f ROMA RESCATA EL CASTIGO ETERNO
eel
/ LAS CLAVES
JUAN PABLO II sostuvo cue
2 inierno no era un lugar fs:
real en el que ardieran los pe
cadores, sino més bien una me
tifora de la ausencia de Dios.
BENEDICTO XVI his recupers
do la creencia tradicional, que
sitia en el infierno a los con
denados por graves pecados.
LA EVOLUCION. F concepto
Las antiguas descripciones m-
ticas de ls castigos del Averno
no ristianasojudias en origen,
4ycon muy pocas variaciones—
Consiguieron, pues, un gran éx-
to yo seguiran teniendo a tra-
vés de su versincristiana, que
Perdura hasta hoy. La falta de
justiciaen este mundo impele a
las gentes a aferrarse a antiguas
| creencias en cuyo marco en-
‘cuentra cobijo, aunque de un
‘mado un tanto terrible, este afén
de justicia no perecedera.(ROMA RESCATA EL CASTIGO ETERNO
=N EL SIGLO XIII COMENZO A ABRIRSE PASO LA IDEA DE UN
PURGATORIO, DONDE UNOS CASTIGOS TEMPORALES Y
SUAVES PREPARABAN EL ALMA PARA LA FELICIDAD ETERNA
ze-ren realidad muy poco espacio yen
verdad también, poco peso especi
co. La misericordia y el perdén divi-
nos superan con mucho la nocién del
castigo. Tanto en la literatura teol6-
gica como en el arte de la Iglesia anti-
gua se percibe ante todo una certeza
optimists sobre la salvaciGn de la ma
yorfa de los creyentes. El resto de la hu-
manidad importaba poco.
La imagen popular del infierno que
perdura hasta hoy aranca sobre todo en
eleristianismo, con dos obras apécrifas:
el Apocatipsis de Pedro (del siglo 11) y
Ia Fisién de Pablo, del IV. En estas obras
comienzan a describirse con mas de-
talle las penas de los condenados, que
consisten ante todo en fuego, desga-
rramientos fisicos de las cares, olores
fécidos, inmersi6n en excrementos y
fango, abundancia de gusanos inmis
ricordes o angustias en cavidades es-
trechas y aplastantes.
En la antigtiedad cristiana surgicron
pronto dudas sobre estas imagenes. En
cl siglo IL, la voz més autorizada en
contra fue la del padre de la Iglesia y
gran teélogo Origenes. Su doctrina
de la misericordia suprema de Dios
que habria de levara la ereacién de
una “restauracién” (gricgo: apokatdsta-
sis) universal del mundo a su estado
primigenio, el paraiso, hacia impo-
sible la doctrina de un infierno eterno.
Origenes, al parecer, sostuvo que in-
cluso el Demonio, después de una lar-
ga serie de purificaciones, seria per-
donado y restaurado a su estado an-
RATZINGER FRENTE A WOYTILA
“£1 infiero, del que se ha-
bla poco en este tiempo,
‘existe y es eterno”. Asi de
‘tajante se manifestaba el
papa Benedicto XVI
‘en Roma, el 13,
les, arzobispos
y obispos reuni-
dos en el primer
Sinado de su pon-
tificado. Esta firme rev
dicacién dela doctrina
dicional de la Iglesi
tlica, sobre el cardcter
‘tere del castigo divino en
un lugar concreto, se pro-
ducia en el marco de la
campaia iniciada por el
papa Ratzinger en favor de
‘una tecrstianizacién mili-
tante, frente alos avances
el relativism y el lacismo
en las sociedades contem-
ppordneas, singularmente la
europea.
Laafirmacién suponia toda
tuna yuelta al pasado, que
lamas ysuplicios que “para
siempre, para siempre" es-
pperaba alos réprobos, tras
€ljuicio de sus al
0s no pudie-
ron por me-
nos que asst,
aténitos, a este
‘ran viraje que
ponia en cuestién
las afirmaciones en sentido
contrario de su antecesor,
Juan Pablo Il. En el
veranode 1999,
durante cuatro
audiencias
seguidas, el
papa Woyti
se habia dedi-
cadoa precisar
los conceptos
que la tradicién
popular:
tenia sobte el Cielo, el In-
fiero y el Purgatorio, pues,
‘segtin sus palabras, las im-
set “rectamente interpre-
tadas". Asi, el Cielo no po-
dia entenderse como “un
lugar fisico entre las nu-
bes", mientras que el Pur-
io s6lo era un estado
provisional de “purifica-
cién”, que tampoco tenia
tuna localizacién terrenal
En lo rferente al infierno,
el papa polacoafirmé, en la
audiencia del 28 de julio de
1999, que “més que un lu-