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Coleecisn: HISTORIA, 16. ISBN; 9974.553-56-3, Segundacdici6n: Diciembre 2004 Juan Oddone E-mail: oddopar @ ai a Repiblica fesy Ciencias dela Educacion ia Americana Fotografia de apa: Archivo Nacional dela Imagen (SODRE) EL GALEGN - Roberto Cataldo Libreria Anticuarfa Disefo de portads: Maccos Cataldo Reservados todos los derechos. Impreso en Uruguay, 3 Universidad de iq Repiblica Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacion Departamento de Historia Americana Juan Oddone VECINOS EN DISCORDIA Argentina, Uruguay y la politica hemisférica de los Estados Unidos. Seléccién de documentos. 1945 - 1955 SEGUNDA EDICION CORREGIDA 989.506 2 ODD vec Vecinos en discordia erasialo oy ig Pao 8 Logs 116 4 ediciones © El Galeén aanate ‘ODDONE, JUAN 1926; nidades y Ciencias de a Edueacién, 269 p, 15x 22cm. (Coleccion ISBN: 9974-55356-3, 1. RELACIONES INTERNACIONALES, Hl. URUGUAY UL. ARGENTINA 127,098 950 82 fica hesistrica de tos 1955. 2 edicién coregida Repablica, Psc.de Huma a Americana, 2004, ABlanca, Gabriel y Cristina gundo lugar Bereta ratificé las denuncias sobre la injerencia argenti- na en la reciente campatia electoral de 1946, atribuyéndoles la inten- cin de desestabilizar a la Administracién uruguaya.®* En ese clima de temores la mayor preocupacién del presidente segin Braden, seria un eventual cambio en la politica norte- na hacia tos asuntos del Rio de la Plata. “Si Estados Unidos guerra, osu atencién se distrajera por otros motivos, entonces estariamos en‘rentaclos con una amena- za directa por parte de Argentina’® Con relacién a las negociaciones iniciales para la construccién del complejo hidroetéctrico en Salto Grande el presidente Berreta tras- mitié igualmente su inquietud al Departamento de Estado a raiz de las tratativas entabladas con altos funcionarios argentinos, sefialando que el ministro Miranda le hizo objeto de insisientes presiones para que el gobierno uruguayo aceptara un préstamo argentino destinado a financiar el 50% de la participacién uruguaya en dicho proyecto. La negativa rotunda de Berreta se impuso finalmente y la parte uru- guaya fue satisfecha en efectivo Es posible que Braden, fiel a sus rencores, pueda haber cargado las tintas respecto a las intenciones de Pern, pero muy probablemen- te sus informes reflejan los sentimientos de Berreta. De todos modos, si se cotgjan las manifestaciones de Berreta en Washington con las, {que formulé antes de partir, en el curso de una entrevista concedida a United Press, surgen llamativas contradicciones. Después de mani- festar que aprovecharfa su visita para inducir a los Estados Unidos a vender la maquinaria necesaria para el desarrollo de las industrias ganaderas y agricolas, Berreta declaré su intencién de plantear al gobierno de Washington que “las politicas hemisféricas précticas re- quieren de! Departamento de Estado una rectificacién de su actual actitud hacia Argentina” (sic) Y, segén estima una fuente de confian- za de la embajada briténica, “Berreta se muestra gratamente impre- id r.§, Braden, Memorndurn de S. Braden, Washington, 13 de febrero de 1947, nINARA, reprofucido en el presente volumen como Documento n°1S. 48 sionado por el modo con que el Genetal Perén viene Administracién”. Cree igualmente que existe la posit ex presidente Vargas regrese al poder én Brasil, y siente, por lo tanto, que “a menos que el gobiemo uniguayo esté en equitativos términos amistosos con el gobierno argentino, este pais (Uruguay puede llegar a encontrarse completamente aisiadd’. Las aparentes contradicc nes no parecen ser sino un bluff para despistar a sus adversarios. Si duda, la p interna uruguaya incide en las declaraciones pib| cas de Berreta, cuyo gobierno no cuenta con mayoria parlamentaria, yen caso de que llegara a alain entendimiento con los herreristas su posiciGn se verfa muy fortalecida si estuviera en los mejores términos con el general Perén’®. Y éste es precisamente uno de los problemas que heredaria el siguiente gobierno. Lamuerte de Tomas Berreta, el 2 de agosto de 1947, determiné un inesperado recambio qubernamental. Luis Batlle Berres, vicepresiden- luego de una carrera politica mas legislaturas y desde sui pro- pia emisora radial, que Ie habia deparato el liderazgo de uno de los dos grupos familiares que se disputaban lalconduccién del batllisma, cionaron negativamente: razones histéticas y qeogréficas, divérgen- cias politicas ¢ ideolégicas, alineaciones intemacionales contrapues- tas, disimil potencial econémico y un|marcado distanciamiento per- sonal entre los respectivos gobernantes. Ante todo, la existencia de regimentes politicos divergentes con una pesada carga de resabios ideolGgicos mhuttos. Al comenzar la segunda posguerra, segtin el embajador norteamericano Elis Briggs, Uruguay era una democracia formal y practica donde la convivencia estaba asen- | Gordon Verehes, Montvideo, 15 de dnero de 1947, FO 971, 61972 49 tada en el respeto de las libertades pitblicas. Desde ese angulo Uruguay mira a Argentina como una potencial amenaza a la estabilidad de su régimen democrético, Los funcionarios uruguayos fundamentan su re- celo én las declaraciones inamnistosas del gobiemo vecino y principal. mente en sus expansivos proyectos regionals, habida cuenia de la des- proporcién de fuorzas y recursos entre ambos paises. Las diferencias politico-ideolégicas anticipaban una divisotia in- franqueable. Los regimenes militares o civiles argentinos que se stice- dieron luego de 1930 mostraron (quizés con la excepcién del presi dente Ortiz) dudosas credenciales democraticas, tanto por el ejercicio del fraucle electoral sistematico como por sus simpatias hacia las con- cepciones autoritarias, abiertamente manifestadas desde 1943 me- diante el ejercicio directo del poder militar. Con todo, ées posible cali- ficar de fascista al régimen de Perén? La pregunta, por repetida, no deja de ser algo equivoca o al menos capciosa. La atribuci sin duda originada en Washington, es hija del enfrentami mos europeos. Mas bien cabria considerar al peronismo como una variante del populismo native que si bien moviliza a las masas no es fascista en su cardcter"™ En materia de politica intemacional son notorias las ya expuestas divergencias frente a la guerra mundial, Las inclinaciones neutralistas de los gobiernos argentinos, que del Eje, se profongaron casi hasta la derrota final de Alemania Otras discrepancias volvieron a manifestarse a propésito del caso espaol. Luego de fa guerra civil los distintos gobiernos argentinos cultivaron una_ politica amistosa hacia el régimen de Franco, estable- % Walter Laqueur, Fascism, Past, Present, Future. New York Oxford University Press,1996, pp 85-86, 50 ciendo diversos vinculos politicos, culturales y econémicos que en principio prometian ser mutuamente ventajosos. Desde 1930 las afi- nidedes ideolégicas venian siendo potenciadas mediante el concepto de Hispanidad, inspirador de la cottiente del nacionalismno hispanis- ta que alcanza consagracién oficial bajo el patrocinio de la cancille- ria de Enrique Ruiz Guiriazi, Luego de la eleccién de Perén los acercamientos previos conducen en actubre de 1946 a la firma de un convenio comercial que precedi6 a un acuerdo de intercambio de vasto alcance, conocido como el Protocolo Franco-Perén’?: Distintos estudios han veniclo discutiendo el carécter y las motivaciones de una i6n bilateral que pese a su inviabilidad econdmica y sus riesgos ideol6gicos se prolongs hasta 194878 La posicién de Uruguay frente a Espaiia fue diametralmente puesta. Los sentimientos favorables a la causa republicana, que predominaban en los gobernantas, la opinién pablica y la colectivi- dad espariola residente, contribuyeron a definir uné pe amistosa. hacia el régimen de Franco, acorde con la posicién inicial de las Na- ciones Unidas que excluyé a Espaiia de todos sus organismos. Asi- mismo los votos uruguayos en la ONU acompafando una ruptura hemisférica con Espatia se agregaron a la lista de contenciosos que crispaban las relaciones con Argentina. En setiembre de 1945 una delegacién de personalidades repul video como huésped del Municipi ida por el Senado, cuyo vicepresidente Alberto Guani trasmite “la més ferviente adhe. sién del pueblo uruguayo a fa causa republicana"’*. La Camara de Representantes aprobé una minuta de resolucion proponiendo al Po- der Ejecutivo que la ruptura colectiva de los gobiernos americanos * Raanan Rein, "El pacto Perén ~ Franco: justficaci6n ideolgica y nacior Argentina”, en:, Estudios Interdisciplinarias de Ameériea Latina y ef Cari vol. 1.1, pp. 107-132, ° Marisa Gonzalez de Oleaga, “Panamericanismo e hispanidad en la politica exte riot argentina de la Sequada Guerra Mundial: la confrontacién politica en la erea- idn de identidades”, en EIAL, vol. 5,1, pp.59-82.; Raanan Rein, The Franco-Perdn Alliance. Relations Between Spain and Argentina, 1946-1955, Pitsburgh, Pitsburgh Unix Press, 1993, * Summary of Events in Uruguay during 1945, FO 371,52184, St con el régimen de Franco deberfa ser planteada en la préxima confe- rencia de Rio de Janeiro? Un expediente preparedo por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto retine detalles sobre la iniciativa uruguaya y transcribe una serie de articulos periodisticos alusivos pro- cedentes de Montevideo, Buenos Aires, Rio de Janeiro, La Habana, Londres y Madtid. ‘Todavia en 1950, cuando la ruptura ya es una causa perdida por cuanto Estados Unidos ha adoptado una politica favorable a Espaita, Uruguay persiste en las Naciones Unidas -contra la mayoritaria posicién de las reptiblicas americanas- oponiéndose a modificar la interdiccién al reconocimiento diplomatico de Espana, dado que ese paso, segin la caneillerfa, significarfa una flagrante con- tracliccién con los principios democraticas’® Desde el final de la guerra, los planes expansivos de Argentina resultaron favorecidos por el notable incremento de su potencial eco- némico, y sobre todo por el impetu de su capacidad exportadora. Las diferencias en materia de recursos basicos colocaron a Uruguay en tuna situacién de dependencia frente a su vecino con respecto a algu- ros rubros alimenticio basicos (carne, sal y en mayor medida cerea- les). Dicho desequilibrio se vio acentuado en la medida que una im- portante fuente de sus ingresos provenia del turismo argentino. En cuanto al comercio exterior, los rubros agropecuarios exportables de- bieron enfreniar la concurrencia de sus similares argentinos, cuyo volumen de produccién les otorgaba ventajas diffciles de remontar en los mercados internacionales. La otra cara de las diferencias entre Argentina y Uruguay proviene de la desavenencia entre sus gobernantes, que aqui se insinda a partir de una instrospeccién meramente conjetural. Antes de Batlle Berres otros presidentes recelaron de las intenciones argentinas: Amézaga pri mero, més tarde Berreta, aunque ninguno de ellos sostuvo ningtin en- frentamiento directo con Perdn. Con Luis Batlle las cosas fueron distin- tas. Se trata de un politica “de armas tomar”, y quiso el destino que su liderazgo en el Partido Colorado cubriera los dos primeros gobiernos * Ind ™ Ck Urugues: Annual Review for 1960, p.4, FO 371,91077 52 c | peronistas, incluso sobrepaséndolos. Ambos, Perdn y Batlle Berres, son personalidades arroganies y, cada juno en su estilo y su perfil ideo- légico, representa un paradigma de hombre fuerte. Se trata de dos vo- luntades dificilmente coneiliables. Seguramente en la relacién a distan- cia que sostuvieron anidaba un mutug componente de rencor y ani- mosidad. En el caso de Per6n, su incompatibilidad con Batlle Berres resul- taba nototia: por ser la cabeza del partido politico uruquayo que més lo habia enfrentado, y cuyas tradicignes liberales y democrsticas, antifascistas y antimilitaristas represenitaban a la mayorfa de la po- blacién uniguaya, decididamente antiperonista; por entender que el presidente toleraba o alentaba la camparia de los exilados argentinos desde Uruguay, habiendo a menudo acusado al gobierno uruguayo de instigar su propa odistica, atribuyéndole aun cierta complicidad en el “complot Griffiths” ditigido a asesinar a Perén vy Eva Duarte; por la actitud desafiante con que enfrenté los gestos coactives de Perén, a partir de su printer encuentro oficial en el vate Tecuara, (Nunca, ni en los momentos més tensos de aquella relacién, el presidente uniguayo tendi incondicionalmente su mano ni tampo- co oculté su rechazo hacia los militares nacionalistas); por ser e| here- dero de una pederosa fortuna politica que lo convirlis en nieto y so- brino de dos presidentes: el primero, jacérrimo enemigo de Rosas yv protector de Garibaldi, el segundo, coy una fuerte impostacién liberal yanticlerical, fue el constructor del modemo Estado uruguayo; por ef apoyo que Uruguay recibié de Estados Unidos en la época de|su fo- bia antiargentina, cuando ef tfo Sam eultivaba una amistad pragmé- tica con Uruguay, por itimo, y en un orden de cosas mas personales, Perén habia recibido, antes de alcanzar la presidencia, un agravio ido a su consorte, un insulto de esos que a nivel personal no se olvidan ni se perdonan. En febrero de 1946, dias antes de las eleccio. nes argentinas, Batile Berres desde una emisora uruguaya dirigié una de sus habituales diatribas contra Perén, en la que lleg6 a incluir una ofensiva calificacion dirigida a Eva Duarte?” * Cir, Alocucion radial, Montevideo, 21 de febrero de 1946, en Luis Batlle, Pensa miento y Accién. Discursos-y antculos. Selection y notes por Santiago Rampant Montevideo, Editorial Afe, 1965, tomo 1, p. 33. 53 A su vez, Batlle Berres expresa una fuerte animosidad contra Perén: por ser un militar con simpatfas nazifascistas, por su politica de abierta intromisién en jos asuntos uruguayos (caso de las eleccio- nes aruguayas de 1946, donde Pern repitié con idéntico resultado las similares maniobras de Braden); por su politica regional expansiva y por el designio de incorporar a Uniguay, contra su voluntad, en lanes integracionistas que no lo beneficiaban; por las medidas eco- » némicas discriminatorias adoptadas contra Uruguay, en perjuicio del comercio, ef turismo y aun el consumo popular de articulos de primera necesidad; por su politica represiva que habia empujado al lificado grupo de opositores democraticos; por las medi-/' das autoritarias contra la prensa oral y escrita, con clausura y aun incautacién de periédicos disidentes; por las severas restricciones al erecho de reunién y asoctacién; por el restablecimiento de la ense- fianza religiosa en las escuelas asf como por la intervencién y el some- jento de todas las universidades argentinas. El ocaso de una mala relacién. Las circunstancias en que asume el nuevo presidente uruguayo no presagian un mejoramiento de las relaciones con Argentina. Un afio antes, la victoria electoral de Perén habia favorecico una mo- menténea distensién, que coincidfa con las halagiiefias expectativas despertadas por el lanzamiento del_primer Plan Quinguenal y la na- cionalizacién de los ferfocarriles britanicos, En ese clima, los gestos conciliatorios del presidente Truman también anticipaban un cambio en la politica de Estados Unidos hacia Argentina, no ajeno al agrava- miento de las tensiones intemacionales de la guerra fria y a los recla- mos del Congreso, los hombres de negocios y el Pentagon. En agosto de 1947, el fortuito acceso de Batlle Berres es insepa- rable de las cavilaciones surgidas en el nuevo gobiemo ante un even- tual acercamiento entre Washington y Buenos Aires, en momentas en que los pianes armamentistas del ejército argentino y el insinuante alcance mundial que Perén atribuiria a la Tercera Posicién vuelven a sembrar el desconcierto y la desconfianza entre sus vecinos del Cono ‘Sur. Los temores de Luis Batlle se atinan, en.lo interno, con la preocu- 54 pacién que despertaban {as conexiones del herrerismo con e! peronismno. Las recientes declaraciones ptiblicas de Herrera testimo- nian su calurosa adhesin a Perén, a quien califica como “el la soberania de América Latina”.’® Sin embargo, y pese a tales perspectivas, los nudos de la relacién entre Estados Unidos y Argentina se desatarian més lenta y desacompasadamente de lo que se teria en los medios uriguayos. Si la confrontacién entre las grandes potencias mundiales aconsejaba a Washington cerrar las brechas del sistema interamericano, Argentina atin no daba pruebas suficientes de haber acaiado las obligaciones de Chapultepec respecto a las personas y bienes alemanes, ni tampo- co era clara la postura que defenderia en la inminente Conferencia de Rio de Janeiro. Con todo, las explicaciones ofrecidas por el canciller Bramuglia resultaban politicamente convincentes en las circunstan- cias mundiales de 1947 como para no dilatar la incorporacién de una Argentina potente al sistema de defensa hemisférico, Antes de partir para Rio de Janeiro el ministro jugé atin dos cartas fuertes al sugerir al encargado de negocios norteamericano la conveniencia de un pac- to secteto anticomunista entre ambos paises; y trasmitiéndole al mis- mo tiempo el firme apoyo intemacional de Argentina a Estados Uni- dos. En previsi6n de posibles malos entendides, el canciller aclard que “cualquier declaracién posterior en contrario seria sélo para con- sumo interno”??, En el curso de tales acercamientos, los pasos siguientes de Was- hington parecieron contradecir sus nuevos objetivos con relacién a Argentina. Por lo pronto, el proyecto del presidente Truman apuntan- do @ una colaboracién militar interamericana, que im} cién de armamentos, organizacién y adiestramiento bajo la coordi- nacién norteamericana causé una esperable mala impresin en los ™ Clr. Entrevista del diputado Eduardo Colom con ef Dr, Luis A. de Herrera en fa sede dal Partido Nacional, Montevideo, publicada en La Enoca, Bueno: Aires, 9 de de 1947; Informe de George F. Scherer al Departamento de Estado, Buenos Aites, 18 de abril de 1947, NARA,733,35/4-1847, ® Chr Andrés Cisneros y Carlos Escudé, coord. Historia General de la Relaciones Exteriors .. ci, p. 95 55 circulos politicos y militares argentinos, que lo rechazarfan atribuyén- dole una inadmisible intromisién en la esfera de su soberania. Frente a la reacci6n argentina, y en un incongruente quid pro quo, el Depar- tamento de Estado anuncié a comienzos de junio de 1947 la renuncia de Braden, recibida con alborozo en Buenos Aires, pero al mismo tiempo dispuso el regreso del embajador Messersmith a Washington, medida que provocé el descontento de Perén, dada su estrecha rela- cién personal con el funcionario saliente. Precisamnente en visperas de la Conferencia de Rio, Perén dio a conocer tn mensaje por el cual se distanciaba cle los dos exlremas de la.confrontacién bipolar, proclamando al mundo la doctrina de la Ter cera Posicidn.argentina*? ae La intensa actividad intemacional desplegada por Argentina du- rante 1947 aparejé un cierto respiro para Uruguay, que a su vez pro- curd regularizar las relaciones comerciales con Buenos Aires median- te un tratado reparador. El intercambio tradicional habia sido des- igual y siempre desfavorable a Uruguay. Desde 1943, la creacién de un Departamento Comercial anexo a fa Embajada uruguaya en Bue- nos Aires apunté a sistematizar k formacién sobre el intercambio comercial entre las dos orilias. Al cabo de tres afios una Comisién Mita llegé a elaborar un borrador de proyecto que fue desestimado por los perjuicios que acarreaba para los productores uruquayos. El titular de la Cancilleria, Mateo Marques Castro, reelabora entonces las ideas basicas del acuerdo intentando revertir e! constante déficit ‘uruguayo en la balanza comercial argentina. La propuesta de Mar- ques Castro pone el acento en el desarrollo del turismo y el intercam- bio de productos alimenticios frescos y de ganado en pie. No obstan- te, la firme oposicién de Batlle Berres, que a poco aparejé la renuncia del canciller, apunt6 a soluciones menos coyunturales, sosteniendo que el déficit no lograria abatirse aumentando las exportaciones, sino bid. pp.92-97; Peron’, en Regestc, Instituto de Historie, Facultad de Derecho y Ciencias Se UGA, Rosario, enero junio 1989. 56 7 4 fomentando la produecién agricola y én particular le hortifruticultura, La objecién presidencial de fondo sefidlaba que el proyecto del mini tro abriria de hecho las puertas a los excedentes agricolas arget cuyos costos productivos eran muy iriferiores a los uruguayos, Tam- poco le seducia fa apuesia al turismo, prgumentando que la cotriente de veraneantes y viajeros siempre estaria a merced de las restriccio- nes que pudiera imponer el Banco Cerftral argentino al desplazarnien- to de personas. Una vez mas las resistencias de Baille Berres oscurecian ‘segiin las autoridades argentinas- el camino hacia un tratado destiniado a contemplar intereses comunes y por Id tanto a mejorar las relaciones entre ambos paises. Miranda y Bramufglia no ocultaron su decepeién frente a la negativa uruguaya, en tant que para Perén significaba un nuevo revés en st politica expansiva hacia el pafs vecino. En la/entre~ visia concedida a la agencia France Presse a fines de 1947 Luis Batlle ratificaba en lenguaje llano su incambiada posicién al respecto: se puede firmar un buen tratado, lo pagers sino se puede, seguire- mos trabajando y superando obsticulos, en beneficio de las ¢onve- niencias de ambos pueblos” Laidea de un encuentro personal de los dos presidentes, qué tomé cudipo durante los ultimos meses de 1947, fue bien recibida en Mon- t@¥ideo en un momento en que recrudecfan nuevamente los temores frente’a iia posible accién armada pér parte de Argentina. La visita del general Crittemberger a Buenos Aires, encuadrada dentro de los planes de defensa hemisférica acordaiios en Rio de Janeiro, agentué las preocupaciones uruguayas previendo posibles solicitudes algenti- nas de equipo militar a Estados Unidas. Pero de todos modos la dis- cusién de varios asuntos de fondo (linites fluviales, intercamtjio co- mercial y regularizacién del turismo) segufa interesando a Uniguay La reunién tuvo lugar el 27 de febrerp de 1948 a bordo del yate de Perén, Tecuara, anclado en la desembocadura del Rio Uruguay. Ines- peradamente, la declaracion conjunta|que surgié del encuentro, sus- crita por ambos presidentes, parecié dar en principio plena satisfac~ cién a los reclamos uruguayos en os tres puntos mencionados| Poco tiempo transcuricfa sin embargo entrd el entusiasmo y la decepcién. “Subsecuentemente -segiin informa uh afo mas tarde el embajador | 87 briténico- es una pena que los acontecimientos no hayan justificado fal optimismo...JLas comisiones que estudiaran la cuestion de los ites del rio Uniguay no han sido atin designadas; los delegados comerciales no han sido nombrados todavia y tampoco se han inicia- do las discusiones financieras; y el flujo de las valiosas “importacio~ nes invisibles” hacia los centros turisticos uruguayos ha side practi- camente cerrado al final del afio [1948}. El senor Miranda visits al Presidente Batlle Bertes para explicarle que no era posible un afloja- miento de las existentes restricciones argentinas de cambio"?! La conclusién que puede extraerse es que las concesiones acor- dadas en el papel no lograron trasponer las dificullades reales que implicaban para ambos paises, ni tampoco superar el antagonismmo personal que separaba a Perén y Batlle Berres. Ciertos entretelones visuales reflejan en alguna medida la tirantee dominante en aqu: entrevista. Por ejemplo, una filmacién sin editar rescata, més al la retérica oratoria, respectivas consortes.* de ides y gestos de ambos presidentes y sus Elbalance del encuentro fluvial arroja una mutua decepeién. Luis Batlle siente que ha sido maltratado por su colega. Ello surge de sus comentarios confidenciales al embajador Briggs.*? Segin dicha fuen- te, Batlle debié aceptar la arrogancia de Peron, sus gestos intempesti- vos y la presién de que fue objeto a propésito del documento que debi6 firmar en el mismo momento de enterarse de su contenido. A su ver, Perén no oculta su disqusto por la forma en que fue manejada la reunién por parte de a uruguaya, ni su rencor hacia Batlle Berres al enterarse de los “planes defensivos” que los presidentes bra- silefio y uruguayo habjan concertade, pocos meses antes, frente a in Informe anual sobre e! aio 1948, on Benjamin Nahum, Informes diplométicas de {0s representantes del Reino Unido en ef Uruguay. Tomo X: 1948-1951 Montevideo, Universidad de la Repablica, Departamenta de Publicaciones, 1999, pp. 124-126, ® Luciano Alvarez, "La vida privada a 16 y 24 cuadtos por segunda", en José P Barrén etal, Historia de ia vida privada en el Uruguay, Tomo 3,. Mentevideo, Tauris. na, 1997, pp. 179-180. ‘Memorandum de Eiis 0. Briggs, sobre las relaciones uruguayas con Argent na, Montevideo, 8 de noviembre, 1948, en NARA, Ineluido en el presente volumen ‘come Documenta n° 33, 58 : eventual anschluss argentino sobre Uruguay; en lo personal se siente asimismo incémodo, y seguramente percibe la distancia y la altanera indiferencia con que la primera dama uruguaya trata a su anfitriona’* El curso de las tensas relaciones argentino-uruguayas siguié ca- racterizandose desde entonces por la secuencia de amenazas, presio- nes y réplicas que conforman una crénica recurrente acerca del es- tancamiento de una mala relacién que ya no habria_de modificarse hhasta la cafda de Perdn. Imposible sequir aqui sus distintos episodios. La somera enumeracién siguiente permite reconstruir el clima de hos- tilidad que reina entre ambos paises: 1. Antes de terminar 1948 se hizo pitblico en Buenos Aires un su- puesto complot criminal contra la vida de Perén y su esposa, del que se responsabilizs a John Griffiths, un ex agregado de prensa de Braden expulsado de Argentina y huego radicaco en Montevideo. Tal citcunstan- cia dio pie en medios peronistas a la versi6n de un complot con ramifi- nes en Uruguay. El hecho, nunca probado, acrecenté la hostilidad popular contra Estados Unidos reavivando, de paso, fa inquina contra el gobiemo de Batlle Berres, acusado indirectamente de tolerancia cul- pable. En un encendido discurso Perén condené “el atentadc” de Griffiths, a quien denuncié como espia internacional, sevialando: “Si ese individuo hubiese obrado por su cuenta, habria tenido que regresar su pais. Pero como no abraba por su cuenta, se instalé comodamente en el Uniguay, y desde all esta divigiendo k Hoy ha tenido la desvergitenza desde Radio El Espectador de Montevi- deo, de afirmar que esto es una farsa y que no existe tal conspiracién’® ia Matilde Ibéfiez: “La entrevista en el Tacuara ada. Se me nota hasta en la foto que estaba mal, Embajacas, carpeta 2/208. Se anexa a dicho Boletin un recorte de un perisdico 2.- La campafia de prensa argentina contra Uruguay se increment6 mediante una violenta descalificacién de sus dirigentes (vg."“gobierno de Cantinflas"; “instrumento de un poder extranje- 10", }-acompafiada por claras Incitaciones a la violencia, como la que ditigié el propio Peron en su discurso del 8 de setiembre de 1948: “Cuelguen a la oposicién” declaré el presidente. La alusin se dirigfa sin duda a Uruguay, donde residian los opositores, locales 0 inmigrados, dado que en Argentina toda discrepancia con el régi- sido silenciada’®, 3.- Las denuncias del embajador uruquayo en Buenos Aires (més tarde Caneiller) Alberto Dominguez Cémpora, acerca de la existencia de un plan argentino para lograr la hegemonia en Sudamérica meri- dional, repetidas en distintos informes y memoréndums*?, 4. La clausura del diario La Prensa, en 1951 que se inscribe en ‘un proceso de cercenamiento de la libertad de informacién, es el titi- mo peldaiio en la escalada contra los medios de comunicacién, aludi- dos en el discurso recién mencionado como attifices de “la confabula- cidn”. “Un grupo de oligarcas contumaces que todavia se resisten a ver la verdad con sus propios ojos” y_“cierta prensa que los alimenta con su prédica malsana de cada dia”. Un par de afios antes, una investigacién partamentaria habia intervenido varios diatios y dos agencias de noticias norteamericanas (United Press y Associated Press). 5.- Desde 1952, luego de la muerte de Eva Duarte, Perén endure- ce su perfil autoritario, dectarando en una conferencia en la Escuela Superior del Partido Peronista que “Argentina necesita un conduc- , titulado: "Sefalé el presidente a los esponsables del com- confirma, recagidas pot el autor, seralan la existoncia de ‘un proyecto de sublevacién, aborlada en sus comienzos por la policia, que inchute Ia eliminacién de Perén y su esposa, y del cual Grifiths tenia conocimiento yo pparticipacién en su presunta condicion de agente de la CIA en Montevideo. 8 Memoréndum de conversacién con al embajador Alberto Dominguez Campora, Washington, 12 de agosto, 1948, NARA, transcripto en este valumen como Doct 3 $6,13,24, 27, 3. y tor"®*, La cancillerfa uniguaya acusa tecibo de un enéraico plantea- miento del canciller Remorino contra la designacién de un consul uru- guayo en las Malvinas. El cardcter provocative de dicho incidente fue inmediatamente probado, ya que Uruguay venia manteniendo un consulado permanente en Port Stanley durante los tiltimos treints aiios, 6. La expulsién de dos egregad)s laborales argentinos, por su intromisién en los medios gremiales ¢n momentos en que Uruguay enfrentaba una huelga general con matices revolucionarios*?. Perén, en represalia, amenaza con la ruptura de relaciones?” 7.- Finalmente Battle Berres pide Ia intervenci6n informal de! go- biemo norteamericano en el diferendd con Argentina, fuerzas armadas y la Iglesia, Ja accién He los exilados se rmultiplica en la prensa y la radio durante 1952 y 1953. En visperas del levanta- miento militar de junio de 1955 las tensiones entre arnbos paises vuc ven a su estado critico ya habitual: Perén amenaza nuevamente con interrumpir relaciones, conminando al gobierno uruguayo a silenciar s exilados. El clirna hostil dn que se enmarcan las relaci ® Decaraciones del embajador Marques Ctsto, Buenos Aires, 15 de octubre, 1952, en NARA, citado en este volumen como Documenta n® 47, donde: figuren ras amenazas @ Uruguay, que 2e concretan mediante la intorupein de} tfc luvial y aéreo, al no conceder las autoridaclds argentinas ios permisos reqiserides, generandose una fuerte caida de las ventas dp pasajes. * informe de Albert F Nufer,Suencs Aires, 1§ de octubre, 1952, NARA, incluido en ete volumen como Documento n° 47. | | ® Informe Wallace Stuart, Montevideo 21 de nayo de 1953, incluida en el presente volimen como Documento 1° 50. | 6t Epilogo: “El tio Sam, un buen amigo de estacién’. El final de esta historia se asemeja demasiado a su estridente comjenzo de 1944, La firantez de las relaciones interplatenses se man- tiene {y por momentos se acrecienta) entre 1953 y 1955, época en que Estados Unidos ya no requiere fa presencia de Uruguay como “centinela democratico austral” porque ha resuelto el problema de su convivencia con Argentina; y también porque en el contexto mundial de la guerra fria la exclusién de Argentina ha dejado de ser conve- lente para sus intereses. Pern, entretanto, no ha modificado sus afinidades ideolégicas y, lejos de ello, tampoco ha abandonado sus ambiciones de subpotencia en el Cono Sur ni su tradicional enfrenta- miento téctico con Estados Unidos. Sélo ocurre que en el marco de la confrontacién bipolar, Argentina ya no representa una amenaza para la comunidad hemisférica sino un discolo pero seguro aliado que no puede soslayarse. Para Uruguay, ese viraje significa afrontar los riesgos de una mala relacién demasiado cercana en una remota periferia donde ya no cuenta con la proteccién de la potencia hegeménica ni tarmpoco con ta de ningiin otro aliado europeo”. Sin embargo Estados Unidos no ha dejado el campo libre a los emprendimienios del Bloque Austral; en un clima de amistosas relaciones, sus embajadores son instruidos para neutralizar la propaganda antinorteamericana, maderar las pro- puestas de integracién econémica de Peron asf como los planes de penetracién politica sobre sus vecinos®?, A la luz de la situacion ar gentina de comienzos de 1952, la obstinada actitud antinorteame- Hicana de su gobierno resultaba apenas un alarde de poder que con trastaba con el creciente deterioro de la economia interna que vol cada dia mas inviables las politicas de proteccién al consumidor. Las consecuencias de una ruinosa cosecha, la virtual paralizacién de la ™ Informe de E.R. Lingeman, Montevideo, 31 de enero, 1954, en Benjamin Nahum, {nformes diplométicos de los representantes del Reino Unido en ef Uruguay. Toro XL 1952-1985, Montevideo, Universidad de ia Republica, Departamento de Publi. caciones, 1999, pp. 238 -239, © Ch Andrés Cisneros y Carlos Escudé, coord, Historla General de las Relaciones Exteriores, cit p.139- 140, Y 62 ; .dustria, el deterioro del comercio exterior y la aceleracién del ritmo flacionario, se reflejan puntualmente en las medidas propuestas en el Plan Quinquenal de ese afio. El pragmatico acercamiento entre Pern y Estados Unidos pron to resulté una inevitable alternativa: tanto las necesidades argentinas de délares para financiar las importaciones de maquinaria agricola y combustibles, como el tormentoso clima intemacional creado por la guerra de Corea, venian impulsando la comtin necesidad de enten- derse con un espiritu mas conciliatorio. Con el acceso a la presidencia del General Dwight Eisenhower culmina el proceso de recomposicién de las relaciones entre ambas naciones, El objetivo central de la politica de seguridad del nuevo gobierno norteamericano ~en el que John Foster Dulles ocupa la Se- cretaria del Departamento de Estado- consisie cn impedir la pene- tracién soviética en el continente. Toda otra consideracién politica, econémica, militar © moral _habrfa de subordinarse a dicho propési- to, Al regreso de su viaje Jatinoamericano Milton Eisenhower asequré que Perén seria un firme aliado en la lucha contra el comunismo y que era por lo tanto merecedor de la asistencia norteamericana. En su informe, resulta sugestive que Uruguay haya sido apenas citado, y que no se manifieste ninguna intencién de prestarle ayuda. Los acuerdos alcanzados en abril de 1953 clausuraron los anta~ gonismos que se hab/an interpuesto entre Estados Unidos y Argenti- na durante los tiltimos diez afios. La alfombra dorada que abrevie la j6n fue extendida oporlunamente pocas semanas antes de la trascendental visita, mediante una Ley de Inversiones que favore- cia el ingreso de capitales extranjeros en sectores clave de la econo- mia argentina. La respuesia del gobierno norteamericano consistié en gestionar recursos crediticios destinados a asegurar la fidelidad argentina a sus-muevos compromisos hemisféricos™, En la éptica de las politicas de seguridad del Departamento de Estado ya no importaban las medidas represivas de Perén contra la ibid, p. 141 ibertad de expresicn: las clausuras © confiscaciones de periddicos, lios o agencias noticiosas desafectos al régimen eran vistas como asuntos internos argentinos; en las restantes repiiblicas la presencia de dictaduras militares, mas © menos sangrientas, poco importaba en tanto garantizaran la cooperacién contra el comunismo?4, En este sentido, y en lo que se refiere a Argentina, pocos docu mentos resultan tan elocuentes como el memorandum de la entrevista on Perén y el embajador norteamericano Albert Nufer fa que en anteriores ocasiones” y describe con detencién los métodos drasticos que viene aplicando para com- batir el comunismo en su pais. Segiin Perén, ya no es posible adoptar una actitud de indiferencia y se vuelve imperioso erradicarlo en todo ‘| hemisferio, previniendo su expansién en. cualquier parte. Segiin el relato de Nufer, una constanie vigilancia policial permite al gobierno estar plenamente informado de los mo: mientos y actividades del Par- tido, Dentro de las esferas gremiales, el propio Pexén termina de di girse a los representantes de unos 500 sindicatas, advirtiéndoles acer- ca de la infiltracién comunista y dando a conocer los nombres de los. miembros indeseables para faclitar su desafliacién. El encarcelamiento de los comunistas extranjeros aiin no residentes y la presién sobre los residentes y sus familias, a quienes se permite la residencia a con de suseribir un compromiso que les prohibe paricipar en futuras actividades comunistas, no impide que contintien iqualmente bajo estricta vigilancia policial?s, Antes de concluir su visita, el embajacior Nufer entrega a Peron una copia en castellano del texto preparado por Dulles y sus asesores para ser presentado en la conferencia de Caracas, frente al cual Perdn, una vez leido, manifiesta su més completo acuerdo. Cabe recordar que a la hora de la conferencia de Caracas, Argentina se abstuvo, al igual que México, de votar la mocién de Dulles sobre el caso quatemalteco. % Informe de Elis O. Briggs, Montevideo, 5 de agosto de 1948, incluido en el presente volumen como Documento n° 17. ® Cf. Memorandum confidenciat del Embajador Albert F Nufer, Buenos Aites, 5 de febrero de 1953, en NARA, RG 59/ 735.00 2-554 64 La Tercera Posicién no s6lo ha sido de hecho abandonada, como exigen las nuevas circunstancias; su mismo lanzamiento de 1947 se revela como una propuesta surgida en el contexto de las politicas ar- gentinas que apuntalaron las estrategias de negociacién durante la Gltima etapa de la confrontacién con Estados Unidos. Desde la perspectiva uruquaya, la coyuntura internacional y los ltades interas, Uruguay era siempre una reducida rofe, molesta y altiva, Pero desde 1953, la ratificacion del tratado de asistencia militar suscrito con Estados Unidos agrega un nuevo pretexto de intitacién para Algentina, Los actos inamistosos persisten, cualquiera sea la entidad del problema de turno. Se ha sos- tenido que Uruguay pudo ser un blanco oportuno para disttaer la atencién de los problemas que perturbaban al segundo gobierno peronista, En tal hipétesis parecerfa natural que la inquina acumula~ da por Perén desde 1943 contra el indécil régimen democratico de los Uuruguayos le lleve a hostigar al vecino gue buseé la proteccién norte- americana durante la guerra, en los momentos mas criticos de stu con- frontaci6n con Estados Unidos. | Pese a las presiones argentinas (d quiz4 como respuesta a ellas) Uruguay despliega entre 1953 y 1955 tina politica exterior de intenso relacionamiento con pafses, organizaciones ituciones intema- cionales, sin abandonar atin sus persistentes gestiones diplomaticas en la ONU en contra de la normalizagién de relaciones con Franco. Desde el Parlamento, Uruguay propont 0 acompaiia mociones acor- des con los principios democraticos y de autodeterminacién, no sdlo en el caso de Israel, donde su gesto solidario es bien recibido, sino en de Guatemala, mediante una propliesta favorable a la repliblica intervenida, respaldada por varios periédicos, incluyendo desde el oficialista Accién hasta el acérrimo opositor nacionalista El Debate. La mocién pariamentaria reclamando el apoyo a Guatemala “en su lucha contra la agresi6n”,-que recogié jana amplia mayoria en la Ca- mara, asf como iguales manifestaciones solidarias de distintos secto- 65 ve de la poblacién, no alteraron lai ieraron la inevitable postura ofc Biero en Caracas favorable mocign de Dull Aun sc bs dese, enmiendas propuestas por la delegecién turugu fe mente aprobado no dejaron de trast se eictier eae «le meade no devon de tac le sentininos demo De cualquier forma la relacién pri nacida en los aos de la guerra, ¢ han cambiado y los enemi JOS son. legiada con Estados Unidos, std tocando a su fin. Los tiempos ; otros, con la diferencia de que guay, con su democraciaestable, su gente amiga y sus bases eaten s ilitares fa NO es ui stratégico ni va no es un aliado estratégico ni un celoso centinela pro-norteameri ano sino tina repiblica menor d ica menor del Cont ta periferia de la quersa fri, Be bese ten uruguayos el embajador pachos, hace suya la Estados U: ccond de estas sn una remo- nterpretando los sentimientos de mu "Els Briggs, en uno de sus citimos des le quienes resienten el al ces Ia fen el alejamiento de Nos, Feconociendo que el fo Sam result6 "un buen amiga 66 Bibliografia y fuentes consultadas. ‘Atkins, Gordon Pope, América Latina en ef sistema politico interna- cional. Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1991 Baille, Luis, Pensamiento y accién, Discursos y articulos. Seleccién y notas par Santiago Rompani., 2 vols, Montevideo, Editorial Alfa, 1965 - 1966. Braden, Spruille, Diplomats and Demagogues: the Memoirs of Spr Braden. New York, Arlington House,1971. 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