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DEL CORONEL SEAN _ SHAS safc GUERRA DEL PARAGUAY BUENOS AIRES 1 OBR) 3A. Bena 4897 FabE& ‘ C 4 Vv. Db PRESERVATION COPY ADDED ORIGINAL TO BE RETAINED FEB 5: 1993 BASU very of caeon ‘WITHORAWN, Beanery AY” DRL CORONEL JUAN CRISOSTOMD CRNTURION TERCERA PARTE CAPITULO | Movimiento de flanco del Ejército Alindo.—Su marcha de Zuyuif & Tuywené.—Regreso del General Mitre al Ejército Aliado.—La Escuadra brasilera pasa Curupayty. Hemos visto (1) que el Jeneral Mitre, antes de la toma de Curuzi, habla aceptado de mal grado la idea de atacar nuestra posicién por la derecha, y como prueba de que no habja tenido predileccién por ese plan, hemos ailucido el hecho de que esa operacién se habja Ilevado 4 la prdctica sin que en ella haya tomado parte un sdélo argentino; mas, después del éxito obtenido, parece haberse operado en su dnimo una reaccién que le hizo cambiar de idea, concibiendo la posibilidad de que por Curu- . payty pudiese estrechar al Mariscal hasta obligarlo G) Ty 2 Cap. IX. 4 MEMORIAS DEL CORONEL 4 refugiarse con su ejército en la fortaleza de Hu- maitd, cuya cafda constitufa la mds decidida aspi- racién de los aliados para la terminacién de la guerra. Pero el descalabro que sufrié el ejército aliado enel asalto de Curupayty, que tuvo, como dije, una resonancia ‘terrible para la alianza, le hizo vol- ver sobre su antigua idea, reasumiendo el plan de operar por nuestra izquierda, como el medio més seguro de conseguir la realizacién del objetivo en perspectiva. En efecto, antes de ausentarse del ejército en el més de Febrero de 1867, Mitre dejé al marqués de Caxfas encargado, mientras durara su ausencia, del mando en jefe de todo el ejército aliado, acordando con él sobre la ejecucién del plan de operaciones que habia concebido, con promesa de enviarle des- de Buenos Aires una memoria, para el caso en que se'prolongase su ausencia del teatro de la guerra. No fué enviada la memoria; pero en cambio, dirigié al marqués una extensa carta con fecha 17 de Abril de 1867, en que resumfa y explicaba todas las ope- raciones que deberfan practicarse con arreglo al plan, urgiéndole al mismo tiempo para que las ini- eiara definitivamente. Al acusar recibo de dicha carta con fecha 3o-de Abril del mismo afio, y al mencionar las causas que habfan retardado la prdc- tica de las operaciones, el marqués expuso como JUAN CRISOSTOMO CENTURION 5 la principal, los estragos del célera morbus que hasta esa fecha habfa Ilevado del ejército brasilero 2000 hombres, entre éstos 1¢0 oficiales, y que atin con- tinuaba haciendo 3c victimas diarias. Consistfa dicho plan en ejecutar con la mayor parte del ejército aliado un movimiento de circun- valacién de Tuyuti 4 Tuyucué, de manera 4 com- pletar por tierra el sitio de la fortaleza de Humaita’ 6 sea de todo el cuadrilatero que ocupaba nuestro ejército como avanzada de ésta. Una de las bases principales de este plan, era el pasaje de Curz. payty y Humaita por la escuadra brasilera, 4 fin de impedir la comunicacién libre de nuestros vapores por el rio Paraguay con esta ultima, y tener, en lo posible, garantida la suya por el mismo rfo, el cual legaba 4 constituir una nueva base de las opera- ciones del ejército’ aliado. El marqués de Caxfas habfa comenzado los pre- parativos para el movimiento de flanco en todo el mes de Mayo y Junio de 1867; pero recién el 22 de’ Julio emprendié la operacién, marchando de Tuyuté para 7uyucué con una fuerza oompuesta mas 6 me- nos de 38,500 hombres de las tres armas, E] Jeneral Osorio, que habfa Ilegado con su co- lumna 4 mediados de Junio, llevaba la vanguardia. Quedo: guarneciendo Tuyuéi una fuerza de 13.000 hombres a las rdenes del Jeneral Porto-Alegre. El ejército brasilero en marcha, siguié primero la 6 MEMORIAS DEL CORONEL costa del Parand hacia: arriba, y luego atravesé el Bellaco en Paso-Canoa, donde chocé su vanguardia con la nuestra acaudillada por los mayores Medina y Rolén, resultando dela escaramuza algunos muer- tos de una y otra parte. Por una mala inteligencia entre los jefes aliados, el ejército argentino marché por la derecha del Be- Ilaco, sin que, debido 4 esta circunstancia, pudiese recibir ninguna proteccién del brasilero en caso de un ataque repentino de parte de los paraguayos. Al Mariscal Lépez no podia ocultarse el designio del enemigo al ejecutar aquel movimiento, y 4 esta virtud, no deja de ser extrafio que no haya hecho nada absolutamente para entorpecer aquella mar~ cha que se prestaba 4 un golpe, dado el orden en que se hacfa, Un ataque 4 la columna argentina en esa ocasién, hubiera producido tal vez desmoralizacién entre los aliados, cuya consecuencia hubiera sido funesta 4 sus planes. El 25, 6 sea tres dfas después de haberse puesto en marcha el marqués, Ilegé el Jenerdl Mitre y volvié 4 asumir el mando en jefe del ejército aliado; y, notando que se habfan hecho algunas modifica- ciones al plan primitivo, hizo serios reclamos sobre el particular al marqués, A medida que marchaba el ejército, iban colo- cando un telégrafo bajo de tierra, aislando el alam- JUAN CRISOSTOMO CENTURION bre por medio de un tubo de gutapercha, echado en el surco que dejaba un pequefio arado. Una vez en Tuyucué, parte de las fuerzas se ade- lanté hasta ponerse al alcance de los cafiones de nuestra trinchera del Espinz//o, Estos rompieron un vivisimo fuego sobre ella, y en seguida se retir6 hasta ponerse fuera del alcance de ellos, colocando su vanguardia en Puesto-Guatayvi,—distante mds 6 menos media legua del Zspinzl/o,—Sin pérdida de tiempo, comenzaron los trabajos de atrinchera- miento, colocando en las trincheras piezas de 4 32 Whitworth (fi). Previendo el movimiento del enemigo, el Maris- éal ordené la colocacién de una nueva Ifnea telegré- fica desde Humaitd 4 Villa del Pilar, cruzando por el carrizal, de manera que cortada por el enemigo la del camino real, no quedase interrumpida su co- municacién con la capital. Cuando el enemigo cortaba la det camino real, la mandaba componer en seguida, para hacerle creer que no tenfa otra. A poco de haberse acampado en Tuyucué, es- tablecieron una guardia en San Solano, distante mds 6 menos una legua del camino real de Hu- matdé 4 la Asuncién, y desde allf lanzaron varias expediciones exploradoras al interior de nuestra campafia, recogiendo ganado y levantando planos cientificos de los parajes que les convenian, 4 cuyo 8 : MEMORIAS DEL CORONEL objeto acompafiaban 6 iban con esas fuerzas in- genieros militares, Antes de forzar el paso de Humazfd, nuestros vapores continuaban siendo duefios del rfo Para- guay desde esta fortaleza, y, de consiguiente, los aliados en Tuyucué no disponfan de otro medio para proveerse de viveres que las arrias de mulas. y carros que cada dos dias partfan de Tuyuti, escoltados por una fuerza de infanterfa y caba- lerfa, tomando el camino del Bed/aco. (1) Estos convoyes pasaban tranquilamente 4 la vista de nuestras guardias avanzadas, distantes mds 6 me nos media legua. Un dia, (10 de Agosto), el Mariscal ordené al capitdn José Gonzdlez que con su escuadrén de caballerfa se emboscase por la noche 4 la cabecera de uno de los esteros mds difl- ciles de pasar y se apoderase del convoy enemigo. Asf lo hizo, y Alas 7 de la mafiana del dia 11 del citado mes vino apareciendo en el ‘paraje donde se hallaba el capitén Gonzdlez un numeroso é im- portante convoy custodiado por una fuerza militar. El capitan Gonzalez, sin dar tiempo para nada, cayé con su escuadrén sobre él, matando 4 todos los con- ductores de las carretas, Ilevando 4 éstas dentro de nuestras lineas, y en cuanto dla fuerza que cus- todiaba, ro quiso saber nada de pelea y pusieron (1) Veinticinco 6 treinta mulas y otros tantos carros, componfan cads convoy. JUAN CRISOSTOMO CENTURION . ~ 9 pies en polvorosa, les unos Hacia Tuyuti y los otros hacia Tuyucué ! El capitan ‘Gonzalez, para evitar todo compro- miso con fuerza que enviasen 4 dar proteccién al convoy, de Tuyuté 6 de Tuyucué, hizo acertada- mente su retirada por el Paso-Sati, penetrando en nuestras Ifneas en Paso-pucé. El golpe, como se vé, fué coronado del mds completo éxito, sin que hayamos tenido mds que tres oficiales y doce de tropa levemente heridos. El Jeneral Mitre, 4 fin de corregir la omisién en que habfa incurrido el marqués de Caxfas, de no mandar forzar el paso de Curupayty, al iniciar su movimiento de flanco, el 5 de.Agosto ordené ter- tminantemente por su intermedio, que el paso fuese forzado por la escuadra imperial. Cuando el almirante Igtacio recibié esta orden, hizo algunas observaciones, calificando la operacién del pasaje de peligrosisima y grandtosa, poniendo enduda su éxito y aun su utilidad. Sin embargo, declaré que estaba dispuesto 4 tentarla en cuanto humanamente le fuese posible. Después de estas vacilaciones. y previos algu- nos informes periciales, el Jeneral Mitre declaré que la operacién era posible, y la ordené termi- nantemente bajo su responsabilidad con fecha 12 de Agosto de 1867 ; pero recién el 15 del mismo mes, dfa dela Asuncién de Nuestra Sefiora, diez 10 MEMORIAS DEL CORONEL acorazados, con bandera desplegada, forzaron 4 todo vapor la baterfa de Curupayty 4 las 7.30 minutos a. m. Los buques, como en otras ocasio- nes, sufrieron dafios de‘consideracién en el pasaje, sobre todo el Zamandaré, que al abrir una de las troneras para hocer fuego, le metieron los nuestros una bala de 4 68 que hirié alcomandante y 4 14 hombresde la tripulacién; su m4quina quedé inuti- lizada, teniendo que sacarlo 4 remolque el St/vado y el Herval, Antes de efectuar esta operacién, el almirante Ignacio dié la siguiente orden del dia: « ; Brasileros! las Santas protectoras de este dia son Nuestra Sefiora de la Victoria, Nuestra Sefiora de la Gloria, Nuestra Sefiora de la Asun- cién. Con la victoria y con la gloria marche- mos 4 la Asuncién >. Esta proclama fué vivamente criticada por los periddicos de la época que vefan la luz en la Asun- cién y en el campamento, que decfan que no hay mas que una Madre de Dios que segin la letanfa lauretana, no solo es llamada Virgen de la Gloria y Sefiora de la Victoria, sino también Torre de Da- vid y Auxilio de los Cristianos, La carta (1) que, con fecha 11 de Noviembre de 1869, dirigié el Jeneral Mitre al capitin de (2) Esta carta fué publicada bajo el titulo de Revelaciones historicas. JUAN GRISOSTOMO CENTURION tt fragata, Arturo Silveira da Mota, con motivo de un escrito de éste publicado en la Reforma de Rio Janeiro el 29 de Octubre del mismo afio, contiene algunos datos curiosos sobre el paso de Curupayty y de Humaitd, y por ser un documento histérico de alta importancia por la autoridad que le imprime el personaje de quien procede, nos vamos 4 permi- tir insertarlo aquf 4 fin de que el lector vea tam- bién que la opinién general que existfa en la época respecto 4 la escuadra imperial, no dejaba de tener su fundamento, y que nuestras apreciaciones sobre aquel poderoso elemento de guerra, no se apar- taban mucho de la verdad. Helo aquf: « Buenos Aires, Noviembre 11 de 1869. Sr, Capitin de fragata, Arturo Silveira da Mota, « Aunque no creo Ilegada Ja oportunidad de romper el silencio que me he impuesto respecto 4 las operaciones que he dirigido como Jeneral en Jefe de los Ejércitos Aliados, durante la guerra del Paraguay, un escrito suyo publicado en la Reforma de Rio Janeira del 29 del pasado, me obliga 4 quebrantar mi propésito por esta vez. «,Siendo Vd, un oficial caracterizado de la mari- na brasilera, que ha sido actor en los sucesos 4 que se refiere, y que ha posefdo la confianza de a 12 MEMORIAS DEL CORONEL los jenerales aliados (incluso la mfa ) asistiendo algunas veces como testigo 4 sus juntas de gue- rra, y enunciando Vd. en sa escrito hechos: de que por la primera vez se hace mencién, no pue- do prescindir de dirigirle algunas observaciones sobre el particular. « Enla publicacién 4 que me he referido, con motivo de exponer Vd. algunas consideraciones respecto de un informe que dié en Agosto de - 1867, sobre la imposibilidad 6 inconveniencia de forzar la escuadra el paso de Humattd, des- pués de haberse forzado el de Curupayty, dice Vd, lo siguiente: — «De mis palabras: — For. zar el paso dé Humaztd en el estado actual de sus defensas, seria un ervor injustificable —se ve claramente que yo no juzgsba imposible forzar el paso, y que me referfa inicamente 4 la inopor- tunidad de la operacién, y 4 los medios con que podria realizarse mds ventajosamente. Ademds de esto, cuando se sabia que el almirante se ha- Ilaba en una situaci6n afligente 4 consecuencia de la intimacién que le habfa hecho el Jeneral Mi- tre, desde su tienda de Tuyucué para que forzase 4 Humaitd, tocaba 4 nosotros, sus subordinados, reunirnos en torno de nuestros jefes para apo- yarnos en la protesta con que debfa repeler la intervencién del jeneral argentino en las opera- ciones de la escuadra brasilera. : JUAN CRISOSTOMO CENTURION 13. « Dejando de lado las apreciaciones militares de su escrito; y ‘contrayéndome exclusivamen- te 4los hechos, debo decirle: que no es exac- - to queen la ocasién 4 que Vd. se refiere, el almirante ignacio me dirigiese ninguna protes- ta, ni mucho menos repecto de mi participacién en las operaciones de la escuadra, que dieron por resultado el paso de las baterfas de Curu- payty y el subsiguiente de Humaita. « Para comprobar esta asercién me bastard decirle, que el paso de las baterfas de Curu- payty se efectué por orden terminante que, pre- vio acuerdo, transmiti al almirante por conducto del marqués de Caxfas, con fecha 5 de Agosto de 1867. Es cierto, que con fecha 7 del mismo, el almirante hizo algunas observaciones sobre la operacién, calificandola de peligrosisima y gran- diosa poniendo en duda su éxito y adn su utili- dad, declarando, sin embargo, que estaba dispues- to 4 tentarla en cuanto humanamente le fuese postble; como es cierto también, que el mar- qués apoyé esas observaciones en comunicacién del 9 de Agosto, insinuandome desistir de mi resolucién. Pero habiendo exigido por el mismo conducto un informe facultativo al almirante, pidiendo fundase su opinién en los principios de la guerra, y declarando que la operacién era posible, la ordené terminantemente bajo mi ARN A 14 MFMORIAS DEL CORONEL responsabilidad con fecha 12 efectudndose fe- lizmente con fecha 15 del mismo mes, con la sola pérdida de diez muertos*y dos heridos, subiendo y bajando posteriormente hasta los buques de madera, sin experimentar dafio alguno por aquel pasaje, que casi se habfa de- clarado «humanamente tmpostble» para los en- corazados, « Ocho dias después de tan feliz y facil operacién, es decir, el 23 de Agosto, el almirante no solo consideraba imposible el paso de Humaitd, sino “« que se consideraba casi perdido en su nueva po icién, pidiendo en consecuencia, autorizacién para retirarse 4 su antiguo fondeadero de Curuzi. Esta opinién y esta solicitud era apoyada en la opinién de todos los jefes y comandantes de bu- ques, entre los cualesse contaba Vd. Fué sin duda, en tal ocasién, que dié Vd. el informe 4 que se refiere en su escrito, y que siento no cono- cer; pero me basta su palabra para persuadir- me que Vd., no déclaré imposible el paso, como lo declararon por escrito casi todos los jefes de la escuadra, incluso el almirante, que se apoyaba en su opinién para no intentar la empresa, di- ciendo, que segtn el sentir de todos, la opera- cién serfa en pura perda, y caso de ser posible conseguirse, mds seria perjudicial que venta- « josa. mR Ra RA an AR RRR ARR JUAN GRISOSTOMO CENTURION 15 « El] marquéz de Caxfas, profundamente impre- sionado (como él mismo me lo declaré por es- crito) por la triste situacién que le pintaba el almirante, dando crédito 4 la opinién de todos Jos jefes de la escuadra, y desesperando no solo de forzar Humaita, sino hasta de conservar la posicién conquistada mds arriba de Curupayty, (y aun la de Tuyucué) autorizé la retirada de la escuadra 4 su antiguo fondeadero y melo parti- cip6 con fecha 26 de Agosto. « En fecha 27 del mismo mes, protesté enérjica- mente contra tal desicién, y convenciendo al marquéz de lo funesta dela retirada y 4 despecho de la opinién en contrario de todos los jefes de la escuadra, la posici6n mds arriba de Curupayty se conserv6; y asf se salvé el honor de las ar- mas aliadas y el éxito definitivo de la campafia, : preparando el’paso subsiguiente de Humaitd, que fuf por mucho tiempo el unico que lo decla- 16 no solo posible sino facil, como la experiencia lo probs, : « En cuanto al paso de Humaitd, con fecha 9 de Septiembre, demostré facultativamente unen a extensa memoria militar, no solo la necesidad y conveniencia del paso, sino también su practica- bilidad, en presencia del terreno y comparando los medios de ataque y defensa. Mi demos- tracién, meditada por el mismo Emperador y Foooooo on a oof aman « re ae 16 MEMORIAS DEL CORONEL obrando sobre el animo de sus consejeros, deter- miné la orden dada desde Ja corte 4 la escua- dra, de forzar 4 todo trance el paso de Humait4, El éxito m4s completo coroné seis meses des- pués los esfuerzos de los mismos marinos brasi- leros que habfan declarado imposible la opera- cién, cuando Humaitd se hallaba menos fortifi. cado y las baterfas de Timbé no se habfan le- vantado mis arriba de aquella posicién; y Hu. maita fué forzada sin perder un solo buque, como yo lo habfa demostrado, previsto y asegurado contrariando la opinion de los almirantes, de los jenerales, de los comandantes de buque, y la opinién acreditada en los ejercitos aliados. « Lo dicho basta por ahora, limitandome 4 la sim. ple exposicién de los hechos y determinacién pre- cisa de las fechas, prescindiendo de hacer uso del texto de los documentos que orijinales se hallan en mi poder, y que comprueban palabra por palabra todo cuanto dejo expuesto. Estos documentos es- tan 4 su disposici6n en esta su casa donde en todo tiempo ser4 recibido con la misma cordialidad, queen mi tienda en Tuyucué, cuando conversdba- mos bajo el fuego del enemigo comin, » De Vd. afmo, y S.S. (Firmado) Barrotomé Mitre. sje. Octubre de 1869. JUAN CRISOSTOMO CENTURION 47 El pasagede Curupayty por la escuadra impe- tial puso de manifiesto de una manera palpable el hecho de que nuestra artillerfa era enteramente im- potente contra los buques acorazados. El Maris- cal traté, como era natural, de atenuar el efecto moral que pudiera producir aquella feliz operacién en el dnimo de nuestro ejército, Dijo: que habfa dejado pasar 4 la escuadra para luego rendirla por hambre; pues colocada entre Curupayty y Humat- 4d, creyd 6 fingid, que no podria recibir provisi nes, y que si intentaba repasar Curupayty, la echa- tia 4 pique! Seguin se desprende del documento que antece- de, el almirante Ignacio, incluso los comandantes de buque, nodejaban de participar de ese senti- miento, porque no solo consideraba imposible el paso de Humaitd, sino qué se crefa casi perdido en su nueva posicién. Tan fué asf, que solicité autorizacién del marqués de Caxfas para retirarse 4 su antiguo fondeadero frente 4 Curuadé, cuya autorizacién le fué acordada, y sino fué llevada 4 cabo dicha retirada, era debido 4 la enérgica pro- testa del Jeneralfsimo, que conceptuaba funesta semejante disposicién. El almirante Ignacio, viéndose asf obligado 4 permanecer. en su nueva posicién, tomé algunas disposiciones para sostenerse y hostilizar 4 nuestras baterfas. Mandé abrir un camino por el Chaco, 18 MEMORIAS DEL CORONEL el cual, partiendo del riacho Quyd, Ilegaba hasta el punto que media entre Curupayty y Humaitd, donde se hallaba fondeada la escuadra imperial, y por medio de un tramway que construyeron, Nevaban y suministraban abundantes provisiones 4 los buques, Hizo tomar posicién 4 tres encorazados para bombardear por la retaguardia 4 Curupaity, y 4 otros cinco para bombardear como bombardea- ron durante cinco meses la iglesia de Humaztd, cuya torre era el tnico objeto visible que les servia de blanco en aquella fortaleza, Todo lo que hace la ribera entre Humaitd y Curupaity es un carrizal intransitable, excepto una estrecha lonja de tierra firme que corre por la costa del rfo de un punto 4 otro; la-que no per- mite desviarse de ella hasta internarse en Curuparty 6 Humaitd. Sin embargo, en la selva que puebla laizquierda de ésta y donde comienza el carrizal, existe un paraje que ofrece facilidad para verifi- car un desembarco de tropas conducidas por el camino del Chaco recientemente abierto. Y 4 fin de prevenir esa posible operacién, el Mariscal mandé levantar allf una pequefia fortaleza con tres. piezas de 4 24, colocadas de manera que pudiesen hacer fuego por el frente y por la retaguardia, flan- queando en esa parte los fosos de Humaztd. Et Mariscal pasé 4 visitarla una vez, cuando la obra estaba préxima 4 terminar, la cual fué Ilevada 4 JUAN CRISOSTOMO CENTURION 19 cabo 4 las barbas de los encorazados, sin que éstos se hubiesen apercibido de ella. En aquel entonces la fortaleza de Humazta con- taba con muy pocas piezas de artilleria, Después que la escuadra forz6 el paso de Curupaity, fué necesario sacar de ésta la mayor parte de los ca- fiones de grueso calibre y llevarlos 4 colocar en aquélla, De esta manera, sucedié que los buques imperiales, debido 4 su excesiva lentitud, han teni- do que sufrir dos veces el fuego de las mismas pie zas: primero en Curupaity y luego mds tarde en Humaité, A medida que nuestro ejército se reti- raba hacia el interior, esas piezas eran constan- temente trasladadas 4 los puntos mds ventajosus del rio por donde bebia pasar la escuadra, y ésta ha tenido, por tanto, que sufrir e] fuego de las mismas varias veces: en Timbé, en Fortin y en Angos- tural El Coronel Alén que habia sucedido al finado General Dfaz en el mando de Curupayty, fué en- viado 4 tomar el mando de Aumaztd, quedando en su reemplazo con el de Curupayty, el capitan Pedro V. Gill. La constante preocupacién del Mariscal era in- dudablemente la escuadra brasilera. La coopera- cién de este poderoso elemento por el rfo con el ejército aliado, trastornaba sus planes, hasta que finalmente hizo impotentes sus esfuerzos contra la 20 MEMORIAS DEL CORONEL invasién de la triple alianza. Desde el principio de la guerra ha procurado destruirla 6 apoderarse de ella; pero nunca ha podido lograrlo. Los torpe- dos no daban resultado, porque casi todos ellos eran inservibles, y no contaba con buenos ingenie- ros para mejorarlos, Cavilando sobre el particular, se le ocurrié la idea que tal vez construyendo se- cretamente una bateria mds abajo del fondeadero de la escuadra de madera, podria conseguir cam- biar el curso de la guerra. Enefecto, la idea tenia su fundamento; porque cortado el abasto de la cscuadra, ésta se hubiera visto obligada 4 bajar pa- sando por la nueva baterfa, y los acorazados se hubiesen visto igualmente en la imprescindible ne- cesidad de repasar Curupayty. Maduré el plan mentalmente, y en seguida pensé llevarlo 4 prdacti- ca. Ordené en consecuencia al Jeneral Brugués que, acompafiado del ingeniero Thompson, fuese 4 ver si se encontraba algiin camino 6 picada, por donde fuese posible llevar piezas pesadas y aun mismo ligeras. El Jeneral Brugués 4 su regreso, informé que era absolutamente imposible sin ha cer grandes trabajos, y careciéndose de los medios y del tiempo necesario para realizarlos, se tuvo que abandonar aquella feliz idea; y decimos feliz idea, porque tenemos Ia persuacién, de que si hubiese sido posible su realizacién, el resultado previsto era indudable. JUAN CRISOSTOMO CENTURION 2 EI movimiento del enemigo de Tuyuti tomando la direccién 4 Parecué, indicaba claramente el plan que se proponfa realizar, y por esta razon, creemos que el Mariscal no debié haber perdido el tiempo inutilmente librando pequefios combates aqui y alla, sin ningdn resultado favorable, Habfa Ilegado el momento de pensar seriamente en alijerar su ejér- cito para luego efectuar la evacuacién de sus po- siciones y atin de la misma Humaitd, haciendo transportar al Norte 4 algun otro punto estratégico que haya elegido, toda la artillerfa pesada por ejemplo, quc, como se sabe, embaraza extraordina- riamente el movimiento de un ejército, sobre todo cuando carece de elementos de movilidad. Por la experiencia de Curupayty, sabla que el paso de Humaité era obra facil para la escuadra, toda vez que no contaba sino ‘con los mismos elementos de defensa que aquella, y que una vez sitiada, su cafda era cuestién de tiempo mas 6 menos prolongado. EI Mariscal, en vista de que sus comunicaciones estaban amenazadas, se concreté 4 mandar explo- rar el Chaco, abriendo un camino desde el Ziméé, tres leguas mds arriba de Humaztd hasta Monte Lin do, como dos leguas al Norte de la embocadura del Tebicuary, Timbé era el inico punto.donde podria hacerse un desembarco, porque todo el resto de la costa del rio hacia el Norte es un carrizal inrom- pible. Alli se construyé una bateria y se establecié: 22 MEMORIAS DEL CORONEL un campamentoal mando del Coronel D. Bernardi- no Caballero, El camino era bastante bueno, cor- tado de trecho en trecho por arroyos profundos~ y pedazos de estero; no era recto, sino interndn- dose en el Chaco, formaba una curva, cruzando en su mayor parte por montes no muy espesos que pueblan todo el territorio del Chaco. El rfc mds considerable que se atraviesa es el Bermejo, que tiene una gran correntada. El terreno es Ilano casi en toda la extensién del camino, y en cuanto éste estuvo conclufdo, se establecieron postas de distancia 4 distancia, Tan luego como los aliados se atrincheraron en Tuyucué, 4 ejemplo de ellos, el Mariscal mandé levantar un gran terraplén para defender su cuartel general por aquel lado. Las balas de los cafiones Whitworth de 4 32 (fu) desde la distancia de 7.000 metros, pasaban algunas vecés por encima del cuartel general ¢ iban 4 enterrarse 4 una gran distancia. CAPITULO II Combate con tropas enemigas conduciendo un convoy & Tuyucué,—Com- bates de Isla Zaty y Tataiybd,—Asalto é incendio del campamento alindo de Tuyutf.—Prisioneros de guerra y trofeos.—Reflexiones. Hemos visto que los aliados en Tuyucué se provefan de viveres y de cuantas cosas necesita- ban de las proveedurfas que tenfan sus depésitos principales en Zwywé, transportdndolos en ca- rros y lomos de acémilas por un camino 6 via que pasaba por frente de nuestras Iineas que queda- ban al otro lado del estero Bellaco del norte. También dijimos que esos convoyes iban custo- diados for fuerzas de caballerfa, infanterfa y ar- tillerfa. Los carros de los vivanderos 6 del comer- cio que acompafiaban al ejército aliado, segufan ge- neralmente otro camino mas retirado que pasaba por atr4és de un gran palmar, de modo que se ocultaban 4 la vista de nuestras avanzadas; pero el Mariscal, 4 fin de estar alcorriente del menor mo- mw MEMORIAS DEL CORONEL vimiento del enemigo y no dejarlo tranquilo por un momento, habfa mandado desparramar por esos lugares partidas de esfias que cuando encon- traban grupos aislados de los aliados, los atacaban de improviso, matdndolos y apoderandose de cuan- to llevaban, Una ocasién, en una de estas sor- presas, tomaron un carro cargado de papel. En la imposibilidad de poder llevar de dia 4 nuestro cam- pamento, resolvieron ocultarlo en un monte. Como. se comprende, aquélla era una excelente presa, por la gran escasez de ese articulo en el pafs, Todas las noches, durante una semana, iban 4 buscar algunas resmas, cruzando por entre las patrullas aliadas. El 24 de Septiembre de 1867 tuvo lugar un com- bate algo més serio. El 23 del citado mes, el Mariscal dié orden aljefe de nuestra vanguardia, Teniente Coronel José M. Nifiez, para que preparara una celada y atacara 4 las fuerzas enemigas que conducfan provisiones de Zuyutia Tuyucué, Al efecto, dispuso el Comandante Nifiez que los mayores Viveros y Bullo, con su respectivo bata- Il6n, y el Comandante Valois Rivarola, con su re- gimiento de caballerfa, se ocultaran detrés de una loma en la proximidad del paso de los esteros det Ombi, para caer de improviso sobre el enemigo, Como 4 las 8 a. m. sali6 de Tuyuté una divi- JUAN CRISOSTOMO CENTURION Ps) sién de 2.500 4 3.000 hombres de las tres armas, escoltando una recuade mulas y una porcién de carros que conducfan municiones de boca 4 7u- yucué siguiendo el camino que pasaba por entre los palmares frente al paso Safi, distante préxima- mente una milla de nuestra linea. Llevaba ademids el convoy ese dia un globo inflado. El comandante Rivarola, siguiendo instruccio- nes de su jefe, se situé al otro lado del paso, con orden de llevar un ataque fingido 6 simulado sobre el convoy que pasaba, dejandose seguir en la retirada por la fuerza enemiga. Rivarola, salien- do de sus instrucciones, en lugar de fingir un ata- que, se lanz6 de verassobre el convoy, tomdndole dos carros y algunas mulas, y cuando hizo reti- rada al otro lado del estero, el enemigo se adelan* té con ardor en persecucién de él con tres regimien- tos de caballerfa y cinco batallones de infanterfa, lanzdndose en el paso Oméz con agua hasta el pe cho de los caballos, bajo la proteccién del fuego de su artillerfa colocada en posicién conveniente. El Comandante Niufiez, que estaba observando el movimiento del enemigo, did tiempo 4 que pa- saran cuatro batallones, hecho lo cual, presenté de improviso sus dos batallones; entonces aquéllos se detuvieron, inicidndose por ambas partes un nu- trido tiroteo que duré largo rato. La fuerza para- guaya no tenfa artillerfa, pero en cambio habfa 6 MFMORIAS DEL CORONEL Ievado cuatro coheteras 4 la Congréve, con las que, durante el tiroteo, hicieron destrozos en las filas enemigas. Finalmente, la caballeria brasilera, es- pléndidamente montada, lIlevé una carga al regi- miento de Rivarola, que esperé formado en batalla; pero cuando aquélla Iegé dla distancia de unos cien metros de éste, Rivarola mandé adelantar su gente al trote para recibirla, Con este movi- miento, los brasileros volvieron grupas precipita- damente, rehusando medir sus sables con los de nuestra caballerfa, cuyos montados eran tan fla- cos que parecian esqueletos ambulantes! El enemigo, después de ese encuentro, se retird en desorden, dejando 200 muertos sobre el campo, muchos de ellos ahogados en las aguas del paso. Las bajas de nuestra parte, entre muertos y he ridos, no pasaron de 80 hombres. Notdndose que habfa en Sax Solano una con- siderable aglomeracién de fuerzas enemigas 4 las érdenes del Barén del Triunfo, amenazando de cer- ca el Paso del Arroyo Hondo, por donde se in- troducfa el ganado vacuno para el consumo del ejército nacional, el Mariscal dié orden al mayor Pdez para que 4 la cabeza de su regimiento (el 21) se trasladase 4 aquel punto 6 sus inmediacio- nes, 4 vigilar el movimiento del enemigo y tratase de impedir toda tentativa de su parte 4 intercep- tar el camino que conduce 4 la Villa del Pilar. En JUAN CRISOSTOMO CENTURION 27 cumplimiento de esta orden se trasladé 4 las inme- diaciones de Js/a Tazy, pero en un momento de descuido sufrié una fea sorpresa que motivé su re- levo. El mayor Bernardino Caballero fué designa- do 4 hacer ese mismo servicio en reemplazo de Paez, y siguiendo sus instrucciones, sali6 el 3 de Octubre de las Ifneas con dos regimientos (el 8 de su mando inmediato y el 31 al mandodel capitan Matfas Goibura) 4 practicar un reconocimiento cercade Isla Tazy. El] enemigo, asf que se aperci- bid de su movimiento de avance, desprendié va- rias guerrillas para contenerlo, las cuales, viendo que no consegufan su objeto, fueron apoyadas por un regimiento de caballerfa que fué derrota- do por la fuerza de Caballero, lo mismo que otros tres que trataron de sostenerlo. Entonces salie- ron algunos batallones de infanterfa y tomando po- sicién en las isletas 4 la orilla del bosque, hostili- zaron con su nutrido fuego 4 Caballero, que se vid obligado 4 retirarse. La caballerfa enemiga vol- vié 4 avanzar en persecucién de Caballero; pero éste le Ilevé una terrible carga, dispersandola y quedando duefio del campo. Los brasileros tuvieron una baja de 500 hom- bres y los paraguayos 300, La fuerza de Caballero no ascendia 4 mas de dos mil hombres, de modo que el resultado hace ver que el combate ha sido muy refiido. 2B MEMORIAS DEL CORONEL Caxias, Avido de vengar el golpe que ha reci- bido su caballerfa, mandé preparar del 20 al 21 de Octubre una emboscada de 5000 hombres de caballerfa, que durante la noche se reunieron y ocultaron tras de las islas 6 bosquccillos que pue- blan Ia Ilanura. EI 21 del mismo, salié6 Caballero acaudillando 4 los regimientos 7, 23,31, 13,30 y 8 al mando respectivamente de los capitanes Manuel Monticl, Angel Castillo, Matfas Goiburd, Crescencio Medina, Antonio Olabarrieta y Bernardino Caballero, jefe de toda la fuerza. A la orilladela Laguna Hermosa mandé6 hacer pie 4 tierra para pastar sus caballos, ordenando al capitan A, Castillo que con su regi- miento (el 23) se adelantara 4 practicar una des- cubierta por lacercanfa de Tatatybd, que se en- cuentra situada no 4 mucha distancia de aquella laguna. Cuando Castillo hubo avanzado lo bastante, fué repentinamente rodeado por una fraccién de la columna brasilera emboscada detrds de las islas, y ‘Ja otra, sin dar tiempo, siguié adelante cayendo sobre la fuerza principal del mayor Caballero. Este con el aviso de la aparicién del enemigo, organiz6 su gente rdpidamente, y le salié al encuentro, tra- bdndose con él un singular y descomunal comba- te, La escena asurhi6, como era de suponerse, un subido colorido de heroicidad de parte de nues JUAN CRISOSTOMO CENTURION 29 tros mal montados regimientos. Se vefa un re- fiido entrevero enardecido con el entusiasmo de la lucha, en que la algazara de nuestros soldados, salpicada de sarcdsticos chistes, como para indicar que el nimero exageradamente superior de sus adversarios, no les hacfa abandonar su sangre fria en el peligro, acompafiaba 4 los golpes de sable y lanza que menudeaban, fulgurando reflejos lu- minosos que deslumbraban de lejos la vista. Era tan numerosa la caballer{a brasilera que material- mente se estorbaba 4 sf misma para maniobrar en los terrenos secos que habia entre los esteros. A pesar de esto, Caballero pudo mantener com- pacta su gente, y debido 4 esta feliz circunstancia pudo dar repetidas cargas sobre la caballeria ene- miga, haciéndola retirar cada vez 4 distancia de 300 4 400 metros, desde donde hacfan extragos en nuestras filas con sus magonificos rifles ; mien- tras que las fuerzas paraguayas armadas de vie- jas y gastadas carabinas de chispa, apenas he- rfan desde la distancia de 200 metros. He aqui la raz6én porqué nuestra caballerfa peleaba’ poco 4 tiros, y preferfa cargar desde luego 4 sable y lanza, cuyo {mpetu era irresistible, sembrando la confusién y el terror entre sus adversarios, Hacfa mds de cuatro horas que se sostenfa tan encarnizada y desigual lucha, cuando se presenta- ron otros regimientos brasileros en auxilio de sus 30 MEMORIAS DEL CORONEL compafieros, sin duda los que rodearon al regi- miento del capitan Angel Castillo que quedé ani- quilado, y tomando la retaguardia de Caballero, trataron de destrozarlo entre dos fuegos, cortdn- dole la retirada, Pero el bizarro mayor Caballero y demas valientes jefes de su mando, no perdieron su serenidad y presencia de espfritu en tan dificih situacién, y reconcentrando sus fuerzas hicieron uno de los mds heroicos esfuerzos; cargaron enérgica- mente de frente y haciendo luego una rapida con- versién 4 la izquierda abrieron paso por entre los regimientos enemigos que pretendieron, cortarles la retirada. Estos al verse asi burlados, emprendieron Ja persecucién de aquel ‘pufiado de valientes;. pero as{que se pusieron al alcance de los cafiones de Humaitd, 4 una seial convenida, se hicieron 4 un lado, y éstos rompieron fuego sobre aquéllos, obli- gandolos 4 retirarse precipitadamente y en des- orden, La caballerfa nuestra, en las tres millas de tra- yecto que ha tenido que recorrer, siempre pelean- do, ha sufrido horriblemente, dejando en el campo 400 cadaveres y 140 prisioneros, en su mayor par- te heridos. Lo que debe admirarse, dice Thomp- son, «es que se salvara un solo paraguayo». Y ello es hasta cierto punto verdad, 4 juzgar de lo bien montada de la caballerfa enemiga y de su JUAN CRISO8TOMO CENTURION 3h nimero exageradamente superior en esa accién. Uno de los oficiales de los regimientos paraguayos que pelearon en esa accién y que estd vivo, me ha asegurado que la caballerfa enemiga apenas tenfa necesidad de hacer uso de sus armas, «suficiente hubiera sido embestirnos, dice, con sus poderosos corceles, pues los nuestros, comparados con éstos, eran esqueletos ambulantes.» Pero estas opiniones no deben tomarse como una negacién del valor y arrojo de la caballerfa riograndense que puede figurar ventajosamente al lado de las primeras de Sud-América; ella es muy superior por sus con- diciones guerreras 4 la infanteria brasilera que tam- poco es despreciable, El Mariscal premié el brillante y herdico com- portamiento de nuestra caballerfa en esa ocasién con una medalla de honor que fué acufiada en la Asuncién y distribuida al fin del afio 4 los regi- mientos que pelearon en Zatazyéd, El decreto de creacién de dicha medalla es el siguiente: « El ciudadano Francisco Solano Lépez, Ma- « riscal Presidente de la Republica y Jeneral en « Jefe de sus Ejércitos, etc., etc., etc. « Queriendo dar un testimonio publico de satis- « faccién 4 los Regimientos de caballeria de extra. « muros, que se batieron bizarramente en Tatatybd « el dfa 21 del corriente a las érdenes del Mayor aa a AAA AA a a aa aan 32 MEMORIAS DEL CORONEL ciudadano Bernardino Caballero con fuerzas muy superiores: « DECRETA « Articulo 1° Concédese una medalla de honor 4 los regimientos citados, « Art. 2° La medalla de honor serd circular y de 30 milfmetros de diametro, Ilevando en el centro la figura ecuestre de un lancero orlada * con la inscripci6n de Ex MariscaL Lopez A Los VALIENTES DE TatatyBA, En el anverso llevara | la inscripcién de 21 pe Ocrusre DE 1867. « Art 3° La medalla se Ilevard al lado izquier- do del pecho, pendiente de una cinta de 15 mi- Ifmetros de ancho, mitad colorada y amarilla. « Art. 4° La medalla de honor para los Jefes seré de oro, plata para los oficiales y cobre para ~ la tropa. « Art. 5° El Ministro de Estado en el-Depar- tamento de Guerra y Marina queda encargado de 1a ejecucién del presente Decreto, « Dado en el Cuartel General de Paso-Pach 4 24 de Octubre de 1867. « (fir,) | Francisco S. Lépgz. « El Ministro de Guerra y Marina « (fir.) Vicente Barrios.» JUAN CRISOSTOMO CENTURION 33 Once dias después, es decir, en la antevispera del asalto 4 Zuyuté el 3 de Noviembre, el Mayor Caballero fué promovido al grado de Teniente Coronel. (1) Como se ve, esa accién no fué el resultado de ningtn plan trazado de antemano. Una sorpresa did lugar della. Caballero no podfa evitarla, y obli- gado 4 un combate desigual, cumplieron él y sus compafieros con el deber del soldado, peleando * como bravos, Sin embargo, los que mds se distinguieron esa Ocasién por su asombrosa pujanza fueron los de- nodados Antonio Olabarrieta, Manuel Montiel, Matias Goiburé y Melitén Taboada. Entre los que murieron gloriosamente, se ha -tenido que deplorar al valiente Capitan Angel Cas- tillo, que vivira en la memoria de sus compa- triotas, como militar pundonoroso que prefirié caer al lado delos suyos antes que hacer un paso atr4s: digho ejemplo de valor y de patridtica abnegaci6n, Ese mismo dia, los argentinos avanzaron con- tra la vanguardia paraguaya frente al Angulo, pero ésta se retiré, trayendo en pos al enemigo hasta ponerlo al alcance de las piezas de sus baterfas, caus4ndole de esta manera algunas bajas. (i) Thompson ha estado mal informado sobre este particular, a ‘MEMORIAS DEL CORONEL End plan de operaciones acordado por los alia- dos, cuya ejecuci6n tuvo comienzo con el movi- miento de circunvalacién, entraba la idea de apo- derarse del Potrero Obella, y de establecer una fortificacién sobre el rio Paraguay en algin punto més arriba de Humaité. De modo que en prose- cucién de ese propésito, una vez hecho el reco- Nocimiento, se ordené 1a ocupacién permanente de Taiy, completando asi, en combinacién con Ia es- cuadra, el sitio de todas nuestras posiciones. El pensamiento y propésito del enemigo se manifestaron tan claros con sus movimientos, que no me parece cuerdo suponer que el Mariscal no se haya apercibido de ellas, como no hubiera de- jado de comprenderlo el militar menos perspicaz y astuto, Bajo este concepto, repito, que no se comprende cémo el Mariscal no se habia aprove- chado del tiempo que tenia para tomar algunas determinaciones en el sentido de dejar burlada la hdbil y atrevida operacién del enemigo, evitando el sacrificio estéril de tantas vidas en pequefios y aislados combates (como luego se vera), con la vana idea de detener el avance de aquél en la prosecucién de su plan, Algunos suponen que el Mariscal recelaba que en cuanto diese comienzo 4 la evacuacién de sus posiciones, el enemigo aprovechase ésa coyuntura para traerle un ataque cuyo empuje no pudiese JUAN CRISOSTOMO CENTURION 35 contrarestar con las escasas fuerzas que guar- necfan las extensas trincheras del cuadrilétero. No podfa haber temor'de ataque mientras el grueso del ejército enemigo estaba en marcha. Por otra parte, él sabfa, por los pasados y prisioneros, que el movimiento del enemigo no tenfa, como ob- jetivo inmediato, atacar nuestras posiciones, sino sitiarlas arreglado al sistema de guerra que hacfa, La fuerza de Porto-Alegre que quedé guarnecien- do el campamento de Zuyuti, tampoco era sufi- ciente pafa arriesgar un asalto 4 nuestras trin- cheras de Paso-Gémez. De modo que no es facil descubrir una raz6n plausible que explique satis- factoriamente la inaccién del Mariscal durante la marcha lenta del ejército aliado de Tuyuli 4 Tuyucué; 4 menos que se acepte como tal el miedo que habitualmente tenia 4 todo ataque de parte del enemigo, y sin duda, debido 4 esta circuns- tancia, no seha sujetado en el curso de toda la campafia cual era de su deber, al papel que ri. gurosamente le correspondfa: al de la defensiva. As{ se hubiera évitado el descalabro del 24 de Mayo. Ademds, por escasas que fueran las fuer. zas que guarnecfan nuestras trincheras, siempre era mds ventajoso hacerlas pelear desde atrds de los parapetos de éstas, atento 4 que las fortifica- ciones suplen al namero y tienen por objeto hacer 3% MEMORIAS DEL CORONEL una defensa enérgica y eficaz con poca gente, Ahi estd Curupayty, Como Potrero Obella y el Taty han Ilegado Aser, en el curso de los sucesos bélicos, puntos estratégicos de gran importancia, conviene, tan siquiera 4 la ligera, indicar sus respectivas posi- ciones para tener de ellos una idea clara que no dejara de ayudar al lector 4 la mayor cdmpren. sién de mi relato. Partiendo de Huma:td, aguas arriba, no hay tierra firme donde pueda verificarse un desem- barco de tropa; todo es un carrizal, y recién 4 distancia de unas 15 millas se presenta una barran. ca llamada Zazy, dunde antiguamente habia una guardia de observacién. Ese paraje es propio para un desembarco as{ como para establecer una baterfa sobre el rio Paraguay. El carrizal entre Humattd y Tazy tiene la for- ma de un paralelégramo con caminos, perpendicula- res de 5 4 6 millas cada uno, que cruzan por Ianuras mds 6 menos extensas, las cuales llevan la denominacién de Potrero Obella.” Por el Jado del interior, este est4 rodeado de una espesa selva impenetrable, y sélo tiene una abertura en forma de embudo, por donde el Ma- riscal habfa mandado introducir ganado en nimero considerable, de donde se sacaba, 4 medida que se JUAN CRISOSTOMO CENTURION 37 OS necesitaba, por la extremidad Sud préxima 4 Hu- mattd . Cuando el enemigo ocupé Zuyucué, el Mariscal, en previsién de un sitio, mandé aumentar la can- tidad de ganado que habfa all{ en existencia, La abertura del interior que he mencionado fué cerrada con una trinchera de poca importancia, de- fendida por 300 hombres al mando del Capitan José Gonzalez. Otro camino que conducfa «1 po trero partla de Zaiy, y recorriendo la orilla del rfo penetraba en un punto més al Sud llamado «Z/ Laurel», donde el Mariscal habfa mandado levan- tar una bateria con 14 piezas de artillerfa, y sos- tenida por 600 hombres, 4 las érdenes del mayor Franco. Dicha trinchera cerraba la entrada al po trero por el lado de Zaiy. Resueltos los aliados 4 Ilevar 4 cabo, sin pér- dida de tiempo, la realizacién de su plan, y habien- do descubierto en uno de sus reconocimientos la trincherita que defendfa al bosque por el lado del monte, dieron orden al General Mena Barreto, el 28 de Octubre de 1867, de atacarla 4 la cabeza de 5000 hombres de las tres armas. En efecto, 4 las 8 de la mafiana atacaron aquella pequefia trinchera que estaba situadaen la extremidad de la abertura del monte, El enemigo tenfa forzosa- mente que recorrer toda su extensién antes de llegar al pie de aquélla, recibiendo durante esa 38 MEMORIAS DEL CORONEL marcha el fuego terrible de enfilada de la baterfa. Los defensores de ésta la sostuvieron con herofs- mo, conteniendo por largo tiempo al enemigo; y tal fué la mortandad y la confusién que produ- jeron entre los atacantes, que el Capitan Gonzdlez pudo salvarsecon su gente, habiendo tenido una baja de 143 hombres entre muertos y heridos. Se- gan el parte oficial de Caxfas, los brasileros tuvie- ron una pérdida de 370 hombres. Tomada Ia mencionada trinchera, Mena Barreto, el 29, avanz6 sobre Zaty, y al llegar sobre la barranca del rio, mandé hacer fuego con su artille- ria sobre los vapores nuestros que navegaban aguas abajo; pero éstos le retribuyeron el saludo, bom- bardedndolo y obligandolo 4 retirarse. La noticia de la presencia del enemigo en Zazy produjo pésima impresién en el dnimo del Maris- cal, como que con la ocupacién de ese punto se completaba el sitio de Humattd y de todo el cua- drilatero de Paso-Puci, y una baterfa colocada alli bastaba para cortar nuestra comunicacién fluvial. EI caso era urgente y no habla tiempo que perder, aun cuando la oportunidad para una me- dida de defensa seria, ya habfa pasado. El Marisc:.l ordenéd en consecuencia al Ingeniero Thompson, para que, embarcdndose en el puerto de Humaitd, se trasladase 4 Zazy, y una vez JUAN CRISO8TOMO CENTURION 39 allf, mandase abrir en una posicién conveniente - una trinchera que, poniendo 4 cubierto la ba- rranca, impidiese que el enemigo Ilegase 4 tomar posesién de ella. En cumplimiento de sus ins- trucciones, Thompson partié el 1° de Noviembre, embarcdndose con él en el mismo vapor el ba. tallén 9 de infanterfa, compuesto de unas 400 plazas, al mando del Capitan Rfos, y tres piezas. de artillerfa de campafia, -—— todo bajo el mando en gefe del Mayor Villamayor, ayudante del Mariscal, hombre activo y de un valor 4 toda prueba. Thompson trazé un reducto, cuya retaguardia se apoyaba en el rfo Paraguay, colocandose en posicién conveniente tres vapores de manera 4 flanquear con sus fuegos el frente dela bateria. El mismo dfa 1°, ya muy tarde, dieron principio A los trabajos de la trinchera, y al dfa siguiente, antes cle estar terminada, el General Mena Ba- rreto atacé 4 los paraguayos, que, en vista de la superioridad numérica, se retiraron al bajo de la barranca, desde donde hacfan tiros por eleva- cién, Llegadas allf las fuerzas enemigas, como no tenjan retirada, fueron facilmente vencidos y casi todos pasados 4 cuchillo por los _brasileros. El Mayor Villamayor fué muerto de una bala de cafién, y el Capitan Rfos herido, pudo es. caparse con algunos cuantos, retirdndose al Laured, 40 MEBMORIAS DEL CORONEL Los vapores no dejaron de causar dafios al enemigo; pero este aproximé su artillerfa sobre la barranca y abrié un nutrido fuego sobre ellos, mientras que la infanterfa con sus rifles mataba casi 4 todos los tripulantes. Dos de ellos, — el Olympo y el 25 de Mayo — fueron echados 4 pique, y al tercero, el Ipora 6 Pirabebé, no re- cuerdo cual, consiguié escaparse, (1) Duefio de Taty, el enemigo, sin pérdida de tiempo establecié allf una fuerte baterfa con 14 piezas de excelente artillerfa, apoyada por una guarnicién de 6000 hombres. Y para impedir to- talmente el paso 4 los vapores paraguayos, ex tendié una cadena 4 través del rfo Paraguay. El Mariscal con la idea de forzar el paso, mand6é blindar el Vgurey con rieles del ferro carril; pero result6 inservible esta armadura por su €éxcesivo peso, por cuya razén se mand6é sacar otra vez el blindage. Algunos dfas después de la toma de Tazy, un mayor brasilero y tres oficiales, desprendiéndose de sus cuerpos, se adelantaron siguiendo el ca- mino que conducfa al Lawved que se encuentra mas al Sud de aquella posicién, y habiendo sido encontrados por una descubierta del Mayor Franco, fueron muertos. |1] Véase 4 Thosmpon, Cap. XVIT, p. 256. JUAN CRISOSTOMO CENTURION wn Con la toma de Zaty se completaba, repito, el sitio de nuestras posiciones por tierra ; debiendo advertirse que el Mariscal guardé el mds profundo secreto sobre todas las operaciones Ilevadas 4 cabo con mira de contener al enemigo en su avance, y las pocas personas del Cuartel General que las sabfan, hablaban de ellas en voz baja con encargo de la mds absoluta reserva cual requerfa la zm- portancia del caso! Ast, las columnas del «Cadzchté» que vela la luz en Paso-Puct, no registran nada respecto de aque- llas_emergencias, La pequefia fuerza que al mando del Mayor Villamayor fué enviada 4 defender la posicién de Tazy, iba 4 un sacrificio seguro y estéril. No era ‘suficiente, ni mucho menos, por su numero ni armamento, para contener el movimiento agre- sivo de grandes masas de fuerzas enemigas que levaban el decidido propésito de establecerse en aquel punto, ;No hubiera sido preferible y mucho més cuerdo, abandonarlo al enemigo que sacrifi- car estérilmente las vidas de tantos valientes? Aquella operacién, desprovista como era de todo criterio militar, no merecfa otro concepto que un acto de desesperacién. Francamente, un general que no sabe prevenir oportunamente los golpes audaces del enemigo y preparar Ia victoria, da una triste idea de s{ como tdctico, y se hace poco 42 MEMORIAS DEL CORONEL digno de dirigir 4 hombres tan decididos y va- lientes como los que componfan los ejércitos na- cionales. Alestado 4 que ha Ilegado la guerra, la prudencia y la necesidad misma de la defensa aconsejaban economizar hombres, por la sencilla raz6n de que la pérdida de uno, era una pérdida real para nosotros, y por consecuencia significaba mas que dos hombres para los aliados, Desgra- ciadamente, el Mariscal hacfa sus combinaciones sin nunca parar mientes en tan importante detalle, Ahora vamos 4 ver cémo trata él de conjurar la situacion, azds erftica en qce habfan colocado 4 nuestro ejército las ultimas operaciones reali- zadas con felicidad por los aliados, conquistando la margen del Paraguay como nueva base de sus futuras operaciones para resolver la cafda de’ Humaité. EI Mariscal habfa dado orden al ingeniero Thom- pson para levantar un mapa de las fortificaciones de Tuyuti, que llevé 4 cabo valiéndose de las observaciones practicadas desde nuestros mangru- Ilos y de los datos que le proporcionaban los pasados y prisioneros. Dicha orden fué dada, por supuesto, sin hacer la menor revelacién 6 cosa que se parezca, respecto al proyecto que concebia; pero 4 pesar de esto, indicaba que tenfa el pro- pésito 6 la idea de atacar 4 7uyuti, y sin duda, debido 4 esta circunstancias, aparentaba una ac- . JUAN CRISOSTOMO CENTURION 43 titud pasiva é indiferente en presencia del movi- miento de circunvalacién que habfan iniciado los aliados, El 2 de Noviembre reunié 4 todos los jefes su- periores que debfan de encargarse de llevar la expedicién, y con vista del mapa de Thompson les dié las érdenes que debfan ejecutar, las cuales consistfan en que todos debfan estar listos en la no- che de ese dfa, y colocados los cuerpos de infanterfa y caballeria tan préximos como fuese posible, de las lineas enemigas, de manera que al romper el dia, se lanzasen los infantes sobre el campo argentino, la caballerfa sobre lus reductos brasileros de la derecha, y que llevandose todo por delante, to. maran el camino de Piris, remitiendo 4 nuestro campamento la artillerfa, asf que fuese tomada, y retirarse en seguida. Thompson dice en su obra (pag. 261), que, después de comunicar estas ins- trucciones, les habfa dado la orden de que, una vez posesionados del campamento, permitieran 4 los soldadosrecorrerlo 4 finde que recogieranlo que pudiesen. Y agrega: «Cuando un Jeneral llega » 4 dar una orden semejante, merece sufrir todas las » derrotas posibles»>, De las averiguaciones que he hecho con los so- brevivientes del asalto del 3 de Noviembre, no re sulta confirmada esta aseveracién del citado autor, Los unicos responsables han sido los Jefes de cuer- MM MEMORIAS DEL CORONEL po que toleraron que sus trpas se entregasen al saqueo, y cuando ellos quisieron volver sobre sus pasos 6 reparar sus faltas, ya no fué posible, porque la desorganizaci6n habfa Ilegado 4 su colmo. Lo propio no sucediécon la caballeria que se mantuvo compacta sin quebrantar la disciplina, y su gefe no recuerda que semejante orden haya sido dada por el Mariscal. De las instrucciones precedentes, se colige que la expedici6én en proyecto no tenfa por objeto que- dar en posesién de Tuyuti, toda vez que el Mariscal carecfa de fuerza suficiente para guarnecerlo. De modo que parece que todo lo que se proponfa era arrebatar algunas cuantas piezasde artillerfa, sobre todo las de alcance que le hacfan falta para hostilizar Ala escuadra de madera y 4 las posiciones de 7u- yucué y obligar 4 los aliados 4 reconcentrarse sobre aquel punto que era su base de operaciones. A las cuatro y media de la mafiana del 3 entra- ron en operacién 4 brigadas de infanterfa de 4 batallones cada una, y dos de caballerfa de 2 re- gimientos, A la misma hora el Coronel Francisco Roa, gefe de nuestra derecha del Sance, mandé adelantar sus batallones 4 las érdenes de los Sar- gentos Mayores Rodas y Gamarra hasta Punta Na- 76 para llamar laatenci6n del enemigo con un re- cio tiroteo de fusilerfa. La 1° Brigada de Infanteria iba al mando del JUAN CRISOSTOMO CENTURION & Comandante Manuel Ant, Giménez (ca/a d) llevan- do por 2° al Mayor Sebastian Bullo; la 2° al mando del Comandante Eugenio Lescano, cuyo 2° era el mayor Martin Villalba; la 3* al mando del co- mandante Luis Gonzdlez que Ilevaba por 2°al ma- yor José Duarte, y la 4* al mando del mayor Juan Fernandez, cuyo 2° era el de igual clase Bernardo Olmedo. De las brigadas de caballerfa, la 1° iba al mando del Comandante Bernardino Caballero que levaba por 2° al Mayor Manuel Montiel, y la 2* al mando del mayor Valois Rivarola, siendo su 2° el de igual clase Benito Rolén. El Jeneral Barrios mandaba en jefe la expe- dicién, cuyo segundo era el mismo Comandante de la 3‘ brigada, Luis Gonzdlez. EI Jeneral Barrios 4 la cabeza de la infanterfa marché por el camino de Yatatty-Cord, formando la vanguardia la 1* brigada al mando de Giménez. El Comandante Caballero debfa conducir la caballerfa mds 4 la derecha del enemigo por el paso Sati, Para evitar los repetidos golpes atrevidos de sorpresa de los paraguayos, los aliados habfan tomado la precaucional medida de tener sus guardias avanzadas muy préximas 4 sus Ifneas. Esta circunstancia favorecié el plan del Mariscal, porque las fuerzas paraguayas consiguieron colo- 46 MEMORIAS DEL CORONEL carse cerca de ellas durante la noche, sin ser sentidas, y aun dado el caso de que hubiesen sido descubiertas, la distancia era tan corta, que habria estado sobre las trincheras, antes que la guarnicién hubiera podido defenderlas. Las fuerzas que componfan la expedicién as- cendfan 4 9000 hombres, A la hora ya indicada, recibieron orden de avanzar, que lo hicieron silenciosamente 4 paso redoblado, encontrando al enemigo dormido, Una de las guardias les hizo fuego al pasar; perono le contestaron para evitar toda alarma. Penetra- ron por el Paso-Chena, donde fueron saludados con dos tiros de cafién y fuego de fusilerfa ; res- tableciéndose luego el silencio, sin que se notase ningtin otro asomo de defensa. La infanterfa con su acostumbrada intrepidez, al grito entusiasta de «; Viva la Patria!» — levé todo por delante 4 la bayoneta, sembrando de cadaveres el terreno que recorrfa y pegando fuego 4 cuanto encon- traba en su paso; por manera que momentos, después, se vié arder todo el campamento como una inmensa hoguera, avivada 4 cada instante por la explosién de los polvorines en diferentes puntos, Columnas de humo negro, mezclado de rayos de Ilamas 4 guisa de reldmpagos, se ele- vaban hasta juntarse en las alturas con las nubes del espacio. Aquello era un expectdculo de ho- JUAN CRISOSTOMO CENTURION a7 rrible sublimidad, que desafiaba 4 toda descripcién. La imaginacién nos transportaba en la antigiie- dad 4 recordar los grandes incendios de que nos habla la historia, que puedan correr comparaci6n con el que tenfamos 4 la vista, y tal vez de to- dos ellos el de la Pentdpolis judaica sea el que guarde mis semejanza por su magnitud y por su significacién moral en cuanto 4 Ja violacién del sagrado suelo de la patria. La segunda Ifnea de trincheras fué llevada con igual facilidad por nuestras brigadas, arreando por delante 4 la bayoneta en el mds‘completo desbande 4 los que han estado guarneciendo, yendo 4 refugiarse en la ciudadela del marqués de Caxfas. El mayor Bullo clavé la bandera pa- raguaya sobre la trinchera de este y luego, ha- ciendo alarde de valor, se paseé sobre el para- peto; pero los que la guarnectan, le hicieron pagar cara su temeridad, volteandolo muerto de una bala de rifle. + Unos batallones brasileros que estaban de fac- cién, sobrecogidos por tan impetuosa é inespe- rada tempestad de sangre y fuego, se desbanda- ron tomando la direcci6n de Yiager%, huyendo tras de ellos los vivanderos, bolicheros y comerciantes ambulantes del campamento, haciendo subir el precio del pasaje al otro lado del Parana 4 cien Jibras_esterlinas ! 8 MEMORIAS DEL CORONEL Después de la toma de la segunda linea, los nuestros Ilegaron al Comercio, donde habfa de- pésitos y tiendas de ropas y comestibles, y be- bidas de todas clases. All, tolerados por sus jefes 6 comandantes de cuerpo, se esparcieron desorde nadamente 4 achurarse! (1) Porto-Alegre se condujo bizarramente, y ha- ciendo actos de verdadero valor, habfa conse- guido reunir en la ciudadela su gente para de- fenderla. Cuando los nuestros se abandonaron al saqueo del mcrcado 6 comercio, incendiando lo que no podian recoger, mandé hacer sobre ellos desde aquélla un nutrido fuego, causdndoles ura verdadera mortandad. Algunos fueron muertos en los barriles comiendo azucar! Esto es vergon- zoso! pero, ;quién era el culpable de ello? Con- teste el lector por nosotros, Los heridos que po dfan andar cargaron con todo el botin que pu. dierén, y se retiraron 4 nuestro campamento lo mds pronto que les fué posible. . Una fuerza de caballerfa brasilera que se ha- Ilaba acampada en la proximidad del Estero Bellaco del Sud, que habfa permanecido sin mo- verse mientras nuestra tropa arreaba en confuso tropel al enemigo, cuando vid 4 los nuestros en el mds completo abandono, los cargé acuchillan- @) A proveerse de todo género de botfa, JUAN CRISOSTOMO CENTURION 49 dolos impunemente, Los Argentinos y Brasileros encerrados en la ciudadela, en vista de esto, re- solvieron salir 4 secundarlos, bayoneteando 4 los que atin quedaban esparcidos aqui y all4 en el campamento. Los que anduvieron més ligeros, por supuesto, consiguieron escaparse con sus churas. E] general Barrios que estuvo . presenciando el heréico comportamiento de nuestras tropas desde Yataity-Cord, rodeado de mas de mil hombres, no creyé deber enviar alguna fuerza para protejer 4 nuestra desbandada tropa. Una fuerza de refuerzo que hubiese enviado oportunamente, como era de su deber,es decir, inmediatamente después de la toma de la segunda Ifnea, hubiera servido para ‘mantener en triunfo nuestra bandera que flameaba sobre la trinchera enemiga, y para efectuar orde- nadamente la retirada una vez terminada la ope- racién. La conducta delJeneral Barrios {fué muy criti- ‘cada en voz baja por los demds jefes de la expe- dicién; primero por la omisién indisculpable de no haber mandado un refuerzo, y segundo, por haberse quedado 4 una grande distancia, sin acom- pafiar 4 las briosas fuerzas de su mando, tan si- quiera hasta las primeras trincheras del campo enemigo. Hay dos clases de valor, el uno que da la naturaleza, que 4 veces es temerario y expone el MEMORIAS DEL CORt todo por el todo; y el otro artificial, que impone el honor, que casi siempre obra con mas ventaja, porque es mds reflexivo, El primero es el ver- dadero valor! el segundo, es lo que se llama valentia. El valeroso tiene valor, el valiente va- lentfa. El Jeneral Barrios carecia del primero y encuanto al-segundo, loshechos no acreditan haberlo tenido tampoco en escala muy superior. EI Jeneral Resquin, en sus Memorias, le hace el mismo reproche por la indiferencia culpable que observé Barrios esa ocasién ; bien que aquel es un juez algo sospechoso, porque tampoco los hechos acreditan que él haya posefdo valor ni valentia. La caballerfa, 4 la vez de la infanterfa, pero cor mejor éxito, habfa empezado su movimiento de asal- to por la izquierda, Llegé 4 los fosos de los reductos de extramuros casi sin ser sentida. Alli saltaron de sus caballos 4 tierra y sable en mano treparon 4 las trincheras, obligando 4 salir en camisa de sus cuarteles 4 la guarnicién. El jefe del reducto que asalté la brigada del comandante Caballero, vién- dose en situaci6n tan apurada, y sin tiempo para ‘disponerse 4 una defensa, levanté una bandera blanca en sefial de rendicién, Caballero, no satis- fecho con esta sefial, intimé al enemigo que dejase las armas, y como viera que vacilaba en obedecer, ordené que continuaran a pasarlos 4 cuchillo, Los JUAN CRISOSTOMO CENTURION Bt que quedaron, arrojaron sus armas, con lo que Ca- ballero mandé6 cesar la matanza, cayendo de esta manera en su poder 250 hombres, todos brasileros, 10 oficiales, 2 jefes, el sargento mayor brasilero” Cunhas Matto y el argentino mayor Aranda, y seis mujeres, que fueron todos conducidos 4 Paso-puct custodiados por un piquete de caballerfa, Los sargentos mayores Rivarola y Montiel, to- - maron por asalto otros dos reductos, matando 4 todos los que log guarnecian. Tan pronto como tuvieron noticias en Tuyucué de lo que pasaba en Tuyuté, mandaron refuerzos con la prontitud que el caso requerfa, El Jeneral Hornos, 4 la cabeza de tres regimientos y la le- gién paraguaya, y el Jeneral Victorino con su pro- pia divisién y otras mds, de la caballerfa brasilera, egaron 4 Tuywuéé al galope, y atacaron con inusi- tados brfos 4 nuestra caballerfa, momentos después que esta habfa terminado la toma de los reduc- tos, (1) Nuestra caballerfa, 4 pesar de sus malos montados, no desmintié esta vez la fama de que 4 justo titulo gozaba, peleando valerosamente, y lle- vando algunas cargas vigorosas 4 los adversarios, que fueron afrontadas con igual energfa y valor, El ‘combate brazo 4 brazo duré por mds de una “hora: en seguida hizo retirada nuestra caballerfa, (Q) Véase & Thompson, obra citada. p. 263. 52 MEMORIAS DEL CORONEL quedando todo terminado 4 las nueve de la ma- fiana. El Jeneral Hornos, en premio de su conducta que merecié de sus superiores los mayores elogios, fué promovido 4 brigadier. La caballerfa brasilera se batié al lado de la argentina en esa ocasién, Ilevando 4 la nuestra varias cargas sucesivas, que fueron rechazadas con valentfa. Los trofeos tomados fueron los siguientes: tres banderas, dos brasileras y una argentina de seda bordada en realce, 14 piezas de todos calibres, entre ellas un cafién Krupp de acero, de 4 12, de retrocarga, el cual fué tomado cargado; sin duda el! enemigo no tuvo tiempo de descargarlo, y un Whitworth de'4 32 (jiu). Ademds una gran cantidad de objetos, tales como parasoles, polle- ras, mirifiaques, camisas de Crimea, telescopios, relojes de oro y plata, libras esterlinas y pesos fuertes. También fueron tomados y Ilevados unos carros cargados de ropa con muchas mulas y caba- Ilos que iban para 7uyucué. La correspondencia de Buenos Aires que acababa de llegar, cayé igual mente en poder de los nuestros que fué presen. tada al Mariscal, que encontré entre las cartas una dirigida 4 Mitre, por su esposa. Después de reco- rrerla con la vista, exclamé; « {Pobre Mitre! Estoy’ leyendo una carta de queja de su esposa! » También se le trajo una caja grande de lata que acababa de JUAN GRISOSTOMO CENTURION 53. legar para el Jeneral Emilio Mitre, la que contenia té, café molido, queso y un par de botas. Las piezas, asf que eran tomadas, fueron inme diatamente enviadas 4 Paso-fuch; pero la de Whitworth, como era muy pesada, se atollé en el barro del estero, hundiendo las ruedas hasta las mazas, y no pudiendo de pronto sacarla los sol- dados por falta de elementos de movilidad, la de- jaron alli 4 tiro de rifle de las lineas enemigas. El Mariscal manifest6 mucho sentimiento por el abandono de esta pieza, que era indudablemente la més importante de todas las que fueron toma- das, por su gran alcance, Entonces el Jeneral Bru- gués, que se encontraba presente, le rogé que le diera permiso para ir 4 buscarla. El Mariscal con- sintié en ello, ordenandole que para el efecto pi- diese al Jeneral Barrios dos batallones, y que de ida mandara fusilar 4 dos paraguayos que habfan sido tomados prisioneros, Brugués, después de reu- nir, aunque con alguna dificultad, los dos batallones, partié, Ilevando 12 yuntas de bueyes y una gran cantidad de sogas 6 cuerdas, y en cumplimiento de la orden que tenfa mandé fusilar por la espalda 4 los mencionados prisioncros, Cuando Ilegé, encontré que los brasileros trata- ban de rescatar la pieza, procurando Ilevarla 4 su campamento con hombres y muchas yuntas de bueyes, Asf que se acercaron 4 ella los paraguayos, BA MEMORIAS DEL CORONEL aquellos se retiraron precipitadamente, y de las trincheras que estaban 4 un’ paso de allf, hicieron un nutrido fuego de cafién y fusilerfa sobre la gente de Brugués. Pero éstos preocupados del importan- te objeto de su misién, no se importaron mayor- mente de las balas enemigas, y con toda calma amarraron bien el cafion y tirando con los bueyes suyos y con parte dela misma boyada que aban- doné el enemigo 4 su retirada, la trajeron 4 nuestro campamento donde llegé ya de noche. Las baterfas enemigas no cesaron de hacer fuego sobre los conductores de la pieza hasta que desaparecie ron de la vista lejos en la oscuridad. En tan arries- gada empresa, por supuésto, se perdieron algunos hombres, entre ellos el mayor Mendoza de la arti- Merfa, Cuando en Zuyueué se apercibieron de lo que pasaba en Tuyuti, desprendieron 5 batallones para amenazar 4 nuestra posicién del Zsfznzllo; pero no se pusieron 4 tiro. Las pérdidas 6 bajas de los aliados en ese dia, en muertos, heridos .y prisioneros, fueron 1500' mas 6 menos, y las nuestras: 2250, es decir, mds de una cuarta parte de la totalidad de la fuerza expedicionaria, que, hay que confesarlo, que fué enorme! ‘i Sin embargo, el resultado del asalto fué feste- jado como una gran victoria! JUAN GRISOSTOMO CENTURION 55 El 3 de Noviembre cayeron, junto con los de- ids, tres valientes jefes, cuyos recuerdos gloriosos vivirdn siempre en el corazén de sus compatriotas: ellos.han sido el Comandante Eugenio Lescano y los mayores Sebastidn Bullo y Bernardo Olmedo, Verdaderos martires de la gran causa nacional que se sepultaron en’ su misma gloria, 4 quienes la Patria consagraraé una piblica gratitud que inmortaliza la memoria de los héroes, Fueron heridos los comandantes Gonzdlez y Giménez, y los mayores Rivarola, Duarte y Mon- tiel, pero lograron volver entre los suyos. El Mariscal, satisfecho del comportamiento de las fuerzas expedicionarias, les acordé una medalla que fuéacufiada en la Asuncién, dictando el si- guiente decreto: « El Ciudadano Francisco Solano Lépez,’ Ma- « riscal Presidente de la Republica y General en « Jefe de sus Ejércitos, etc., etc, « Queriendo dar un testimonio especial de satis- « faccién al arrojo y bravura de los cuerpos del Ejército que tomaron parte en el asalto glo- « rioso del campo fortificado de los aliados en Tuyuti, el dfa 3 del corriente, 4 la orden del Brigadier Ciudadano Vicente Barrios: a a s « DECRETA: « Articulo 1° Concédese una medalla de honor 56 MEMORIAS DEL CORONEL 4 todos los individuos que tomaron parte en ef asalto el dia 3. « Art, 2° La medalla acordada por el articulo anterior ser4 circular de 35 milimetros de did- metro y constar4 de un trofeo de armas en ef centro, circunvalado por la inscripci6n de: «Et Mariscal Lépez 4los bravos de Tuyuti>, y en el anverso la inscripcién de: 3 de Noviem- bre de 18672 orlada por una guirnalda. « Art. 3° La medalla se Ilevard al lado izquier- do del pecho, pendiente de una cinta de diez y ocho milfmetros de ancho, mitad verde y mitad azul, « Art. 4° La medalla de honor ser4 de cobre para la tropa, de plata para los oficiales, de oro para los jefes, y del mismo metal para el Ge- neral, con las inscripciones, trofeos y guirnaldas de piedra. « Art. 5° El Ministerio de Estado en el Depar- tamento de Guerra y Marina queda encargado dela ejecucién del presente Decreto, « Dado en el Cuartel General de Paso-puck é 15 de Noviembre de 1867. « (Firmado) Francisco S. Lérez. « Por mandato de S. E, «Luis Caminos, «Oficial 1* del Ministerio de Hacienda» JUAN CRISOSTOMO CENTURION 57 No solamente, como se ve, hubo manifestacién del sentimiento de amor 4 la justicia, premiando el valor y arrojo de los que tomaron parte en el 3 de Noviembre con medalla, sino también fueron pre- miados al gradoinmediato la mayor parte de los jefes que més se habfan distinguido, EI Jeneral Barrios ascendié 4 Jeneral de Di- visién, El Comandante Bernardino Caballero 4 Coronel. El Mayor Valois Rivarola 4 Teniente Coronel, y los Capitanes Martin Bareiro, Julian Roa, ‘Vicente Meza, Bernardo Céspedes y Candido Men- doza, 4 Sargentos mayores. Los prisioneros tomados en Zwyuéd fueron colo- cados bajo un gran-galpdén pajizo, 4 poca distan- cia del’ Cuartel General. El Capitan Matias Goi- burt estaba encargado de la vigilancia y cuidado de ellos, Los oficiales estuvieron juntos con los soldados, Io que no era propio bajo ningin con- cepto. Las raciones que se les pasaban eran en cantidad y calidad iguales 4 lasque se daban 4 nuestros soldados; pésimas, por supuesto, compa- radas con las 4 que estaban acostumbrados aque- Ilos en el campo aliado, donde habfa abundancia de todo, aan para satisfacer los mds delicados gustos. Uno de los oficiales se deserté, y tres dias des- pués fué capturado en un monte préximo 4 nues- tras neas, Sele formé causa, y su declaracién 58 ‘MEMORIAS DEL CORONEL comprometié 4 muchos de sus compafieros, re. velando una combinacién de un: plan de deser- cién en masa. El oficial desertor Hevaba 1a misién de dar 4 los aliados los datos necesarios para traer un ataque por donde fuese més facil, aunque no fuera siné simulado, que les ofreciese la oportunidad de realizar su proyecto. Todos fueron pasados por las armas, cuyo namero ascendfa 4 unos 40 y tan- tos; los restantes fueron enviados al otro lado del © Tebicuary, donde muchosde ellos habran perecido victimas de todo. género de miserias 4 que todo el mundo estaba sujeto como una consecuencia in- mediata y general de la guerra, que de dia en dia, iba siendo mas terrible, Los dos: sargentos mayores; Cunhas Mato y Aranda, fueron alojados en la-mayorfa, cuya dis- tincién les fué acordada por el Mariscal en atencién 4 la alta graduaci6n de que gozaban. No me cons ta que el Mariscal les haya exigido ninguna decla- racién de cuanto sabfan del Ejército Aliado, confor me asegura. Thompson en su obra, Es posible: que as{ haya sucedido, El Mayor Cunhas Matto volvié entre los suyos en Lomas Valentinas. A la terminacién de la guerra sus compatriotas le hicieron pasar momentos acer- bos para. un hombre de honor. Algunas pequefias atencionesque habfa merecido de la Sra. Lynch, facilitandole algunos bizcochos y ua poco de. cafia, SUAN CRISOSTOMO CENTURION 59 han servido de pié 4 algunas versiones calumniosas respecto 4 la lealtad de sus sentimientos hacia su patria. En consecuencia, fué sometido 4 un consejo de guerra, que le hizo justicia absolviéndolo de culpa y pena, La altivez y la soberbia en cualquier forma que se hubiesen manifestado, no hubie- ran’ servido tal vez sino para empeorar su si- tuacién, Cuando al final de la guerra caf pri- sionero, fuf interrogado por el coronel Paran- hos sobre la conducta de Cunhas Matto; le informé estrictamente arreglado 4 la verdad y 4 la justicia respecto 4 su honorabilidad que dejé muy satisfecho 4 aquel. Y me: es muy satisfactorio aprovechar -de nuevo esta ocasién para repetir que no me consta que en su dificil y desgraciada posicién haya jamds hecho nada contrario 4 su dignidad y lealtad como militar y patriota. En todo caso, conviene no olvidar que la ca- lumnia es un ménstruo de muchas cabezas que, cual hidra de Lerna, si se le corta una, al punto rena- cen en su lugar otras, Asf, conviene estar siempre prevenido, Los malos tratamientos 4 los prisioneros de gue- rra de que hace mencién elSr. Thompson, le han acarreado al Mariscal amargas quejas y terribles censuras de parté de los mismos aliados La no- ta que:el Mariscal dirijié al Jeneral Mitre de su cuartel general en -Humaztd con fecha 20 de No- cu MEMORIAS DEL CORONEL viembrede 1865, contiene este pdrrafo:—... . «In- vito 4 V.E.en nombre de Ja humanidad y del decoro de los mismos aliados, 4 abandonar ese cardcter de barbarie de la guerra, 4 poner 4 los prisioneros de guerra paraguayos enel goce de sus derechos de prisioneros, ya estén en armas, esclavizados en el Brasil, 6 reducidos 4 servi- dumbre en las Repiblicas Argentina y Oriental, 4 no proseguir en ningun acto de atrocidad, previ- niendo 4 V. E. que su falta de contestacién, la continuacién de los prisioneros en el servicio de las armas contra su patria diseminados en el Ejército Aliado, 6 en cuerpos especiales, la apa- ricién de la bandera paraguaya en las filas de su mando, 6 una nueva atrocidad con los prisio- neros, me han de dispensar de toda la conside- racién y miramiento que hasta aqu{ he sabido tener, y aunque conrepugnancia, los ciudada- nos argentinos, brasileros y orientales, ya sean prisioneros de guerra 6 no, en elterritorio de la Republica, 6 en los que sus armas llegasen 4 ocu- par, responderdn con sus personas, vidas y pro- piedades 4 la mds rigurosa represalia. » Apesar de esta prevencién, y con escdndalo de la ley de las naciones, los prisioneros de guerra pa raguayos cafdos en la Uruguayana, y que fueron obligados 4 tomar las armas contra su patria, continuaron en las filas del Ejército Aliado, cu- JUAN CRISOSTOMO CENTURION 61 ya circunstancia pareciera hasta cierto punto disculpar la conducta que haya observado el Mariscal con los prisioneros de guerra, Pero, 4 mi juicio, por encima de todo estaba el respeto 4 los sentimientos de humanidad, que esté obligado A tener todo hombre civilizado, y el que prescinda de ello, no puede escaparse de caer bajo la cuchi- Ila de la _censura y condenacién de las naciones cul. tas,—Toda medida que ultrapase la necesidad que nace de una contienda armada, contribuye 4 hacer més crueles los males de la lucha, y bajo este con- cepto los rigores innecesarios con los prisioneros de guerra, en cualquier forma y bajo cualquiera pre- testo que fuese, no pueden menos que merecer la execracién de nuestra civilizacién como contrarios 4 los principios de la moral cristiana. La pieza ded 32, cuando fué tomada, tenfa el ofdo en mal estado; pero fué arreglada en se- guida y habiendo sido llevada 4 Curupayty al dfa siguiente, fué colocada 4 la derecha de la ba- terfa, desde donde la escuadra de madera era visi- ble, aunque estaba fuera del alcance de nuestros cafiones. Esa misma tarde nuestros artilleros hicie- ron con ella algunos tiros que obligaron 4 los buques de madera 4 trasladar su fondeadero mucho mas abajo. La «Belmontes recibié una bala que le des. monté su Whitworth de 4 150, matando toda la 62 MEMORIAS DEL CORONEL guarnicién de la pieza. (1) Después de estos tiros de inauguracién en manos de sus nuevos amos, fué trasladada al Zspinil/o, desde donde hacia fuego diario sobre el campamento aliado, 4 veces, con bastante éxito. Con esta pieza se devolvian al enemigo los centenares de balas y bombas lanza. das con la misma, & otras de igual calibre, por los aliados 4 nuestro campamento. Por ese mismo tiempo fué también Ilevado al Espinillo el Feneral Diaz, después de habérsele reparado el defecto que tenfa su fundicién. Para terminar este capitulo, voy 4 permitirme entrar en algunas breves consideraciones. ¢CuAl es el criterio 4 que debe sujetarse el ataque de Tuyuti, dada la situacién especial de nuestro ejército después de las tiltimas operaciones de los aliados? No es por cierto tarea facil una respuesta satis- factoria 4 esta pregunta, Sin embargo, hemos visto, que el Mariscal no tenfa el propésito de quedarse en Zuyutt; de modo que toda la operacién se reducfa 4 dar un golpe 4 sangre y fuego, y en se- guida, tocsr retirada, trayendo como trofeos las armas que haya podido tomar. Creyé, ademés, que este golpe producirfa el resultado de obligar 4 los aliados 4 reconcentrarse sobre su base de operacio- (a) Thompson. JUAN CRISOSTOMO CENTURION 63 nes, abandonando Ios puestos que ocupaban en esos momentos, . La pronta retirada de las fuerzas expediciona- rias, ain cuando su pérdida hubiese sido menor que la de los aliados, estos, en todo caso, la hu- bieran calificado como una derrota, porque la con. siderarfan como efecto de un rechazo. No es, pues, la pérdida sola la que debe constituir el fracaso de la operacién, siné algo més, es decir, la no realiza. cién de la mira que ha tenido en vista el Mariscal para haberse decidido 4 llevar 4 cabo el asalto. La consecucién de esa mira 4 objeto, por grande que hubiese sido la pérdida, hubiera sido siempre un triunfo, porque se hubiera logrado Ia ventaja de- seada sobre el enemigo. Ahora bien, ;con qué probabilidades contaba el Mariscal de que el enemigo se replegara sobre su base al efectuarse cl asaltode 7uyuti, de modo que quede justificada su resolucién para emprender una operacié6n tan arriesgada? Con ninguna absolutamente, Era una quimera pensar que el enemigo aban- done el terreno ganado 4 costa de tantos sacri- ficios hasta aproximarse 41a margen del rfo Para guay, el cual ha Ilegado 4 constituir para él una nueva base de sus operaciones. Las fuerzas aliadas en Tuyucué y demds puntos inmediatos, ascendfan A MBMORIAS DEL CORONEL préximamente, 4 36,00c hombres, (1) de manera que sin necesidad de abandonar las posiciones ocupadas, podfan atender la defensa de Tuyuti, enviando all4 una considerable fuerza de refuerzo, cuando las circunstancias asf lo exigiesen. Adin en la hipétesis de que los paraguayos se hubiesen posesionado de Tuyzéz, los aliados no perdfan con eso grancosa, desde que tenfan abierta una nueva y mas facil comunicacién por el rfo Paraguay y parte del Chaco. Hasta ese momento la escuadra atin no habfa forzado el paso de Humaitd, pero esa operacién estaba ya resuelta; solo faltaba fijar eldfa de acuerdo con el Almirante Ignacio. Las provisiones de pertrechos de todo género y de vi- veres 4 lomos de mulas por la via de Tuyut, hubiera hecho, como hicieron después, por el rio con mas facilidad. Resulta, pues, que el asaltode Zuyuté era uno de tantos actos descabellados del Mariscal, que no obedecfa 4 ninguna concepcién militar que pu- diera influir ventajosamente 4 mejorar la situacién de nuestro ejército. Por el contrario, fué mds bien una segundaedicién del 24 de Mayo, por la in- mensa pérdida que hemos tenido, con gravisimo perjuicio de la defensa nacional. (2 Ta fueren que parto de Tuyutl pare, Tupwend sscendla & 38,000, y el cdleulo que wee ‘es suponiendo una baja de 2000 homt CAPITULO III . El comandante Néfier es enviado al Tebicuary 4 guamecer el paso + principal de este rio y hacer pasaje de ganado al Chaco,—Los habitontes del Norte.del Arroyo Hondo se trasladan al Norte del Tebicuary—Expediciones enemigas al Departamento del Pilar — ‘Ataque y toma de esta villa por fuerzas brasileras—Heroica de- fensa de la thisma—Simon Antonio Villamayor y D.1. Aya'a—Con- centracién de nuestras fuerzas en Paso- pucti—Fundacion del cam- pamentoy baterla de Timéé—Mrs. Cochelet y Cuverville cénsu- les, de Francia—Mr. Chaperon, cSnéul de Italia—Mi nueva caida —Pas0-pot—Obsequio del pueblo al Mariscal—Muerte del doctor D. Marcos Paz, Vicepresidente de la Reptblica Argentina—Mitre deja el mando del eyército aliado y se ausenta para Buenos Aires —Asesinato del General Flores en Montevideo — Fundacion del reducto de Cierva. “Cuando los aliados iniciaron su movimiento para Tuyucué, el Comandante José Marfa Nifiez fué enviado al T2dccwary 4 la cabeza del bata- lén de reclutas N° 45 y dos escuadrones de ca- ballerfa, con las instrucciones siguientes:—Levan- tar una trinchera en el paso principal del Zed: suary guarneciéndola con 6 piezas de artillerfa ; 66 MEMORIAS DEL CORONEL establecer guardias en los demas pasos del mis- mo rio, y remitir el ganado, las provisiones de boca y la correspondencia al ejército por la nue- va via del Chaco; operaci6n que se practicaba pasando el rfo Paraguay 4 millas mds arriba del Tebicuary en un punto denominado Monte Lindo. (1) El comandante Niéfiez desempefiaba satisfac toriamente su comisién, 4 pesar de las dificultades con que tenfa que luchar. Los trabajos eran in- cesantes, de diay de noche, de modo que los pobres soldados tenfan poco descanso. Sin em- bargo, los hacian con buen humor, cantando y riendo, sin que el sol, la intemperie, las Iluvias, la desnudez y mala alimentacién, fuesen suficientes 4 quebrantar su constancia 6 4 alterar su pro- verbial paciencia. Con estas cualidades que posee en alto grado el paraguayo, se vencfan las ma- yores dificultades y se ejecutaban los mds arduos y pesados trabajos, ayudados de escasos y primiti- vos elementos, El lector recordard que cuando el ejército aliado se aproximé al Parand, el Mariscal habfa orde- nado 4los habitantes de la costa que se retira- ran 4 Misiones y al otro lado del arroyo Hondo. Cuando la marcha de los aliados 4 Tuyucué, les (2) El pasaje de ganado’se hacia en grandes balsas remolcadas por un vapor. JUAN CRISOSTOMO CENTURION 67 ordené nuevamente 4 los del arroyo Hondo que se retiraran al Norte del Zedscuary. Aquellas po- bres gentes se vieron, pues, otra vez obligadas 4 resignarse 4 sufrir nuevas penurias, abando- nando sus hogares con sus muebles, Ilevando solo aquello que podfan cargar en la cabeza. Muchos murieron de hambre, enfermedades y mil otras miserias, De esa manera quedé desierto el territorio en- tre la ocupacién de los aliados y el Zedscuary, Todo el ganado que habia fué también arreado, dejandose Gnicamente algunas.tropas para el con- sumo del ejército. Los aliados despacharon varias expediciones con el objeto de explorar y reconocer todo ese terri- torio y Ilevarse el ganado que hubiese; las cuales tuvieron algunos encuentros con las partidas pa- raguayas que, diseminadas, también recorrfan esos puntos. El 20 de Septiembre de 1867, una de aquellas 4 las érdenes, del Baron de Triunfo atacé 4 la Villa de Pilar, defendida por una pequefia fuerza de 260 hombres al mando de los ciudadanos Si- mén Antonio Villamayor é Isidro Ayala, compuesta en su mayor parte de amputados, enfermos y heridos convalecientes recién salidos del hos- pital. Dicha fuerza guarnecta el Paso-villa 4 la dere- 68 MEMORIAS DEL CORONEL cha del Neemébugit. La del enemigo bastante nu- merosa, compuesta de caballerfa y de infanterfa, montada, guiada por los paraguayos Higinio Céspedes, Amarilla y Bordon al servicio de los brasileros, cruz6 el mismo rfo mds arriba en el Paso Yegros, cayendo sobre la nuestra por la reta- guardia. A pesar de la desigualdad del numero y armamento, se trabé un refiido combate. La resis- tencia fué tenaz. Villamayor hizo prodigios de valor y cuando le intimaron rendicién, después de haber muerto casi toda su gente, contesté con energia : «Mientras.conserve en’ la mano esta es- pada (blandiéndola) que me ha confiado la Nacién para defenderla, no me he de rendir!...» Al pro- nunciar Ia tltima palabra cayé sin vida, victima de una descarga de fusilerfa enemiga. Un artillero, muertos todos sus compafieros, se puso caballero sobre el cafién con el escobill6n en la mano, de- fendiéndolo 4 golpes de los que se le acercaban, hasta caer muerto también de una descarga de fusilerfa, , | Ejemplos inmortales de firmeza, valor, lealtad y patriotismo! Delos 260 hombres, sélo guedaron vtvos 40, que se retiraron 4 la playa del rfo Paraguay. Elenemigo se apoderé dela Villa Alas 12 del dfa. Unos cuantos subieron 4 la torre de la iglesia Acelebrar el triunfo con repique de campanas, y JUAN CRISOSTOMO CENTURION 69 los demas, en medio de una algazara general, se desparramaron en el pueblo, saqueando las casas que estaban abandonadas por las familias, Algu- nos soldados brasileros penetraron, forzando la puerta, en casa de Don Isidro Ayala; encontra- ron en una de las piezas pelotas Ilenas de miel, que las punzaron con las bayonetas, llevando la que pudieron y dejando el resto correr libremente. Salieron de allf completamente embarrados de miel los pies y las manos, haciendo muecas y caminando como payasos de circo. En esos momentos llegé de Humaztd el Pira- 6é6é, trayendo 4 bordo una compafifa de infantes al mando del teniente Felipe Osorio y el Alférez Pedroso, desembarcdndose cuatro cuadras més abajo del puerto. En seguida penetré en la pobla- cién, haciendo desalojar 4 los brasileros de las casas que continuaban saqueando, retirandose és- tos 4 incorporarse con sus demas compafieros que tenfan aparentemente como punto de reunién dos cuadras mas alld de la Iglesia. El Piradedé tomé posicién frente 4 la Capitanfa, hacia la desembocadura del Neeméuct, y haciendo espiar desde el palo mayor el sitio donde habfa mayor grupo de enemigos, lanz6 unas cuantas bombas, de las cuales una cayé y estallé en medio mismo de los que se hallaban reunidos més all4 70 MEMORIAS DEL CORONEL de la iglesia, y otra sobre ésta, rompiendo una de las vigas frente al altar mayor. Después de esos tiros que sin duda les habfan causado algunas bajas, los brasileros se retiraron, Ilevando sus muertos y heridos en chatas y canoas por el Neembuct. (1) La estatua de la Virgen patrona titular del pueblo, asf como las de otros santos, colocadas en los altares de la iglesia, desaparecieron, suponién- dose con fundamento que hayan formado parte del botin que se Ilevaron los expedicionarios. Las que habfa en casa de D. I. Ayala, se encontraron tiradas en el suelo embadurnadas de miell {Qué mucho que los paraguayos, calificados de salvajes, hayan incurrido en su campafia en actos de barbarie, si aquellos que les trafan la Crvshza. ctén! hacfan peores cosas, sin respetar ni los ob jetos del culto, despojando los altares de Dios en medio de horribles gritos y de libidinosas impre- caciones! {O tempora! ;O mores! Duefio el Jefe brasilero de la Villa, dividié su gente en varias partidas, que recorrieron toda la jurisdiccion de dicho Departamento con orden de (1) El Vizeonde de Ouro-Preto dice equivocadamente que la Villa del Vilar estaba defendida por una guarnicién, dos vapores. y una chata, sin decir una palabra de la conducta de las tropas brasileras después de la toma, A Marinka D'out'ora, phg. 327 JUAN CRISOSTOMO CENTURION es recoger cuanto ganado vacuno’ y caballar encon- trasen. Consiguieron reunir unas veinte y tantas mil eabezas, regresando con ellas al campamento de Tuyucué. . Por segunda vez se apoderaron los brasileros de la Villa del Pilar en el mes de Octubre. Las fuerzas enemigas iban al mando del Barén de Triunfo. El Mariscal envié at Mayor Quintana con una pequefia fuerza de infanterfa para proteger, si fuese posible, 4 la Villa. Aquéllas, que no tenfan propésito de permanecer en ella, la abandonaron | avanzando hasta el Paso del Tedicuary, donde cam. biaron algunos tiros con la fuerza de Nufiez y se retiraron, Otra de esas expediciones, 4 las érdenes del mayor Ascona, ilegé hasta San Juan, tomando algun ganado y unos cuantos prisioneros, Pero 4 su regreso, que lo verifico por el mismo camino, lo cual era una falta de previsién, fué ase. chado por el Capitan Miguel Rojas, que, lanzdndose 4 la cabeza de una pequefia fuerza de donde es. taba emboscado, lo puso en fuga, reconquistando el ganado y los prisioneros. Convencido el Mariscal de que el asalto del 3 de Noviembre no ha producido el resultado que se habfa propuesto respecto 4 la concentracién de los aliados sobre su antigua base de operaciones, de terminé estrechar las I{neas del cuadrildtero y re- 72 MEMORIAS DEL CORONEL forzar la fortificacién de Humaitd con mayor ni- mero de artillerfa, Con este propésito mandé6 activar los trabajos de la nueva trinchera que, apoydndose 4 la laguna Piris, segufa la prominencia de la loma de Paso- puch, terminando en la antigua trinchera del Zs- pinillo, Enel Angulo que formaba la unién de las dos Ifmeas, se construyé un reducto, y de trecho en trecho, en la direccién hacia Aumaifd, otros mds pequefios de forma triangular, sirviendo la misma trinchera para formar uno de sus costados. Estos reductos estaban calculados 4 cruzar sus fuegos so- bre el espacio 6 distancia que los separaba. La antigua trinchera que corrfa desde Sauce al Angulo, quedé bajo la vigilancia de las guardias, y toda la artillerfa que la guarnecfa en ntimero de 159 de diferentes calibres, fué retirada. Las piezas pe~ sadas de 4 68 fueron Ilevadas 4 Humaitd, y las otras de menor calibre fueron colocadas en la trin- chera de Paso-puch. El antiguo centroy la tzguterda estaban, ademds de las guardias, protegidos por un regimiento de caballerfa al mando del mayor Juan Fernandez, y el Sauce por una guarnicién de 100 hombres al mando del capitan Barrios, EI Jeneral Brugués era cl jefe que mandaba toda la nueva I{nea. Hemos visto (Cap. I de este tomo) que en e JUAN CRISOSTOMO CENTURION 73 Chaco paraje llamado 7iméé, el Mariscal habfa fun- dado un nuevo campamento. En efecto, en el mes de Diciembre, 1867, se dié principio 4a trinchera que cubrfa la barranca del rfo, la cual estaba guar- necida en los primeros dfascon 30 piezas de artille” rfa de campafia, 6 batallones de infanterfa y 3 regimientos de caballerfa, El jefe de esta nueva posicién era el coronel Caballero (Bernardino), que 4 la vez estaba encargado de la comunicacién por el Chaco, siendo su segundo el comandante José Ma- nuel Montiel, La artillerfa estaba 4 la direccién del capitan de marina, Domingo Antonio Ortiz. EI Hospital General que estaba sobre el camino que conducfa 4 Humaitd, fué trasportado 4 esta fortaleza, donde los pobres enfermos estaban ex- puestos 4 las balas y bombas que hacfa Ilover sobre ella de dfa y de noche !a escuadra brasilera, Una vez, una bomba cayé y reventé en una de las salas del Hospital, hiriendo en Ia pierna al cirujano in- giés, Mr. Fox, EI rfo que frente 4 Humaitd tiene més 6 menos unos 700 metros de ancho, (1) estaba atravesado por tres cadenas unidas paralelamente, de las que Ja mds gruesa y més pesada tenfa eslabones de: 71/, pulgadas, Dichas cadenas estaban sostenidas por (2) Thombson,—8oo metros, segyin el Vizconde de Ouro-Preto—(Celso), 74 MEMORIAS DEL CORONEL tres pontones 6 chatas y muchas canoas. Como eran visibles desde el punto donde estaba fondeada la es. cuadra enemiga, ésta, durante tres meses, no hizo otra cosa que dirigir sus tiros sobre los pontones y canoas, hasta echarlos todos 4 pique. Las ca- denas, encontrdndose asf sin sostén sobre la super ficie del agua, cayeron al fondo del rfo, enterrandose dos pies en el fango, y de consiguiente no ofrecfa mds obstdculo 4 la navegacion. Procuraron alzar- las por medio de boyas, pero sin resultado, Como en Ia torre de la Iglesia de Humaztd fla- meaba incesantemente la bandera nacional, la escuadra tomé especial empefio en voltearla, diri- giendo, sus tiros sobre aquélla casi exclusivamente durante seis meses (desde Agosto de 1867 4 Fe- brero de 1868); pero sélo consiguieron echar abajo parte del frontis y romper por la mitad dos de las vigas que sosten{an el techo. Cada vez que cafa la bandera, se la volvfa 4co- locar, y debido 4 esta circunstancia, los buques de la escuadra no variaban su punterfa, ensafidndose contra aquel monumento piblico con toda la tena- cidad de una profunda rabia. En el mes de Octubre de 1867 Mr, Cochelet, cénsul de Francia en la Asuncién, fué relevado por Mr. Paul Aimé de Cuverville. Aquél no gozaba de la simpatia del Mariscal. Ignoro cual haya sido Ja verdadera causa; pero sospecho que era debida 4 JUA™ CRISOSTOMO CENTURION hy ciertas opiniones desfavorables emitidas por Co- chelet respecto 4 la polftica del Gobierno en los primeros momentos del rompimiento con los pafses vecinos, Era muy afecto 4 la politica inglesa, y es- ta no nos fué nada favorable durante la guerra, E] representante britdnico en el Rio de la Plata no ocultaba su simpatfa por la causa de los aliados, Su sucesor, Cuverville, de una antigua familia francesa, desempefié su papel mds 4 satisfacci6n del Maris- cal. Después dela guerra nos encontramos fuera del pafs, y me dijo queel Mariscal lo habfa tratado muy bien; pero que ccmprend{a que como mandatario era trop ratde, Mr, Chaperon, nombrado Cénsul de Italia en la Asuncién, llegé 4 Curupayty 4 bordo de una cafio- nera 4 principios de Septiembre. Fuf comisionado para ir Arecibirlo y conducirlo 4 Pasopucé. Pero por una mala inteligencia de las instrucciones que dié al General Diaz y 4 mf, en lugar de dirigirme 4 Paso-pucé, tomé el camino que conducta 4 Humai- 44, Proximos ya 4 esta fortaleza, vf venir hacia nos- otros 4 todo galope 4 un ayudante del Mariscal. No bien Ilegé donde estibamos, y sin mds ceremonia me dijo en tono dspero de parte de éste, que jdén- de llevaba 4 aquel sefior? Y sin esperar contesta- cién, continué que de orden de S. E. lo condujera Asu Cuartel General. Entonces, disimulando en lo posible la mala im- 768 MEMORIAS DEL CORONEL presién que me produjo tan inesperado reproche, le manifesté en francés al Sr. Chaperon queel Maris- cal deseaba hablarle de paso en su Cuartel Gene- ral, y que asf {bamos 4 variar de rumbo siguiendo el camino que Ilevaba 4 Paso-puct, que no distaba mu- cho de allf. Me dijo que estaba bien, que con muchf- sime gusto. Chaperon probablemente no habrd dejado de no- tar, 4 pesar de mis esfuerzos para ocultarlo, que es- taba contrariado, A la verdad, me hallaba bajo la penosa impresién deun presentimiento de que mi equivocacion no quedar{a impune y que iba 4 sufrir suevamente la vergiienza de algun castigo bo- chornoso, . En efecto, al legar 4 Paso-puci, el Sr, Chaperon fué recibido y conducido ante el Mariscal por un ayudante, y otro que ya habfa estado prevenido, asf que me apeé del caballo me sacé la espada y me lle- v6 4 entregar «ila guardia en calidad de arrestado, de orden del Mariscal! [Qué habra pensado el Sr. Chaperon de mi re- pentina desaparicién! Después de algunas horas de conferencia con el Mariscal, Chaperon fué conducido 4 Humaitd, de donde fué enviado por el Chaco 4 la Asuncién (1). (1) Ya después de la Guerra M. Chaperon fué asesinado en Buencs Aires por unos paisanos suyos que habian jurado vengarse de él por cier- tos hechos poco honrosos que fe atribufan aquéllos. JUAN \STOMO CENTURION 7 Esa misma tarde fuf puesto en libertad, con se- rias amonestaciones para que en adelante tuviese més juicio y no volviese 4 incurrir en faltas que ya no serfan miradas con clemencia, sin que se haya querido tomar en cuenta para nada las explicacio- nes que procuraba dar 4 mi defensa, 4 fin de aée- nuar la gravedad de mi delito, ya que no era po- sible esperar ninguna excusa 6 perdén! Este incidente fué un nuevo motivo de posterga- cién en mi carrera. Pasé una porcién de tiempo sin que el Mariscal me volviese 4 llamar para darme ningun género de trabajo. Estos incidentes produjeron en mf una _profunda impresién, que engendré una lucha interna con mis propios sentimientos y convicciones. Lucha amar- gay cruel durante la cual desgarraban el coraz6n los mas tristes presentimientos y en la que refifa el sentimiento de la lealtad con el de la defeccién. Pre- fer{ ser victima del primero 4 Ilevar en la frente el estigma del segundo, atento 4 que el juramento y la obligaci6n que imponen las leyes patrias al ciu- dadano son compromisos sagrados € ineludibles, y 4 esta raz6n, dificil es concebir un caso en que pue- da justificarse la deserci6n al enemigo en una gue- rraeminentemente internacional. Pero resumamos Ia ilacién principal de nuestro relato, La situacién cada vez mds critica del Ejército, es- 78 MEMORIAS DEL CORONEL trechado por todos lados por el enemigo, en nada ha contribufdo para desalentar 4 las tropas 6 hacer desaparecer su buen humor. Los bombardeos, mo- vimientos y operaciones de los aliados, eran cons- tantemente el blanco de agudas criticas y chistes que mantenian entre ellas la risa y la_hilaridad. Convenfa que as{ fuese, pues de otra manera tal vez no hubiese sido soportable el estado de miseria en que se encontraba todo el mundo, A semejanza del combate de las chatas, el bom- bardeo con los cafiones de Whitworth de 4 32 (fix) llegé a ser una especie de espectdculo teatral que ofrecfa un agradable entretenimiento que, tan siquie. ra por algunos momentos, nos hacfa olvidar las incu- rables exigencias de nuestro famélico est6mago. Como siempre, la iniciativa de esos bombardeos tenfa lugar en nuestro campamento. Entonces los aliados Ilevaron de Tuyuti 4 Tuyucué tres de esos cafiones, y con ellos menudeaban sus tiros sobre el cuartel general, asf como sobre nuestra pieza de 4 32, por ver si la desmontaban. Sobre el murallén de quehicimos mencién al final del Capitulo I, que amparaba la casa del Mariscal, estaba siempre de servicio un oficial con un telescopio en la mano, 6 colocado sobre una tr{pode, para obser- var el campamento enemigo y avisar al Mariscal de cuanto pasaba en él, Si el enemigo tiraba sobre nués. tras Ifneas, tenfa que decir de dénde partfa cada tiro, JUAN CRI808TOMO: CENTURION D. déndecafa y si reventaba 6 no; como igualmente 4 dénde iban, dénde cafan y si reventaban 6 no los tiros de nuestra posicién del Espinillo, Y 4 fin de te ner al corriente al telescopista del cuartel general, 6 sea al Mariscal, de la direccién de los tiros, se esta- blecié un sistema especial de comunicacién tele. grafica, El oficial dela pieza del Zspini//o tenfa un ndmero de letras negras pintadas en un cuero raspa- do hasta dejarlo blanco como el pergamino, repre- sentando cada una las distintas posiciones 6 puntos que ocupaban los jefes principales aliados dentro del perfmetro de su campamento. Ejemplo: T, querfa decir Zwyucué, C, Cuartey General de Caxias; O, de Osorio; M, de Mitre, etc., etc, Asf que el oficial de pieza tenia pronta su punte. rfa, informaba 4 los telescopios (pues habfa_ varios) de Paso-puci, con la aparicién de una letra en el Zs- pinillo 6 en el Angulo indicando el punto adonde iba 4 dirigir su tiro, 4 fin de que observe el efecto de la bala 6 bomba para luego dar aviso al Mariscal. Uno de los blancos favoritos era.la casa del Jeneral Osorio, que tenfa enfrente un pequefio parapeto para resguardarla, y habiendo sido agujereado va. rias veces su techo, colocaron encima de aquél algu. nos fardos, con el objeto de elevar as{su altura has- ta cubrir la casita habitacién del Jeneral. Sin embar- go, los certeros tiros de nuestros artilleros disloca- . 80 MEMORIAS DEL CORONEL ron y tumbaror. en distintas ocasiones aquellos far- dos, En uno de estos bombardeos, los brasileros con- siguieron incendiar con su bomba toda una acera de casas en el Espznz/lo, quemandose con ruidosos estrépitos las municiones de todo un batallén de n- fanteria (1) y un mangrullo que habfa en la proxi. midad. Tan estrecha y constante era la vigilancia que se hacfa sobre el campo enemigo con los telescopios que no se escapaba al Mariscal el menor movimien! to de los aliados, Sabfan cudndo salfan y volvian Asus respectivas tiendas log jefes principales de] Ejército aliado, y siera en carruaje 6 4 caballo, Los vapores nacionales «Zacuarys & elgurey>, que habfan quedado entre Humaita y Taty, cuando Ja toma de esta posicién por los aliados, se ocupa_ ban en transportar de Humaztd y Timbé y vicever. sa, municiones de guerra:y de boca, y especialmen- te la artillerfa pesada, cargando y descargando fren- te 4 la Iglesia, sin ser vistos por la escuadra brasi” Tera. Elcafién Cristiano fué trasladado de Curupayty y colocado en las baterfas de Humaitd y el Acaberd; tan luego como estuvo conclufdo, fué trafdo de la Asuncién y colocado también en Humazitd. (1) 250 tiros por hombre. JUAN CRISOSTOMO CENTURION 84 Nuestra guerraha sido fecunda en hechos y epi- sodios heroicos, donde el arrojo y la audacia del sol- dado paraguayo se destacan de una manera sor- prendente, conquistando el aplauso y la admiracién de los que lo contemplaban, . JAhl.. Siel valor personal fuera suficiente para lu- char contra el ndmero y las conquistas de la ciencia, nuestro hubiera sido el triunfo. Pero desgraciada- mente, la experienciade ahora mds de 40 afios ha venido demostrando que las condiciones de la gue- rra estan profundamente modificadas por los descu- brimientos modernos, y que el perfeccionamiento de - los elementos bélicos ha Negado 4 tan alto gradoque la resistencia del valor del adversario es casi ente- ramente ineficaz, cuando éste carezca de esos mis- mos elementos perfeccionados. Los ejemplos y casos de audacia paraguaya, son tantos, que serfa tarea poco menos que interminable relatarlos todos. Sin embargo, apartdndome de la ilasién principal de estos apuntes, iré haciéndome cargo de los mas salientes y notables que se han operado durante la pasada guerra. Uno de esos tantos, es indudablemente el asalto al reducto brasilero en Paso-pot en la madrugada del 25 de Diciembre de 1867. Tres dias antes del suceso, se encontraban en e] Paso-Benitez los regimientos de caballerfa nimeros 4, 6, 19 y 21, al mando del entonces Teniente Coro_ 82 MEMORIAS DEL CORONEL ne José M, Delgado (hoy Jeneral), haciendo el ser- vicio de extramuros frente 4 nuestra I{nea fortificada que, arrancando de Humaztd, terminaba en el An- gulo Todas las mafianas la divisi6n Delgado, previo reconocimiento del campo neutral por partidas de bomberos, despachaba una gran guardia con orden de instalarse en un montfculo conocido con el nom- bre de Js/a Barrero, distante mds 6 menos un cuarto de legua de nuestras trincheras, De aquel punto se distribufan varios piquetes de observacién en los pa. rajes denominados Paso-Sdnchez, Pasopé y Ramoa- cué, los cuales quedaban frente 4 frente con lasavan- - zadas enemigas, y tan préximas las unas de las otras, que los movimientos en ambas bandas eran visibles hasta en sus menores detalles. En algunas partes, estaban separadas por esteros de 200 4 300 varas de ancho, permitiendo, por lo tanto, oir distintamen- te las palabras pronunciadas en una y otra parte. Y sino se tiroteaban, era debido 4 unaespecie de con. venio tacito, de permanecer tan siquiera por algunas horas gozando de un poco de tranquilidad y socie. go, Mas, cuando amanecian de mal humor, el tiro teo 4 carabina era incesante durante todo el dia. A veces, se pedian venia rec{procamente, con chistes burlezcos y obcenos, para relevar los centinelas colo- cados de trecho en trecho y de 4 dos juntos, monta- dos 4 caballo, A la cafda de latarde estas avanza” JUAN CRISOMLOMO CENTURION 83 das se retiraban, volviendo 4 incorporarse 4 la gran guardia, que 4 su vez se replegaba 4 nuestras posi- ciones antes de oscurecer. Dentro del reducto de Paso-pot, los aliados ha- bfan levantado un mangrullo de observacién for- mado delas maderas del campanario de lalglesia de Tuyucué que para ese tinico objeto lo derri- ~varon. Del Reducto de Pasofoz se extendia un espajn {1) hacia el Sudoeste, atravesando unos esteros hhasta apoyarse en las trincheras enemigas de Vad. dez.cué, el cual servia para hacer la ronda & piey A caballo 4 todas horas del dia, y con especialidad denoche. A suderecha, desde Paso Jbicud, Isla Sola hasta San Solano, se hallaban acampados los regimientos de caballerfa enemiga, en los lugares secos que habfa, pues todo ese terreno estd Ileno de -esteros y malezales, He crefdo indispensables estos detalles para dar al lector una idea mas completa y clara de esos parajes y del suceso que voy 4 referir. En la tarde del 22 se presenté en la Divisién Del. gado un ayudante del Mariscal, cayo nombre no tengo presente, y pidié 4 su jefe que mandara poner en formacién los 4 regimientos con sus respectivos (1) Especie de puente improvisado sobre un estero con made- ras y, ramas cublerta de un lecho espeso de pajas que permite el trAnsito de carros, caballos, gentes 4 pie, etc. ny MEMORIAS DEL CORONEL comandante 4 la cabeza, Formados que fueron, el ayudante los saludé 4 nombre del Mariscal con el sacramental saludo de ¢..,...cémo estaban?» (maiteipa ye los mita). Contestaron 4 una voz que: «Muy bien», y que solo sesperaban su orden para concluir con el resto de los negros!,.,.» El ayu- dante satisfecho con esta manifestacién les dijo: que precisamente 4 eso le enviaba el Mariscal; pero que necesitaba de esos sableadores jefes, y que por lo tanto ordenaba que aquellos que se consideraban como tales, hicieran dos pasos al frente, A esta voz toda la formacién, como movida por un solo resorte, hizo dos pasos al frente. El ayudante, en vista del excelente espfritu de que estaban todos animados, no hizo otra cosa que concretarse 4 elegir 4 aquellos que por su buen aspecto fisico, robustez y entusiasmo, le parecfan los mejores para la opera- cién que iban 4 realizar, hasta completar el nimero de 160 hombres, entre quienes iban inclusos muchos. cabos y sargentos, figurando ertre estos ultimos Estanislao Leguizamén, hoy teniente coronel, veci- no del Departamento de Humaztd. Verificada asf la eleccién, el ayudante ordend, 4 nombre del Mariscal, 4 los jefes de cuerpo que deja- rand los elegidos completamente libres de toda fati- ga pura descansar, con recomendacién especial de que no se ocuparande otra cosa que de afilar sus sables hasta dejarlos como navajas de afeitar, mien- JUAN CRISOSTOMO CENTURION 85 tras envie sus ordenes el Mariscal, que serfa muy pronto. Dicho esto se despidié. Enefecto, los elegidos tenfan sus sables bien afi- lados y listos para el dia siguiente por la noche; pero transcurrié ese dia y recién el 24 al oscurecer aparecié allf acompafiado de otros oficiales el en- tonces capitin Eduardo Vera, comandante del regi- miento N° rg, con orden de organizar y conducir la expedicién, @Cudl fué la causa del retardo; por qué no se levé 4 ejecucién el asalto en la noche del 23? Voy 4 referir lo que hubo, Sucedié que en la noche del 22 fué enviado 4 Paso Benitez un oficial domébero de la mayor confianza del Mariscal acompafiado del sargento Miguel Baez, bombero del mismo paraje, con orden de penetrar en Jas posiciones enemigas y hacer un reconocimiento prolijo del Reducto de Paso-fot, cuya comisién no fué cumplida 4 satisfaccién del Mariscal, quien, mo- lestado con aquellos, los eché de su presencia con un «jguitense de agut indtiles!,... Gracias 4 la oportuna interposici6n del comandante Valois Rivarola que le dié algunas explicaciones, se apa- cigué, y volvié 4 llamar al sargento Baez. Interro- gado este sobre la falta cometida esa noche, mani- fest6: que élnohabfa cumplido con su comisién por haber ido 4 las inmediatas ordenes de un oficial de su confianza, que no habfa tenido el valor necesario 86 MEMORIAS DEL CORONEL para afrontar ningun peligro, Ofda esta contes- taci6n que no dejaba de tener su fundamento, fué de nuevo interrogado de si él (el sargento) haria el reconocimiento ordenado? A lo que respondié afir- mativamente, agregando que de puro gusto solfa él llegar 4 esos sitios, y que con mayor razén, teniendo orden para ello del sefior Mariscal .. . . . Fué, pues, enviado de nuevo el sargento Baez, el 23 porla noche, y el 24 por la mafiana, el Mariscal dando en seguida orden para la ejecucién del plan, de la que, como que queda dicho, estaba encar- gado el capitin Vera, debiendo Ilevar de vaqueano al mismo sargento Baez, Los 160 hombres se pusieron camisas blancas y tiradores de cueroal estilo de los peones de es- tancia, para tener més soltura y ajilidad que no les permitirfan los uniformes ajustados, y sable en mano, se pusieron en marcha, saliendo por la tranquera de la trinchera de Paso-Benitez, A corta distancia se encontraron con el sargento Baez acompafiado de otros compafieros, y poniéndose por delante los guiaron hacia el Estero Por. Después de algunas horas de marcha Ilegaron 4 Ia orilla de éste frente al Reducto; pero en lugar de hallar el agua cu- bierta de juncos y otras pl: ntas acuatiles como esta- ba antes, la encontraron limpia, convertida en una laguna de 1 vara m4so menos de profundidad y de 150 4 200 deancho, Se detuvieron allf 4 des- JUAN GRISOSTOMO CENTURION 87 canzar largo rato, contemplando al enemigo y es- cuchando sus chistes y conversaciones, EI capitan Vera les habl6é en voz baja, encareciéndoles la necesidad del silencio y la obediencia y docilidad asu mando y que procuraran no desorganizarse para asegurar el éxito de la expedicién. Enlamisma orilla, pero 4 unas 200 varas mds abajo hacia el Sudoeste, se organizaron en dos filas, colocdndose, 4 guisa de bestias, de cuatro patas con los sables echados en las espaldas y sujetos de las dragonas con los dientes, En esta postura, va- , dearon la laguna sin ser sentidos, en cuya orilla opuesta empezaba el espayiz. Si el pasaje de la laguna se verificé con toda felicidad, el del espagin ofrecfa algun peligro porque estaba vijilado por avanzadas colocadas de distancia 4 distancia y por rondas 4 caballo que lo recorrfan de intervalo 4 in- tervalo. Hubo con este motivo un momento de perplegidad, de verdadera ansiedad, que por su- puesto no dejé de turbar la serenidad y el entusias- mo de los expedicionarios; pero resueltos 4 no cejar, continuaron su marcha silenciosa con redobla- da precaucién. Cuando estuvieron en la mitad del espajin, sintieron pasos de caballos; era una .ronda de caballerfa que venfa recorriendo. Entonces se pararon, y, agasapdndose 4 ambos lados del espa jim, se mantuvieron quietos, dejando 4 la ronda el paso libre. Esta pasé sin apercibirse de ellos, - 88 MEMORIAS DEL CORONEL debido, sin duda, al descufdo habitual con que los aliados hacfan el servicio de campafia. De esta manera, los expedicionarios consiguieron salvar al otro lado, rumbeando luego por unos pa- jales y bafiados hasta dar con el camino real que viene de Zuzyucué que los condujo al Reducto, don- de llegaron al toque de diana en el campo ene- migo. A la vozde«¢A la carga, muchachos!!.» del capitan Vera, secundada deun grito entusiasta de: ; Viva la patria! se precipitaron sobre los brasi- leros que lo guarnecfa (segtn informes el 19 vo- luntarios da patria), encontréndolos para mayor desgracia de ellos, 4 todos dormidos 4 piernas tendidas aunque con sus armas cargadas al brazo. Pero ya se sabe que para esta clase de sorpresa, toda prevencion es inutil. La sableada fué jefe. Los afilados sables subfan y cafan con una rapidez espantosa, haciendo una horrible mortandad. Cada golpe era una muerte segura, o una herida que dejaba al herido mas muer to que vivo. En algo mds de media hora todo esta- ba conclufdo. La mayor parte de la guarnicién quedé sin vida. Aquellos queal principio tuvieron tiempo de incorporarse, dominados por el estupor 6 glacial efecto dela sorpresa, disparaban sus tiros maquinalmente, pero sin acertar 4 herir 4 ninguno de losasaltantes. Del costado derecho acudié un * piquete 4 dar proteccién 4 los del Reducto, ha- JUAN CRISOS'TOMO CENTURION 89 ciendo una descarga sobre los asaltantes, Estos, sindarle tiempo para volver 4 cargar sus fusiles, en un abrir y cerrarde ojos, se arrojaron sobre él, ma- tando 4 todos los que lo componfan, no quedando ni quien fuera 4 dar noticia de tan r4pido y terrible En ese momento los expedicionarios sintieron sonar cornetas que indicaban quelos regimientos ene. migos acampados enlas inmediaciones, empezaban 4 ponerse en movimiento. Entonces aquéllos, cumplida yala misién que levaron, cargaron con una gran parte de los fusiles, baulillosy bandera del bata- Ilén que habfa sucumbido, y se retiraron en el mejor orden posible, al estero, Se echaron en éste, sin pérdida de tiempo, dirigiéndose hacia un matorral que habfa en la orilla opuesta. Pero antes de alcanzarlo, ya venfa llegando 4 la orilla del mismo un regimiento de caballerfa enemiga que, después de una descarga de mosqueterfa, se lanz6 al es. tero precipitadamente en seguimiento de aquellos que, por fortuna tuvieron tiempo de reunirse y or ganizarse en el parage indicado, marchando luego por entre pajales y bafiados hasta llegar y pene- trar dentro de nuestras trincheras del Paso-Be nites La caballerfa enemiga al vadear el estero Po se encontré con el camino real que conducfa 4 Hu- maitd, y calculando que la retirada de los asaltantes 90 MEMORIAS DEL CORONEL se harfa por aquél, siguié por él al galope tendido en esa direccién, yendo 4 estrellarse ya alamanecer, contra nuestras trincheras, donde sufrié el fuego de nuestra artillerfa, que le causé algunas bajas, obligéndole 4 una desordenada hufda, en medio de las carcajadas de los asaltantes que hacfa rato que estaban descanzando dentro de nuestras Ii- neas. (1) @Se quiere un ejemplo de més agallas y deci- sién?.... Esa misma mafiana del 25, el Mariscal envid uno de sus ayudantes 4 felicitar 4 los expediciona- rios, mandando dar 4 cada uno una gratificaci6n de 20 pesos, y 4 los oficiales algo mds, doblando esta 4 los que han trafdo armas, 4 razén de diez pesos cada fusil, habiendo habido algunos que han venido trayendo hasta tres. No hubo de nuestra parte mds que dos desapa- recidos, Sebastian Baez y Juan Soa Quiroga, y dus heridos en las manos de un hachazo, circunstancia que hacia suponer que los mismos compafieros en la confusi6n de la sableada, hayan causado esas desgracias, y tal vez, la muerte de los dos supues- tos desaparecidos, (2) Como se ve, este pequefio hecho de armas, de- ~() Estos datos, & més de los personales, me facilit6 el Mayor Leguiza” man, uno de los asaltantes.. (2) Tompson (La Guerra del Paraguay p_ 277) no extaba bien infor mado sobre el asalto del Reducto de Paso-fof ni sobre el niimero de los alsatantes ni sobre el jefe que mandaba Ia operacién, JUAN CRISOSTOMO CENTURION of bido 4 la audacia y valor personal del soldado para- guayo, tuvo lugar 4 la madrugada del 25 de Diciem- bre de 1867, fecha memorable en los fastos de nuestra historia, por ser el dfa eternal en que tuvo lugar el juramento dela Jndependencia Nacional, En el Cuartel General de Paso-pucé fué festejado aquel grandioso acontecimiento con marcado entu- siasmo, viniendo 4 dar mayor explendor 4a fiesta la llegada de una comisién compuesta de los sefiores José del Carmen Urbieta, Juan José Loizaga, Car- melo Talavera, y el padre Espinoza, presidida por don Saturnino Bedoya, tesorero 4 la saz6n, de la Nacién y cufiado del Mariscal por su matrimonio con dofia Rafaela Lépez. (1) Dicha comisién, decfase, haber sido nombrada porel pueblo de la Asuncién para presentar al Ma riscal varios objetos de oro y plata como testimonio de simpatia y gratitud, consistentes en una espada con pufio y vaina de oro cincelado y saturado de brillantes, y una caja del mismo metal compuesta deanillos metidos unos dentro de otros con una pe- quefia estatua 6 leén en el centro, y- construfda de manera que cerrdndola solo se vefa la parte que contenfa el pufio, figurando entonces un casco romano; y, ademas, un album de plata maciza con (1) Los comisionados eran ocho, pero no recuerdo los nombres de los otros. 92 MEMORIAS DEL CORONEL dibujos 6 paisajes ejecutados 4 cincel, todos traba- jados por los mejores maestros plateros que habfa entonces en la Capital, tales como don Ramén Fran- co, don Juan del Valle, etc, Dicha Comisién se presenté al Cuartel General y entregé los referidos objetos al Mariscal, coloca- dos en una gran bandeja de plata. Su presidente ley6 en el acto un discurso escrito que Ilevaba, concebido, como era costumbre entonces, en tér- minos encomidsticos para aquél, y luego cedié la palabra al Padre Espinoza que pronuncié el siguien- te discurso; «Excmo. sefior: «El pueblo paraguayo, que eon admiracién y « asombro, no menos que con orgullo y satisfaccién «ha estado presenciando la heroica defensa que V. «E. esta haciendo de su libertad y soberanfa nacio- «nal, como también vuestras extraordinarias proe. «zasy las innumerables é inmarcesibles glorias que «V.E. ha conquistado ya para la Patria, no pue- «de menos que reconocer 4 V. E, como 4 su ver- «dadero y amoroso padre, su Defensor acérrimo «y garantia la mds segura de su porvenir: y mo- «vido de suma gratitud y agradecimiento hacia V. «E. por tantos y tan grandes como sefialados be «neficios, ha tenido 4 bien hacer 4 V.E. un pre- «sente de esta espada de honor, obra original de JUAN CRIS6STOMO CENTURION 93 « los hijos del pafs que, nosotros, comisionados por «el mismo pueblo, tenemos el alto honor de pre- «sentar 4 su nombre 4 V. E. como espresién fiel «del reconocimiento y afectuoso carifio de este pue- «blo dichoso que cuenta 4 V. E, al frente de sus «destinos; y como sfmbolo de la indémita bravura «y sublime heroismo con que V. E. esté haciendo « pedazos la cadena de la esclavitud con que han « pretendido acollarar al pueblo paraguayo esos in- « fames brasileros y sus pérfidos aliados. « Dignaos, pues, Excmo, Sefior, aceptar esta pe- «quefia ofrenda del pueblo agradecido, y contar «con su decidida cooperacién en el desempefio de «la defensa de nuestra santa causa: pues el pueblo «paraguayo, que vé afianzada su libertad en la «invencible espada de V, E. est4 decidido 4 sucum- «bir bajo la benéfica sombra de su pabellén naci «nal al lado de V. E, antes que consentir en la ig- «nominia de arrastrar la cadena de la esclavitud. « Aceptad igualmente, Sefior, las cordiales feli- «citaciones que el pueblo os dirije por medio de «nuestro débil érgano por este grande dia de la Pa- «tria, dfa del aniversario del solemne juramento «que hizo el afio 42, de conservar bajo cualquier «sacrificio su Independencia y Soberanfa Nacional, «y que nosotros reconocemos 4 su nombre ante « Dios, Ia Patria y V. E. en esta solemne ocasi6n, « prometiendo muy de veras de no apartarnos jams 9% MBMORIAS DEL CORONEL «de vuestro lado para secundar eficazmente 4 los «heroicos esfuerzos de V. E. en la defensa de nues., «tra amada libertad, ...» El Mariscal entonces recibié de manos de los co- misionados la espada de honor, y habiéndola desen- vainado se fij6é en la hoja que contenfa el lema de Independencia 6 Muerte, y cifiéndosela, contesté con el siguiente discurso: « Sefiores: « El Pueblome colma de honores, y sus mani- » festaciones de confianza son més latentes, cuanto « mas prolongada y cruenta se presenta la lucha « en que nos hallamos. « Cifiendo la espada que me ofrecdis en nombre « de los virtuosos hijos de la Patria en uno de sus « mds grandiosos dias, nada puedo deciros que « traduzca mi agradecimiento al Pueblo, sino « que el lema de—ZJndependencia 6 muerte—que « se lee en este acero, ser4 siempre el norte de « migufa. « Conffo que mediante Dios, la perseverancia « del Pueblo y la bravuray decisién de las intré- « pidas legiones de la Patria, bien pronto ella « serd salvada, y.sus hijos reposardn con orgullo « bajo el frondoso laurel con que habrdén con- « quistado una paz segura. JUAN CRISOSTOMO CENTURION 95 « Los manes de los valientes soldados, que « como nosotros juraron Independencia en este « dfa, y nos han precedido en el glorioso sacrificio « de la Patria, militan también con nosotros en la « santa cruzada, en cuyas filas cayeron. « Con su testamento, con el ardor de nuestros « corazones y con el empujede nuestros brazos, « daremos cima 4 la grande obra que nos lega- « ron, 6, dejemplo de ellos, sellaremos con nues- « tra sangre la sentencia, de que un Pueblo libre, « muere, pero nose encadena. « Llevad, sefiores, mi agradecimiento al Pue- « blo, y decidle que cuento con éi para la salva- « cién y engrandecimiento de la Patria». A estaceremonia siguié después el servicio de un abundante amézgiz, en que se apuraron las copas de champagne, pronuncidndose tantos y tan animados brindis 4 la Patria y al Mariscal que el entusiasmo rayé en frenes{! Sin embargo, tan poco miramiento merecieron al Mariscal los comisionados del Pueblo. que la ma- yor partede ellosquedaron agregados 4 la Mayo- rfa, de donde mas tarde fueron alistados a los cuer- pos del ejército, y solo dos, Don Carmelo Talavera y Don Juan José Loizaga, regresaron por el camino del Chaco 4 la Capital, muriéndose de célera antes de llegar el primero. 96 MtMORIAS: DEL CORONEL El Sefior Bedoya que tampoco recibié orden para regresar, cortinué en Paso-Pucé, alojado en - una casita de pajas bajo el naranjal dentro del re- cinto del Cuartel General, donde el Mariscal le visitaba 4 menudo; pues en los primeros dias le dispensaba todas clases de atenciones, Oportuna- mente referiré otros hechos relativos 4 la cafda del Sr. Bedoya. . El 11 de Enero de 1868, con motivo del fa- llecimiento del Vice Presidente de la Republica Argentina, Don Marcos Paz, amanecieron las ban- deras en el Ejército Aliado de Zuyucué 4, media asta, y durante todo el dfa se disparaba cada media hora un cafionazo en el campamento argentino que era inmediatamente contestado en el campo brasilero, Como en los primeros momentos se ignoroba quien fuese el muerto, excité gran curiosidad aque- llademostracién de duelo que evidentemente in- dicaba la muerte de alguno de los personages de la triple alianza. El Mariscal creyé6 conveniente suponer que no podrfa ser otro que el mismo Je neral Mitre, y, 4 pesar de las declaraciones contra- rias de algunos prisioneros, continué creyendo que era Mitre, Para cerciorarse de la verdad, mandé arrebatar de las avanzadas argentinas algunos cen- tinelas, quienes declararon que Mitre estaba vivo y que quien habfa fallecido era el Vice-Presidente JUAN CRISOSTOMO CENTURION 97 ‘de la Republica Argentina en ejercicio del P. E. (1) El entonces alférez, después Coronel, Juan Al- berto Meza, fué elegido por el Mariscal para reali- zar fa dificil y atrevida comisi6n de traerle un pri- sionero de las avanzadas enemigas, Acordaron el plan con terminantes instrucciones y Meza partié de noche acompafiado de unos cuantos compafieros de los mds intrépidos y decididos, El plan fué coronado del mejor éxito. Arrebataron un -cabo de una guardia argentina, sacandolo de en me- dio de dos centinelas separados por la distancia de 80 pasos el uno del otro. Esto sucedié precisa- mente en momentoen que el jefe del batallén, ha- -cfa ronda en persona. El escamoteo-se hizo con tanta limpieza y rapidez que nadie en el momento se apercibié dela desaparicién del cabo! A consecuencia de la muerte de Don Marcos Paz, el Jeneral Mitre tuvo que retirarse otra vez, del teatro de la guerra para volver 4 Buenos Aires. Partié el 14 de Enero, 1868, delegando el mando supremo del ejército aliado al marqués de Caxias, con gran descontentamiento de todos los argenti- nos. El Jeneral Mitre ejercfa el mando en jefe con dificultad, porque los jefes brasileros se mani- festaban 4 menudo rehacios 4 llevar 4 cabo sus ins- (W) No sé hasta qué puntoes verfdica la version de Thompson sobre ‘particular, No se puede negar del todo ni afirmarla, pues estaba 70 en- fonces alejado de todo servicio & consecuencia del ineidente 4 la legada del cénsul de ltalia, M. Chaperon, 98 MEMORIAS DEL CORONEL trucciones, sobre todo el de la escuadra, Almirante Ignacio. Cuando proponja alguna operacién, Caxias contestaba que le era imposible porque una gran parte de su ejército se hallaba en los hospitales. Mas, después de la partida de Mitre, los enfermos disminuyeron considerablemente, y el marqués se dispuso 4 hacer algo en el sentido, por supuesto, de vencer al Mariscal Lépez que en aquella, época apenas contaba con 15,000 hombres diseminados en distintos puntos. Empezé por poner en movi- miento el grueso del ejército aliado de Tuyucué a. San Solano y vice-versa, exhibiendo asf las nume rosasfuerzas de que disponfa, con el propésito evi- dente de asustar 6 infundir miedo y pavor 4 los pa- raguayos. (1) Pero estos contemplaban cn la mayor impavi- dez y sangre fria, y sin parar mientes ,en la dificil situacién en que se encontraban, no cesaban de manifestar su buen humor de mil maneras, haciendo 4 los aliados todo género de diabluras para mo- lestarlos y hacerlos rabiar, tirandoles en las avan- zadas con flechas y bodogues. (2) El Mariscal no desperdiciaba las ocasiones que (i) Véase 4 Thompson, pg. 273 obra citada. (2) Especie de balas de arcilla secadas al scl, y arrojadas con un arco: de dos cuerdas separadas con unos palites, tentendo una fundita en metio donde se coloca el bodoque. Losmuchachos en el Paraguay se sirven de esta arma para cazar péjarcs. JUAN CRISOSTOMO CENTURION 99 se le presentaban para hostilizar é inquietar 4 los aliados, Observé que los argentinos todas las ma- fianas tempranito hacfan el servicio de descubierta mas alld de sus Iineas de Zuyucué en direccién al Angulo, En la costa del estero que pasaba por el frente de la vanguardia enemiga y la nuestra, habia un pequefio palmar y un gran pajal que se presta- ban para una emboscada. El Mariscal concibié la idea y en seguida traté de Ilevarla 4 la prdctica, Mandé aprontar dos compafifas de infanterfa y un escuadrén de ca ballerfa al mando de su ayudante de campo el joven Capitan Urbieta con instrucciones de que la primera se emboscara en dos puntos: en la men- cionada isleta y en un pajal,no 4 mucha distan- cia de alli, y el segundo se ocultara en la extrema izquierda de la avanzada enemiga en un parage igualmente adecuado, de manera 4 caer 4 la des- cubierta por la espaldaen el momento oportuno, Efectivamente, el Comandante Pipo Giribone que mandaba la Ifnea avanzada argentina, esa mafiana antes de amanecer, vino en persona 4 la descubierta de costumbre, trayendo como 200 in- fantes y un escuadrén de caballerfa del regimien- to Lavalle; es decir, préximamente unos 300 hombres. Ademds, por la derecha del estero venfa un pelotén como de 25 hombres de caba- 100 MEMORIAS DEL CORONEL llerfa al mando;del Comandante Falcén, su se- gundo. En este orden venfan avanzando lentamente, y al penetrar la columna de Pipo en la isleta, Ja emboscada de infanterfa nuestra, le hizo una descarga volteando 4 varios. Lograda asf la sor- presa, la emboscada, seguida por el enemigo, se retiré, y cruzando otro esterito, que habfa en- frente de nuestra avanzada, hizo alto, empezando un escopeteo general de una y otra parte. En seguida, la otra emboscada, cuando llegé 4 ella el Comandante Falcén por la derecha del estero, hizo también una descarga sobre su gente, hi- riéndole 4 él y 4 otros, En vista de esto, Pipo desprendié una parte de su caballerfa é infanterfa y mandé 4 dar protecci6n 4Falcén; pero en el camino se encontré con otra emboscada que se le habfa improvisado de infan- terfay caballerfa, Después ue la descarga de la primera, carga la segunda con inusitado arrojo y denuedo, matando € hiriendo 4 la mayor parte. Simultaneamente con esos hechos, y sin dar tiempo 4 que Pipo reorganizara su gente, loscien hombres de caballerfa nuestra, ocultos en la ex- trema derecha del enemigo, se lanzaron r4pidos como rayos sobre la fuerza del Comandante Giri- bone, logrando fdcilmente entrar por el flanco y espalda, causando considerable baja al enemigo JUAN GRISOSTOMO CENTURION 101 por la decisiva é incuestionable ventaja que lleva nuestra caballerfaen los combates individuales, Todo esto, por supuesto, fué Ievado 4 cabo con mds rapidez que el tiempo que uno necesita para relatarlo, cosechando un expléndido resul- tado: la muerte del Comandunte Pipo Giribone, su ayudante y un alférez, y herido su segundo, el Comandante Falcon, Ademds, una baja de 40 hombres entre muertos y heridos. De nuestra parte, la pérdida no pas6é de 3o entre muertos y heridos. El Capitan Urbieta salié herido en la piernacon una bala de rifle fracturandole el hueso. Esta demés decir, que en cuanto se inicié el sangriento conflicto, vinieron fuertes refuerzos del ejército argentino 4 protejer 4 los suyos, Pero nuestra fuerza, habiendo realizado el objeto de la operacién, se replegé sobre nuestras posiciones. Estos asaltos y combates parciales en que lucfan el valor y la intrepidez del soldado paraguayo, eran my bonitos y contribufan 4 enardecer y en- tusiasmar al ejército; pero hay que confesar con imparcial franqueza que con ellos no adelantdba- mos nada sobre el enemigo. El1g de febrero de 1868 fué asesinado en su carruage, en las calles de Montevideo, el Jeneral Venancio Flores, Queda librada al severo fallo de la historia la vida publica de este personage, que legé 4 ser 402 MEMORIAS DEL CORONEL décil instrumento de la polftica del Brasil. Y digo esto, porque noes facil hallar raz6n que lo justifique por el hecho de haber comprometido 4 su pais en una alianza contra una repéblica hermana, contra- riando asf el sentimiento de la inmensa mayoria del pueblo uruguayo. Poco antes de estos sucesos, el Mariscal mandé construir el reducto de Cierva, 3/4 de legua al Now ‘te de Humaztd, Dicha fortificaci6n no tuvo otro objeto que hostilizar al enemigo. Tenfa 9 piezas de campafia y 500 hombres de guarnicién al mando del valiente mayor Olavarrieta. Segin Thompson esa posicién era enteramente inutil para el Mariscal, y que los aliados padecieron un error en suponer que era un punto importante en la creencia de que servfa de entrada al Potrero Obella, del cual habfa conquistado una parte. CAPITULO IV ‘La escuadra encorazada brasilera pasa Humaird—Asalto y toma del reducto Cierva—Evacuacion de la Asuncién, trasladéndose el Gobierno con todas las oficinas administrativas 4 Luque—Los encoraza dos Bahia, Barroso y Rlo Grande do Sul, suben agoas arriba hasta Ia Capital al siguiente dfa que forzaron el paso de Hu- ‘maité — Incidentes curiosos—Asalto por una fuerza de caballeria en canoas 4 los encorazados fondeados entre Aumairé y Curu- Paity—El Mariscal ‘se retira al Chaco y sigue viaje hasta Monte Lindo y de allf & San Fernando—El enemigo ataca nuestra Iinea del Espinillo y la del Sauce Evacuacién de estas posiciones por nueatras fuerzas, asf como Ia de Curspayty—Nuestra partida de Paso-puci & Humaité y viaje nocturno de aqui 4 Timés y de este punto 4 San Fernando, El pasage de Humattd, operacién arriesgada y tal vez muy dificil, si no imposible, para una es- cuadra de madera, llegaba 4 ser facil y sencilla para los buques encorazados, toda vez que no contaba aquella fortaleza en esos momentos con los elemen- tos propios para contrarestar el empuje y la re sistencia de esas poderosas mdquinas de guerra. 104 MEMORIAS DEL CORONEL Segin ya hemos visto (Cap. I de este Tomo), er el plan propuesto por el Jeneral Mitre y aceptado- por el marqués de Caxfas, se disponia que la es- cuadra forzara, una después de otra, las dos posi- ciones nuestras de Curupayty y Humaitd, como condicién indispensable del movimiento del ejér- cito aliado de 7uyuté para Tuyucué, La escuadra, después de algunas vacilaciones, pasé la primera, y en cuanto 4 la segunda, el Vice-Almirante Ignacio y sus subalternos consideraron el pasage imposible, exponiendo que para tentarlo necesitaba refuer- 20s, Ignacio contestaba 4 las exigencias de Mitre que el ataque simultaneo contra Curupayty y Humaitd solo era concebible por quien nunca hubiese echa- do una ojeada 4 un mapa del rfo y no considerase que para llegar al segundo punto, era preciso for- zar el primero distante algunas millas, «Sin em- « hargo, se insiste», afiadfa, eque la escuadra hiciese «esto que el Jeneral Mitre Ilamaba: /denar un deber! « Mas,'ipor qué xo Henaba taméién el eército el deber «que le incumbfa de asaltar las trincheras para- « guayas? La raz6n, completamente aplicable 4 la «escuadra, alega el mismo Jeneral en el memo- « randum analizado, esto es, que para tentar con « buques un asalto 6 pasage de un estrecho canal * fortificado, era preciso que haya probabilidades. «de éxito, pues tentar un asalto en la seguridad de JUAN CRISOSTOMO CENTURION 105 «ser rechazado 6 por lo menos, sin contar con una «ventaja probable, seria una insensatez.» (1) Preguntaba el Vice-Almirante Ignacio: «En las actuales circunstancias de las Republicas del Plata, revolucionadas 6 en vias de revolucién, conocidos como son sus sentimientos respecto al Imperio del Brasil, es prudente arriesgar la parte mds impor- tante de nuestra marina 4 una ruina cierta é inevi- table, sin conviccién de que esta rufna prevenga otra mayor, 6 détriunfo 4 las armas del imperio? (2) Pero,4 pesar de esas objeciones, el Vice Almi- rante manifestaba tanto al Gobierno como al mar- qués de Caxfas, que estaba pronto 4 efectuar el pa- sage si se le ordenaba, es decir, que obedecerfa salvando su responsabilidad en cuanto al riesgo que temfa. . Tal vez esa orden se le hubiera dado si tanto el Gobierno como el marqués de Caxfas no hu- biesen tomado en consideracién dos razones ale- gadas por el Vice-Almirante, Barén de Inauma: la 1", que los buques de que disponfa no reunfan las condiciones propias para emplearlos 4 mayor em- presa después de forzar el paso de Curupayty, careciendo de algunos importantes reparos; y la 2°, (0) 4 Marinka D’ Outy’ Ora por el Visconde de Ouro-Preto. (2) Confidencial de ignacio al Ministro de Marina, el 11 de Septiembre de 1869, (Véase la obra citada del Visconde de Ouro-Preto.) 106 MEMORIAS DEL CORONEL la posibilidad de obtener por el ejército, mds lenta- mente es cierto, pero con sacrificios mucho menores, los resultados que se esperaban del pasaje de Hu- maitd. Con este motivo, y sin duda para obviar cual- quier otro pretexto en adelante, el Gobierno Im- perial mandé construir tres monitores de poco ca- lado: el Pard, el Alagéas y el Rio Crande do Sul, Por otra parte, el Gobierno Imperial, interesado mas que nadie en la continuacién de Ja alianza, traté de disipar las preocupaciones del Vice-Almi- rante contra los aliados, y al final de las razones que aducia para demostrar que esas prevenciones no tenfan su fundamento racional, y que mientras no estuviese comprometida la dignidad de la na- cién convenia hacer todos los sacrificios posibles para mantener la alianza, terminé con estas pala- bras: «En esta eventualidad, que no juzgo posi- ble, el General en jefe de nuestras fuerzas esté au- torizado para proceder como le dicten su_pruden- cia, patriotismo y valor.» (1) Por otra parte, el Ministro de Marina procuraba en sus confidenciales infundir 4nimo y valor al Vi Almirante que por lo visto vacilaba ante la idea de forzar 4 viva fuerza el paso de Humaita. En uno de sus parrafos le decfa lo siguiente: «La ver- 1) Obra citada;—confidencial de 27 de Septiembre de 1867 dirijida por ¢ Winistro de Mavinu al Vice-Almiscate, po'333 deo JUAN CRISOSTOMO CENTURION 107 « dad es, que nada hemos hecho !odavia de osado y « excepcional contra las fortificaciones paraguayas, «y entre tanto ir mds all4 de Aumazta, no es un- «imposible para quien pasé6 Curupayty. Los ince- «santes bombardeos, que ciertamente disminuyen «el namero del enemigo, no han conseguido ni « conseguirdn tal vez, en la brevedad del tiempo en «que debemos conseguir la victoria, hacer callar «sus baterfas, Si se espera este resultado, como un «acontecimiento que se debe realizar por el orden -«patural de las cosas, tendremos la guerra prolonga- « da indefinidamente, y ‘el genio y bravura de nues- «tros generales puestos 4 disposicién de simples «eventualidades, aguardando para cantar victoria «el dltimo arranque de un enemigo ya extenuado, «Desde que no exista probabilidad de hacer «callar las baterfas de Humaita por los medios or- «dinarios empleados hasta aquf, desde que el pa- «saje por aquellas baterfas ofrece condiciones de «practicabilidad que no existfan; y. finalmente, «desde que adn nada hemos hecho todavia para «llegar 4 la conclusién de lo imposible, confiando «en la decisién y valor que distinguen 4 V, E., «creo, sefior Almirante, que V. E. va 4 emprender, «st ya no ha emprendido, la solucién del grande y «glorioso problema. (1). El interés que me domi- (1) Las subriyas son de! autor citado. 408 MEMORIAS DELCORONFL «na por los hechos de nuestra escuadra, me sugie- «re ideas que no debfa exponer, deseando que V. «E, las considere como sefial y prueba de mis sen- « timientos, «Piense en la posibilidad de hacerse el pasaje «dispuestas las fuerzas como mejor entienda V. «E., durante una noche oscura, y mismo tempes- «tuosa. Teniéndose en Humsitd certeza de que «la escuadra no proyecta el pasaje, podria ella «irse desapercibidamente para el enemigo. «Serfa el caso de una brillante osadfa, si du- «rante la noche, reconocido previamente el canal «por nuestros prdcticos, una divisién de los pe- « quefios encorazados afrontase el mismo canal 4 «toda fuerza, y fuese 4 un punto convencional 4 «combinar con el ejército para la prosecucién de « las dltimas empresas, No presento siné una idea, «convencido de que V. E, habrd discutido con el « desenvolvimiento que pueda tener alli, en el tea- « tro de las operaciones, y sometido al criterio de «su experiencia y conocimientos profesionales. «Estas son las reflexiones que deseaba hacerle. « Plegue 4 Dios que ellas tengan pronta respues- «ta con una noticia de que fué la escuadra quien « decidié el pleito, probando una vez mds que no «hay imposible en la guerra.» (1) (1) Carta reservadisima del Ministro de Marina al Vice-Almirante, fe- cha 26 de Diciembre de 1867 —Obra cftada, p. 340 y siguientes. JUAN CRISOSTOMO CENTURION 109 Francamente, tales reflexiones engendran la idea de que el Bar6én de Inauma no las tenfa to- das consigo, y que hasta el ultimo momento re- celaba que la operacién pudiese tener éxito. Pero sea de ello como fuese, las cafioneras man- dadas construir en Rfo Janeiro para reforzar la escuadra entre Curupayty y Humaitd, \legaron por fin 4 Curuzi. El Pard, comandante, tenien- te Custodio de Mello; el Ro Grande, comandante, teniente Antonio Joaquin, y el A/agéas, coman- dante, teniente Maurity, estaban anclados junto 4 la escuadra de madera, esperando orden para for. zar el paso de Curupayty € ir 4 incorporarse 4 los buques de vanguardia. Efectivamente, fué comi- sionado para traerlas el capitan de mary guerra Delfino de Carvalho, llevando de practicos 4 los tenientes Fernando Etchebarne, Bernardino Guas- tavino y Manuel Prefume. Levaron anclas el 12 de Febrero de 1868 4las 8 1/2 de la noche, pero una ligera descomposicién de la maquina del Ala- géas, les oblig6 4 dar fondo. Terminadas las reparaciones el dfa 13 al ano- checer se pusieron otra vez en movimiento los en. corazados mencionados y forzaron el paso de Cu- rupayty bajo el fuego de las pocas piezas que que- daron en este punto, sufriendo pocas averfas, excepto el Rio Grande, cuya coraza fué agujerea- da por balas de 4 68 en el momento que suspen- 110 MEMORIAS DEL CORONEL dié su marcha para desembarazar la proa de un islote flotante de camalotes que al bajar al son de Ja corriente quedé allf enredada. Alas 9 1/2 el Pard y el Alagéa echaron ancla al lado del Brasiz que mandaba el Vice-Almirante. El Rio Grande llegé una hora més tarde. Estos monitores eran impulsados por maquinas de doble hélice, y su borda estaba blindada con chapas de 4 pulgadas, elevandcse solo un pie sobre la superficie del agua. Su torre era giratoria y armada de una pieza sistema Whitworth, con chapas de 6 pulgadas de blindaje. Su tronera era circular y muy poco més grande que la boca del cafién; de manera que quedaba completamente cubierto. Se graduaba la punterfa por medio de un mecanismo que alzaba y bajaba los mufiones, conservandose la boca 4 la altura de la tronera. Todo el conjunto presentaba desde la distancia un blanco muy pequefio, que hacia por lo consiguiente muy dificil acertarlos con un tiro por esmerada que fuese la punterfa. E] 19 de Febrero, 4 las 31/, de la mafana, los encorazados que habjan tomado posicién para pro- tejer con su fuego a la escuadrilla. expedicionaria destinada 4 forzar el paso, iniciaron un bombardeo terrible, haciendo otro tanto la escuadra de ma- dera frente 4 Curuzi dirigiendo sus tiros sobre Cu- rupayty. Algunos cafioneros que habfan penetrado JUAN CRISQSTOMO CENTURION 111 en la laguna Piris cooperaron con los otros, lanzando sus bombas y balas sélidas sobre el Sauce y otros puntos inmediatos. Las I{neas enemigasde Zuyucué rompieron igualmente un fuego furibundo sobre nuestras posiciones del Espinillo, adelantandose al- gunos batallones que sostuvieron un nutrid{simo tiro- teo con nuestra infanterfa dentro de trinchera. Todo esto hizo el marqués de Caxfas, (1) para persuadir 4 los paraguayos de que iba 4 Ilevarles un ataque general, De modo que el inmens* circuito de la linea ocupa- da por losaliados en tierra como en el rio, ardia como un gran volcan, que lanzaba sobre nuestrocampamen- to sin interrupcién, bombas, balas razas, granadas y descargas de fusilerfa. Parecia un fuego fantastico que la imaginacién del poeta concibe, dandole forma material en el escenario de un teatro! No habfa ne- cesidad de tanto aparato para nna operacién que de suyo era facil y sencilla como se comprobé con su realizacién. El orden que guardaban los encorazados expe- dicionarios para efectuar el pasaje era el siguiente: El Barroso, al mando del capitan Silveira da Motta, Ilevando .atracado al costado de babor al monitor Rio Grande; el Bahia, al mando del capi- tdn de fragata Guillermo dos Santos, Ilevando al 1) Preto obra citada, 112 MPMORIAS DEL CORONEL costado de babor al Alagéas; y el Zamandaré al man- do del capitan Pires de Miranda, con el Pard al cos- tado como los anteriores, pasaron las baterfas de Humaitd 4 todo vapor sin disparar un tiro. Esta escuadrilla iba al mando en jefe del capitan de mar y guerra, Delfino de Carvalho. El Barroso fué el primero que traspuso las ba- terfas de nuestra fortificacion, Segufa 4 éste el Bahia, y al acabar de pasar las mismas, una bala de cafién corté los cabos que sujetaban al A/agéas. Sigue aquél adelante, y éste, perdiendo su gobierno, retrocedio hasta cerca de los encorazados escalona- dos para dar proteccién con sus fuegos 4 los que efectuaban el pasaje. Se le ordené echara fondo; pero su comandante finje no apercibirse de la inti- macién y desobedece (1) y enderezando la proa aguas arriba, avanza 4 toda mdquina, de modo que cuando despunté el dfa, dicho buque se encon traba ya fuera de los tiros de nuestros cafiones. Los artilleros de Humattd se portaron bien, sus tiros 10 solo eran nutridos sino certeros,pero las balas de 4 68, en su mayor parte, se hacian pedazos contra Jas chapas de los encorazados, Asi que pasaron Humaitd, siguieron aquéllas aguas arriba hasta Zazy, y habiendo tenido que pa- sar antes por frente de las baterias de 7zmdé, estas (1) Ouro-Preto. JUAN OSTOMO CENTURION 113 los hostilizaron, haciéndoles sufrir mayores averfas, en rszén de que aquellas ocupaban una posicién mas baja que la de Humaité, El Tamandaré, el Alagoas y el Fard fueron los que tuvieron averias mds graves y de mayores proporciones que las de los otros, consistentes en roturas y aboyadu- ras de chapas y desprendimientos de pernos, las cuales, segtin el autor citado, reclamaban prontas composturas para volver 4 entrar en servicio. El primero, 6 sea el Zamandaré, recibié 120, y el se- gundo, 180 balazos.... Las bajas personales fueron por supuesto insig- nificantes, limitandose 4 algunos heridos y contusos, entre los cuales se encontraban el capitan Delfino de Carvalho, el Teniente Maurity que comandaba el Alagéas y el’ practico Etchebarne, El Almirante Ignacio, en la orden del dia que publicé, dijo:—-«Teniendo la suerte de ser cristiano, no puedo dejar de atribuir 4 la mas decidida pro- tecci6n de Dios el tan sefialado favor de esta « victoria, que bien poca sangre preciosa de nues- « tros bravos nos cuesta. » (1) Los vapores nacionales Tacuary é€ Ygurey pe- netraron en el Arroyo Hondo para escaparse de los acorazados. Asimismo, la guarnicién del Law. red, cuya posicién estaba expuesta al fuego de éstos (1) Orden del dia nimero 120, 4 MPMORI48 DEL COROKEL por hallarse sobre la barranca del rio Paraguay, tomé abrigo en el monte inmediato, y cuando los acorazados pasaron, se retiré 4 Ziméé conducida por el Zacuary. La operacién del pasage de Humaztd hubiera sido mucho mas facil, si se hubiese verificado in- mediatamente después del de Curupayty, porque entonces hubieran encontrado 4 la primera casi desartillada, por haberse Ilevado 4 la segunda las piezas de grveso calibre, Ademés, hubieran con- seguido la ventaja de impedir que se transportasen los cafiones de Humatta 4 Timéé para guarnecer las baterfas de esta Ultima posicién que se constru- yeron ya después. Pero ain después del pasage de Humayta, si los aliados hubiesen obrado con mas cordura y acierto, no hubieran dejado de ver la conveniencia de situaruno 6 dos acorazados entre Humaita y Timbé; as{ hubieran impedido que la guarnicién del Laure/se retirase 4 esta ultima posici6n, Humaz- ta hubiera quedado real y verdaderamente sitiada que era lo que se proponfan, y el mismo Mariscal no hubiera conseguido cruzar en un bote al Chaco, En la misma mafiana del dia en que pasaron los encorazados Humayta, el marqués de Caxias mandé atacar con 800 hombres el reducto Cierva, con la idea, segin su propia confesién, de cortar la guarnicién del Lawre/, en la creencia equivocada JUAN CRISOSTOMO CENTURION 415 de que existfa comunicacién entre las dos posi- ciones, Este primer ataquefué rechazado con gran- des pérdidas. Los asaltantes iban armados de los famosos fusiles de agujas, que en esa ocasién no les sirvieron para nada, y sin poder resistir 4 la grani- zada de bombas y metrallas que lanzaron sobre ellos casi 4 boca de jarro nuestros artilleros, se vieron obligados 4 dispersarse. En seguida fueron reemplazados por otra columna de ataque que tuvo la misma suerte, as{ como la tercera y la cuarta. Mientras se retiraba esta ultima, se oyé la voz de un soldado nuestro que advertfa al Mayor Olava- rrieta que la municién estaba agotada, con lo que cobraron aliento los brasileros y volvieron al ata que; pero ya Olavarrieta se habfa retirado con sus tropas abordo del Tacuary y del Ygurey que esta- ban préximos, y que la habfan ayudado con sus fuegos contra los asaltantes. Estos vapores, des- pués de cambiar algunos tirns con los brasileros, bajaron 4 desembarcar las tropas que Ilevaban, en Humayta. : La defensa, como se vé, nd ha podido ser mds heroica: cuatro ataques sucesivos fueron rechaza- dos, después de haber Ilegado hasta nuestras trin- cheras, cuyas fosas quedaron colmadas de cada- veres. Las pérdidas de los brasileros entre muertos y 416 MEMORIAS DEL CORONEL heridos se calculand 1200 hombres, y las nuestras 4150,y 9 piezas de artillerfa. Después de la toma de Zazy por los aliados, nuestras comunicaciones entre la Asuncién y el Ejército, se hacfan por telégrafo hasta el Tebicuary, y de all se llevaban a caballo por el Chaco hasta Tim6é, donde hab{a otro telégrafo que comunicaba con Humaitd, EI Mariscal particip6 al Vice-Presidente sefior Sdnchez el paso de las corazas por Aumazta, or- dendndole que hiciera desalojar sin pérdida de tiempo la capital, que quedaba convertida en una plaza militar, El Vice Presidente, en cumplimien- to de la orden, lanzé un decreto, permitien- do 4 los ciudadanos que Ilevaran lo que pudiesen y saliesen 4 la campafia, no pudiendo volver en busca de nada, sin un permiso especial otorgado por la autoridad del departamento donde fucran 4 residir. (1) El Vice-Presidente con todas las ofi- cinas p&blicas de la administracién, se trasladé 4 Luque, distante nueve millas de la Asuncién, Lu- que, pues, llegaba dser la Capital provisoria de la Repiblica, y 4 esta virtud, la mayor parte de la poblacién se dirigio 4 dicho pueblo, Las casas que habia no eran suficientes para dar alojamiento 4 (1) Véase 4 Thompson, 4 mayor abundamento, aunque es una verdad que Vive en la conciencia de todos los de aquella época. JUAN CRISOSTOMO CENTURION 117 tanta gente, de modo que un gran numero tuvieron que vivir al aire libre, y las familias se acomodaron, como pudieron, en los corredores exteriores de las casas. Esta circunstancia agregada 4 la escasez de provisiones de boca caus6 grandes penurias y miserias.. Los pobladores de las orillas del rio recibieron orden para retirarse tierra adentro, 4 fin de ponerse 4 cubierto de los encorazados. En la misma tarde del dia 19 de Febrero, Caxias se dirigié 4 Zazy 4 felicitar 4 los marinos que aca- baban de ejecutar una hazafa tan notable, (1) for- zando las baterfas de HYumazté, y combinar con el Capitan Delfino de Carvalho nuevas operaciones, En efecto, éste recibié orden para remontar el rfo Paraguay, con instruccién de reconocer las con- fluencias del Bermejo y Tebicuary, hostilizando las fortificaciones 6 fuerzas que encontrase, echar 4 pi- que los buques paraguayos que apareciesen, y final- mente, bombardear la Capital. (2) El dia 20 partié el Capitan Carvalho con los en- corazados menos estropeados, que fueron el Barro. so,el Bahia y el monitor Rio Grande, reforzados con una guarnicién de 100 hombr:s de infanterfa del’ ejército terrestre. (1) Seguin Ouro-Preto. (@) Obra citada, 418 MEMORIAS DEL CORONEL En Monte-Lindo; paraje situado sobre la barran- ca derecha del rfo Paraguay, habfa algunos galpo- nes que servian de depésitos de los viveres que se transportaban por el Chaco al ejército, Dicho punto estaba custodiado por una pequefia guarnicién de infantes, y cuando el jefe tuvo noticia de la aproxima- cién de las corazas, dié orden 4 las tropas para que Ilevasen de los depésitos todas las provisiones que pudiesen, 4 fin de que el enemigo no encontrase alli nada. Las tropas, muy contentas por esta disposicién, se Ilevaron las provisiones consistentes en ma{z, al- midon, ¢ypyraty, miel, sal, etc., etc., 4 los bosques vecinos, y allf, sin acordarse mds de las buques ene migos, consolaron sus famélicos estomagos, atracdn- dose 4no poder mds de cuanto pudieron llevar! Los encorazados, asf que Ilegaron allf, bombar- dearonese punto, y luego como complemento de la obra, desembarcaron unos cuantos hombres que prendieron fuego 4 los, galpones, que estaban casi vacfos, pues 4 penas habfa en ellos un resto de tasajos agusanados, Conclufda esta operacién, siguieron viaje, y el 21 avistaron al Péradedé que llevaba 4 remolque la goleta Angésica, con direccién 4 la Asuncién. El Pirabebé, que por supuesto no esperaba tan mo- lesta visita, se vid de improviso en serio apuro. Carecfa de lefia, unico combustible que consum{fan los vapores nacionales desde que el pafs quedé blo- JUAN URISOSTOMO CENTURION 119 queado por la escuadra enemiga. De modo que se vié obligado, para dar mayor presién 4 la maquina y conseguir escaparse de la persecucién, 4 echar al fuego la obra muerta del buque y todos los baules de madera de la tripulacién. Y para evitar que la goletacayera en poder del enemigo la eché 4 pi- que, quedando asf desembarazado de un peso que acortaba su marcha. Los brasileros pretenden, unos que ellos la habfan echado 4 pique, y otros que la habfan incendiado, (1) No fué ni lo uno ni lo otro, sino tal cual como queda referido. El Piradedé, que logré escaparse 4 tiempo, corrié hasta ponerse al otro lado de la Asuncién, fuera del alcance de las balas de los buques brasileros. Cuando éstos Ilegaron 4 la vista de la Asun- cién el 22deFebrero, rompieron fuego en seguida sobre Ia Ciudad, lanzando sobre el pueblo unos 60 tiros durante dos horas, Uno de éstos atravesé la torre del palacio nuevo de Lépez, volteando uno de los cuatro torreones. Los otros eran dirigidos contra los trenes que salfan de la estacién central cargados de gentes que se trasladaban al campo en virtud del decreto del Vice-Presidente, ordenando la deso- cupacién de la Capital, Felizmente no hubo ninguna desgracia personal que deplorar, No pudiendo do- minar la ciudad desde la distancia donde estuvieron- (1) Ouro-Preto, 120 MEMORIAS DEL CORONEL trataron de aproximarse; entonces el Crio//o se hizo sentir con algunos tiros, que aunque no dieron al blanco, fueron suficientes para hacerlos volver aguas abajo. Volvieron 4 detenerse de paso en Monte-Lindo, y aunque no habia ya allf nada, sino cenizas, sin embargo, por lo que fotens contingere, dispararon varios tiros 4 metralla sobre el bosque, continuando después su marcha hasta Zazy. El Comandante Nujfiez les puso una emboscada 4 la proximidad del Zeb:cuary de dos cafiones y algu- nos intantes, que no dejaron de causarles algun dafio. EI pasaje de las corazas por Humartdy el arribo de las mismas 4 la Capital, dieron lugar en ésta y en Paso puct; 4 algunos incidentes curiosos, que avi- varon el espfritv suspicaz del Mariscal, sirviéndole, puede decirse, de base para iniciar el gran proce- so dela CONSPIRACION. Por esta razén merecen ser consiznados aqui por la trascendencia que han tenido er los sucesos de la guerra. Hemos visto en el Capitulo precedente (p. 96), que D. Saturnino Bedoya, .después de cumplir la misi6n que llevaba cerca del Mariscal, en represen- tacién del pueblo, continué allf en virtud de no ha- ber recibido orden de aquél para regresar. Cuando los encorazados enemigos forzaron las baterias de Humaztd, el sefior Bedoya, que hasta entonces se habfa mostrado sereno, se alarmé ex- JUAN CRISOSTOMO CENTURION traordinariamente, 4 tal extremo que fué corriendo 4 ver al Obispo Palacios, que como dije ya, vivia en una casita de paja situada dentro del perfmetro del Cuartel General, bajo un gran naranjal, y en un len- guaje oscuro é incomprensible, le manifesto que temfa que con motivo del pasaje de los buques ene- migos por Aumazté, pudiese suceder en la Asun- cién algo muy grave. El Obispo, procuré aclarar con preguntas lo que querfa decir, 6 sea los mo- tivos de su temor, pero nada pudo adelantar, no- tandose en la palidez y voz anudada de D. Satur- nino, que éste estaba horriblemente asustado. EI Obispo lo hizo retirar, y acto continuo fuése 4 dar parte al Mariscal, Este escuché con calma la relacién del sefior Obispo, y como ya habfa andado extrafiando ciertos movimientos que notaba entre los hombres de la Asuncién, en seguida comenz6 4 parar las orejas, manitestando desde luego sumo interés en saber 4 fondo lo que pasaba en la Capi- tal, tanto mds, cuanto que su hermano D. Benigno, que-no se llevaba bien con él y que de consiguiente, no le merecfa ninguna confianza, se encontraba allf. A esta razén, resolvié en el acto ordenar el arresto de Bedoya, disponiendo 4 la vez que el General Ba- trios, concufiado de éste, y el mismo sefior Obispo, fuesen 4 tomarle una declaracién verbal bajo ju- ramento, sometiéndolo 4 un interrogatorio formula- do al efecto por el Mariscal, Asf lo hicieron; pero 122 MEMORIAS DEL CORONEL nada pudieron adelantar, porque, sin duda, Bedoya, vuelto en sf, principiaba 4 comprender toda la gra- vedad é importancia del paso que imprudentemen te habfa dado ante el Obispo, y procuraba evitar con respuestas evasivas y vagas, aunque ya tarde, que el Mariscal llegase 4 asir el hilo que le habia de conducir al ovillo, En Ja Asunciéa, cuando tuvieron noticia de la aproximacién de los encorazados, el Vice-Presiden- te, 4 pedido del comandante general de armas, Coronel Venancio Lépez, reunié el Consejo Con- sultivo, que se componfa de Benigno Lépez, Fran- cisco Fernandez, Bernardo Ortellado, Dedn Boga do, Carlos Riveros, el Padre}Espinosa y Gumersin- do Benftez, para tratar sobre el suceso de la apa- ricién de los encorazados. Una vez reunido el Consejo, se suscité la cuestién de si deberfa 6 no hostilizar al enemigo, El Comandante Fernandez, que ejercfa el cargo de una especie de inspector de armas, manifesté que 4 su juicio no serfa prudente hacer fuego al buque enemigo, porque habfa muy pocos pertrechos, que no permitirfan sostener la lucha sino por muy breve tiempo, La mayorfa parecfa inclinada 4 aceptar esta opinién; pero luego el padre Espinosa, que hasta entonces permane- cfa callado, se levacté y previa la venia del Vice- Presidente, les dirigié una peroracién enérgica y calurosa, terminando con estas 6 semejantes pala- JUAN CRISOSTOMO CENTURION 123 bras: «Que el patriotismo imponfa el deber de com. batir al enemigo, cualquiera que fuese su nimero, y donde quiera que se presente, desde que la Na- cién se encontraba frente 4 frente con él, y que “4 esta razén, aunque no hubiese mds que un solo cartucho de pélvora, con ese se habfa de romper fuego contra el enemigo>.... Las palabras del padre Espinosa, apoyadas por el Vice-Presidente Sanchez, decidieron que la_ba- terfa de Tacumbu hiciera fuego sobre los buques enemigos, tan luego como éstos estuviesen 4 su alcance, como enefecto asi lo hizo. Pero el Comandante general de armas, no con- tento con esta resolucién, invito nuevamente al Vi- ce Presidente para reunir el consejo en su domici- lio particular cerca del puerto, El Vice-Presidente, Ievado del profundo respeto que profesaba 4 toda la familia Lépez,y como que se trataba de uno de los hermanos del Mariscal actuando en un ele- vado puesto militar, facilmente incurrid en la de- bilidad de acceder al pedido de D. Venancio, sin sospechar ni lejanamente que pudiese haber mali- cia 6 propésito avieso 6 antipatridtico enel proce- der de éste, En esta segunda reunién, se volvié a suscitar la misma cuestién que en la primera. Esta vez fué don Carlos Riveros, que tomé la pala- bra, manifestando: «que esperar 4 la intimacién de bombardeo de la ciudad por el enemigo 124 .MEMORIAS DEL CORONEL + pudiera entenderse cuando aun no se hubiesen « comenzado las hostilidades, y no como en « nuestro caso, en que los beligerantes se hallan « en constante y dilatada lucha,» Convencidos los, presentes de este razonamiento, confirmaron la re- solucién primera de rechazar cuanto antes 4 las co- razas que aportasen, Estos incidentes, como era de suponerse, llamaron la atencién del Mariscal extraordinariamente, y tal fué la importancia que les dié, que dirigié, con fecha 16 de Marzo de 1868, una enérgica nota al Vice- Presidente, pidiéndole que diera una explicacién circunstanciada de su conducta: en esa ocasién, haciéndole severos cargos por haberse entregado décil 4 la influencia de Benigno y Venancio Lépez, y cudl hasido el verdadero motivo que ha mediado para someter, 4 indicacién de éste, un absurdoa un consejo de hombres cuerdos. La contestacién del Vice-Presidente Sanchez 4 dicha nota es un documento notable, no sélo pot la originalidad y sencillez de su estilo, que le da un sabor de profunda sinceridad capaz de Ilevar el convencimiento al 4nimo mds prevenido, sino tam- bién por los detalles histéricus que contiene sobre dicho incidente, los cuales confirman lo relacionado hasta aquf .(1) (1) Véase el referido documento en el apéndice. JUAN CRISOSTOMO CENTURION 125 Reasumiendo la ilacién de nuestro relato, de- bemos recordar 4 nuestros lectures que sdlo una parte de la escuadra encorazada brasilera pasé Hlumartd, quedando entre Curupayty y esta forta- leza, siete encorazados, de los cuales el Limas-Ba- rros y el Cabral formaban la vanguardia y se halla- ban situados 4 cierta distancia .ie los demas, La posicién que ocupaban los encorazados era: en vanguardia los dos ya mencionados, comandados el 1° porel Capitan de fragata Garcindo de S4 y el 2° porel capitan Alves Nogueira. A popad retaguardia de éstos estaba el Sz/vado, Comandan- te Capitan Jerénimo Goncalves y el Herval, Co- mandante Capitan Helvesio Pimentel. Mas aba- jo, en la boca del rio de Oro, como repetidor de sefiales, el Martz é Barros, Comandante Capitan Netto de Mendonza. En el puerto Zvizéario el Brasil, Comandante Capitan Salgado con el Vice- Almirante abordo, y el Coloméo, Comandante Ca- pitn Bernardino de Queiréz. (1) El Mariscal Lépez, empefiado siempre en encon- trar algén medio para hacer cambiar de rumbo 4 la guerra, en sentido favorable al Paraguay, conci bid la atrevida idea, propia de su cardcter, de apo derarse sino de todos, 4 lo menos de algunos cuantos de losencorazados que acabamos de mencionar, con (1) Vizconde de Ouro-Preto; obra citada, 126 MEMORIAS DEL CORONEL designacién de la posicién que respectivamente ocupaban entre Humaita y Curupayty. Sin pérdida de tiempo, puso mano 4 la obra. Llamé 4 su ayudante decampo, Capitan Ignacio Genes, vecino del departamento de la Villa del Pilar, y preguntado si era buen nadador, contesté que sf. Interrogado luego de si conocfa 4 algun otro oficial vecino de su departamento, que fuese también buen nadador? Contesté6: que conocfa al Capitan deca ballerfa comandante del regimiento nim. 21, José Tomas Céspedes, hombre de desempefio para cual- quier clase de empresa en que el arrojo y el valor personal sean elementos necesarios para su exito. Acto continuo mand6 llamar al Capitan Cés pedes, Cuando éste se presenté 4 eso de las 10 a, m.le dijo el Mariscal quetenfa noticias de que era un buen nadador, y que en eseconcepto pensaba darle una comisién importante. Y sin decirle cual era ésta, le ordené que fuera 4 almorzar y que cuando haya eoncluido, volviera 4 su presencia, trayéndole desde ya una lista de los individuos de su cuerpo 6 deotro que él (Céspedes) conozca ser fuertes en nata. cién, Céspedes se retiré, almorz6 bien en el ran- cho del Mariscal y una hora después volvié ante el mismo, presentandole una lista 4 l4piz de los individuos que él conocfa como excelentes nada- dores. JUAN CRISOSTOMO Después de una larga conversacién con él, el Mariscal hizo llamar igualmente 4 los capitanes Eduardo Vera, comandante del regimiento nim. 19 y Manuel Bernal, comandante del regimiento nim. 10, Asfquese presentaron éstos, los reunié 4 los cuatro en cfrculo, es decir, 4 Genes, Céspedes Vera y Bernal, y les manifest6 que pensaba apo. derarse de los encorazados que se encontraban en- tre Humaita y Curupayty, y que para llevar 4 cabo esta empresa habfa concebido el plan de formar cuatro divisiones de 4 50 hombres cada una, lle- vando 4 la cabeza como jefe uno de ellos. Les ordené por conclusién que fueran d4sacar de sus regimientos 200 hombres entre tropas y oficiales, debiendo ser todos buenos nadadores. Formadas de esta manera las cuatro divisiones,dis- puso que el personal que comporfa cada una de éstas, sujetindose conuna mano de una soga larga Ilevando también el sable en la misma, se echara Alacorriente del rio, y avanzara 4 son de camalo- tes hasta llegar 4 los encorazados, abordandolos inmediatamente. Se hizo el ensayo, y notando que este modo dellevar el abordaje no iba 4dar nin gin resultado, porque si bien todos nadaban admi rablemente, habfaen el rfo remansos que no podfan salvar facilmente, se resolvié abandonar este pro- cedimiento, y en su lugar se mandé hacer unas pequefias yangadas de cuatro palmas cada una, 128 MEMORIAS DEL CORONEL debiendo llevar dos de ellas cada partida 6 division de 50 hombres. Hechas aquéllas, se unieron dos por medio de una cuerda, de manera que no pudiesen desorgani zar las divisiones. Se colocaron los hombres al rede- dor y se largaron 4 la corriente; pero cuando estu vieron 4 la mitad de la distancia 4 recorrer, vieron en la oscuridad un bulto t objeto que se figuraron que era unacanoa que cruzaba rdpida por delante de ellos, Céspedes, que IlevabaJa vanguardia; temiendo que fueran 4 asustarse sus tropas, traté de animarlas en sentido de inspirarles confianza, manifestandoles que no tuvieran cuidado, que esa canoa que acababa de cruzar podria ser de nues- tra gente, es decir, de algunos marinos que esta- ban apostados en la costa para prestarles auxilio en caso necesario; pero que si resultase que era enemiga, eso importaba poco, que entonces era sencillamente cuestién de apoderarse de ella, ma- tar 4.todos sus tripulantes sin darles tiempo para gritar 6 para dar la voz de alarmaa la escua dra... Esta oportuna prevencién, desgraciadamente no fué ofda por los que iban en la otra jangada, quie. nes se asustaron y empezaron 4 desparramarse, di- rigiéndose hacia la costa, Céspedes, en vista de un hecho tan desagradable y comprometedor, hizo cuanto humanamente le fué posible para evitarlo, JUAN CRISOSTOMO CENTURION 129 saliendo en frente de ellos, y rogandoles encare- cidamente, por lo mds sagrado, para que desistie- ran de su propésito; pero vanos fueron sus exhorta- ciones y estuerzos; aquellos hombres, como ganado asustado, pasaron por encima de Céspedes, sin prestarle ninguna atencién, produciéndole algu- nas heridas en la cabeza y en el cuerpo el roce de los afilados sables que flotaban en el agua colgados del pufio de cadauno de ellos. Céspedes, con tal motivo, se vié obligado 4 volver 4 tierra con el resto de sus hombres. : La partida de Bernal que habia seguido 4 la de Céspedes, fué tomada por el remanzo que se en- cuentra un poco mds abajo de la baterfa denomi- nada «Londres, y 4 pesar de los esfuerzos que hi- cieron, no lo pudieron salvar, y, ya de dfa, consi- guieron volver 4 la playa, mediante la proteccién que les prestaron los marinos. En vista de que tampoco el sistema de jangadas daba resultado, ordenéd el Mariscal que se apronta- ran 8 canoas, debiendo llevar cada una 25 hombres y 10 oficiales, armados de-sables bien afilados y de bombas de mano. (1) Cada divisién compuesta de 50 hombres, como queda dicho, iba en dos canoas unidas estas por la (D El Visconde de Oro Preto hace subir el niimero de los expediciona- rios 4 1400 hombres, lo cual no es exacto. Dice el mismo autor que iban armados derables, machetes, pistolas y facones! Solo llevaron sables y bombas de mano, 130 MEMORIAS NEL CORONFL popacon una soga, Ilevando tres vogavantes uno 4 cada lado y otro en la popa como timonel, Al llegar al encorazado tenfan que abrirse,4 fin de que la proa deeste cojiese la soga en medio, yendo las canoas arrastradas por la corriente 4 colocarse natu ralmente 4 los costados, y en seguida, ejecutar el abordaje saltdndose 4 bordo. Todo el mundo iba sentado en la canoa, Ilevando en la mano hojas 6 ramas de camalotes y aguapées, de manera que cada partida, asf disfrazada, se con- fundiese con las islas flotantes de estas plantas acuatiles quecon abundancia bajaban 4 son de la corriente, por ser época de creciente, Céspedes, por las heridas recibidas en la forma ya explicada, fué borrado de la lista; pero no pu- diendo encontrarse en el concepto de sus compa- fieros quien lo reemplazase ventajosamente, y manifestando él deseo de volver 4 formar parte de la expedicién, el Mariscal accedié al pedido de sus compafieros y de él mismo. El 2 de Marzo de 1868, partieron las divisiones de Humaitd en una noche oscura, embarcdndose en el punto denominado Caréén-cué, As{ que iban aproximdndose 4 los buques de la vanguardia, de repente aparecié una lancha enemiga que hacfa el servicio de ronda, (1) cuyo jefe, notando que (2) Al mande del guarda marina José Roque aa Silva. JUAN CRISOSTOMO CENTURION 131 descendian cadenciosamente muchas islas flotan- tes de camalotes guardando en su movimiento y disposici6n mucho orden y regularidad, entré en sospecha y enderezé la proa de su bote hacia ellas para reconocerlas, Al acercarse 4 laque iba de- lante, que era la de Genes, fué sorprendido por el rufdo que produjo el choquede la proa de su bote contra la canoa forrada de camalotes. Entonces conocié que no se trataba de una simple isla de plantas acuatiles, siné de una framoya griega, es decir, de una embarcacién paraguaya, que equi- valfa tanto como decir de un /odo com piel de oveja! Sobrecogido de espanto, el bote hilé aguas abajo como una lanzadera,. gritando sus tripulantes en alta voz: ;Paragud, paragud viene d abordazel!..... de manera que oyesentel aviso los de los encoraza- dos de vanguardia. . En vista de este incidente, Genes ordené 4 los paleros que vogaran con fuerza para dar caza, si fuese posible, 4 la lancha enemiga. Lo mismo hi zo Céspedes que iba més atrds, Ilegando ambas partidas casi al mismo tiempo que aquella al en- corazado Limas-Barros, cuyos tripulantes no ha- bfan tenido tiempo para aprestarse al combate. Los nuestros 4 guisa de monos saltaron unos tras de otros 4 bordo, encontrando sobre cubierta unos treinta hombres, restosde otros que ya se habfan 132 MrMORIAS DEL CORONEL metido adentro. - Los primeros, por supuesto, fue- * ron todos muertos en un santiamén. La divisién de Vera, también obedeciendo 4 sus instrucciones, acudi6 4 prestar su cooperacién 4 las de Genes y Céspedes. La de Bernal fué 4 abordar al Cadrad. Esas instrucciones fueron las siguientes: Abordar 4 la vez los cuatro encorazados de vanguardia; pero si por cualquier evento no fuesen abordados sino uno 6 dos, las otras divisiones deberfan darles proteccién. Aquf padecié el Mariscal una evidente equivc cacién. Si hubiese dado la orden sencillamente para abordar a los cuatro encorazados en absolu- to, sin ninguna otra modificacién, el éxito de la expedicién era infalible. Asf{ opinan algunos de los expedicionarios que se conservan vivos hasta el presente, La circunstancia de haberse quedado dos enco- razados libres, influy6 poderosamente para el fra- caso, Estos vinieron 4 prestar auxilio 4 los asal- tados, arrojando sobre nuestra gente granizadas de pifias, que acabaron por herir y matarla, echan- do 4 balazos 4 pique algunas de las canoas, En el Lemas-Barros, después de las repetidas ro- ciadas, solo quedaron vivos 5 hombres, y cuando el St/vado quiso aproximarsele, estos gritaron: ;AZ abordaje!!!..... -Esta astucia empleada asf oportuna- JUAN RISQSTOM CENTURION 138 mente, fué bastante para que el S#/vadp se retirase presto lejos, dando asi tiempo 4 los 5 paraguayos " astutos para escaparse 4 nado. Casi todas las canoas paraguayas fueron toma- das 6 zozobraron; solo algunas regresaron al punto de partida, con las tripulaciones disminufdas. Nuestra pérdida consistfa en unos 150 hombres» habiendo quedado sobre la cubierta de los buques unos 100 caddveres, Las bombas de mano que Ilevaron nuestras gentes hicieron bastante dafio. El Caérai estuvo 4 punto de caer en nuestro poder; pero en ese momento se presentaron lus otros en- corazados 4 darle auxilio. En el Lémas-Barros, no pudieron penetrar los nuestros, porque Jos que es- taban adentro cruzaron bayonetas sobre la hoca de escotilla, arrojando 4 la vez por las rejillas agua caliente. Cayeron prisioneros unos 15 hombres, entre ellos el Capitan Céspedes y el teniente Donato Irala. Estos hombres fueron tomados la mayor par- te heridos, algunos nadando en el rio y otros al salir 4 la playa del lado del Chaco, Muchos pudie- ron haberse escapado; pero los brasileros hicieron fuego sobre los que buscaban nuestra costa na- dando. El Capitan Genes (después Jeneral) perdié un ojo y todo el cuerpo estaba acribillado de heridas de metralla, Al echarse al rio, mientras estaba asi- 134 MEMORIAS DEL GORONEL do del bordedel buque, le dieron un Ianzaso, y asi que venfa nadando exploté una bomba 6 metralla _ sobre las mismas espaldas, que, debido 4 la protec- cion del agua que las cubrfa, no le produjo mds efecto que hundirlo al fondo; en ese momento vino a su ayuda y lo sacé 4 tierra un robusto negro, soldado de-su regimiento, Genes siempre se acor- daba con gratitud de aquel soldado que con expo- sicién de la suya, le salvé en esa ocasién la vida, Genes ha sido uno de los héroes mas culminantes de nuestra pasada guerra, Como fisico era una de las figuras mds notables; narfz algo aguilefia, ojos azules, alto y bien formado de cuerpo, y como cardcter, modesto, suave, generoso y afable. Era el idolo de sus tropas que le segufan con gusto porque conocfan su serenidad y firmeza ante el peligro. Elenemigo ha tenido pérdidas sensibles: unos 40 y tantos muertos, entre éstos el Comandante del Limas-Barros, Capit.in de mar y guerra Rodrigo da Costa, uno de los buenos jefes de la marina bra- silera; fueron gravemente heridos 21 plazas, el te- niente 1° Joa Wandenkolck y el Capitan Garcindo de S4 y los Capitenes Joster Vital y Alves No- gueira. Levemente 34 plazas, el teniente 1° Castro Rocha y el guarda marina José Carlos de Carvalho. Contusos 8, entre ellos los tenienies 1% Vital de Oliveira (Octaviano) y Souza Pinto y el teniente 2” JUAN CRISOSTOMO CENTURION 135, Rodrigo de Lamare y el guarda marina Barros Gandra. El Caérat fué protegido por el Sidéado y el Ma- viz é Barros que barrfan con metrallas la cubierta de aquél, y el Limas-Barros por el Hervat y el propio navio que Ilevaba la ensefia del jefe. Es opinién general que si el Mariscal esa vez se hubiese apoderado tan siquiera de un encorazado y lo hubieratripulado con sus propios hombres, hu- biera dado cuenta de toda la escuadra enemiga, arrojandola fuera de las aguas del Paraguay. De modo que, como bien dice Thompson, su mayor ambicién, era tomar uno de esos buques. Después de estos sucesos, el Mariscal resolvié re- tirarse por el Chaco con la mayor parte de su ejér- cito y la artillerfa que pudiera Ievar. En virtud de esta determinacién, dié orden para que toda la artillerfa de las trincheras fuese Ilevada 4 Humaitd, dejando tnicamente seis piezas de campafia en Curupayty; una en el Sauce y doce enla distancia que mediaba entre el Angulo y Humaita. En el Esfinillo qued6 un batallén y algunas guardias en otros puntos de las trincheras. El Tacuary y el Jgurey prestaron en esa oca+ sién importantfsimos servicios, haciendo el trans- 136 MEMORIAS DEL CURONEL porte de las fuerzas y de todas las piezas de grue- so calibre y algunas de campafia de Aumadtd 4 Timbé Grandes cantidades de pélvora y municio- nes fueron enviadas al puerto de Humaitd para ser igualmente transportadas al Chaco. El 25 de Mayo voldé una gran porcién deellas, que fué una verdadera pérdida para el ejército, porque empe- zaba 4 escasear la pélvora, El mayor Thompsén, después Teniente Coronel. fué enviado por el Mariscal al Tedccuary, 4 fin de que informara de si seria posible levantar una baterfa en la boca de aquel rfo. Thompson, segtin él mismo lo refiere en su obra, informé que inme- diatamente podifa levantarse una en Monte-Lindo, para ocupar sin pérdida de tiempo la artillerfa ociosa, agregando, sin embargo, que serfa mucho més Util en la boca del Tedccuary, para impedir la entrada 4 este rfo al menos 4 los buques de madera, pero que la realizacién de esta obra re- querfa mds tiempo que la primera. Cuando el Mariscal recibié este informe, resol- vié inmediatamente levantar la baterfa de Monte. Lindo, que fué construida bajo la inspeccién del mismo ingeniero. A fines de Febrero, hubo orden para que todos los del Cuartel General y de la mayoria enviaran sus equipajes 4 Zym6é, 4 cuyo efecto fueron pro- porcionadas carretas. El 2 de Marzo de 1868, habiendo dejado sus ins- trucciones 4 los generales Barrios, Resquin y Bru- gués; partié 41a prima noche para Humaitd, se- guido de todos los ayudantes del Cuartel General, Al entrar dentro de la trinchera de esa fortaleza, me Ilamé y me ordené que quedara con Barrios, le ayudara 4 éste en todo y que le escribiera dando le noticia de lo que pasaba 6 de las novedades que se ocurriesen, En Humaitd, el Mariscal permanecié hasta me dia noche, conferenciando con el jefe dela fortale za, y enseguida se embarcé en un bote, y parti para Zzméé seguido en canoas de tudo su séquito. EI rio estaba muy crecido, y debido 4 esta circuns- tancia, pudieron aproximarse bastante 4 la costa, aprovechando la sombra de los arboles, llegando 4 Ziméé en la madrugada del dia siguiente. Un enco razado estaba fondeado frente al Lauret, pero fe- lizmente no se apercibié de nada. El Mariscal permaneci6é en Timbé todo el dia (3 de Marzo) acordando grados militares 4 los oficiales que debfan quedar en Humaitd y en Tim- 66 y dando instrucciones 4 los jefes. El Coman- dante Martinez ascendié esa ocasién 4 Coronel y fué destinado 4 Humazta como segundo de Alén que era el jefe -principal, siendo -nombrado, para los puestos de tercero y cuarto jefe los Capitanes 138 MEMORIAS DEL CORONEL de marina Cabral y Gill con grados de tenientes co- roneles, Esta misma noche, partiéd para Monte Lin- do y de allf a San Fernando. El 2t de Marzo, los aliados atacaron nuestras posiciones del Sauce y del Espentl/o. La primera es- taba defendida por 100 hombres y una pieza de arti- lerfa. El ataque fué trafdo por una divisién al mando del General Argollo, que la tomé después de una hora de combate, perdiendo unos 260 hom. bres.—Los nuestros perdieron la pieza de artille- rfa y 20 hombres, retirandose el resto 4 Pasopuci. La divisién que atacé el Zsfinzl/o venia al mando del bravo General Osorio, y llegé con brfos hasta el piéde nuestra trinchera; pero fué rechazada con grandes pérdidas. Los argentinos permanecieron inactivos; sin embargo, esa ocasién hicieron una demostracién contra nuestra linea del Angulo. Al dfa ‘siguiente, es decir, el 22, todas las an- tiguas lineas, inclusive Curupayty, fueron evacua- das por nuestras fuerzas, retirandose con toda su artillerfa 4 Humaitd, tnico punto que quedaba atin en nuestro poder en el antiguo cuadrilatero. Parece que al fin los aliados-comprendieron, que no podria conseguirse la efectividad del sitio de Humaitd, mientras no interceptaban la comunica- cién entre esta fortaleza y 7iméé,y digo esto, por- que ese mismo dfa, dos encorazados forzaron la baterfa de Zimdéé y se colocaron entre las dos ex- JUAN CRISOSTOMO CENTTRION 139 presadas posiciones, haciendo desde ese momento sumamente dificil la comunicacién de esos dos pun- tos, —jMas vale tarde que nunca! Habiendo en- contrado al Ygurey en medio del rfo, lo echaron 4 pique, salvandose su tripulaci6n por el Chaco, El Tacuary se hallaba en el riacho Guaycuri#t, desem- barcando su artillerfa; operacién que logré termi- nar bajo el fuego de los encorazados, En seguida, los mismos tripulantes le retiraron las valvulas de las bombas y se sumergié, donde hasta hoy dia, cuando hay bajante, se ven todavia los restos de aquel vapor nacional que tantos y tan importantes servicios presté antes de la guerra y durante ella. EI 23 por la noche los tres generales Barrios, Resquin y Bruqués, acompafiados de todo su sé. quito, se trasladaron de Paso-puch 4 Humatta, A las 11, en medio del silencio de una noche oscura, se hizo el pasage delos caballos 4 nado un poco mas arriba de la antigua capitanfa. Cuando hubo terminado. esta operacién, cruzamos el rfo en botes y fuimos 4 parar en la estacién telegrafica del Cha- co. De allfpartimos 4 la 1 dela madrugada si- guiendo el camino de la costa que era bastante malo. El barro era profundo y espeso, Los caba- llos hacfan esfuerzo extraordinario para andar, cu- yas patas en cada movimiento quedaban atasca- das fuertemente, retumbando en el monte el ruido especial que hacfan al sacarlas.-Nos tomé el dia 140 MEMORIAS DEL CORONEL en la parte mas rala del bosque que orilla al rio y frente 4 un encorazado que estaba anclado 4 corta distancia de la costa! Y para completar la fiesta,la mula que llevaba las balijas de la secreta- rfa, secayé en elbarro y mientras se procuraba levantarla, el encorazado que nos hab{fa sentido, empezé 4 saludarnos con pifias. Felizmente no hubo ninguna desgracia personal que deplorar, excepto un ayudante del General Barrios que salié herido, Llegamos 4 Y2méé4 las 5 de la tarde, con los pies llenos de ampollas 6 vejigas, debido 4 que en medio del camino, cuando los montados es- tuvieron muy estropeados y cansados, 4 fin de ha- cerlos descansar, de orden del General Barrios, hi- cimos el restodel camino 4 pie. En los primeros pasos, se quedaron la botasclavadas en el barro, y descalzos, recibfan las plantas de los piés las puntas de los troncos de tacuaras que habfa en el fondo con abundancia, destrozdndolos por supuesto de una maneralastimosa. {Pero no hab{a que chistar 6 exhalar una exclamacién de dolor, porque, como militares, estabamos en el deber de aparentar una fortaleza 4 prueba de bomba y hacerse superiores 4 todas esas calamidades. .. . Pernoctamos en Zzmé, y al dia siguiente tem- prano continuamos nuestra marcha y 4eso de las g a.m. llegamos 4 la orilla del Bermejo, que’ es muy tortuoso y cuya agua es muy roja 4 causa del JUAN CRISOSTOMU CENTURION 141 color de“Ja arena 6 arcilla que forma su lecho. Es bastante hondo, y tiene una corriente muy rdpida. Su costa es baja, y en parte cubierta de bosque. Su desagiieen el rfo Paraguay se conoce por el co- Jor rojo con que tifie el agua hasta muchas millas de distancia en el Paranda en la parte derecha del rfo. Lo atravesamos en canoa, Ileyando nuestros mon- tados 4 los costados 4nado. Después del paso del ejército y el viage del Mariscal, el camino por el Chaco estabaen bastante buen estado, de modo que en todo él no se nos habfa ofrecido ninguna dificultad que entorpeciese 6 retardase nuestras marchas, que eran forzadas. El Paso-Puente era el punto designado para per noctar, Antes de llegar alli, 4eso de las 10 dela noche, se me cansé el caballo y quedé rezagado, Tuve que apearme y marchar4 pié Ilevando por delante paso 4 paso 4 mi pobre y debilitado roci- nante, Me encontraba4 distancia mds 6 menos de una legua del parage mencionado; la noche esa obscura y diez minutos después, ya no se sentia mds la marcha de la comitiva que seguia adelante. Reiné un profundo silencio que solo era interrum pido por el concierto aterrador que dejaban oir los habitantes de las selvas y de los esteros vecinos: el graznilo de los sapos y delas ranas, el chirrido agudo y penetrante de los grillos y el canto triste 142 MEMORIAS D®L CORON! y lagubre de las aves y pdjaros nocturnos, impo- nfan respeto en medio de aquella soledad. Pero, joh suerte providencial! De repente veo un caballo obero que estaba pastando al lado del camino, Era uno de la tropilla del General Barrios que, por descuido de los encargados de su conduc- cién, habfa quedado cortado de los dem4s como 4 uncuarto de legua del punto donde se me habia cansado el caballo, Me acerqué 4 él, y se dejé agarrar y ensillar tranquilamente, sin ninguna ma. nifestacién de protesta 6 de oposicién. .. . Median- te este feliz hallazgo, pude llegar al Paso, con mi rosinante por delante, en momento en que se hacia el ultimo pasage. Al dfa siguiente Ilegamos 4 Sezbo, donde estuvo el Mariscal acampado algunos dias, y de alli 4 Monte Lindo, sobre el rio Paraguay, distante de aquel unas tres leguas mas 6 menos. En seguida atravesamos en tres canoas el rfo y Ilegarnos 4 San Fernando por la tarde. (1) (2) Cuando el General Barrios, en virtud de orden superior emprendié viaje por el Chaco para ir 4 ocupar su puesto en el campamento sobre el ebicuary, los generales Resquin y Brugués quedaron en Humaité 4 con tinuar la organizacién de las fuerzas destinadas & la defensa de aquella plaza, y recién el 26y 27 de Marzo, fueron Hamados uno después de otro 4 San Fernando, para ocupar también sus respectivos puestos en el Ejército. CAPITULO V Sitio de Humaitd.—Combates en el Chaco.—Osorio ataca Humaitd.— Acéyuasd.—Evacuacién de Humaitd.—Pasaje de la laguna Ybe- rd.—Ataque nocturno en canoas sobre los encorazados en Taiy —Rendicién del resto de la fuerza que formaba la guamnicién de Humaité.—Desocupaci6n del Chaco.—Los aliados intentan ocu- par el paso del Bermejo é impedir la retirada de Caballero y su jincorporacién con el grueso del ejército. Con Ia retirada de las fuerzas paraguayas de’ Paso-puct y otros puntos, Aumatta quedé aislada y entregada exclusivamente su defensa 4 su propia guarnicién. Los aliados, entonces, dispusieron es- trechar el sitio, El ejército brasilero con esta mira extendié su linea desde Crerva hasta el Espint- 4o, y el argentino, desde este punto hasta Paso- uct, Colocaron enfrente de Humaitd en posi- cidén conveniente, su artillerfa y la bombardearon; pero viendo que esa operacién ofrecia poca espe- 114 MEMORIAS DEL CORONEL ranza de conseguir la rendicién de la fortaleza, la abandonaron, acariciando la idea de alcanzar ese resultado por medio del hambre, que, segun sus cal- culos, serfa cuestién de mds 6 menos tiempo. La guarnicién de /7umaita se c_mponta de 3.000 hombres y 200 piezas de artillerfa de diferentes calibres, entre las que se encontraban 6 de 4 68, Habia grandes depésitos de provisiones de boca: matz, almidén, tasajos, cafia, vino, conservas en lata, etc., etc y animales en pie, .Ademds, se remitfan de Ziméé animales vacunos que se pasaban del Chaco durante la noche, estando encargado de esta operacién el Regimiento N’ 2, al mando del ca- pitan Zéilo Gonzalez (hoy Coronel), La comuni- cacién entre 72mé6 y Humaitd por el Chaco, ofrecta grandes dificultades por la fragosidad de aquella regi6n virgen, cruzada por esteros y riachos profun- dos; pero al fin era un camino donde, aunque con trabajo, se abastec/a la plaza. Los aliados, 4 pesar de todas las precauciones tomadas, se apercibieron de esa comunicacién y resolvieron cortarla. (1) Con este objeto, el Jeneral Rivas recibié orden (1) Cuando leg6 4 ser imposible el abastecimiento de la plaza por el Chaco, mandaban de Tintbd reses carneadas en pequefias balsas cubiertas de camalotes y aguapées que largaban 4 la corriente del rio con espias den- tro para avisar su legada 4 Humaitd, Todos los dfas, por la noche, se hacia el envio eu esta forma; pero una vez no se apercibieron en est® del aviso delespia y pasa aguas abajo, y fué 4 dar contra uno de los enco- razados de vanguardia, donde fué tomada, Desde entonces ya no fué po. sible el viaje de les balsas, ‘URION 145, JUAN CRISOSTOMO CI para cruzar el arroyo de Oro, mds abajo de Humaz- té con 2000 hombres, y abriendo una picada 6 vereda por la selva, marchar hasta encontrarse con otra columna brasilera de igual namero, que tenfa que desembarcarse cerca de Ziméé en la misma peninsula, 4 fin de formar una linea al través deésta €interceptar del todo la expresada comu- nicacién entre 7iméé y Humaitd. Efectivamente, dicha columna, al mando del Coronel Barros Fal- ¢4o, iba embarcada en dos encorazados y al pasar muy cerca de la costa una guardia oculta en el mon- te perteneciente al batall6n N° 7, al mando del ma- yor Florentin, les hizo fuego, sin que aquéllos pudie- ran en el momento hacer uso de sus cafiones por la agrupacién de las tropas sobre la cubierta y casamatas. Los encorazados atracaron y desem. barcaron sus gentes en Yuxasy-y, donde se encon- traba destacado el mencionado Batallén 7, que, después de una tenaz oposicién al desembarco, causando muchas bajas al enemigo, se vié obligado, ante la metralla que arrojaban los buques, 4 batirse en retirada, Esto tuvo lugar el 2 de Mayo por la mafiana temprano. ~ El capitan Z. Gonzdlez estaba departiendo 4 esa hora alegremente con su gente en la estacién telegr4- fica del Chaco, frente 4 Humazta, donde ‘tenfa acampado su régimiento, cuando recibié la noticia” de que el enemigo se habfa desembarcado en Yua- 146 MEMORIAS DEL CORONEL sy-y. Inmediatamente escojio 100 hombres delos mejores de su cuerpo, y poniéndose 4 la cabeza de ellos, se marché al teatro del suceso 4 dar protec- cién al Batallén 7. A su Ilegada se encontré con éste, que venfa en retirada, pero de mal grado, como le manifesté uno de los oficiales con lagrimas en los ojos, diciéndole que, debido 4 la disposicién de su comandante, recibfan las balas enemigas por las espaldas, en lugar de hacerlos pelear de frente, El capitan Gonzdlez, en vista de la excelente dis- posicién de aquellas tropas, les dijo: «jEa! mucha- «chos, yo he venido para pelear y vencer al enemi- « go; aqu{ no hay otra cosa que hacer que llevarle «una carga vigorosa 4 bayoneta y 4 sable!» No bien acabé de pronunciar esta breve proclama, y al grito entusiasta de vivas! se lanzaron sobre sus adversarios, que, incapaces de resistir al empuje vi- goroso de nuestras tropas de infanterfa y caballerfa, huyeron hasta la playa, donde en desordenado gru- po, unos se echaban al agua y otros subfan abordo por la planchada. Las bajasde unayotra parte no habrén pasado de 50 muertos y otros tantos 6 mds heridos , Después de esta brillante carga, el Batallén 7 se retiré juntamente con la caballerfa 4 pie del capi- tan Gonzalez 4 un buen trecho al lado del camino, y haciendo 6 improvisando una pequefia trinchera, aguardaron alli al enémigo. El comandante de JUAN CRISOSTOMO CENTURION 147 Humaitd, Coronel Alén, avisado de este suceso, envidé como refuerzo al Batallén 27, al mando del entonces teniente Oviedo (hoy Coronel), y 6 piezas de campafia con 60 tiros cada una. El Batallén 27, asf que atravesé el rfo, se mar- ché4 incorporarse con el 7, llevando desde luego con sigo 4 piezas, segdn le habfan permitido los escasos elementos de movilidad que le ha podido facilitar el Regimiento 2. Las otras dos piezas, por esa misma escaséz de movilidad, quedaron rezagadas, conducidas como iban por solo, puede decirse, e] personal que componja su respectiva guarniciéa y unos pocos infantes, y antes de llegar 4 mitad del camino, fueron alcanzadas por la legién 1° de Vo- luntarios, que formaba la vanguardia de la columna de Rivas, y que de orden de éste se adelantaba 4 practicar un reconocimiento hacia 7zméé 4 objeto de comunicarse con la brasilera, que se suponfa pré- xima al punto ocupado por la de Rivas, Por supuesto, facilmente se apoderé de las dos piezas, cuyos artilleros apenas tuvieron tiempo para hacer dos tiros sobre el enemigo. Con Ia noticia de que dichas piezas habfan cafdo en poder de éste, el Comandante Orzuza, que man- daba en jefe en esos momentos las fuerzas del Chaco, 6 sea de la peninsula frente 4 Humaitd, llamé 4 una junta 4 todos los jefes, y dirigiéndose al capi- tan Zoilo Gonzalez, le dijo: «Aunque Vd. es de 148 MEMORIAS DEL CORONEL « menor graduacién, es, sin embargo, el oficial mds « fogueado que todos nosotros, (1) pues ha tenido «ocasién de tomar parte en muchos combates. Por « esta raz6n me dirijo primero 4 Vd. 4 fin de saber «su parecer respecto 4 la combinacién 6 plan que « cabe poner en prdctica en la presente emergenciay El capitan Z. Gonzalez, sin vacilar, contesté: «Que opinaba que, sin mds tramites, debfade reconquistar las dos piezas tomadas por el enemigo, 6 morir todos en el empefio, si no fuere posible lograrlo». Y al efecto propuso el siguiente plan: seguir él con su caballerfa 4 pie, retrocediendo, el camino de la costa hasta encontrarse con el enemigo, y 4l:. vez internarse el Batallén 27 en el monte por una pi- cada oculta mds al Sud paralela al camino principal, Afin de lamar la atencién del enemigo por su cos- tado izquierdo con un nutrido fuego graneado en cuanto sintiese que se habfa iniciado el combate de frente con las tropas del capitan Z, Gonzalez. EI comandante Orzuza acepté este plan y ordendé que sin pérdida de tiempo se procediese 4 su ejecucién, Asfse hizo, Elcapitén Zoilo Gonzalez Ileva- ba su gente formada de 4 8 en fondo yendo por delante los tiradores y mas atrds los lanceros, Las (2) El eapitin Zoilo Gonziles era ofic'al ayndante de cuerpo de nuestra vanguardia frente & Tuyuty y ha tomado parte en casi todas las acciones que ban tenido lugar en esa época, JUAN CRISOSTOMO CENTURION 149 tropas iban animadas del mejor espfritu_y dispues- tas por lo tanto 4 escarmentar A su atrevido adver- sario. Un soldado llamado Manuel Vera, chacotén y muy decidor, propuso 4 sus camaradas apostar un aco, (1) 4 que serfa élel primero en matar un negro con su lanza, No falt6 quien aceptara la apuesta, De repente, y cuando atin no se espera- ba, al doblar un recodo, se encuentran frente 4 fren- te con la 1° de voluntarios, que se anticipé 4 iniciar el combatecon una descarga que en el acto fué contestada con otra, En seguida empezé el entre- vero pecho 4 pecho y brazod brazo. Manuel Vera, con la agilidad de un gamo, dié un salto y levanté en la punta de su lanza 4 un soldado enemigo gri- tando: ;Yame ganéel #aco/ .. Acto continuo, hundié en el cuerpo de otro el fierro agudo y cor- tante de su lanza. La 1° de voluntarios dominada por el irresistible empuje de la caballeria paragua- ya, aunque 4 pié, did vuelta y retrocedi6 por el mismo camino en la mds espantosa desorganiza- cién, muriendo muchos 4 golpe de sable y lanza. Manuel Vera, viendo que su lanza estaba inutilizada, la tiré"y desenvaindel terrible y filoso corbo, y, como quien siega el tierno retofio de una cafia, tronché las cabezas 4 dos soldados enemigos con dos golpes sucesivos, separdndolas del tronco (1) Un maco es una racién de tabaco negro para una mascada. 150 MEMORIAS DEL CORONEL completamente. Elcapitan Z, Gonzalez entré er envidia al ver tanta intrepidez, y quizo distinguirse por igual hazafia. Matéd tres; pero apesar de su empefio, no consiguiéd separar de un solo golpe la cabeza del tronco de ninguno, Eldesorden que se habfa pronunciado en Ja 1° de voluntarios, no le permitfa acelerar su retirada por la estrechez del camino, de modo que muchos, para escaparse de una muerte segura, se metieron en el monte desparra- mandose en distintas direcciones. Se prolongé eso que puedellamarse arvcada 4 empujones hasta sa- lir 6 alcanzar el punto por donde iban Ilevando las dos piezas que por supuesto fasilmente fueron reto madas. Cumplido asf el objeto de la expedicién, el capitan Z. Gonzalez mandé tocar retirada, trayendo las dos piezas reconquistadas; el enemigo con fuerza de refrezco y dos piezasd e campafia, vino en segui- miento; pero el Teniente Oviedo, que ya se encon- traba con su batallén en el camino, con un {Viva fa Patria! sale al frente y mand6 hacer una des- carga sobre ella, que fué suficiente para obligarla a emprender una precipitada fuga, La 1° de voluntarios, debido 4 su mal comporta miento, fué disuelta, distribuyéndose su personal 4 otros cuerpos. Los oficiales fueron enviados presos 4 Buenos Aires, Cosds de la guerra!,. . Después de este combate en que el enemigo

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