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68 Capitulo ta etnogratia como prética de campo itulo Il nografia como practica de campo ts Comas d’Argemir, Joan J. Pujadas y Jordi Roca i Girona etnografia como proceso, que también se conoce con la denominacién de de campo, es uno de los principales métodos de investigacién social. Sin consiste en un paradigma de la llamada metodologia cualitativa, aunque diseno de investigacion es perfectamente combinable el acercamiento et- ico con aproximaciones de cardcter estadistico, como el andlisis demogra- bien con técnicas de cardcter sociométrico, como por ejemplo el andlisis sociales, que presentamos en este mismo capitulo’, etnogratia requiere, indispensablemente, de la residencia prolongada tigador en el lugar de estudio, que puede ser una comunidad o una En los estudios antropol6gicos clasicos sobre las sociedades agrafas esta jencia se entendia, a partir de la época de Bronislaw Malinowski, como mncia larga, de dos o tres afios. Hoy en dia se considera que la presencia stigador en su terreno puede ser discontinua y que la duracién de esta fa se debe definir de acuerdo con el alcance del problema que hay que otra parte, a diferencia del modelo clésico de estudio detallado de una junidad, hoy en dia se tiende a hacer estudios de campo multisituados, =, que implican el estudio de diferentes unidades de observacién dentro que constituye la unidad de analisis. ar de que la observacion participante se ha mitificado y que, incluso, se a confundir metonimicamente con el todo, es decir, con la etnografia, que consiste bésicamente en una técnica de campo. Constituye, eso ‘técnica de campo central, que da sentido y articula todo el conjunto de jones que se pueden obtener a partir de las otras técnicas de campo, capftalo IV profundizamos en el disefio de proyectos de Investigacion. © Baitorial VOC 70 Bmograla que en general son més formales: entrevistas, redes sociales, genealogias y cartas, de parentesco, datos obtenidos a partir de archivos o hemerotecas, y documen- tos personales. Observar y participar, zambullitse en la subjetividad de las vidas cotidianas Jos informantes, es lo que nos permite encontrar el sentido, comprender, lo que mueve y orienta las practicas sociales y la cotidianidad de las personas, ‘Observar y participar constituye a menudo una practica de investigacion compleja de llevar a cabo, y atin mas dificil de explicar, ya que es bastante irre- Guctible a una formula de manual, La observacién participante solo se aprende practicéndola. ¥ abf reside su grandeza y, a la vez, su debilidad. Pero esto no quiere decir que un estudio cualitativo no pueda ni deba ser un trabajo de inves- tigaci6n sistematica conducido mediante procedimientos rigurosos, aunque no necesariamente estandarizadas, En el 4mbito de la observaci6n participante llamamos triangulacion a la combinacién en una misma basqueda de distintos métodos o fuentes de datos “notas de campo, entrevistas, documentos escritos, etc.— con el objetivo de so- ‘meter a control reciproco los relatos de diferentes informantes y lograr una com- prensi6n mas profunda y clara del escenario y las personas estudiadas. Uno de los factores principales de esta complejidad es el mismo cardcter per- sonal y la capacidad de comunicaci6n y de interacci6n interpersonal del inves. tigador. Un etnégrafo poco experimentado, timido y poco comunicativo puede tener dificultades serias para “arrancar” una investigaci6n etnografica. Pero, al mismo tiempo, hay que contar con los otros, con los habitantes del lugar que queremos estudiar, No todas las personas se mostrarén solicitas ante nuestra actitud irrefrenable de meter la narlz por todas partes y no parar de hacer preguntas. A menudo, tendremos la sensaci6n de que, a pesar de que nos otorguen un trato cortés y con frecuencia abierto y desinhibido, hay cosas que no se dicen 0 no se hacen en nuestra presencia. Nos sentiremos extrafios, 6, mejor dicho, constataremos que somos unos extrafios, por muchos esfuerzos. que hagamos para propiciar una integraci6n que, si llega, se produce después de ‘mucho tiempo. Ademés, hay que tener presente el juego de espejos que se genera entre el investigador y los sujetos estudiados: nosotros no somos los dinicos que obser vamos y clasificamos, ellos también lo hacen y nos observan, quieren saber qué queremos exactamente y, a menudo, nuestras explicaciones no son suficientes y esto genera distancia o desconfianza. 71__Capltuo ta tnogratia como pritica de campo 1 otra parte, debemos partir de Ja idea de que no se abrirén todas las puer- ¥a que los mismos sistemas faccionales locales hacen que si la gente nos tifica como a amigos de un grupo de personas, automaticamente nos sitaen campo enemigo. Hay que ser muy prudentes para evitar estas identifica- es, pero atin asi tenemos que partir de la base de que no todo el mundo seré ible. Con relacién a la aplicacion del resto de técnicas de campo, la mayoria son ifs selectivas en cuanto a la disponibilidad de la gente. Las entrevistas con le, grabadas en cinta magnética, son una prueba de fuego del nivel de con- que habremos obtenido. A menudo, la gente no se atreve a decir que no ser entrevistada, pero va dando largas y muchos contactos interesantes se acaban de concretar en una buena entrevista. Una entrevista 2 fondo, por ejemplo de orientacién biogréfica, puede impli- horas y horas de grabacién. Como sucede en el caso de los novelistas, hay encontrar gente que tenga cosas que decir, que las quiera decir y, ademés, las sepa expresar. Lo mismo ocurre cuando queremos elaborar una red so- una carta de parentesco 0 una genealogia. Aunque en estos casos siempre .cuentran personas interesadas en colaborar ante la promesa de obtener 1ués una prueba impresa de estos protocolos. ‘Como vemos, una parte muy sustantiva del éxito en el trabajo etnogréfico inde de la empatia que el investigador debe transmitir a sus informantes. factor, obviamente, es irreductible al aprendizaje académico del método tifico y forma parte del conjunto de aptitudes personales de la persona que yuiera dedicar a la etnografia, © Bduonat UOC 72 1. La observaci6n participante Joan J. Pujadas La observaci6n participante constituye la principal técnica de investigaci antropol6gica y, ala vez, la més sacralizada, la que est4 indisociablemente liga: a la identidad profesional de los antrop6logos sociales y vinculada a la histori contemporénea de nuestra disciplina, mediante la figura del antrop6logo pola instalado en Inglaterra Bronislaw Malinowski, Como técnica de campo, la observaci6n participante no s6lo es una técnt esencial, sino que para muchos es casi sinénimo de etnografia, entendida e su conjunto, Como el mismo Malinowski propuso, el trabajo de campo de I antropélogos consiste en estancias prolongadas de los investigadores sobre terreno, que pueden ir desde un ao hasta dos o tres, durante los cuales el vestigador debe intentar sumergirse en la vida cotidiana del grupo estudia intentando minimizar el impacto que su presencia provoca entre los miembr del grupo en cuestién. EI objetivo principal de la persona que investiga es familiarizarse con 1 significados culturales, los valores, las costumbres y la estructura social del gr con el que convive, intentando averiguar la racionalidad especifica de sus acto: Segiin SJ. Taylor y R. Bogdan’, la observacién participante consiste en “! investigaciOn basada en la interaccién social entre el investigador y los inf ‘mantes en el milieu de estos tltimos, y durante la cual se recogen datos de fo: sistemética y no intrusiva’. Més concretamente, tal como explica Juan M, Garcia Jorba: “Con independencia del grado de participacién que se considere oportuno, obst cejercitar el arte de la minada, es necesario en cualquier contexto. La observacién for parte de la vida social. Su utilidad reside en proveer de la capacidad para recon: la realidad circundante y descubrir significados posibles. En un plano general, c tituye una estrategia adaptativa para la especie humana, También es una estrat adaptativa para un investigador social. Permite reconocer el ambiente, el entorno el que se desenvuelve el socidlogo 0 antropdlogo, para orientar su interaccién con. personas. Dado el caso, facilita el acceso a los indicadores de aquellas variables prevé significativas. Como sucede con tantas otras habilidades, se aprende a obs ‘Los rudimentos de este aprendizaje se pueden esbozar en sesiones te6ricas 0 libros. 2 Para ampliat la definicin de estos autores: SJ. Taylor y R. Bogdan (1992) Inraduccn alos todos cualtatvos de investigactén (pig. 31). Barcelona: Pads, 73 Capitulo I. La etnogatia como pictea de campo sdologia, pero el aprendizaje se hace en la prdctica. Es intransferible, entre otras porque depende de lo que se quiere averiguar”." falinowski y la etnografia de las islas Trobriand observacién participante, tal como era concebida por Malinowski, consti- asi la tinica herramienta de campo, ya que su objeto de estudio, la sociedad sndesa, por ejemplo, se caracterizaba por la existencia de pequenas comu- jes con un grado de estabilidad muy grande. mo veremos més adelante, en los estudios orientados al anélisis de so- ss urbanas 0 urbanizadas, caracterizadas por asentamientos humanos de jes dimensiones, por un gran dinamismo econémico y cultural y por unas, jones sociales discontinuas, annimas y cambiantes, la observacién partici- re, como técnica de recogida de informacién, deja su sitio hegeménico y se jerte en una técnica, entre otras, a disposicion del investigador. Estas otras técnicas de que dispone el investigador son los diferentes tipos de vistas, el andlisis de redes sociales, la elaboracién de genealogias y cartas de tesco, los documentos personales, los archivos familiares o institucionales, gratia, el dibujo y la amplia gama de grabaciones audiovisuales. Como sefialan SJ. Taylor y R. Bogdan, los estudios etnogréficos tienen un fer ablerto y flexible, ya que en el disefio metodolégico de las investiga 1¢s de campo no se pueden prever a priori las circunstancias y las situaciones cretas en las que se deberé desarrollar el acercamiento del investigador 0 stigadores a los escenarios sociales que deben ser objeto de su observaci6n. Si partimos de la premisa del cardcter no Intrusivo en que se fundamenta la ica de la observacion participante, veremos que constituye el tipo de acer- jento més aclecuado para las primeras etapas de una investigacién de campo, el fin de garantizar que la presencia del investigador no se convierta en un ‘or determinante en el sesgo de los comportamientos de unos actores sociales pueden modificar sus rutinas cotidianas al sentirse observados. La técnica de la observaci6n participante, instaurada por B.K. Malinowski, escrita sin emplear el té:mino en el capitulo introductorio de su obra Los 1autes del Pacifico Occidental de la manera mas convincente y clara que cono- 1, al hablar de su presencia en un poblado Trobriand: J. M. Garefa Jorba, 2000: 107. © Baitoral UOC Em “Tay una gran diferencia entre zambullirse esporédicamente en la compaiia de indfgenas y estar realmente en contacto con ellos. ;Qué significa esto ultimo? parte del etndgrafo quiere decir que la vida en el poblado, que en un principio es aventura extrafla, a veces desagradable y a veces intensamente interesante, prot adopta un curso bastante natural totalmente en armonia con sus alrededores. Poco después de haberme establecido en Omarakana (islas Trobriand), empecé a to parte, en cierta forma, en la vida del poblado, a sufrir los proximos acontecimie importantes o festivos, a tomar un interés personal en los chismes y en el trans de las pequeftas incidencias del poblado, a despertarme cada mafiana para conocer dia que se me presentaba més 0 menos como al del indigena, Salia de mi mosquit vveia como la vida del poblado empezaba a despertar en torno a mi o como la g¢ yya estaba muy atareada en sus quehaceres segiin la hora y también segiin la época ‘ao, pues se levantaban y comenzaban sus tareas tarde o temprano, de acuerdo ‘trabajo que tuvieran. A medida que hacia mi paseo matinal por el pueblo, podia obs vvar detalles intimos de la vida de familia, de aseo personal, de la cocina y las ¢ podia ver los acomodamientos del trabajo cotidiano, gente que iba a hacer sus ens 40s 0 grupos de hombres y mujeres ocupados en algunas de sus tareas producti Peleas, chistes, escenas familiares, eventos generalmente triviales, a veces dramatic pero siempre significativos, constituian el ambiente de mi vida diaria, como la de: suya. Hay que hacer constar que, como los indigenas me veian constantemente ci dia, dejaron de estar interesados o alarmados por mi presencia y prestarme atenci ¥.Yo, por mi parte, dejé de ser un elemento de perturbacién de la vida tribal que disponia a estudiar, alterandola por mi sola proximidad, como siempre sucede un recién Hegado @ toda comunidad salvaje. De hecho, como sabian que me iru cuiria en todo, incluso donde un indigena bien educado no osaria nunca inmiscui acabaron por considerarme parte de su vida, un mal o un estorbo necesario, mitiga ppor mis regalos de tabaco. ‘Mis tarde, ya entrado el dia, todo lo que pasaba estaba facilmente al alcance y hhabia ninguna posibilidad de que me pasara inadvertido, Alborotos ante la vent del hechicero por la tarde, uno 0 dos casos de peleas y altercados grandes y realm importantes dentro la comunidad, casos de enfermedad, intentos de curacién y det clones, rtos magicos que habia que ejecutar: no tuve que ir a su busca, temeroso perdérmelos, sino que tuvieron lugar ante mis ojos, frente a mi casa, par decirlo Y cabe destacar que, cuando ocurre algo dramitico © importante, es esencial inv Barlo en el mismo momento en que ocurre, porque los indigenas no pueden dejar. hablar, estin demasiado asustados para ser reticentes 0 estan demasiado interes para ser mentalmente perezosos a la hora de dar detalles. Igualmente, una y otra ‘cometi infracciones de etiqueta, las cuales, los indigenas, que ya me conocian bi no evitaban nunca sefalarme. Tuve que aprender cémo comportarme y, hasta ci punto, adquirf la “sensacién” de las buenas y malas maneras indigenas. Con ell con la capacidad de disfrutar de su compafia y de compartir algunos de sus jueg diversiones, empecé a tener la impresién que estaba de verdad en contacto con el (Capital ta emografla como peictica de campo ¢s ciertamente la condicién preliminar para poder llevar a cabo un trabajo de fexitoso” -a Malinowski, pues, la observaci6n participante no consiste simplemente contactos esporadicos que el investigacor pueda hacer en un poblado a. El defiende la corresidencia continuada como medio para tener a su todos y cada uno de los aspectos de la vida de los indigenas y, también, ¢ los miembros de la comunidad estudiada acepten al etndgrafo como jento més de la vida cotidiana. fe segundo aspecto es sustancial para que los objetivos de la abservacion ‘pante puedan llegar a buen puerto, ya que es imprescindible que los su- smetidos a observaci6n integren la presencia del antrop6logo como una si6n mas de su vida normal, para evitar el impacto que la presencia de un puede tener sobre el comportamiento de las personas. experiencia etnografica como vivencia intersubjetiva todos modos, es innegable que la presencia de los etndgrafos, por mas respetuosa que sea con Ia situacién social que se quiere estudiar, siem- ene algiin tipo de impacto sobre la misma realidad social. También cabe r, inversamente, el impacto que el entomo social estudiado deja en el fafo. H. Velasco y A. Diaz de Rada hacen las apreciaciones siguientes en tido: trabajo de campo deja un cierto lastre, eerce una cierta presion sobre el Investiga- -¥ en algtin sentido lo transforma. La implicaci6n personal significa a veces asumir 405, sufrit enfermedades, etc. Y genera estados de dnimo, sentimlentos, experien- de autocontrol (..], pero también posiblemente expresiones de desénimo, alguna {ucta ireflexiva, desorientacién, percepeién de incapacidad |...] Som aspectos que relen destacar y que no se pueden obviar hasta el punto de suponer que la exigen- ‘de asepsia que pide la metodologia pueda acabar rechazandolos como esputis. , sobre todo, el método involucra a la persona: las relaciones sociales establecidas ante esta situacién metodoldgica implican a la persona como una obligacién de anidad que contrarresta cualquier exigencia de asepsia metodoldgica*.* ‘Malinowski, 1986 (1922): vo. 2: $9.60. Welasco, A. Diaz de Rada, 1987: 23 © Baton uo 36 Exnogta Indudablemente, pues, la experiencia etnogréfica, en general, y en particu- Jar, la vinculada a la observaci6n participante, presuponen el establecimiento de: vinculos personales y emocionales entre observadores y observados, entre los Investigadores y los actores sociales. No se puede pretender evitar ni es posible: hacerlo- el establecimiento de una relacién de empatia entre el investigador de campo y aquellos seres humanos que forman parte de la situaci6n etnografica que se quiere describir, en primer lugar, para analizarla e interpretarla, después. Los mismos sentimientos forman parte de la realidad cotidiana de las perso- nas, y esta dimension “caliente”, vivencial, del trabajo de campo es una dimen: sin consustancial de la experiencia de los etnégrafos. Logicamente, también esta implicacin personal con los sujetos del anélisis de campo puede ser di signo negativo. S.J. Taylor narra los problemas éticos y de desidentificacion Jos sujetos observados en un estudio sobre el papel de los cuidadores de una ins titucién para retrasados mentales, en que éstos abusaban impunemente de 1 internos, apaledndolos y tratando de manera brutal.¢ EI mismo Malinowski confiesa, en la introduecién metodologica de Los argc ‘nautas del Pacifico Occidental, los momentos de desénimo y de depresion: “Recuerdo muy bien las largas visitas que efectué a los poblados durante las primers semanas: el sentimiento de desesperacin y desmoralizaciGn tras muchos intentos o stinados pero fitiles de entrar en contacto real con los indigenas o de obtener algu informacién que fracasaron rotundamente. Tuve periodos de abatimiento, en que mi sumia en la lectura de novelas, al igual que un hombre puede darse a la bebida en arrebato de depresién y abursimiento tropicales".” Fl trabajo de campo, en general, y la observaci6n participante en particular, se convierten en un juego de empatia y extranamiento, de proximidad y distan: ciamiento, Hay que acercarse a la realidad social que se quiere etnografiar, sumer ssiéndose en los simbolos, en los valores y en los significados de las actitudes, I acciones sociales y el discurso de Ios informantes. Principalmente, la observacién participante busca la comprensién por part del investigador de todo el conjunto de elementos culturales que constituyer la racionalidad con que los actores sociales actian, el sentido que dan a sus ac ciones, sus metas y sus anhelos personales y de grupo. Liegar a este nivel 6 La experiencia negativa de SJ. Taylor se recoge en el manual siguiente: SJ. Taylor y R. Bog (1992), Intoduccién alas métodes cuatitativos de imestigacion (pig, 98), Barcelona: Paid. 7B. Malinowski, 1986 (1922): val. 2:56 7 sprensi6n requiere empatia y proximidad, lo que presupone participar de las, jones sociales, implicarse, convivir. sul Rabinow nos aporta su experiencia etnografica en Sefrou, poblacién a Atlas Medio marroqui: “Ali y yo €ramos ya companeros inseparables. A pesar de las barreras lingUisticas, evébamos admirablemente bien. Haciamos broma sobre como era de ayyan mi be, ctispado, débil e inadecuado. Este tipo de comentario producia invariablemente estallido de carcajadas en Alf y Soussl. Disfrutaban enormemente con estos giros mnicos en que uno de ellos empleaba construcciones sutiles o jugaba con matices a demostrar qué poco dominaba yo la lengua. Pasamos de esta forma muchas horas 10s, bromeando, picéndonos y bebiendo.... Después de aproximadamente un mes, estar sentado ante la tienda de Soussi, me converti casi en conspirador en sus es- 205 cOmicos para echar a todo el que queria comprarle copa en la tienda, Llegué a jocer a la novia de All. Alf estaba casado y tenia varios hijos, pero esta chica bereber Immouzer de Marmoucha, un poblado bereber situado en la parte més alta del Atlas 0, era su auténtico amor (liobb, como él lo denominaba), Ella vivia en su casita, fe la tienda de Soussi. Yo daba por hecho que ella ya habia sido prostituta o que, ‘menos, queria egar a serlo, cuando Cupido lanz6 las flechas. Slempre era timida \g0, ¥ mi drabe ayyan no era una ayuda en absoluto, pero ella sabia con certeza j6n era yo y lleg6 a aceptarme como parte del montaje picaresco que giraba alrededor almacén de Soussi, Un dia, tras la discusién de la boda, Ali dijo que Mimouna, su éntico amor, tenia que ir a su casa a visitar a su madre, zpor qué no iba con ellos? sducido, esto queria decir que por qué no los llevaba en coche a lo largo de los xximadamente clento sesenta kilémetros de recorrido. Yo me complaci en aceptat; te voto de confianza indicaba el cruce de otra barrera |... Ademas, estaba desean- salir de Sefrou y Marmoucha se alejaba del terreno que ya me resultaba familiar. mercado era famoso, y yo esperaba encontrar alli la auténtica artesania bereber. ibién tenia curiosidad por ver cémo actuaria Alf con la familia de Mimouna”.* La ubicaci6n en el terrent )bjetivos y escenarios Por su misma naturaleza metodol6gica, la observaci6n participante consti- Ja técnica més flexible al alcance del investigador, quien debe ir adaptén- tanto a la subjetividad de sus informantes como a las circunstancias no sibles de las situaciones etnograficas. No poder prever los pasos concretos que tendremos que hacer para fami- hos con nuestro terreno y para ganarnos la confianza de nuestros futuros Rablnow, 1992: 67-68 © Batorat VOC a Bogie informantes, no presupone que no tengamos una idea precisa de los objetivos ue queremos alcanzar y de las hipétesis que orientan nuestra investigaci6n, a Partir del disefio de investigacién previamente elaborado. No compartimos, por tanto, una idea bastante extendida entre algunos lentificos sociales, como JJ. Taylor y R. Bogdan, que describen de la siguiente manera: “Hasta que no entramos en el campo no sabemos qué preguntas queremos hacer ni ‘cOmo queremos hacerlas. En otras palabras, la imagen preconcebida que tenemos de Ja gente que intenta estudiar puede ser ingenua, enganosa o completamente falsa, La mayor parte de los observadores participantes trata de entrar en el campo sin hipétesis © preconceptos especificos” Esta vision nos parece completamente ingenua y crea més problemas de los ue puede resolver, Efectivamente, iniciar un trabajo de campo con unas ideas Preconcebidas y excesivamente cerradas 1o que se quiere observar y describir nos Puede impedir ver una serie de cosas relevantes. Si queremos destacar la pertinencia de la observacion participante es para sugerir el interés intrinseco que posee esta experiencia subjetiva que comparti- ‘mos con las personas que forman parte del universo social que hemos escogido ara observar. Ahora bien, tener hipétesis bien planteadas, que surgen de un anilisis detenido de la bibliografia existente sobre el tema y sobre el grupo que estamos estudiando, puede ser precisamente el seguro ante los preconceptos im- plicitos que, a partir del sentido comtin, podamos tener sobre la situacion que queremos analizar. Tener hipotesis bien formuladas nos obliga a plantear explicitamente todo ¢l trasfondo te6rico del disefio de investigacién en el que se ubica la etapa et. ogréfica. Se trata de confrontar la experiencia de campo con la teoria, es decir, con las interpretaciones previas que se han hecho del problema que estamos estudiande. Stempre ¢s mejor confrontar los datos etnogréficos con planteamientos te6ricos que con los prejuicios més o menos sutiles que el etndgrafo pueda tener de un problema y sobre los que no ha hecho ninguna formulacién explicita, por ese miedo ingenuo de “contaminar” su mirada etnografica, Hay que distinguir la unidad de andlisis de las unidades de observacion, Mientras ue la primera constituye todo el universo de anilisis, las segundas se refieren 9 SJ. Taylory R. Bogdan, 1992: 32. 79 Capitulo I. La cenografia como picts de campo aquellos enclaves en los que realizamos el trabajo sobre el terreno. Los datos piricos obtenidos de estos enclaves, si han sido bien elegidos, se pueden eralizar a toda la unidad de andlisis. Ast, por ejemplo, si queremos estudiar el ;pacto social del envejecimiento en los Pirineos, elegiremos varias localidades yresentativas para obtener unos datos que nos permitan llegar a conclusiones fetidas a toda la regi6n. Es indudable que el tipo de terreno (y el tema de la investigaci6n) elegido diciona drésticamente la manera como hemos de situarnos, Jos pasos que yemos que hacer y como debemos realizar nuestra entrada en la comunidad, titucién, grupo, comarca o regi6n elegido como unidad de observacién. Muchas veces no es necesaria esa corresidencia que defendia Malinowski, ras veces puede resultar indispensable y, finalmente, en algunos casos puede -narse simplemente imposible convivir estrechamente con nuestros informan- Pensemas, por ejemplo, en el estudio clésico de William F. Whyte (1943) so- “"la sociedad de las esquinas”, en el que el etnégrafo estudi6 el “orden social” tun barrio a partir de la observacion sistematica de la vida de relacion de una ida juvenil en una ciudad norteamericana. Es obvio que la presencia del etnégrafo en el mundo cerrado de una banda muy dificil, con lo que la estrategia de Whyte, que se instal6 durante mu- meses en el barrio, fue ir gandndose la confianza de algunos de sus miem- se intentar entrevistarlos de manera informal por separado y fuera de los cios y los momentos en que se encontraban diarlamente. S6lo al final de su stigacion tuvo la oportunidad de participar en algunas de los encuentros del spo entero." ‘Adin mayores son los problemas que se le plantean al etnégrafo cuando su. jeto de estudio es una institucién cerrada. Pensemos en los estudios sobre jlaciones presidiarias, hospitales, manicomios o fabricas, en la que un rigido ma de normas institucionales hace casi imposible al etndgrafo la obser- jon y, ain menos, la participaci6n. ‘A lo maximo que puede llegar el investigador en estos casos es a “camuflarse” ‘asistente social 0 educador en las cérceles 0 de personal facultativo o direc- en los hospitales y manicomios 0 centros de trabajo, Pero es evidente que, jendo este papel, el etndgrafo no consigue lo que es mas importante de la acién participante, que es ganarse la complicidad y el companerismo de ‘observados. En las instituciones certadas se deben adoptar otras técnicas de 1 conocer el estudio de Whyte sobve las bandas juveniles: WF Whyte (1943). Stwet Comer 1. Chicago: The University of Chicago Press. © baitorat UOC 0 Exogeati campo: la entrevista focalizada, la entrevista de orientacién biogréfica o bien el anilisis de redes sociales. Necesitamos distinguir, pues, los diferentes tipos de escenerios o terrenos donde se puede desarrollar un trabajo de campo basado en la técnica de la ot servaci6n participante: * Una institucién abierta (una asociacién de vecinos, un sindicato, un patti do politico, un colegio profesional, una universidad), en la que todos | individuos que son miembros participan de unos mismos objetivos, cor ‘unos niveles de participacién y de interacciones muy diferentes y en gue las relaciones cara a cara son fragmentarias y discontinuas. + Una comunidad pequena (un poblado indigena, una aldea, un barrio de ‘mensiones reducidas), en la que se dan entre las personas unas relacion cara a cara y, en principio, todo el mundo conoce todo el mundo. Una comunidad grande (un pueblo, una villa, una ciudad, un valle de mo: tafla, una region 0 comarca o, incluso, un pais entero), en la que no dan estas relaciones cara a cara entre todos los individuos, sino que relaciones son fragmentarias y se dan entre diferentes subgrupos com nentes de la unidad de andlisis. En este iiltimo caso el sentido del concepto comunidad no es mas que construcci6n social, es decir, una forma de afirmacién del sentimiento de pe nencla, en el mismo sentido que Benedict Anderson’ utiliza la expresion c nidades imaginadas para referirse a las naciones. Ejemplo de observacién participante en una comunidad cerrada En un estudio reciente sobre las sectas religiosas, Joan Prat nos proporci un interesante testimonio personal, junto con el de otros autores que mencic sobre las dificultades de practicar la observacién participante en este tipo de cenario, Ante la presencia de una persona extrafta al grupo, sus miembros ti Ia necesidad de etiquetar el recién legado: este puede ser un enemigo, un ‘oun seeker, es decir, un “explorador”, alguien que quiere aprender. El espacio para un observador imparcial y neutro, deseoso de aprender sin implicarse, es muy pequefto. El etnégrafo siempre tiene la posibilid: declarar ablertamente sus intenciones, pero es indudable que, en un cont 11 Para ampliar la informacién sobre las comunidades imaginadas de B. Anderson puede 'B Anderson (1991). Imagined Communities. Londres: Verso. {Captuto a ernogratia coma prétca de campo te, esto puede implicar modificaciones en las actitudes de los miem- Ja secta. No hay, sin embargo, ninguna receta universal de lo que se {cer en estos casos, excepto decir que siempre hay que ser prudente y con el grupo estudiado y buscar, en cada caso, la solucion que nos juestra intuiciOn y el sentido comin. Veamos el testimonio personal de ft Investigacion sobre un grupo sectario se puede abordar desde dos posturas ex- s aclarando, de entrada, el papel de investigador o adoptando una actitud encu- de falso adepto [..]. En mi caso he practicado los dos tipos de aproximacion: a 16sticos no les confesé abiertamente los motivos que me impulsaban a seguir sus -as (cursos) de formacién, mientras que confesé abiertamente mis intenciones a fotos de Hare Krisna, También expliqué mi postura con los testigos de Jehova sme imparten el estudio biblico, pero no parece que se quieran enterar y me tratan, supongo que deben tratar a cualquier otro neéfito, A pesar de las diferencias de encién, debo contesar que siempre se me han mezclado los aspectos profesionales Jos personales y emocionales, y cuando he practicado la observacién participante jo absolutamente incapaz de separar los diferentes niveles. Por esta razén siempre »ptado, creo que incluso de manera inconsclente, la postura del seeker, el explo- deseoso de aprender de sus interlocutores y de congaciarse con él”. indudable que el ejemplo del estudio de fas sectas puede ser muy com- y que el cardcter relativamente abierto de éstas, desde la perspectiva ‘captaci6n de neéfitos, se transforma en un coto cerrado si el etnégrafo se 1 estudiar las interioridades del sistema jerérquico de poder interno. Por , las sectas constituyen, por si mismas, una unidad de observacién hibrida, que hay dimensiones que corresponden a una institucién cerrada y otras, rresponden a las de una institucién abierta ‘mismo nos encontramos si pretendemos estudiar un sindicato, un parti- itico o una asociaci6n de vecinos. Cualquier colectivo, institucionalizado » posee dos caras: una diurna, didfana, la otra oscura y noctuma. En la pri- se puede acceder facilmente, en la otra es casi imposible penetrar directa- S610. podemos hacer inferencias o introducimnos en él indirectamente, ‘ejemplo mediante algunos disidentes, que nos pueden explicar las interiori- de la estructura de poder interna, y también las contradicciones entre las icas y el discurso. Prat, 1997: 92, © Eauodel VOC a2 Exmogratia Esta distincion entre las dimensiones didfana (diurna) y oscura (nocturna)"* de la realidad la proponen PL. Berger y T. Luckmann en La construcci6n social de 4a realidad, al introducit el concepto de funcién némica para referirse al instinto de neutralizar las tensiones y los conflictos de los grupos y las instituciones (cara nocturna) mediante la creacién de un universo simb6lico que ordena las uni- dades de la experiencia a partir de referentes cotidianos, neutros y no conflicti- Vos, es decir, diurnos, La cara diumna intenta esconder la nocturna. 1.4. La pluralidad de voces y la etnografia densa Este dualismo entre las caras oscura y didfana de la realidad lo encontramos también en los estudios de comunidad. Nuestra propia experiencia de obser- vaci6n participante en diferentes poblaciones de los Pirineos nos permite esta- blecer la existencia de un umbral muy claramente establecido entre la imagen externa y la interna, La imagen externa que los actores sociales se apresuran a mostrar al forastero. es una imagen idealizada de la realidad, la cara diéfana, donde no hay conflic- tos entre vecinos y relna la solidaridad, el igualitarismo y, incluso, la autocom- placencia identitaria, basada en la afirmacion de la superioridad de las propias costumbres, la gastronomfa de la tierra y el convencimiento de que las fiestas locales son las mejores del universo cultural en el que se inserta la comunidad. Indudablemente, las cosas son mas complicadas y es bueno que el etndgrafo. se afane en encontrar otras explicaciones, otras dimensiones de la vida social, ademés de esta imagen construida de la realidad. Cuando uno rasca un poco més, cuando profundiza en el conocimiento de cémo se estructuran las rela- clones sociales, encuentra conflictos, divisiones clientelares, luchas por el po- der, desigualdades y tensiones sociales y, lo que es més importante, muestras di alienacion cultural y crisis identitarias que no son fécilmente perceptibles par tun observador externo poco avisado. Pero, sin duda, esta cara oscura de la realidad sirve de contrapunto par construir una interpretacion més completa y equilibrada de nuestra unidad andlisis. 13 Para profundizar en los conceptos de dimensién didfana y oscura: PL Berger; 7. Luckmai (1988). La construciin social de a realidad (pig. 141 y ss). Barcelona: Herder. 53 Capitulo La enogeatia petica de campo antropélogo norteamericano Clifford Geertz nos proporciona, con sui con- mn de una cinografia densa't, una ilustracién excelente de cual debe set la \d del etndgrafo, abierto a la pluralidad de voces discrepantes de los actores, es, que hacen lecturas diferentes e, incluso, contrapuestas de los hechos ocurren en Ia vida de un lugar en un momento determinado. Veamos un concreto extrafdo de la libreta de campo" del mismo Geertz: “Los franceses (segrin dijo el informante) s6lo acababan de llegar. Habian instala- lunas veinte fortificaciones pequeitas entre este punto, la ciudad y la regién de gmusha, en medio de las montafias, y las instalaron sobre promontorios con el fin poder vigilar el interior del pais. Atin asf no podian garantizar proteccién y segu- i, sobre todo durante las noches. Asi, aunque se suponia que estaba legalmente do el sistema de mezrag (pacto comercial), en realidad se seguia practicando igual antes. Ina noche, cuando Cohen (que habla de manera fluida el bereber) se encontraba arriba, en Marmusha, ottos dos judios comerciantes de la tribu vecina fueron a el lugar para comprarle algunos articulos. Unos bereberes pertenecientes a otra vvecina trataron de irrumpir en la casa de Cohen, pero éste disparé su escopeta al, (tradicionalmente no estaba permitido que los judfos tuvieran armas, pero en ese do las cosas estaban tan inquletas que muchos judios tenian de todos modos). EL ;pido am6 la atenci6n de los franceses y los saboteadores huyeron. vieron, sin embargo, la noche siguiente, uno de ellos, disfrazado de mujer, lamé puerta y explicé una cierta historia. Cohen tenia sospechas y no querfa dejarla rat, pero los otros judios dijeron: ‘Bah, si es s6lo una mujer. Todo esta bien’. De era que le abrieran la puerta y todo el grupo se precipité dentro. Mataron a los visitantes judios, pero Cohen logré encerrarse en un cuarto adyacente. Oyé que ladrones proyectaban quemarlo vivo en su negocio después de haber retirado las -ancias, entonces abrié la puerta y se lanz6 hacia afuera blandiendo un garrote y, Jogré huir por una ventana. 6 alla fortficacion para hacerse curar las hetidas y se quej6 al comandante local, tal capitan Dumar, quien manifesté que queria obtener su ar, es decit, cuatro 0 vveces el valor de las mercancfas que le habian robado. Los bandidos pertenecian a tribu que todavia no se habia sometido a la autoridad francesa y estaban en ta rebelién, asi que cuando Cohen pidié autorizacién para it con su arrendador ‘mezrag, el feque de la tribu de Marmusha, con la finalidad de recoger la indemni- {que le correspongia segtin las reglas tradicionales, el capitan Dumari no podia profundizar en el concepto de etnogratia densa: C. Geert (1987). La interpetacén de tas as. Mexico DF: Geis. ibretaodaro de campo es una herramienta indispensable de la observacion participanteen la cl etndgrafoanota sus observacones eimpresones. © Banonat VOC “ en darle permiso oficialmente debido a la prohibicién francesa del mecrag, pero le autorizacién verbal y le dijo: ‘Si te matan, es cuestién tuya’. Entonces, el jeque, el judo y un pequefio nimero de hombres armados de Marm recorrieron diez 0 quince kil6metros montana arriba por la zona rebelde, en la q claro, no habfa franceses. Escurriéndose a escondidas se apoderaron del pastor de: tribu culpable y de sus rebafos. Los de la otra trib llegaron en seguida a caballo armados para perseguirlos y ya estaban dispuestos a atacar, Pero cuando vieron eran los ‘ladrones de las ovejas’ cambiaron de idea y dijeron: “Muy bien, habla ‘mos’. Realmente no podian negar lo que habia sucedido ~que algunos de sus hombi habian despojado a Cohen y dado muerte a sus dos visitantes- y no estaban dispues 4 desatar una contienda seria con los de Marmusha, ya que ello habria significado lucha con los invasores. Los dos grupos se pusieron, pues, a hablar, y hablaron y habl ron en medio de la lanura lena de miles de ovejas; finalmente, decidieron resti Jos dafios con quinientas ovejas. Los dos grupos armados de bereberes se alinea pues, montados a caballo en dos extremos opuestos de la llanura, dejando en medio. ‘ganado; entonces Cohen con su negra vestimenta talar y sus pantuflas se metié ent las ovejas y las empezé alegir, una por una, a su gusto, para resarcirse de los danos. Asi Cohen obtuvo sus ovejas y retomé a Marmusha, Los franceses de la fortificaci6 lo oyeron llegar desde lejos (Cohen gritaba feliz recordando lo que habia sucedi “Ba, ba, ba’) se preguntaron: ‘Qué demonios es esto””. Cohen dijo: ‘Este es mi ‘ Los franceses no creyeron lo que en realidad habia sucedido lo acusaron de ser espia que trabajaba para los beréberes rebeldes. Le hicieron encarcelar y despojar de rebafio. Su familia, que vivia en la ciudad, como no recibia noticias suyas desde hac mucho tiempo, crey6 que habia muerto. Pero los franceses terminaron por ponerlo libertad y Cohen regresé a su casa, aunque sin sus ovejas. Acudi6 entonces al corons de la ciudad, el francés encargado de la region, para quejarse To que habia sucedi pero el coronel replicé: “No puedo hacer nada, en este asunto. No es cosa mia”."* Esta aproximacin a la complejidad de las situaciones etnograficas ni muestra la importancia de tener en cuenta la pluralidad de voces que, desde perspectiva de los actores sociales, configuran una realidad social multifacétics plural, que nos habla de la heterogeneidiad de roles y de perspectivas de las pe nas, Esto significa que debemos esforzarnos en buscar estas voces diferenciad: ‘que muestran interpretaciones discrepantes de una misma realidad. La distincién entre el modelo emic de la realidad y el modelo etic la estableci originariamente, el lingtista K. Pike". El andlisis emic se refiere al conjunto significados subjetivos compartidos por los miembros de un grupo social a part 16 C. Geertz, 1987: 22-23. 17 K, Pike (1967). yial UOC 85 Capitulo La etnograta come prictics de cmp experiencia cultural particular, el anélisis etic se refiere a la aplicacion de jos derivados de las categorias tebricas y formales del etndgtafo. la ilustracion etnografica de Geertz encontramos, como minimo, tres l6gi- -a analizat los mismos hechos: La logica de los colonizadores franceses, para los que s6lo existe un tinico sistema legal, el que ellos han impuesto en la regién. Recelan de todos los habitantes de Marmusha porque son conscientes de que muchos de ellos pretenden incumplir la nueva legalidad, que ellos estén obligados a imponer y defender, * La logica de los bereberes, colonizados o no, que mantienen en la me- dida de sus posibilidades todo el conjunto de reglas que les dicta la cos- tumbre, especialmente en cuanto a su relacién entre tribus del mismo pueblo bereber. + La logica de los comerciantes judios que, como Cohen, no estén plena- ‘mente insertados en ninguno de los dos universos normativos, el francés y el bereber, y que intenten sobrevivir e, incluso, sacar ventaja de la su- perposicion y las contradicciones de la situacién, aunque no siempre lo consiguen. situaciones etnogréficas complejas nos muestran que, mediante la ob- i6n participante, nos vemos transportados mucho més alla de los limites de los escenarios que tomamos como unidades de observacién. Tanto st como si no, el etnégrafo que, como Geertz, se encuentra en una situacin. Jticulturalidad se ve obligado a reconstruir los referentes culturales, si ¥y normativos que estén detras de las acciones de los actores sociales, que visiones del mundo alternativas. Asi, Marmusha se convierte, més allé de aridad etnografica, en una metéfora del colonialismo francés en el norte ica y, en general, de cualquier situacion de colontalismo, una de las formas icamente mas frecuentes de “encuentro” multicultural, Es muy importante esta observacin, ya que hoy en dia todas las situactones etnogrificas pen- son, de una manera u otra, situaciones de multiculturalidad. etnégrafo no le basta con la mirada profunda que le ofrece la obser- participante de su pequefia parcela de la realidad. Para interpretarla de janera eficaz, compleja, debe ir més alla, debe estudiar la multiplicidad as en que su unidad de analisis se articula en ambitos geogratficos, so- econémicos, politicos y culturales mas amplios. Sélo de esta manera, © Fanon VOC 6 nog contextualizando, la especificidad etnografica se vuelve interpretable: leyendo 1 particularismo de una situacién en el marco comprensivo de los fenémenos ‘mis generales. 1.5. Observar cosas particulares para entender cosas generales La atenci6n por la relaci6n entre el polo local y el polo global'® constituye argumento principal de uno de los iiltimos libros del antrop6logo sueco Ulf Hannerz, Este autor parte de la premisa de la existencia de un proceso genera- lizado de mestizaje e hibridacién que se extiende actualmente a todas las socie- dades. Las nuevas tecnologias de Ja comunicacién, las conexiones mercantiles de alcance mundial y las relaciones de interdependencia entre las sociedades y las ‘economias hacen que en una pequefa ciudad provincial de Nigeria, Kafanchan, donde Hannexz hizo un trabajo de campo durante los aftos setenta y ochenta, se puedan detectar Influencias de origen cultural muy lejano”. La antropologfa clésica habfa hecho estudios en profundidad de grupos tri bales como los mupe, los tir, los yoruba, 1os tbo o los hausa. De hecho, la presencia) en la ciudad de personas provenientes de estas tribus era muy evidente, pero, all mismo tiempo, Kafanchan, dentro de su especificidad, mostraba muchos rasgos, culturales que se podian encontrar en cualquier otra ciudad africana u oceiden- tal. Consideremos el caso de Ben, el cual, entre otras muchas ocupaciones, haci de asistente de Hannerz: “También fue en el Rosy Guest Inn [la pensién donde se alojaba Hannerz) dond: conoct a Ben, un joven electricista que trabajaba alli cuando la electricidad empez6 egar a Kafanchan y muchas poblaciones de segundo orden ~eran las €pocas présper de Nigeria, cuando descubrieron que habia petréleo-. Ben (su padre habia sido uno Jos primeros de ese lugar en abandonar el cultivo de la tierra y se habia convertido equefio comerciante) result6 ser una persona de grandes cualidades y condicione: De manera que cuando la red eléctrica qued6 précticamente terminada, comenzé trabajar conmigo haciendo todo el conjunto de tareas propias de un ayudante di 18 Para ampliar Ia informactén sobre el polo local y el polo global: U. Hannerz (1998). Conexo transnacionales. Cultura, gente, lugares. Madrid: Catedra 19 Para obtener mas informacion sobre esta multiculturadad de’ continente africano: J. Goo (1995). Cocina, cuisine y clas. Estudio de sociologéa comparada, Barcelona: Gedisa; A. Epsti (1958), Politics in an Urban African Community. Manchester: Manchester University Press, (Capitulo I. La emogzafla como peictica de campo tropélogo: guia, consejero, intérprete, mediador, etc. Le gustaba conversar, bailar al jo Kung Fu en las cervecerias de Kafanchan, quejarse por tener que doblar la rodilla €l duro cemento de alguna de las iglesias que visitamos, hacer preguntas mucho 4s atrevidas que las que yo habria podido hacer a los empresarios del lugar, y ha- 1e innumerables preguntas sobre otras ciudades, sobre otros paises [..]- Uno de los snos mayores de Ben era oficial del ejército y llamé a su primogénito Gagarin, recuerdo del astronauta soviético. Ben quiso emular a su hermano y cuando naci6 hijo le lamé Lenin... De manera que cuando decidi6 establecer una tienda decidié erle el nombre de su hijo: Supermercado Lenin”. jannerz hace un relato muy impresionista de sus experiencias etnograficas sta pequefia ciudad nigeriana, En Rosy Guest Inn habia, como clientes fijos, erciantes de jengibre, magos itinerantes y soldados de permiso. La electri- apenas llegaba a Kafanchan, pero el joven asistente de Hannerz bailaba 1g Fu y ponfa a su hijo el nombre de Lenin. in Nigeria, como en Ghana o Zimbabwe, el impacto comercial, politico, titario y cultural de la prolongada presencia colonial se manifestaba, antes, sspués de la descolonizacién formal del continente africano, en forma de indos procesos de aculturacién. En Kafanchan podemos encontrar, por un lado, representantes de los dife- es grupos étnicos del pais con sus trajes identificadores y diferenciadores y, otro, un consumismo cultural que va desde la asistencia a los cines para ver iculas americanas hasta el consumo diario de coca-cola, latas de sardinas 0 blanco, productos todos de importacién extranjera. En las viviendas, por otra parte, da un toque de distinci6n tener decoraci6n 1uebles de estilo europeo. Otro informante de Hannerz se lamenta que en los sles se pida a los clientes su extraccién étnica, Io cual atenta contra la “uni- nacional”, pero este hombre no es consciente de que un siglo antes Nigeria existia como unidad politica y que si hoy existe es como resultado de haber una unidad administrativa para los colonizadores britinicos. Observar y participar de esta amalgama de hechos, de situaciones contra- rias, chocantes, en una cultura hibrida, constitulda con elementos étnicos iales que provienten del pasado tribal de estas sociedades, junto con los 1entos trasplantados desde Europa durante el proceso colonial, nos ayuda a jexionar sobre nuestras propias sociedades, igualmente hfbridas, contradicto- y cambiantes. Ulf Hannere, 1998: 14-18, © fotos UOC ee Emogialia En el fondo, podemos afirmar que cualquier lugar es bueno para observar una serie de procesos que son universales y que tienen que ver con el fenémeno de la globalizaci6n y el aumento de las interdependencias transnacionales, que llevan. ‘a esta hibridacién de la cultura. La distancia de los observatorios exbticos permiti6 a los antropélogos, antes que a otros cientificos sociales, ser conscientes de que las culturas no son com- partimentos estancos, sino construcciones ideolégicas con capacidad de trans- formarse y adaptarse a las circunstancias de la vida social y econémica de las) personas y los pueblos. Observar y participar, desde la alteridad de otra sociedad, constituye un: practica cientifica orientada a interpretar no s6lo esta alteridad, sino tambié 1a propia identidad cultural del observador, el cual, constantemente, durante Proceso etnogrifico, va confrontando lo propio y lo ajeno. Observar los proce Sos culturales especificos y participar, por otra parte, nos da pie a enfrentarnos la compleja interpretacién de los procesos globales. Capitulo ta etnogaie com prdetica de campo i la observacién, estrictamente hablando, nos permite acceder al nivel de jacin de lo que hacen y dicen las personas, el qué, las entrevistas repre- sn, en cierta medida, un paso adelante en la profundizaci6n de la obser- 1n al hacer posible ampliar la informaci6n sobre lo que hacen las personas iadas y, mas atin, sobre por qué lo hacen. 3s entrevistas, asi, aumentan nuestro conocimiento del grupo o las personas timo entre Jas que nos interesamos a partir de un contacto mas directo svestigador y los correspondientes informantes que permite profundizar en ;prensi6n de los motivos, las actitudes, las percepciones y las valoraciones, gente, Lo que la gente dice en las entrevistas nos puede conducir a ver s de manera diferente de cémo las podemos observar nosotros mismos mente. ‘Lo importante es la problematica de relacionar las perspectivas producidas entrevistas y las acclones producidas en otras situaciones. Las entrevistas, 1 sentido, pueden representar oportunidades para realizar experimentos, en tido de someter a la gente a estimulos verbales diferentes de los que abun- en los ambientes a los que estan acostumbrados. La relativa artificialidad entrevista nos permite entender, por ejemplo, cémo se comportarian Ios en otras circunstanclas. Tipos de entrevistas jay una gran diversidad de formas de entrevista que constituyen un amplio = Pueden ser un instrumento de investigaciGn rigidamente determinado, altamente estructurado y estandarizado. + También pueden constituir instrumentos no estructurados, flexibles y dindmicos. (© Fanon UOC 0 Boge Son ejemplos del primer tipo las Hamadas encuestas de actitud o de opinié basadas en cuestionarios. El investigador tiene las preguntas y las respuestas el sujeto de la investigacién se ve obligado a elegir entre un nGmero limitado determinado de respuestas que le son dadas de antemano. Las entrevistas del segundo tipo mencionado son las utilizadas habitua mente por la etnograffa y reciben denominaciones diferentes: entrevista ditigid clinica, en profundidad, no dirigida, cualitativa, no directiva, no estructurad no estandarizada, abierta, semidirigida, focalizada, con guia, semiestructurad etc, Sin embargo, la principal diferencia entre las entrevistas hechas por etndgr, fos y las entrevistas de cuestionarios no son, como a menudo se sugiere, qu ‘unas sean estructuradas y las otras desestructuradas. Todas las entrevistas, sean di lupo que sean, como cualquier interaccién social, son estructuradas, tanto pc parte del entrevistador como del informante. La diferencia fundamental es que unas son entrevistas reflexivas y las ot: son entrevistas estandarizadas. Esto quiere decir, para el caso de las primera que son las que nos interesan especialmente aqui, que los etnégrafos no di ciden con antelacién las preguntas que harén, aunque suelen ir a la entrevist: evidentemente, con una lista de temas sobre los que quieren hablar que puede incluso estar minimamente estructuradas, como veremos, en el marco de la Il mada guia de entrevista, Independientemente de los diferentes tipos de entrevistas etnograficas, qu veremos 2 continuaci6n y que a menudo s6lo consisten en pequefias variacione de énfasis o incluso exclusivamente de denominacién, por lo general podeme definir las entrevistas etnogréficas como entrevistas cualitativas en profundida que comportan la existencia de encuentros repetidos cara a cara entre el invet tigador y los informantes, Estos encuentros estén dirigidos a la comprensi6n de las perspectivas qu Uenen Jos informantes respecto de sus vidas, experiencias o situaciones, te como las expresan con sus propias palabras. Estas entrevistas, idealmente, pre tenden seguir el modelo de una conversaci6n entre iguales y no de un intercam bio formal de preguntas y respuestas. El investigador no s6lo tiene interés e obtener respuestas, sino también en aprender qué preguntas debe hacer y com) las ha de hacer? 21 Para ampltar estos conceptos puede consultarse: SJ. Taylor y R. Bogdan (1992) Inoducién a le ‘métoios cualitatvos de nvestizacion (pig. 101). Barcelona: Paidos. Capa La stnogrfi como prtica de campo acuerdo con el criterio del grado de control que ejerce el investigadot en urso de la realizacién de la entrevista, podemos distinguir, entre otros, lentes tipos de entrevistas etnogréficas, que evidentemente no son todos ibles y entre los que no trataremos las historias de vida, que se obtienen nn mediante la realizaci6n de entrevistas: Entrevistas informales todas las conversaciones més 0 menos espontaneas que el investigador e de manera fortuita con las personas en el transcurso del trabajo de Yy que pueden ser fuentes de datos. as entrevistas se realizan generalmente en la primera fase de la observacion ipante. Su funcién principal es ir estableciendo vinculos y relaciones con te y descubrir nuevos temas. También se denominan de esta manera los que se producen antes, después 0 durante las pausas de la grabacion de trevista mas formalizada. Entrevistas no estructuradas 0 no dirigidas investigador y el informante se retnen explicitamente para llevar a cabo ‘entrevista. El entrevistador tiene en su mente un plan mas 0 menos claro, ‘trata de ejercer un control minimo sobre las respuestas de su informante, quien realmente dirige la entrevista y quien tiene la iniciativa, entrevistador debe procurar no desviar ni dirigir el entrevistado. Debe ea exhortarle a hablar sobre un tema planteado con un mfnimo de guia ‘preguntas. Se trata de dejar que el informante hable utilizando sus propias jones sobre los temas que interesan al investigador, animéndolo a hacerlo jente y extensamente, a construir él mismo un discurso, su discurso. este sentido, pues, el entrevistador hace la funcién de servir de catalizador 1a expresi6n exhaustiva de los sentimientos y las opiniones del informante ambiente de referencia dentro del cual tienen una significacién personal itimientos y opiniones. por todo ello que el entrevistador debe crear una atmésfera facilitadora en el sujeto entrevistado se encuentre en libertad para expresarse sin miedo, mnicion o disputa y sin ningtin tipo de consejo por parte del etnégrafo. ‘iones tipicas del entrevistador en una entrevista no estructurada son, jemplo, las siguientes: “Usted lo cree as{?”; “Hableme mas de eso”; “jPor »", {Que interesante que es esto!”; ";Vayal”; “;Qué quiere decir?*. Este tipo de entrevista se suele utilizar en trabajos exploratorios, cuando el jador dispone de mucho tiempo para realizar su estudio. Se considera © Baitosal VOC 92 Progra que muchas veces este tipo de entrevista tiene mas validez que las estructuradas, ya que se produce en una atmésfera mas relajada que facilita la comunicacion entre el informante y el entrevistador, son més flexibles, permitiendo adaptar las preguntas a cada tipo de informante y hacen posible abordar temas relacionados con la experiencia inconsciente del informante. 43) Entrevistas semiestructuradas, dirigidas 0 focalizadas Representan un paso adelante en el control del investigador sobre lo que dice el informante. Se fija la atencién sobre una experiencia determinada y sus efectos, Aunque él entrevistado tiene libertad para expresarse a su manera, la direcci6n de la entrevista se encuentra claramente en manos del entrevistador. El contexto de uso de este tipo de entrevista implica, en principio, que el investigador ya ha analizado provisionalmente y de antemano los elementos hipotéticamente significativos del problema de investigacién. Sobre la base de este anilisis elabora una gufa de entrevista, guidn 0 protocolo que le sirve para conducir la conversaci6n. Las respuestas de los entrevistados ayudan a compro- bar las hip6tesis y, en la medida que incluyen respuestas no anticipadas, hacen posible la aparicién de nuevas hipotesis Estas denominaciones incluyen, por tanto, cualquier tipo de entrevista en I que el entrevistador sabe -o cree saber de antemano qué aspectos especificas d una experiencia desea ver cubiertos por las respuestas de la persona entrevista independientemente incluso de que el investigador haya observado (0 no) analizado la situacion espectfica en que la persona interrogada particip6, Estas entrevistas comparten con las no estructuradas el cardcter abierto las preguntas y 1a profundidad con que se abordan los diferentes temas tratad Son especialmente titiles cuando s6lo se dispone de una oportunidad para trevistar al informante, en el marco por ejemplo de proyectos de investigacio con un tiempo delimitado de realizacién. Las entrevistas semiestructuradas utilizan con personas acostumbradas a utilizar su tiempo de manera eficient lideres, empresarios, profesionales, etc. EI investigador, al hacer este tipo de entrevistas, demuestra al informant que sabe lo que quiere, al menos de manera general, y que por tanto no qui que pierda el tiempo, aunque al mismo tiempo le da la libertad suficiente pi ‘que pueda plantear otros temas y responder con sus propias palabras y su pr perspectiva a las preguntas. 92 Caritui It, Le enogratia como pecs decompo Entrevista en grupo o entrevistas grupales trata de una modalidad de entrevista tal vez poco utilizada en la inves etnografica, pero que posee, sin embargo, un gran potencial como posi- ste de informacién. No es extrafio que el antropélogo se encuentre en el ‘con personas que prefieran 0 que incluso s6lo acepten ser entrevistadas po mas que individualmente jemés, el investigador puede tener interés en reunir a varias personas para hablar y debatir sobre un tema espectfico, sobre sus vidas y experiencias, curso de discusiones abiertas y que fluyan libremente. La entrevista en no es exactamente la yuxtaposiciOn de una serie de entrevistas individua- -esivas, sino que, muy al contrario, el grupo Interviene como una realidad ifica. Para que se pueda dar, pues, se necesita, obviamente, que el grupo ‘més allé del hecho de reunirse en un lugar y un momento concretos a fin entrevistado. 1 tanto, la entrevista en grupo no se puede practicar si no es sobre un que ya existe como grupo social o como representante de un grupo social _amplio. El entrevistador de grupo, en consecuencia, se interesa por algo que fa parte de la psicologia o de la vivencia del grupo. El tema o los temas de la sta, por tanto, deben referirse a la existencia (actual, pasada 0 proyecta- jel grupo como tal. una entrevista grupal realizada desde una perspectiva etnogréfica (dife- por ejemplo de las que se pueden hacer en estudios de mercado por otros Jalistas bajo perspectivas distintas) el investigador aplica un enfoque no Ivo y hace, como mucho, de moderador. jay una serie de consideraciones de tipo mas 0 menos técnico que se pueden en cuenta a la hora de plantearse una entrevista de este tipo: 4) El tamaho del grupo deberfa oscilar entre cuatro y doce participantes, si @s recomendable que no esté integrado por menos de siete personas ni por de diez. Tiene que ser pequefio para que todos puedan participar y exponer into de vista, pero suficientemente grande para que se produzca una cierta “edad de opiniones. +b) El moderador debe seleccionar y ordenar cuidadosamente los temas que tratados, confeccionando un protocolo 0 guia, aunque luego el desarrollo. debate deba parecer, y de hecho lo sea, esponténeo y natural. ©) La principal funci6n del moderador es guiar o facilitar la discusi6n. Debe far que todo el mundo intervenga en la conversacién, evitando que uno © aot VOC eat © varios participantes monopolicen el uso de la palabra, Pero también debe ‘cuchar, observar y analizar lo que van diciendo los participantes. Las pregunt que formule serén abiertas, y evitardn dirigir en exceso el sentido de la discusi © las intervenciones. 4) Es necesario crear un entorno permisivo y no enjuiciador dentro grupo. El moderador debe ganarse la confianza de los participantes haciéndol sentir que todas las opiniones son legitimas e igualmente respetables. ©) El objetivo de las entrevistas en grupo es obtener informacién que lue; puede ser analizada, Por eso es indispensable registrar toda la sesi6n. La entrevista grupal, como cualquier otra técnica, tiene una serie de ventaj e inconvententes. + Ventajas + Permite entrevistar @ un mayor mimero de gente. + Favorece que la situaci6n de la entrevista resulte menos extrana tensa para los entrevistados. Puede contribuir a desinhibir a los ticipantes y a superar mas fécilmente el problema del entrevista silencioso 0 monosilabico, aunque por otra parte, también, si no consigue un clima adecuado, puede provocar una participacion mt desigual de las diferentes personas que constituyen el grupo. + Los informantes se pueden motivar a hablar unos con otros. El r cuerdo y la memoria colectivos, por ejemplo, crecen de manera ponencial, ya que el recuerdo de una persona se completa con el di resto de participantes, los cuales, al mismo tiempo, a partir de és pueden desencadenar su propio recuerdo. + El coste relativamente bajo y la gran cantidad de datos que prop. cionan hacen que las entrevistas en grupo se utilicen con frecuens en las investigaciones de tipo aplicado. + Inconvenientes y dificultades * Por medio de los grupos focales se puede obtener mucha informaci6 sobre las actitudes, las percepciones y las opiniones de los parti antes en relaci6n con los temas tratados. No debe confundirse, embargo, y esto es vilido en general, lo que la gente piensa o dest (Capito I La tmogiafia come puica de campo con lo que hace realmente. Los participantes en una entrevista en grupo a menudo pueden expresar lo que les gustaria ser més que lo que realmente son. ‘Sin embargo, el conocimiento que tienen entre ellos los diferentes participantes también puede contribuir a disminuir el grado de idealizaci6n de lo que se dice. Los otros conocidos, en este sentido, pueden ejercer una funcién de control sobre el discurso que no se dda, por ejemplo, en la entrevista individual Es probable que en este tipo de entrevista no se obtenga nunca la comprensién profunda que se puede conseguir en las entrevistas con una sola persona. Hay que ser conscientes de que el grupo adoptaré reacciones de defensa. Dado que el tema o los temas planteados tienen un im- pacto afectivo sobre el grupo, éste tenderd a solidarizarse, a formar tun bloque, a sentirse como una realidad colectiva. En este sentido, acostumbraré a hacer prevalecer lo que los une y los identifica como grupo mas que lo que los separa. La visién homogénea del grupo prevalecerd sobre la visi6n heterogénea El universo colectivo del grupo existe s6lo para sus miembros, Cuanto mas unio esté el grupo, es decir, en la medida en que posea una identidad propia mas fuerte y marque més a sus miembros con tuna huella comtin y més conformados tengan el lenguaje, las formas de reacci6n, los signos de complicidad, las alusiones secretas, la me- moria colectiva, etc., més extrafio se sentiré, a la vez, el entrevistador y le sera més dificil comprender exactamente las significaciones que expresa el grupo. Los miembros del grupo no han reflexionado necesariamente sobre su convivencia colectiva. Esta, al igual que la afectividad individual, ¢s en principio una realidad no reflexiva. Las personas que el entre- vvistador reine para la entrevista en grupo no han reflexionado nun- ca generalmente sobre el tema que se les propone, aunque el tema les afecta intimamente como miembros del grupo. © aonal UOC. 96 Ba 28 . Preparacion de Ia entrevista Hay algunas cuestiones generales en torno de la entrevista etnografica com técnica especifica de recogida de datos e informacién que hay que consider antes de entrar en detalle sobre los aspectos més précticos de su realizacion. primer lugar, para llevar a cabo una entrevista tendremos que contactar con persona que ser4 nuestro interlocutor. Debemos tener en cuenta que las respuestas de las personas a las que solicit ‘mos su colaboracién para realizar la entrevista pueden ir desde el sentimiento halago hasta el de pudor o vergiienza, no exentos de una posible sospecha sot las razones que puede tener el investigador para formularles esta demanda, En la medida en la que la investigaci6n etnogréfica suele interesarse por ps blematicas para cuyo conocimiento se requiere acudir a personas que en su yoria podrfamos calificar de “normales y corrientes", es decir, sin una relevan piblica especial y, por tanto, no habituadas a set motivo de atencién por p: de profesionales, el Investigador debe tener en cuenta que a menudo tended q) convencer a los futuros informantes para que accedan a ser entrevistados.” Esto se puede conseguir alimentando prudentemente su autoestima y c venciéndolos de la valfa de su testimonio para los objetivos de la investigaci que con cardcter general se puede concretar como de aportacién al aumento conocimientos de la disciplina, al progreso cientifico y al beneficio de la dis plina y de la sociedad. ‘También puede contribuir a fomentar la participacin de los informantes hecho de garantizarles el anonimato, con el uso de seudénimos, iniciales, 6 gos, etc., aunque a veces puede resultar también un poderoso incentivo m: tener la identidad de los informantes en las posibles publicaciones posteriores: la investigaciOn, por la satisfaccion que produce en algunas personas el hecl de verse reflejadas en letras impresas. Es obvio que todo ello dependerd del tipo de investigacion que levemos ‘cabo y del tipo de personas que utilizemos como informantes. 22, Por su claridad y minuciosidad con respecto 2 muchos de Ios aspectos principales que trata aqui recomendames la sigulente obra. En el capitulo 4 se encuentra descrito, paso @ paso, todo detalle,el proceso de realizacin de la entrevista en profundidad. SJ, Taylor y R. (1992), ntoducion a ls métodoscuatitativos de Investigacion. Barcelona: Paldos. También se de ver, especislmente en relacién con el hecho de pregunta, la preparacion de la entrevista, encuentro y la transcripcién, el aticulo de I, Sanmartin (2000). “La entrevista en el trabajo campo". Revista de Antropolagta Socal (n° 9, pg. 108-126), 97 Capitulo. 1a etnogeata como pee eS Un habito también muy recomendable, aunque no se suele hacer muy a yudo, es el compromiso del investigador de dar, de alguna manera, la pa- fa final a los informantes, mostrandoles los borradores de las publicaciones surjan de l de que esto no se haga, se debe ser receptivo, al menos, a las posibles criti- y comentarios que puedan hacer los informantes una vez se haya editado ‘publicacién, Una cuestion que también se plantea a veces en el marco de la relacién que tiene el etndgrafo con sus informantes es la que hace referencia a la com- ssaci6n que se les debe dar por la colaboraci6n prestada (que a menudo, como je suponerse, representa una parte considerable de tiempo). Es evidente que jinero puede corromper facilmente el vinculo entre el entrevistador y el in- ante, ya que este tiltimo se puede ver tentado de “fabricar” una “buena roria” para ganar dinero, aunque también podria desear, sin la existencia de ero de por medio, alcanzar notoriedad y proceder de manera similar. Por otra parte, vivimos en una sociedad mercantilizada y monetarizada en que todo, o casi todo, posee un valor expresado en un precio. La posicién sensata y generalizada, sin embargo, parece que es la de corresponder a los yrmantes desde una cierta reciprocidad que habitualmente puede revestir la a de regalos, servicios a cambio o, simplemente, amistad. No hay que olvi- tampoco que muchas veces el entrevistador representa para el informante la ibilidad, no siempre facil ni al alcance de todos en el mundo en que vivimos, set escuchado. En cuanto a la logistica proplamente dicha relativa a la preparacion de la revista, es del todo indispensable pensar en establecer tun horario y un lugar r los encuentros. + En cuanto al horario, es recomendable que una sesion de entrevista no sea inferior a una hora y media ni muy superior a las dos horas. Ademés, es necesario que se site en una franja horaria que permita hablar sin prisa a ambos interlocutores. Si hay més de una sesi6n, es prudente que la pe- riodicidad sea semanal. En cuanto al lugar donde se desarrollaré la entrevista, hay que tener en cuenta que el “territorio” seleccionado puede constituir una variable im- portante en el desarrollo de la conversaciGn. La mejor regla es que el lugar lo escoja el informante, en la confianza que elegira un lugar donde se sienta cémodo y a gusto. © Edtoral VOC alia En cualquier caso, es bueno que el lugar elegido garantice la privacidad y el relajamiento, evitando las interrupciones y las posibles presencias inhibido- ras, al igual que el exceso de ruido, que, ademés de dificultar la comunicacién, representa también una molestia posteriormente cuando se ha de transcribir el registro de la entrevista. La informaci6n conseguida en una entrevista, como ‘cualquier otra informacién, debe interpretarse de acuerdo con el contexto en el que se ha producido. Los aspectos no verbales de la entrevista también son muy importantes, ya que nos muestran la actitud del hablante. Como ya hemos comentado antes, si bien la entrevista etnogréfica se carac- teriza, entre otras cosas y de manera principal, por el hecho de que a diferencia de los cuestionarios incluye preguntas abiertas, no necesariamente establecidas con antelacién, que permiten al entrevistado responder con sus propias pa- labras, el tipo de entrevista cualitativa utilizada generalmente, como es el caso de Ja entrevista focalizada o semiestructurada, suele incluir la realizacion previa por parte del entrevistador de la llamada gufa de entrevista La gula de entrevista contiene un conjunto de preguntas o temas divididos en secciones que son los que se proponen tratar en el transcurso de la conver- saci6n con el informante y responde, por tanto, a la necesidad de imponer un minimo de estructuracién para poder explotar los datos recogidos reduciend © suprimiendo la posible dispersién del relato. Se usa para asegurar que los mas clave se exploran en un cierto mimero de informantes. ‘Como se puede observar, la guia de entrevista es especialmente atl y né cesaria cuando hay un mimero diverso de informantes y un mimero divers también, de entrevistadores. En este caso se les debe preparar para la realizaci Ge las entrevistas y a menudo, junto con la gufa, se incluye un protocolo de en vista consistente en una serie de instrucciones respecto a cémo se ha de real a entrevista. Asi pues, la gufa proporciona una manera de asegurarse de que todos | investigadores-entrevistadores exploran con los informantes las mismas are generales, Se trata de un instrumento de ayuda y memoria para el entrevistad Noes, sin embargo, un protocolo estructurado, ni mucho menos un cuestiona cerrado. Es, simplemente, una lista de 4reas generales (més 0 menos detalladas concretadas) que se pueden cubrir 0 se han de cubrir con cada informante, El entrevistador, pues, a pesar del apoyo de este instrumento, no se convi en una especie de encuestador, sino que continta disfrutando de la libertad flexibilidad propias de este tipo de técnica, que le permite decidir, por ejemy ‘cOmo enunciat las preguntas 0 los temas y en qué momento de la conver 98 Capitulo La etnogratia como pecs Seas rmularlos, segin las caracteristicas del informante, la misma dindmica de la trevista, etc. La guia de entrevista sirve basicamente para recordar que se de- formular preguntas sobre ciertos temas. 3. Desarrollo de la entrevista De entrada, y como criterio general, cabe decir que no hay ninguna formula ncilla para entrevistar con éxito, aunque se pueden tener en cuenta algunos mnsejos, como los que se dan a continuaci6n, para conseguir el tono deseado y tar errores insuperables. a) En primer lugar, quizés habria que recordar que una entrevista consiste incipalmente en un intercambio verbal entre la persona que la realiza y la per- na que es entrevistada, En este sentido, hay que tener en cuenta que cuan- dos personas que no comparten el mismo repertorio de mensajes verbales enecen a dos culturas o subculturas diferentes) se ponen a hablar entre las, pueden tener serios problemas de comunicaci6n aunque hablen la misma fa. Los norteamericanos de clase media expresan que estén atentos a lo que fice alguien que les habla mirndole directamente a los ojos, mientras que los 1egros urbanos norteamericanos de clase baja consideran un gesto de hostilidad ue alguien les mire fjamente a los ojos. b) Para que una entrevista funcione es importante garantizar la comodi- .d del informant. El entrevistador debe colocarse mentalmente en la posicién 1 entrevistado y evaluar su situacién antes de empezar a hacerle preguntas y “durante el transcurso de la entrevista: “/Se siente comodo?",”{Esta cansado?", ‘{Necesita beber alguna cosa?",”interrumpo sus tareas?",”;Parece forzado ala hora de hablar?,”{Entiende lo que quiero, esta persona?” , “Lo tendrfamos que ‘dejar para otro momento u otro dia?” La calidad de la informaci6n suele ser mayor cuanto més cémodo se en- ‘cuentra el informante durante la entrevista. El entrevistador no debe imponer durante la entrevista su punto de vista respecto de la informacién, ni someter al informante a unas condiciones en las que no se encuentre a gusto. ©) Evitar los juicios negativos. Si queremos que la gente se abra y manifieste sus sentimientos y sus opiniones, habra que abstenerse de emitir julclos negativos sobre estas personas o de humillarlos 0 hacerlas callar de alguna manera. En esta ‘misma linea, es recomendable tranquilizar a nuestro interlocutor cuando nos © alton UOC 200 Ennograti revele algo que le pueda perturbar, ya sea por la naturaleza intima de lo que nos confiesa 0 por su cardcter reservado o confidencial, ) Permitir que la gente hable. Aunque es evidente que esto es bésico para el tipo de técnica que estamos tratando y puede parecer una estupidez recor- darlo, conseguir que la gente hable requiere, a veces, mucha paciencia. Hay que recordar una vez mas que la entrevista etnogréfica no es un cuestionario de encuesta en el que el encuestador aborda de manera intrusiva y por sorpresa al encuestado y mantiene una relacion esporddica y puramente transaccional. Comunicar al informante nuestra comprensi6n, nuestra simpatia o incluso nuestra solidaridad con frases como “Sé lo que quiere decir’, “A mi me pas6 lo mismo una ve2”, “Yo he pensado en hacerlo més de una vez", “Tengo un amigo que también actué asi”, etc. puede contribuir poderosamente a derribar las po- sibles, y por otto lado naturales, resistencias del informante hacia nosotros, Que la gente Ilegue a expresarse libremente y con la naturalidad mas grande puede implicar el hecho de dejar hablar largamente al informante sobre cosas que, en principio, pueden no interesarnos para los objetivos de nuestra inves- tigaci6n. Cuando sucede esto, es bueno gue el entrevistador no corte ni inte rrumpa al informante. La habilidad del entrevistador, su oficio, es lo tinico, en todo caso, que puede conseguir, discretamente y con mucho tacto, conducir o teconducir al entrevis- tado hacia los temas que nos interesan. También es recomendable, para alcanzar el objetivo de que la gente hable, iniciar la conversacion con lo que se llama pre- guntas descriptivas, que focalizan la cuesti6n en el qué mas que en el por qué. Empezar haciendo que el informante nos explique hechos o acontecimien- tos concretos o nos aporte datos puntuales sobre diferentes aspectos de su ex periencia puede contribuir a que vaya ganando confianza progresivamente y que, més adelante, esté en mejores condiciones para abordar preguntas de tipo ‘més valorativo o reflexivo. El entrevistador debe evitar en todo momento for- mular cuestiones que conduzcan a respuestas de “si” 0 “no” o que dirijan las respuestas. Es mejor preguntar “,Qué piensa en relacién a...2” que no “ZNo cree: que..2", En este sentido, es importante hacer preguntas muy abiertas e incluso am= biguas, ya que esto da la oportunidad al informante de responder de la forma y con los contenidos que son importantes para él. Cuando el informante no te ‘mina la respuesta, repetir lo Ultimo que ha dicho y peditle que continte es una buena técnica para completar la informacion. 101__ Capitulo. La etnogatia como prictic de campo ‘Sin embargo, también tenemos que saber respetar las pausas 0 silencios, ya le a veces pueden producir més informacién que las mismas preguntas. Las, 1usas son un elemento esencial del discurso, el silencio es un buen Indicador el investigador debe saber manejar ¢ interpretar. Los informantes también .cesitan tiempo para reflexionar sobre sus respuestas. Cuando una respuesta 10 ha sido terminada y el informante se detiene, tenemos que esperar. Puede jue esté pensando lo que diré a continuaci6n. No debemos interrumpir las pau- ‘con nuevas preguntas si no se esta seguro que el informante no quiere afiadir da més. ) Prestar atencién. El entrevistador debe comunicar en todo momento un terés sincero por lo que se le esta diciendo. Asf pues, hay que evitar que nues- ‘a mente vague, lo cual siempre es mas dificil cuando grabamos la entrevista ‘tenemos la confianza que podremos volver a escuchar aquello que se nos ha icho las veces que haga falta. Podemos manifestar atencidn e interés ya sea verbalmente ("Ya lo veo, ya"; “sj, si”; “Exacto"; “De acuerdo”, etc.) 0 bien manteniendo la mirada atenta, ‘haciendo movimientos afirmativos con la cabeza, etc. Todo ello estimula al in- formante continuar déndonos informacién. J. Matarazzo” realiz6 una serie de entrevistas semiestructuradas idénticas de cuarenta y cinco minutos a un grupo de informantes. Dividis las entrevistas en ‘res partes de quince minutos. Durante la segunda parte hizo una serie de ruidos 'y gestos afirmativos. Cuantificé la extensi6n de las respuestas en cada una de las partes y constat6 que las respuestas durante la segunda parte habian sido aproxi- madamente un tercio més largas que durante la primera y la tercera 4) Aseguramnos de que entendemos lo que nos quieren decir y que el infor- mante entiende lo que le preguntamos, que hay un buen entendinniento, Para conseguitlo, a veces es necesario repetir nuevamente la pregunta 0 formularla de manera diferente. También resulta stil repetir la respuesta para saber si hemos entendido la respuesta del informante. Esto, ademés, le da la posibilidad de re- fiexionar sobre lo que ha dicho. Contextualizar y solicitar ejemplos también puede contribuir a entender mejor lo que se nos quiere decir. En cuanto a la contextualizacin, pediremos al informante que precise una informacién con referencias que puedan ayudar a situarla mejor en el espacio y en el tiempo. En cuanto a Jo segundo, cabe 23 Para conocer més a fondo la experlencia de J. Matarazzo, se puede consulta: J. Matarazzo (1964). *Tterviewev mm-humm y interviewee speech duration”, Psychoterapy: Theory, Research and Practice (uum. 1, pig. 109-114). © Bdioriat VOC 102 enograia decir que las ilustraciones y las experiencias concretas del informante son el tuétano de una entrevista etnogréfica, y también la mejor manera de evitar las simplificaciones y los prejuicios de un informante, que se pueden reflejar en sus generalizaciones, £8) Mostrar sensibilidad. Se trata, si se quiere, de ir de ingenuo, pero sin ser insultante. Se trata de ser simpético, pero no de tratar al informante de forma condescendiente. Se trata de ser amistosos, pero tampoco cometer excesos en nuestras muestras de confianza, al menos cuando atin no hay ninguna base para hacerlo. Se trata, en fin, de saber indagar, pero manteniéndose exquisitamente alejado de las heridas abiertas. Aparte de estos consejos, el desarrollo de la entrevista también debe con- siderar como elemento esencial el tema de la grabacion. Las herramientas de la grabacion de una entrevista son la memoria, el lapiz, la grabadora y el video. Aunque ¢s cierto que la presencia de la grabadora puede modificar el discur- so de la gente, por lo que resulta un elemento intrusivo con capacidad intimi- datoria, hoy ya casi nadie se plantea la realizaci6n de una entrevista etnogratfica sin recurrir a su uso, salvo, claro est, que el informante no lo quiera, con lo que tendremos que recurrir a tomar notas de la entrevista (si consideramos que, sin. embargo, hay que hacerla). En este sentido, también se podria considerar que la presencia del investi- gador influye igualmente en lo que la gente dice. Ademés, las grabadoras cada. vez se han convertido en un elemento més familiar para la mayorfa de la gente. Sia esto aadimos que, de hecho, uno acaba acostumbrindose més o menos répidamente a su presencia y que cada vez hay més grabadoras de tamano mas y mas reducido y de una mayor sensibilidad para la recepcién, lo que permite que no sea necesario tener que hablar dirigiéndose directamente al aparato, su_ presencia puede pasar fécilmente desapercibida. Este tipo de consideraciones quiz4s, a la larga, se podrén aplicar al uso una filmadora fija para grabar las entrevistas. En este caso, ademés, la grabaciot ganaria considerablemente en cuanto a la cantidad de informacién recogida, que seria posible grabar muchos elementos de la comunicaci6n no verbal que producen en el transcurso de una conversacién y que pueden tener una signit cacion importante. Sin embargo, partiendo de que en estos momentos lo més habitual es uso de la grabadora, hay que tener en cuenta algunos aspectos para extracr ‘maximo provecho: © Baitoral UOC 108 Exogratia del entrevistador, las interrupciones y su motivo, la descripcién del lugar donde se ha desarrollado, la duraci6n, etc. El diarfo es también et lugar adecuado para recoger las conversaciones con. los informantes fuera de la situacién de la entrevista: 1o que nos dicen antes de empezar 0 una vez finalizada (off the record), 0 en medio de una pausa, en mo- mentos en que la grabadora no esté en funcionamiento. Hay que tener presente que a veces es en estos contextos cuando Jos informantes se desinhiben mas y comentan cosas importantes o delicadas. Debe realizarse el esfuerzo de escribir en el diario después de cada contacto ¥ tepasarlo de vez en cuando para tener una idea de lo que ya se ha cubierto, ¥ de lo que se ha ido aprendiendo, de lo que atin no ha sido suficientemente abordado, etc, El tratamiento del material: la transcripcién La dltima fase de una entrevista es la transcripci6n de las grabaciones. Una entrevista no puede considerarse terminada hasta que no ha sido transcrita, Hay que tener en cuenta que la transcripcién de un discurso oral consti- ‘tuye un trabajo largo, minucioso y engorroso, por lo que conviene hacerlo en. las mejores condiciones materiales posibles. En este sentido, es recomendable: utilizar aparatos especialmente adaptados para este fin, como los reproductores, que incluyen un pedal suplementario para hacer avanzar, retroceder o poner: en marcha la grabacién, mandos que permiten alterar la velocidad de la cinta y auriculares que faciliten la escucha. Aunque en algunos casos no es del todo necesario transcribir toda la entre vista, como cuando sélo hace falta extraer ciertos datos concretos, y que a veces ‘uno se ve obligado a rentabilizar el trabajo al maximo -y en este sentido hay que ‘tener en cuenta que cada hora de grabacion requiere un minimo de seis u ocho: para ser transcrita-, la transcripci6n integral en bruto esta plenamente justifi cada. La transcripci6n siempre implica decisiones tedricas, Hay una serie de reglas para la transcripcién que conviene tomar consideracién:** 24 Las normas a tener en cuenta @ la hora de tanscribir una entrevista se han extraldo de la siguiente: J. Poirier; S. Clapier-Valladon; P, Raybaut (1983). Las réits de ve. Théorie et pra Paris: Presses Universitaires de France. 103 Capitulo. La etnograis como pric 6 campo + Aunque pueda resultar un poco cargante, es imprescindible, antes de i lar la entrevista, asegurarse de que el equipo funciona (las pilas, la red elécttica, el volumen, etc.). Darse cuenta, tras una conversaci6n larga, que por alguna razon no ha quedado registrada, ademés del disgusto que con- lleva, representa no poder recuperar ya de ninguna manera el contenido de la entrevista, por 1o menos en Ios términos y en la forma como se ha desarrollado. «+ Es igualmente recomendable rotular cada cinta o identificar cada archivo sonoro, antes de empezar o inmediatamente después de acabada la con- versacién, con algunos datos identificativos minimos que nos permitan después ubicarla correctamente. Hay que tener en cuenta que en el trans- curso de una investigacién etnogrdfica podemos llegar a acumular una gran cantidad de grabaciones y que, por tanto, tenerlas perfectamente ‘ordenadas y clasificadas es basico para conseguir un buen desarrollo de la investigacién. Sin embargo, el entrevistador no debe pensar que el uso de la grabadora le ime de una buena parte de trabajo que es imprescindible llevar a cabo. Debe Juchar en todo momento contra el posible relajamiento y la pasividad que le pueden invadir. Es por esta raz6n que, ademas de mantener una atenci6n constante al discur- so del entrevistado (para pedirle las aclaraciones oportunas o descubrir, incluso, algunas posibles preguntas que no habia previsto), es muy recomendable que eve al dia un diario de entrevistas. En el diario de entrevistas el investigador puede apuntar esquematicamente Jos temas principales tratados en cada entrevista, lo que le sera de gran utilidad posteriormente a la hora de tener que trabajar con los datos, debido a que no tendra que escuchar las grabaciones repetidamente o leer innecesariamente du- rante mucho tiempo las transcripciones en busqueda de datos especificos. Bl diario también puede hacer las funclones de recoger los aspectos de la conversacion que por su naturaleza no quedardn registrados en la grabacion: los gestos y las expresiones no verbales, que pueden resultar esenciales para comprender el significado de lo que se dice, las interpretaciones, las intuiciones y las conjeturas emergentes que se le pueden ocurrir en el transcurso de la con- versaciGn, etc. ‘También se puede anotar una valoracién global de la entrevista: la labilidad, las circunstancias que la han acompafiado, el estado de énimo del entrevistado y storia UOC 105 Capito I. Laetnograa comet + Hay que tener presente, a la hora de transcribir, que lo que parece: te en ese momento para uno mismo, puede no serlo al cabo de unos meses para otros 0 para si mismo. + Asegurarse de que lo que se transcribe es la reproducci6n fiel de lo regis- trado. Aunque seamos muy escrupulosos en esto, es evidente que nuestra intervencién como transcriptores siempre se notaré. Ya modificamos, por ejemplo, el discurso hablado con el uso de la puntuaci6n. + Aunque no hay un formato estdndar para transcribir las entrevistas, si que se pueden dar algunas recomendaciones basicas: + Dejar margenes suficientemente amplios para poder hacer posibles anotaciones. + Diferenciar claramente las intervenciones del entrevistador de las del informante, escribiendo por ejemplo en negrita las intervenciones de uno y en letra normal el discurso del otro, 0 poniendo el nombre 6 las iniciales de cada uno al inicio de cada intervencién. + Las pausas dentro de las frases se pueden sefalar de muchas man- eras, pero la més facil de entender es con una secuencia de tres pun- tos entre paréntesis (..) 0 entre corchetes [..]. ise desea mucha mas precision se puede utilizar el sistema Sacks-Schegloft-Jefferson, que consiste en indicar entre paréntesis los segundos que dura la pausa. ‘También se puede indicar entre paréntesis con expresiones como ‘pausa, pausa larga, pensativa, etc. + Cualquier aclaracion o comentario del transcriptor debe escribirse entre paréntesis. Si hay alguna palabra que no logramos entender 0 que no estamos seguros de que sea realmente la que transcribimos, se puede indicar entre paréntesis o simplemente poniendo un signo de interrogacion también entre paréntesis (2). + Cuando una palabra o una expresion se hace levantando el tono de ‘voz o enfatizando mucho, se puede poner en maytisculas o se puede subrayar. El texto obtenido de una transcripcién integral intenta reproducir fielmente el discurso grabado, con sus repeticiones, sus eventuales faltas de lenguaje, las pau- Batol VOC _ 106 nog 25, los suspiros, los silencios, etc. Sin embargo, cabe recordar que toda transcrip- cin implica una transformacién del lenguaje oral en una escritura codificada. La transcripcién de la entrevista debe ir acompafada de una ficha, general- mente introductoria, en la que se indicardn las caracteristicas principales de la entrevista (nombre del entrevistador, fecha y lugar de realizacién, si ha sido registrada total o parcialmente, duracién, etc.) y del informante (nombre codi cado, lugar de residencia, profesién, edad, etc.). Cabe recordar que a veces tam- bién es importante fijarse en lo que no se dice. Las ventajas de este tipo de tratamiento de la informacién recogida mediante Ja transcripcién integral son la calidad de la informacién y la sensacién de au- tenticidad. Los inconvenientes tienen que ver con la dificultad de utilizacién del texto obtenido, porque genera una lectura engorrosa y compleja y no siempre del todo inteligible. Parad6jicamente, la reproduccién minuciosa ¢ integral, en lugar de facilitar el acceso al individuo, mantiene opaca la dimensién personal. Es por ello que un tratamiento ms sofisticado del material nos puede conducir a hablar de diferentes fases del trabajo de tratamiento del material: 1) La transcripcién Se transcribe, siguiendo y respetando las reglas seftaladas anteriormente, la entrevista grabada, tratando de espaciar suficientemente las lineas y dejando, ‘como se ha dicho, un margen suficientemente amplio. Se dejan en blanco las palabras o las frases diffctImente comprensibles. 2) La relectura Se lee el texto transcrito a la vez que se escucha nuevamente la grabacion. En la medida de lo posible se van completando los espacios en blanco deja anteriormente, 3) La elaboracién del relato y la busqueda de la legibilidad Se trata de una fase que en la mayor parte de los casos no es necesario llev ‘a cabo, ya que generalmente el contenido de las entrevistas constituye basi camente ung informacién sobre la que trabajard el investigador. Tan s6lo hi que efectuarla cuando pretendemos publicar fntegramente el contenido de entrevista. Entonces el problema que surge es el de cémo hacer legible para ut tercera persona el documento bruto. Recordemos que la transcripcién etnografica no necesariamente debe segi otros modelos de transcripcién como los de la lingitistica o los desarrollados la sociolingiistica ©bditral UOC 108 Bimogratia Radicalmente. Ahora, lo tinico que iba a decirte, asi como que hay madres que cuando dicen eso lo dicen como algo muy grande y “lo que tendrfas que suftir”, hombre, yo... perdéname, es que como yo quiero a mis hijos no creo que haya ninguna madre... pero no hubo ningin trauma aqui en casa, porque como ha habido siempre una comunicacién tan buena. Mira, si mi hija de Barcelona hha estado fuera tanto tiempo, ¢ incluso cuando estuvo en Inglaterra, Estuvo todo ese ato y luego cada verano volvia incluso. No me parecia aquello de “es que he perdido la hija”... Es que yo no he perdido nunca ninguna hija. Yo no Jas voy a perder nunca, Ademas, hay gente que no estan seguros, es que yo es- toy tan segura de que no las voy a perder nunca... Pero, claro, cada uno hace su vida y cuando se marché a Barcelona, porque claro, un fin de semana que venia, las demés también venfan, después volvia a venir, “snira que esta semana no vendremos por esto 0 por aquello”. Pues claro, ya lo vefas claro. Entonces fueron pasando los afios, Ia nifia ésta cumpli6 veintitrés, cumpli6 veinticuatro, entonces un fin de semana que venta, lleg6 por la noche... salia, salia con un chico, salfa con las amigas, a lo mejor llegaba a las dos 0 legaba a las tres, pero no a las cuatro. ¥ entonces mi marido me dijo que... “No chato, yo toda la vida cuando a mis hijas las he tenido que refir, he tenido siempre la virtud (bueno, la virtud segtin mi manera de pensar) de que si tengo que regafiarte lo hago ahora y tu padre cuando se lo encuentre que lo haga él, que tu padre es tu padre, no. el jefe... ni manda 1 mas ni mando més yo aqui con vosotros. Ni tampoco es. un ogro”. Yo considero que una hija @ mi me hard suftir por si pasa algo, lo que sea, ‘un accidente de cualquier tipo, pero mi hija que esté toda la semana fuera, que los veranos se marcha a Inglaterra, que ahora tiene una beca, todo un afio ali, Y yo ahora a ver sino me fio..., un sdbado que la vemos, que no sabemos qué hhace toda la semana en Barcelona... 0 ella 1o explica o dile tii lo que le quieras decir. Creo que sf que se lo dijo, pero un dia no se atrevi6 a decirle més, porque claro, una persona que ya se ganaba los cuartos y que no la tenfamos nunca en. casa, ;por favor!, jentonces tenia que ir a controlarla un sébado que estaba por aqui! Yo eso no lo hice nunca. Ahora, los miedos siempre existen... Y en cambio. si ha sido una nifla que ha salido: conciertos, hacia aqui, hacia alla, ya fuese de rock como itse al Liceo, como a... y atin dura. Pero también siempre sac6 buenas notas en todos los cursos, Quiero decir que cuando tenfa que estudiar, estudiaba, pero si ese dia habfa un concierto y tenia que cerrar los libros, pues los cerrabs y carretera y manta, Pero cuando se te casan las hijas, la obligaciOn esa que tenfas hacia el cuando vivian aqui.... claro, tampoco era tanta porque ellas ya hacfan much 107 __Capfuloll, La etnogatis como + proceso consistira generalmente en hacer una serie de retoques en el que ‘suprimen las faltas del lenguaje oral, los términos pardsitos (pues, bueno, elt ), las interjecciones, las repeticiones intitiles, las palabras sin sentido, etc. que, que forman parte de la personalidad del interlocutor y dan espontaneidad relato, por escrito pueden dificultar la comprensién del texto. El cémo se dice fe ser tan importante como el qué se dice: fijaros en la estructura narrativa, en. repeticiones, en el uso de expresiones y en la manera de hablar. En este mismo sentido se pueden hacer, siempre con mucha prudencia, algu- ‘ajustes, como por ejemplo de tiempos verbales, de restablecimiento del or- de los términos, de rectificacién de la puntuacién, etc. con el fin de obtener ‘a mejor comprensién. De todos modos, habra casos en los que nos interesard antener, en la medida de Jo posible, el tono coloquial, las expresiones y las, nnstrucciones agramaticales propias del hablante. Ejemplo de transcripcién de una entrevista: Ficha entrevista Entrevista mimero 19 Tipotogia: 7.1 Entrevistador: Félix Informante: Josepa Edad: $2 afos Fecha entrevista: 24/11/92 Sexo: Mujer Duraci6n: 4 horas Procedencia geografica: Vilallonga Residencia: Tarragona Nivel socioeconémico: Medio Ocupacién: Funcionaria Resumen: La informante vive sola con su marldo. Tiene tres hijas casadas. Cuando eran pequefias recibié la ayuda de su madre para cuidarlas. Explica muy detalladamente como cuidé de los padres y como cuida de los nietos y det marido. Ha tenido siempre un trabajo remunerado que ha ido compatibilizando con las tareas de asistencia a los familiares mencionados. ‘Transcripeion: [4 gEl mismo afio se casan dos hijas? El mismo mes, y se marcha una hacia Barcelona, O sea, las hijas nos marcha- ron las tres el mismo mes. Si que le cambi6 la vida.. 109 __Caphulo I. La etnograia coma pero se crea otra obligacién, 0 ayudarlas de otra manera, econ6: ante 0. ¢que? Si, si... mientras no tuvieron hijos, representaban que estaban casados pero smo si fuesen solteros, mira entonces si, venfan aquf “Mami, nos quedaremos ‘comer, no nos quedaremos...”, ¢60 estaba la mar de bien, y ademas, para mi a tranquilidad porque el Ultimo afio, cuando tenfan novio los teniamos a los para cenar, cenar se puede decir que siempre, porque tenfan que hablar de 0, tenian que hablar de aquello, total que... aquello fue demasiado, jeht, qui- decir, mucho trabajo entonees, porque entonces sf, cuando llegaban todos a hora de cenar, no me venian a hacer la cena... ayudaban, ponian la mesa, y 10... €60 si, jeh! Eso lo he tenido claro des del primer dia. Aquello de que los, rernos se sientan y no hacen nada, pues no. Lo mismo abrian la nevera, ponian ‘mesa incluso, pero es que el trabajo... Aquello fue como una liberacién, en te sentido, del trabajo y de la compaitfa venfan todos y tal. Ahora, cuando ‘quedaron embarazadas y tuvieron el primer hijo, entonces si me volvio a venir ‘como... me parecia, pues, que tenia la obligacién, pues, de, de... de si les con- -venia algo, hijos mios, como me habfan ayudado tanto mis padres, yo queria ayudar por si querian salir o ir a algin sitio. Porque yo sé lo que es una pareja. Yo el primer hijo es que me encontré tan ligada a que alguien te diga: “Iros al ‘ine, ir, este viernes dejérmelos a mt. ¥ el matrimonio que se vaya solo y vuelva al dia siguiente y que esa noche puedan dormir, o no, sin la criatura. En eso sf que les ayudé siempre. Lo hicimos, porque mi marido los querria siempre, a los nietos. Este tipo de obligaciones si, aydidalos y cuando tuvieron los nifios me quedé unos dfas en su casa, porque claro, al principio yo no me atrevi porque también ellos vivian solos y digo yo..., no quiero hacer de ‘aquellas madres para todo’ y cuando ya me iba me grité el yerno: “Suegra, cle importaria quedarse?”, digo: “jAy, hijo mio, lo esperabal”. No me atrevia porque pensaba que ellos querian hacerlo en brazos, porque estas cosas son muy asi, y entonces mi hija, como yo ya me habia encontrado con eso, para mi es que me hubiera hecho tripas corazén y que yo nunca me he lamentado ni nada... tal vez soy un poco. pero yo considero que no he sido demasiado lorosa. Pero cuando después de tener un hijo te quedas tan floja, has perdido sangre y tanta cosa, De verdad es que siempre dicen: “llorards’, y yo digo “no, no, no”, pero nifia, en una hora otra, 0 a los ocho dias o los siete dias o a 1os nueve, te has hartado de llorar y se te ha pasado pero llorar mientras planchabas o limpiabas culos, quiero decir no lamentindote, no sé cémo decirtelo. Y eso si lo hice, sf les ayudé... Bueno, ayudar por... yo no he sido nunca de estas abuelas que dicen: “Hago de canguro hoy”. jEscéchame, lo encuentro muy fuerte! La canguro la pagas ti, yo hago de abuela. Yo soy abuela, de canguro nada” © Editorial UOC 10 Bmorrtia 3. El andlisis de las redes sociales Joan J. Pujadas De la misma manera que es inconcebible el territorio de un Estado sin un sistema de infraestructuras y servicios, constituido por las redes de carreteras, teléfonos, ferrocarriles, escuelas u hospitales, también lo es la vida social de los individuos, més alld de su pertenencia a instituciones como la familia, la escuela o el trabajo, sin un conjunto de relaciones més 0 menos abiertas con otras personas, que forman la red social del individuo, que conecta los ambitos mis inmediatos de su existencia, en el ambito local, con instancias regionales, nacionales o internacionales En este apartado analizaremos el tema de las redes sociales desde un punto de vista doble: *+ La realidad sustantiva de las redes sociales y su construccién como objeto de estudio etnografico. + El anilisis de redes como estrategia metodoldgica y técnica analitica, El analisis de las redes sociales proviene de la tradicién de la antropologia social briténica, Ya A.R. Radcliffe-Brown®, uno de los fundadores de la disciplina en Inglaterra, habia incorporado esta dimensi6n de las relaciones interperson- ales en su definicion de estructura social. “Hay antropélogos que utilizan el término estructura social para referise tinicamente ‘a grupos soclales persistentes, como por elemplo naciones, tribus y clanes, gue conser- vvan su continuidad, su identidad como grupos individuales, pese a los cambios que se producen entre sus miembros [..|. Ciertamente, la existencia de estos grupos sociales. persistentes es un aspecto muy importante de la estructura. Considero, sin embargo, ‘mis til incluir en el término estructura social mucho mas que eso. En primer lugar, considero como una parte de la estructura social todas las relaciones sociales de persona a persona |... En una tribu australiana toda la estructura social esta basada en una ted de relaciones de persona a persona, establecida mediante conexiones: genealgicas En segundo lugar, incluyo dentro de la estructura social la diferenclacién de indivi- duos y de clases por su papel social. Las diferentes posiciones sociales de los hombres y 25 Para ampliar la informacién sobre el concepto de estructura social, lea: A.R. Radaliffe-Brown (1972), Estructura y furcitn en Ta sociedad primitiva (ed. original 1952). Barcelona: Peninsula, 111 Capitulo La etnogratia como pricics Ge cams mujeres, los jefes y de los stibditos, los patrones y 1os empleados, son tan determi- tes de relaciones sociales como la pertenencia a clanes o tribus diferentes. En el estudio de la estructura social, la realidad concreta que nos ocupa ¢s la serie de celaciones realmente existentes en. un determinado momento que ligan a ciertos seres hhumanos’.” El concepto de estructura social, asociado a las teorias estructural-funcio- listas de A.R. Radcliffe-Brown, se utiliza en antropologia para referirse a los anismos (instituciones sociales y sistemas normativos) que garantizan la re- xducci6n social de un grupo. |A pesar de que Radcliffe-Brown siempre se identifica con el holismo meto- ogico heredado de {mile Durkheim, segin el cual las entidades sociales s6l0 se jeden entender completamente partiendo de totalidades, en el planteamiento mneral de este concepto esencial de estructura social del autor britanico es sen- lea los planteamientos de la tradici6n liberal, que defiende el individualismo -metodolgico.”” Radcliffe-Brown, al tiempo que afirma que son las instituciones las que ayu- ‘dan a mantener el sistema social, dando continuidad y persistencia a la estruc- ura, es consciente del papel que tienen en la configuracién de la estructura, tanto las relaciones interpersonales como el conjunto de relaciones que siguen pautas predeterminadas, siguiendo alineamientos de clase, de género, de rango, pero que no estén necesariamente o completamente institucionalizadas. Desde esta perspectiva el enfoque del autor es de una absoluta actualidad. Hay un espacio metodolégico entre el holismo y el individualismo extremo: el humanismo. El énfasis de este planteamiento otorga @ los individuos un ém- ito de autonomia y de capacidad de accién, y no la simple funcién de com- parsas que hacen pasivamente el papel que les corresponde como miembros de determinadas instituclones. Is precisamente a partir de esta perspectiva que podemos fundamentar metodolégicamente el papel del anélisis de las redes sociales, a partir de dos premisas: + Las instituciones no cubren todo el campo de las relaciones sociales den- tro de una determinada estructura social. 26 AR. Radciffe-Brown, 1992: 218-219. 27 El holism metadoligico propone que los fenémenos sociales c historicos se han de comprender ccinterpretar en el contexto del que fotman parte. El Individualismo metodoéglc sugiere que Ia “cuestion social se puede expliar a partir del comportamiento individual, © Batosial UOC mz Bmopatia + Los individuos conservan, a pesar de las limitaciones que les imponen las leyes, normas y reglas emanadas de las instituciones, unos espacios de autonomfa que se manifiestan, por ejemplo, mediante el conjunto de relaciones interpersonales que los actores sociales van adquiriendo a lo largo de su vida. Para expresarlo con los términos del conocido antropélogo norteamericano Eric Wolf, “se puede observar, por tanto, que el sistema institucional de poderes econémicos y polfticos coexiste o se coordina con diversos tipos de estructuras no institucionales, intersticiales, suplementarias 0 paralelas a él”, Algunas de estas estructuras intersticiales, las més frecuentes en las sociedades: complejas, son las relaciones de parentesco, la amistad y el compadrazgo. Si las Instituciones tienden a su autorreproduccién y manifiestan unas claras tendencias de inercia conservadora, por medio de su entramado nor- mativo, los individuos, al buscar diferentes formas de accién de grupo y de asociacién, son los que desajustan, impugnan y modifican las instituciones. Buscar una alterativa al anélisis institucional de la sociedad nos permite tomar contacto con el carécter dindmico e hist6rico del funcionamiento de la estructura social, que se va modificando poco a poco, procestualmente, bien que puede cambiar de manera més dréstica y radical, con las revoluciones. Nuestro objeto de estudio, pues, pone el énfasis en esta dimensién dinémi de la realidad social, donde se muestran las contradicciones entre la or nizaci6n institucionalizada de la sociedad y las expectativas de los individu ¥ los grupos sociales. 3.1, Los diferentes tipos de redes sociales Aunque el primer cientifico social que introdujo una variante del ar lisis de las redes sociales en un estudio empirico de carécter sociomé! co fue el psiquiatra austriaco J.L. Moreno, su estudio estaba orientado cla la psicoterapia de grupo y el sociodrama y, por tanto, sus planteami tos tlenen un valor excesivamente restringido para nuestros objeti Los dos clentificos sociales que introdujeron este campo de andlisis para la cor 28 Para ampliar Ia informacién sobre las ideas de Bric Wolf se puede consultar: E. Wolf (19 “Relaciones de parentesco, de amistad y de patronazgo en las sociededes complejas". En E ‘yotres. Antropologa social de las scledades complejas (pig. 19-39). Madrid: Alianza capita stareni a eS, si6n de la estructura social en general y lo popularizaron internacionalmen- estén vinculados de alguna manera a la Universidad de Manchester: John A. es y Elizabeth Bott. Mas adelante analizaremos las aportaciones empiricas, estos dos autores.” Veamos cuiles son los principales conceptos y categorias analiticas de es- tipos de andlisis. En general, e incluso en la propuesta precursora de icliffe-Brown, podemos observar que el uso que se hace del concep- de red social es metaférico y no aporta ninguna especificidad analiti- sino que sélo sirve para destacar que, para entender la estructura social las sociedades complejas, no basta con el andlisis de sus instituciones. reto analitico, pues, consiste en precisar en qué consisten, como .cionan y como se articulan con las instituciones todos estos émbitos sociales ‘Wolf llamaba estructuras intersticiales. En el fondo, si llevamos la metifora las redes sociales a su limite, podremos afirmar que todo el universo, todos habitantes del planeta, forman parte de una red global, Jo cual, aun siendo samente cierto, es analiticamente irrelevante. La cuestion metodologica insiste en poder identificar, clasificar, contar y analizar la existencia de for- as especificas de redes sociales. La técnica de andlisis de las redes sociales ‘muy itil para estudiar las instituciones sociales y politicas, las relaciones ctivas de poder y jerarquia. La primera distincién que hace Barnes" es entre red total y red parcial: + La red total se refiere “a un primer nivel de abstraccién de la realidad [que] contiene toda la informacién posible sobre la vida social global de la comunidad a la que corresponde”. Ejemplos: Todas las relaciones posibles establecidas entre los 4.600 habitantes de Bremner o los miembros de las 200 viviendas de que se compone la barriada de Cerrada del Condor en Ciudad de México." + La red parcial debe entenderse como “cualquier parte de la red total construida a partir de un atributo especifico que proporciona un contenido 29 Si se desea profundizar en las ideas de los autores comentados, se puede consultarJ.A. Barnes (1954). “Class and Committees in a Norwegian Island Parish *. Human Relations (vol, 7, nm. 1, pig. 39-58); B Bott (1990), Familia yred social. Roles, mma y relaciones externas en Tas falas ur- Danas corientss. Madrid: Taurus; JL. Moreno (1978). Who Shall Survive? Foundations of Soiometry, Group Pspchoterapy and Sociodrama (ed. orignal 1953). Nueva York: Beacon tiouse Inc. 20 Para profundizar en la distincén de J.A. Barnes entre red total y red parcial puede Teer: A. ‘ames (1954). "Class and Committees in a Norwegian Island Parish". Human Relations (vol. 7, dim, 1, pig. 5657). “31 Ver, mis adelante, el trabajo de Larissa A. Lommitz (1983). us concreto a los vinculos entre los individuos”. Ejemplos: Dentro de u comunidad pueden serlo las redes matrimoniales, las redes politicas, ligiosas o de amistad. El andlisis de Barnes en Bremner ilustra perfe: ‘mente la posibilidad de caracterizar la 16gica de funcionamiento de la r total de la comunidad, para concentrarse después en el andlisis de una r parcial, como la constituida por las relaciones de parentesco, amistad sociabilidad, es decir, aquella parte de la red total que queda cuando el amos analiticamente “las agrupaciones y las cadenas de interaccién qi pertenecen estrictamente a los sistemas territorial e industrial”. En segundo lugar, hay que diferenciar entre red y conjunto (set en ingl Por conjunto debemos entender aquella entidad limitada que se compone los vinculos establecidos a partir de un ego. Una de las maneras de llegar a construir una red consiste a ir identificando y caracterizando 1a composicin Jos conjuntos que giran en torno a diferentes egos. Josep M. Comelles, en su estudio sobre faccionalismo en un hospital, adopt técnica de ir identificando a cada conjunto para ver después las interconexior entre los diferentes conjuntos. La misma técnica sigue L.A. Lomnitz cuando id tifica cada conglomerado doméstico como un conjunto formado por parient Algunos autores denominan el conjunto de otras maneras: red egocentrada red individual.** Las redes sociales son todas o algunas de las unidades sociales -individi ‘Tupos- con las que esté en contacto un individuo o un grupo concreto. Las r ¥ los conjuntos estan formados por puntos 0 nédulos, cada uno de ellos 1 senta un individuo (o, a veces, una institucién u organizacién). Cada uno estos puntos se une con otros con Ifneas o vinculos. Estos vinculos se clasi Por atributos, es decir, por el contenido de cada vinculo: ser amigos, v miembros de un mismo partido, formar parte de un club 0 asociacién, etc. Desde el punto de vista morfoldgico, los conjuntos o redes indivi pueden adquirir diferentes formas: Si elaboramos el conjunto sélo a partir de los vinculos directos entre ¥ otras personas obtenemos lo que se denomina estrella de primer orden ( la figura 2.1 (@)). 432, Para completar las ies sobre los autores expuestos se puede ler: .M. Comelles (1979) Informels, mobilisation et fection dans ws hoptalpsychiamigue, Pais: EHESS; LA, Lomnitz (1983) sobreviven los marginades. Mexico: Sig XX. 115 __ Capitulo. 1a etnograta como pictica de campo Si queremos inciuir también las relaciones que existen entre las diferentes mas 0 nédulos, es decir, las llamadas relaciones laterales, tendremos una ma de primer orden (véase la figura 2.1 (b). + Si avanzamos hacia el exterior y representamos las relaciones 0 vinculos de todos los nédulos surgidos a partir de las personas que se relacionan. con el ego, pero que no tienen una relacién directa, tenemos una estrella de segundo orden (ver la figura 2.1 (0). + Si en esta tiltima estrella incorporamos las respectivas relaciones laterales tenemos una zona de segundo orden (véase la figura 2.1 (¢)). Figura 2.1 a (©. ea de segundo cen LS (tra de primar eden () Zona de primer orden (Zona de segundo orden Las estrellas y las zonas se pueden ir configurando sucesivamente de esta manera y aumentando de orden. © Baitoral UOC 16 Boga Un tipo especifico de conjunto es el que A.C. Mayer llamé conjunto de ac- cin (action-set) para referirse a un conjunto temporal de personas reclutadas por canales diferentes con alguna finalidad a corto plazo, como es el caso de las elecciones en Dewas. ‘A menudo, este concepto se utiliza como sinénimo de cuasigrupo. No obs- tante, algunos autores reservan el término cuasigrupo para referirse a situaciones en que los mismos o similares conjuntos de accién se movilizan en ocasiones sucesivas, como serfa el caso presentado por J.M. Comelles en los reiterados pro- cesos de movilizacién de un hospital psiquistrico a lo largo de los aftos setenta. Una Gltima caracteristica morfol6gica de las reds es el grado de conectividad (como lo llama Bott) o densidad (siguiendo la terminologia de Barnes) de la red, La densidad de la ted se podrfa definir como la proporcién de vinculos realmente existentes entre los diferentes nédulos en relacién con todos los vinculos que podrian existir si todos los nédulos estuvieran vinculados exhaustivamente con todos los demas. Sociométricamente, la densidad mas grande o més pequefa de una red es un. indicio de las diferencias de los contextos sociales en que se dan las relaciones interindividuales. En el contexto de pequefias comunidades, como sucede en Jos ejemplos de Cerrada del Condor o en el caso de Bremnes, se dan densidades altas, ya que se trata de entornos sociales basados en las relaciones cara a cara. Por el contrario, en el caso de Dewas la densidad es mucho més baja, al igual gue sucede, en general, en las relaciones de sociabilidad o amistad de las cla- ses medias urbanas. También en el caso de las grandes instituciones 0 corpora- ciones, donde el encuadre de los individuos esta muy segmentado por secciones © departamentos, y muy jerarquizado, la densidad de las relaciones intersticiales (no organigraméticas) entre sus miembros es baja. 383 Para obtener més informacién sobre el concepto de conjunto de acci6n puede leer: A.C. Mayer (1980). *La importancla de los cuasi-grupos en el estudio de las sociedades complejas”. nF, ‘Wolly otros. Antropolagia socal de tas sociedades complejas (pg. 108-133). Madrid: Alianza Fain vO 117 __ Capitulo ta enon como pete 3.2. Los estudios de redes para el andlisis institucional Uno de los ejemplos etnograficos més interesantes que conocemos, sobre la dialéctica entre una estructura institucional y un grupo social organizado en for- ‘ma de redes interpersonales, nos lo proporciona un antropélogo catalan, Josep M. Comelles*, en un estudio de caso sobre la implantacién (temporal) de un nuevo sistema de relaciones entre médicos, administradores, enfermos, personal sanitario y familiares en un hospital psiquidtrico de Barcelona a lo largo de los aiios setenta, El trabajo analiza con mucha profundidad el proceso de movilizacion y lucha de una parte del personal médico y los cuidadores del hospital para transformar la vieja y represiva estructura institucional, coincidente con el modelo clésico de manicomio, en una estructura més eficaz desde el punto de vista asstencial con el enfermo y en una estructura més funcional, democratica y flexible que el viejo modelo organizado en pabellones. Metodolégicamente, el trabajo de Comelles utiliza dos técnicas bésicas: la ‘entrevista focalizada y el anélisis de redes sociales. Mientras que, por medio de las entrevistas, el etndgrafo obtiene las visiones subjetivas de los actores sociales implicados en la movilizaci6n, es decir, una ‘mezcla entre informacién objetiva de los hechos y una interpretacion de estos definida por el posicionamiento de cada uno en el proceso de crisis institucio- nal, el anzlisis de redes permite al investigador medir el grado en que las rela- ciones informales entre el personal del centro (es decir, las relaciones no prede- terminadas por ningin organigrama institucional) tienen un papel primordial a Ja hora de conformar los diferentes grupos que participan en el mismo proceso de movilizacion. Hl anilisis de redes permite establecer quién alcanza posiciones de lideraz- 0, quién esté claramente vinculado a uno de los grupos, qué personas ocupan posiciones marginales y, muy especialmente, permite determinar cudles son las, caracteristicas que cohesionan a cada facci6n 0 cuasigrupo: militancia politica o afinidad ideol6gica, afinidades personales, militancia sindical, formar parte de ‘un mismo pabellén o de un mismo tumno de trabajo, intereses corporativos de cada sector u otros motivos personales. 134 Sobre el estudio de caso de JM. Comelles, puede ver: 2M. Comelles (1979). Groupes informels, ‘mobilisation et factions dans un hopital psyciairique. Pais: EHESS, © Baitoral UOC. us. smog El analisis muestra cémo, después de los momentos més Algidos de la movil zaci6n, la divisoria fundamental del personal del hospital era la de ser médico 0 no setlo, es decir, muestra la prevalencia de una diferenciacion de grupo basada en el estatus. Da cita de un informante de Comelles ilustra la cuestiOn del lide- razgo y de la formacién de cuasigrupos: “Con Marull hemos intentado crear una fuerza de vanguardia, incorporando a la lucha a Millet y a Minguez. Menal, que Ileg6 un poco més tarde, adopt6 una posicién, que nosotros considerabamos ut6pica y nos reagrupamos en torno a él por cansenso. Marull y yo nos movilizamos por vecindad geogréfica, yo en el [pabelién] San Jorge y él en el Santiago, con personas con ideas demasiado poco definidas. El papel de los. Iideres era indispensable para clarificar y para movilizar” > El interés de este mactoestudio etnogrifico o estudio de caso en profundidad es que nos muestra con todo Iujo de detalles la manera como se hunden unos dispositivos instituclonales debido a su deslegitimacién funcional ¢ ideol6gica. La estructura en crisis da paso aun proceso de movilizacién, de desorden institu- cional, de trastocamiento de la jerarquia previamente establecida, estableciendo, una etapa de communitas, es decir, una fase en la que el personal del hospital se rige por un liderazgo carismatico basado en la adhesin de los individuos a unos ideres que representan la voluntad de cambio que se quiere llevar a cabo. Obviamente, el poder establecido se defiende de este atentado contra el or. den institucional previo y, pasado el momento Algido de la movilizacion, el frente unitario conseguido se hunde poco a poco hasta que se instaura una nue. ‘va estructura, se restaura el orden y caen unos cuantos jefes de cada uno de los sectores en litigio, A lo largo de los afios setenta, sin embargo, las movilizaciones se producen varias veces, con algunos Ifderes nuevos, con bajas significativas y con alteraciones en la configuracion de la red de relaciones. A pesar de este Alujos y reflujos en el proceso, se mantiene la estructura basica del conjunto d accién, lo que nos permite hablar en este caso de un cuasigrupo. El antrop6logo briténico Adrian C. Mayer nos aporta otto ejemplo de la fun. ‘cin de 1os cuasigrupos como elementos mediadores entre el funcionamient ¥ la reproduccién de las instituciones y las redes sociales de los individuos qui articipan en estas instituciones.* 35 IM, Comelles, 1979: 19, 36 La experiencia de A.C. Mayer se recoge mis ampliamente en el texto siguiente: A.C. Ma (1980), “La importancia de los cuas-grupos en el estudio de las sociedades complejas”. En Wolf, ottos. Antropoegia socal de las sociedad complejas (pag, 108-133). Madrid: Alianza, © Faorl UOC. 119___Copftlo La emnograta come pesetien decompo Su estudio de caso consiste en el andlisis de las formas de movilizacion del electorado por parte de los candidatos a la alcaldia de la ciudad de Dewas (34.577 habitantes), capital del distrito del mismo nombre, en el Estado de Madhya Pradesh, en la India, durante las elecciones del mes de abril del ato 1961. En las elecciones en la cludad de Dewas cada partido politico tenia, ademas de los candidatos, unos activistas electorales, cuya funcién era establecer contac- tos, organizar mitines y reclutar activistas de segundo orden, Estos diltimos “eran personas que, al menos, se comprometfan a apoyar a un partido (a diferencia de tuna gran parte del electorado), y que, tal vez, se podfan unir al escrutinio de los vvotos de los partidos y tratar de asegurar el voto en sus localidades”, El autor calcula que, para un electorado de poco mas de 6.000 personas, participaban unas 250 personas como activistas principales de los diferentes partidos, y el doble o el triple de activistas secundarios, Los activistas hacian la funcién de enlace entre cada candidato electoral: “Unos lo hacian por las ventajas que, Seguin sus célculos, obtendrian si el candidato resultaba el elegido, otros actuaban por lealtad al partido y a amistades antiguas, sin, rninguna idea de obtener beneficios de la eleccién por si misma; finalmente, otros cumplian compromisos concretos adqulrldos en algén momento anterior. De la mis- ‘ma manera, se intentaba llegar hasta los electores de acuerdo con algun beneficio pasado o futuro, ‘Como me decia un observador agudo: ‘Se puede sangrar a todo el mundo; la cuestién cs saber cul es la vena que hay que abrir para que el individuo sangre mas’. En con- secuencia, una gran parte de la actividad electoral corria a cargo de los activistas, que Intentaban influie sobre aquellos con quienes tenian wna relacion apropiada. Ademas de esto, el mismo candidato visitaba a los electores, solicitando el voto, frecuente mente cumpliendo tn deber formal hacia aquellos que deseaban que se les solicitara el voto”.” Mayer analiza especificamente el proceso de movilizacién en torno al can- didato del Partido del Congreso en un barrio del noroeste de Dewas. Se trata de un barrio interclasista, con calles sin asfaltar, donde conviven casas hechas de adobe con mansiones de estilo urbano rodeadas de jardin, El barrio no posee un centro claro de reunién, ya que no hay ninguna plaza. La sociabilidad de calle entre los vecinos se practica en lugares improvisados, bajo un drbol o en la puerta de la casa de alguien. AT A.C. Mayer, 1980: 115, © Baitoral UOC 220 Bxnogratta Este contexto urbanistico y social fortalece la estrategia electoral de hacer prevalecer los contactos individuales por encima de las reuniones piiblicas. Los potenciales electores se eligen y se visitan uno a uno. Entre los vecinos predomi- nan las actividades manuales (incluyendo la construccién), con casi el 45%, mientras que el porcentaje de funcionarios pablicos y de campesinos llega, en cada caso, a una cifta de alrededor del 15%. Los servicios y el comercio escasa- ‘mente llegan al 10%, y el resto de la poblacién se dedica a ocupaciones dife- rentes. El barrio muestra también una division por castas que, hasta cierto punto, se corresponde con la divisién ocupacional que acabamos de presentar. Las castas brakman y marata ocupan la mayor parte de los puestos de la administracion pAiblica; muchos rajputs cultivan los campos colindantes con el barrio, por lo que tienen jornaleros de las castas goali y bagri. Entre estos iiltimos encontra- ‘mos también algunos bagris trabajando como policias y mensajeros del gobier- no, mientras que un pequefto ntimero de goalis son granjeros independientes. Finalmente, las balais y los lunias se dedican a actividades manuales, sobre todo a la construccién en el caso de los segundos. Por lo que acabamos de decir, queda claro cual es el sistema de estratifi- cacién: arriba de todos, los brahmanes, después, los marata y rajputs, y después, los goalis, lunias, bagris y balais. Ningéin candidato podia intentar ganar las elec ciones limiténdose a pedir el voto a Jos miembros de su propia casta y de su grupo profesional. Por eso era tan valiosa la cooperacién de los activistas princi= ales y secundarios: idealmente el candidato del Partido del Congreso, por me- dio de éstos, podia llegar a todas las castas y grupos profesionales, sin olvidar las. relaciones de parentesco ni las relaciones de amistad y conocimiento que un ¥ otros tenfan con diferentes electores porque eran coterréneos, por afinida religiosa, porque eran del mismo sindicato, por intereses econémicos compa dos, por clientelismo en el caso de los funcionarios, 0 porque frecuentaban ut determinado gimnasio. Estos vinculos o enlaces del candidato con los elector ppotenciales se representan en la figura 2.2. 121 Capitulo La etnogeatia como prices SS La red social subyacente, que vincula al candidato y a los electores, es un con- to de accién. ;Cudles son las caracteristicas de este tipo especifico de red? + Comprende una amplia variedad de bases para el establecimiento de en- laces: parentesco, partido politico, profesién, religién, casta, etc. + A pesar de que los vinculos centrifugos, es decir, los que van desde el can- didato hasta los electores, pueden ser muy variados, el contenido del vin- culo centripeto es siempre el mismo, apoyar al candidato, lo que propor- ciona al conjunto un rasgo comin ¢ identificador, que permite clasificarlo en la categoria de cuasigrupo. + Muchos de los vinculos estan basados en la pertenencia comin al mismo grupo 0 corporacion: la mayor parte de los vinculos més estrechos del candidato provienen de su propio partido, de su casta o de su profesion. + El conjunto de accin contiene canales de vinculos y, por consiguiente, &s tuna combinacion de relaciones que vinculan @ las personas directamente con ego y, al mismo tiempo, de relaciones que las vinculan con interme- diarios que, a su vez, estén en contacto directo con ego. Asi pues, hay relaciones primarias y secundarlas con ego. + Elconjunto de accién, como cuasigrupo, es una entidad limitada, ya que cada vinculo se origina por una raz6n especifica de pertenencia, pero no se trata de un grupo, ya que no existen derechos u obligaciones que afec- ten a todas las personas involucradas. Ni siquiera el hecho de votar por al mismo ego pone en relacion mutua a los diferentes miembros del con- junto de accién, ‘© bait UOC a2 magia Figura 2.2, Estructura del conjunto de accién del candidato del Partido del Congreso Fuente; A.C. Mayer (1980), “La importancia de Jos cuasi-grupos en el estudlo de las sociedades, comple’. En E. Wolf y otros. Antropologia socal de as sociedades complejas (pig. 118) Madi allanza. + Finalmente, el conjunto de accién no es una entidad permanente, como sucede en el caso del grupo. Aunque los aspectos centrifugos de la relacién corresponden a las relaciones permanentes de rol (casta, profesién, parti- do), el aspecto centripeto corresponde a un vinculo basado en un impulso intencional especifico que emana del ego. Una vez terminadas las elec- ciones, estas entidades tienden a disolverse, como ocurria también en el “e tao ‘caso que hemos comentado més arriba del hospital psiquidtrico, después de la movilizaci6n del afio 1972. Los dos casos analizados nos muestran ejemplos de la formacién y el funcio- namiento de los cuasigrupos, que esencialmente tienen las mismas caracteristl- cas, aunque muestran también algunas diferencias: + El caso del hospital, como ya se ha esbozado, muestra un policentrismo ‘mayor que el caso de las elecciones de Dewas. Mientras que en este segun- do caso hay tantos cuasigrupos como candidatos, en el caso del hospital hay un niimero de conjuntos dificil de determinar, que interseccionan entre ellos y que no adoptan una forma tan nitidamente erarquica como en el otto caso. El liderazgo es ejercido por varias personas, a veces enfrentadas entre si, {que Hlegan a acuerdos puntuales; ademés, algunos “clientes” de cada lider pueden cambiar, segtin las circunstancias, de faccién. Esto hace dificil poder hacer una representacién grafica de este tipo de red. + A pesar de que las bases sobre las cuales se organizan los enlaces para for- ‘mar un cuasigrupo son variadas en el hospital, como en el caso de Dewas, existe un solapamiento con la relaci6n institucional que los miembros de todas las facciones tienen entre ellos: todos son miembros de la misma institucién y todos son trabajadores. Cuando la represion de la movili- zacién por parte de la direcci6n del hospital fue més fuerte, el aspecto institucional formal y el interés personal prevalecieron en muchos casos sobre las bases de communitas en que se basaba el movimiento. + Por su cardcter de miembros de una institucién y por el némero relativa- mente reducido de sus miembros, todos los vinculos entre las personas que forman los cuasigrupos son directos; en principio, todo el mundo a conoce todo el mundo, lo cual no quiere decir que no haya intermediarios, ya (que, dado el carécter policéntrico del movimiento, muchos “seguidores” © “clientes” de un lider pueden haber sido reclutados por alguien que ejerce la funci6n de sublider. Al contrario, en el caso de Dewas el liderazgo no se cuestiona, ni tampoco quiénes son los “activistas” de primer nivel ‘© Baton VOC 124 3.3. Los estudios de las redes sociales en comunidades rurales y urbanas En un estudio clasico sobre el campesinado el antropélogo norteamericano | Eric Wolf, a propésito del tema de las coaliciones campesinas, destacaba la ten- dencia de éstas a adoptar una forma institucionalizada o corporativa® Las relaciones de amistad, por ejemplo, cuando se establecen entre iguales, suelen tomar la forma institucionalizada del compadrazgo, es decir, una relaci6n {que se asimila a las relaciones de parentesco, segtin las que el padrino tiene para el resto de su vida una serie de obligaciones y privilegios en relacién, no s6lo con su ahijado, sino también con los padres de éste. Esta “alianza” se manifiesta siempre en momentos rituales, pero adquiere sin embargo dimensiones cotidianas que garantizan el intercambio de bienes y la Prestacion mutua de servicios entre los compadres. Cuando la relacién es verti Cal, es decir, cuando se establece entre personas pertenecientes a clases sociales diferentes, estamos ante otra forma de coalicién, la relacién de patron-cliente, que puede manifestarse en forma de amistad asimétrica o de relacin mera- mente caciquil. Criterios para la formacién de coaliciones campesinas, segin E. Wolf:”” + Segan el tipo de interés que comparten: + Un solo interés sntrelazamiento simple. ‘Muchos intereses: entrelazamiento multiple. * Segtin el ntimero de personas implicadas: + Dos personas: diddica. * Mas de dos personas: polidiadica, *+ Segiin el estrato social de los implicados: * Del mismo estrato social: horizontal. + De diferentes estratos sociales: vertical. 38 Para conocer mas detalladamente el esto de Wolf, puede ver el sigulente libro: E. Wolf ( ‘Los campesinos. Barcelona: Labor. anor VOC 125 _Captulo tn etnopata como pric de coo ‘Tanto las relaciones de compadrazgo como las relaciones de clientelismo son, en principio, relaciones diddicas, ya que implican a dos personas 0 dos familias. Pero hay también relaciones polididdicas, es decir, que afectan a un némero indeterminado de individuos. Los ejemplos que Wolf presenta para ilustrar res- pectivamente las coaliciones polidiadicas horizontales y las verticales entre el campesinado son la comunidad campesina y la hacienda campesina. 1) Relaci6n polidiédica horizontal La comunidad campesina constituye, 0 ha constituido hasta hace poco, un grupo corporativo con sus reglas de acceso y de funcionamiento de sus miem- bros. EI dominio de la tierra suele ser colectivo y los individuos no pueden com- rar 0 vender, El acceso a su uso esté regulado por la costumbre y una persona sélo tiene acceso por nacimiento, como descendiente de otro miembro de la comunidad. 2) Relacién polididdica vertical La hacienda campesina, controlada @ lo largo del tiempo por el grupo de des- cendencia de los propietarios, incluye también familias 0 comunidades enteras, que heredan su vinculo con la hacienda, lo que garantiza el acceso al trabajo, De los cuatro tipos de coalicién campesina®, las de caracter polidiadico son claramente realidades institucionalizadas, de la misma manera que las relaciones de compadirazgo. S6lo las relaciones de patr6n-cliente pueden caer dentro del ém- ito de anilisis que estamos estudiando ahora, es decir, las redes sociales. De hecho, es facil comprobar que en este tipo de relacién didica asimétrica el patrén suele ofrecer ayuda econémica, mediacion fuera de la comunidad ru- ral e influencia politica para resolver los problemas de sus clientes. A cambio, el cliente paga con lo que Wolf llama “capital intangible”, es decir, dndole su voto en unas elecciones y mostrando, en general, una adhesion incondicional. Es decir, los clientes forman, en determinados momentos, un cuasigrupo que se moviliza alrededor de su patrén para obtener los objetivos politicos 0 ‘econémicos que aquel desea. Con todo, el faccionalismo en comunidades rurales pequefias y poco dindmicas econémicamente tiende a la institucionalizacién, en el sentido que los clientes que apoyan a un determinado cacique local pueden llegar a constituir un grupo mas que un cuasigrupo o conjunto de accién. 40 Los cuatro tipo bsicos de coaliclén campesina son compadrazo (elacion dicica horizontal), lienteismo (diédica vertical), comunidad campesina (polididica horizontal y hacienda campesina (polidica vertica, © Fdkorat VOC. 126 Bmogrtis En este sentido, las relaciones con os clientes tenderian a no respetar algu- nas de las premisas que analizébamos més arriba, a propésito del faccionalismo politico a Dewas, especialmente la premisa sexta, es decir, no ser una entidad permanente. Lista de todos los tipos de coaliciones campesinas:** * Simple, diédica y horizontal laci6n de intercambio en el mercado. + Simple, didédica y vertical: relaci6n entre un campesino y un prestamista. *+ Simple, polidiédica y vertical: relacién entre el capataz y los jomnaleros. + Simple, polididdica y horizontal: cofradias 0 asociaciones campesinas. + Miltiple, diddica y horizontal: relaciones de amistad como el compadrazgo. Miltiple, diddica y vertical: relaciones de patron-cliente. Maltiple, potidiédica y vertical: la hacienda campesina, Miltiple, polidiédica y horizontal: (sistema de cargos rituales y politicos). relaciones corporativas comunales 3.3.1. Las redes de intercambio en una barriada de México D.F. A continuaci6n, veremos un contexto sociocultural urbano que participa, sin embargo, de algunos rasgos caracterfsticos de las coaliciones campesinas: se trata del caso de Cerrada del Céndor. Cerrada del Céndor es un asentamiento suburbial de Cludad de México que fue estudlado por la antropéloga mexicana de origen chileno Larissa Adler Lomnitz. Se trata de una barriada formada por unas 200 viviendas en la que vive y se reproduce un subproletariado urbano de ascendencia rural, pero que incluye familias asentadas en la Ciudad de México desde la época de la Revoluci6n. Como la mayor parte de los asentamientos marginales de esta ciudad, se encuentra ubicado en un barranco que lleva a una colina donde se encuentra un barrio residencial de clase media, Las Aguilas, donde los vecinos de Cerrada pueden encontrar los servicios de que carecen completamente. Las calles no estén pavimentadas, no hay alcantarillado ni agua corriente, ni electricidad, ni teléfono, ni recogida de basuras, ni drenaje para el agua de lluvia. 41 Hemos extrafdo la lista de tipos de coaliciones campesinas del manual mencionado de E. Wolf (1971). Los campesinos (pig. 10-117). Barcelona: Labor. 127, Capitulo 1a etnografia como préctica de campo No hay ningtin servicio escolar o sanitario y los comercios son pocos y mal ‘trechados. Las viviendas son extraordinariamente precarias y autoconstrui- , ya que se trata de un asentamiento ilegal, creado al margen de las ordenan- 5 municipales, a pesar de que sus residentes no son “paracaidistas” que han :pado libremente el territorio pablico, sino que las parcelas que ocupan son iquiladas por sus respectivos propietarios. La reproduccién y la supervivencia de las familias de Cerrada del Condor mn precarias y se hace necesaria la ayuda de todos los miembros de cada familia ra tareas muy variadas, que tienen como objetivo complementar los escasos esos de las personas asalariadas de cada unidad. Estas tareas de ayuda, que alizan bdsicamente las mujeres y los nifios, pueden ir desde la recogida de ay agua para uso domeéstico y el reciclaje de la basura para venderla, hasta la boracién de tortillas para comercializarlas."? Para conseguir una maximizaci6n de los beneficios que generan estas tareas xy que contar con la colaboracién de los parientes y los vecinos de la barrlada, que genera unas redes de intercambio reciproco, basadas en las contrapresta- jones de trabajo, en el trueque de productos y en otras précticas de reciprocidad ie pueden implicar el préstamo de dinero, Lomnitz caracteriza estas redes de intercambio como una estructura en la ‘gue, sobre la base de las familias nucleares, se compone un tejido social formado 9 parientes y vecinos que tiende a funcionar de manera similar a las comuni- aces campesinas. En el caso de Cerrada del Céndor, sin embargo, no se trata de verdaderas munidades, en el sentido institucional, reglamentadas por la costumbre y que fenen un control sobre los medios de producci6n, Se trata més bien de una ma de organizacién, flexible y adaptativa, que se fundamenta en la logica incional de las relaciones sociales campesinas. Pero las coincidencias entre los grupos corporativos campesinos y las formas fe neocomunitarismo urbano son s6lo formales, ya que el universo social de los itantes de la barriada es mucho més ampllo, debido a las mediaciones exis- tes entre los miembros de las redes de intercambio y la sociedad urbana en conjunto. Por medio del trabajo, tanto los hombres como algunas mujeres, jenen sus propias redes de relaciones mas allé de las fronteras del barrio: las de amistad y de compafierismo entre los hombres y las redes de clientes y parientes externos a la barriada en el caso de las mujeres. Para profundizat en el caso de Cerrada del Cndor puede consultar la obra de donde se ha ex: traido: LAA. Lomnite (1983). Cémo sabreviven os marginados. México DF: Siglo XX. {2 Batoral UOC 128 Exmogratis Dicho de manera més formal, una parte de la poblacién de la barriada cons- tituye nédulos de diversas redes unipersonales 0 conjuntos, unas dentro de la barriada (formada por parientes y vecinos) y otras fuera (formadas por compa- fieros de trabajo, clientes, amigos y otros parientes). Estas relaciones se utilizan “como un mecanismo importante tanto de movilidad cuando se hace necesario cambiar de una red a otra”.* Estas redes externas se movilizan en situaciones de crisis reproductiva de las unidades familiares nucleares, especialmente cuando se trata de buscar empleo para los hombres adultos o cuando hay una enfermedad grave y se necesita atencién médica 0 dinero. También se pueden movilizar cuando alguien quiere irse del barrio para encontrar unas condiciones de vida mejores. Es de esta manera informal como los miembros de un colectivo marginado como éste pueden, en cierta medida, insertarse en el conjunto de la sociedad; y ‘también es el medio para paliar, al menos parcialmente, la desasistencia de que son objeto por parte de las instituciones del Estado. Obviamente, las redes de intercambio adoptan la forma de zonas de segundo orden, caracterizadas por una gran densidad, ya que se trata de relaciones cara a cara cotidianas. Por el contrario, los conjuntos de relaciones que se establecen fuera de la barriada tienen una densidad muy baja y tienden a responder a la for- ‘ma de estrellas de primer orden y, en algunos casos, de zonas de primer orden. Aunque Lomnitz no dedica una atencién especial a este aspecto, habria sido interesante medir la relacion existente entre el grado de participacion de los individuos de la barriada en redes externas y el grado de movilidad social ascendente. Es importante destacar el cardcter instrumental que tiene la aplicacién de la ‘técnica segiin los objetivos de una investigaci6n. La aterici6n de la autora de este trabajo sobre Cerrada del Céndor se centraba mucho més en observar el funci namiento de las redes de intercambio y, es por ello, que el grado de detalle c: que se describe la morfologia de esta instancia organizativa es muy elevado, € detrimento de otros aspectos que se habrian podido estudiar, 43_Las palabras textuales corresponden a libro comentado de LA. Lomnite: L.A. Lomnitz (1983). Cr sobreviven los marginades (pig. 188), México DF: Siglo XX © Biota UOC 9 oh. La etmografin coma prctica de campo 3.3.2. Redes de parentesco y de sociabilidad en una parroquia de pescadores noruegos John A. Barnes es el primer etndgrafo que incorporé la perspectiva de las redes sociales al andlisis de las relaciones interindividuales, en un estudio sobre la parroquia de Bremnes, ubicada en una isla del oeste de Noruega.“* Se trata de una comunidad que tenfa 4.600 habitantes a principios de los aftos cincuenta, cuando se realizé la investigacién. Una poblacién en la que la mayoria de los hombres adultos trabajaba en el sector pesquero o en las indus- trias asociadas, y en la que también habia casi el 25% dedicado a la agricultura, tun poco mas del 10% empleacio en la marina mercante y el 10% restante dedica- do a otras ocupaciones. La mayoria de las mujeres adultas eran en aquel tiempo amas de casa. Practicamente toda la comunidad pertenecia a la Iglesia luterana, Barnes caracteriza a esta colectividad como una sociedad democritica ¢ igua- litaria, en la que no hay mucho espacio para las diferencias de clase, y cuando és- tas existen no hay manifestaciones de opulencia, ni muchas posibilidades de ex- hibirla, La jerarquia social, mediante las relaciones de produccién, sélo se mani- festaba en los émbitos laborales, los barcos y las fabricas, aqui si habia patronos y asalariados, unos dando érdenes y los demas cumpliéndolas. Esta diferenciacién social no era obstaculo para que en el ambito de la intensa vida asociativa de la comunidad las relaciones sociales fueran igualitarias y horizontales. + Desde el punto de vista territorial los individuos se encuadran ante todo en una unidad doméstica, en una aldea y en un distrito electoral, que son las unidades territoriales mas pequefias, constituyen la realidad social més proxima a cada persona y dan pie a relaciones sociales entre los vecinos que son estables y duraderas. + En segundo lugar, hay otro ambito de agrupaci6n social, basado en la organizacién del trabajo: 1a pesca en los barcos, el trabajo en las co- operativas, las fébricas de salazn y ahumado del pescado generan grupos sociales, formados por compafteros de trabajo, técnicos, so- cios cooperativistas y propietarios. Estos grupos, por su naturale- za, no son muy estables ni duraderos, ya que un pescador cambia a menudo de barco y un campesino se puede incorporar a la pesca. 44 Para conocer com més detalle la experiencia de .A. Barnes, podéis ler: .A. Barnes (1954). "Class and Committes in a Norwegian Island Parish *. Human Relations (vol. 7, nim. 1, pg, 39-58) © Bsitosal UOC 120 Estos dos ambitos de sociabilidad, que Barnes llama campos sociales, se caracterizan por unas fronteras bien definidas y unas unidades constituti- vas bien delimitadas. + El tercer campo social, que es el verdadero objeto de estudio de Bames, incluye todas aquellas relaciones sociales que se dan al margen de estos dos que acabamos de enumerar, y que corresponden a instituciones y or- ganizaciones. Este campo esta constituido, en parte, por relaciones entre Parientes, por relaciones de amistad y otras relaciones interpersonales de naturaleza diferente. No hay unidades definidas ni fronteras, ni tampoco ninguna instancia coor- dinadora, Se trata de un campo abierto, en el que los vinculos entre las personas cambian constantemente y no hay ningiin grupo estable. Estas relaciones son interindividuales: cada sujeto tiene un niimero determinado de relaciones, pero las personas que ocupan cada nédulo dentro de un conjunto no necesariamente tienen contacto entre ellas. En este ambito de las relaciones sociales la densidad es mucho mas baja que en las relaciones sociales de ambito territorial, ya que los vecinos de una misma aldea se conocen todos y las relaciones son cara a cara. Esta constatacion lleva a Barnes a plantear la hip6tests sobre las diferencias de densidad que caracterizan a las sociedades modernas y a las socledades de pequefia escala: densidad mas baja en las primeras y densidad mayor a las segundas. La densidad de las relaciones sociales en Bremnes es alta si se compara con una ciudad con relaciones més impersonales, anénimas y unidimensionales. Esta densidad se manifiesta en forma de un campo social en el que las diferen- ias de clase social son subestimadas en los contactos interpersonales directos, debido a la importancia otorgada a la visiGn igualitarista de la cultura local. Pero en la medida en que la gente esta conectada en una red de relaciones, estas sutiles diferencias de condicién se suman acumulativamente, de modo que Ia diferencia total de condiciones entre dos personas no interconectadas directax mente resulta notable y no estimula la interaccién. Esta constatacién genera la conciencia entre los actores sociales de una so- cledad formada por tres clases: * Los que estén por encima de uno mismo. *+ Los que estén por debajo de uno mismo. + Los que estan al mismo nivel. 131___ Capitulo. ta eenogata como prictica de campo La existencia de esta diferenciacién emic de clase no es obstéculo para que se ‘den interacciones igualitarias entre individuos pertenecientes a los tres estratos. 3.3.3. Familias urbanas y red social: la hipétesis de Bott El estudio de Elizabeth Bott es uno de los més notables que se ha escrito nunca desde la perspectiva de las redes sociales y ha sido, sin duda, el més in- fuyente. La hipétesis que plantea es muy sugerente: hay una relacién directa entre la estructura interna de la familia y el patron de las relaciones externas de sus miembros. El trabajo se bas6 en el estudio profundidad de catorce parejas “comunes y corrientes “de la ciudad de Londres. Por un lado, Bott analizé la manera como se organizaban las tareas domésti- cas en el Ambito de la pareja, y Hleg6 a distinguir tres patrones organizativos: + Complementario: las actividades de los cényuges son diferentes y separa- das, pero estan coordinadas y preestablecidas. + independiente: marido y mujer realizan las tareas con mucha independen- cia mutua, + Conjunto: los conyuges realizan juntos las actividades o bien las inter- cambian. Por otra parte, Bott distinguié dos tipos basicos de redes de relaci6n de las parejas, siguiendo el criterio de la densidad més grande o més pequefa, que Bott denomina conectividad: + Redes de tefido cerrado, Segin la terminologia que hemos adoptado, son conjuntos densos. Bott observ6 que éstas tendian a corresponder a rela- ciones sociales anteriores a la formacién de la familia, que se producian entre las familias de la muestra que vivian en los mismos barrios donde habian nacido y que, normalmente, se trataba de familias obreras. + Redes de teido abierto. Son conjuntos poco densos. Correspondian mas bien 4 familias de clase media, que habian experimentado movilidad social y 45 Se puede encontrar el estudio de esta antropéloga en la obra siguiente: B Bott (1990). Familia y rad social. Roles, normas 9 relacionesexteas en las familias urbanas comientes. Made: Teurus © Batosal UOC. 132 nog residencial y que tenfan unas relaciones de sociabilidad nuevas, bastante cambiantes y sin ninguna conexién con relaciones sociales anteriores. Las parejas obreras se velan muy mediatizadas por sus respectivos entornos sociales, que actuaban como grupos de presién normativos que impontan a cada conjuge la aceptaci6n de unas reglas establecidas en relacién con los respectivos roles familiares. Cada conyuge era muy dependiente de su grupo de amistades y vecinos y tendfa a dedicar una parte significativa de su tiempo a esta relacion. Esto provocaba unos roles conyugales muy separados y cargados de una diferen- claci6n de género muy pronunciada. Las parejas de clase media eran mas méviles y hacian nuevos contactos con personas que no conocian relegando a un segundo plano a los antiguos compa- heros de sus antiguas redes. Aqui el entorno social era menos exigente y condi cionante y, en esa medida, la pareja dependia més de s{ misma para la obtencién de ayuda mutua, seguridad y comprensién. Habia también un mayor nivel de superacion de los viejos esquemas de diferenciacién de los roles de género. 3.4. Aplicacién de la técnica en estudios empiricos , Por todo lo dicho hasta ahora, consideramos que hay tres aspectos claros en el ambito metodolégico: + La aplicacion de la técnica de redes sociales se adapta especialmente bi a los estudios de cardcter micro y, en general, a las investigaciones q\ utilicen técnicas etnogréficas intensivas. + Elandlisis de redes no es nunca un objetivo en si mismo, sino una técni auxiliar muy valiosa, siempre que tengamos un conocimiento bastant profundo del terreno y de los actores sociales implicados. + Los datos que necesitamos para confeccionar el registro que nos permit elaborar una red no pueden obtenerse s6lo a partir de la entrevista, ninguna confirmacién a través de la observaci6n participante, ya que se trata de llenar un protocolo s6lo a partir de la memoria o de la opi de los informantes, sino de elaborar una medida lo mas objetiva y pr posible. 123 Capitulo ta eenogatia como pcica de campo Los diferentes ejemplos que hemos sintetizado en este apartado nos mues- mn también que no hay una forma estandarizada para disefiar una investi- cin en la que se utilice la técnica de redes sociales. Cualguier diseno meto- logico es siempre instrumental y debe adaptarse a los objetivos generales de ‘cada investigacion. No hay, pues, un procedimiento prototipico que podamos ‘condensar en una formula simple. Sin embargo, es evidente que el tipo de registro ms frecuente en los trabajos ‘etnograficos es el conjunto o red personal. Normalmente, una red personal se representa en forma de una zona de primer orden, en la que aparecen todas las, relaciones directas de ego y también las relaciones laterales, con los vinculos ‘mutuos que tengan os diferentes nédulos del conjunto., Esta aproximacién sociométrica, quizés la més elemental, es también la que ‘muestra un indice mas alto en la correlaci6n entre el coste y el beneficio: es muy sencilla y nos proporciona una vallosa informacién objetiva, para contrastar con datos obtenidas a partir de la entrevista o la observacién. Evidentemente, algunos estudios determinados, como por ejemplo los dedi- cados a las migraciones trasnacionales y movilizaciones sociales, requerirén un. Aisefio mas sofisticado y costoso, con el objetivo de obtener registros que nos permitan llegar a detectar las relaciones de segundo, tercer 0 cuarto orden, para ver cémo se configuran las cadenas migratorias y los grupos de accién. Para terminar este apartado queremos exponer un ejemplo de protocolo para registro de los datos necesarios para confeccionar una red personal que fue utilizado durante una investigacién llevada a cabo por el Departamento de Antropologia Social de la Universidad Rovira i Virgili durante los afios ochenta. Este trabajo estudié la naturaleza de las relaciones sociales entre la poblacién de! Camp de Tarragona de origen inmigrante, procedente de otras partes del Estado espafiol. El objetivo basico de esta investigacién fue cuantificar la prevalencia 0 no de la variable cultural o étnica en la configuracién de las relaciones sociales. En de- finitiva, se trataba de ver en cada caso qué tipo de categorias predominaban en las redes individuales: parientes, vecinos, coterrdneos, comparieros de estudlos 0 de trabajo, miembros de asociaciones, partidos o sindicatos, personas conocidas en el Ambito del deporte o del ocio, etc. © Batoral UOC 1a Exmogratia Tabla 2.1. Registro de redes sociales i E la Fuente: Joan J. Pujadas (1984) *Guta general para el estudio de la etmicidad y los procesos ‘migratorios”, Archivo de Etnogratia de Cataluna (nim. 3, pég. 16) Como observamos en el protocolo reproducido (tabla 2.1), cada hilera est reservada cada uno de los sujetos (nédulos) de la red personal, Las columnas delimitan doce categorias de informacién, cada una de las cuales tiene una lista cerrada de descriptores para que la muestra sea homogénea y comparable. La informacién obtenida, una ver Ilenado este protocolo, es muy amplia y nos lleva mucho més alla que en la simple representacion grafica y formal de la red personal. “© titoria UOC 13S __ Capitulo La enograin como pricticn decompo 4. Cartas de parentesco y genealogias Dolors Comas d’ Argemir En antropologia social se ha llamado método genealégico al conjunto de téc- nicas encaminadas a recoger informaci6n referida al parentesco, Més adelante veremos que hay varlas maneras de obtener y organizar esta clase de datos, segtin la finalidad que se quiera conseguir, y que no siempre el objetivo es re- construir los ascendentes de un determinado individuo, que es el significado restringido del término genealogia y el que més facilmente evocamos. Pero este término tiene también un sentido amplio, que es el que debernos retener ahora, como conjunto de personas emparentadas con un individuo, lo que Integra la composicién de las familias, su descendencia y sus alianzas. William H.R. Rivers (1864-1922) fue el introductor del método geneal6gico en la antropologia social. Lo puso en practica por primera vez. en la expedicion de Cambridge estrecho de Torres (1898) y luego lo aplicé en su analisis sobre los toda en la India. Rivers consideraba que este método dotaba a la antropologia de rigor cienti- fico, ya que se podia controlar la obtencién de datos empiricos y garantizaba la objetividad. Tenia la ventaja, ademés, de referirse a cuestiones muy concretas y alcanzables por [0s individuos, lo que permitia que los informadores enten- dieran facilmente que se queria recoger y que sobre una base tan tangible se pudieran tratar aspectos mucho més abstractos de la organizacién social. Casi un siglo después de estos primeros trabajos de Rivers, es evidente que el método en si mismo se ha modificado bastante y ha ganado en sofisticacién, ya que las nuevas técnicas informaticas permiten hoy alcanzar unos niveles de organizaci6n de los datos, de correlacién entre ellos y de representacion muy superiores a los de aquellos afios. Por otto lado, a nadie se le ocurricia actualmente recoger informaci6n et- nogréfica sin conocer la lengua del grupo estudiado, como hicieron muchos de los Antecesores de B.K. Malinowski, quien sistematiz6 la manera de hacer la investigacién de campo. 46 Los textos de William H.R. Rivers sobre el método genealgico han sido recogldos y publicados recientemente en el manual sigulente. El prélogo, de J. Bestar, permite situar y valorar la con= tnibucién de Rivers estudio del parentesco, WHR Rivers (1996). £1 mézodogenealigico ye orign de Jos sistemas claicatrs de parentesco. Barcelona: [carl © Bditrat VOC 136 rmogrfia Pero hay un aspecto que sefialaba Rivers que sigue siendo pertinente y que otorga una gran utilidad al método geneal6gico, y es que, si bien se trata de un método surgido para analizar el parentesco, suministra toda una amplia gama de informaciones etnogréficas de un alcance mucho mayor. Efectivamente, Rivers insistia en que el método servia para estudiar las ter- minologias de parentesco y las formas de regulacién del matrimonio, pero que también permitia reconstruir aspectos esenciales de la organizacién social, como Ia filiacién y la herencia, las migraciones, los cambios en el sistema de vida e incluso el ceremonial, asf como las précticas implicitas en las regulaciones del sistema matrimonial o de herencia, por ejemplo. Ademés, el método genealdgico proporciona informacién sobre datos de tipo demogratfico, como las dimensiones y la composici6n de las familias, la fer- tilldad, la proporcion de matrimonios, etc. En consecuencia, permite, como nos dice el mismo Rivers, recoger “estadisticas sociales y demograficas”, Efectivamente, en las investigaciones etnograficas que Juan J. Pujadas"” y quien firma este apartado hicimos conjuntamente en el Pirinco aragonés, pus dimos constatar las ideas de Rivers. En dos pueblos hicimos reconstruir casa Por casa por su genealogfa, focalizada en la vinculacién entre la familia y el patrimonio agrario. Con ayuda de los padrones de poblacion y con la valiosa patticipacion de informadores profundamente conocedores de la dindmica lo- cal, hicimos un seguimiento de las historias de cada familia y de los itinerarios laborales y sociales de sus componentes. Pudimos reconstruir asi una buena parte de las dimensiones de las que nos hablaba Rivers (matrimonio, herencia, migraciones). Hablando de familia, salian también una serie de temas que, por su naturaleza, son dificiles de abordar directamente (pertenencia e identidad social, creencias, concepcién de la sexuali- dad, relaciones y conflictos entre familias, poder local, etc.). ¥ concretando caso. or caso, podiamos contrastar las normativas y regulaciones en torno a la vida familiar con el universo de las précticas, no siempre coincidentes con aquellas. Asi, por ejemplo, al preguntar sobre el sistema de herencia, todo el mundo explica que fue costumbre nombrar un solo heredero y que este heredero era preferentemente el hijo primogénito. Pudimos comprobar que muy a menudo este ideal cultural no se hacia realidad, ya que las familias lo tenian que adaptar a las circunstancias demogréficas y econémicas que las condicionaban. 47 H estudio se ha extraido del manual siguiente: J. Pujadas; D. Comas d'Argemtr (1994). Estos de antopologia social ene Prino aragonés. Zaragoza: Diputacion General de Aragon. a Eatolal UOC 137 __Capitulo La etnografa como prctca de campo En el caso de las familias con menos recursos, por ejemplo, los hijos ma- ores eran los que primeto se encontraban en condiciones de trabajar y ganar tun jornal, y eso hacfa probable que acabaran estableciéndose por su cuenta y que, finalmente, fuera alguno de los hijos mas jévenes, el que se quedara como sucesor de la casa y como heredero. En otros casos, por ejemplo, la secuencia en, el nacimiento de los hijos podia propiciar que se hiciera heredera a una hija si resultaba que el posible heredero hijo era mucho mas pequefio, lo que se pro- lucia cuando la casa necesitaba incorporar el trabajo de un hombre adulto. El método genealégico, por tanto, es un instrumento muy valioso en la practica etnografica por su capacidad de obtener varias clases de datos y no s6lo las referidas al parentesco. De hecho, consiste en hablar de individuos y familias, ¥, por tanto, de unas dimensiones que forman parte de las experiencias inme- diatas de todos, y esta es la gran ventaja del método, ya que, tal como nos decia Rivers, “hace posible investigar problemas abstractos sobre una base puramente conereta”.** Las sociedades difieren considerable mente en la extensién del conocimiento _geneal6gico de sus componentes y en la forma que éste adopta. La extensién de- pende de la utilidad que esta clase de conocimiento tiene en diferentes aspectos de la vida: recordar a los parientes no es algo que la gente haga en abstracto, sino que est muy relacionado con la importancia relativa que estos parientes tienen en su cotidianidad. Tengamos en cuenta que la memoria es selectiva y que hay que alimentarla para que se mantenga viva, En cuanto a la forma del conocimiento genealdgico, debemos decir que est muy ligada a la manera de concebir el parentesco, ya que esto hace variar la clase de personas que se consideran parientes 0 no. Veamos a partir de algunos ejemplos esta iltima dimensién, ya que es lo primero que hay que tener presente en el momento de recoger los datos enealdgicos. Rita Astuto™ relata su experiencia cuando traté de recoger informaciones sobre parentesco mientras estaba con los vezo, un pueblo de la costa oriental de Madagascar que vive fundamentalmente de la pesca. Contaba con la colabo- racién de Dadilahy ("el abuelo”), un anciano que era un gran conocedor de su 48 Las palabras textuales de WLR. Rivers se han extrafdo del manual mencionado mas ariba: [WHR Rivers (1996). £1 métodogenealdgco ye origen de os sistemas clasifcatoras de parentesco (pg, 96). Barcelona: Icarla 49 La experiencia de R. Astuto se recoge en el libro siguiente: R.Astuto (1995). People ofthe Sea “demtity ana Descent among the Vezo of Madagascar. Cambridge: Cambridge University Press. © Béiorat VOC. 138 Emogsatia pueblo, estaba muy bien dispuesto a colaborar y entendié perfectamente lo que se le pedia: “sin embargo, las cosas empezaron de forma bastante decepcionante. Sentada ante 41y convenientemente provista de una gran libreta, empecé para pedirle que hi- ciera una lista de sus parientes, de todas las personas con las que estaba relacionado: “@Podria decirme, por favor, sus nombres y cual es la relaci6n?". Dadilahy me miré con ‘cata de incredulidad mezclada con exasperaci6n. ;Cémo podia yo haber imaginado que mi miserable libreta podria contener ni siquiera una minima parte de todos sus parientes?”.*° En el caso de los vezo, el conjunto de parientes que tiene una persona cons- tituye el filonga, que es una especie de sistema de parentesco cognaticio, ya que es de tipo bilateral, y se consideran parientes todas las personas vinculadas tanto or parte de los hombres como de las mujeres, sin distinci6n ni privilegio de gé nero, ¥, por tanto, el flonga es mucho més amplio y ablerto que nuestras paren- telas, las conexiones son miltiples y no se elige ninguna rama como referencia ni orden entre los parientes. En definitiva, todo el mundo esté relacionado de una manera u otra. Ahora bien, los vezo no tienen un solo sistema de parentesco, sino dos. Si en. ‘vida forman parte del filonga y son absolutamente cognaticios, una vez muertos son unilineales, ya que entonces pertenecen a una raza (una especie de apellido) y sOlo una, porque los cuerpos s6lo pueden ser enterrados en una sola tumba. La muerte impone, pues, la eleccion entre las multiples razas existentes y que en vida no son pertinentes, ya que no funcionan como criterio de diferenciaci6n. Por este motivo, cuando Astuto preguntd a Dadilahy cual era su raza, el hombre se sintié fuertemente incémodo, porque de hecho le estaba haciendo. hacer previsiones respecto de cuando iba a morir. Con ello no sélo estaba deno- tando la importancia absoluta de la vida sobre la muerte, sino también que se le hacia una pregunta que no tenia nada que ver con él, y que s6lo los mismos muertos podian contestar algo tan inoportuno porque ya estaban enterrados en la tumba de su raza. ‘Veamos a continuacién otro ejemplo, ahora més cercano. En un estudio ‘hecho sobre la casa en la Catalufta meridional, M. Isabel Jociles analiz6 las dos maneras diferentes que hay de concebir las relaciones de parentesco (la trans ‘50 Rita Astutl, People ofthe Sea. entity and Descent among the Veoo of Madagascar. 1995: 81. 51 la experiencia de M.l Jocles se recoge en el Mbro sigulente: M.L Jociles (1988). La casa a Catalunya Nova, Madrid: Ministerio de Cultura 139 _ Capitulo. La etnograia como priction de campo sion de la herencia y la sucesi6n), que implican diferencias importantes en estructura y la composicion de la familia y en la manera de concretarse el ;ocimiento geneal6gico. Allf donde la casa se relaciona con el sistema de heredero tinico, la familia es tipo troncal y, en este caso, la reconstruccién geneal6gica se hace en relacion, mn una sola rama, la que constituye el linaje patrimonial, que se va reprodu- sndo de padre a hijo heredero y en cada generacién deja fuera a los otros hijos hhijas, ya que dejan de formar parte de] tronco familiar (ver figura 2.3). 2.3, Diagrama de familia troncal. Casa de Vilalba (Terra Alta) de nacimiento Sherederos, te: Ml Jociles (1989). La casa en la Catalunya Nova (pig, 68). Madrid: Ministerio de Cultura En las comarcas del Ebro, en cambio, el sistema es diferente. La herencia se ivide y la familia es de tipo nuclear. Existe, sin embargo, el sistema de “me- a", que implica asignar la casa y alguna tierra de mayor valor a aquel de los jos (habitualmente hija) que se encarga de los padres cuando son mayores. puede implicar tener que cambiar de residencia para poder atender esta pligacién. © Batorial UOC. 140 nog La manera de coneebir el parentesco no es en forma de érbol, como el ante- rior, sino como un conjunto de familias relacionadas entre sf (ver figura 2.4). En l primer caso la profundidad geneal6gica puede ser muy grande, tanto como lo permitan los documentos de que se disponga, en el segundo, en cambio, no lo 5, porque ninguna rama familiar predomina claramente sobre las demés, y esto diversifica los posibles ascendientes que se toman como referencia. Con estos dos ejemplos hemos querido resaltar la importancia de adaptar la recogida del material geneal6gico a la manera como cada sociedad concibe ¢] parentesco, y es que las genealogias no se basan en lazos biolégicos, sino que son mis bien artefactos sociales, son una manera de organizar los lazos biolégicos, so si, pero lo importante es que esta manera de hacerlo tiene una naturaleza social y, por tanto, es diferente en cada grupo humano. Figura 2.4, Diagrama de familias nucleares. La Galera (Baix Ebre) Fuente: Mi Jociles (1989). La casa en la Catalunya Nova (pig. 76). Madid: Ministerio de Cultura Ademés, a partir de los ejemplos anteriores hemos tenido ocasi6n de ver que incluso dentro de cada cultura puede haber diferencias importantes en la mane- 1a de entender el parentesco, como sucede en el caso de los vezo, que distinguen, el parentesco en vida y una vez muertos, o el caso mismo de los catalanes, tanto en lo referente al contraste entre la Catalunya Vieja y las comarcas meridionales ‘como entre el mundo rural y urbano. 141 Capitulo, ta etnogatia como pices de campo En consecuencia, hay que tener presentes las particularidades del grupo hu- ;no que se esté estudiando y su manera de concebir el parentesco. Logicamente, las primeras etapas del trabajo no podemos pretender tener este conocimien- con detalle, pero si que hay que tener presentes los rasgos mas basicos e ir construyendolos en el trabajo etnografico. Teniendo en cuenta este factor, que es primordial, podemos distinguir ahora 's grandes maneras de obtener la informaci6n referida al parentesco, tal como \dican A. Barnard y A. Good:* 1) Genealogias objetivas Se reconstruyen a partir de buscar datos de diferentes fuentes, contrastando s informaciones obtenidas, para eliminar posibles errores 0 distorsiones. La es obtener un cuidado material histérico y etnogréfico que permita sacar inclusiones de tipo demografico, familiar 0 social 2) Genealogias subjetivas Reflejan la situaci6n tal como es percibida por las personas o grupos deter- ados y, por tanto, reflejan las diferencias de edad, de sexo o de condicién en concepcion del parentesco. Es el tipo de método que més a menudo utilizan antropélogos sociales. ‘Ademés, también se pueden distinguir las genealogias normativas, que ex- fesan las relaciones idealizadas o normativas entre personas o grupos, de las snealogias practicas, que expresan lo que la gente hace y, por tanto, st com- itamiento. Asi, pues, no hay una sola manera de aplicar el método geneal6gico, ya 1e, como sucede con cualquier técnica, debe adaptarse a los objetivos de la wvestigaciOn. Esto implica que, si bien hemos estado usando genéricamente el no genealogfa, ahora tenemos que hacer algunas matizaciones y distinguir diferentes opciones para recoger y sistematizar las informaciones relativas al arentesco. ‘Veamos, pues, a continuacién, las diferentes modalidades del método ge- eal6gico y sus posibles aplicaciones. Entre las diferentes posibilidades exis- tes, hemos escogido las siguientes, que son las que con més frecuencia se ‘utilizan en antropologia social: grupos residenciales y ciclos familiares, cartas je parentesco, genealogias y narrativas familiares. La distincion entre genealogies objetivas y subjetivas se ha extraido del manual siguiente: A, Barnard A. Good (1984). Research Practices inthe Study of Kinship (pg. 23-24). Londres: Academic Press. © Baton UOC. 1 Eimogrfie 4.1. Los grupos residenciales y los ciclos familiares Peter Laslett® divulgo una tipologfa y un método sencillo de representar Ja composiciOn de los grupos residenciales que se extendié répidamente entre las diferentes disciplinas implicadas en el estudio de la familia. Laslett impuls6 una investigacion comparativa en el marco del Cambridge Group for the Study Population and Social Structure con el objetivo de estudiar la estructura familiar en diferentes sociedades y momentos histéricos, tomando como base el anilisis ‘comparativo de las listas nominativas de poblaci6n. En los censos y en los padrones, los nombres de los habitantes son agrupados Por unidades residenciales, y esta clase de documentos existe casi en todas las sociedades. La propuesta de Laslett no era original, pero si result6 sumamente atractiva, porque facilitaba que todos los investigadores aplicaran un mismo método, una misma terminologfa y una misma forma de representaci6n, lo qu facilitaba poder comparar los resultados obtenidos. A continuacién, presentamos la tipologia propuesta por Peter Laslett para Clasificar los grupos residenciales y reproducimos la representacion ideogrifica de dos de estos tipos de grupos residenciales, realizada a partir de los signos q habitualmente se utilizan para representar los lazos de parentesco (tabla 2. figuras 2.5 y 2.6). La tipologia de Laslett, que ha sido readaptada para la organizaci6n de dat estadisticos, tuvo un amplio eco, como ya hemos comentado, pero tambit originé debates importantes, basicamente porque se identifica estructura f liar con grupo residencial, y no son lo mismo. Hay que tener presente una cuestin esencial: esta tipologia muestra la cor posicién de los grupos residenciales, es decir, del grupo de gente a menudo parentada que comparte una misma vivienda, nada més, y eso en si mismo € una informacién pertinente. La aplicacion de esta tipologia proporciona de hecho una imagen estiti un tipo de fotografia familiar, y si la comparamos con otras obtenidas antes 0 afios después encontraremos en una misma casa otras personas y of composicién $3 Para profundizar en tas ideas de P Laslett puede consulta . Laslett (1972), “Introduction: History of Family *. Bn: P Laslett y R. Wall (e.). Houschold and Family in Past Time (pg. 1 (Cambridge: Cambridge University Pres. 143___Cepitulo I. La etnogratia come prctica de campo fabla 2.2. Lazos de parentesco Categoria zi ease, 3) Vicos b)Soteros 0 con estat conjugal indterminado. 1. Solaris. 2) Hermanos covesidents. 2.Sin familia, b) Parientes coresidentes. © Personas sn relacion evidente. a) Parejascasadas sin his. b) Pareas casadas con hos. /© Viudas con hij. 6) Viudes con hijo a) Extendida ascendenternente- b) Extendida descendentemente. © Extenda colateralmente 16) Combinacion de 42-4 [a) Nucieo secundari ascendente. b) Nucleo secundario descendente. }2) Nucleos coateales. 6) Fériches. 36 6, Estructura indeterminada: Sb+ 5a 5b4 52443 5d Sd Se 1 Frrtches Sd+5e44¢ Sd + Se 4420 23. Familias simples 4. Familias extendas. 5. Familias mails. + Familia troncal Puente: P. Laslett (1972). “Introduction: the History of Family*. En: P. Laslett y R. Wall (ed). Household and Family in Past Time (pig. 31). Cambridge: Cambridge University, Esta evolucién del ciclo familiar (0 del curso familiar) ya nos informa mucho més sobre la estructura familiar, porque nos permite saber cémo se produce el trdnsito entre generaciones y cual es la logica de la reproduccién familiar. Por ‘este motivo es interesante completar aquella tipotogia con Ia reconstruccion de ‘cursos familiares, como hace Xavier Roigé en el caso del Priorat, 0 como hizo Dolors Comas d’Argemir en el estudio de un pueblo del Alt Camp. Para completa los estudios de estos autores se puede consultar: D. Comas d’Argemir (1988). “Household, Family and Social Stratification: Inheritance and Labor Strategies in a Catalan Village (Nineteenth and Twentieth Centuries) *. Journal of Family History (num. 13, pig. 143- 163); X, Roige (1989). Familia y grupo doméstic. Estratesas resdenciales en el Prionat (silos XIX y XX), lelda: Departament de Geografia Historia del Estudlo General de Llelda Baton vor as Braograti Figura 2.5, Figura 2.6. ES) : & rok © A OAs=serco Are viante Representacion grfica de ls categorias 3b y 3d Representacién gréfica de las unidades domeésticas Es esta dindmica la que permite saber si en una sociedad predomina la far milia nuclear o la familia extendida, por ejemplo. Es significativo que tanto en. Ja comarca del Priorat como en Ia del Alt Camp predomin6 la familia troncal, ya que existe el heredero tinico, pero aplicando simplemente la tipologia de Laslett resulta que los tipos nucleares son mucho més numerosos. En cambio, cuando se reconstruye el ciclo familiar se comprucba la exister ia de troncalidad, pero razones demogréficas o sociales (edad de matrimonio, edad de muerte, migraciones, etc.) hacen que en la evoluci6n de la familia ha etapas con grupos residenciales nucleares que son mas largas que las conform: das por grupos extendidos o miiltiples. En la figura 2.7. podemos observar la reconstruccién de un curso familiar que cada fase corresponde a una variaci6n del tipo de grupo residencial. Vem¢ también que en muchas etapas predominan los grupos residenciales nuclea ‘aunque el sistema familiar es claramente de tipo troncal. 145 Capitulo I La eenogatia como pictica de campo Las cartas de parentesco son el resultado de la reconstruccién de los parientes partir de un ego (que es como se llama a la persona que se toma como punto de ferencia), més alla de quienes comparten su grupo residencial. Las relaciones parentesco que se representan en las cartas de parentesco son, de hecho, una se de red social, una parte del conjunto de relaciones que tiene un individuo. Elisabeth Bott publicé en 1957 el estudio que hizo en Londres, y en aquel jomento significé toda una innovacién la aplicacién del concepto de red social del andlisis en el que se basaba. Tan s6lo recordaremos que el primer apartado la gufa de entrevistas que utilizé incluye toda la informacién necesaria para nnstruir una carta de parentesco, en la que no s6lo se trata de identificar a los rientes, sino también especificar el contacto que se tiene, ya que este era un sto esencial para situar el peso de los parientes en el conjunto de la red social. Las cartas de parentesco proporcionan muchisima informaci6n respecto de la fanizacién social y no s6lo respecto del parentesco, por ello han sido aplica- as sistemdticamente a la hora de estudiar algunos aspectos de la vida social en ue el parentesco tiene un papel significativo. Los procesos migratorios son un ejemplo claro, ya que es muy frecuente que personas que emigran lo hagan aprovechando Ia informacion y la red de spoyo que les proporcionan los parientes que han partido antes que ellos. Este jecanismo de acogida es conocido en ciencias sociales con el término cadenas igratorias. Es obvio que estas cadenas de parientes son una forma especifica de red al, una red que, como tal, no contiene todos los parientes posibles de una rsona, sino especificamente aquellos que se movilizan y hacen uso de este de recurso, que sirve para compensar otras carencias de tipo material que fen estos sectores sociales, Este fenémeno explica que en muchas ciudades haya barrios o sectores donde concentran personas provenientes de unos mismos lugares de origen. Asi 1o .dimos comprobar, por ejemplo, en el caso de la ciudad de Tarragona, donde ynstruimos los itinerarios migratorios de algunos de sus habitantes y constata- que en Jos primeros afios de llegada se conformaron densas redes de relacién lamamos conglomerados familiares, en el marco de los cuales circulaban © satan VOC. us Binogratie Figura 2.7. Curso familiar de una casa de campesinos acomodados de Vila-Rodona Capita Ih a etnograi como pritica de campo s y servicios y que constituyeron un importante recurso durante los prim- aos de adaptacién a las nuevas circunstancias.®* Lo que es importante entender de este modelo familiar de conglomerado tanto su proceso de formacién, como su légica de funcionamiento. Algunos igrantes se marcharon del lugar donde vivian porque se encontraban en una jaciOn muy precaria y tuvieron en la red de parentesco un marco de relacion de apoyo importante: informaci6n, acogida inicial, ayuda para encontrar tra- jo 0 conseguir vivienda, contraprestaciones entre mujeres para combinarse el tidado de los hifos, etc. En algunos casos, las condiciones de vida y de trabajo iniciales eran muy icles de afrontar, y, més atin, para las personas que disponian de menos re~ its0s (materiales, culturales, profesionales, sociales). De ahi la importancia pital que tuvo el parentesco como recurso humano y social. La moralidad parentesco se proyectaba también en las relaciones de amistad o vecindad, ue ampliaban la base de apoyo y ayuda, en un contexto en el que no todo el undo estaba en condiciones de realizar la misma clase de contraprestaciones. nos lo explicaba una mujer emigrante: “La familia de mi marido apenas nos ayud6, pues no se trataba de querer, sino de poder, ellos realmente no podtan.(.] Pero Ios paisanos y amigos que habian venido antes que nosotros eran muy numerosos ¥ nos animaban continuamente...Poco mas, podian hacer, pues todos estébamos igual: el comienzo era duro para casi todos, pero el hecho de estar entre gente conocida ya era mucho [..]. Formdbamas una familia y nos ayuddbamos mutuamente, Naclendo todo Io posible... en la medida de nuestras fuerzas..1 Los conglomerados familiares tienden a evolucionar més répidamente cuan- mas répida es la movilidad social ascendente de los individuos, especialmente tre las personas més jOvenes, las cuales, al casarse, a menudo se marchan del srio donde habian vivido con sus padres. Por lo tanto, hay constantes proce- 3s de fusion y fision de las unidades domésticas, que reestructuran las redes de laciones existentes y pueden ser mas abiertas y flexibles, Tara obtener mas detalies sobre el estuo dela ciudad de Tarragona puede leer D. Comas Argemir; J. Puadas (1991). “Famias migrantes:reproduccin de la Idenidad y de sentl- lento de pertenencis ", Papers (nm. 35, pig, 3356) 1. Comas drgemity JJ. Pjadas “Familis migranes: eproucclon de Ia identdad y del sen- timlento de pertenencia”. Papers. 1991: 43. {2 Bahowal UOC as En la obra de L.A. Lomnitz referenciada al margen, en la siguiente podemos encontrar, un ejemplo de carta de parentesco correspondiente a Parentela que vive en la barriada mexicana de Cerrada del Condor. Se trata de la parentela més numerosa que hay en el barrio, formada veinticinco familias nucleares que se distribuyen en cinco lugares difer A pesar del fracclonamiento de esta red, hay mucho contacto personal e i cambio reciproco entre los parientes. Los hombres comparten una misma (colocadores de alfombras), beben juntos y tienen su propio club de fuitb ‘mujeres mantienen entre ellas numerosos intercambios reciprocos, se ayul se visitan constantemente,** En la monografia de Lomnitz se pueden encontrar numerosas cai Parentesco, y este ha sido un instrumento metodol6gico esencial para Teconstruir los mecanismos y los recursos con que las familias afrontan tuacion de pobreza, y las variadas formas de ayuda mutua que hacen que sobrevivan. Un anélisis similar hace otra antropéloga, Mercedes Gonazéilez de la R en un barrio de Guadalajara, también en México, y resalta el importante de las mujeres en estas situaciones, especialmente en cuanto al mantenimi de las relaciones sociales que proporcionan favores y ayuda en el dia a en situaciones de emergencia, Para llegar a hacer una carta de parentesco, més 0 menos grande que la que hemos comentado de la obra de Lomnitz, Que organizar la informacién, haciendo un registro con los datos reco; Presentamos un modelo de registro en la tabla siguiente, que es el que ut ‘mos en nuestras investigaciones y que adaptamos a los objetivos que quer conseguir (lo que puede hacer varlar el nximero de columnas y la clase de i maciones que se introducen). Todas las personas que constan en el registro numeradas correlativamente, lo que permite relacionarlas con la represent: ideografica de la carta de parentesco (tabla 2.3). ST LA Lomnite (1983). $8 Fara obtener més sobre fos estudios de estos barrios mexicanos puede consultar: LA. (1983). Cémo sobreviven fos marginades. México: Siglo XXl; M. Gonzalez de la Rocha The Resources of Proverty. Women and Survival in a Mexican City. Cambridge: Bla Capita Ih. a etmografla como pecea de campo Nombre or de Relacién Spamces | Riad [OMe | Tabine | resdein | comet go | Tminctote te: Archivo de Etnografia de Catala, Las genealogias A partir de los ejemplos que hemos expuesto en el subapartado anterior jamos tener la impresién de que sélo la gente mas pobre utiliza la red que ‘nistra el parentesco como un recurso importante, y no es asi. También clases medias la utilizan, aunque en menor medida, es cierto, porque los anismos individuales estan més presentes, sin embargo, gracias al parentes- -circulan numerosos bienes y servicios, especialmente entre generaciones. Peto son, sobre todo, las élites econdmicas y politicas las que tradicional- ste han hecho un uso mas consciente y estratégico del parentesco como s0 social. En el caso de las élites se pueden reconstruir, l6gicamente, cartas de par- co, pero hemos preferido tomar este sector social como uno de los ejem- en los que con frecuencia se han aplicado las genealogias, que se dife- fan de las cartas de parentesco porque tienen una profundidad temporal grande (se reconstruyen mas generaciones) y, en cambio, una extensién al mas pequena. © Batoral UOC 130 Eunografis En la figura 2.8 podemos ver la genealogia de una familia de la élite barce- Jonesa a partir de la reconstruccién que hizo Gary W. McDonogh. Se puede ob- servar que en un determinado momento se realizan enlaces matrimoniales con personas pertenecientes @ la aristocracia: ésta fue una estrategia para obtener el prestigio social que el dinero no proporcionaba. En su estudio, McDonogh relaciona la organizacion del capital, la dinamica empresarial, los cambios en la familia y la ideologia de la clase dirigente. Cabe destacar el papel del parentesco en Ia reproducci6n de las élites como grupos de poder. Se puede deducir fécilmente que para reconstruir una genealogia hay que acudir a documentacion y fuentes de tipo historico, aunque hay pueblos que conservan y reproducen la memoria de quienes fueron sus antecesores, Debemos tener presente, ademés, otra dimensién importante, y es que una genealogia no acostumbra a reconstrulr todos los antecesores posibles de una persona, sino s6lo aquellos pertenecientes a alguna de las ramas que se consideran més relevantes. Pensamos que en un sistema de parentesco cognaticio como el nuestro el mimero de antecesores sigue una progresin geométrica: dos progenitores, Cuatro abuelos (dos abuelos y dos abuelas), ocho bisabuelos (cuatro bisabuc- Jos y cuatro bisabuelas), dieciséis tatarabuelos (ocho tatarabuelos y ocho tax tarabuelas), treinta y dos “re-tatarabuelos”, sesenta y cuatro, etc. Es bastante improbable que si alguno de nosotros quiere reconstruir cinet generaciones de su genealogia lo haga a partir de los treinta y dos antecesor que tiene, Toda reconstruccién geneal6gica implica un proceso de seleccién qui otorga més importancia a unas Ifneas que a otras, que quedan excluidas. Esta seleccion de ramas familiares es especialmente visible en el caso campesinado, sobre todo en lugares como Catalufa, donde el sistema de heres ro tinlco se asienta en la troncalidad y la casa se convierte en el oje que estru za ¢l linaje patrimonial, que es como se llama a esta clase de genealogia, vincula familia y patrimonio. ‘59. Hemosentraido la genealogia dela figura2. 12 dela siguiente obra: GW McDenogh (1989).Las, ‘nas familias de Barcelona, Historia social de poder en aera industrial (pig, 293). Barcelona, O: Otros trabajos interesantes son, por efemplo, el de B, Le Wita sobre la burguesfa de Patsy. LA, Lomnitz y M. Pérez Lizaur, que analizan monogrificamente una familia de la élite cana, B. Le Wita (1988). NV vue ni connue. Approche Ethnographique dela cultue bourgois. Maison des Sciences de Homme; 1.A. Lommnitz y M. Pérez Lizaur (1993). Una familia de ta ‘menicanc, Parentesco, clase y cultura, 1829-1980. México: Alianza (Capita I. La emogeafia como pedctica de campo 1st ail | © Baionat VOC 1s nog Martine Segalen® utiliz6 sistematicamente las genealogias para analizar ‘usos sociales del parentesco entre el campesinado de Bretatia, que se caract por la baja edad del matrimonio, un sistema de herencia igualitario y una m: 1a particular de trabajar las tierras, Segalen muestra especialmente la estruc de los vinculos de parentesco mediante la formacién de uniones caracteriza por un “Reencadenado de las alianzas”, es decir, por la boda de dos ps pertenecientes a casas que en generaciones anteriores ya habian emparentai entre ellas por el matrimonio. El ejemplo que Segalen expone en la pagina 150 del manual, referencia al margen, muestra de manera simplificada reencadenamientos de alianzas e tre diferentes grupos domésticos que viven en vecindarios diferentes. Se pu observar que la parentela se abre cuando incorpora gente de otros linajes pat ‘moniales, y se vuelve a cerrar cuando se hace una boda con alguno de los co sanguineos lejanos. En un contexto en que la herencia se divide, el matrimonio con consanj neos permite concentrar de nuevo Jo que la herencia dispersa, de esta manera, patrimonio no sale de la parentela que lo detenta. Es esta logica la que motiva preferencia de casarse con quien es “ni demasiado cereano” (como pariente), demasiado lejano” (como forastero), 1o que Segalen pudo probar reconstruy do los lazos matrimoniales a lo largo de varias generaciones. 4.4, Las narrativas familiares [A pesar de que muchas sociedades (entre ellas la nuestra) tienen sistemas parentesco cognaticio 0 indiferenciado, la memoria y la frecuentacion fat son selectivas: la gente no trata de la misma manera a todos los parientes tienen un mismo grado de relaci6n, y tampoco les recuerda de la misma era. Las narrativas familiares son elementos imprescindibles para alimentar ‘memoria familiar, y ésta suministra una representacién del grupo social al pertenece el interlocutor. Ya hemos comentado antes que la burguesia busca los antecesores los origenes y la legitimidad de su situacién social privilegias 60 El estudio de M. Segalen sobre el campesinado de Bretanaesté desarollado en la obras 'M. Segalen (1985). Quince sénérations de bas-retones, Paris: Presses Universitaires de France. 153 __ Capitulo ta esnogratia como pictica de campo jentras que la gente sencilla suele tener poca profundidad genealogica y, en io, una red social en la que los parientes ocupan un lugar importante. Las narrativas familiares est4n constituldas por todos aquellos elementos ales que de una manera u otra hablan de la familia, recuerdan determi- dos personajes, lugares y acontecimientos concretos que son referentes de la entidad familiar Si hace un siglo, por ejemplo, las conversaciones junto al fuego podian girar tomo a diferentes miembros de la familia o del vecindario, vivos 0 muertos, idos o temidos, ejemplares o humillantes, hoy la interaccion cotidiana no ita a hablar de la familia, En cambio, se utilizan otros tipos de soportes y for- textuales: las fotos, los recuerdos de viajes, los regalos, los videos de bodas, 0s rituales familiares, etc, Todos estos elementos tienen un valor simbélico va mas allé del valor material que poseen. No nos extenderemos mas en esta vertiente especifica del método genealdgi- ¥ acabaremos destacando la importancia de las narrativas familiares, ya que tituyen una de las maneras de que dispone un grupo social de construir la tidad. Al obtener narrativas familiares comprobaremos que el tiempo de la historia ‘se presenta como soporte del tiempo individual y familiar, sino al revés: los 105 hist6ricos se analizan a través del filtro del ciclo propio de la vida y del de la familia. Las narrativas familiares, pues, estructuran el recuerdo del fo, seleccionan los acontecimientos, ordenan los recuerdos: el tlempo de la lia organizal tiempo de la historia. i pues, las genealogias, entendidas como discursos y no s6lo como sistema .ciones, informan sobre la manera de concebir el pasado, de construir la a tradicién y de dar significado a muchos aspectos de la vida social. Por simbolos del parentesco figuran frecuentemente en la construccién de la je comunidad de un pueblo y de su “tradicién”, 2 Batomal voc 158 Eno 5. Fuentes documentales y archivos Jordi Roca i Girona En este apartado presentaremos diferentes tipos de documentos y su posi utilidad en el trabajo de campo etnografico. En concreto, nos centraremos en documentos textuales y, especialmente, en los que proceden de archivos. 5.1. El papel de los “papeles” en la etnografia Los documentos escritos en Ia perspectiva de Ia historia y Ia antropologia Hablar del uso de documentacién escrita por parte del antropélogo pi parecer, inicialmente, una paradoja. De acuerdo con la idea mas 0 menos reotipada segin la cual la antropologia se ha ocupado tradicionalmente de llamadas sociedades primitivas o folk, generalmente Agrafas 0 con un peso importante de la escritura, el interés del antropélogo deberia dirigirse, ne riamente, hacia la informacién de tipo visual y oral que proporciona la o! vaci6n participante. Bronislaw Malinowski, por ejemplo, advierte que los relatos de los misi 108 y los exploradores pueden ser poco fiables a la hora de estudiar el punt vista de las sociedades colonizadas, incluso los relatos de los informantes Vos pueden estar en contradiccién con lo que la gente realmente hace. El énfasis en la observaci6n participante como primera fuente de inform: contrasta, pues, con la atencién relevante que otros investigadores de dif ciencias humanas y sociales, especialmente los historiadores, han dedic: estudio de archivos y fuentes documentales escritas. Por ejemplo, segiin Ja jerarqufa establecida por los criterios del histo: Leopold von Ranke (1795-1886), la historiografia debfa preferir las fuentes ales escritas siempre que se pudiera disponer de ellas. En caso de que fuera posible, se deberfa conformar con lo que encontrara, con lo cual se al ed 155 Capitulo. 1a etnograta como précticade campo vver més del texto oficial. La informaci6n oral, en esta escala, representarfa da una opci6n de segunda categoria que permitirfa facilitar historias sobre snidades con fuentes de informacion pobres. ta posicién fue matizada por diferentes corrientes historiogréficas poste- , hasta llegar al actual movimiento de la historia oral, con Paul Thompsom i, que reivindica el valor de las fuentes orales como una forma de propor- presencia historica a aquellas personas cuyos puntos de vista y valores sido oscurecidos por la historia hecha desde arriba.*" En La voz del pasado Paul Thompson escribi “Los historiadores de la vieja generacién que ocupan cétedra y tienen las en sus manos son instintivamente reaccionarios a la introduccién de nue- métodos, lo que implica que ya no controlan todas las técnicas de sti pro- De ahi los comentarios despectivos respecto a los jévenes que van por la con grabadoras”. tensién entre el método histérico y el método etnogréfico se puede obser- mbién en las diferentes escuelas antropolégicas del siglo xx. Por ejemplo, icularismo histérico de Franz Boas acercaba las dos tradiciones y afirmaba de hecho, cada sociedad era el producto de sus circunstancias histéricas fetas. El estudio de la historia o los intentos de su reconstruccién era, pues, 0. otro extremo, el funcionalismo de los afios cuarenta y cincuenta -sos- ), entre otros, por A.R, Radcliffe-Brown- construfa modelos estéticos y icos a partir de un anilisis atemporal de los pueblos considerados “sin "". En contra de esta posicién, F.E. Evans-Pritchard argumenté ya en los ‘sesenta que la antropologia no podia ignorar la historia y cuestion6 el pre- jo aislamiento de las pequefias comunidades estudiadas por los etndgrafos sociedades cerradas y sin relacion con el mundo exterior y la complejidad relaciones politicas y econémicas nacionales y transnacionales. te la evidencia, que actualmente ya nadie discute, que el antropélogo estudiar y estudia, de hecho, las sociedades con tradicién escrita, y que fuentes documentales escritas para explicar, por ejemplo, los procesos cos de los pueblos colonizados, es importante aproximarse a los docu- de una manera critica, conocer la tendencia de una documentacién jprofundizar en ef movimiento de [a historia oral, se puede ler P. Thompson (1988). La voz fo, Valencia: Alfons el Magnanim. Thompson, La vor del pasado, 1988. 186 tnograis concreta, lo que clasifica, lo que trata de saber y cudl es su contenido para uti- lizar los diferentes tipos de datos que las fuentes documentales pueden ofrecer al investigador. Marshall Sahlins yuxtapuso el anélisis de un mito con el andlisis de docu- ‘mentos hist6ricos para explorar las diferencias en las interpretaciones emic y etic de la muerte del capitén James Cook a manos de los hawaianos el aho 1779. En cuanto a la actitud del etndgrafo frente a las fuentes documentales, Caroline B. Brettell se expresa de la siguiente manera: “Cuando el etnégrafo se aventura en un archivo debe aplicar los mismos criterios de evaluacién utilizados por los historiadores para determinar la correcta interpretaclon de los datos. Estos criterios deben incluir una valoracién de la posicién social, del nivel educativo y de las habilidades lingiisticas del observador, y de las actitudes que pueden haber tenido un papel en las observaciones registradas, qué se ha anotado y qué se ha omitido, cual es la audiencia y la motivacion para crear el documento, asi como su estilo narrativo. Como etnégrafo, también deberd evaluar el documento 2 partir del conocimiento etnografico actual, el sesgo etnocéntrico y las dificultades para captar unos valores culturales diferentes de los propio”. Por otra parte, no hace falta decir que los documentos que podemos encon- trar en un archivo, como cualquier otro tipo de informacién, se han de contex- tualizar debidamente para determinar su valor real para nuestra investigaci6n. 5.1.2, El valor de las fuentes escritas en las ciencias humanas y sociales En general, cabe decir que se ha dado una valoracién contradictoria de l fuentes escritas desde las ciencias humanas y sociales. Asi, por un lado, fuentes escritas, en el marco de la cultura occidental ~que es una cultura base fundamentalmente escrita, especialmente a partir de la invenci6n de la (68H andlisis de M. Sablins se encuentra en los libros siguientes: M, Sahlins (2981). Hist ‘Metaphors and Mythical Realities: Structure inte Early History ofthe Sandwich Islands Kingdom. ‘Arbor: University of Michigan Press; M. Sains (1988). Islas de historia, La muerte del cap Cook. Metafore, antopolagia historia, Barcelona: Gedisa, ‘64 Caroline B. Brettell (1998), “Fieldwork in the Archives: Methods and Sources in Histor Anthropology”. A: H.R, Bernard (ed). Handbook of Methads in Cultral Anthropology. Wal (Greek (California): Altamira Pees. alia como prdctien de campo ita-, se han considerado a menudo una especie de paradigma de la verdad, prueba de autenticidad casi incuestionable, y se ha dado un valor super vo a lo escrito. Se han mitificado, pues, estas fuentes como representantes la verdad primogénita, en linea con una visién positivista de los hechos :mentos como portadores de la verdad absoluta. Por otro lado, Ia influencia la corriente marxista las ha presentado frecuentemente como un reflejo de la jogia dominante, la cual, al intentar encubrir la realidad, las desvalorizarta 10 dato objetivo. La base de este planteamiento se encontrarfa en el hecho de que las cla- dominantes habrian sido las tinicas que habrian producido historicamente ites documentales: de hecho, en todas las sociedades jerarquizadas, los sec- altos o dominantes producen comparativamente mucha més informacion ita que los sectores subalternos. Dicho de otra manera, en las sociedades que se da mas importancia al documento escrito, este tipo de documen- da poca informacion sobre los grupos mas alejados del poder, y cuando lo es generalmente desde una perspectiva sesgada y dejando de lado amplios jentos de su vida social. Estos sectores ~con poca representatividad en los les de decision sufren, ademas de la marginacién documental producida selectividad de las fuentes, una desvalorizacién conceptual que considera alizaciones como erréneas o no significativas. No hay que olvidar, pues, en general, los documentos escritos que podemos encontrar en los archivos iucto del poder institucional y que, por tanto, la visi6n que nos aportan, realidad puede ser claramente sesgada, de acuerdo con Jos intereses de la fa hegemOnica, Veémosio en el sigufente ejemplo. de el triunfo de la Revolucién Industrial y la aparicién del modelo bur- ama de casa hasta la década de los aftos sesenta del siglo xx, los datos icOs recogidos en los censos y los padrones constituyen un buen ejemplo ipulaci6n o adecuacién de la realidad a los dictados emanados del mo- jinante en cuanto al trabajo femenino. acuerdo con este modelo burgués dominante, el papel ideal de la mujer Jo deberia constituir el de ama de casa, es decir, el de la esposa madre icacin plena a las responsabilidades del ambito doméstico; el hombre, idealmente, seria el tinico responsable del sostenimiento material de la ¥, por tanto, el encargado del trabajo remunerado extradoméstico. ‘Ros fijamos en las cifras referidas tanto a la tasa de participacién labo- enina como a la poblacién activa femenina en relacién con Ia total en © Editors vOC ass ogra ¢l Estado espanol en el transcurso de este periodo, observaremos unos indices bastante bajos (tabla 2.4). Tabla 2.4. 18,3% "ee ; : 145% 2 a = = i ia = Tal vez no podemos decir que estas cifras son totalmente falsas, pero en todo caso son bastante dudosas, ya que responden a la concepcién ideol6gica que hay en el trasfondo del modelo apuntado y que conlleva, por ejemplo, que to- das las mujeres que, ademas de trabajar en las tareas domeésticas en sti casa, 1o acian también en el campo -algo bastante habitual para muchas mujeres en esta época-, no constaran como trabajadoras, Esto pasaba también con las mujeres que trabajaban en negocios o empresas familiares ~como las tenderas- o que realizaban trabajo remunerado en casa Ja rama del textil, por ejemplo. Todas estas mujeres, en el padrén, se consign: ban bajo el epigrafe “su sexo”, “sus labores” o “ama de casa”, es decir, no acti laboralmente. Los sectores subordinados, los marginados y los desplazados se enfrent Puss, a realidades que pueden ser muy diferentes de aquellas previstas y ref} as por el sistema normativo hegeménico. Este ejercicio de negociacién, con correspondientes reelaboraciones que se hacen en la practica, generalmente queda recogido, sin embargo, por escrito, salvo en algunas excepciones cor las sanciones penales en las cuales quedan expuestas documentalmente. De Que surja la necesidad de aproximarse de alguna manera a estas elaboracio: alternativas. Ademds de la observaci6n directa y el recurso a las fuentes orales, la ol vaci6n documental, si tenemos en cuenta la potencial amplitud de docume: que incluye, como veremos més adelante, también nos puede ayudar a alca! este objetivo. tril UOC 139 Capitulo La etnograta como pctca de campo ‘Veamos dos ejemplos que ilustran la utilizacion de fuentes documentales 10 elemento de contraste, el primero, y de acceso al nivel de elaboraciones enativas, el segundo, El trabajo de Portelli es un buen ejemplo. Alessandro Portelli hace un excelente ejercicio de uso de las fuentes orales y las fuentes documentales en tomo a la muerte de Luigi Trastulli, ocurrida el de marzo de 1949 en Temi, Italia, en el matco de una protesta obrera contra OTAN. Portelli analiza, compara y contrasta fuentes de informacién escrita -nsa y actos de la instruccién judicial- y fuentes orales -versiones de los dros dirigentes de las organizaciones obreras, militantes y obretos de base; iciones-. Este ejemplo resulta especialmente interesante porque, a diferencia Jo que se acostumbra a sefalar y @ verificar, aquf los elementos de mistifi- ion y tergiversaciOn histérica -en el sentido de descripcién no fiel de los mntecimientos del pasado~ provienen tanto de las fuentes orales como de las antes de informacién escrita. Para el segundo caso, el de la utilizacion de fuentes documentales diferentes Jas oficiales para acceder al nivel de las elaboraciones alternativas, puede ir €l trabajo de Juliano sobre el lenguaje de los tartgos, en el que analiza la cin entre hombre y mujer en un contexto de fuerte inmigracién en un dodo de tiempo corto. La autora sefiala como idiosincrésico del tango el reconocimiento explicito se hace del hecho que es la mujer quien rompe la relacién amorosa y busca nuevo amor. En este sentido, este tipo de cancién describe perfectamente coyuntura en que los hombres de los sectores populares han perdido su cidad de controlar a las mujeres y ser los Atbitros de la situaci6n, y se hace jente la relacion que durante un periodo tuvo el tango con la sociedad que sabia generado, te ejemplo se encuentra desarrollado en la referencia siguiente: A. Potell (1989) “Historis ‘memoria: La muerte de Lulgi Trastuli. Historia y Fuente Oral (adm. 1, pag. 532). Barcelona licaciones cela Universidad de Barcelona. 2 Baworal UOC 360 raogeae 5.2. Tipos de fuentes documentales y criterios (re) definicién del concepto 5.2.1. Tipos de archivos y de documentos ‘Tradicionalmente la archivistica se ha preocupado sobre todo de orgai os documentos textuales 0 manuscritos en papel y pergamino relacionados, general, con el ambito administrativo. Todo este patrimonio documental, «1 Estado espanol, se encuentra distribuido por una serie de archivos de dife tipologia y titularidad que se pueden sistematizar de la siguiente manera: * Archivos de la Administracién central + Archivos de la Administraci6n autonémica + Archivos de la Administraci6n local + Archivos eclesidsticos * Archivos de entidades oficiales y corporaciones + Archivos privados La tipologia de documentos que se pueden encontrar en estos archivos bastante mas amplia que la que se refiere, s6lo, a los tradicionales document textuales. Podemos hablar de cuatro grandes tipos: + Documentos figurativos: caracterizados por tener elementos de dibujo o figuraci6n grafica. Dentro de este tipo de documentos podemos dist los documentos cartograficas -mapas y planos- y los documentos icono: cos-grabados, dibujos originales, carteles, estampas, etc. + Documentos en imagen: fotografia, postales, diapositivas, peliculas videos. 666 Para una vision completa y detallada de Jos aspectos tanto técnicos como te6nicos de la vistca, asi como de la realidad de los archivos en Cataluna y el Estado espanol principal ‘Puede consultarse el trabajo siguiente: R.Alberich y Fuguerss (2000), Los archivos, entre la ia histria y la sociedad del conocimiento, Barcelona: Ed. UOC. 161__ Capitulo La etnogatia como péctic de campo el ambito catalén hay que destacar los archivos fotogréficos del Centro jonista de Catalufla, del Archivo Historico de la Ciudad de Barcelona y ‘vo Comarcal de Igualada, y también la Seccién de Imagen y Sonido chivo Historico de Sabadell, el Archivo de Imagenes Emili Massanes de la cin de Girona y el Centro de Investigacion y Difusion de la Imagen del ramiento de Girona. Documentos sonoros: todo tipo de grabaciones de sonido, desde la entre- vista hasta la radio. desarrollo experimentado por la antropologia y la historia oral ha genera- reciente produccién de documentos sonoros y ha promovido la aparicién istas especializadas tales como Historia, Antropologia y Fuentes Orales 0 de nes especializadas en archivos como el Departamento de Fuentes Orales ‘hivo Historico de la Ciudad de Barcelona 0 el Archivo Hist6rico de la jon Obrera Nacional de Catalufia. Documentos impresos y colecciones hemerogrdficas: bandos, circulates, decre- tos y ordenes, periédicos y revistas periédicas. jemas de las fuentes documentales presentes en los archivos hay, obvia- otras, generalmente no incluidos en los archivos, que también pueden 1adas en consideraci6n en el marco de la investigacion etnogréfica, tales los objetos documentales todo tipo de realizaciones técnicas y artisticas humano-o la publicidad. \que su consideracién como fuente documental puede ser discutible y se en cierta medida lo que planteamos aqui, creemos que es interesante, al , dejar constancia de una forma de observacin indirecta consistente en r algunos de los rastros que deja tras de si la conducta humana, como las, 3s en diferentes lugares publicos 0 10s vehiculos usados. El proyecto sobre a de la Universidad de Arizona, iniciado en 1973, estudi6, por ejemplo, nes conductuales de consumo de los habitantes de Tucson analizando a de muestras representativas de cludadanos. conjunto amplio de fuentes documentales habitualmente ausentes de vos, destacaremos tres por su importancia de manera breve: imentos escritos personales: es interesante planteatnos que, si bien por ‘medio de las entrevistas pretendemos buscar datos preguntando a los mis- ‘mos individuos para saber qué piensan o qué creen, eso seria bastante innecesario si estas personas hubieran consignado esponténeamente en {© Baoual UOC documentos personales, por escrito, estos datos. Esto es 1o que Por ejemplo, Thomas y Znantecki en su obra pionera sobre los ai tores polacos, en la que utilizan documentos escritos personales y util también técnicas orales para completar los huecos que encuentran en documentacion.” En este sentido, es importante tener en cuenta que cuando se deja cia de algo en algin tipo de documentacién personal se hace voluntari ¥; Por tanto, se consigna lo que se quiere y s6lo aquello que se quiere, al nos tedricamente, Esto tlene una gran significacion porque en una ent Por ejemplo, cuando preguntamos obtenemos respuestas sobre cuestiones veces los informantes no se han planteado o, sencillamente, no les im, demasiado. * Obras literarias: cualquier obra literaria, sea del género que sea, pi valor documental en la medida que se convierte en la expresi6n, del individuo que la ha creado, de los valores y los estilos de vida de €poca, de una clase social, etc. En las obras literarias se pueden reco, temores, las preocupaciones o los anhelos de una sociedad. Ejemplo: Comaroff y Comaroff han estudiado las crénicas de misi conformistas sudafricanas en relacién con otras fuentes documentales prensa, novelas, publicaciones oficiales, canciones populares, dibujos y de nifios. En el anzlists de estas diferentes fuentes han sefialado la em. de un discurso ideol6gico coherente de resistencia®. Internet: constituye, sin duda, la mas reciente y revolucionaria documental. La informacién contenida en la Red se caracteriza, ottos, por su abundancia, heterogeneidad y relativa falta de filtros su circulaci6n y acceso. La etnografia, hoy por hoy, pese a tener en. ‘a Internet como fuente documental, parece haberse interesado abordar la red como objeto de estudio, en la medida que repres icono de la sociedad actual. 67 La obra pioners de W.F Thomas y F. Znaniecki sobre los campesinos polaos sl Thomas; F Znanecki (1984). The Polish Peaant in rope and America (ed criginal 1 Urbana: Universit of tino Press. {68 Las conclusiones del anisis de Comaroft y Comaroff se pueden encontrar en la obra © Comarat (1992). Ethnography and the Historical Imagination. Boulder: Westview Pi syans, en su libro Género chat. O cémo la etnografia puso un pie en el ciber- (Gedisa: Barcelona, 2003), lleva a cabo un analisis antropologico de este el chat, que él define como nuevo porque no es ni totalmente escrito ni te oral. wbién desde una perspectiva cualitativa y etnogréfica, el libro de M, ¥ G. Cliche (ed.), Intemet y Sociedad en América Latina y el Caribe (Quito: Ecuador, 2001), reflexiona sobre el hecho de que Internet agrava y am- distancias sociales y culturales en a regidn de referencia reproduciendo gias tradicionales y las formas dominantes de efercicio del poder, al que defiende la construccién de una cultura Internet fundamentada en jos de equidad social y cultural toda esta variedad de fuentes documentales el etnégrafo, segtin las ca- -as de su investigacion en cada caso particular, puede encontrar infor- es. Veamos algunos ejemplos is estadisticas sociales que llevan a cabo periédicamente tanto organis- 105 ptiblicos como privados (ayuntamientos, juzgados, etc.) sobre dife- rentes poblaciones u otros émbitos territoriales: censos de poblacién, de viviendas, de rebafios, de vehiculos, registros de nacimientos, matrimo- nios, defunciones, propiedades. Archivos parroguiales: datos genealdgicos, demograficos, sobre rituales reli- -giosos, cumplimiento pascual, status animorum, etc. ‘ementerios: genealogias, redes de parentesco, organizaci6n social y politi- (tamafo, aspecto, ubicacion y conservacién de las tumbas), etc. rchivos judiciales: conflictos, herencias, testamentos, crfmenes, etc. hivos médicos y hospitalarios: enfermedades, higiene, asistencia. Hemerotecas: seguimiento de fenémenos sociales por medio de revistas y \dicos (publicidad, opini6n, tratamiento de las noticias, etc.). eristica principal de la documentacién escrita utilizada como fuente aciOn es tal vez que el investigador no ejerce ningiin control sobre ién del documento (salvo, en cierto modo, del llamado biograma). Este provoca que el investigador se encuentre con materiales heterogéneos © Baitoral VOC 164 Binogrfis que a menudo no responden plenamente a su interés, a diferencia, por ejemplo, de Jo que ocurre con el uso de tests, cuestionarios, etc. Esto, tal y como comen= tamos en otto lugar, obliga al investigador a seleccionar lo que le interesa, @ interpretar 0 comparar diferentes materiales para hacerlos utilizables. 5.2.2. Archivos, memoria, patrimonio y conocimiento Los documentos que se conservan en los archivos estén ahi porque, en momento, se consider que contenian informacién relevante sobre la sociei que los habfa producido, Constituyen, por tanto, un elemento importante Patrimonio historico de esta sociedad que, ayer como hoy, seguird conservan Jos documentos acumulados y llevaré a cabo, a la vez, un mismo proceso selecci6n y conservacion de los documentos producidos por ella misma considere importante preservar. En el marco de la sociedad occidental, marcada desde hace siglos por documentacién escrita generada basicamente por los sectores dominantes, mayor parte de este patrimonio documental hist6rico conservado en los ‘vos remite a lo que podrfamos denominar una memoria historica de car més bien oficial y elitista. En nuestro contexto actual, caracterizado por la democratizaci6n del ac a la educaci6n y Ia irrupcién de los medios audiovisuales, nos encontramos, un lado, con el hecho de que la produccién documental ya no esta s6lo vada a los sectores sociales hegeménicos y, por otro, con que lo que se pi Considerar que contiene informacién relevante sobre esta sociedad no se Guce s6lo bajo la forma de documentacién escrita. Por no mencionar el ht de que la exigencia creciente de democracia y transparencia del proceso polit ¥ el riesgo de acciones juridicas aconsejan muchas veces a los dirigentes a rar los documentos que conservan y entregan. Por eso muchas transac importantes se hacen sin dejar constancia sobre papel. De hecho, asimism transformaciones técnicas y econémicas del siglo xx han provocado un brecimiento cualitativo del patrimonio documental sobre papel Esto tiene varlas consecuencias que, por su importancia, creemos necesario, cuando menos, apuntar brevemente, En primer lugar, es evid necesidad de redefinir los criterios de conservacién de documentos en los ‘vos, en el sentido de prever la inclusién, como ya hemos visto que se 1v0C 165 Capitulo La etnograia como prictic de campo r de diferentes tipos de documentos que van mas allé de los documentos les tradicionales. Esto, sin embargo, en muchos casos presenta una pro- tica que puede resultar incluso paradéjica, ya que buena parte de estos jentos actuales se presentan en soportes frégiles y obsolescentes: soportes, éticos, papel reciclado, fotografias en color, videos. La fragilidad y obso- cia de algunos de los soportes documentales actuales han hecho sefialar Alberch (2002: 176) que “Ia memoria de los tiempos més recientes podria imera al estar fijada en soportes que pueden desaparecer o borrarse en un lapso de tiempo”. r otra parte, tanto la generalizaci6n de la alfabetizaci6n como los nuevos imentos de grabacion audiovisual y su popularizacién han hecho posible produccién més grande y variada de documentos de una procedencia social amplia y diversa. Por este motivo nos encontramos en una situacién de una ‘vez mayor disposicién de documentos para preservar la memoria hist6rica bre todo, colectiva que, en su extremo més negativo, desembocarfa en una sin de la memoria, Todo ello nos lleva, por encima de consideraciones de cardcter més episte- 6gico, a una cuestion de naturaleza més bien técnica que, en cierto modo, ite divisar que en un futuro -tal vez ya en el presente mas inmediato~ 1 parte de las tipologias y consideraciones que hemos apuntado referidas ema de las fuentes deban de ser revisadas y redefinidas. Nos referimos, por plo, a la necesidad de incluir, desde la dptica archivistica, la conservaci6n Jas fuentes orales. La primera practica levada a cabo en este sentido ha consistido en registrar ivamente las transcripciones de las entrevistas, que son tratadas como un ivalente de las fuentes escritas tradicionales. De hecho, los investigadores tran escasa preocupacién por las cuestiones vinculadas a la calidad de las clones y a su conservaci6n y dep6sito en archivos especializados. Como apunta Dora Schwarzstein, a la archivistica se le plantea la necesidad, este contexto, de la evaluacion y la selecci6n -la aparente facilidad de la téc- ha producido una multitud de documentos orales de valor muy dispat-, y én de la conservacién y el acceso de documentos en diferentes soportes: abiertas, casetes, medios digitales, video, etc. EL planteamiento hecho por D. Schwarzstein se puede encontrar ampliado en la referencia si _gulente:D, Schwarzstein (2002). “Fuentes orales en los archivos: desafios y problemas. fistoia, Antropoogta y Fuentes Orales (nim. 27, pig. 167-177), © Batorial UOC. 166 Etnogn Su propuesta sefiala que los archivos deberfan tener las funciones siguientes: + Fijar los criterios de como los documentos deberfan ser identificados. + Establecer los principios técnicos de fidelidad auditiva. En cualquier caso, segiin este planteamiento, el apoyo auditivo es impres- cindible que sea entregado al archivo correspondiente de carécter publico 0 ac- cesible al pablico, La democratizacion y popularizacién de los archivos ~pat monio como depositarios de una parte de la memoria hist6rica y colectiva de una sociedad para las préximas generaciones~ asf lo parecen reclamar. El uso de Ia observacién documental por parte del etnégrafo La observaci6n documental, como hemos visto, puede constituir un bu complemento de las fuentes de informacion basicas del etndgrafo recogidas medio de la observacion participante. Entendemos por observacion document ese tipo de observacién que tiene como objetivo las realizaciones humanas, I productos de la vida social, en la medida que revelan las ideas, las opiniones las maneras de actuar y de vivir, ‘Sin embargo, los archivos, aunque son muy ricos en datos cuantitativos de tipo cualitativo, suelen ser extraftamente silenciosos por el antropélogo, que, de entrada, lo que interesa al antropélogo es bastante diferente de lo qi Jas administraciones estén interesadas en fijar documentalmente, Record {que a la etnografia le interesa, por ejemplo, lo que la gente hace cotidianam Y que, con frecuencia, el comportamiento real es diferente del comportamii registrado. ‘Muchas veces uno debe enfrentarse a Ia tarea no siempre sencilla de qué puede encontrar realmente en un determinado archivo, ya que los sis de clasificacién son muy variables y el rigor clasificatorio no siempre es del fiable, lo que provoca que algunos datos o materiales de interés etnol6gi estén consignados 0 que Io estén bajo denominaciones poco esclarecedos su contenido. Uno de los problemas del trabajo de archivo consiste en el registro informacion que se encuentra, ya que no siempre es posible o no siem tienen los medios adecuados para reproducir un documento: fotocopiar crofilmar la documentaci6n es la mejor solucién, pero no siempre es fa sal UOC 167 __ Capitulo. ta etnogata como prdctic de campo lo que muy a menudo no hay otro remedio que copiar a mano las partes ‘nos interesan, Por este motivo el antropélogo que acude a un archivo para obtener in- .cidn tendra que hacer a menudo un cierto ejercicio de imaginacién que lica, por ejemplo, saber leer entre lineas qué es lo que se nos quiere decir y qué, y qué se nos quiere ocultar ¢ interpretar el porqué. M.R. Hill escribié bro, Archival strategies and techniques”, que constituye una buena guia de jos para resolver algunos de los problemas de la investigacién de archivo pueden resultar bastante ttiles a cualquier antropélogo, especialmente si de llevar a cabo una investigacién etnohistérica ;plo: conexién de datos de archivo con el mbito vestigacion experiencia del autor en el trabajo con documentos de archivos histéricos finalidades etnogréficas contiene varios ejemplos en este sentido. Ast, la Ita de censos de bicicletas, de relaciones de salvoconductos y de censos males y cartos le dié pistas y constataciones interesantes en torno a la jematica de la subordinacién y Ia reclusién de la mujer en casa en el con- de las relaciones de género bajo el primer franquismo. La escasa presencia (ina en estos censos y relaciones se adecuaba perfectamente al modelo \Gnico dominante y constitufa, en buena medida, un ejemplo de su influ- _ Ahora bien, este mismo tipo de documentacién nos muestra, por lo que 'a por ejemplo a la titularidad de pequeftos negocios comerciales 0 tien- Juna idéntica situacion estadistica que, sin embargo, en este caso no se cor- de en absoluto con la realidad de una mayoria de mujeres responsables de estos negocios que, ademas, a menudo eran conocidos precisamente nombre de sus amas.” mismo ejercicio de imaginacién de la que hablabamos se puede obser- bién en el hecho de que algunos historiadores de la cultura popular, por Jo, han demostrado que es posible releet un cierto tipo de documentos de una manera diferente. Esto se constata, entre otros, en el uso de los judiciales, en especial los interrogatorios de sospechosos.”® Hill (1993). Archhal strategies and techniques. Newbury Park (California: Sage. rencia de Jordi Roca en relacién con la problemiética dela mujer en la posguesra se pue- tar en la obra siguiente: J Roca (1996). De la pureza a ia maternidad. La construcion del Femenino en la posguera espatola. Madrid: Ministerio de Educacion y Cultura, Famosos estudios de historia desde abajo se basan en actos inquistoriales: Montaliou, de Le Ladurie (1975), y El queso y los gusanos, de Ginzburg (1986). © Bakorial UOC 168 xnogeatis El etndgrafo, como el historlador, debe aprender a interrogar los documen- tos: cuando se hace mucho énfasis en algo, a veces el motivo quizés es que la realidad lo contradice constantemente. ¥ al revés, que no tengamos datos o que no se hable mucho de determinadas cuestiones no quiere decir que no existan o que no sean importantes, sino que puede suceder que no interese reconocerlas, aceptarlas 0 considerarlas por parte de aquellas personas que, en un momento dado, tienen el poder de recogerias y dar fe. La relaci6n entre lo que nos dicen, Jos documentos y lo que callan tiene la capacidad de hablarnos de los temores, los tabtes, las transagresiones y los puntos de vista de una sociedad. El investigador, ante cualquier informaci6n aportada por cualquier fuente documental, debe tener siempre un punto de escepticismo y de distanciamiento, Eso, sin embargo, no debe significar tampoco que pensamos sisteméticamente que Ios datos nos esconden la verdad. Precisamente, como ya se ha apuntado, el recurso a diferentes fuentes de informacién tiene el valor, entre otros, de contrastacion, de la contextualizacién y de la validaci6n de los datos. Segan hemos ido viendo hasta ahora, las fuentes documentales y los arc Vos, a pesar de su posible relacién inicial no muy evidente con la idiosiner: de la investigacién etnogréfica, poseen un valor y unas caracteristicas que, embargo, pueden resultar bastante tities para la etnografia. En realidad, la p lemética de uso de estas fuentes en etnografia no es diferente de la que afé al resto de posibles fuentes de informacién que se utilizan en el marco de investigacion en ciencias sociales y humanas. Por ejemplo, se ha destacado a menudo, en cuanto a las fuentes docum tales escritas, el sesgo que les afecta por el hecho de constituir un tipo de d ‘mentacion filtrada por diferentes instancias administrativas, de clase social, Esto, vale decir, no representa una caracteristica distintiva de este tipo de entes, sino que es algo que esta presente en el conjunto de vias de informa que puede tener al alcance el cientifico social. Cualquier investigador debe ser consciente de que, de entrada, no se establecer una jerarquia de valor entre las diferentes fuentes de informacion privilegie unas por encima de otras de acuerdo con una supuesta bondad de las primeras respecto de las segunda. Lisa y lanamente: no hay fuentes de informacién ni mejores ni peores otras. Lo que hay, ciertamente, son objetos y objetivos de investigacién ‘cretos y especificos. Y son precisamente estos aspectos, centrales en c\ investigaci6n, los que en titima instancia tienen que ayudar a escoger la 169 __ Capitulo I. La etnograia como prictic de campo ‘trabajar con unas fuentes u otras a la hora de buscar y construir los datos que deben permitir avanzar en la investigacion. Cosa distinta, nada contradictoria con lo que se acaba de decir, es que la inves- in etnografica, por su naturaleza, tiende a privilegiar un tipo de observacion ta, en el que la observacién documental no suele tener un papel muy im- ante. Esto cambia sobre todo cuando estudiamos sociedades como la nuestra, de la presencia de la documentacién gréfica y escrita es una constante. No podemos ignorar la documentacién escrita generada por la comunidad estudiamos o que se relaciona con ella. Por otto lado, tenemos que elaborar as técnicas de trabajo con datos documentales que nos permitan aproxima- es no tanto basadas en su fidelidad objetiva como en lo que nos muestran re determinados aspectos culturales y sociales. FC. Gamst” en un estudio so- -maquinistas de tren, utiliza una amplia serie de documentos como manuales, trucciones, horarios, manuales técnicos, publicaciones de los sindicatos y Administracién, boletines, circulares, etc. No es dificil imaginar que en algunos casos es bastante problemdtico conce- ‘una aproximacién etnografica que no preste atencién al material documen- ‘Hay dos puntos clave a tener en cuenta a la hora de trabajar con documentos ric Los documentos histéricos se deben leer desde una gran sensibilidad por el texto social, politico y cultural en que se han producido. fenemos que trabajar para identificar no s6lo el etnocentrismo del escritor yr de un documento, sino también nuestro propio etnocentrismo como dores de este documento. ‘omo ya se ha hecho patente por lo que hemos comentado hasta ahora, en as circunstancias, de acuerdo con los propésitos de la investigacion, la ob- ion documental puede ser bastante itil al etnégrafo. L.A. Roubin propone juema de investigaci6n en tres fases que incluye”: Observacién participante Observacién documental Observaci6n participante ‘Gast (1980). saber mis cobre la clasficaciin en tes fases de LA. Roubin puede consutarse: LA Roubin 1). “Archivos historicos Interes de las Fuentes de archivos locales en la etnologa europea *. En: ‘Creswell y M. Godelier (comp) Utes de encuesta yd ali antropolics (pg, 31-38)- Madr: ents. © Fatortal VOC. 170 La primera fase, la de observacion participante, es una primera toma de tacto, una exploracién que debe aportar un primer conocimiento superficial grupo o colectivo social que se quiere estudiar. ‘Tras esta primera fase, el etndgrafo esté preparado para abordar y entent en una segunda fase, las fuentes documentales del grupo elegido, Io que re sentard una ampliacién del conocimiento etnogréfico. El andlisis docum: aporta informacion y una comprension mayor del grupo estudiado. A partir del conocimiento de los materiales de archivo, el etnégrafo pu organizar un retorno al campo para buscar informaciones mas exactas y preci Jo que constituye la tercera fase del esquema comentado, Esta tercera fase representa la segunda estancia de campo, se caracteriza por la profundiza Segin Roubin, es la tinica que permite alcanzar una familiaridad cada vez profunda con el grupo estudiado, ya que, como él dice, al etn6logo sélo se le informaci6n en la medida que se ve que ya sabe. 171_Capituto La etnograta como prictica decompo grafia, dibujo y grabaciones audiovisuales rdi Roca i Girona papel o funciones de la imagen en Ia etnografia formas utilizadas tradicionalmente por los etnégrafos para llevat a cabo la fa de datos -lo que se llama generalmente técnicas de informacién— han sido jentalmente la observaci6n y las entrevistas. El formato habitual para 1 los datos obtenidos por estos procedimientos es la escritura, lo que ha Tugar al conocido diario de campo, en el que el etndgrafo anota lo que ve, siente, las conversaciones que mantiene, las impresiones que recibe, etc. luso el uso de grabadoras, para el caso de las entrevistas, que se ha ido ando en la préctica del trabajo de campo, acaba produciendo un docu- escrito, resultante de la transcripcién de la conversacién. ‘embargo, ya desde sus inicios, el trabajo de campo etnogréfico se ha », en mayor o menor medida, de otros mecanismos de grabaci6n de las, aciones obtenidas por el etnégrafo. De hecho, muchas de las etnografias contenfan fotogratfias y dibujos relativos a la comunidad estudiada. general se puede sefalar que la imagen ha desarrollado y sigue desarro- stro grandes funciones en el marco de la antropologia: Como elemento aislado que se incorpora con propésitos ilustrativos 0 testi- ss en forma de postal etnogréfica, como refiere Geertz”. La imagen tiene, 1a condicién de carcter probatorio que se adjunta al texto resultante de stigacin etnogréfica. La cémara permite la captacion de la realidad en .dera esencia” ~el principal supuesto del realismo empirico dominante imeras décadas de la etnografia audiovisual—y conlleva la posibilidad de que de otra manera queda relegado a la imaginacién construida en base ipci6n textual. Sin embargo, cabe decir que las primeras fotografias icas tendieron a buscar una autenticidad de los pueblos primitivos que jeraba perdida con la colonizacién, de manera que al hacer la fotografia ban las poses y las maneras de vestir del momento para aproximarse @ 1989) Batons UOC 1 inograia la idea que se tenia de estos pueblos antes del contacto con la “civilizacién”. La fotografia, pues, servia para preservar la autenticidad del pasado, y la manipu- laci6n del presente era justificada por la reconstruccién etnografica.”* ) Como fuente documental. Nos referimos aqui al anélisis de producciones fotograficas 0 filmicas ya existentes, concebidas 0 no con un propésito expresa- ‘mente etnografico, que poscen, pues, un estatuto equiparable a cualquier otro tipo de documentacién utilizable en el proceso de investigacién en el marco general de lo que hemos denominado observacién documental. El audiovisual se incorpora, en este caso, como objeto de estudio y forma parte de la cultura material de un grupo social. Su valor residiria en el hecho de que permite el conocimiento y anélisis de las situaciones culturales, los cambios y las transfor- ‘maciones sociales. En este sentido, hay que tener presente la doble dimensin ~denotativa y connotativa- de la imagen: lo que la imagen muestra y como es. interpretada y utilizada por los miembros de la cultura que estudiamos, El nivel de andlisis denotativo se refiere a los elementos observables ¢ identi- ficables de la imagen (posici6n de la cémara, incidencia de la luz, composicién escéniea, etc.), mientras que el nivel connotativo tiene que ver con la interpre- tacion efectuada por el receptor a partir de la contemplacién de la imagen, La célebre fotografia tomada durante la guerra de Vietnam muestra, en su nivel denotativo, una nifia desnuda corriendo hacia la cémara por una carretera, hillando de dolor, los brazos abiertos, dejando atrés un poblado, Parece claro Que la connotaci6n de la fotografia apunta al hecho de mostrar los horrores de Ja guerra. Como sefiala Sontag”, fotografias como ésta tal vez contribuyeron més que cien horas de atrocidades televisadas a agudizar la revulsin del pablico ante la guerra. La foto, sin embargo, précticamente no fue distribuida por la Associated Press. La interpretacién de este veto, también dentro del nivel con- notativo, parecerfa estar en la perturbacién que pudiera conllevar la vision de la Gestrucei6n y la devastacion bélica. Sin embargo, el obstéculo lo constituyé la desnudez de la nitia.?* ©) Como técnica de obtencién de datos en el trabajo de campo, en el marco Gel diseio de proyectos especificos en el que la fotografia o la filmacién puede formar parte integrante de un proyecto de investigaci6n. En este caso, cl audio- visual es considerado parte de la metodologfa de trabajo. Su valor esté, en esta ocasion, en el potencial especifico de la imagen para la exploracién y la toma 76 B. Ardévol, 2001; 52. 77S, Sontag, 1981: 28. 78 N. Lacey (1998), citado en J, Grau (2000),

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