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2G tiews Un hogar feliz: la casa de Breuer en el jardin del museo Enla primavera de 1949, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) ‘bri a case de Marcel Breuer en earn del museo alos vsitantes. La casa sabia sido proyectada para un commuter anénimo y su familia Se trataba de na casa deliberedamente suburbana que, de manera paraddjca, fue cons- ‘tuida en el mas urbana y ciilizado de los emplazamientos: el ampli jardin {de un museo ubicaco en el corazéa mismo de la ciudad de Nueva York. ‘Breverinvté alas visitas a imaginar la casa como si estuvierasituada en ntereno cualquiera, en algtin lugar del noreste de Estados Unidos. El caté logo que edté el museo con motivo de la exposicion contenia presupuestes paral construccién dela casa en tres Estados distintos: Connecticut, Nue- va Jersey y Nueva York. En a realidad, la casa estaba rodeada de una valla de madera en una parcela urbana abierta, dominada por la densa combina cig de cases entre medianeras y muros tpica del centro del Manhattan de la epoca, Una imagen bien utépica y melancélca la de esta casa flotando liberada de sucortexto inmediato. Ese pedazo de terra imaginario es, en cierto modo, ! equivalente moderno del ideal de granja de los pioneros americanos. ¥ sin embargo, la casa no logra liberarse completamente del entorna. Aunque dstanciada en la vida real del lamativo contexto suburbano imaginado por Breve, la casa también acmite une lectura acorde con un conjuntoalternat- wo de hitos paisaisticos: el excitante contexto arquitectérico del jardin de ‘exposition, la propia historia del MoMA de generar polémica arquitectonica (su provocadora manera de crear moda ylareaccidn profesional ante ela), el programa de la casa y a propia casa como puro objeto. La casa de exposiciin de Breuer fue construida para una familia tipo de cuatro miembros, pero no puede decirse que fuera precisamente la casa Soiada por el hombre medio de la posguerra. Ni representaba el concento de vida de susistencia dela época, ni tampoco tenia nada de vivienda rini- rma. La construccion dela casa costo al museo cuatro veces mas de lo que costariatres atios mas tarde, en 1952," una delas casas Levit, auténticamen- te concebidas para el iombre de la calle, Pero, en presencia de un objeto como ése, expuesto en el jain de un museo, cna tiende uno a considerarlo forzosamente, por asociacién, como una pieza artisica? La casa era, en efecto, una obra “de ciseic” -un objeto concreto para ser admirado, mas ‘que unaidea general oun prototipo facimente repetibie-y estaba concebida ¥ equigada para exponer un conjunto vanguardista de materiales, piezas de ate y mobilio. El mobilario se compania de cisefios de Eames y Saarinen, bencecidos y premiados por el propio MoMA, asi como también de algunos fetogates ose aa tote 138 Amy Lelyveld A Brave New Home: Breuer’s House in the Museum Garden In the spring of 1949, the Museum of Modern Art opened Marcel Breuer's House in the Museum Garden to visitors. The house was designed for aiypo- thetica, nameless commuter and hs farily t was an intentionally suburban house but, paradoxical, it was builtin the most insistently urban and urbane of settings ~in the Museum's expansive garden in the heart of New York City ‘Breuer asked viewers to imagine it on one generic acre of land somewhere n the northeast of the United States. The Museum Bulletin for the exibition presents prices for building it in three ifferent states: Connecticut, New Je sey and New York. In realy it was sequestered behind a woven wood fence ‘on an open city lot overlooked by the dense scheme of townhouses and party als typical of midtown Manhattan at that time Itis wisttl utopian image ~this house floating fee of is immediate comet. Its one theoretical acre somehow seems the modern equivalent of pioneer ‘America homesteading dreams. Yet it cannot float completely ‘ree. Though divorced in real fact of the striking suburban context Breuer imagined, the house can stil be read according to an alternative set of landscape markers: the heady architectural context of the exhibition garden; of MoMA’ ox his tory of architectural polemic (their provocative stylesmaking and the buzz ot professional reaction tot; the program forthe house; and the house isel as 2 pure object, Breuer’ exhiition house was built for a generic family of four, but it was not the Everyman prefabricated house of postwar dreams. It didnt rearesent 21 idea about subsistence living and it wasnit minimal. The house cost the mu sseum four times as much to bud as it did to build one of Levttown's more truly Everyman Levitowner houses three years later in 1952." But then ist an object on view in the Museums garden an art piece by association? The hhouse was such a designed piece ~a specific abject to be admired rather than a general idea or easily replicated prototype and it was furnished and ‘ressed to exnipit a vanguard of matenals, art pieces an furniture. The tun: ture was made up of MoMAbIessed and awardwinning Eames and Saarinen pieces, as wel as a few new designs from Breuer. And the art onthe walls was borrowed direcily from the Museun’s collection. A refel by Jean Arp hung above the stars, a stable by Calder clung to the outside ofthe bulding ‘and paintings by Grs, Klee and Leger dotted the interior. The curtain trough ‘out were sik shantung from China.® The house was as rarfed nits symbolic detais as it was straightforward and modern in expression The building was a styish and specific piece but it also carried a utopian message stemming from the architect's own design roots. Breuer’ own Bauhaus Amy Lelyeld os aautciay vue en tera Veer, cdas conde ere, ene yeserbe Score araitectr. Emer sus estos els Aentectrat Asoctabony Se aaa els. Yate Seheo of Arhtetire Ha rabaado cara Ite trarep on Seat y, recetomerte ea esabec6o br su {teria en teva York Sus ob 9 proyectos Se one ere Seti y Nuva York. Ha so Droesors ea Clas Sona! feet firey, actusiert, es responsable de boys dealer de Geen Mac ena ‘ae Schao of icntectue ‘Any Lele eso New York sy whee Se acta, esches sd wes abot hectare. Se begat er shies be Bete assceaton aa received 2 tasters cere tom eval Seno! t ‘ehtecre Ake’ paca, she rte arhtecuren Seat ere Se ware {eel Prrerino. Moe rece) Se fas aneed fe om fie New Yar Cy Sra worts mth New Yor nd Satta he as aug atthe Clana Soa a rh: {ge ards crema Cr a he Ye Set of enter whee shes teacheg sue ‘hh Gon re Gsefios nuevos del propio Breuer. Y las obras de arte de las paredes se saceron diectamente dela coleccin del museo. Asi, un releve de Jean Arp colgado encima de la escalera, en el exterior del edfcio habia un der, y las paredes de la casa estaban salpicadas de cuadros de Gris, Kieey Léger. Las cortnas eran de seda de shantung de China” La casa resultaba tan refinada en sus detalles simbolicas como sincera y moderna en Elediticio era un objeto elegarte y singular, pero también era portador de un mensaje ut6pico sugido de las raices de disefo del propio arquitecto. Los origenes de Brever en la Bauhaus sugerian que el vocabulario moderno em sleado en el edfcio formaba parte de un lenguaje arendido. Este vocabule rio de amplios ventanales, pert altisonante, sistema de caletaccion por sue loradiante,paneles de contrachapeado yefectistas conexiones entre exterior e interior, levaba implicito un mensaje muy concreto y situaba al edficio ena orient ortodoxa de laarquitectura moderna, Esta tendencia se basaba en las piedras angulares modernas de a estructura vista, los materiales moder ns, la ausencia de ormamento, la disposicién de la fronteras entre interior y exterior, a flexiblicad y la creencia cuasireigiosa ~en la medida en que se asumia que esta practica comportaba graves consecuencias éticas y mors les- de que la arquitectura tenia que ser clara y honesta Y la casa en el jardin del museo tambien estaba arraigada, material y dec tamente, al momento concreto de la posguerra. América habla sufido diez as de depresion, seguidas de otros seis de guerra, y hacia finales de los afios cuarenta acababa de resurgir de esa nebulosa y vivia un boom de lg construccién. Era el momento de constuiry tener una casa propia. Y levar @ cabo ese emperio empezaba a ser un imperative cultura. Desde los ‘20s treinta, el Gobierno de Estados Unidos habia venidoimpulsando elideal de la propiedad incvidval de una casa, mediante una poliica de concesion de préstamos asequibles 2 los excombatentes e hipotecas deducbles de imuestos para las primeras residencias. Este formidable cuge de la cons truccién -con un aumento de nuevas viviendas del 23,6 % en la década de 1940~trajo consigo escasez de mano de obra y de materiales. A pesar del impuiso para reorienta la produccion béica hacia los usos cies, escasea ban los materiales de construccion mas correntes, asi como tambien e ‘cero, Parala casa del MOM, Brever descrivo un plan ldgico por fases. Con solo aia la primera fase cel edifcio un volumen compuesto de garaje y ormitoria principal apllados, la casa podria madurar de la misma manera ‘que fo hace la familia, Breuer sugeria que a medida que los nos se fueran haciendo mayores y aumentase, presumiblemente, ol bienestar econdmico de a familia, la casa podria empezar afuncionar como dos viviendas. Duray telos dficles aos de la adolescencia, “lo que antes habia sido el dorm torioy cuarto de juegos podria transformarse mas adelante en la vivienda de los his, donde el antiguo dormitorio pasaria a converte en una pequefia sala de estar para recibir a sus propios amigos’.* Pero, dejando aun lado la politica familar, serejante dvsion en fases suponia algo més que una mane: ra de dar acomodo a una familia cambiantey creciente, Para la mayoria de los que entonces se constuian una casa, constiula una necesidad legal, si no logistca, ya que en los afos inmediatamente posteriores ala guerra, el Gobierno habia puesta mites tanto al tamafia coma al coste de las nuevas vivendas, Pera ia casa expresaba algo més que los acontecimientos concretos de la news 26, beginnings suggested thatthe modern vacebulary he was buikting was pat of 2 loaded language. This vocebulay of floarto-eling glass windows, heroic roofines, radiant floorheating systems, olwood paneling and dramatcinside- tooutside connections al cared a message and placed the buldng within the orthodox continuxn of modem architecture. This continuum was based onthe ‘modernist cornerstones of exposed structure, modern materials, lack of oma ‘ment, ihitled boundaries between indoors and cutdaors, flexibly, and the almost reigious bel that architecture a practice understood as having real and weighty moral implicatans- had to be honest and cleat. ‘And the House nthe Museum Garden was also rooted material and squarely in its postwar moment. America had gone through ten years of depress followed by sic yeas of war, and in the late forties the courtry had emerg from this cloud and taunched itself into a building boom. build and own a home. To do so was becoming a cultural smperative. From the tities on, the United States government had been pushing indvidual home ownership inthe form of easily available veterans’ loans and taxcle.

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