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Para Alan Garca, la renuncia de Alva Castro fue vista como una oportunidad
de ganar an mayor protagonismo. Fue en estas circunstancias que, segn
Aun sin el intento de estatizacin, alguna que otra crisis econmica habra,
casi con certeza, surgido. Y tampoco fue el nico factor que explica la
erosin de la popularidad inicial del gobierno. La curva de aprobacin
popular de Garca demuestra que, a pesar de una ligera cada antes de
mediados de 1987, el nivel de aprobacin se desplom en 1988 -entre mayo
y octubre-, cuando el peso entero de las medidas econmicas del shock
cay sobre la poblacin (187-188).
Pero, segn Crabtree, Garca tambin tuvo otros motivos: El primero habra
sido netamente poltico, pues Garca estaba preocupado por la ligera cada
en su nivel de aprobacin y, con una medida tan radical, buscaba volver a
ganar la confianza de los sectores populares. Adems, su relacin con el
sector empresarial se haba deteriorado considerablemente. Garca le
reprochaba a ese sector el poco entusiasmo por invertir en el Per y su
preferencia por guardar los dlares en cuentas extranjeras y seguras (190191).
Tambin esta medida result ser improvisada. Nadie saba, por ejemplo, si la
estatizacin incluira a las sucursales de bancos extranjeros en el Per o a
los bancos privados regionales. Pero el mayor error de Garca fue, segn
escribe Crabtree, creer que se ganara el apoyo popular con esa medida. La
respuesta no fue ms que tibia. Adems, Garca subestim la capacidad
de respuesta de la derecha as como la oposicin de la izquierda en el
Congreso: