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LUC BRISSON Platon, las palabras y los mitos éCOMO Y POR QUE PLATON DIO NOMBRE AL MITO? Edicién corregida y actualizada Traduccion JOSE M.? ZAMORA CALVO MADRID 2005 ABADAEDITORES LECTURAS Serie Filosofia DIRECTOR Fétix OVQUE Ouvancr pusiié ave Le concours pu Minisriee FRANGats qrure — CENTRE NATIONAL DU LIVRE. Obra PUBLICADA CON AYUDA DEL MrnisTERIO FRANCES. ADO DE LA GULTURA — CENTRO NACIONAL DEL LIBRO. CHARGE DE LA CU ENCARG, Reservados todos los derechos. No se permite reproducir, almacenar eracién de la informacion ni transmitir alguna dio empleado sin el permiso en sistemas de recup parte de esta publicacién, cualquiera que sea el me electrénico, mecénico, fotocopia, grabacion, ete.—. previo de los titulares de los derechos de la propiedad intelectual, riruto onroinaL: Platon, les mots et les choses Comment et pourquoi Platon nomma le mythe? © Liprairre FRangors MasPERo, Paris, 1982 © Eprmions La DEcouveRte, Paris, 1994 © ABADA EDITORES, 8.L., 2005 para todos los paises de lengua espariola Plaza de Jesus, 5 28014 Madrid Tel.: 914 296 882 fax: 914 297 507 E-mail: abada@abadaeditores.com diseio Estupto Joaguin Gatteco produccién GUADALUPE GISBERT ISBN 84-96258-39-4 depésito legal M-20.400-2005, Preimpresién — Maria Pérez impresion Lavel, s.a. —Muy bien, mi querido Albert’ —dijo Franz”, volviéndose hacia su amigo—, é qué pensdis ahora del ciudadano Luigi Vampa*? —Pienso que es un mito —respondié Albert—, y que no ha existido nunca. —§ Qué es un mito? —pregunts Pastrini*. —Seria demasiado largo explicdroslo, mi querido huésped —res- pondio Franz, Alejandro DUMAS Elconde de Montecristo, fin del capitulo 33 El vizconde Albert de Morcerf. El barén Franz d’Epinay. Jefe de bandoleros romanos cuyas aventuras acaba de contar Pastrini (ef. nota 4). Al servicio del conde de Montecristo, secuestraré a Danglars, que sin embargo se benefi- cié de la indulgencia del conde. Propietario del hotel de Londres, plaza de Espaiia, en Roma, donde se alojaron Albert y Franz. PREFACIO A LA TRADUCCION ESPANOLA Con ocasién de la traduccién de este libro al espafiol por José M.# Zamora, a quien le agradezco calurosamente, quisiera decir algunas palabras acerca del contexto histérico en que se situa el testimonio de Platén sobre el mythos. En Grecia antigua, mythos significaba en primer lugar y a los sustantivos que designan la . Esta evolucién historica encuentra su desarrollo ultimo en Platon (428-348 a.C.). Platon es, en efecto, el primer autor que ha utilizado el término mjthos con el sentido que continuamos dandole. Al utilizarlo de manera no metaforica, Platén describe un discurso de cierto tipo, fabricado por los poetas de su sociedad, con el fin de sustituirle por otro, el légos producido por los filésofos. Aunque se muestre muy critico con respecto a los mitos, Platén debe reconocer que los filésofos no pueden prescindir de él. Asimismo se inspira en los poetas para desarrollar ciertos puntos de su doctrina; llega incluso a fabricar mitos reconociendo con ello la eficacia que ejer- cen en el dominio de la ética y de la politica. La oposicién que Platén establece ente mjthos y ldgos y la especiali- zacién del sentido de mjthos cuya transliteracion iba a dar mito en 1S MITOS »ALABRAS ¥ LO! PLATON, LAS Pi 8 ue es consecuencia de |, arece | al azar. Me P' ° : espafiol no se debe al ai época de la oralidad por la escritura ¢, id initiva en su ¢| titucion definitiva jesen isid los mensaj i a modo de transmision de I an ae aes cen, i utilizada en Creta en época d La escritura fue bé hacia el siglo XI. 1B una escritura sila ue se derrum| taban. Tras un eclipse de mas de os e reintrodujo en Grecia a principio, a de los fenicios el alfabeto consonin_ Grecia antigua. minoica q i donde las vocales no se an Jos, el uso de la escritura 5 siglo VIII Tomando prestado sOGRU le los sister, tico, que no era { mismo més que una variante d s inventados en el segundo milenio, los grig la consonante leida en combinaci6n a semiticos occidentale: anotaron la vocal al lado de ene i i6 uso una au’ la. Esta innovacion sup’ 4 la lectura que ya no quedaba reservada, como en el caso de la fe la lect lenguas anotadas en un silabario are a peearae Supe de profesionales eapaces de suplir las deficiencias de una notacis, tinicamente de consonantes. En calidad de verificacién experimen. tal, el que intentara leer el pardgrafo precedente, después de haber extraido todas las vocales, se dara cuenta rapidamente de la dificy}. tad extrema de la tarea que exige unos conocimientos y una destren que solamente unos pocos expertos podrian adquirir. olucién en el Ambir, El uso generalizado de un sistema de escritura facilmente desci- frable modificé considerablemente las costumbres mentales de un numero creciente de individuos. 1) La conservacién de la informa- cion dependié cada vez menos de la memoria individual, cuya efica- cia se apoyaba de modo apremiante en el ritmo, asegurado especial- mente por la métrica. 2) El relato fue relevado o sustituido porla descripcién y, sobre todo, por la argumentacién, donde las partes del discurso pueden ser consideradas como elementos autoénomos, y cuya significacion lo del que se desprenden. ji 'samiento con, . " ceptual. Asi, una entidad abstracta Se cr . : Onsideraba ya no s6lo como la propie dad a) PREFACIO A LA TRADUCCION ESPAROLA de ciertas acciones, un proceso institucional o incluso como una divinidad (=Dike) que manifiesta una de las cualidades de ou padre Zeus, sino como una entidad auténoma, pudiendo ser considerada como el sujeto de una definicién; tomaba el estatuto de norma absoluta que permite apoyar un juicio en actos planteados por una comunidad 0 por un individuo. 5) Por ultimo, la conservacion de documentos escritos atribuidos particularmente a un individuo 0 a otro, aun grupo 0 a otro, y que se podian consultar directamente con mas o menos facilidad favorecié el espiritu critico. Para justifi- car su propia existencia un relato, una doctrina o incluso un decreto debian ser presentados por el autor como superiores a todo lo que habia sido escrito hasta entonces sobre el tema. Llegaba a ser posible un control, que ya no podria poner trabas a la autoridad de las Musas basada, en ultima instancia, en la autoridad divina. Aunque la necesidad de recurrir a la escritura para conservar cierto numero de documentos importantes se manifestaba desde hace mucho tiempo en Grecia antigua —en el siglo v1 a.C. se pusieron por escrito la Iliada y la Odisea—, estamos de acuerdo en decir que el paso definitivo de la oralidad a la escritura tuvo lugar en la época de Platén. Las leyes -de Solén en Atenas— y los decretos de la Asamblea del pueblo eran conservados por escrito; los discursos que tanto el acu- sador como el acusado debian pronunciar ante el Tribunal eran redactados por especialistas (que podriamos calificar de , Herédoto y Tucidides, por ejemplo, y de los «filo- sofos», por ejemplo Anaxagoras y Platon; incluso los poetas, espe- cialmente los autores de tragedias, confiaban su obra a la escritura. La lectura que se hacia sobre todo en voz alta se difundia aan mas. Aunque admite la necesidad de recurrir a la escritura en todos los dominios que acabamos de enumerar, y particularmente en el suyo propio, Platén es hicido y reconoce los limites de este nuevo medio de comunicacién. 1) La escritura es slo una imagen visual de un enfoque del alma que contempla la realidad verdadera %% desde un punto de vista estrictamente ontolégico, esta muy alejada de ella. 2) La inmutabilidad del escrito, que constituye, por la esta- bilidad que confiere al mensaje transmitido, una prueba de regula- PLAT 10 Peer ja comunicacién, no | snio de li minio d of n ‘0. problemas especificos. Se trata de scacion fijado que permite escoger ay, 2 morales € intelectuales, y que, Sobr alas preguntas deun inter}. ‘ 1d . ncia en € ridad y de Lege eae plantee valida sin que n° 0} umento de comun? erios ponder un instr : a Ti interlocutores segun © me todo, no permite al autor r¢ 7 j intencio b : cutor perplejo © mal i Be iiserscl _ azar qu fruto de un A Por lo tanto, het on pre considerarlo como el , del que se discute tema de otro de mis libros, publicado en 1996 conjuntamente en aleman con el titulo: Einfiihrung in die Philosophie des Mythos 1, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchengesellschaft, Damstadt (WBG), y en fran- “ ee ie Introduction a la Philosophie du myhte 1, Sauver les Mythes, Luc Brisson CNRS-Paris CONCLUSION z 108 | eee We existe, proclama Marcel Detienne™’, inscribiéndose en Forno) . EI mito jente cultural de moda, que algunos han calificado alegre- na corrie oe 109 , a A te de «jnexistencialismo > . La disolucién del mito en la men! Jogia que desde entonces ya no puede pretender alcanzar el mitologi® de que debe contar un mito, si es que el mito cuenta una 108 Marcel DETIENNE, L'Tnvention de la mythologie, ef. especialmente el capitulo vit titulado: «Le nythe introuvable>, pp. 255-242; [trad. esp., La invencién de la mitologia, pp. 153-164]. ‘Ademas puede leerse Marcel DETIENNE, , en Métamorphoses du mythe en Gréce ancienne, bajo la direccién de Claude Calame, Religions en perspectives, n.° 4, Labor & Fides, Ginebra, 1988, pp. 17-33; articulo recopilado en Lécrture d’Orphée, L'infini, Gallimard, 1989, pp. 167-186; [La escritura de Orfeo, trad. de Marco Aurelio Galmarini, Peninsula, Barcelona, 1990, pp- 137-152]. 109 Marcel GaucHET, «De I'inexistentialisme®, Le Débat, mayo de 1980, pp. 23-24 ; Pierre ioe Nagurr, «Un Eichmann de papier, Esprit, septiembre de 1980, p. 8; recopi- 0 en Le Ju, la mémoire et le présent, Maspero, Paris, 1981, pp. 197-198: [Losjudios, la memo- nayel presente, seleccion 4 ; y prologo de Héctor Schmucler, traduccion de Daniel Zadu: mitly, F.C.E., México D.F., 1996]. LABRAS Y LOS MITOS: pLATON, LAS PAI 182 | Detienne alegando que q ¢ rechaza Marcel 1° Imente al : 1 hecho - lo qui ialmente a la gen i tori ui proverbio y esPecl Bcpeslociatans califican a que ver © sin mitos? No puede sep. i 0 defini de la actividad simbélica axxo particular niente imo prove te tividad se recono: pro de una colec' ce desde gue ie es repetido, y cuya erate Pa ww transform. von. Lo que la mitologia, cuyo Seamer a enza a delimitarse 4 cién. ss CG. en Grecia, pero que Flaton es el Primero en parti del siglo V0 ensién con respecto al mito, lo ga ae eres Pee eae, luir todo lo que ci cea Stension, hastalel) punto) de ae aa q onserva en |, memoria de una u otra civilizacion oral. b one La argumentacion de Marcel Dea se basa en ultima instan- cia en la siguiente negacion: el mito no es un relato. No siendo un relato, el mito pierde el orden que le asegura su especificad como recuerdo transmitido de generacion en generacion y en e] que puede apoyarse; este orden, que no es un orden racional, es el que estructura el relato como conjunto de frases que poseen una signifi- cacién propia que no puede reducirse a la suma de significaciones de cada una de las frases. Asimismo, este orden permite hablar dela «historia» contada en un mito. » Sino ¢| niun emoria aj ers de una mi ajena a la esep_ un sabi on Ividable anon? ol A CS a miem tura donde cadi lo memorabl Marcel Detienne alude fundamentalmente a Platén"” para apo- yar su tesis. Pero Platén asimila el mito a un relato cada vez que hace un uso originario del vocablo mythos. A este respecto, se imponen tres aclaraciones. Las genealogias constituyen los entramados de un relato que, aunque no sea efectivamente contado, puede en todo momento aludirse a él para justificar una u otra relacién (cf. capi- tulo 9, seccién A, pp. 134-135). Ademas, Platon no califica ningin proverbio de «mito» (cf. capitulo 9, seccion A; pp. 135-136), aun” que haya buenas razones para creer que proverbio y mito mantengan relaciones estrechas. Y, por ultimo, diga lo que diga Mareel ton ete dominio hay una dnica excepcién: un fragmento de Anacreont (Pte vee sea sy D. L. PAGE, 1963, fr. 21 B, ed. B. Gentili, 1958), en que apart para wi een Pero este fragmento, extraido del contexto, es muy dificil de inter Seana ao ef. G. Perrotta y B. GENTILI, Polinnia. Poesia greca reotts Ringiin caso une pene 1985: PP- 230-231), por lo que no puede constite! "0 una prueba decisiva en apoyo de la tesis de Marcel Detienne. ‘CONCLUSION 183 nada permite suponer que aoa ancianos de las Leyes van® si hacer relatos; al contrario, todo hace creer que muchos mitos (cf. anexo 2, pp. 199-200). En cualquier , ya que la mayoria de las ciencias proceden del siguiente modo: qué es un dtomo, por ejemplo? El reconocimiento de este estado © cosas indica sencillamente que sdlo puede haber una definicion Peratoria de] mito, es decir, una definicién por los procedimien- 184 ace dentificarlo y describirlo. Por otra pane ten i | + Mey s de este libro que se atie, ta mit tos que Pere dedican las dos parte’ : a8 doble tare’ hace del vocablo mythos, de sus derivados y ton ¢ mythos aparece en primer término, \, @ necesariamente el vocablo «mito» « ivalentes en otra lengua europea mm dicado para calificar cierto tip. uso que Pla compuestos en que embargo, al que remit fol o uno de sus eq) cuando se utiliza como pre 7D etpa. oder, ° de dis. a Platén mythos, que antes era esencialmente un nombre de i «palabra», llega a designar un discurso dinverificable YO argumen, tativo sélo a consecuencia de la emergencia de un légos que se Hee, un discurso verificable y/o Se Ce El ec NO es un dis. curso verificable, porque sus referentes habituales: dioses, démones, héroes, habitantes del Hades y hombres del pasado Permanecen inaccesibles tanto a los sentidos como a la inteligencia, YNo es un discurso argumentativo, porque esos referentes se describen Y ponen en escena como si se tratara de seres sensibles por un recurso Siste- miatico a la imitacién. A pesar de la inferioridad del estatuto que le asigna, Platén reconoce cierta utilidad al mythos en los dominios de la ética y la politica, donde constituye, para el fildsofo y el legislador, un importante instrumento de persuasion, con independencia de la interpretacion alegorica. El anilisis teérico expuesto en la segunda parte de este libro trata de hecho de una prictica social de la que Platén ofrece en otra parte una descripcion (en cierto modo etnologica), sistematizada en la primera parte de este libro en referencia a la teoria de la comunica- cién. El mito aparece entonces como ese discurso por el que se comunica todo lo que una colectividad dada conserva en la memoria y transmite oralmente de generacién en generacién, por medio de profesionales o no, tanto si ese discurso ha sido elaborado o no por ese técnico de la comunicaci6n oral en que consiste el poeta. Con- Secuencia de una imitacion repetida, ya que representa una realidad inaccesible tanto a la inteligencia como a los sentidos, el mito esté destinado a modelar o a modificar de manera mas 0 menos espect? cular el comportamiento del alma de aquellos que le prestan ofdo. Una definicion operatoria no trata nunca un objeto como um Sustancia, sino como un nudo de relaciones. Insiste entonces ©” 1 activo de] sujeto que define ese objeto. Ah pore mis determinante en las ciencias humana: esau En las ciencias humanas, en efecto, el { Sujeto se to i dea i ia q Maa mo objeto, hi una interacci6n constante entre | ie "entre los dos ora bien, este Papel "que en las ciencias emo CO smo +4 i = ‘ n funcion de intereses mas o menos ¢ polos e sitacion relativa del objeto en beneficio del sujeto cuya a oc ntonces puesta en evidencia no equivale a su disolucién. Sim on os te indica que el objeto en cuestién no aparecera — te mentidad absoluta asegurando una univocidad perfecta al ue lo designa: dpero que objeto puede responder a exigencias tan exorbitantes? En primer lugar, por haber exigido a la definicién del rjthos una epifania Seanad Marcel Detienne debié resignarse a roclamar la disolucién del mito en las aguas de la mitologia. Pero aun hay mas. No solo la significaci ca en su vocablo n del vocablo «mito» no es univoca, sino ademas su alcance no es inmediatamente univer- sal'", puesto que decir

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