No se puede cubrir el dedo con un sol, pero una nube de plvora, de un petardo que retumba en el cielo limpio de nubes, es como un filtro que atena su brillo. As pudo notarlo Julin al raspar la cabeza colorada de un fsforo contra la cajetilla mortecina y llevar con apuro el fuego diminuto hacia la mecha de un petardo que no hizo callar los vivas del primero de mayo en la marcha que bajaba por la avenida Montes. Julin dio encuentro a la marcha a dos cuadras antes de llegar a la plaza Prez Velasco junto al nuevo anuncio: En la Prez no se para. All hizo vibrar su primer petardo, dejando una tela de plvora esparcida entre los gritos que recordaban la masacre de obreros de 1886 en Chicago. -Hola hermanito Le dice uno de sus compaeros que lo recibe en la fila-, despus nos vamos para el campeonato. Su compaero lo alienta para que encienda otro petardo. La carga sale disparada en un golpe seco y se pierde en un estallido fuerte al llegar a una porcin de cielo. La multitud de marchistas est integrado por obreros, ex-fabriles, profesores, alumnos de universidades y casi todo el equipo de ftbol, los Rangers, en el que Julin es el defensor izquierdo. -Falta el arquero dice Julin buscando adelante y atrs al guardameta. -El gordo dijo que estar en la cancha Le grita un compaero. Viva el sindicato Litoral, vociferan los compaeros de Julin con sonrisas cmplices y haciendo flamear tres banderas de Bolivia y un whipala. Un estandarte con rosn negro se incorpora a la marcha que, poco a poco, va llegando hacia la plaza San Francisco.
_El presidente estaba, pero ya no est Le dice uno de sus compaeros tratando de traer adelante su mochila, donde estn los implementos de jugar