no se ha divulgado es esta conmovedora historia de Yu Lan, que muestra que todos los seres humanos, Peecurenet cn anata teas ett erento Led Yu Lan, el nifio aviador de China Pearl S. Buck Premio Nonet. pe Lrreratura 1938 @ scion de Cone Delfin de Color 1SBN2936-120702, ‘eit se e207 ‘otras Hscoidor LS.BN: 95612-13583, ‘edi: bi de 207, Copii © 1985 hy Pent. Buck ‘Conyight © reseed 197, Dench r dem snor Enprest Eto Zp Zag, 8 "indo por Empresa tra Zig Zag S.A Los Gongatstare 700 an 10 Provide “Teno 107400 Fan 8107455, Erma rigzas@rigravel ‘Sua de Cle preset libro no poe sr repro wen odo en peared ns transte poring aio meio elec, de grab, CD-Rom, foro "neoniackn wi oom de repr, “elasiorincin ei de oe Imps por RR Donny. Asoo cbt Wiliams $50 Cex, ‘Suge de Chie H. bia una vez en China un nifto llama- do Yu Lan, a quien lo tinico que le gustaba eran Jos aviones. Cada momento de recreo lo emplea- bu en hacerlos de papel y madera; de cafias de bambi y pedacitos de seda, de trozos de metal y uerda, En sus libros de estudio, al lado de las letras, dibujaba cuanta clase de aviones podia imaginar, > Perono pareefan reales. Larazén deesto era que Yu Lan no habia visto jamds un avion de {rea S6lo los habfa visto volando en el cielo, a mucha altura, Eran aparatos enemigos, y, siendo lin chinito patriota, no le gustaba copiar s6lo a éstos. Pero {qué podia hacer? El vivfa en una ‘aldefta tan pequefta que nadie se preocupaba de lla, aun en tiempo de guerra. Los aviones vola- ban sobre la aldea, y silos pilotos miraban hacia ‘abajo, todo lo que vefan era un grupito de casas de color café, con techos de paja oscura, que ‘ereefan como hongos de la tierra, y se dirigian a lugares més importantes. Ciertamente no po- dian vera Yu Lan con su chaqueta y pantalones de algod6n azul, ni menos su cara tostada, levan- tuda al cielo. =Quisiera que uno de esos aviones cayera on nuestros campos —dijo Yu Lan un dfa a su padre, El padre se lamaba Kung y era el maestro de-escuela de la aldea, Cuando oy6 decir esto a Yu Lan, le parecié muy mal. Jr>__SU AV ELNNOAVIAZORDECHINA x —{ Qué harfamos con é1, sobre todo si tu- un enemigo dentro? —pregunté, —Ten cuidado con lo que dices —exclamé Ja madre. En ese momento ella barria el umbral. Al hablar miré hacia afuera, porque tres aparatos cruzaban el azul delcielo. YuLan salié corriendo a observarlos. Volaban més bajo que de costum- bre; el nifio pudo apreciar el ancho de sus alas y Ja forma de sus colas. Desaparecieron casi inme- diatamente, pero él volvi6 rapido a su cuarto, dibujé en un pedazo de papel todo lo que podia recordar de Jos aviones y lo guard6 en su caja. Esto era necesario, porque tenia dos hermanos menores: Yu Ren y Yu Fang, y una hermanita: Mei, todos los cuales eran muy intrusos y usaban sus cosas. En su caja guardaba un pequefto modelo de avién hecho de pedacitos de bambi, revestido con papel. Sacé el modelo para mirar- lo, pensando que no habia nadie cerca, pero, al sacarlo, Yu Ren y Yu Fang aparecieron de repen- te, extendiendo las manos, vie YU LAN ELNINO AVIADOR DECHINA ONT a. Déjame verlo! —grité Yu Fang. {Déjame tomarlo un poquito! —suplies Wo Ren. Hasta Mei apareciéextendiendo las manitos pegajosas, porque habia estado chupando un ‘posdazo de azticar. “=|No, no! —dijo Yu Lan, y lo guardé muevamente. Entonces salié a buscar a sus padres para ‘quejarse ante ellos. Padre, quisiera que les dijera a los nifios ‘lle No toquen mis cosas. No creo que debieran fetrur en mi cuarto sin pedir permiso. ;Y, ade- ‘Wids, Mei siempre tiene las manos pegajosas! exclams. " 2jQué familia mas fastidiosa tienes! ilijo el sefior Kung, sonriéndose. Levanté la ‘Vista del libro que lefa—: Veamos, hay algo aqui te interesara Y ley6 en alta vou "El Maestro dijo: ;Qué abundante pobla- ‘lén hay aqui! ¢ Qué haremos con ellos?, pregun- u 16 Jan Yu, Ensefiarles, replicé el Maestro.” El sefior Kung, como era profesor, siempre lefa libros, y Yu Lan sabja que el Maestro a que el libro se referfa, era Confueio, un gran hombre, muerto hacfa mucho tiempo. —Talvez tus hermanosy tuhermana quieren saber algo de tu avién —dijo el sefior Kung—. Quizés, como dice Confucio, ti debieras ense- fiarles, en vez de quejarte de ellos. —Nada puedo enseftarles —replicé amar- gamente Yu Lan—. No sé mucho de aviones. Sélo sé que los veo volar muy alto en el cielo, sobre nuestra casa. —Y espero que jamas se acerquen —excla- m6 la sefiora Kung. La madre estaba en la cocina preparando la comida, que consistiria en embutidos y un plato de repollo y cebollas picadas. Pero el sefior Kung no habia concluido de hablar. Como maestro de escuela, no podia dejar de ensefiar. —Antafio vivi6 en China un hombre que 12 Tie taney UN FEN toa invent6 una maquina para volar —comenz6—. Elemperador oy6 hablardeél y 1o mand6 llamar. “—Me han dicho que has inventado una maquina voladora deseo verla —Ie dijo. “Elinventor, que estaba muy orgulloso de su obra, contesté: “—No sélo se la mostraré, seftor, sino que volaré en ella, “De manera que, en su vanidad, mont en la méquina y se elev6 en el aire. Después de varias vueltas sobre el palacio, descendio y se presents al emperador, esperando una recompensa. “Pero el emperador, que era un hombre muy sabio y pensaba de otra manera, *“—No veoel bien que puede hacerala gente cl volar por los aires; y sf veo el mucho mal que puede resultar de ello. ;Supongamos que nues- tros enemigos llegaran en maquinas voladoras y dejaran caer rocas en nuestras casas, o explosi- Vos en jarros! "Y ordend que el hombre fuera desterrado y ‘quemada su maquina voladora," 4 YU LAN; ELNINO AVIADOR DECHINA SSO NUOORDECINA ag Qué emperador més sabio! —grité la woflora Kung, desde la cocina, donde la comida ‘eomenzaba a despedir olor delicioso—. Si hu- bjesen sido asf, tan sabios, en otros paises, no ‘esturlamos ahora en peligro de ser bombardea- dow, be we 15 eg tn NINO AVIADOR DE CHINA IN ccuchibacseseasanrascon Wescontento, pero como era un nifio bien ‘pilieado no dijo nada. Salié y se senté cerca dela ‘yontana de la cocina, desde donde salfan tan buenos olores, y pensé cudn extrafio era que los ‘lites nunca entendieran a sus hijos. ;Qué im- # tun viejo emperador muerto, cuando to- tos los demas, hoy dia, tenfan aviones? ~ Contemplé a su pichén pavonearse en el en busca de semilla y migajas y, cogiéndo- @xtendié sus alas suavemente. jAh, si slo fa comprender cémo estin hechos los hue- 'Y qué forma tienen las alas! ,Cémo puede pich6n gordo levantar su peso por sobre los s? Por qué, por qué no puedo yo también ‘alas? —Ie pregunt6 al pich6n; pero éste no 16 y Slo lo mir6 con sus ojos negros y Yu Lan solt6 al pich6n y prosiguié con sus ‘{wistos pensamientos. Creo que no veré jamasunavién verdadero 17 NINO AVIADOR DE CHINA ee —pens6—. Vivimos tan lejos de los otros paises. Sin duda que toda mi vida tendré que quedarme en la tierra, mirando al cielo. Nunca sabré lo que ¢s sentirse en las nubes.” Enese momento el delicioso olor de la carne cocida y del repollo era demasiado tentador. Su estémago se encogié de hambre. Se levants y entré en la casa, —Lévate las manos antes de comer—dijo la sefiora Kung, como acostumbraba en esas oca- siones, —Algtin dia lo hardin nuestros hijos sin que se les diga —exclamé el sefior Kung, como siempre. Los nifios no contestaron nada. Obedecie- ron y se sentaron. La seflora Kung puso el plato grande de embutidos en medio de la mesa; el repollo y la sopa, en otras dos fuentes. Yu Lan tenfa tanta hambre que realmente se olvidé de todo lo demas cuando vio la buena comida. Alarg6 la mano sin pensar y tomé un embutido, —Yu Lan, no debes servirte primero — dijo 18 YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA ro Aus madre—. Todos los dias te repito lo mismo. Seri muy agradable cuando no necesite ‘decir todos los dias a nuestro hijo Yu Lan que no setvirse primero —exclams el sefior Kung. fino piensa mas queen aviones—dijo Yu ‘en aviones —repitié Yu Fang. —balbuce6 la pequefia Mei. fa verdaderamente cansado de su Silencio! —dijo la sefiora Kung. ‘comprendié lo que su hijo sentia yen su ‘no lo reprendi6. En vez de eso, ella iso en el plato de Yu Lan el embutido y més caliente. personas suelen olvidarse de sus mo- ‘euando tienen hambre —agreg6, dirigién- los otros nifios. Yu Lan mordio el embutido e inmediata- ‘Menie se sintid mejor. 19 Nada hay de malo en pensar en aviones -ilijoel sefior Kung a su hijo—; pero porningin Motlvo deberias olvidar tus modales. Si, padre —replicé Yu Lan. Sin embargo, siguié sofiando en el dia cuan- volar. “Pero, a pesar de sus suefios, no veta la posi- ad. Por sus libros de estudio sabfa que los se fabricaban en pafses lejanos, como 1s Unidos, y ;c6mo podria alguna vez Ile- ‘a América? Ahora que el viejo emperador ha muerto, mos fabricar aviones en nuestro pais algu- ? —pregunt6 un dia a su padre. —Creo que no —replicé el sefior Kung—; ‘que siempre recordemos las palabras del jo emperador. iY si los tienen nuestros enemigos? yunté Yu Lan, —jAh! —dijo el sevior Kung—. Esperemos jener jamas enemigos. ~ Y volvié a la lectura de sus viejos libros. 21 YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA a as ect cudn desesperanzado se sentfa Yu Lan. No habfa almacenes donde pudie- fi Comprar aviones de juguetes, ni tampoco con hablar de ellos. Nadie en la aldea habia Visto jamds un avin, excepto en el cielo, y a salvo Yu Lan, parecfa preocuparle tal °Y asi habrian seguido las cosas para siem- ‘sino hubiera Ilegado el gran dia. jNunca se saber cudndo amaneceré un gran dfa! Este fa igual a los otros. Yu Lan estaba en el sacando malezas. Su padre le habia dicho ‘mafana: “Saca las malezas de entre los repo- 'y te daré diez peniques”. Como Yu Lan itaba dinero para comprar mds papel y para terminar su avidn, se puso a trabajar, el sefior Kung leia sus viejos libros. Cuando Yu Lan estaba entre sus repollos, ¢1 ruido lejano de un avién. Como siempre ji escuchado con tanto cuidado aquel ruido ial, comprendié inmediatamente que éste ‘fh distinto, Se levants y mir6 por todo el cielo, 23 fe eee senonnsnon scram ‘ubriéndose los ojos con la mano. Por cierto que fa un avin volando muy alto desde el oest ‘s6lo un punto en el cielo cuando lo divi: los montes. Pens6 que se remontaria y fa sobre él, como habfan hecho todos los que antes habfa visto. Pero no fue asi; ras miraba, sucedié el hecho excepcional str6 que éste era un dfa maravilloso. El ‘comenzé a fallar y a vacilar en su vuelo. se remont6 otra vez y descendié. Entonces ‘a agrandarse. Despacio, y, como sin se desliz6 hacia abajo, inclinado, hasta Megs tan cerca que Yu Lan alcanzé6 a ver las en las alas. No era un avién japonés. No el sol rojo. En su lugar tenia estrellas. Ahora que el avién estaba cerca se sintié wustado. Era mucho més grande de lo que jinaba. Por un momento pensé esconder- ria huir hacia la casa y meterse bajo su Pero, zy siel avién se estrellaba contra la ‘enterrindolos a todos? Mientras pensaba en esto y se sentia cada YU LAN, ELNINO AVIADOR DECHINA = cas momento més atemorizado, el aparato se acerca- ba zigzagueando. Elnifiose dio cuentade que iba a aterrizar. Atertiz6 vibrando y saltando, mien- tras rodaba sobre el terreno ésperoy seco. Enton- es se detuvo y, por primera vez, Yu Lan vio que los aviones tenfan ruedas bajo sus alas. Cuando comprobs esto, corrié hacia él, Si ustedes alguna vez han Hegado a poseer una cosa largamente deseada, comprenderan los sentimientos de Yu Lan en ese momento, cuando vio el avién des- cender cerca de él. Corrié y se detuvo a contem- plarlo. Extendié su mano y tocé su suave metal. Era como el cuerpo de un gran pajaro, pero mas duro. Tenia alas y cola. Pero la cabeza era dife- rente. En vez de un pico tenia una nariz redonda. Yu Lan estaba tan interesado en todo esto que olvid6 mirar si habia alguien en el avid Imaginense su sorpresa cuando el techo parecis abrirse, deslizéndose, y aparecié un hombre de ojos azules y de tez blanca enrojecida por el sol Jamés antes habfa visto Yu Lan un ser parecido. Toda la gente que conocfaerade ojos negros y te 26 ‘YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA rf we ja, Miréal hombre contantaatencién como momento antes al aparato. Estaba en presen- uno de aquellos blancos de los cuales ido hablar, La nariz del hombre era A Yu Lan le habian dicho que todos los ‘0s tenfan grandes narices. Pens6 que la gruesa que llevaba el hombre era demasia- igadora para una mafana de verano. El pensaba lo mismo, porque se abrié la jueta y se sacé el casco. y= iUl! —tijo. Entonces vio a Yu Lan, | —jHola! —exclamo. Yuan no habia ofdo jamasesta palabra, asi norespondié, Simplemente sigui6 miran- al hombre. Ahora que tenfa la cabeza descu- Yu Lan not6 que el recién Hlegado tenfa el amarillo como paja de arroz. No habia ‘nunca cabello igual. Todos sus conocidos de pelo negro, Tan sorprendido qued6 que id6 de su temor. ==iPor qué tiene usted el cabello de ese x 2 YU LAN, ELNINO AVIADOR DECHINA = * color? —pregunt6. lablas inglés? —dijo el aviador. —{ Cémo puedo hacerlo si soy chino? —re- plicé Yu Lan. —Felizmente hablo chino—dijoel hombre, y Se sonrié, mostrando sus dientes blancos—. Con respecto a mi cabello, nact con él asf. —Es suyo este avién? —continus Yu Lan. —De mi Tio Sam, de quien espero no se enoje porque se me acabé la gasolina. —{Qué es gasolina? —inquirié Yu Lan. —Lo que bebe el avidn. —Déjeme ver. —No queda nada, no puedes ver lo que no hay. —No serviria el agua o el té? —Desgraciadamente, no, Ahoradéjame pre- guntar a mi. En primer lugar, ¢dénde estoy? —Usted esté en la provincia de Szechwan, cerca de la aldea de Kung —dijo Yu Lan—, Mi padre es el maestro de la escuela, y yo me llamo YuLan, pero nunca he aprendido lo que deseab: 28 ‘YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA, = x ue lo Ginico que me interesa son los aviones, mis libros no aparecen; asfes que... ,quiere ensefiérmelo todo? —Un momentito, por favor —rogé el hom- . Me estas diciendo muchas cosas a la vez. —{Cémo se llama usted? —pregunt Yu —Jimmy Smith —contesté el hombre—. pais es los Estados Unidos. Mi ciudad es |, en Ohio. —Usted es el sefior Jimmy —dijo Yu Lan. No; 0 dices el sefior Smith, 0 bien me Jimmy —le corrigié el hombre. : — {Por qué no sefior Jimmy? —pregunté Yu sorprendido. Porque en mi pais —explicé Jimmy ith—ponemosel apellidoal final y el nombre la primero. Asf tt te lamarias, segdin este Yu Lan Kung. —|Qué absurdo! —exclamé Yu Lan—; yo me llamo Kung Yu Lan. Miapellido se 29 YU LAN, ELNINO AVIADOR DECIINA YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA, Fe at pone primero, porque la familia es més impor- tante que la persona. —jAh! —dijo Jimmy—, Nosotros conside- ramos a la persona mds importante que la familia, Esa es la raz6n por la que mi nombre es Jimmy Smith. —{Debo Hamarlo Smith? —pregunté Yu Lan, —No; Jimmy —contesté el aviador. —Usted me confunde —declaré Yu Lan —No te preocupes de los tiltimos nombres — —No hay dénde —repuso Yu Lan—, Pero mi madre prepara buenos embutidos. —Por favor, Ilévame donde esté tu madre —dijo Jimmy. —=aY el avién? —pregunté Yu Lan. No queria dejarsoloal hermoso y relucieate avidn, —jEsté hecho de plata? —volvié a inquirir, acariciando el aparato con sus dos manos. 30 rs —No —repuso el aviador—. En qué que- 10s sobre los embutidos? —{No se robarin el avin? —insistié Yu Nadie puede hacerlo —respondié \y—j est tan vacio como yo. Con un par de tidos hechos por tu madre tendré fuerzas pensar qué puedo hacer después. As{ es que dejaron el avién en el campo, ido como un pajaro de plata, y YuLan lev yy @ la casa, invitindolo a entrar, 31 YU LAN-ELNINO AVIADOK DE CHINA = PF » E. sefior Kung estaba sentado leyendo y, ‘euando levanté la vista y vio a un hombre de gabellos rubios, de pie en el umbral, creyé que {a visiones. Se sac6 los anteojos, los limpié y os volvié a poner. = |Cielos! —exclamé—. Crefa que estaba liso y vefa las cosas de color amarillo. {Qué \ifica esto, Yu Lan? —Sali6 deunavién, padre, y se lama Jimmy ijo el ni Lasefiora vino corriendo, yconella, Yu Ren, Fang y Mei, porque, como la mama estaba endo pasteles en lacocina, los chicos espera- comerse las sobras. Lanz6 una exclamacién cuando vioal esbel- hombre blanco de cabellos rubios y se cubric ‘ojos con el delantal. Los tres nifios comenza- allorar. | Nose asusten —grité Yu Lan—. Salid de favion que esta afuera. / =, Cémo puede ser? —exclamé el sefior i2—. ,Quign dijo que un avién podia aterri- en nuestro campo? 33 YU LAN. ELNINO AVIADOR DE CHINA = a Jimmy esper6 sonriente hasta que todos se dieron cuenta de que él no iba a comerse nia dispararle a nadie. Pronto se calmaron. —Perdéneme por aterrizar en su propiedad —le dijo al sefior Kung—. La verdad es que al avin y a mf nos dio hambre al mismo tiempo y no pudimos seguir adelante. Mirando desde arri- ba pensé que su campo resultaba un lugar a propésito para aterrizar y su casa me parecis atrayente. Por eso descends. Su hijo me dio la bienvenida. —Qué extrafio es que pueda comprender su: idioma —dijo el seior Kung—. Nunca he apren- dido una lengua extranjera. —Estoy hablandoenchino—repuso Jimmy, —{ Como? —pregunt6 el sefior Kung. —Lo estudié junto con muchos compatieros mios —dijo Jimmy. —Mny gentil de su parte ~declaré el seftor Kung. —De ninguna manera —contest6 Jimmy. —iOh, si! —insisti6 el sefior Kung—. Evita 34 gee anionmvonDecNA ay has incomodidades. Yo, personalmente, no .0 tiempo para estudiar idiomas extranjeros. Ya todos se habjan dado cuenta de que yy era un buen muchacho, a pesar de su iia apariencia, y se sintieron més seguros. JLan solo pensaba en volver al avi6i "Madre, por favor, dale embutidos a Jimmy jiatamente —dijo. —Con mucho gusto —contest6 la sefiora .Y salid a buscarlos. ‘Como el resto de la comida estaba listo, lo todo junto: el pato cocido, los nabos en os frejoles fritos y el arroz; y alos cinco estaban todos sentados ala mesa, y hasta sonrefa a Jimmy. ‘ Yo tengo una hermanita de tu edad, en mi Jen Ohio —le dijo Jimmy. -4COmo se llama’? —pregunt6 Mei. atic —dijo Jimmy—, y le gustan los {Qué son los lollipops? —averigué Mei. 35 fie eee sunmno avon oncrona —Dulces en un palito —repuso Jimmy—. In dfa te enviaré algunos. :Tiene Katie también ojos azules y pelo —pregunt6, a su vez, la sefiora Kung. —Todos los tenemos —afirmé Jimmy— mi hermano y Katie. — Pobre madre! —suspiré la seftora Kung. Alla no le importa —aseguré sonriendo Se sorprenderfa si tuviera un hijo los suyos. — {De veras? —pregunts la sefiora Kung, la. —Ciertamente —asegur6 Jimmy, y sonri6 ain. Me gustarfa conocerla —dijo la sefiora {Cree usted que la podrfa traer en su ? — {Por qué no viene usted a pasar unos dias nosotros cuando termine la guerra? —pro- Jimmy. —Hazlo, madre —grit6 Yu Lan—, y Iléva- contigo. 37 Fn ume ura Tg El sefior Kung miré muy alarmado. —aY yo? —pregunté, —Tellevaria también conmigo—Ieaseguré su esposa, Le parecia ahora muy posible el pasar unos dias, con otra madre, en Norteamérica. Imagina ba conversar con ella sobre el modo de cocinar came y verduras; sobre la actual carestia; sobre c6mo ella sacaba las manchas de frutas de las Topas de los nifios, y sobre cual era la mejor manera de hacer conservas. —Tii podrias hablar con el padre de Jimmy —continu6, dirigiéndose a su marido—, mien tras yo conversara con su madre. —{De qué le gusta hablara su padre? —pre gunt6 el sefior Kung a Jimmy. —Oh! De los deméeratas y los republic nos sobre todo—respondié Jimmy. ; Quiénes son ellos? —inquirié el sefior Kung. —Parecidos a los radicales y a los conserva dores de acd —explic6 Jimmy. 38 YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA = aan —jAh! —exclam6 el sefior Kung, muy ali- viado—. Entonces tendrfamos algo que decir- nos. Jimmy habfa ya comido bastantes embuti- dos y dos tazas de arroz; aparte de un poco de todos los otros platos. Usaba muy bien los pali- los, y en verdad era tan afable y sencillo que todos le habjan tomado carifio y trataban de olvidarse de sus ojos y cabellos tan extraftos. —{Cree usted que su madre podria venir a visitarme? —pregunté la sefiora Kung, bebiendo su tiltima taza de té, —Mamé no es muy amiga de los viajes —repuso Jimmy—; pero talvez lograra conven- cerla, -La alojarfa en nuestra mejor pieza —dijo Jaseftora Kung—, y ella s6lo tendrfa que preocu- parse de pasarlo bien, Nuestros huevos son fres. cos, del dia. —Eso a ello le agradaria. —Me gustarfa que viniese su padre —repu- so el sefior Kung—. Me interesaria conocer su opinién sobre muchas cosas. 40 YW LAN, ELNIRO AVIADOR DE CHINA —Y yo quiero jugar con Katie —dijo Mei. —Y yo con su hermano —agreg6 Yu Ren. “6mo se llama? —pregunts Yu Fang. —Tom, y es un mono lleno de pecas —dijo wm pecas? —preguntaron todos. —Miren —exclam6, sefialando su propia iz—. ,Ven las pecas? ‘Todos miraron y vieron pequefias manchas ‘color café en la nariz. de Jimmy. —Aparecen con el sol —explic6. "= jAh! —exclamé la sefiora Kung—. Noso- zo tenemos pecas. Si su piel fuera como la , tampoco las tendria. Su color es poco indo. —Talvez—dijo Jimmy, y sonrié nuevamen- ‘Todo esto era muy interesante; pero ustedes imaginarse cémo Yu Lan deseaba volver |. Como si comprendiera la impaciencia hifio, Jimmy se puso serio de repente. Esto es muy agradable —dijo—, pero no al YU LAN, ELNINO AVIADOR DECHINA a XB me trae gasolina. ;Pueden ustedes decirme dén- de puedo comprarla? El sefior Kung se acaricié la barba, —Ah! —dijo. {Qué pregunta! jGasolina! Conozco la palabra, pero nunca la he visto. Por un momento, Yu Lan pens6 con alegrfa que Jimmy tendria que pasar semanas con ellos. mientras se encontraba el combustible, Pero no sucederia asf. —Tendré que mandara busearla al depésito —declaré alegremente Jimmy. —Nos seri muy agradable tenerlo a usted con nosotros —insinué el sefior Kung, cortés- mente. —jOh! Trabajaré en el aparato. mientras espero. {Muchas gracias! —dijo Jimmy. Sedespidis de todos; pero fue inttil hacerlo. ‘Todos decidieron acompaarlo, La seftora Kung envolvi6 su cabeza en una tela de algodén azul para protegerla del sol, y dejé el lavado de los platos para después. El sefior Kung deci dar a los nifios sus lecciones de la tarde, Todos 42 YU LAN; ELNINO AVIADOR DE CHINA = Ry ncon Jimmy hasta el avidn, y con ellos todo pueblo, informado ya de lo ocurrido. Por fin, todos estaban allf, incluyendo los s de la aldea, que no podian acostumbrarse uny y le ladraban y grufifan constantemente. cerca de cincuenta personas agrupadas lor del aparato. Yu Lan estaba enojado con todos porque que, con tanta gente, no tendria oportuni- de ver prolijamente el avién. Sin embargo, hacerlo, Se arrimé a Jimmy y lo vio hablar tin tubo negro. {Qué es eso? —pregunt6. Radio —dijo Jimmy—. Las ondas aéreas mi voz a la base, Me traerdn gasolina y la caer en alguna parte cercana. -Y cuando Jimmy comenz6a frotar y limpiar, as esperaba, Yu Lan estaba ah, sin perder- le. {Qué es eso? —pregunts. EB bastén —dijo Jimmy. iY esto otro? 43 YW LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA = —B, —La barra del timén, —1Y aquello? —E tablero de instrumentos, Y deeste modo Yu Lan averigué todo lo que podia, pues Jimmy, de muy buena gana, le con: test6 y explicé cmo funcionaba todo, Yu Lan se sentfa cada vez més contento, como si luego de estar con hambre recibiera el alimento que nece- sitaba. Todo esto demoré bastante; tanto que la gente comenz6 a dispersarse. El sefior Kung se excus6, diciendo que tenia que trabajar y que su esposa debfa regresara lavar los platos; y Yu Ren y Yu Fang se fueron a jugar; y hasta los perros se cansaron de ladrar y se fueron a dormir, 4 ? YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA, P. Yu Lan se qued6. No deseaba vol- ver a casa, Se sentia perfectamente feliz. —Deberfa recibir pronto noticias lijo por tltimo Jimmy. Justamente, al poco rato, otro avién apare- y comenz6 a describir circulos por encima de los. No aterriz6, pero lo vieron detener su 10 sobre el deslinde del campo, y entonces se desprendi de él. —{ Qué es? —pregunté Yu Lan, —Un tambor de gasolina —replic6 Jimmy. Un gran paraguas blanco se abrié sobre el ibor y, al momento, comenzé a descender despacio, —{ Qué es el paraguas? —averigué Yu Lan. —Un paracafdas —explicé Jimmy—. Si el no viniese con paracaidas, caerfa tan que se harfa pedazos... o harfa pedazos a . De esta manera tocard el suelo suave- Mientras decia estas palabras, el tambor iG y golped levemente la tierra. Jimmy 47 YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA ae corrié hacia 61, agitando sus brazos, y el avién ascendié y volvié al oeste. Yu Lan estaba, por cierto, proximo a Jimmy, y juntos levantaron el paraguas de seda. —Diseloatumadre y dile que con éllehaga vestido a Mei —agregé Jimmy—. Las mu- achas en mi pafs gustan de vestidos hechos paracaidas. —Pero es blanco —objet6 Yu Lan—. Aqui nifias s6lo Hevan trajes blancos cuando al- nmuere. —Dile atu madre que lo tifta de rojo, enton- —dijo Jimmy—. Nuestras j6venes los tien todos colores. Yu Lan dobl6 el paracafdas para llevarselo a y después ayud6 a Jimmy a empujar el bor hacia el avién. Jimmy desatornillé 1a ‘con una Ilave; introdujo una bomba con un largo de goma y empez6 a bombear la lina para traspasarla al sediento aparato. El tenfa un fuerte olor. {Es esto lo que beben los aviones? —ex- 49 2 YUUANELNROAVADORDEGHINA yg: clamé Yu Lan, mientras ayudaba a bombear. —Esto mismo —repuso Jimmy—, y les ‘gusta mucho, Cuando qued6 vac‘o el tambor, Yu Lan se dio cuenta de que habia llegado el fin de su dia feliz. Jimmy se iba, llevandose el avi6n. —iOh, lléveme con usted, por favor! —le rogé—. No puedo quedarme aqui. —{Y tus padres? —pregunt6 Jimmy—. Pensardn que te he raptado. —jOh, por favor! —suplicé Yu Lan. AlmirarJimmy a Yu Lan sintialgoextraio en su pecho. Era su corazén que se conmovia, pero él no se daba cuenta, La raz6n era que, en ese momento, Yu Lan se parecia mucho a su propio hermano Tom, en Ohio. Sf, aunque Yu Lan tenfa los ojos y el cabello negros y las pupilas de Tom eran azules y su pelo rojo; aunque la piel de Yu Lan era oscura, y la cara de ‘Tom era blanca y lena de pecas; aunque Yu Lan era chino y Tom norteamericano, los dos nitios se parecfan. Porque cuando Jimmy se habit 50 YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHIVA —_— = x marchado de casa, Tom le habfa rogado que lo Mlevara consigo. “jh, lévame contigo, Jimmy! —habia iploradoTom—. No quiero quedarme aca cuan- te vayas.” Por eso Jimmy esperé un instante antes de ira su avin, —{Por qué quieres venir conmigo? —le sgunté a Yu Lan, —No quiero quedarme aqui sin usted —res- ié Yu Lan, —Perohoy me has visto por primera vez—dijo . —Si me quedo aqui, mi padre hard que ie para maestro de escuela —explics Yu tristemente—, y yo no quiero se ‘—Podrfas trabajar la tierra—sugiri6 Jimmy. No quiero —replicé Yu Lan—. Deseo tuna cosa: estudiar todo lo que hay sobre y ser piloto, {Dénde encontrarfas un avién? —pre- Jimmy. Si YU LAN; ELNINO AVIADOR DE CHINA a. | —Estudiaré cémo fabricar uno—respondis vivamente Yu Lan—. Nunca tendremos aviones en China si los nifios como yo no empezamos hacerlos. Jimmy lo miré fijamente. —Es verdad; tienes raz6n —murmurd. Arrugé el entrecejo y pens6 por un momen to. —Esctichame —agreg6, despuésdereflexio nar un minuto—: Si tt puedes convencer a tu familia, te vendré a buscar en un tiempo mas y te Hevaré a Chengtu. Allf hay muchos colegi sabes que tienes que aprender muchas cosas antes de estar en condiciones de manejar un avin, A Yu Lan le parecié muy mal esto. :Ir al colegio? —exclamé—. ;Pero si yo lo detesto! —Lo siento mucho —dijo Jimmy—. Yo sentfa lo mismo, pero tuve que hacerlo. Nada me ensefian sobre aviones en cl colegio —se lamenté Yu Lan—. Sélo aprendi lo 52 ‘YU LAN, ELNINO AVIADORDE CHINA | YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA, vo Ss que dijeron el viejo Maestro y el emperador. — A qué viejo maestro te refieres? —pre- gunté Jimmy. —A Confucio, ,quién otro puede ser? —re- plicé Yu Lan. —Nada me ensefiaron de él en mi colegio —dijo Jimmy—. Lo que se aprende en colegios para aviones es aritmética, ciencia y otras cosas —Nadie ensefia esas cosas aqui —se lamen to Yu Lan. —Entonces sindate a casa —insisti¢ Jimmy— Arréglatelas con tus padres y espera mi regreso. Volveré y, como seftal de que soy yo, picaré tres, veces en el aire con mi avién. Diciendo esto, salté al asiento, movié el bastén, ensayé las barras del timén e hizo partir la maquina. En medio minuto, su aparato corria sobre la dura tierra, y al minuto siguiente estaba en el cielo. Picé tres veces como despedicla y después enderez6 su rumbo hacia los monies del este. 54 aS IV foc rechiemry solo, como sifuese Jatinica persona en el mundo. Se qued6 mirando a Jimmy tanto rato, que una bandada de cuervos ‘crey6 que era un espantapdjaros y baj6 a buscar semillas. Se sorprendieron cuando Io vieron ygacharse y recoger la seda blanca, y se alejaron jolando en medio de maldiciones y graznidos, jintiéndose defraudados. Yu Lan no les prest6 ncién. Volvié pesadamente a casa, con el racaidas bajo su brazo, y entré, ‘Todo alli parecia lo mismo. El sefior Kung sus viejos libros y la sefiora Kung habja Wado la vajilla y estaba sentada en su bambi, ando la chaquetade YuRen, Estey YuFang iban en el patio, y Met se entretenia con el Yu Lan entregé la seda a su madre y le lic c6mo la habfa obtenido, transmitiéndole tecado de Jimmy. —Esmuy buena seda—dijo la sefiora Kung, jrindola—. Hay tanta, que también me pue- hacer una blusa, que teftiré de azul. 55 YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA Estaba contenta porque ésta seria su primera blusa de seda; y Mei dej6al gato y batié las manos ‘cuando supo que ibaa tener una bata de seda roja. El sefior Kung levant6 la vista de su libro: —Es un buen joven este Jimmy —dijo. Yu Lan pensé que era el momento oportuno pedir permiso parairseal colegio de Chengtu. —Papa y mama —comen76 diciendo, mien- permanecia de pie delante de ellos, con sus nos a la espalda, como habia sido ensefiado—, lisiera pedirles un favor. Jimmy volvera. Me varia Chengtu, al colegio, donde podré apren- aritmética y ciencia y todo lo que se refiere a jiones. Les ruego me den su consentimiento. EI sefior Kung se quité los anteojos. —El Maestro dice... —comenz6. ‘Yu Lan habfa aprendidoano interrumpira su , pero esta vez no pudo evitarlo. —‘Por favor, padre! —grité—. El viejo tro viviG hace mucho tiempo, cuando no fa aviones; {c6mo podia saber lo que deberia- hacer hoy? 37 YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA —————————««oea se, —Nunea he ofdo nada semejante —excla- m6 el sefior Kung—. Jamas lo hubiera crefdo posible. Como si lo que consideraron justo nues- {fos antepasados no fuera bueno también para nosotros. —Si hubiera sabido que este norteamerica- no te iba a meter estas ideas en la cabeza, no lo habrfa sentado a mi mesa —exclam6 la sefiora Kung. Para sorpresa de Yu Lan, Mei vino en su ayuda. —Pero si Yu Lan no aprende a manejar un avién, ¢cémo puedo ir a visitar a Katie? —pregunté—. ;Deboconfiarséloen que Jimmy me lleve? Esta sencilla pregunta hizo que los esposos Kung se mirasen. —Es cierto —dijo pensativo el sefior Kung—, Cuando yo desee conversar con el padre de Jimmy, serd injusto tener siempre que depender del muchacho. —Y a mi —agreg6 la sefiora Kung— me 58 Je _1Y EAN ELNINO AVIABORDI-CHINA BS ‘comenz6 a lavar y remendar la ropa de Yu Lan, y con la ttinica nueva de su esposo le hizo un traje a su hijo, Al seflor Kung no le parecié muy bien esto, pero como ella se las habfa ingeniado para cortarel traje antes que su marido se diese cuenta, tuvo que resignarse. —No importa —dijo—; de todas maneras no necesito un traje de seda. Tefiiré la seda de Jimmy de un bonito color café y te haré una ttinica. Un maestro de escuela debe tener ropa de seda, pero su mujer puede carecer de ella. De esta manera todos quedaron contentos, ¢ igual que todas las madres, cuando vio a su familia feliz, ella se alegré también. Y pasaron los dias. 62 pox YUUANELNROAVIADORDECHINA og gustarfa invitar a la madre de Jimmy a viajar en nuestro avidn chino, en vez. de pedirle a su hijo que la traiga, —Es algo semejante a los palanquines dijo el sefior Kung—, Cuando invi nuestros amigos a visitamos, les enviamos uno. Serfa descortés si no tuviéramos un avién, aun- que fuera alquilado. —Puede ser que tengamosavionesen vez.de palanquines cuando seamos grandes —exclam6 vehemente Yu Lan. —Talvezel viejo emperador nunca pensé en esto —agregé el sefior Kung con voz preocup:- da, —Con tantas idas y venidas —sugirié la sefiora Kung—, seria muy poco honorable que, mientras la gente de allende los mares viniera « visitarnos, nosotros nos queddramos inméviles, s6lo por no tener vehiculos nuestros en el cielo. De esta manera cambian a veces los parece res de los padres. Cuando el sefior Kung pensaba en aviones, 60 YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA juzgindolos s6lo como instrumentos de guerra, los consideraba nocivos, porque tal erael parecer del viejo emperador. Pero cuando vio que los aviones podfan ser titiles, trasladando a gente amiga a través del océano, répida y facilmente, entonces cambié de opinion. Cerré su libro de un golpe y declaré: —Yu Lan tiene razén. Es muy necesario, para el prestigio de nuestro pais, que tengamos aviones propios, y, naturalmente, gente que los pueda tripular. El muchacho tiene razén, madre de mis hijos. Prepara su ropa. El irda Chengtu. Al ofr esto, Yu Ren y Yu Fang entraron corriendo y comenzaron a gritar, como hacen smpre los hermanos menores: —Queremosir también; por favor, déjennos —aunque no sabfan de qué se trataba, — Silencio! —Ies ordené el sefior Kung—. Lan tiene ya diez affos y ustedes son mucho j6venes, Veamos primero qué progresos e él en Ia escuela de Chengtu. ‘As{ quedaron las cosas y la sefiora Kung 61 YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA Ee aS Po. imaginarse cmo emple6 Yu Lan su tiempo: continuamente esperando a Jimmy. Cuando se hallaba desocupado, se quedaba en el ‘campo observando el cielo, y cuando ofa el ruido de un avi6n, por distante que éste estuviese, dejaba lo que estaba haciendo y corria a ver si Jimmy habfa llegado. En la oscuridad dela noche © en dias Iluviosos, cuando sabfa que ningtin aparato podia volar, trabajaba en su nuevo mode- Jo, imitacién exacta de! aparato de Jimmy. Lo recordaba en todos sus detalles. Muchos aviones pasaron sobre la aldea y transcurrieron los dias, y él todavia esperaba y perfeccionaba su modelo. Algunos de los aldea- nos comenzaron a dudar y a decir: “El americano no volver, se ha olvidado de ti. ;Porqué habia de acordarse?” Hasta el sefior Kung le dijo un dia a su esposa, en la seguridad de que Yu Lan no escu- haba: —{Crees ti que Jimmy ha olvidado a nues- wo Yu Lan? 65 YU LAN, EL NINO AVIADOR DECHINA EE K Lasefiora Kung movi6 la cabeza y continué con su trabajo. —Tendremos que ver modo de enviarlo al colegio, si Jimmy no vuelve —dijo. Pero Yu Lan jamés perdi la esperanza Crefa en Jimmy con todo su coraz6n, y estaba seguro de que volverfa, Tanta era su seguridad que un dfa abofeted a un nifio de ta aldea que lo molest6, diciéndole que su amigo ya no lo recor- daba. Yu Lan detestaba las peleas, pero esto no lo pudo soportar. Una mafiana, al principio del noveno mes del aijo, que es septiembre, vio su fe recompen- sada. Era temprano y todos estaban en los cam pos cortando arroz, excepto el sefior Kung, que. siendo el maestro, no se sentia obligado a hacer lo, Hasta la sefiora Kung, con la cabeza cubierta porun trapo, manejaba lahoz;y Yu Fang con Mei cogian la paja. Yu Lan, con los hombres, cortaba y ataba el grano, Entonces, a mitad de la tarde, justamente cuando se estaba sintiendo muy cansado, oy6 Yu 66 ‘YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA pe A, Lan un avin. Miré hacia arriba, como de cos- tumbre, y vio un punto oscuro que se acercaba, volando sobre los montes occidentales. Real- ‘mente no pens6 que seria Jimmy, porque tantos aviones habfan pasado sin detenerse ni disminuir su velocidad. Pero este aparato hizo latir més a prisa su corazén, Porque, aun estando lejos, picd tres veces. Clavé la vista, dejé caer la hoz y grit6. Todos dejaron de trabajar y alzaron los ojos. El avin picd una vez. més, desaceler6_y comenz6 a perder altura. —iJimmy! jJimmy! —grité Yu Lan. Era Jimmy realmente. Evolucioné alrede- dor del campo, escogié la parte donde yael grano habia sido cortado y, planeando, tocé la dura tierra. El avién corrié un corto espacio y se detuvo poco antes de llegar a la siembra. Todos se agruparon alrededor, pero el primero era Yu Lan. Se descorrié el capot y aparecié Jimmy. —iHola! —dijo—. Me alegro de verlos. 69 YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA, ee BR Estaban todos tan impresionados, que hasta los perros se olvidaron de ladrar. Sencillamente abrieron los hocicos, jadeando. Sélo Yu Lan no estaba sorprendido y talvez tampoco la sefiora Kung, porque se acereé quedamente a su hijo y le dijo: —Si piensas irte, deberfas darte un bafio y ponerte tu ropa limpia —(Ests listo, Yu Lan?—pregunts Jimmy—. No puedo detenerme sino un momento para comer algo y Ilevarte, si te dejan marchar. —iAptirate! —insitié la sefiora Kung a Yu Lan—. Anda a lavarte y yo prepararé algo que comer. Hubo entonces gran alboroto. Yu Lan corris casa; se bai en la artesa y se puso ropa limpia, mientras Jimmy coma el arroz y el pescado que habian quedado del almuerzo y otros alimentos preparados apresuradamente porlasefiora Kuny Mientras coma, Jimmy dio todas las expli caciones necesarias al sefior Kung. —No se preocupe —le dijo—. Yo cuid Ta YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA = Yu Lan como si fuese mi hermano Tom. Los muchachos de mi escuadrén me van a ayudar a pagar su educacién. Estan despierto que creo que ganar unabecael préximoafio. Le he habladode 41 al rector. Si Yu Lan tiene éxito, lo levaré conmigoaNorteamérica para que reciba el mejor entrenamiento en todo. Después volvers a China y fabricard aviones y los manejaré. China necesi- ta muchachos como Yu Lan. También quiero que se haga amigo de Tom. Ambos simpatizarin. —Es usted muy amable —repetia el sefior un; Por favor, coma mas —decfa la sefiora Kung, con los ojos llenos de kigrimas. Eran ldgrimas de alegria, porque muchas veces habia pensado en cmo ella y su marido podrian dar a Yu Lan lo que tanto deseaba. El seffor Kung era muy pobre, porque los maestros de escuela no ganan mucho sueldo, y habia que pensar también en los otros hijos. ‘Cuando Yu Lan entr6, su cara se vefa rosada porla alegria y de tanto frotarsela. Tenfa puesto 7 (Ji ___1U EAN ELNINO AVIADOR DECHINA = x sutraje nuevo, hecho de la mejor tinica del sefior Kung, y llevaba en la mano el nuevo modelo de avién, porque no queria dejarlo en casa. No pudo probar bocado, —Come, hijo mio —le urgié la sefiora Kung—. Tienes que hacer un largo viaje. —No tengo deseos, madre —dijo Yu Lan. —Esti lleno de felicidad —observéel sefior Kung, con cierta tristeza—. Te comprendo, hijo mio, Asi me sentf yo cuando era muchacho y mi padre consintié en que fuese maestro de escuela en ver de labrador. {Usted quiso ser maestro? —pregunté Yu Lan, sorprendido. —Ciertamente —repuso el sefior Kung—; por eso comprendo tus sentimientos, ahora. —Te empaquetaré tu almuerzo —dijo la sefiora Kung—. Cuando sientas hambre volan- do, lo podrés comer. Entonces la madre envolvié algunos embu: tidos, conservas y cuatro huevos duros en un pafiuelo con flores azules. Abraz6 a Yu Lan; el 2 YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA > sefior Kung le acaricié la cabeza; Mei Ilor6, mientras Yu Ren y Yu Fang le miraban, con el dedo en la boca, porque su hermano les parecia un extrafio, ahora que se iba con Jimmy a apren- der a manejar aviones. B ~*~ eecmene vino a despe- dirlos. Ahora que se marchaba, Yu Lan no podfa articular una palabra. Se sentfaincémodo y yerto, y cuando miraba a su madre, sus ojos le picaban. Seria dificil acostumbrarse a no verla todos los dias. Jimmy lo vio contemplar a su madre, —Escucha —Ie dijo—: piensa qué feliz te sentirés cuando vengas en tu avién a ver a tu familia, Piensa cudn agradable seré levarlos a todosadaruna vueltaallé arriba. Ademas, estaras, de regreso para las vacaciones de Ajio Nuevo. Yo mismo te traeré. Consolado, Yu Lan sonrié a su madre, salu- d6 a su padre y a todos los otros aldeanos, se despidié de los muchachos; le tiré la trenza a Mei y subié al avién al lado de Jimmy. Estaban un poco estrechos, porque Yu Lan se habia puesto una chaqueta muy forrada. “Hace siempre frio arriba”, le habia dicho Jimmy. Pudieron, sin embargo, cerrar el capot y el motor parecié hacer un ruido mas fuerte. Toda la rH YU LAN. ELNINO AVIADOR DE CHINA SSS gente grit6, desedndoles buen viaje. A Yu Lan le pareci6 que el aparato corria muy ligero sobre el suelo, pero ya pueden ustedes imaginarse lo que sentfa cuando se elevaron. —Ahora sé o que siente mi pichon —le grité a Jimmy Jimmy sélo se sonrié, porque no podta of. Ademés estaba muy ocupado. Un avi6n requiere mucha atencién cuando esti volando y el piloto no puede hacer otra cosa sino atenderlo, Yu Lan se acomods a su lado, observandolo todo. Era una nueva experiencia eso de estar tan alto sobre la tierra; y, especialmente, ver tan pequeiias todas las cosas que siempre habia con- siderado grandes: las casas, rfos, aldeas y cam- yhasta las ciudades. Desde arribael suelo se tersoy los colores eran como parches agru- pados. Volaron durante un tiempo que a Yu Lan le pareci6 largo, y comenzé a sentirse a sus anchas. Sintié hambre y comié un poco. El aire estabaencalma y el cielo claro. Jimmy pudo usar una mano también para comer. Después que 76 YU LAN, ELNINO AVIADOR DE CHINA yn oe hubo satisfecho su apetito, Yu Lan se sintié tan contento tan seguro con Jimmy, que hasta le dio suefio, Se acomods en su rincén y, afirmando la cabezaen el brazo del piloto, se qued6 profunda- mente dormido. Jimmy contempl6 su tranquila carita tosta- da —Kung Yu Lan, futuro as de la China —murmuré y se sonrié. 8

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