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Presentación
Introducción
La actividad del sistema nervioso central, al cual se encuentran vinculados el sistema endocrino y el sistema
inmunitario, tiene como objetivo asegurar la unidad de funcionamiento del conjunto del organismo en las
relaciones necesarias con el entorno. Podríamos decir que su función es ser el agente de la coherencia y
de la unidad del sistema.
Según Jean Le Bouch, especialista en Psicomotricidad, el organismo como sistema obedece ” leyes
sistémicas”, es decir, que es “una totalidad organizada, hecha a base de elementos solidarios que no
pueden ser definidos mas que relacionados los unos con los otros en función del lugar que ocupan en esa
totalidad”. Dicho en otras palabras, se debe entender al organismo como una unidad en la cual el todo
supera la suma de sus partes. Cada una de ellas esta íntimamente relacionada con el resto y su función
adquiere sentido en el contexto de la unidad.
En este punto regresemos por un momento al capitulo 1 donde describimos los principios o generalizaciones
que la ciencia Biología propone como sustento de la vida. Hicimos referencia al principio de la teoría celular
(ver cap 1). Es decir, que cada uno de los órganos que componen el sistema no escapan a esta ley
científica; por lo tanto están conformados por células y estas a su vez están sometidas a las mismas leyes
sistémicas. Es decir, que lo que ocurre en cada una de ellas, tiene efectos en el resto, contiguas, cercanas,
lejanas, sean del mismo órgano o no.
Nuestro organismo es un sistema, y como tal está en constante intercomunicación para poder mantener un
medio interno relativamente constante (homeostasis). De esta manera, cuando el ejercicio físico le demande
mucha mas energía de la que normalmente consume en reposo, podrá generar las adaptaciones necesarias
para obtener dicha energía. En este capitulo entonces describiremos como cada una de las células que
componen el organismo resuelve esta situación: sintetizar la energía que el ejercicio le demande en tiempo
y forma adecuados. Esto nos permitirá en un futuro próximo determinar cargas de trabajo y recuperaciones
en forma más eficiente y en pos de los objetivos de nuestros alumnos.
Nuestro organismo consume constantemente energía tanto para mantenerse con vida, así como también
para mantener ciertas condiciones internas que le permitan funcionar adecuadamente a pesar de los
estímulos que recibe. Recordemos que estos estímulos tienden a desordenarlo constantemente.
Como este gasto es constante, nuestras células poseen diversas formas mediante las cuales puede generar
energía y guardarla como reserva. Hay situaciones, como por ejemplo el ejercicio, que requieren mas
energía que el reposo. Las células no solo deben suministrarla para que el ejercicio se realice, sino que
deben ser capaces de generarla de forma tal que logre ejercicios cada vez más eficientes.
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En todas las células se degradan constantemente glucosa y otras sustancias similares mediante una larga
serie de pasos. Estos son conocidos como reacciones químicas. Su propósito consiste en liberar la
energía contenida en determinados compuestos, permitiéndole a la célula disponer de ella de acuerdo a sus
necesidades inmediatas.
Cuando un organismo enfrenta una situación de ejercicio, la ruptura de la homeostasis se inicia en cada una
de las células musculares que realizan el esfuerzo. Cada una de ellas comienza a incrementar el consumo
de sustancias químicas, puesto que éstas le brindan energía para la actividad física. En cada grupo de
células musculares se eleva la temperatura debido al incremento de las reacciones químicas, se acumulan
sustancias de desecho, el oxigeno comienza a disminuir su concentración, etc. Así se describe entonces la
ruptura de la homeostasis, y el sistema nervioso da inicio a los cambios funcionales necesarios para que
cada una de las células protagonistas puedan encontrar una nueva situación de equilibrio dinámico.
Sistema
Nervioso
Consideramos a la célula como una unidad independiente, anatómica y funcional, que está presente en todo
ser vivo. Sin célula no hay vida. Su estudio nos permitirá reconocerla como el ambiente en el cual se llevan a
cabo todas las funciones del organismo tendientes a lograr los ajustes que se producen en todos los
sistemas ante la necesidad de adaptación que plantea el ejercicio. Las características del ambiente celular
son determinantes a la hora de planificar una clase de aeróbica o una sesión de entrenamiento: por ejemplo,
si la actividad que le proponemos a nuestro alumno conllevará una importante concentración de sustancias
ácidas debido a la intensidad planteada, debo saber que varias estructuras dentro de la célula muscular
quedaran dañadas (mitocondrias, membranas, miofibrillas), por lo cual nuestro alumno deberá descansar
mas tiempo que si hubiera realizado una clase de baja intensidad. Todas las células que componen el
organismo estarán implicadas en la tarea de llevar adelante un proceso de recuperación tendiente a
restablecer la homeostasis: las que componen el sistema circulatorio, respiratorio, endocrino, nervioso, etc.
Las células contienen una multitud de estructuras. No son órganos, sin embargo están especializadas para
desempeñar funciones particulares. Los procesos de comunicación entre ella y su medio se realizan a través
de la membrana y están comandados por el núcleo celular así como todas las otras actividades. Estos le
posibilitan a la célula proveerse de todas las materias primas que necesite para sintetizar energía, así como
también deshacerse de aquellos productos indeseables que obstaculicen su funcionamiento.
El núcleo celular es un cuerpo grande, frecuentemente esférico siendo en general la estructura más
voluminosa dentro de la célula.
Las funciones del núcleo son esencialmente dos: la primera es llevar la información hereditaria que
determina si un tipo de célula se desarrollará en un pez, un roble o un ser humano y no simplemente
cualquier pez, roble o ser humano sino en aquel que se asemeje al padre de ese organismo en particular.
Cada vez que la célula se divide, esa información pasa a dos nuevas células.
La segunda es controlar la actividad de la célula asegurando que los materiales que ella requiere se
sinteticen en la cantidad y tipo necesarios. Por ejemplo: luego de una actividad física la célula muscular
necesita recomponerse en cuanto a estructuras, enzimas, combustibles, etc. Para ello, esta presente el
ARN, quien pone en funcionamiento determinados mecanismos que le permiten a la célula incorporar a su
citoplasma los materiales orgánicos e inorgánicos necesarios a tal fin. (ver cap. 1 – Acidos Nucleicos).
La célula puede existir como una entidad distinta gracias a que tiene una MEMBRANA CELULAR O
MEMBRANA PLASMÁTICA, que regula el tránsito de materiales hacia dentro y hacia fuera y separa a la
célula del medio.
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La membrana plasmática es doble y está constituida por proteínas y lípidos, de lo que se deduce que es una
parte viva de la célula. Todas las sustancias que penetran en la célula y todos los productos de secreción o
de excreción que la abandonan, deben pasar a través de esta membrana.
El transporte a través de la membrana celular sucede gracias a dos procesos básicos: difusión o transporte
activo. La diferencia entre ambos consiste en que la difusión no necesita energía adicional para que se
produzca; en cambio, el transporte activo conlleva un gasto extra de energía.
Todos los procesos de comunicación que la célula lleve adelante contienen estos tres aspectos. En primer
lugar, cada vez que la célula utiliza la difusión o el transporte activo, lo hace para ingresar o desechar
sustancias: este es el ¿qué? de la comunicación, constituido por los componentes orgánicos e inorgánicos,
gases, etc. En segundo lugar, dependiendo de la sustancia que sea y de la concentración en la cual se
encuentre en el citoplasma, la célula utilizara el proceso adecuado (difusión/ transporte activo): esto
constituye el ¿cómo? de la comunicación. En ultimo lugar, ingresara o egresara de la célula determinada
sustancia con un objetivo propuesto por el núcleo celular, mas precisamente por el ARN: esto constituye el
¿para que? de la comunicación. El objetivo será restablecer el estado de homeostasis dentro de la célula.
Esto puede significar por ejemplo, reparar estructuras dañadas, reforzar proteínas contráctiles para
incrementar los niveles de fuerza, e inclusive mantener en estado vital a la célula, es decir con todo lo que
necesite para cumplir sus funciones especificas como contraerse. En resumen, la célula se comunicara en
los términos indicados con tres objetivos: repararse, crecer y mantenerse. El proceso de acondicionamiento
físico requiere de las células el cumplimiento de los tres para poder hacerse efectivo: por un lado
mantenerse para poder realizar el ejercicio, por el otro durante la recuperación, repararse de acuerdo con el
desgaste y crecer como modificación estructural que permitirá eficiencia en las funciones musculares
posteriores. Para todo esto necesita un recurso vital: la energía. El organismo es capaz de generarla a partir
de las diferentes materias primas que incorpora a través de la alimentación, gracias a las múltiples
reacciones químicas que determinan el desarrollo del metabolismo.
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El ATP es el principal transportador de energía en los sistemas vivos. Participa en una gran variedad de
acontecimientos celulares: la contracción muscular, la propagación de un impulso nervioso, el transporte
activo de una molécula a través de una membrana celular, etc.
Los alimentos están compuestos principalmente por Carbono, Hidrogeno, Oxigeno y en el caso de las
proteínas por Nitrógeno. Las ligaduras moleculares en los alimentos son relativamente débiles y suministran
poca energía cuando se rompen. Por esta razón, los alimentos no son utilizados directamente para los
procesos celulares. En lugar de ello, la energía contenida en los enlaces moleculares es químicamente
liberada en el interior de nuestras células, y luego almacenada en forma de un compuesto de alta energía
llamado Adenosin Tri Fosfato ( ATP ).
En reposo, la energía que nuestro cuerpo necesita deriva casi en partes iguales de la degradación de
Carbohidratos y Grasas. Las proteínas, que son usadas para construir tejidos u otros elementos,
normalmente proveen poca energía para las funciones celulares.
Carbohidratos
Los carbohidratos ingeridos son convertidos en glucosa en el sistema digestivo que, una vez absorbida es
transportada por vía sanguínea a todos los tejidos del cuerpo. En condiciones de reposo, la glucosa
sanguínea es guardada en el músculo y el hígado, y luego transformada en una molécula más compleja
llamada glucógeno.
El glucógeno muscular es almacenado en el citoplasma (interior de la célula excluyendo al núcleo) y luego
degradado a glucosa nuevamente para formar ATP.
El glucógeno almacenado en el hígado se transforma nuevamente en glucosa cuando se necesita, y es
transportado por la sangre hacia los tejidos activos, donde es metabolizada.
Las reservas de glucógeno en los músculos y en el hígado son limitadas y pueden agotarse si la dieta no
contiene una cantidad razonable de carbohidratos. Por lo tanto, dependemos de la ingesta de carbohidratos
a través de la alimentación como por ejemplo, pan, cereales, verduras, etc.
Grasas
Las grasas son también utilizadas como fuente de energía. El almacenamiento de los lípidos es en forma de
triglicéridos El cuerpo es capaz de almacenar mayor cantidad de lípidos que de carbohidratos. Sin
embargo, a pesar de tenerlas en mayor cantidad, las grasas son menos accesibles para el metabolismo
celular porque antes de poder ser utilizadas para formar ATP deben ser degradadas desde su compleja
forma de triglicérido a sus componentes básicos: glicerol y ácidos grasos libres (AGL). Solo los AGL pueden
ser utilizados para formar ATP. Las grasas poseen mucha mas energía que los carbohidratos, pero su
liberación es demasiado lenta para las demandas de una actividad muscular intensa.
Durante el ejercicio, la utilización mayor o menor medida de las grasas como combustible depende
fundamentalmente de la intensidad y duración del mismo. Cuando el ejercicio es muy intenso, la fuente
energética principal son los hidratos de carbono y el aporte de grasas es pequeño. Conforme el ejercicio va
siendo de menor intensidad y de mayor duración, la contribución de grasas es mayor. Así por ejemplo,
durante un ejercicio de baja intensidad y muy larga duración hay un aumento progresivo en la utilización de
las grasas como fuente energética.
Proteínas
Las proteínas no se pueden almacenar en el cuerpo, salvo formando estructuras como el músculo, las
membranas de las células, las mitocondrias, etc. Estas estructuras se están reciclando constantemente, por
lo que hay que estar aportando sin cesar unas cantidades mínimas de proteína al cuerpo a través de la
alimentación.
Las proteínas pueden aportar hasta un 5% o 10% de la energía necesaria para realizar un ejercicio
prolongado. Esto se debe a que su función principal es estructural, por lo que su contribución como fuente
energética durante el ejercicio es muy limitada.
Solo las unidades básicas de las proteínas (los aminoácidos) pueden ser utilizadas para formar energía.
La molécula de ATP consiste en ADENOSINA combinada con tres grupos FOSFATO inorgánico ( Pi).
Cuando actúa la enzima ATPasa el ultimo grupo fosfato se separa de la molécula de ATP, liberando
rápidamente una gran cantidad de energía. Esto reduce el ATP a ADP (adenosin di fosfato) y Pi libre. ¿Pero
como se almacena originariamente esa energía?
a) Adenosina + Pi + Pi + +
Adenosina + Pi + Pi + Pi Pi E
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El proceso de almacenar energía formando ATP es llamado FOSFORILACIÓN. A través de varias
reacciones químicas, se agrega un grupo fosfato a un compuesto relativamente bajo en energía (ADP)
convirtiéndolo en ATP. Cuando estas reacciones ocurren sin la participación del oxigeno, el proceso se llama
metabolismo anaeróbico. Cuando estas reacciones ocurren con la ayuda del oxigeno, el proceso se llama
metabolismo aeróbico, y la conversión aeróbica de ADP a ATP se denomina fosforilación oxidativa.
Cada tipo de ejercicio físico, sea de resistencia, fuerza o flexibilidad, necesita de determinada forma de
suministro energético. Si bien la energía siempre va a provenir del ATP, la velocidad a la cual se consumirá
dicha molécula energética será acorde al tipo de ejercicio realizado. Los ejercicios más intensos requieren
de energía rápida, por ende de una rápida reposición de la misma. En este caso las células musculares
harán predominar alguno de los 3 mecanismos generadores de energía de acuerdo a los requerimientos
energéticos.
Estos tres procesos se superponen en su funcionamiento para aportarnos ATP. Esto significa que nunca un
sistema trabaja solo, sino que entre ellos se da una relación de predominancia. Durante el ejercicio (o el
desarrollo de la vida cotidiana) se observa un predominio de un sistema sobre otro, protagonismo que
dependerá principalmente de la intensidad del ejercicio, la duración del mismo, el nivel de entrenamiento y la
dieta.
Es verdad que parecen mecanismos complejos y a veces difíciles de entender. Quizá parezca evitable
estudiarlos. Sin embargo constituyen elementos mas que importantes al momento de interpretar los alcances
de los diferentes ejercicios propuestos a nuestros alumnos, si pensamos que estos pueden variar muchísimo
manejando solo dos de sus variables: intensidad y duración.
Estos conceptos acerca de los lineamientos energéticos a los que se someten las células musculares
durante el ejercicio, nos permiten comprender las mejoras que el proceso de acondicionamiento físico pone
de manifiesto en el desarrollo de las cualidades físicas. Desde el punto de vista energético, con el avance
del entrenamiento, las células logran progresivamente eficiencia en los procesos de obtención de energía.
Las reacciones químicas involucradas se realizan mas fácilmente y en forma mas rápida, las enzimas
participantes incrementan su eficacia, y el producto (ATP) se obtiene en tiempo, calidad y cantidad cada vez
mas optimas.
Desde este punto de vista, un velocista mejora sus marcas cuando logra que sus células musculares sean
mas eficientes en los mecanismos productores de energía que utilice de acuerdo sus pruebas especificas.
De la misma manera, una persona que tenga por objetivo bajar de peso, necesitará primero lograr que sus
células musculares sean más aptas para proveer de energía al organismo a través de las grasas, para luego
poder alcanzar el objetivo propuesto.
Veremos entonces los distintos sistemas de energía que existen en la célula muscular y su relación con el
ejercicio físico.
Es el mas simple de los tres sistemas. Además del ATP las células tienen otro compuesto de alta energía.
Esta molécula se llama FOSFOCREATINA (PC) o creatina fosfato. A diferencia del ATP, la energía
liberada por la ruptura de la molécula de PC no puede ser utilizada directamente para realizar un trabajo
celular, pero si para reconstituir ATP y mantener una provisión constante del mismo.
La liberación de energía de la PC es facilitada por la enzima creatinkinasa (CK), que actúa sobre la PC
separando el fósforo de la creatina. La energía liberada puede entonces, ser usada para acoplar un fósforo
inorgánico (Pi) a una molécula de ADP y así formar ATP.
CREATINA ADP
E ATP
PC
Pi Pi
Creatinkinasa ( CK)
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Este proceso es rápido y puede ser realizado sin ninguna estructura especial dentro de la célula. Aunque
puede ocurrir en presencia de oxígeno, no lo requiere y por eso es llamado anaeróbico.
Durante los primeros segundos de una actividad muscular intensa, como por ejemplo un salto potente, el
ATP se mantiene a un nivel relativamente constante, pero el nivel de la PC declina ya que es utilizada para
reabastecer las reservas de ATP.
La capacidad para mantener los niveles de ATP con energía proveniente de la PC es limitada. Todo el ATP y
la PC almacenados en el músculo pueden suministrar la energía necesaria para una actividad de gran
intensidad por ejemplo, pruebas de 100mts, lanzamientos, saltos, fintas, etc., durante solo 3 a 15
segundos aprox. Mas allá de ese punto, los músculos deben buscar otros procesos para la formación de
ATP: el sistema glucolítico y el oxidativo.
2. El sistema glucolítico
Otro método para la producción de ATP implica la liberación de energía a través de la degradación (lisis) de
la glucosa. Este sistema es llamado glucolítico porque involucra el proceso de glucólisis, que es la
degradación de la glucosa a través de enzimas glucolíticas.
La glucosa sanguínea proviene de la digestión de los carbohidratos y de la degradación del glucógeno
hepático. El glucógeno es sintetizado a partir de la glucosa y es almacenado en el músculo y en el hígado
hasta que se necesita.
Antes de que la glucosa o el glucógeno puedan ser utilizados como energía, deben ser transformados en
glucosa 6 fosfato, lo cual se realiza de la siguiente manera: una molécula de glucosa se transforma en
glucosa 6 fosfato mediante una reacción química en la cual se gasta 1 ATP. En cambio, si se trata del
glucógeno, este se convierte primero en un compuesto llamado glucosa 1 fosfato, a partir del cual se obtiene
glucosa 6 fosfato, sin gasto de energía. Siempre, sea que utilicemos glucosa o glucógeno, la glucólisis
comienza una vez que se formo la glucosa 6 fosfato. La glucolisis consiste en una sucesión invariable de 11
reacciones bioquímicas específicamente catalizadas y reguladas por enzimas, luego de las cuales se
origina el ácido pirúvico. El proceso de producción del ácido pirúvico mediante la degradación de la glucosa,
que tiene lugar en el citoplasma celular, libera parte de la energía contenida en sus enlaces químicos, que
puede aprovecharse para efectuar el trabajo químico necesario para formar ATP.
Para el ácido pirúvico existen dos rutas metabólicas principales: una oxidativa (la trataremos mas adelante)
y otra no oxidativa, a través de la cual se reducirá reversiblemente a ácido láctico.
La síntesis de Ácido Láctico: una solución para la continuidad del sistema glucolitico
Durante la glucólisis, además de liberarse energía en forma química que servirá para la formación de ATP,
se liberan iones de Hidrogeno (H). Estos iones, al permanecer libres en el citoplasma celular atentan contra
el Ph, produciendo la acidificación del medio celular. A este respecto es importante comprender la función
que poseen en este proceso los llamados transportadores de hidrogeno, principalmente el NAD
(nicotinamida – adenina dinucleótido).
GLUCOSA GLUCOGENO
H NAD = NADH
Podemos encontrar al NAD en el citoplasma celular en sus dos formas: NADH (reducido) y NAD (oxidado).
El proceso glucolítico descripto en párrafos anteriores posee la particularidad de que una de sus once
reacciones implica obligadamente la incorporación del H a moléculas de NAD, transformándolas en su
forma de NADH, controlando de esta manera la acidificación del medio celular (el Ph desciende). Si esto no
ocurriera, se dificultaría la continuidad del proceso de glucólisis debido a la variación del Ph. Para que la
formación del NADH sea posible, se requiere la presencia de NAD en el medio celular. Es decir que las
moléculas de NADH sucesivamente producidas deben de alguna manera volver a NAD para garantizar la
continuidad de la degradación glucolitica. Esta situación se ve resuelta gracias a la reacción de reducción
mediante la cual el ácido piruvico se transforma en ácido láctico. Esta reacción química requiere de la
incorporación de iones hidrogeno (H), los cuales serán cedidos del NADH. De esta manera este queda en
condiciones de seguir recibiendo los H provenientes de la glucolisis, garantizando así la continuidad del
aporte energético por esta vía.
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Limitaciones del sistema.
Este sistema de energía no produce grandes cantidades de ATP, pero a pesar de esta limitación, al
combinarse con el sistema de los fosfágenos (ATP – PC), le permite a los músculos generar tensión aun
cuando el aporte de oxigeno es muy limitado. Estos dos sistemas predominan en un ejercicio de gran
intensidad. Otra limitación del sistema glucolítico es que causa acumulación de Ácido Láctico en el músculo
y en los líquidos corporales. En los esfuerzos máximos que duran mas de 2 minutos (aprox.), las demandas
al sistema glucolítico son muy altas y los niveles de Ácido Láctico en el músculo pueden aumentar de 1
Mmol/kg de músculo (valor aprox. de reposo) a 25 mmoles/kg. Esta acidificación de las fibras musculares
produce entre otras cosas, la inhibición de proceso de degradación del glucógeno porque altera la función
de las enzimas glucolíticas. Esta situación de acidificación del medio celular puede tolerarse siempre y
cuando, a través de determinados ejercicios se busque la formación de ácido láctico, con el objetivo de
“enseñarle ” a la célula a continuar el ejercicio bajo estas condiciones.
La tasa a la que la celula muscular usa energía durante el ejercicio puede ser 200 veces mayor que la de
reposo. Los sistemas del ATP-PC y glucolítico no pueden suministrar solos la energía necesaria. Sin la
ayuda de otro sistema de energía, nuestra capacidad para realizar ejercicios se vería limitada a unos pocos
minutos.
El entrenamiento anaeróbico, cuyos estímulos harán predominar al sistema glucolítico como principal
generador de energía, incrementa las actividades de las enzimas glucolíticas entre un 10 y un 25 %, lo cual
permitiría que en dichas células se haga mas eficiente la producción de energía a expensas de este
sistema.
3. El sistema oxidativo
El ultimo sistema para la producción de energía es el sistema oxidativo. Es el mas complejo de los tres
sistemas pero evitaremos los detalles mas engorrosos. El proceso por el cual el cuerpo degrada los
combustibles con la ayuda del oxigeno se llama Respiración Celular. Como se utiliza oxigeno, hablamos de
un proceso aeróbico. Esta producción aeróbica de ATP se produce dentro de unos organoides especiales,
las mitocondrias.
* Mitocondrias: son orgánulos relativamente grandes que tienen forma esférica alargada que se concentran
en la zona de la célula de mayor actividad metabólica. Están rodeados por dos membranas, la más interna
de las cuales se pliega hacia adentro formando crestas, que son superficies de trabajo para las reacciones
mitocondriales.
Los músculos necesitan un aporte estable de energía para producir continuamente la fuerza necesaria
durante una actividad de larga duración. A diferencia de la producción anaeróbica de ATP, el sistema
oxidativo tiene un rendimiento mucho mayor de energía, por eso el metabolismo aeróbico es el principal
método de producción de energía durante los ejercicios de resistencia.
Oxidación de Carbohidratos
a) Glucólisis: La glucólisis desempeña un rol tanto en la producción aeróbica como anaeróbica de ATP. El
proceso de Glucólisis puede realizarse con o sin la participación del oxigeno en sus reacciones.
Recordemos que la glucólisis anaeróbica produce Ácido Láctico y solo tres moles de ATP por mol de
glucógeno. En cambio si el Ácido Pirúvico se convierte en un compuesto llamado Acetil – Coenzima A
(Acetil-CoA) se suceden reacciones químicas con utilización de oxígeno (dentro de la mitocondria) por lo
cual este proceso se denomina glucólisis aeróbica
b) Ciclo de Krebs: una vez formado el Acetil-CoA, este entra en el Ciclo de Krebs una serie de complejas
reacciones químicas que permiten la oxidación completa del Acetil-CoA. Al final del Ciclo de Krebs, se
producen 2 moles de ATP y el sustrato (componente sobre el cual actúan las enzimas, en este caso el
carbohidrato original) se ha desdoblado en carbono e hidrogeno. El carbono se combina con oxigeno para
formar CO2, que difunde fácilmente fuera de las células y es transportado por la sangre hacia los pulmones
para ser exhalado.
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c) Cadena de Transporte de Electrones: en la glucólisis durante la metabolización de la glucosa, se
libera hidrogeno así como durante el ciclo de krebs. Si este permaneciera en el sistema, el interior de las
células se volvería muy ácido, por lo tanto debe ser removido de allí. ¿Cómo se remueve ese hidrogeno?
El ciclo de krebs esta acoplado a una serie de reacciones conocidas como Cadena de Transporte de
Electrones. El hidrogeno liberado durante la glucólisis y el ciclo de krebs se combina con dos coenzimas:
NAD (Nicotinamida Adenina Dinucleótido) y FAD (Flavina Adenina Dinucleótido). Estas transportan los
átomos de hidrogeno a la cadena de transporte de electrones, donde son separados en protones y
electrones. Al final de la cadena el H+ se combina con el oxigeno para formar agua, previniendo de esta
forma la acidificación. Los electrones que fueron separados del hidrogeno pasan a través de una serie de
reacciones, que por eso se llama cadena de transporte de electrones, y finalmente proveen la energía para
la fosforilación oxidativa del ADP para formar ATP (34). Como este proceso requiere de la participación del
oxigeno se habla de fosforilación oxidativa.
GLUCOGENO
GLUCOSA
H
ATP (2)
NADH
ACIDO PIRUVICO
CADENA DE TRANSPORTE
ACETIL COA DE ELECTRONES
H H2O
ATP(34)
KREBS ATP (2)
CO2 OXIGENO
Oxidación de las grasas: como se dijo anteriormente, las grasas también contribuyen a las
necesidades energéticas de los músculos. Aunque muchos compuestos químicos pueden clasificarse como
grasas, solo los triglicéridos son la principal fuente de energía. Los triglicéridos se almacenan en las células
adiposas y en las fibras musculares. Para ser utilizados deben descomponerse en sus componentes
básicos: el glicerol y tres moléculas de ácidos grasos libres. Este proceso se llama lipólisis y es llevado a
cabo por enzimas conocidas como lipasas. Los AGL son la fuente primaria de energía, así que nos
concentraremos en ellos.
Si el AGL proviene de las células adiposas pueden entrar a la sangre y ser transportados entrando a las
fibras musculares por difusión. La tasa a la que entran a las fibras musculares depende del gradiente de
concentración.
Si el AGL proviene del triglicérido almacenado dentro de la fibra muscular es directamente transformado a
Acetil CoA para su degradación dentro de la mitocondria.
Las mejoras en la cualidad física resistencia que acompañan al entrenamiento aeróbico (trote, gimnasia
aeróbica, natación, caminata, etc) son el resultado de muchas adaptaciones al estimulo del entrenamiento.
Desde el punto de vista de las mitocondrias, lugar especifico de las reacciones aeróbicas, la capacidad para
utilizar el oxigeno y producir ATP depende del numero, tamaño y eficacia de las mismas. Estos tres aspectos
mejoran con el entrenamiento de la resistencia. La eficacia de la función mitocondrial se produce por un
incremento de las actividades enzimáticas, producida justamente por el aumento del tamaño y numero de las
mitocondrias.
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Metabolismo de las proteínas
Como se mencionó anteriormente los carbohidratos y los AGL son los dos combustibles preferidos por
nuestro cuerpo. Las proteinas son esencialmente estructurales y la célula posee una subestructura, los
ribosomas, que cumple la función de formarlas.
* Ribosomas: son los orgánulos celulares más numerosos y su función está relacionada con la síntesis de
proteínas, es decir, el acoplamiento de aminoácidos según una secuencia específica. Cuanto más proteína
está haciendo una célula, más ribosomas tendrá.
Pero las proteínas o mejor dicho los aminoácidos que las componen, también son utilizados. Algunos
aminoácidos son convertidos en glucosa en el hígado, mientras que otros pueden convertirse en diferentes
intermediarios (como el Ácido Pirúvico o el Acetil CoA) para entrar en el proceso oxidativo.
El rendimiento energético de las proteínas no es fácilmente determinable como el de los Carbohidratos o el
de las grasas, porque las proteínas también contienen Nitrógeno. Cuando los aminoácidos son
metabolizados, parte del Nitrógeno liberado es utilizado para formar nuevos aminoácidos, pero el Nitrógeno
remanente no puede ser oxidado por el cuerpo. Este se transforma en Urea y se excreta por la orina. Esta
conversión requiere el uso de ATP.
Como el organismo sano utiliza muy pocas proteínas durante el reposo y el ejercicio (normalmente menos
del 5 o 10% del total de energía utilizada), estas no son consideradas significativas como combustible.
Conclusión
En términos generales, la capacidad metabólica muscular puede definirse como la cantidad máxima de ATP
que el músculo puede sintetizar en el menor tiempo posible de acuerdo a las necesidades que el ejercicio le
plantee. Esta capacidad incluye: la actividad enzimática, la cantidad de enzima presente en la reacción, la
concentración efectiva de los combustibles, de productos de desecho, de inhibidores, etc.
El músculo se adapta de manera diferente según el tipo de demanda energética que tiene. Por ejemplo, para
aumentar la cantidad de enzima mitocondrial no aumenta la cantidad dentro de cada mitocondria, sino que
aumenta el número de mitocondrias. También se producen aumentos en la actividad de las enzimas que se
utilizan, así como en la concentración del sustrato y del producto obtenido.
Bibliografía consultada:
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